viernes, 8 de noviembre de 2019

Macedonio Fernández: Museo de la Novela de la Eterna

Idioma original: Español
Año de publicación: 1967
Valoración: Inclasificable

Años 20 y 30 del siglo pasado. Buenos Aires es la capital cultural de América del Sur y por sus cafés pululan miembros de las más variadas vanguardias e “ismos”  Escritores e intelectuales se alinean, según sus preferencias e(sté)ticas, en el grupo de Florida o el grupo de Boedo (por citar los más famosos) y publican sus escritos y manifiestos en cualquiera de las múltiples y efímeras revistas que uno y otro bando sacan a la luz.

Por allí circula Macedonio Fernández, que en esa época anda ya por los 50-60 años y que es uno de los referentes, pese a su reticencia a incluirse dentro del mismo, del grupo de Florida y de Jorge Luis Borges, uno de sus más destacados miembros. 

Cuento todo esto para situar un poco la figura de Macedonio, un tipo que supongo será conocidísimo en la Argentina pero que en España creo no lo es tanto, y para poner en contexto este “Museo de la Novela de la Eterna”, un artefacto literario en el que Macedonio Fernández trabajó durante más de cuarenta años y que, para más inri, no vio publicado en vida.

Se trata de una obra estrechamente ligada a un tiempo en el que proliferan la experimentación y los intentos de ruptura con la "tradición literaria imperante", en el que cómo contar las cosas es casi más importante que contarlas. Así, "Museo de la Novela de la Eterna" no es otra cosa que tratado sobre Literatura (Arte) y Vida que, bajo la forma de ¿Novela?, reúne los postulados estéticos macedonianos.

Un ejemplo, probablemente el más llamativo: “Museo de la Novela de la Eterna” cuenta con… ¡56 prólogos! En ellos, Macedonio explica (a su manera) su concepción del Arte y de la Literatura y su teoría novelística, en las que el Tiempo, la dualidad Ficción – Realidad y el papel de Autor y Lector son fundamentales.

La ¿Novela? propiamente dicha, las 140 páginas finales, no dejan de ser una extensión de los prólogos, un ejemplo de aplicación práctica de las teorías macedonianas. Su argumento podría resumirse en la entrada y salida de los personajes de ficción, plenamente conscientes de su mero papel de efímeros personajes de novela, en la realidad, bajo la forma de un complot más o menos utópico. La ¿Novela? tiene, así, mucho de juego autorreferencial, mucho de metaliteratura y, ¿por qué no?, de metafísica, lo que nos lleva inevitablemente a citar a tres autores en los que se observa una clara influencia macedoniana: Borges, Cortázar (sobre todo esa segunda parte de Rayuela) y el más actual Vila-Matas.

Me quedo muy  corto, lo sé, porque es imposible explicar en apenas unos párrafos lo que es esta obra. Aun así, y a modo de resumen, concluiré diciendo que “Museo de la Novela de la Eterna” es un artefacto literario de lectura más que recomendada, aunque solo sea como curiosidad, un libro rompedor (más para su época que para la actualidad), complejo y excesivo, de esos que lo mismo te entran ganas de subrayarlo como un loco que de tirarlo por la ventana (y de ahí la valoración), de esos que quedan en la memoria.

5 comentarios:

El Puma dijo...

Amigo Koldo, vos sí que te buscás literatura original!
Contra lo que supones, Macedonio Fernández no es un escritor conocido en Argentina, más allá de los minoritarios círculos literarios. Estimo que muchos, como yo, lo conocen más por la admiración (casi veneración, diría) que profesaba por él Jorge Luis Borges que por su propia obra.
Así que bienvenida esta reseña!

PD: si quieres insistir con escritores admirados por JLB, puedes incursionar en Roberto Arlt

Koldo CF dijo...

Amigo Puma: esta es la sección "intelectualoide" de ULAD!! No sé, este tipo de libros me llaman la atención.

De Arlt leí hace mil años "Los siete locos" y guardo muy buen recuerdo de el. Igual toca ponerse con Los lanzallamas! Veremod

Gabriel Diz dijo...

Bienvenida la reseña amigazo Koldo!

Abrazo

NandoLector dijo...

Estimados:
La semana pasada estuve leyendo a Ricardo Piglia, que es admirador de Borges, Arlt y Macedonio. Lo que recalca Piglia es justamente que Macedonio Fernández nunca escribió una novela, sino que le enseñó a Borges, Cortázar y al mismo Piglia cual era "el camino" para escribir novelas en el Rio de la Plata. De allí seguramente la admiración del mismísimo Jorge Luis Borges. Excelente el Blog, leo las reseñas y me oriento para escoger lecturas. Gracias. Fernando

Koldo CF dijo...

Curioso que siempre salga Piglia en su vertiente ensayista/analista/profesor! Muchas gracias por los halagos, por leernos y por comentar. Y que viva la (buena) literatura!
Un abrazo