lunes, 20 de febrero de 2023

Pedro Lemebel: Tengo miedo torero

Idioma original:
español
Año de publicación: 2001
Valoración: Imprescindible
 
Qué novela tan bonita, tan tierna (y por momentos, tan dura), tan compleja y memorable este Tengo miedo torero de Pedro Lemebel. Una lectura originalísima y que deja poso, sobre todo por su personaje principal, la Loca del Frente, que pasa a ocupar su lugar en una limitada galería de personajes que parecen más grandes que la ficción en la que viven.

Sitúo brevemente al autor, para aquellos que no lo conozcan: escritor, actor, dramaturgo, activista queer, periodista escrito y radiofónico, su trayectoria se caracterizó por la experimentación, la provocación, la crítica de los límites y las imposiciones de género y de orientación sexual, que tanto su obra como su persona transgredían. Destacó especialmente en su difusión de las consecuencias del sida entre la comunidad homosexual chilena, en plena dictadura pinochetista. Admirado por Roberto Bolaño, que contribuyó a su consagración internacional, es hoy una referencia fundamental de la literatura chilena contemporánea, y de la literatura LGBT+.

En Tengo miedo torero, Lemebel combina hechos históricos (la resistencia contra la dictadura y el atentado contra Pinochet en 1986) con personajes y situaciones ficticias. Y entre ellas, como ya he avanzado, la Loca del Frente, un homosexual y travesti ya maduro, "baqueteado" por la vida, y que un poco por casualidad y un mucho por amor se ve envuelto en el movimiento de resistencia a la dictadura pinochetista. 
 
Y ese doble eje, la historia de amor (¿imposible?) entre la Loca del Frente y el militante 'Carlos', y la lucha política contra la dictadura, estructura la narración y la dota de buena parte de su fuerza y originalidad. También en el plano narrativo, la historia se nos presenta a través de esos mismos ejes: la historia de amor, presentada desde los ojos apasionados y entregados de la Loca; y por otro lado, con importancia progresiva, la vida diaria del dictador y su mujer, presentados de forma paródica y casi guiñolesca (él, frustrado, traumatizado, castrado, misántropo; ella, parlanchina, superficial y snob). Ambos planos narrativos se van alternando hasta superponerse (si no en el espacio, sí en un nivel superior) en los capítulos climáticos de la obra.

Pero este libro no sería el que es, ni tendría la misma magia, si no fuera por otros dos elementos fundamentales: en primer lugar, la ternura y la inteligencia con la que está recreado el personaje de la Loca, perdidamente apasionada por Carlos, inmersa casi sin saberlo en una peligrosa trama política, pero en ningún momento rídicula, ni estúpida, ni ingenua. Un personaje vulnerable, sensible, emocional, pero también cargado siempre de una dignidad y una voluntad propias e inalienables que le dan complejidad y dimensión, y que recuerda, también por el uso de la música popular (boleros, pasodobles, baladas) o del cine, a algunas de las creaciones de Manuel Puig. (Un personaje, por otra parte, que transgrede los límites del género de forma que algunas veces se habla de ella en masculino, sobre todo cuando es vista por otras personas, y otras, particularmente en su relación con Carlos, en femenino).

Y el segundo aspecto que eleva este libro hasta el "imprescindible" (por cierto, cuánto tiempo que no daba ninguno) es el maravilloso estilo de Lemebel, sobre todo en la descripción de los sentimientos de la Loca (que algunos interpretan como un alter ego del propio autor). Un estilo en el que alternan, también, la crudeza y la ternura, la poesía y la vulgaridad. Copio a continuación una cita (perdón por la extensión), en la que se resume la vida de la Loca hasta llegar al momento presente:

Retazos de una errancia prostibular por callejones sin nombre, por calles sucias arrastrando su entumida «vereda tropical». Su son maraco al vaivén de la noche, al vergazo oportuno de algún ebrio pareja de su baile, sustento de su destino por algunas horas, por algunas monedas, por compartir ese frío huacho a toda cacha caliente. A todo refregón vagabundo que se desquita de la vida lijando con el sexo la mala suerte. Y después un calzoncillo tieso, un calcetín olvidado, una botella vacía sin mensaje, sin rumbo, ni isla, ni tesoro, ni mapa donde enrielar su corazón golondrino. Su encrespado corazón de niño colibrí, huérfano de chico al morir la madre. Su nervioso corazón de ardilla asustada al grito paterno, al correazo en sus nalgas marcadas por el cinturón reformador. Él decía que me hiciera hombre, que por eso me pegaba. Que no quería pasar vergüenzas, ni pelearse con sus amigos del sindicato gritándole que yo le había salido fallado. A él tan macho, tan canchero con las mujeres, tan encachao con las putas, tan borracho esa vez manoseando. Tan ardiente su cuerpo de elefante encima mio punteando, ahogándome en la penumbra de esa pieza, en el desespero de aletear como pollo empalado, como pichón sin plumas, sin cuerpo ni valor para resistir el impacto de su nervio duro enraizándome. Y luego, el mismo sinsabor del no me acuerdo, el mismo calcetín olvidado, la misma sábana goteada de pétalos rojos, el mismo ardor, la misma botella vacía con su S.O.S naufragando en el agua rosada del lavatorio.
 
Un libro único, magnífico, hermoso y, en contra de lo que llegué a temer en algunos momentos de la lectura, no unido a una cierta visión melodramática de las vidas queer o trans, que parecen estar encadenadas al martirio o al sufrimiento; la Loca, que ha sufrido, y que se entrega para un amor que también sabe que puede volver a hacerla sufrir, es sin embargo un personaje lleno de vida, de alegría e, insisto, de una dignidad maravillosa. No tengo dudas de que permanecerá en mi memoria durante muchos años, y espero que en los vuestros, si seguís mi consejo, también.

7 comentarios:

Alberto dijo...

Maravilloso! Gracias por reseñar por fín esta joya de la literature chilena :)

Anónimo dijo...

Lemebel es una joyita. Recomendable también la obra del chileno Francisco Casas, Yo, yegua. Fundó junto a Pedro Lemebel el colectivo de arte Las Yeguas del Apocalípsis como forma de denuncia en plena dictadura.

Carlos Ávila dijo...

Totalmente de acuerdo en todo. Extraordinario. Lo puse en mis lista de los mejores de 2022.

Carmen dijo...

Qué reseña tan estupenda. Tenía fichado este libro desde hace tiempo, ¡y ahora ya no puedo posponer más su lectura!

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con los elogios, es un libro maravilloso.
Difícil encontrar esta mezcla de ternura, autoparodia y calidad literaria.
Impagables las escenas conyugales de Pinochet. Que mala leche y con que gracia dejan al dictador como un pobre hombre.

Aconsejo buscar algún video del autor y sus performances. A mi me ayudaron a entenderlo mejor

Saludos

Gerónimo

Ernesto Diéguez Casal dijo...

Fabuloso...
En el sur de Chile, me lo recomendó un guardabosques poeta que dijo que era lo mejor que había parido su país... y este libro es una maravilla. Las afueras publica joyas...
Ah, y tiene adaptación en cine, de hace un par de años
Gran reseña

Gaby dijo...

Es un libro maravilloso, lo mejor que leí en mucho tiempo... una joya!!!! Hermosa reseña.