Título original: Hagakure (葉隠)
Traducción: Alejandro Pareja Rodriguez
Año de publicación: 1716
Valoración: recomendable para hombres de acción
Llegué a este libro a través del buen Mishima, nuestro nacionalista-imperialista favorito. En su libro Lecciones espirituales para jóvenes samuráis, una mezcla de patriotismo exaltado y cringe, Mishima se deja caer sin tapujos (y sin alegorías) con sus ideas más radicales (más no por eso carentes de su agudeza particular) sobre la decadencia de Japón, el papel del emperador como símbolo espiritual de la nación, el rol de los samuráis, etc. Mishima no es el primero ni el último con este tipo de ideas. De hecho, muchas de ellas provienen de este otro texto aquí reseñado, el Hagakure.
En efecto, el mundo está atravesando un período de degeneración; los hombres pierden su virilidad y se parecen cada vez más a las mujeres.
Frases como esta, que encajan perfectamente con el tipo de discursos inflamatorios que esgrimia Mishima a la mínima oportunidad, eran las enseñanzas de un monje budista recopiladas a principios del siglo XVIII. Siendo un guerrero en sus años mozos, Yamamoto tenía opiniones muy fuertes respecto al comportamiento y la raison d'être de los samuráis. Ahora, ¿qué hay de interesante en estos cuasi-aforismos zen? Tal vez el lado más llamativo es la ventana que se nos ofrece a la mentalidad samurái de la época, no distorsionada en exceso por las películas, ofreciendo una visión (si acaso empañada por la añoranza de sus tiempos de juventud guerrera) sobre la lealtad, el honor y la preparación para la muerte. A través de sus aforismos, Yamamoto enfatiza la importancia de vivir con integridad y propósito, valores que, aunque surgieron en un contexto feudal, siguen vigentes en la actualidad (más que nada porque podemos encontrar frases similares en muchos libros de autoayuda).
Su sabiduría, alimentada por los consejos de los demás, puede compararse a las raíces de un gran árbol de follaje espeso y denso. Existen límites a la sabiduría del ser humano, arbusto débil, sacudido por el viento.
Si nos ponemos zen por un momento, uno de los aspectos más fascinantes del Hagakure es su enfoque en la impermanencia y la aceptación de la muerte como parte integral de la vida. Esta perspectiva pretendía que aquellos a quienes iba dirigido reflexionaran sobre sus propias vidas y prioridades, cuestionando la superficialidad y la falta de propósito que a menudo prevalecen en la sociedad (a favor, claro, del señor feudal).
En comparación con otros textos de la misma época, el Hagakure destaca por su enfoque directo y práctico. Mientras que otros escritos pueden ahondar en la teología o la política con mayor complejidad, Yamamoto opta por una claridad que hace que sus enseñanzas sean accesibles para un público amplio. Esta accesibilidad, sin embargo, no disminuye la riqueza de sus reflexiones, sino que más bien las amplifica al permitir que más personas se beneficien de su sabiduría, sin dejar de lado los preceptos del budismo zen, que ya se han hecho parte de la cultura general.
Es muy difícil leer cuando no hay casi nadie que escuche.
En conclusión, Hagakure es una obra esencial para aquellos interesados en la filosofía samurái, la ética personal y la historia japonesa. Solo hay que tener cuidado de no tomarse muchas píldoras rojas.
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