martes, 2 de junio de 2020

Lewis Carroll: Alicia en el país de las maravillas

Idioma original: inglés
Título original: Alice's Adventures in Wonderland
Traducción: Juan Gabriel López Guix (ed. en castellano) / Salvador Oliva Llinàs (ed. en catalán)
Año de publicación: 1865
Valoración: muy recomendable

Creo poder afirmar sin equivocarme que, en mayor o menor medida, «Alicia en el país de las maravillas» es un libro que la mayoría de vosotros conocéis, ya sea por su lectura o por el visionado de la película de Disney. Pero como en ULAD intentamos diversificar y no dejar en el olvido obras que han marcado la vida lectora de nuestros seguidores, era necesario incluir en el blog este libro de Lewis Carroll y hacerlo de manera específica, aunque ya se hizo mención de ella en la entrada «Alicia anotada», de Martin Gardner. Así que vayamos a ello.

Empieza la novela con la pequeña Alicia paseando por el bosque cuando, de improvisto, ve como un conejo que va corriendo se saca del chaleco un reloj y después de mirar la hora dice que llega tarde. Alicia, intrigada por ver un conejo con chaleco y reloj decide seguirle los pasos hasta que se mete en una madriguera y cae por un pozo interminable hasta llegar a un pasillo que da a una gran sala. A partir de aquí, empiezan a suceder extraños sucesos que llevarán a Alicia a un mundo extraño y confuso en el que nada en apariencia tiene sentido.

Con este principio empieza una novela que en apariencia podríamos catalogar de novela de aventuras, con una serie de obstáculos e infortunios con los que la joven Alicia se encuentra, pero que si superamos esta primera capa de profundidad lectora encontramos bastante más, pues la novela nos habla especialmente de la pubertad y el paso de la infancia a la adolescencia. Esto se hace evidente en los múltiples cambios físicos de Alicia que a menudo no comprende y en otros casos incluso no desea. La propia Alicia da muestras de ello cuando, hablando con el personaje encarnado por la oruga, esta le pregunta «y tú, ¿quién eres?», a lo que Alicia contesta «en realidad, en este momento, no lo sé a ciencia cierta» demostrando así, de manera explícita, las dudas que conlleva esta etapa vital y afirmando, también, que «para empezar, ni yo misma puedo entenderlo».

Envuelta en un mundo extraño, poblado de personajes estrambóticos, Alicia se siente perdida en este nuevo mundo y parece que solo ella misma es quien debe hallar su camino. Esto queda evidente cuando le pregunta al gato de Cheshire qué camino debe tomar y el gato le responde diciendo que «eso depende de donde quieras llegar» a lo que Alicia responde que le da bastante igual y el gato le responde que, en ese caso, puede escoger el camino que quiera, evidenciando así la falta de rumbo en épocas de cambio, de crecimiento, de incertidumbre propia de la edad.

Otro aspecto que ejemplifica el paso de la infancia a la madurez es la constatación, por parte de los niños, del poco poder de decisión que tienen. Esto es algo que experimenta Alicia, pues a menudo se ve ninguneada por los animales (algo que ella no acaba de entender pues ella debería estar por encima); en este aspecto hay un metamensaje que expresa el paso de niño a adolescente, en el que uno toma consciencia del poco poder que se tiene enfrente a los adultos. La propia Alicia se sorprende de ello, y Carroll lo evidencia al narrar que «Alicia no dijo nada, nunca la habían contradicho tanto en su vida»; también hay muestras de ello cuando, en conversación con la duquesa, esta le responde que «tú no sabes casi nada (…) y esto sí es un hecho».

La novela, en este tránsito de Alicia hacia la madurez, nos habla también sobre la responsabilidad de nuestros actos, pues Alicia tiende a tomar decisiones de manera poco meditada con el consecuente resultado que debe afrontar, algo a lo que no está acostumbrada. De igual manera, nos habla también sobre los deseos y qué ocurre cuando lo conseguimos, tratando asimismo sobre las consecuencias de lograr aquello que deseamos sin tener muy presente qué implica más allá de en primer instante. Este aspecto se hace evidente especialmente en los primeros capítulos.

De igual manera, también habla sobre el poder de las palabras, sobre la asertividad y la empatía, sobre el cómo decir las cosas influye en la reacción de los demás como ocurre en una conversación con la oruga en la que Alicia le objeta que «¡Trece pulgadas es una altura miserable!», a lo que la oruga le contesta que «Es una altura que está muy bien». El resultado de la conversación acaba con Alicia pensando que «ojalá los animales no se ofendieran tan fácilmente».

Trata también sobre las clases sociales, los que mandan siempre y los que deben obedecer. Esto se evidencia en el personaje de la reina de cartas, que tiene cierta afición por solicitar que corten la cabeza a sus súbditos, mostrando así el poder de los que están siempre por encima. De igual manera, también explora las diferentes personalidades y caracteres, trasladando estas diferencias a las distintas especies y animales con los que se topa Alicia.

Estilísticamente, el ritmo es elevado, con grandes sucesiones de personajes, a cuál más pintoresco, que ofrecen cada uno de ellos una particular visión del mundo y que tiene una cualidad que les identifica claramente. Asimismo, el ritmo narrativo es trepidante y su mensaje contiene mucho más que lo que sus ciento y pico páginas parecen. El autor también juega, hábilmente, con las palabras, rozando en ocasiones el diálogo del absurdo, cosa que divierte a los pequeños, pero hacer pensar a los mayores con sus dobles significados.

En definitiva, este breve cuento trata sobre qué implica hacerse mayor (como cuando le dice a la «Qué manía, está de querer extraer la moral a las cosas»), qué ocurre cuando dejamos atrás la inocencia y debemos empezar a mirar al mundo como a un entorno no hostil, pero tampoco fácil o inocuo. Trata sobre cómo aquello que creíamos fácil y accesible se convierte en complejo y difícil cuando las decisiones y las responsabilidades corren a nuestro cargo. Y los deseos, que ocultan tras su atractiva y bonita apariencia un trasfondo menos agradable.

Por todo lo tratado, es evidente que este es un cuento que, aunque parece destinado a los niños, contiene mucho más de lo que a simple vista puede parecer. De hecho, creo incluso que es más adecuado a los adolescentes o adultos que a los niños. En definitiva, un cuento que, como experimenta la propia Alicia, contiene un mundo interminable en el que sumergirnos y salir de él con muchas experiencias y no menos dudas. No siempre la experiencia aclara los conceptos, a veces es justamente lo contrario. Y eso es, tal y como también le ocurre a Alicia, lo que nos anima a seguir buscando el sentido a nuestro mundo, a pesar de que, probablemente, nunca acabemos encontrándolo.

6 comentarios:

beatrizrodriguezsoto dijo...

Hola, Marc Peig:
Leí tu reseña, que me pareció atractiva, y, como no había leído el cuento, tan famoso, lo leí.
Me pareció encantador y muy divertido. Como no hay narrador, excepto en una página al empezar el cuento y en otra al terminar, es como si todo surgiera espontáneamente y en directo delante del lector. Los personajes van representando una historia muy dinámica y espontánea, sin límites de tiempo ni de espacio, ni sentido de lo lógico y razonable siquiera.
Alicia, en el campo, a orillas del río, en las horas del calor, se va adormeciendo y empieza el sueño. El sueño de una niña, ya no me acuerdo, tendrá conejos con reloj, casitas diminutas en los árboles, animalitos tomando el té. Los sueños son episodios cotidianos de nuestras vidas que no sabemos interpretar por lo enigmáticos, por el lenguaje cifrado en que nos hablan. Aún de adultos seguimos soñando con imágenes muy vívidas, de fuerte emotividad, y que se nos presentan sin guardar sentido de la lógica (escenas y lenguaje irreales,animales que hablan), sin respetar leyes espaciales (volamos, aparecemos en sitios desconocidos) ni de tiempo ( nos vemos como éramos hace cuarenta años).
Yo no he leído nada sobre este libro, quiero decir interpretaciones que se le handado, simbolismos.etc. Lo único que conozco es tu reseña. Y he entendido que tú le das una significación añadida, el cambio de la niñez a la pubertad, la carga de normas e imposiciones que sufren los niños, etc. Y pienso que es posible que haya tratados sobre la complejidad del sueño de Alicia.
Yo, en el cuento, sólo he visto un sueño de niña, irracional e ilógico, en el que los animales hablan y son muy mandones, muy divertido y expresivo. Y le concedo al autor una gran maestría para entrar en el mundo onírico de un niño.

Emi Lee dijo...

Magnífica reseña! Es un libro imprescindible para los aficionados a la lectura, posiblemente, muchos se quedaron con el visionado de la peli.

Marc Peig dijo...

Hola, Beatriz.
Me alegro que te haya gustado la reseña lo suficiente para leer el libro. Y tienes razón en que el cuento puede tener múltiples lecturas y significados y coincido también en que puede interpretarse como un mundo de sueños en el que penetra Alicia, como los que podríamos tener cualquiera de nosotros. Seguramente hay muchas opiniones e interpretaciones, y este es otro de los puntos fuertes del libro, que deja espacio para la imaginación.
Emi, muchas gracias por tus elogios a la reseña, celebro que te haya gustado y sí, coincido en que muchos probablemente se quedaron en la película (incluido yo, hasta ahora) y que además, debo decir que es una película que no me gustó porque era demasiado bizarra y hasta incluso daba cierto miedo. Por ello, me alegro de haber leído el libro y borrar así las malas sensaciones que tenia respecto a esta historia.
Saludos, y gracias a las dos por comentarla reseña.
Marc

Anónimo dijo...

He bisto la pelicula como todo el mundo del libro no habia leido nada gracias marc

Anónimo dijo...

Perdona la falta de ortografia mayor Thompson visto

Marc Peig dijo...

De nada, Mayor Thompson; celebro que te haya interesado.
Gracias por tus comentarios.
Saludos
Marc