domingo, 10 de noviembre de 2019

María Hesse: El placer


Idioma original: Castellano
Año de publicación: 2019
Valoración: Muy recomendable

Lo que no se nombra no existe. El primer estudio científico en profundidad, sistemático, describiendo minuciosamente la forma y el tamaño de la vulva, el órgano sexual femenino, no apareció hasta el año 2005 y fue obra de la uróloga australiana Helen E. O’Conell. Lo hizo extrañada por no encontrar en los manuales de cirugía aplicada detalladas descripciones de, por ejemplo, las abundantes terminaciones nerviosas de la pared vaginal, puesto que sí había disponibles toneladas de literatura científica acerca del órgano sexual de la otra mitad de la especie, es decir, los hombres. Helen O’Conell describió pormenorizadamente el clítoris -¡año 2005!-, con algunos parecidos con el pene, como aumentar de tamaño conforme se excita, aunque con otras tantas diferencias, como la mayor cantidad de terminaciones nerviosas, unas ocho mil, que su par masculino.

Y es que lo que no nombramos, lo que ignoramos, silenciamos o despreciamos no tiene relevancia, ni visibilidad, interés o importancia. Aun más; lo que no se nombra se transforma en secreto y lo secreto acaba siendo el origen de las vergüenzas, de miedos y mitos. Por eso, todavía ahora toparse con un libro centrado en la descripción de la vulva y en la reivindicación del placer sexual femenino tiene algo de inesperado, de sorprendente, de revelador. Aún a día de hoy se calcula que anualmente son mutiladas sexualmente unos tres millones de niñas y la religión católica, con centenares de millones de fieles en todo el planeta, mantiene que María, la madre de Jesús, ha sido la única mujer capaz de quedarse embarazada sin sexo ni técnicas de fecundación in vitro, según determinaron unos señores en el Concilio de Éfeso,  431 años después de aquel extraordinario suceso. Por cierto, en 1842 otro excelso varón, el papa Pío XII concluyó que María había sido preservada del pecado original incluso desde el instante de su concepción. Pero, quizás, una constatación aún más triste: ¿dónde se informan sobre sexualidad hoy en día mayormente los niños, con la familia y la escuela o en internet? Por eso, darse de bruces con un libro como El placer ha sido tan  divertido e interesante como para considerarlo muy estimulante. Uyyy, perdón, muy recomendable.

Por que lo que hace la dibujante María Hesse (Huelva, Andalucía, 1982) además de una didáctica descripción de partes, zonas, detalles y particularidades –todo tiene nombre en la vulva: pelos, labios, ingles, clítoris, vagina, punto G…- es una apasionada y maravillosa defensa de la capacidad y la necesidad de las mujeres de gozar, de no renunciar al placer sexual. Y, especialmente, de acabar con la idea de que el placer femenino consiste en apenas facilitar el orgasmo de su pareja, o en que la única vía para alcanzarlo es la penetración. Y, desde luego, el orgasmo no es una contrarreloj: Todas somos diferentes y obtenemos el placer de formas distintas. Por eso es imprescindible explorarse para, llegado el caso, guiar a tu pareja, hablándole sin tapujos de lo que te gusta y lo que no te gusta, de tus fantasías. ¿Cuántas mujeres nunca han explorado su vulva, jamás se han atrevido a mirarse ahí abajo? ¿Cuántas mujeres desconocen un orgasmo, el placer sexual?  ¿Por qué las herramientas, los juguetes para lograr el placer sexual femenino se denominan consoladores? ¿Consuelo de qué?

Las ilustraciones de María Hesse (apellido adoptado y deudor de aquellas lecturas de juventud apenas estrenada) son bellas y explícitas, con personajes de trazos delicados, enormes ojos y expresión decidida, envueltos en motivos vegetales que expresan emociones y con abundante presencia de tonos amarillos, ocres, naranjas. A su vez, los textos son concisos, sintéticos y con una clara función divulgativa. Y el mensaje reivindica decididamente la complicidad y la curiosidad de manera alegre, sensual y rotunda, como la cita de Mae West que abre El Placer: El buen sexo es como el buen bridge. Si no tienes una buena pareja, mejor que tengas una buena mano.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hombre, quien no sabe buscar, que no busque, pero decir la tonteria que el clitoris no haya sido definido hasta el 2005... lo que hay que leer...

carlos ciprés dijo...

Entonces, disculpa la tontería, apreciado anónimo, ya que tú podrás citarnos autor, título y fecha de los estudios previos al de Helen B. O'Conell, sin "género" de duda...

Marcela dijo...

Hola Carlos!,,,
Te felicito por escribir ésta reseña.
Hoy por hoy, parece que el Tema “ Sexo” está en boca de todos y por lo tanto, es tema bien sabido.
¡Grave Error! Mentira!
Al menos aquí en Latinoamérica, entre Amigas, es un Tema muy personal. Y “ Secreto”....

Saludos!

carlos ciprés dijo...

Hola Marcela, en realidad, esa es la gran idea que subyace en "El Placer"; lo necesario e importante de la complicidad y la comunicación con las personas que quieres y aprecias. Te aseguro que en Europa también. Un abrazo desde este lluvioso y otoñal domingo.

Nurhay dijo...

La única pega que le pongo a esta belleza de libro es referirse a la pornografía como educación sexual. Vean Superman todos aquellos que quieran aprender a volar. Bajo mi punto de vista es intolerable cualquier referencia a la pornografía a la hora de educar el deseo sexual. El daño que está haciendo en la sexualidad juvenil es tan devastador que para mí no compensa a la hora de recomendarle su lectura a las jóvenes con las que trabajo.