martes, 30 de junio de 2020

Rafa Cervera: Porque ya no queda tiempo

Idioma original: Español
Año de publicación: 2020
Valoración: Está muy bien

Dice Rafa Cervera en la página 263 de "Porque ya no queda tiempo" que "El poder del escritor se proyecta verdaderamente cuando alguien lee y se deja empapar por esa lluvia fina; no procede del cielo pero nos limpia, porque ayuda a entender lo que sucede a nuestro alrededor, dentro de nosotros". Pues, en este caso, su poder se ha proyectado con creces sobre mi, pese a que el contenido autoficcional de la novela - aunque también podría considerarse un conjunto de relatos de posible lectura independiente, ¿por qué no? - suscitaba en mi alguna reticencia inicial dada la relación amor-odio que mantengo con el género. 

Precisamente eso que dice Rafa Cervera en la frase anterior es clave para mi en la autoficción: que la historia trascienda de lo particular a lo general, que no sea un ejercicio de puro onanismo literario de esos que me vienen a la cabeza y hasta aquí puedo leer, que decía aquella. Y aquí no importa tanto que se trate de una vida interesante o no - no creo que haga falta explicar la diferencia entre una vida interesante mal contada y una vida "normal" bien contada - como que el autor sea capaz de convertirla, de una forma u otra, en interesante.

En el caso de "Porque ya no queda tiempo", el peligro de caer en el onanismo literario se aleja al optar su autor por narrar esta autobiografía más o menos inventada a través de terceros - porque escribir sobre ellos es hablar de uno mismo - que aparecen y desaparecen a medida en que afloran recuerdos que son fotografías de un álbum aún si completar, eslabones de una cadena, vértebras de una espina dorsal. Terceros que van desde los familiares más cercanos (madre, padre, el tío Rafa "Lugosi"...), hasta persona(je)s ligados al mundo de la música - no olvidemos que Cervera es periodista musical y sus artículos pueden leerse, por ejemplo, en El País - como Lou Reed (maestro e ídolo omnipresente), Andy Warhol, David Bowie, Robin Hitchcock, Nacho Canut, Carlos Berlanga, Pablo Sycet, etc pasando por amigos de infancia, adolescencia, juventud y madurez.

A través de estos terceros Cervera emprende un recorrido vital que va desde la ternura y melancolía de las páginas iniciales hasta una cierta angustia o amargura de los textos finales, desde la valenciana calle Palomar, en una casa que es símbolo y escenario de una infancia en la España tardofranquista, hasta la también valenciana Playa del Saler, residencia actual del autor, con interludio madrileño incluido. En cuanto a los temas que se tocan en el recorrido, algo tan universal como la amistad, el amor, el sexo, la libertad, la literatura, las relaciones familiares, la soledad, el éxito, el fracaso, el miedo a la muerte, el paso del tiempo... La puta vida, en resumidas cuentas. Y siempre la la música como telón de fondo, ya sea a través de una tienda de discos, un concierto, una entrevista, etc. Todo esto hace que se produzca esa trascendencia desde individual a lo colectivo de la que hablaba. 

Además, la estructura del libro, dividido en breves capítulos que podrían ser vistos como relatos hasta cierto punto independientes - la misma independencia que pueden tener entre sí las fotos de cualquiera de esos álbumes que tenemos por casa - contribuye a la agilidad de la lectura.

Todo lo anterior hace de "Porque ya no queda tiempo" un firme candidato a figurar en las listas de "Lo mejor de 2020" y una opción más que recomendable para el largo y cálido verano que se avecina  Y si ya de fondo suenan la Velvet, Donna Summer o David Bowie, mejor que mejor.

3 comentarios:

Diego dijo...

Creo que es clave lo que has señalado para que una novela de autoficción sea digerible.
No tengo mucha experiencia con este tipo de novelas, lo cual, pienso, juega a favor de los autores ya que la inocencia me vale.

Pero la semana pasada leí una novela que me hizo recordarte a tí y a Juan y a vuestras lenguas viperinas: "Larga noche hacia mi madre", de Carlos Cortés... La leí casi toda sin poder interesarme por lo que el costarricense me contaba. No había problema con su prosa y me parecía interesante la premisa de un cuarentón que busca en el recuerdo las causas del odio hacia su madre depresiva. Pero nada. No trascendió y me pregunté hasta qué punto vosotros, es decir, "las malas compañías" me habéis jodido la inocencia. Juas!

Un saludo. La novela que has traído hoy es una de esas que no creo que lea pero posiblemente regale.

Koldo CF dijo...

Pues si a la persona a la que lo regalas tiene unos 40-50 años, le gusta la música y tuvo una adolescencia mitómana, fijo que aciertas.

Y en cuanto a la autoficción, Juan y yo tenemos nuestras filias y nuestras fobias dentro del género y así las transmitimos aquí.

Abrazo!

Unknown dijo...

Gracias koldo por la reseña mayor Thompson