domingo, 5 de abril de 2020

Donal Ryan: Corazón giratorio

Idioma original: inglés
Título original: The Spinning Heart
Traducción: Celia Filipetto
Año de publicación: 2012 (en castellano, 2019)
Valoración: Muy recomendable

En 2013 Rafael Chirbes publicó En la orilla, título que fue calificado, en una de esas rotundas frases publicitarias, como ‘la novela definitiva sobre la crisis’ (entonces, y hasta hace nada, ‘la crisis’ se refería a la debacle financiera iniciada en 2008, que venía a ser la última, en fin). Es en mi opinión un buen libro, aunque con bastantes claroscuros, que efectivamente se centra en los perversos efectos de aquella crisis, el derrumbe de tantos sueños, la resaca de un mundo imaginado que se evaporaba en la nada. En aquella novela predominaba la introspección, y el tinte más visible era el desaliento, la pesadumbre. El naufragio era sobre todo individual. 

Donal Ryan, como es irlandés, traslada el escenario a su país, a saber: un Estado que apostó doble o nada al crecimiento desbocado, el maná inmobiliario como alimento de salvación, el beneficio galopante que acabaría por llegar, no sé si por ósmosis o por desbordamiento, incluso hasta los bolsillos más modestos. ¿Nos suena de algo? Curiosamente publicados casi a la vez, el libro de Ryan y el de Chirbes coinciden también en el tiempo de la narración, justamente los meses posteriores a la catástrofe, cuando la marea negra había golpeado de lleno a aquellas clases medias que creyeron llegado el momento de escalar en la pirámide, y a los trabajadores que habían perdido de vista de dónde habían venido sus padres y ellos mismos.

El desencanto, la postración, la rabia, empapan hasta los huesos a los personajes de Ryan: los obreros que descubren que la empresa no cotizó por ellos, la mujer que habita una urbanización desierta en la que imperan los hierbajos, el albañil aventajado que durante un tiempo fue capataz bien pagado. Como se puede entender, estamos ante un relato coral, una sucesión de quince o veinte testimonios individuales que dibujan entre todos el paisaje del desastre. Están bien construidos estos breves monólogos, modulando la expresión con bastante acierto según el personaje, y formando entre todos un hilo argumental sólido y bien trabado, sin puntos ciegos y funcionando en torno a dos o tres troncos principales reconocibles. Si acaso, la dispersión de personajes puede ser algo excesiva y en algún momento puede hacer que nos perdamos un poco.

El estilo enérgico que recorre todos los monólogos refuerza el mensaje: son voces de cabreo, desconfiadas, cargadas de rencor que se dispara en distintas direcciones, generalmente hacia cierto constructor huido, no sabemos si arruinado (como el carpintero de Chirbes) o habiéndose llevado buenos fajos de dinero negro; pero también hacia quienes prosperaron (temporalmente) a su sombra, hacia quienes llegaron de fuera del pueblo, hacia los sospechosos de infidelidades, y así sucesivamente, porque ya no se distingue, sólo se busca una víctima a la que atizar, un objetivo donde descargar la furia. Porque el batacazo, el fin del sueño, hace florecer la negrura de los corazones, el alma oscura que el autor atribuye a esa tierra irlandesa, pero que muy bien podría ser trasladable a cualquier otra. 

Así que por aquí encontramos la segunda capa de la historia. Hablamos de poblaciones en las que de repente han irrumpido florecientes negocios y ciertos personajes han escalado posiciones de la noche a la mañana. Con un sustrato rural muy arraigado, y familias que se conocen desde generaciones atrás, poco más hace falta para que se desaten las bajezas: las habladurías, la envidia, secretos y silencios, la miseria, todo parece eclosionar de nuevo cuando el dinero fácil se esfuma y se hunden las ilusiones. Es la vertiente más sociológica del libro que, aunque presenta un fuerte perfil local, tampoco nos será difícil de entender.

Una historia áspera, un libro duro, muy bien escrito, que de alguna manera es un colofón –más contundente, menos melancólico que el de Chirbes- a ese periodo que dejó cicatrices todavía bien visibles. Fíjense lo que supone leerlo ahora, cuando algunos, en la propia Irlanda sin ir más lejos, vuelven a propugnar recetas similares, impuestos bajos, nuevo boom inmobiliario, toda esa retahíla neoliberal que conocemos casi de memoria.

P.D. ¿Y qué me dicen de esa cubierta estilo Walking Dead? No sólo es chula, sino que define bien el ambiente que retrata el libro, aunque sea un pelín hiperbólica, sí.

11 comentarios:

Koldo CF dijo...

Qué pintaza, compañero! La verdad es que no he leído nada de esta editorial y mucha gente de confianza da buenas referencias. Habrá que buscarlo cuando todo esto se acabe.

Un abrazo!

Carlos Andia dijo...

Estoy seguro de que te gustará el libro, ya nos contarás.

Saludos!

Diego dijo...

Muy bien defendido ese "Muy recomendable". Me despertaste la curiosidad.

Carlos Andia dijo...

Te digo lo mismo que a Koldo, Diego. Me parece un buen libro y por eso no he dudado en recomendarlo. Si te animas, nos cuentas.

Saludos.

Anónimo dijo...

Leí el de chirbes y no me importaría leer éste. Gracias Carlos mayor Thompson

Lupita dijo...

Hola familia lectora:
Ya perdonaréis que esté tan comentadora, pero es que los libros que reseñáis estos días me atraen mucho.
Leí "En la orilla" hasta que no pude más; me resultó durísimo y lo tuve que dejar, pero me gustó mucho. Estudié a Chirbes en la universidad y le he leído siempre con placer y admiración.
Sólo por eso ya me apetece leer este libro.

Por cierto, con esta situación se ha quedado colgado mi club de lectura; la última sesión iba a ser especial, sobre el feminismo actual; os cuento esto porque el libro elegido fue " El aliado", y las lecturas para preparar el tema se han basado en las propuestas por los reseñistas de ULAD. No voy a poder hacer la sesión, pero me lo he pasado muuuy bien y he aprendido mucho. Quería que lo supierais, sois unos influencers totales.

Gracias por seguir ahí
Saludos a todos

Carlos Andia dijo...

El paralelismo con la novela de Chirbes me pareció inevitable, porque el asunto, la época y el punto de vista, siempre el de los perdedores (fácil, porque ahí contamos la mayoría). También por el uso de la subjetividad, que seguramente es el único camino válido para hablar de la crisis. La diferencia está en la tonalidad, sombría e introspectiva en Chirbes, muy triste, e igual de desoladora pero con más mala leche en Ryan. Creo que 'Corazón giratorio' te gustará, en vez de tan mal cuerpo deja una sensación de más furia y por tanto de mayor desahogo.

Un saludo y gracias por acompañarnos.

Carlos Andia dijo...

Me refería tanto al Mayor como a Lupita. claro.

Gerónimo dijo...

Hola,

Felicidades por la reseña, explica muy bien el libro.

Yo lo leí por pura fe en la editorial, sin conocer al autor. Sajalín y especialmente su colección al margen, casi nunca me falla y encuentro las ediciones chulísimas y muy cuidadas.

El libro me encantó. La temática es paralela a la de Chirbes, pero yo encuentro a Ryan mucho más fluído, más agradable de leer aunque transmitiendo la misma sensación de "que mierda de época nos ha tocado vivir..."

Carlos Andia dijo...

Pues efectivamente la edición merecía ese comentario que yo no le había hecho. Una editorial interesante que habrá que sondear más veces.

Gracias por tu opinión, Gerónimo.

Alfonso dijo...

Brutal