martes, 10 de agosto de 2021

Luis Miguel Morales: Cuando nacen los nombres

Idioma original: Español
Año de publicación: 2020
Valoración: Está bien

Habemus periodista primerizo que gracias a un conocido común realiza entrevista a uno de los banqueros más importantes del país, habemus banquero muerto horas después de la entrevista, habemus tweet amenazante dirigido al citado periodista y habemus inicio de una investigación. Todo parece indicar que estamos ante una novela negra o un "thriller" político ambientado en estos años de desahucios, banqueros chungos (valga la redundancia)  y Villarejos varios, ¿verdad?

Pues no, porque resulta que hacia la mitad del texto el autor decide pegar un volantazo y lo que parecía una trama de misterio o corrupción acaba convirtiéndose en una novela "intimista" en la que, sin olvidar ese contexto en el que transcurre la novela, cobran especial relevancia las relaciones de pareja, la relaciones de "poder" dentro de esta y los miedos, inseguridades, desconfianzas y frustraciones que todos acarreamos. Este primer riesgo que asume el autor creo que lo supera de forma satisfactoria.

Más riesgos: la alternancia de la primera y la tercera persona y la combinación de diálogo, prosa poética y narración "pura". Me da impresión de que el autor ha querido "probarse" a sí mismo en distintos registros y si bien creo que en general se maneja con solvencia, echo en falta una mayor diferenciación entre los personajes. Vaya, como que todos hablan un poco parecido.

Dicho esto, tres son las líneas argumentales de la novela, las cuales acaban conectándose. De ellas, dos son las más desarrolladas (la del ya citado periodista y su pareja y, en menor medida, la de la viuda del banquero), mientras que la tercera es mucho más tangencial, pese a la relevancia que cobra al final de la novela. En este sentido, y pese a que es de agradecer el esfuerzo del autor por tratar de huir de personajes "cuadriculados", creo que las dos últimas historias tienen potencial suficiente como para admitir un mayor desarrollo. 

Pese a lo anterior, prefiero quedarme con lo positivo, con ese intento de salirse del camino más trillado, de tratar de sorprender al lector sin utilizar "fuegos artificiales", de construir una novela que, con sus limitaciones, entretiene y da que pensar. ¡Que no es poco, oigan!

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