Título original: Vi er ikke her for å ha det morsomt
Año de publicación: 2022
Traducción: Ana Flecha Marco
Valoración: recomendable
Knut Pettersen es un escritor noruego de mediana edad -mediana edad más bien pasadita- que conoció el éxito literario veinte años atrás, pero que desde entonces ha ido viviendo un paulatino declive, tanto en lo literario y financiero -de hecho, para sobrevivir debe trabajar esporádicamente en una residencia de ancianos- como en lo que respecta a sus relaciones amorosas, familiares y sociales... Vamos, que su vida sería parecida al lento rodar de una piedra por la ladera de una árida montaña. En éstas, recibe la invitación a un importante festival literario, con el inconveniente de que debe participar en un coloquio sobre la infidelidad junto al marido de su ex-mujer y, peor aún, a una escritora que describió un supuesto episodio de acoso sexual por su parte en una novela de autoficción (por lo que no cabía defenderse legal ni casi públicamente de tal acusación). Acuciado por su situación económica, pero también por su deseo de volver a formar parte del mundillo literario, Knut acude al festival junto a su amigo y vecino Frank.
A partir de esta premisa, Nina Lykke nos hace acompañar al muy neurótico y deprimido Knut durante los días previos a tal evento, que le causa una ansiedad considerable, añadida a la amargura y el desencanto provocadas por su situación profesional y familiar, amén de su pesimismo vital, en general. Con tan agobiante mochila, Knut hace frente al cambiante y desconcertante mundo que le rodea con reflexiones caústicas en su lucidez sobre lo que se va encontrando y también -no es menos importante- sobre los recuerdos de sus comportamientos pasados. Sin embargo, y aunque la novela es irónica y hasta mordaz sobre ciertos excesos del "feminismo" (lo pongo entre comillas porque no me atrevo a afirmar que se trate de actitudes propias del verdadero feminismo... Aunque tampoco me atrevo a determinar en qué consiste eso del "verdadero feminismo"), el llamado "wokismo" o, sin más, el postureo de cierta intelectualidad que siempre intenta nadar y guardar la ropa, éste no es un libro que pretenda pelear en la cacareada "guerra cultural" a la que nos están obligando a asistir en los últimos tiempos (pese a lo que considere algún que otro opinador extremocentrista que lo ha reseñado). Ni tampoco su autora es una de esas indignadas mujeres que se aprestan a acudir en defensa del vapuleado varón blanco heterosexual y pitopaúsico de mediana edad; entre otras cosas, porque nos presenta a su protagonista, más que como un ser noble e incomprendido, como un tipo un tanto gilipollas (en el sentido más cariñoso del término, si es que lo hay): si la vida de Knut es un desastre, en buena parte es culpa suya... lo que no significa que no podamos sentir empatía y hasta algún cariño por él, que tampoco es ningún monstruo, sino un individuo inofensivo y más bien pusilánime (aunque no durante toda la novela, pero no quiero adelantar nada).
En realidad, yo diría que, más que una visión o reivindicación del punto de vista del varón blanco, heterosexual, etc., lo que encontramos en esta novela es el punto de vista (generalizando mucho, claro está) de la generación que nació en los años 60 y se hizo adulta en los muy modernos y rompedores 80, para llegar o incluso superar la mediana edad y darse cuenta de que ya no son modernos ni rompedores y que el mundo ha cambiado, dejándolos atrás o, cuando menos, demodés. OK, boomer, que se decía hace no mucho (sospecho que la expresión ya está también demodé), pero, ¿a qué viene todo esto? Bueno, pues porque la autora de la novela tiene, por casualidad, la misma edad que el protagonista y cabe suponer que comulga con muchos de los airados pensamientos de éste, aunque ya sé que, en puridad, pertenecen a un personaje de ficción y no tienen por qué compartirlos. No obstante, cuando menos se le han ocurrido a ella, fruto, probablemente, de la observación y escucha a sus coetáneos.
Que tampoco se entienda esto como una crítica negativa al libro, ojo; de hecho, yo también puedo compartir algunas de las reflexiones de Knut (*) (es lo que tiene ir haciéndose viejo) y, en cualquier caso, la novela resulta, si no hilarante, bastante divertida, como buena ficción con el típico personaje metepatas, combinado aquí con el -casi- viejales cascarrabias. Además (y reconozco que con esto me ganó) de soltar varias inventivas contra la moda fulera de la autoficción -de hecho, a la escritora que le acusó, en un libro de este género, de haberla acosado sexualmente, Knut la llama, y aquí la ironía parece dejar paso al sarcasmo, La Escritora de la Realidad-. Lástima, de todos modos, no saber más sobre el ambientillo literario noruego, para poder disfrutar plenamente de la malicia de doña Nina Lykke, aunque bueno, es de esperar que sea bastante parecido al de aquí o de cualquier otro país. Eso sí, con mejores canapés de salmón, supongo.
(*) Sé que habrá quien piense, tal vez con razón, que como señoro que soy no tengo derecho a opinar sobre una novela escrita por una mujer y traducido por otra (la cubierta parece que la ha hecho un maromo), aunque trate sobre un personaje de mi misma especie... Pero como, al fin y al cabo, creo que el tono de la reseña es bastante positivo hacia el libro, estoy seguro de que, al menos en esta ocasión, a ninguna de las dos le parecerá mal.
5 comentarios:
Hay edición en español? Muchas gracias. Jose hdez
Hola:
Sí , claro, la de Gatopardo ediciones.
Reiteró las gracias. Y mil gracias por el blog. Jose hdez
Reitero. Sin acento
Me gustó la novela y por supuesto la crítica al Correctismo político actual y con éxito. Es hasta raro que para El Pais esté entre sus 20 mejores novelas extranjeras del 2024. El Wokismo tiene un credo y aqui se analizan algunos creo como lo que has citado "denuncias" de delito sexual no probadas en un juzgado, libros sobre minorias que no se pueden publicar porque cuentan la verdad y en esta hay algo negativo de esa minoria o si usas tecnica de autobiografía apropiación cultural, comida vegetariana, feminismo con hiyab, genero sexual a la carta, tenía que haberlos apuntado...yo tengo 57 y no tengo pareja, me parezco bastante al personaje.
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