Año de publicación: 2019
Valoración: Curioso
Mayo del 2018. Dani, Bea, Albert y Tamara inician un encierro de tres días en una casa de una aldea de Lleida. Su objetivo es invocar una historia que gire alrededor de la cacería de brujas que asoló la región en el pasado. Para escribirla deben turnarse en dos ordenadores portátiles.
Esta es tanto la premisa de Bronwyn y el monstruo de cuatro cabezas como la metodología que se empleó a la hora de parir este breve artefacto repleto de creatividad, camadarería y bizarro que mezcla ficción, autoficción y metaliteratura.
Personalmente, lo he disfrutado mucho. En primer lugar, porque salió de cuatro escritores cuyo estilo me gusta: Manuela Buriel (uno de los pseudónimos de Dani), Beatriz García, Albert Kadmon y Tamara Romero.
También porque tiene un planteamiento y estructura moderadamente originales, alberga varias ideas refrescantes en su excentricidad, presenta una atmósfera muy lograda, sus personajes experimentan cierto crecimiento y contiene imágenes potentísimas que oscilan entre el fantástico de Tamara (más cercano al realismo mágico) y el de Albert (más "splatter").
El hecho de haber leído anteriormente a los cuatro escritores de Bronwyn y el monstruo de cuatro cabezas (e incluso conocer en persona a algunos de ellos) puede haber contribuido a que esta novela corta me sedujera. Y es que reconocía la voz de Dani y Albert en sus respectivos capítulos, o la personalidad autoral de Beatriz y Tamara en los suyos.
Pero no os penséis que esta obra aportará poco a un lector menos familiarizado con sus autores, pues, como he comentado antes, presenta múltiples virtudes. Además, aunque se adscribe al bizarro, un género bastante minoritario, resulta fácil seguir su argumento, y a la postre deja el regusto satisfactorio de toda literatura colectiva y lúdica.
Ah, por si la gestación de Bronwyn y el monstruo de cuatro cabezas no fuera lo suficientemente interesante, dejad que os diga que su presentación sucedió en un antro (ojo, no uso esta palabra con connotaciones negativas) BDSM, en el que los cuatro escritores realizaron distintas performances por separado.
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