miércoles, 20 de enero de 2021

Emilio Sánchez Mediavilla: Una dacha en el Golfo

Idioma original: español

Año de publicación: 2020

Valoración: muy recomendable

Creo que no es la primera vez que desde este blog reivindicamos la crónica como un género muy destacable, desde luego nada menor, y este libro es una confirmación más de su valía literaria, de un interés complementario (el viaje desde la comodidad del sofá) como es la posibilidad del acceso a cierta información de primera mano, cuando uno, por las razones que sea, no va a poder disfrutar de la experiencia in situ. La crónica es un testimonio y la crónica es una vía de escape y de conocimiento, pero también, y este es otro ejemplo, un excitante punto de partida para desviarse hacia otros territorios, elaborar una opinión propia en base a ese sustancial caudal de información.

Emilio Sánchez Mediavilla es periodista y no es nada ajeno al mundo literario: es uno de los fundadores de Libros del KO, editorial comprometida que ha contado con la suerte de anotarse dos bombazos editoriales, uno casi involuntario, Fariña, que disfrutó de la impagable campaña promocional del fallido secuestro de sus ediciones, el otro previsible, El director, ambos libros que coincidían en el señalamiento del PP como ejemplo (por supuesto, individual y casos aislados y bla bla bla) de partido sustancialmente corrupto y con tendencia a usar las cuitas y conspiraciones como instrumento habitual para el logro de sus fines. Cosa, por desgracia, que no es que esté ausente en otros partidos de todo pelaje. 

Pero este no es el momento de incidir en las continuas decepciones con que nos obsequian los políticos. Como si quisiéramos confirmar que en todas partes cuecen habas, la línea argumental de esta crónica, premiada por cierto, es la vida de Emilio, autor, y Carla, su pareja, cuando se trasladan a Bahrein a vivir, por motivos profesionales de ella, e inician su adaptación, una adaptación compleja por diversas cuestiones, pero mediatizada por la situación política del país del Golfo. Sánchez no se limita a acumular anécdotas y marca una sana distancia con el tono turístico propio, por ejemplo, de programas de TV como Callejeros viajeros, esos interesantes y entretenidos pero a veces demasiado banales reportajes televisivos donde expatriados comparten sus andanzas, sin que se puedan desprender de ciertos tópicos consistentes en echar de menos la tortilla de patatas de mamá, quejarse de los horarios y los usos locales, añorar a los amigos y, normalmente, acabar presumiendo de sueldos astronómicos y niveles de vida inasequibles en este país exportador de talento al que no puede pagar en consonancia. En este interesante libro no vamos a encontrar ese perfil: Sánchez sabe que es periodista y que eso lo convierte en una presencia incómoda para el poder. Sánchez es periodista y actúa en consecuencia: procesa lo que ve en esa clave y sus conclusiones son claras: hay que andar precavido con el entorno que uno le rodea, un entorno libre cara a la galería (Bahrein es uno de los únicos países de la zona que ha despenalizado la homosexualidad) pero que en realidad compensa ese hipotético rasgo de modernidad con severos contrapesos: los opositores desaparecen, los periodistas que investigan sus desapariciones desaparecen. Un entorno enfermizo tizna esa felicidad artificial del centro comercial y de las comunidades exclusivas para extranjeros residentes: la discriminación de la mayoría chií, despojada de derechos por la aristocracia suní como aduladora y cómplice de una familia real que explota y sojuzga, los trabajadores asiáticos trabajando por miseria y sin derechos laborales para que esa élite se enriquezca de forma inmoral, en medio de un país dividido por esos hechos y donde solo se trata de saber dónde habrá conflictos en las calles para tomar otro camino. Oscuro, críptico, peligroso con ese peligro sutil que no se percibe con claridad.

Y Sánchez Mediavilla nos expide el billete por el coste de un libro, esa clase de libros que tan pronto te permiten pasar simplemente un rato entretenido leyendo, tal es la fluidez de la prosa, como, súbitamente, reparar en que has recibido información, la has procesado y has generado ya tu propio concepto, tu propia opinión acerca de aquello sobre lo que has leído. No subestimemos el género, por favor.

2 comentarios:

Carmen dijo...

¡Magnífica reseña, gracias! Ya le había echado el ojo a este libro, definitivamente ahora no me lo pierdo .
PD. Ahora que no es tiempo de muchos viajes, aprovecho para proponeros a todo el equipo de ULAD que hagáis una viaje-week con libros que nos hagan viajar, como parece que hace este :)

Francesc Bon dijo...

Gracias Carmen. Nada sustituye al viaje físico, pero podemos intentarlo.