Año de publicación: 1995
Valoración: Está bien
Yo creo que la obra de Gonzalo Torrente Ballester, que conozco parcialmente, tiene oscilaciones importantes sobre todo en lo que se refiere al grado de experimentación y al riesgo y potencia de sus argumentos. En concreto, creo que hay un cambio significativo desde que empieza a publicar en una muy famosa editorial allá por finales de los años 80. Puede ser un prejuicio por mi parte, y puede también que alguien me pueda rebatir citando obras que no conozco, pero me temo que por esa época don Gonzalo frena mucho o bastante en su ímpetu creativo, y se dedica a crear historias más bien convencionales con las que cualquier ciudadano medio puede entretenerse sin complicaciones y sin incomodarse por cuestiones de fondo ni de forma.
Lo que pasa es que Torrente sigue escribiendo maravillosamente, y es capaz de no perder nivel ya esté buscando caminos difíciles o se deje llevar por terrenos menos arriesgados. Entonces nos encontramos con historias de rasgos más convencionales que a lo mejor no emocionan tanto pero que brillan de otra manera gracias a la magia del autor. Por ahí se mueve esta novela, en la que nos situamos en una pequeña población gallega donde la aristocracia no se vincula a títulos nobiliarios sino a rangos de la oficialidad de la Armada, punto este en el que puede que esté asomando algo de la creatividad que Torrente se resiste a abandonar del todo.
Unos cuantos años después de terminada la Guerra civil vuelven al pueblo las dos hijas de un almirante republicano, prestigioso experto en la guerra naval, que fue fusilado en circunstancias poco claras por haber puesto en duda la victoria alemana. En general la gente sigue valorando más la pertenencia del finado a la élite militar que su desapego al Régimen, por lo que su familia sigue gozando del respeto mayoritario, pero siempre hay excepciones. Y hay también, como en otros lugares y épocas, una pugna por ascender en el escalafón social, en la que dos jóvenes de buen ver y en edad casadera son una competencia que algunas familias no pueden tolerar.
Porque esta es una sociedad en la que casar bien a una hija es una cuestión prioritaria, y en ese entorno singular casarla bien es buscarle un novio con ascendencia en lo alto del escalafón marítimo-castrense. Así que el argumento se desarrolla como podía hacerlo alguna serie de sobremesa en La 1: amores y desamores con jóvenes oficiales, madres que maniobran para favorecer a sus hijas, envidias y rencillas relacionadas con la peculiar segmentación social, pretendientes silenciosos, hermanos con miradas algo más amplias que se plantean huir de esa sociedad paleta.
Efectivamente, también es posible una lectura un poco más profunda que tocaría temas como el penoso papel de la mujer, predestinada a la búsqueda de un buen partido, o la persistencia del rechazo hacia los perdedores de la guerra aún reciente. En definitiva, un fondo crítico que podríamos considerar como políticamente correcto, explícito pero no sangrante, aceptable para el lector hacia el que entiendo que va dirigido el libro. Incluso he querido ver un asomo de atrevimiento y fantasía en esa estratificación social basada en méritos navales.
Todo bien suavecito, fácilmente digerible y moderadamente entretenido. Pero, claro, viniendo de la mano de Torrente Ballester, todo está tan bien narrado, tan perfectamente dosificado, con esa pizca de ironía y la prosa equilibrada, agradable y elegante, que compensa en buena medida lo melifluo de la historia. Da la sensación de que leer a este autor siempre es una experiencia gratificante, aunque se dedicase a escribir el Plan contable o la lista de la compra. La lástima es que, al menos en esta ocasión, en una de sus últimas obras, no se hubiese decidido a poner ese enorme talento al servicio de algo un poco más valiente.
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