Título original: Vernon Subutex 2
Año de publicación: 2017
Valoración: Decepcionante
Si han leído la primera parte de la última obra de Despentes, Vernon Subutex 1, recordarán que acaba con el protagonista en caída libre hacia el sinhogarismo, tras un largo periplo por las casas de amigos, amigas, ex amantes y varios personajes más que no recuerdo, en una historia con poca trama y muchos personajes, unos imprescindibles, otros prescindibles y otros innecesarios. Pues bien, me temo (y ese verbo lo anticipa todo) que la tónica continúa en esta segunda parte, donde el argumento avanza con una lentitud agotadora en algunos momentos, y los personajes continúan saliendo de debajo de las piedras. Vernon sigue siendo un sintecho, pero de la desesperanza de la primera parte pasa poco a poco a adoptar un papel casi mesiánico, en torno al cual se concentran (literal y figuradamente) los personajes ya vistos y algunos nuevos.
Sí, algunos asuntos van resolviéndose, gracias a Dios, pero a una velocidad insuficiente para un libro de más de 300 páginas (y al que le sigue una tercera y última parte). He de admitir que terminé el libro pidiendo la hora, y no sé si influenciado por ello, tengo la impresión de que la autora también lo acabó con prisas. El problema radica es que todo lo que comenzó a no gustarme en la primera parte, se muestra sin pudor en esta segunda parte. Les cuento.
Empezamos con los personajes. Si al acabar la primera parte se quedaron con la impresión de que había muchos, tengo una sorpresa: al acabar la segunda parte hay más. Y no es que la abundancia de personajes sea un defecto en sí mismo, pero sí lo es cuando muchos de ellos parecen existir con el único propósito de servir de vehículo para que la autora nos dé un punto de vista sobre el racismo, la derecha, las drogas, la burguesía, la izquierda, la religión, el feminismo, los pijos o cualquier otro tema que se les ocurra, y no siempre de manera disimulada. Es como si Despentes hubiese escrito la trilogía con el firme propósito de tocar todos los palos desde todos los puntos de vista. Y desgraciadamente, eso lastra todo el argumento, porque la historia se detiene con demasiada frecuencia en detalles de la vida de los personajes que son accesorios para el lector, hasta el punto de que en cierto punto del libro te parece estar asistiendo a un desfile de biografías, una tras otra, muchas irrelevantes, y en las que, por una cuestión de economía, se cuenta mucho y se muestra poco, lo que le resta todavía más agilidad al desarrollo.
El segundo problema del libro son las referencias, que aunque puedan parecer accesorias, no creo que lo sean (y su número apoya mi argumento). Por un lado, las musicales, y por otro las geográficas. Para las primeras voy a recurrir a un ejemplo. Aquellas personas que lo hayan leído, recordarán que en American Psycho hay párrafos extensos con divagaciones sobre Genesis o New Order. Te podía gustar más o menos, lo podías leer o no, pero sentías que era algo que emanaba de Patrick Bateman, que encajaba en su personalidad psicopática y obsesiva, como sus conversaciones sobre la calidad del papel de las tarjetas de visita. Era Patrick el que hablaba, no Bret Easton Ellis. Sin embargo, en Vernon Subutex no pasa eso. Y no lo hace porque el narrador es tan omnisciente y cambia tanto de punto de vista que cuando aparece una referencia musical, sabes que es Despentes, y no Vernon, quien está incrustando en el texto los nombres de los grupos. Y no cuela, porque parece estar dando lecciones de sabiduría musical (tan legítimas como innecesarias). Por otro lado, están las referencias geográficas. Las páginas, yo diría más que en el primer volumen, están plagadas de calles y localizaciones de París, que a los que no somos de la capital francesa nos cuesta retener y ubicar. No estoy pidiendo que Despentes sitúe la historia en un lugar indeterminado, pero tengo la sensación de que tanta concreción dificulta la inmersión o desde luego, no la favorece.
En mi opinión, lo que Despentes trata de hacer con Vernon Subutex 2 es continuar con su radiografía más o menos realista de la sociedad francesa, y para ello utiliza los dos pilares vistos: los personajes y las referencias. Las referencias como recurso para dotar de realismo a la narración: ubicar al lector en un marco temporal y espacial concreto, y la variedad de tipos de personajes como un intento de abarcar un gran número de grupos sociales, es decir: posiciones sociales y políticas. La multiplicación de personajes puede tener una segunda interpretación, y es que el lector perciba a Vernon y sus acólitos no como un conjunto de individuos con nombre, sino como una masa colectiva que es en realidad la que protagoniza el segundo libro, pero esa es una especulación mía que veremos si se cumple en la tercera parte.
Y aunque el intento es loable, como ya he anticipado, el resultado no funciona. Por un lado, las referencias no consiguen su propósito, en mi caso principalmente porque no conozco la música o los lugares que menciona, pero también porque a diferencia de la primera, la segunda parte introduce en algunos momentos un componente místico en torno a Vernon que resta parte de esa verosimilitud que busca. Por otro lado, para "colgar" los personajes hace falta algo, y ahí es donde entra la trama de Alex Bleach, sus cintas y las circunstancias de Vernon, que actúan de excusa narrativa en la que encajar lo que la autora nos quiere transmitir, de manera en ocasiones poco sutil. No obstante, el problema con el que nos encontramos es que Despentes no le presta la suficiente atención como para que la trama pueda sostener por sí sola todo lo demás, y acaba siendo un hilo demasiado fino para mantener la atención del lector.
Quizá alguien piense que estoy siendo un poco duro con la valoración de "Decepcionante", pero dadas las expectativas con las que enfrentaba el libro y a esta autora, para mí está más cerca de eso que de "Se deja leer". Pero en fin, ya saben lo que se dice de las opiniones.
4 comentarios:
estoy de acuerdo, el primer libro me gustó y divertió mucho pero éste no lo pude acabar, acaba uno harto de tanto personajillo cool...
No me convence nada este libro, ni por el argumento ni por tus contras.
Un beso ;)
Una vez leído el primero y el segundo, no me quedo sin leer el tercero, a ver si consigue remontar o acaba la trilogía en tragedia (literaria) :)
MBt
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