miércoles, 19 de abril de 2023

Colaboración: Todos muertos, de Chester Himes

Idioma original: inglés

Título original: All shot up

Traducción: Ana Goldar

Año de publicación: 1960

Valoración: Se deja leer


Siempre hay una primera vez, y a pesar de ser este claramente un ejemplar de libro de novela negra, si hay algo que revolotea por toda la novela es el término de Blaxploitation, (aquellas películas de los años 70 centradas en el mundo negro de los USA de las que Tarantino tan fan se declara), un género que confieso que es totalmente nuevo para mí, pero que visto lo visto, bienvenido sea.

Chester Himes, el escritor, de raza negra y antiguo recluso en los USA de primera mitad del S.XX, refleja el ambiente de su época en el Harlem de los 60, llevándolo al extremo y en algunas ocasiones hasta cayendo en la autoparodia – quiero pensar, no creo que se haya tomado demasiado en serio en algunos pasajes de este mismo libro.

En la novela, dos detectives negros – todos los personajes, excepto un blanco, son de raza negra – tratan de resolver un caso de asesinato en el que pronto todo parece embarullarse de forma caótica.

Los detectives, Grave Digger Jones y Coffin Ed Johnston (Sepulturero y Ataúd, ahí es nada) son los Hombres (la mayúscula no es mía), héroes clásicos directamente sacados del Western, rebosantes de testosterona y alimentados a base de alcohol en cantidades industriales, pero también los únicos con un deje de humanidad en su corazoncito. Pero ojo, que no se tome esto en ningún momento como síntoma de debilidad: Parece que, a lo 007, tienen licencia para matar (y pegar, torturar, mutilar...) y no dudan en usarla en cuanto la cosa se les puede llegar a complicar mínimamente. Pim, pam, de forma expeditiva. Sobra gente y sobran balas. Y lo entiendo, cada personaje que aparece es peor que el anterior y ni el primero de ellos merece un final más piadoso.

De hecho, no me extrañaría que el título del libro fuese un guiño cómico a los procedimientos poco ortodoxos de estos dos policías; la cantidad de muertes que se producen – si bien es cierto que no todas son achacables a la pareja de protagonistas – es tal, que hasta un tanatorio se convierte en un lugar clave de la novela.

A modo de antagonista, tenemos a un político corrupto y manipulador (¿Han visto ustedes The Wire? Sheeeeeiiiiiiit!) hasta el punto de que no duda de manejar sus asuntos estando ingresado en el hospital, incluso totalmente incapacitado para hablar, comunicándose a través de la escritura a ciegas. Por algo, si Grave Digger y Coffin Ed son Los Hombres, él es El Hombre (uno vale más que dos, entiendo).

¿Y el resto del elenco? Pues tenemos un jinete descabezado circulando en un sidecar, un hombre (vivo) con un cuchillo atravesando el cráneo e incluso un personaje que acaba literalmente empotrado en un muro, sosteniéndose por la incrustación de la cabeza en la pared. Tomémoslo como muestra de humor negro, puesto que estos episodios son bastante gratuitos para el desarrollo de la novela.

Aparte de la violencia extrema, otro aspecto muy llamativo es el machismo generalizado; es elocuente que solo aparezcan dos mujeres en el libro. Una de ellas, cuya función es simplemente ser la pareja de un personaje, se la pega al novio literalmente con el primero que pasa (¿por qué? Es totalmente innecesario para el argumento), mientras que la segunda solo funciona como cebo sexual en una emboscada tendida por los dos detectives. A mayores, es de los pocos personajes del que no sabemos el final; la dejamos agonizando sin que el autor se moleste en aclararnos qué pasará con ella.

Cierto es que hay referencias a otras mujeres, pero solo como cocineras, prostitutas como telón de fondo o para comentar lo gordas que se están volviendo sus mujeres. Este es claramente un mundo de hombres. De haber papeles femeninos, estos estarán interpretados por travestís, de los que todo el mundo abusa – en todo sentido – y abocados irrevocablemente a la muerte o al fracaso.

Como apunte final, esta es solo una de varias novelas que Chester Himes escribió sobre estos dos detectives, todas centradas en Harlem y la cultura negra.

Me ha dejado con la sensación de que, de tener la posibilidad, me gustaría leer más aventuras sobre estos dos animales, pero que tampoco me perdería nada importante si no me vuelvo a cruzar (literariamente) con ellos. Está bien para pasar el rato, pero como novela negra, las hay muuuucho mejores.

Firmado: EPS

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