Año de publicación: 1954
Valoración: Muy recomendable
Que tras más de 6000 entradas solo hayamos reseñado un libro de Juan Carlos Onetti solo puede querer decir dos cosas: que somos unos "dejados" o que hoy en día casi nadie lee al uruguayo. Prefiero quedarme con la primera de las opciones, la verdad.
Sea por una cosa o por otra, dejo por escrito el propósito de ir llenando ese vacío (tengo que leer / releer La vida breve, Juntacadáveres o Dejemos hablar al viento, que andan por casa "poniéndome ojitos"). Para empezar, hoy es el turno de Los adioses, un librito muy muy breve que queda fuera del ciclo de Santa María y de los personajes que pueblan buena parte de la obra de Onetti. Independientemente de esto, es una obra 100% Onetti, tanto por estilo como por temas o por ambiente.
Porque Los adioses es una novelita filosófica y/o metafísica que lleva en su interior una historia de amor y una intriga de corte casi policial, un texto que juega con el lector ya que esconde más de lo que muestra, una obra que bebe del cine de la época, de la pintura y de la fotografía y que nos ofrece, una vez más, un testimonio de la desgracia y el fracaso. Dos frases son claro ejemplo de esto último:
No es que crea imposible curarse, sino que no cree en el valor, en la trascendencia de curarse.
Es inútil dar vueltas para escapar al destino.
El argumento de la novela podría resumirse en la llegada de un extraño, al que conoceremos simplemente como "el hombre", a un pueblo sin nombre en el que un hospital atiende a enfermos de tuberculosis. Pero esto no es La montaña mágica, ni mucho menos. Es, por el contrario, la reconstrucción de los pasos de "el hombre" vistos desde la perspectiva del almacenero, otro extraño llegado al pueblo 15 años atrás. O, mejor dicho, desde una perspectiva construida a partir de sus observaciones, de sus imaginaciones, de las observaciones e imaginaciones de terceros.
Esta es una de las claves del texto: la fiabilidad del narrador. ¿Quién es el narrador? ¿Cómo ha llegado hasta allí? ¿Cuánto de verdad hay en lo que vemos u oímos, en lo que imaginamos, en lo que inferimos, en lo que interpretamos?
La otra es el personaje de "el hombre": ¿Qué le ha llevado al pueblo? ¿De qué huye (si es que huye de algo)? ¿Quiénes son las dos mujeres que le escriben y le visitan? ¿Cuál es su relación con el hombre y con el pasado y el presente de este?
Preguntas y más preguntas que solo obtienen una respuesta parcial en las páginas finales del libro.
Si por algo destaca Los adioses es por ese ritmo tan característico de la prosa de Onetti (no confundir con el ritmo de la propia acción, ojo). Hablo de sus párrafos densos y cargados de imágenes, del ritmo y las pausas de la frase, que parecen adaptarse a la entrecortada respiración de los enfermos que pueblan la novela. Pero también hay que citar paisajes, ambientes y secundarios casi espectrales que otorgan una magnética sensación de irrealidad.
Como podrán deducir quienes no hayan leído hasta ahora a Onetti, hablamos de un libro no apto para todos los públicos. Hablamos de uno de los más claros ejemplos de los considerados "escritor para escritores", de un texto que no "explicita", que el lector ha de completar a su manera y en el que, a veces, el propio estilo se impone a la trama. Que esto no os eche atrás, de verdad. Onetti es uno de los grandes de la literatura hispanoamericana del siglo XX y eso es mucho decir.
También de Juan Carlos Onetti en ULAD: El astillero
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