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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Hjalmar Söderberg:La juventud de Martin Birck

Idioma original: sueco
Título original: Martin Bircks ungdom
Año de publicación: 1901
Traductora: Neila García Salgado
 Valoración: muy recomendable

Martin Birck era un niño pequeño que, acostado en la cama, soñaba. Así comienza La juventud de Martin Birck, la primera novela del autor sueco Hjalmar Söderberg. A pesar de que le consiguió al escritor un sinnúmero de críticas por parte de los sectores más conservadores del país, la calidad de esta novela ya auguraba que Söderberg estaba destinado a ser uno de los mejores escritores del siglo.

En esta obra somos testigos de la infancia y de la llegada a la edad adulta de Martin Birck, un joven que desea convertirse en poeta y romper con las convenciones sociales y su existencia oprimida y mediocre, y que sin embargo termina por sucumbir a las comodidades de la vida burguesa y por abrazar todo aquello que en teoría rechaza, condenándose así a sobrellevar una rutina tan conformista como atormentada. Como ya hará en sus novelas posteriores, Söderberg presenta Estocolmo como una ciudad lúgubre y solitaria, donde el vicio y la represión campan a sus anchas condenando a sus habitantes a llevar una vida triste e infeliz.

Ésta es, por tanto, una novela en la que reinan la melancolía, la decadencia y la desilución, en la que el abismo entre la realidad y los sueños está siempre presente y en la que da la sensación de que todos estamos condenados a perder lo que anhelamos en favor de aquello que nos condena. El libre albedrío se presenta en esta novela como algo inalcanzable y los conflictos morales ya prefiguran la excelencia de la que será su mejor novela, Doctor Glas.


También de Hjalmar Söderberg en ULAD: Doctor Glas y El juego serio.

martes, 30 de diciembre de 2014

Mark Z. Danielewski: La espada de los cincuenta años

Idioma original: inglés
Título original: The Fifty Year Sword
Año de publicación: 2005
Traducción: Javier Calvo
Valoración: decepcionante

El objeto, otra vez. ¿Habrán tenido alguna vez los de Alpha Decay, o los de Pálido Fuego, aquella famosa edición limitada que hicieron los Pet Shop Boys de su disco Very? Naranja, casi liso, y con una especie de puntitos. Un packaging muy impactante, todo un gancho para el fetichista. La posesión del objeto como una finalidad. Completamente legítimo, por eso, que eso sea un argumento. Para la compra, contra la piratería, vamos, si apuramos, hasta para convertir la lectura en una experiencia pluri-disciplinar, multi-sensorial, extra-literaria, lo que sea. Pues claro: y, como La casa de hojas, la presencia visual de La espada de los cincuenta años es impecable, atractiva a más no poder. Uno disfruta de la textura del granulado de su portada, enseña a los amigos la curiosa disposición de su texto -solo en hojas pares- y se solaza en solitario de la joya que tiene entre las manos. Esos gráficos, esas hojas en blanco, esas hojas en negro, ese despliegue gráfico que uno piensa que tiene sentido en función del contenido del libro. Mmm, el olor del libro nuevo, de la tinta fresca de sus ilustraciones que, wow, son reproducciones de los bordados, sí, bordados, que una limitadísima edición inicial del libro presentaba. Madre mía, ¿encontraré alguna en Ebay? Vamos, eso sí es una inversión, vamos, eso, en un tiempo, la de pasta.
Stop.
Porque los libros también hay que leerlos. Y esa experiencia debería ser la primordial. Sí, empleemos infecto lenguaje empresarial para decir que el core-business de un libro ha de ser disfrutar con su lectura. O sufrir. O ser perturbados. ¿Y cual de estos efectos nos depara leer La espada de los cincuenta años? A mí: indiferencia, desorientación y, al final, un persistente cabreo. Persistente con que mi voluntad de coherencia me impida responder a la amable cesión del libro por parte de Alpha Decay con un pronunciamiento más complaciente. Persistente, porque hasta el más insignificante complemento visual o escrito de todos los que acompañaban La casa de hojas tenía más sustancia que estas engañosas 270 páginas (solo la mitad con texto, muchas de ellas con apenas unas frases, la gran mayoría con un texto en formato poesía visual: media hora de lectura). Poco persistente, lo que sucede aquí: al lado del suntuoso derroche de tramas de La casa de hojas, de la cual este libro acaba siendo la mejor propaganda, como una especie de perverso antagonista, la historia aquí es una especie de fábula estirada e incomprensible; el mérito de extraer para el texto de la solapa algo con un mínimo de atisbo de coherencia es algo muy notable. Yo lo intento, para que no se diga. Una chica de nombre muy raro queda al cargo de cinco huérfanos de nombres muy raros (¿serán anagramas?) y convoca a un cuentacuentos que les explica una serie de cosas a los niños que les incitan a abrir unas cajas o no sé qué y pasa algo con una espada que está como predestinada (¿como las varitas de Harry Potter?) y a lo mejor hay una moraleja o un mensaje oculto o esas claves tan raritas de poner comillas de colorines significan que hay una lectura alternativa o algún código que lo desencripta todo y le otorga, no sé, un sentido.
Mientras, no negaré que tocar el libro, sostenerlo en las manos, observar su cuidadosa maquetación, hasta especular con cómo de fascinante podría ser su historia, es de lo más gratificante. Igual ese es su valor: esquivar la tentación de leerlo y especular acerca de lo que contiene. Pero a mí no me sirve, y dudo que a otros sí.

También de Danielewski, una inúsita doble reseña a La casa de hojas: aquí y aquí

lunes, 29 de diciembre de 2014

Paco Ignacio Taibo II: Retornamos como sombras

Idioma original: español
Año de publicación: 2001
Valoración: Muy recomendable

En el año 1986, el muy prolífico escritor astur-mexicano -y creador de la Semana Negra de Gijón-  Paco Ignacio Taibo II (a partir de ahora PIT II) publicó su novela Sombra de la sombra, entretenida y heteróclita novela, entre el género policíaco, el político y, directamente, el absurdo, y protagonizada por un curioso cuarteto de personajes que parecen despojos de la Revolución mexicana, pero sin perder su carácter irredento. A partir de ese momento -según confiesa él mismo en el prólogo de Retornamos como sombras-, PIT II trató de escribir una continuación a esta historia, pero no fue hasta el 2001 cuando se publicó, por fin. Y en este mismo año 2014, una editorial española lo ha recuperado para nuestro solaz, lo cual resulta muy de agradecer.

En esta continuación, ambientada en 1941, veinte años después de la primera novela, nos encontramos al cuarteto disperso en diversas actividades y ubicaciones: Pioquinto Manterola, como periodista; el Poeta Valencia, trabajando de agente para los servicios secretos mexicanos; el chino Tomás Wong, en la selva chiapeña, construyendo la carretera Panamericana.  Y el narrador -en cierta forma peculiar-, Verdugo, encerrado en un psiquiátrico. Pero todos, de una manera o de otra, siguen pistas que les van conduciendo  hacia la misma revelación: la infiltración en México de los agentes y simpatizantes del III Reich (estamos hablando del momento previo a la entrada de los EEUU en la Segunda Guerra Mundial, que arrastraría luego a su bando a otros países americanos). PIT II mete en la coctelera el esoterismo nazi de Otto Rahm, los productores cafetaleros y los seguidores de la "cruz chueca", Hemingway y los submarinos alemanes, el peyote y los delirios de los enfermos mentales...

PIT II nos administra todos estos elementos y más aún, dosificándolos en pequeñas dosis de capítulos cortos y eficaces, que van construyendo una serie de tramas que parecen paralelas, en un principio, pero que acaban convergiendo y entrelazándose en un thriller ágil y atractivo, con una mirada original, diferente, hacia un momento histórico y unos personajes ya mil veces contados... Una novela que, creo, a cualquiera le resultará cuando menos entretenida, si no incluso absorbente y luminosa... la demostración de que las formas de narrar son muchas y no todas pasan por las convenciones atribuidas a cada género literario. Convenciones y géneros que si algún sentido tienen, además, es el de poder romperlos... Que es algo que resulta mucho más divertido -también pata los lectores-, que seguir sus reglas a rajatabla. 

domingo, 28 de diciembre de 2014

ULAD: Nuevos retos

Pensábamos comunicarlo algo más tarde, pero la oportunidad del período navideño de compras nos hace adelantar la información, así que aquí va, el bombazo informativo de 2014:

ULAD SALTA AL MUNDO EMPRESARIAL

Tras una negociación destinada a implementar sinergias productivas con un backflow de know-how prospectivo, o sea, para conseguir más pasta, nuestro blog pasa desde ahora mismo a integrarse en la estrategia de difusión de un importante grupo editorial, cuyo nombre no estamos autorizados a desvelar hasta el 1 de enero de 2015 a las 00:01 de la madrugada, cuando estemos todos borrachos y atragantados de uvas y ya nada nos importe demasiado.

Como consecuencia de ello, los contenidos del blog van a ser rediseñados en una nueva línea, y se van a dar de alta varias secciones que seguro que son de vuestro interés, y si no da igual porque los que pagan son ellos.

Novela romántica
Podemos adelantar la primicia de que una nueva autora, Etna Conessonti, que ha venido colaborando como guionista de reputadas telenovelas en Venezuela, presentará sus obras en ULAD de forma exclusiva. Suyos serán los dos primeros títulos reseñados en esta sección: Pasión a contratiempo y Océano de sentimientos. Que se prepare Danielle Steel, porque se le va a acabar el chollo.

Sección de religión
Tras mucho tiempo dando la espalda a la Fe, ULAD dispondrá de una sección dedicada a la literatura religiosa. Concretamente, a la verdadera religión, que es la del Libro de Urantia.

Sección empresa
Empresarios: ¿hartos de que los trabajadores pierdan el tiempo a causa de las ficciones que leen, y de que piensen cosas raras y nada productivas? A partir de ahora, ULAD va a enfocar sus reseñas grandes clásicos desde una perspectiva de motivación y productividad, para que os ayuden en vuestras disertaciones y la literatura sirva, al fin, como medio de aumentar vuestros beneficios. ¡La literatura al servicio de la empresa, como tiene que ser! Próximas novedades: El Quijote para emprendedores, Moby Dick a la búsqueda de la excelencia o El Ulises como procrastrinación estúpida.

Sección infantil
Para los más pequeños, que son los lectores y sobre todo los consumidores del futuro, ULAD ofrece adaptaciones de clásicos literarios convenientemente ajustadas al gusto infantil, tales como Cincuenta sombras de Geronimo Stilton, El club de la ducha o Intemperie sin palabras de más de cuatro sílabas.

Merchandising
ULAD se adapta a los nuevos tiempos del todo gratis, y como no podemos dar conciertos porque sería una cosa espantosa, anunciamos nuestra nueva línea de productos de merchandising: Imanes de nevera, camisetas, alfombrillas de ratón, fundas para móvil, marcapáginas, llaveros, machetes... Todos decorados con nuestro logo o con frases de nuestras reseñas más brillantes, si es que conseguimos encontrar alguna.

Catering literario
Ofrecemos en esta sección una novedad absoluta en el panorama bloguero español, mundial e incluso vasco: consigue que nuestros colaboradores hagan de "negros" para ti escribiendo una carta comprometida, un discurso, una redacción, un guion para cualquier evento social. No te expongas al ridículo y apuesta por nuestra solvencia respaldada por millones de visitas. Precios a concertar, empezando en una bolsa de pipas.

Reseñas a medida
Dedicado a autores noveles y jóvenes valores, que dispondrán de la posibilidad de ser reseñados por nuestros colaboradores por muy razonables precios, desde la tarifa básica (Diamante en bruto) a la Premium (El nuevo Salinger). Presuma ante amistades y en su entorno de haber sido reseñado por uno de los blogs de referencia en la Red. Solamente nuestro éxito nos ha permitido obtener este status en el que la etiqueta ULAD es sinónimo de prestigio y calidad (o por lo menos eso nos dicen nuestras madres).

Parque temático ULAD
 ¿Quién no ha querido bañarse alguna vez en una piscina llena de libros o en montarse en una montaña rusa situada en la auténtica Rusia de Ana Karenina? El Parque Temático ULAD (le llamaríamos ULADVegas si no tuviéramos miedo a ser denunciados), que estará situado en el atractivo paisaje de los Monegros, incluirá estas atracciones y muchas otras, como muñecos gigantes que representen a cada uno de los colaboradores de ULAD para disfrute de grandes y pequeños. Apertura esperada para 2053.


Una vez más, muchas gracias, lectores, y, a partir de ahora, esperamos que clientes.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Alberto Olmos: Alabanza

Idioma original: español
Año de publicación: 2014
Valoración: está bien

Que digo yo, que qué fiebre les ha dado a los escritores con mandar a sus personajes al campo a pastar, como las cabras. No es que yo tenga nada en contra del ruralismo en sí, pero me llama la atención que en dos años se hayan publicado Por si se va la luz de Lara Moreno y esta Alabanza de Alberto Olmos, cuyos argumentos son tan semejantes (por no hablar de la tan famosa Intemperie de Jesús Carrasco o de Es un decir de Jenn Díaz, en las que la acción también transcurre en el campo, aunque con personajes "autóctonos" y no con urbanitas trasplantados). "Rural rules!", dice un personaje de la novela; pues se ve que sí, que rural rules.

En Alabanza, como en Por si se va la luz, una pareja huye de la ciudad y se va a un pueblo remoto en busca de sosiego, aislamiento y desconexión de internet. Él es escritor, y ella es, bueno, la novia del escritor. Solo que no estamos en 2014, sino en 2019, y en 2019 ya no existe la literatura porque, como se suele decir, ella sola se murió y entre todos la mataron: autores, editores, críticos, lectores... Sebastian Bel, el protagonista, contribuyó a la muerte de la literatura con una novela comercial, El mapa del misterio o El misterio del mapa o algo parecido con la que renunció a todos sus propósitos literarios en favor del éxito comercial.

En realidad, Alabanza son tres novelas en una: en la primera parte, vemos a Sebastian Bel intentando sin éxito escribir un libro de relatos, titulado Las amadas, sobre cada una de sus relaciones amorosas pasadas, y a Claudia, su novia, explorando el pueblo e intentando averiguar quién quemó la iglesia del pueblo; en la segunda, Sebatian vagabundea por el pueblo recordando su infancia (porque, sí, descubrimos que el pueblo en el que están es el de la infancia de Sebastian, que entonces no se llamaba Sebastian sino Miguel); en la tercera parte Sebastian y Claudia vuelven a juntarse, y se nos cuenta, entonces, la trayectoria literaria del escritor hasta el momento de su éxito y la posterior muerte de la literatura.

Y lo que pasa es que, de las tres partes, la primera me estaba entreteniendo y hasta intrigando; la segunda me ha parecido demasiado larga y me ha aburrido bastante; y la tercera en cambio me ha parecido demasiado obvia en su intento de criticar las podredumbres del sistema literario español y universal, que sin duda existen: la arbitrariedad de los editores, las componendas entre críticos, autores y editoriales; la vulgaridad y el egocentrismo de los escritores... Solo los lectores parecen salvarse de la quema, a lo mejor porque Alberto Olmos no quiere alienar a sus lectores acusándoles de ser cómplices en el asesinato de la literatura.

Creo que Alabanza habría sido mejor novela si hubiera sido más corta y se hubiera enredado menos en recuerdos infantiles y en consideraciones no tan originales sobre esos animales exóticos que son los editores. Si las desventuras de un escritor frustrado luchando por salvar la literatura son suficientes para entretener a todo el mundo, o solo a los que somos especialmente letraheridos, eso es otra cuestión diferente.

También de Alberto Olmos: Ejército enemigoTrenes hacia TokioVida y opiniones de Juan Mal-herido

viernes, 26 de diciembre de 2014

Javier Cercas: El impostor

Idioma original: español
Año de publicación: 2014
Valoración: muy recomendable

Pre: Que me dé por encargar este libro en la biblioteca un 20 de noviembre tiene su miga. Metido en medio de toda la confusa campaña mediática que rodea a Cercas y a sus opiniones políticas comúnmente acusadas de ser tibias, timoratas, complacientes con el statu quo, evitando la confrontación, el escritor extremeño afincado en Catalunya parece cómodo en ese rol de rebeldía consustancial a los tiempos que nos toca vivir. Si hace siete u ocho años ser llamado el cronista de la transición acarreaba algún matiz de elogio, hoy ese mismo apelativo le otorga una recriminación implícita: como si fuera un cómplice o un colaborador necesario en todo el sistema político corrupto basado en el bipartidismo.
Pero él sigue remando contracorriente, y eso a mí me gusta. Por mucho que sus opiniones políticas no coincidan con las mías, considero a Cercas un muy buen escritor. Y desde luego no se trata de un delator colaboracionista de una dictadura golpista, como aquel otro con el que comparte letras iniciales de apellido.
Más pre: como los blogs no solemos acceder a copias de pre-estreno de los libros, yo ya he consultado por ahí: los medios parecen coincidir en que éste no es el mejor Cercas posible. De hecho, me parece que para un escritor de su alcance, los dos años justitos transcurridos desde Las leyes de la frontera son un periodo corto. De hecho, cuando veo que son más de cuatrocientas las páginas dedicadas, me asusto un poquitín. Y pienso en la brevedad de Vila-Matas en Impostura.
El nudo argumental: Enric Marco tuvo engañado a medio planeta y llegó a ser presidente de la Amical de Mauthausen, asociación de víctimas del nazismo, cuando en su vida pisó un campo de concentración, cosa que afirmó y documentó con profusión de falsos detalles. Se presentó ya no como víctima, sino como víctima emblemática y carismática, cuando todo era un puro y absoluto fraude. Un fraude basado en una mentira repugnante que le procuraba el reconocimiento objetivamente más puro que existe: el de la compasión y la empatía masiva por las víctimas inocentes de la injusticia del poder. Ahí es nada, el caramelo.
Y Marco degustó el caramelo años y años, recreándose en ello y, borracho de euforia, rellenando a cada paso todos los huecos de su historia personal a base de hechos que alimentaran esa leyenda, que la enriquecieran y le aportaran credibilidad. Que si militante antifascista, que si héroe trufado de valor y coherencia.

Pero Marco, error garrafal que él pensó (cosa que niega, pero es que este hombre miente muy a menudo) que sería oportunidad de rehabilitación, accedió a explicárselo a Cercas en la serie de entrevistas que permitieron la confección de este libro. Y sí, eran una sarta de mentiras, Entonces, ¿para qué había que decir que eran otra cosa? Cercas ha sido criticado por Marco, orgulloso y narcisista al cual el tiro le había salido por la culata, y Cercas ha rozado la crueldad al referirse a él. Aunque en todo caso no le niega en momento alguno una gran capacidad de seducción, una evidente habilidad para la alteración de la realidad para sus propósitos. Pero son los riesgos de tejer una existencia en torno a una máscara colosal: la vergüenza y el descrédito a los que uno que se expone cuando esta máscara es retirada. Porque en El impostor no se trata de dirimir sobre si Marco es o no un ser perverso. Desde el propio título queda claro que no es ningún angelito, y Cercas dedica 400 páginas a demostrar que las alas las tiene de ser un buen pájaro. Quizás haya muchas páginas y quizás Cercas se extienda en exceso en sus disquisiciones acerca de la oportunidad o no de contarlo. Pero sigue habiendo mucho, muchísimo y muy aprovechable aquí. Desde esa fascinante historia inventada hasta su reflejo en la vida real, exenta de interés aparente, pero primorosamente explicada. Y, parafraseando cierto chascarrillo empresarial, si sobran la mitad de las páginas, yo soy incapaz de decir qué mitad.
Post: resumiendo, que ya toca. A pesar de obvios trucos, tanto propios del autor (los constantes equívocos a que induce en lo relativo a la gestación de la novela) como prestados de otros (el tono ya sea íntimo como en El adversario de Carrère, que Cercas menciona, ya sea el periodístico de El marqués y la esvástica), El impostor es, otra vez, y van cinco seguidas, un Cercas que se disfruta con gran placer. Su pose polémica, su condición de autor abanderado de esa especie de prensa del establishment conservasocialista, no deberían enturbiar su condición de excelente escritor, de esos que obtienen con su obra una cercanía con el lector que, al menos a mi juicio, no es algo tan frecuente hoy en día.

También de Javier Cercas en UnLibroAlDía: Aquí

jueves, 25 de diciembre de 2014

ULAD: Nuestros libros del 2014

Un año más, aquí va la lista (las listas, mejor dicho) con las mejores y también las peores lecturas del año. Que no de los libros publicados este año, sino de los que nosotros hemos leído este año...

Santi:
Francesc Bon
  • Mi libro del año: El jilguero, de Donna Tartt, porque sus aciertos superan a sus errores.
  • Los outsiders: pocos, y discutidos, así que no juego esta ronda.
  • La gran decepción: que nadie se erige como alternativa a los grandes ausentes (por fallecidos o por poco activos). Esperando que algún autor cuaje y se haga un lugar entre los grandes, otro año.
  • Una esperanza para el año que viene: Que Javier Calvo empiece a tomarse a sí mismo en serio, que deje de traducir un ratito y se decida. Ya.
  • Una apuesta: tampoco tendremos novela de Houellebecq en 2015.¿O sí? De Franzen ya ni planteárselo.
  • Convendría irse fijando en: los movimientos de una Anagrama post-Herralde.
Jopelines, Francesc, sólo has nombrado un libro: pon tres más, aunque sea.
Va, juego la ronda de outsiders.
  • Mejor ensayo: Aquellos años del Boom, de Xavi Ayén
  • Fiasco: ¿Qué, pero qué narices pretendías con La espada de cincuenta años, Danielewski?
  • Prometo repetir: dos Eduardos, Halfon y Jordá. 
  • Un propósito para 2015: zamparme lo que vaya saliendo de la famosa hexalogía de Karl Ove Knausgard. 
  • Empieza a poner a prueba mi paciencia: La insistencia del mundo editorial (en conjunto) en recuperar la figura de DFW. Igual si lo hubieran hecho en vida. Igual.
  • And the Nobel goes to: Jonathan Franzen
Juan G. B.:
  • Mejor novela histórica: Manituana de Wu Ming
  • Mejor novela histórica-pero-que-no-se-puede-considerar-como-tal: El plantador de tabaco de John Barth
  • Mejor novela negra: La mirada del observador, de Marc Behn
  • Mejor biografía-que-no-es-sólo-tal: Arthur & George de Julian Barnes.
  • Mejor ensayo político, ensayo filosófico y realismo garbancero: La sociedad del espectáculo de Guy Debord.
  • Mayor decepción (hasta cierto punto): Los lanzallamas de Rachel Kushner.
  • Mejor sorpresa (hasta cierto punto, también): Claire de Witt y la ciudad de los muertos de Sara Gran.
Pedro:
  • Mejor libro publicado: El libro del desasosiego, de Pessoa. Es una reedición. Ganaría todos los años, me temo.
  • Mejor debut (o casi) de un autor español: El cielo de Lima, de Juan Gómez Bárcena.
  • Mejor thriller: Vestido de novia, de Pierre Lemaitre.
  • Mayor decepción: Canciones de amor a quemarropa de Nickolas Butler ex aequo con La espada de los cincuenta años de Danielewski.
  • Sorpresón en positivo: Los últimos, de Juan Carlos Márquez.
  • Mejor novela leída: Barba empapada de sangre, de Daniel Galera. Gracias a quien me la recomendó.

Montuenga:

¿Cuáles son vuestras listas de los mejores (y los peores) libros del año? Podéis dejarlas en  los comentarios, en Facebook o en Twitter.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Shirley Jackson: La lotería y otros cuentos

Idioma original: inglés
Título original: The Lottery and Other Stories
Año de publicación: 1948, 1949
Valoración: imprescindible

La lotería es un relato corto nacido de la mente de la que sin duda es una de las mejores escritoras estadounidenses del siglo pasado. Publicado por primera vez en 1948 en The New Yorker, su acogida por parte del público no pudo ser peor: muchos lectores cancelaron su suscripción a la revista y la autora recibió durante meses cartas en las que fue duramente criticada e insultada debido a la dureza del cuento. Pero, ¿qué cuenta esta historia exactamente? Cuenta la tradición que se lleva a cabo en un pequeño pueblo estadounidense, que consiste en sortear un premio entre todos los habitantes del pueblo. ¿Y qué es ese premio? La lapidación, por eso de quitarse el stress de encima y de que la cosecha de ese año sea buena y porque oye, es una tradición y las tradiciones hay que respetarlas. 

Si bien hoy en día no nos vamos a asustar por el argumento del cuento, todo que lo lea quedará encantado por la manera en que éste está escrito. Shirley Jackson confirma con esta pequeña obra que sabe crear ambientes como nadie y consigue, en apenas doce páginas, estremecer al lector con la propia historia, con las interpretaciones que se pueden leer entre líneas y con el oscuro sentido del humor que contiene.

Pero La lotería es, además de un cuento fabuloso, el broche de oro de esta colección de relatos que reúne 26 piezas en las que Jackson muestra (por si no había quedado claro en Siempre hemos vivido en el castillo o La maldición de Hill House) la gran imaginación que posee (que poseía, más bien) y toda su maestría a la hora de contar historias. Las narraciones que encontramos en este volumen están siempre ambientadas en la realidad más cotidiana, en una rutina diaria que aparentemente nada tiene de especial... hasta que todo cambia.

A pesar de que no encontramos en estos relatos elementos sobrenaturales o las características propias de los cuentos de terror (que nadie espere encontrar aquí a una versión antigua de Stephen King, por mucho que él se haya declarado fan absoluto de la autora), todos los escritos de Jackson nos dejan un regusto amargo, así como una inquietud que no sabemos muy bien de dónde viene y que nos cuesta bastante quitarnos de encima.

Quizá porque se encarga de enseñarnos las cosas terribles que se esconden en cada lugar que creemos seguro, o porque nos hace pensar en todo lo malo que tenemos dentro de nosotros, los relatos de Shirley Jackson resultan ser fáciles de leer y dificilísimos de olvidar. Y yo creo que no se le puede pedir más.



martes, 23 de diciembre de 2014

Andrea Camilleri: Vosotros no sabéis

Idioma original: italiano
Título original: Voi non sapete
Año de publicación: 2007
Traductora: María Antonia Menini Pagès
Valoración: recomendable

Para quien no lo sepa: Bernardo Provenzano, llamado por sus acólitos 'u Zù Binnu, "el tío Binnu" o "El Tractor" -según se refiriesen a su época de capo o a sus comienzos como matón- fue el Capo di tutti capi  de la Cosa Nostra siciliana entre 1993 y 2006. Cuando, en abril de ese año fue detenido en la caseta donde se escondía, en un monte cercano a su propio pueblo, Corleone, llevaba 43 años en la clandestinidad, huyendo de la justicia italiana. Pues bien, en su última etapa como capo supremo de la organización, movido sobre todo por la necesidad de disponer de un medio seguro para comunicarse con sus subordinados y familiares, se dedicaba a escribir -y recibir-, los llamados pizzini, papelitos mecanografiados, doblados y redoblados, en los que impartía sus instrucciones y "consejos", y que debían seguir caminos de lo más alambicado para llegar a sus destinatarios sin despertar sospechas.

Estos peculiares documentos (los que se han podido recuperar, claro) son la materia prima que utiliza Andrea Camilleri para escribir este curioso glosario que, en realidad, es un retrato de este personaje y de la organización que dirigía. Un glosario peculiar, también, puesto que los términos (en italiano  o en siciliano, pero también alguno inventado por el propio Provenzano), al ser tomado de esos pizzini -vehículo para entenderse entre criminales, no lo olvidemos-, a menudo tienen un significado "normal" y otro bien diferente que sólo es entendible dentro del contexto mafiosos... e incluso a veces ni siquiera así, y sólo se pueden explicar teniendo en cuenta las caracteríasticas de la personalidad y el estilo de mando de quien los emitió. 

Esa es la labor a la que se dedica Camilleri con toda la sabiduría y sutileza -también con la ironía- que le dotan su larga y fructífera experiencia como escritor y, sobre todo, como siciliano que sabe de lo que trata. A destacar, por ejemplo, la prolija y recurrente referencia que hacía Provenzano a elementos de la religión católica... y no sólo por coherencia con la supuesta religiosidad de la que hace gala el pueblo siciliano (en realidad, un ejercicio de supersticción, según Camilleri); sobre todo, el lenguaje morigerado y hasta meapilas de los pizzini, sus maneras conciliadoras como capo (a diferencia de sus predecesores en la dirección de los corleonesi: el militarista Riina y el aterrador Luciano Leggio) eran, para el autor del libro, recursos conscientes que utilizaba Provenzano para lavar su imagen y presentarse como un hombre de paz, un mediador, y no la mala bestia responsable, según se cree, de al menos 40 asesinatos, o el implacable cobrador de mordidas mafiosas en que se convirtió en una segunda fase de su carrera criminal. De esta forma, el libro también es un estudio de cómo la elección y uso del lenguaje -incluyendo las faltas de ortografía y los errores sintácticos- aún el empleado en unos medios tan aparentemente humildes como estos papelitos se convierte en un instrumento de primer orden para la consecución de unos objetivos concretos, en este caso, la dirección de una organización criminal. Por no hablar de la fascinante mezcla de negocios,asuntos luctuosos, vida privada (incluyendo problemas de salud) y beatería...

Este libro encantará sin duda a los lectores interesados en el tema mafioso, pero también a los seguidores-y somos legión- del gran Camilleri e incluso, más allá, a todos aquéllos que encuentren un placer especial en la lectura de un a disquisición inteligente, sutil y certera sobre cualquier asunto de interés de los tantos que conforman este mundo en el que vivimos y que a veces se nos muestran tan arcanos e incomprensibles como los papelitos de un viejo capo oculto en una montaña. Menos mal que aún tenemos a alguien como Camilleri que nos ayuda a entender las cosas.

Nota final: no me puedo resistir a compartir un dato que aparece en el libro. Al parecer, en tiempos de la jefatura de Provenzano, Cosa Nostra cobraba a los empresarios sicilianos adjudicatarios de obras públicas un 2% de comisión. Como bien sabemos en España y, sobre todo, en Cataluña, cobrar menos de un 3% es de aficionados... O quizás sea que los mafiosos son menos avariciosos que ciertos políticos. Qué suerte tenemos, ¿eh?

También de Andrea Camilleri en ULAD: Aquí

lunes, 22 de diciembre de 2014

Colaboración: Open de André Agassi

Idioma original: inglés
Título original: Open
Año de publicación: 2009
Valoración: se deja leer

Vibrante como pocos. Inconmesurable. Hipnotizante. Maravillosamente escrito. Con estas aseveraciones de, entre otros, Rosa Montero, Juan José Millás o Alberto Espinosa deberíamos encontrarnos ante el libro del año como mínimo, cuando no del lustro o del siglo. Pues, lo siento, pero no. Open no es el libro del año. Un libro entretenido y a ratos incluso conmovedor, pero no mucho más. Porque conmovedor resulta que un ser humano que ha alcanzado el cielo con la práctica de un deporte tan exigente como el tenis confiese que lo odia con todas sus fuerzas, y que lo ha odiado desde el momento en que su padre, autoritario y egoísta, le obliga a practicarlo contra su voluntad. Despúes de ocho grand slams, mas de mil partidos jugados y veinte años como profesional, maltrecho física y emocionalmente, Agassi nos confiesa que sería feliz en cualquier sitio excepto en una pista de tenis. Y lo más patético es que para dejar el mundo del tenis atrás se casa con una tenista, Steffi Graf. Menos mal que por lo que parece no han querido que sus hijos se dedicarán también a la raqueta.

Dicho esto, Open no es una obra maestra de la literatura en inglés. El estilo es ágil y desprovisto de artificios, pero narrativamente no ofrece mucho más. No es un libro maravillosamente escrito como figura en la solapa. Como mucho es una lectura amena, pero lo es justo en la medida en que Agassi nos presenta su historia más íntima. Conocemos a su familia y le vemos crecer pegado a una raqueta de tenis. Contemplamos sus conflictos internos, el delicado equilibrio emocional de un adolescente navegando en un mundo de adultos para el que no está preparado. Más tarde asistimos a la lenta deriva de su primer matrimonio con la actriz Brooke Shields y la torpe aproximación posterior a Steffi Graf, pero la idea que sobrevuela el libro es la búsqueda desesperada de identidad de un deportista desorientado que busca refugio en una segunda familia: entrenadores, preparadores físicos, consejeros, que sustituya a la que nunca tuvo.

Agassi es, o al menos parece, sincero. Nos habla de sus triunfos y de sus fracasos y no intenta disculparlos. A veces puede resultar un poco frívolo, pero casi siempre se nos muestra como una persona insegura y vulnerable. Y es esa faceta humana del tenista la que sostiene buena parte del libro. El resto, que no es poco, son épicas descripciones de enfrentamientos con tenistas coetáneos como Sampras, Becker, Chang o Courier, por nombrar los más conocidos, que pueden interesar al aficionado al tenis, pero que son demasiado prolijas para el lector convencional. Confieso que he saltado páginas y páginas esperando que acabara de detallar como remontó o finalmente perdió tal o cual partido, dónde come sus hamburguesas preferidas o cómo se entrena subiendo y bajando cuestas alrededor de la casa de su amigo y preparador Gil en el desierto de Las Vegas. Porque Agassi creció y vive en Las Vegas, está casado con Steffi Graf y tiene dos hijos. Por si a alguien le interesa saberlo.

Firmado: José Miguel Martínez Camino

También de J.R. Moehringer en ULADEl bar de las grandes esperanzasEl campeón ha vuelto

domingo, 21 de diciembre de 2014

Horacio Castellanos Moya: Insensatez

Idioma original: español
Año de publicación: 2004
Valoración: Muy recomendable

Van ya unas cuantas novelas de Horacio Castellanos Moya reseñadas en este blog, y a juzgar por las que he leído yo, y por las que han comentado otros compañeros, casi todas tienen algo en común: violencia, humor, sexo y mucha mala leche con la situación política de Centroamérica. Todos estos elementos están también presentes en Insensatez, y quizás de una forma todavía más acentuada.

El protagonista de Insensatez ha sido contratado por un país centroamericano (no es difícil reconocer Guatemala, aunque no se mencione en el texto) en el que se ha producido un genocidio de la población indígena. Y está en ese país por dos motivos: primero, porque ha tenido que salir huyendo del propio país por problemas con el poder; y en segundo lugar, porque le han propuesto que revise las cien mil páginas del manuscrito del informe sobre el genocidio, preparado por la Iglesia y compuesto fundamentalmente por los testimonios de los supervivientes del genocidio.

Lo más chocante de la novela es la forma en la que Castellanos Moya combina dos planos de acción: en uno de ellos, el narrador corrige el manuscrito en el que se cuentan todas las atrocidades de la matanza, incluidas violaciones, torturas, asesinatos a sangre fría, mutilaciones o desapariciones, contadas por las víctimas en un español deformado por la influencia de sus propias lenguas indígenas y por la imposibilidad de narrar el trauma; en otro plano que discurre paralelo, el mismo protagonista hace todo lo posible por follar con todas las mujeres que se le ponen a tiro, incluidas una cooperante española de pies apestosos que le transmite una enfermedad venérea y un miedo paranoico a la venganza de su novio militar uruguayo.

Este contraste entre la brutalidad de la violencia genocida, que atraviesa el texto de forma obsesiva (porque el narrador repite durante varias páginas aquellas frases que le resultan más impactantes), y la frivolidad de las aventuras eróticas del narrador, es lo más llamativo de la novela. La labor que le han propuesto al narrador (contribuir a la memoria del horror) no puede ser más digna, pero el propio narrador es al mismo tiempo despojado de cualquier halo heroico: es cobarde, egoísta, machista e insensible, en gran medida, al dolor de las víctimas. Y sin embargo, este contraste funciona, como una especie de estrategia brechtiana de distanciamiento: las masacres cometidas contra las comunidades indígenas no son menores, ni menos incomunicables, por estar en manos de un imbécil.


También de Castellanos Moya en Un Libro al DíaEl ascoEl sueño del retornoLa sirvienta y el luchador, El arma en el hombre

sábado, 20 de diciembre de 2014

Linda McQuaig/Neil Brooks: El problema de los super-millonarios

Idioma original: inglés
Título original: The Trouble with Billionaires
Año de publicación: 2013
Traducción: Emilio Ayllón
Valoración: recomendable


La buena gente de Capitán Swing va haciéndose un hueco, poco a poco, en un sitio que, en los tiempos que corren, sería demasiado peligroso dejar de lado. Una de sus líneas editoriales es lo que podríamos definir como obras de denuncia que, y espero que lo estén consiguiendo, intentan concienciar a la gente sobre diversos aspectos sin dejarse llevar por el populismo barato (tan en boga), el dogmatismo que busca equilibrar la balanza para el otro lado o la cuestión directamente panfletaria.

El problema de los super-millonarios es, por ejemplo, un ensayo que contiene un capítulo que se llama Por qué Bill Gates no merece su fortuna y otro que se llama La reforma de la lotería ovárica. Quién puede resistirse ante semejantes anzuelos. Aunque, debo ir advirtiendo, este es un ensayo que será mucho más disfrutado desde cierta posición social e ideológica, creo que las reflexiones a que nos conduce no son nada despreciables. La cuestión central es reflejar como las políticas neo o ultraliberales vigentes en el mundo anglosajón (eras Reagan y Thatcher hasta hoy) sólo han hecho que acentuar las desigualdades entre las partes más ricas y las más pobres de las sociedades. Y que esta desigualdad es el germen de la actual crisis galopante, y que para nada se está tomando, vía austeridad a rajatabla, el camino adecuado para que las cosas mejoren. Esto es muy resumido, porque (y creo que aquí la extensión del libro es algo excesiva) las 300 páginas son, desarrollando diversas líneas de investigación e, inevitable en este tipo de lecturas, aportando profusión de datos, estadísticas y gráficos, un camino hacia una conclusión bien presente desde el principio: las sociedades son más justas cuanto más impuestos se pagan y cuanto estos actúan con más progresividad gravando las rentas más elevadas. Punto. Defendiendo las tesis keynesianas, el sector público ha de tirar cuando el sector privado no se acaba de decidir. Claro: de no ser el lector uno de esos supermillonarios, los planteamientos del libro no pueden ser menos que aplaudidos. Noruega, Dinamarca, Suecia. Siempre los mismos ejemplos para hablar de sociedades con enormes cargas tributarias, pero cuyos ciudadanos obtienen un bienestar del estado que les hace conformarse.
Pero siempre hay un pero.
Leer este libro en este estado llamado España, donde cada semana nos enteramos de un nuevo caso de señor gobernante que, encantado y feliz de la vida con esos impuestos que se pagan, se ha dedicado a hacerse con ellos y metérselos en sus bolsillos, en los de sus amantes, en los de sus esposas, amigos, amiguetes, primos, primos segundos y cuñaos, en los de testaferros, en los de sociedades domiciliadas en islotes pintorescos o en estados montañosos, no resulta el más halagüeño de los escenarios. Y, aunque la amena lectura de El problema de los super-millonarios resulta didáctica y hasta entusiasta, no sé si este es el momento oportuno para convencer a la gente que renuncie al 30, al 35 por ciento de sus ingresos a favor de un estado que cada vez da menos servicios y más disgustos.
Así que esta reflexión puede llevarnos tanto al refuerzo de las convicciones, como a pillar un cabreo de un par. 

viernes, 19 de diciembre de 2014

Izraíl Métter: La quinta esquina

Idioma original: ruso

Título original: Piatyi ugol
Traducción: Selma Ancira
Año de publicación: 2014
Valoración: muy recomendable

Boria es un hombre judío, ya jubilado, que comienza a recordar su vida a raíz de encontrarse con la viuda de uno de sus amigos de la infacia. Gracias a las conversaciones que mantiene con esta mujer, el anciano nos hablará de las dificultades a las que tuvo que hacer frente por ser judío (no pudo acceder a la universidad, por ejemplo, y se vio obligado a formarse de manera autodidacta y a ganarse la vida impartiendo clases en instituciones de menor nivel que las que él consideraba que le correspondían), así como de sus relaciones amorosas (que siempre terminaron en tragedia), de sus amistades y, sobre todo, de Katia. Porque Katia fue el amor de su vida, sí, pero no protagonizó el sueño que él ansiaba. De carácter voluble y caprichoso, y tan superficial como el propio Boria, Katia se dedicó a entrar y salir de su vida cuando le convenía, tan pronto colmándolo de amor como despreciándolo por las más variadas razones. 

A través de recuerdos desordenados y de una narración entrecortada, el autor construye poco a poco la biografía de este curioso personaje (que tiene muchos puntos en común con su propia vida), al tiempo que realiza un terrible retrato de la Rusia comunista. Denuncia con esta novela la pérdida de los ideales que llevaron a los comunistas al poder y la conversión del país en una nación autárquica y gobernada por el miedo, donde la población no tiene más remedio que convertirse en cómplice de los crímenes que comete el gobierno para evitar ser castigada.

Así, tomando como título una de las torturas más habituales que realizaban los agentes del KGB (tras encerrar a un prisionero en una habitación cuadrada, lo molían a palos y le decían que no pararían hasta que no encontrara la quinta esquina de la estancia), La quinta esquina llega a nosotros como uno de los testimonios más verosímiles y desgarradores de la Rusia comunista, en la que lo único que contaba era seguir adelante, como fuera, aunque eso supusiera dejar de lado todo lo importante, todo lo que nos hace humanos, para avanzar, al final, más muertos que vivos hacia un destino tan imprevisible como descorazonador.

jueves, 18 de diciembre de 2014

John Barth: El plantador de tabaco

Idioma original: inglés
Título original: The Sot-Weed Factor
Año de publicación: 1960
Traductor: Eduardo Lago
Valoración: imprescindible... con algún matiz

Impelido por el renombre de esta novela, por las estupendas críticas y, sobre todo, por la reivindicación de este título que se hizo en un conocido blog -colega en esto de reseñar-: aquí, me decidí por fin a afrontar las casi 1200 páginas de este Plantador de tabaco (si menciono su extensión no es para colgarme medallas, sino, muy al contrario, para señalar mis deméritos como lector, al no haberme atrevido antes con el libro). La novela, además, pasa por ser una de las obras señeras de la literatura postmoderna norteamericana, cultivada en la segunda mitad del s. XX por unos cuantos autores, hoy muy considerados entre el gafapastismo hispánico (que no se ofenda nadie: yo mismo, de hecho, las uso de culo de vaso).

¿Y de qué va esta novela tan afamada? Pues se trata de las aventuras -desventuras, más bien-, del joven, virgen y bastante torpe poeta -Laureado de Maryland, nada menos- Ebenezer Cooke, que en 1694 parte de Londres para hacerse cargo de la hacienda familiar en la colonia de Maryland y, de paso, componer una ambiciosa oda en verso en honor de esas tierras. pero ya se sabe lo que ocurre con "el camino del hombre recto" -en palabras del profeta Ezequiel y del asesino Jules-, así que el laureado se verá asaetado, en su accidentado periplo, por toda clase de azares y pruebas... en especial por aquéllas que comprometen su preciada virtud, aunque también es cierto que en ocasiones será él quien trate de perderla, con singular falta de fortuna... Porque ésa es otra: la novela está plagada de escenas y situaciones salaces, cuando no claramente lúbricas, hasta el punto de que en algún momento parecen constituir el armazón de la historia (tampoco es de extrañar, si pensamos que Barth publicó este libro con treinta años, luego debió de comenzarlo mucho antes, en plena edad bullente y vigorosa). Pero no todo es lascivia o concupiscencia: la novela nos ameniza, además, con varios diálogos irónicamente filosóficos -entre el Laureado Cooke y su camaleónico preceptor Burlingame, o bien con su bastante menos cultivado criado Bertrand-; si añadimos que el tono general del libro es marcadamente jocoso, su lectura se hace mucho menos trabajosa de lo que cabría suponer... (de hecho, en muchos momentos da la sensación de que el joven Barth se lo pasó escribiéndolo aún mejor que nosotros leyéndolo).

A todo esto hay que sumar que nuestro héroe se ve envuelto en una intriga política bastante enrevesada, que toda la novela está trufada de otras historias más cortas, narradas por los personajes que el laureado se va encontrando durante sus peripecias, incluyendo la búsqueda y hallazgo -por entregas -de un manuscrito donde se cuentan las aventuras de un posible antepasado de Burlingame, junto al famoso capitán Smith (sí, el de Pocahontas)... El libro, indefectiblemente -y ésa era la idea, claro- recuerda a las clásicas novelas inglesas del s. XVIII ; también a aquéllas llamadas "filosóficas" como Cándido de Voltaire. Pero, sobre todo, a lo que recuerda esta novela es al mismísimo Quijote: Ebenezer Cooke no es sino otro letraherido iluso que, en vez de creerse un personaje de los libros de caballerías, se cree un poeta y deambula por el mundo tratando de seguir un supuesto código de honor lírico, que, de manera inevitable, choca con la crudeza de la realidad. Choque que no amortigua, sino que hace más evidente aún, su terrenal criado Bertrand, a modo de pícaro Sancho. El Laureado incluso tiene una idealizada Dulzinea en la persona de la prostituta Joan Toast, a la que vio desnuda en Londres... Blanco y en botella.

Porque en esto consiste, al parecer, el carácter postmoderno de esta obra: su condición de parodia más o menos incisiva de géneros y estilos considerados del pasado. Lo que la diferencia, por tanto, de otras novelas, contemporáneas a ésta -o un poco anteriores-, a las que en cambio no dudamos en atribuirles la etiqueta  de "novela histórica" (que yo he estado a punto de colocar a la que estoy reseñando, lo confieso. Lo mismo que esa otra, tan curiosa de "novela pornográfica arrepentida de serlo"... qué diablos, se las voy a poner, aunque me equivoque...), como las de Graves o Yourcenar es la mirada en todo momento irónica que sabemos ha concebido esta obra y con la que nosotros debemos leerla.  Mayor ironía aún puesto que, por lo visto, existió realmente en el siglo XVII un poeta llamado Ebenezer Cooke que escribió una obra en verso, de carácter satírico, llamada... pues El plantador de tabaco... Una juerga metaliteraria, vamos. Lo que yo me pregunto es: ¿sería esta novela considerada como "postmoderna" de haber sido escrita en el siglo XVII? Es de suponer que no. Ahora bien, ¿lo sería Tristram Shandy, de haber sido escrita en el XX?. Sobre tales cuestiones, puede que a alguno de nuestros avispados seguidores les venga a la memoria un célebre cuento de Borges: Pierre Menard, autor del Quijote, de su libro Ficciones, en el que este supuesto autor escribe, en el siglo XX, un nuevo Quijote, que resulta ser exactamente igual que el anterior, pero cuya lectura, al producirse en un contexto y época diferentes, cambia totalmente su significado... Ya se sabe que está todo inventado.

Y vamos por fin al delicado tema de la valoración de este libro (y pido disculpas por explayarme tanto en la reseña): aquí no puedo por menos que volver a recordar la extensión de esta novela (y su grosor y peso, me temo... no es aconsejable leerla tumbados y colocando el tocho sobre la barriga). Y ello es porque, lo queramos o no, condiciona en parte la inversión en tiempo -y dinero, para quien la adquiera- que debemos dedicar a su lectura. Pues bien, yo recomiendo a cualquiera que se decidan a realizar tal inversión, incluso en el aspecto económico -la ratio entre el desembolso efectuado y las horas de diversión proporcionadas resulta imbatible-,que lo haga, sin objeción alguna. Ahora bien, ¿es esta una obra literaria de las que consideramos "imprescindibles"? Pues aquí ya pienso que hay que hilar más fino... creo que para algunos lectores -o muchos- puede serlo, y en atención a esta circunstancia, no dudo en valorarla como tal. Ahora bien, en mi caso particular, no sé hasta que punto me resulta tan "imprescindible". Ya he escrito que en más de una ocasión me ha parecido que el autor se lo había pasado aún mejor escribiendo la novela que yo leyéndola y eso, que en principio no tiene porque resultar algo negativo -incluso muy al contrario-, a veces me ha dado la sensación de estar asistiendo a una suerte de acto onanista que ha impedido mi total satisfacción. Pero como, ya digo, no deja de ser una impresión subjetiva mía, tampoco quiero que condicione mi dictamen. Por tanto, que no haya duda... valoración: imprescindible.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Hillel Halkin: ¡Melisande! ¿Qué son los sueños?

Idioma original: inglés
Título original: Melisande! What Are Dreams?
Año de publicación: 2012
Traducción: Vanessa Casanova
Valoración: recomendable (imprescindible solo para románticos empedernidos)

Debo ser yo, la verdad: debe de ser cosa mía, que me he vuelto cínico o descreído o duro, o algo. Debe ser que he perdido la capacidad de emocionarme con las historias bonitas sin poner algún tipo de distancia. Porque a todo el mundo le ha encantado este libro, todo el mundo lo recomienda con grandes muestras de emoción, lo mismo libreros que críticos que lectores. Y a mí, pues sí, me ha gustado, sí, pero no me ha encantado, por motivos que luego explicaré.

Es verdad que ¡Melisande! ¿Qué son los sueños? es un libro bonito: es una historia de amor y amistad, un triángulo amoroso entre dos amigos, Ricky y Hoo, y una mujer, Mellie (la "Melisenda" del título) que tiene algo de Manic Pixie Dream Girl, un término polémico nacido en la crítica cinematográfica para definir a "esa criatura chispeante y superficial que existe solo en la imaginación febril de escritores y directores sensibles, para enseñar a taciturnos hombres jóvenes los infinitos misterios y aventuras de la vida." Es verdad que Melisande no es una cáscara vacía, sino que tiene su propia evolución, sueños y esperanzas, pero sigue existiendo (o eso me lo parece a mí) como objeto del amor y el deseo de los personajes masculinos.

Es innegable que la historia está bien contada, con sensibilidad, interés y una técnica bien escogida: el narrador, ya mayor, regresa a los recuerdos de su adolescencia, en que conoció a Ricky y a Mellie; narra después el proceso de colapso mental de Ricky, su acercamiento a Mellie y (la parte más bonita del libro) su larga relación y su matrimonio lleno de todas las cosas buenas y malas de la vida. Algunos pasajes (como cuando Ricky quiere deshacerse de su dinero, dólar a dólar, o cuando Hoo encuentra las notas domésticas de Mellie escondidas en medio de sus libros) son realmente memorables.

Y sin embargo la pega mayor que yo le pongo a este libro es que cada cierto tiempo cae en lo cursi, que sé que es un término y un límite difícilmente objetivable pero que también creo que es indudable que existe. Cuando Mellie cuenta un cuento de hadas y "una solitaria lágrima rueda por su mejilla", eso es para mí el epítome de lo cursi; o cuando en el día de su boda Mellie y Hoo se encuentran bajo la "lluvia lunar"; la nota que Hoo le envía a Mellie antes de casarse con ella, a muchos lectores les habrá parecido deliciosa, pero a mí también me ha parecido cursi, y bastante tópica además.


En un párrafo de La insoportable levedad del ser que me viene a la memoria a menudo, Milan Kundera define así lo kitsch:


El kitsch provoca dos lágrimas de emoción, una inmediatamente después de la otra. La primera lagrima dice: ¡Qué hermoso, los niños corren por el césped! La segunda lágrima dice: ¡Qué hermoso es estar emocionado junto con toda la humanidad al ver a los niños corriendo por el césped! Es la segunda lágrima la que convierte el kitsch en kitsch.
Si se sustituye la palabra kitsch (que entre tanto se ha pasado de moda) por la palabra "cursi", y así es como yo veo esta novela. Si entras en el juego y te emocionas con el resto de la humanidad, entonces la disfrutarás hasta el infinito y más allá. Pero si eres como yo y esos momentos particularmente empalagosos te provocan escalofríos, entonces le pondrás algún pero al bueno de Halkin. Y eso a pesar de que, como digo, me sigue pareciendo una novela bonita.

martes, 16 de diciembre de 2014

Colaboración: La niebla, tres veces de Menchu Gutiérrez

Idioma original: español
Año de publicación: 2.011
Valoración: Imprescindible

El relato corto es un género que permite fórmulas que son difíciles de manejar en la novela de mayor extensión. Y la autora de la que ahora nos ocupamos deja claro que domina los secretos del género con maestría inusual.

La niebla, tres veces reúne tres de estos relatos en un volumen que nadie debería dejar de leer.

"Viaje de estudios" abre el fuego y nos sorprende, porque estamos ante algo totalmente nuevo y desacostumbrado: una narración construida entre sombras, atmosférica, en la que parece que busquemos sin querer algo de alma escondida entre bultos que se mueven entre agujeros negros. El relato nos deja una especie de aroma, la sensación de que entre las brumas y la nieve sucia había algo ¿maravilloso? ¿aterrador? La poética de Menchu Gutiérrez es omnipresente, y el efecto del lenguaje sobre un relato sombrío parece invocar demonios antiguos. Algo me hace pensar en Francis Bacon.

Cierra el volumen "La mujer ensimismada", donde la capacidad descriptiva de la autora se convierte en arte. Descubrimos cómo la belleza del lenguaje reside más en la precisión que en el amaneramiento, que emociona más la sencillez que la grandilocuencia. Apenas encontramos un adjetivo, pero Menchu prueba que tampoco son necesarios. La peculiar estructura del relato lo aleja de una narración al uso, es un ejercicio arriesgado, innovador, que nos cautiva con una perspectiva múltiple, espejos que reflejan cosas diferentes, pero que forman parte de una misma unidad.

Y a propósito hemos dejado para el final el segundo de los relatos, "La tabla de las mareas". Pocas veces he leído algo tan turbador. Cada palabra se va clavando como un estilete, generando sólo un poco de dolor, pero una gran estupefacción.

El cuento es inquietante, y produce cierto desasosiego, por sí mismo le hace a uno sentirse incómodo; pero Menchu lo presenta en pequeñas dosis, como un veneno de acción lenta que resulta devastador. Y lo peor es que lo sabemos, lo notamos a cada línea, pero no queremos dejarlo. La descripción quirúrgica, forense, de los objetos; el ritmo, enloquecidamente regular y frío, que subraya el carácter inexorable de lo que va ocurriendo; la media distancia, el silencio perpetuo, las veladuras que se suceden sin previo aviso y se van levantando a jirones… una locura y una delicia.

Sólo por "La tabla de las mareas" el libro sería ya imprescindible. Pero si le añadimos los otros dos relatos, resulta que tenemos entre manos algo que nadie debería dejar de conocer. A pesar de todo, en el siglo XXI la Literatura existe.

Y todo esto lo decimos sin cobrar.

También de Menchu Gutiérrez en ULAD: araña, cisne, caballoLa ventana inolvidable

Firmado: Carlos Andia

lunes, 15 de diciembre de 2014

Jonathan Lethem: Chronic City

Idioma original: inglés
Título original: Chronic City
Año de publicación: 2009
Traducción: Cruz Rodríguez Juiz

Vaya: pues vista de lejos, la portada de Chronic City empieza a tomar sentido. Vaya: foto con grano, aromas warholianos, luego el tigre, cuyos colmillos vienen representados por rascacielos. Manhattan, ya sabéis. 
De cerca, esos aromas son parecidos. Un par de capítulos nos introducen en la disipada vida de Chase Insteadman, antigua figura infantil de una serie de TV cuya vida a costa de las rentas obtenidas se desarrolla en medio de la sociedad neoyorquina, en desplazamientos pendulares entre pisos millonarios de diseño, y de antros cuyos amigotes inquilinos son candidatos a la imagen de Wikipedia para Diógenes. Y Chase Insteadman dobla apuestas en una descabellada ruleta cuyo premio es el alejamiento del anonimato: si por sí solo ya es una celebridad, resulta que su novia, Janice Turnbull, astronauta, se encuentra orbitando a la deriva, alrededor de la Tierra, en una misión acompañada de cuatro rusos. Se ha perdido el control de su nave, que gravita rodeada de minas chinas, con sustanciales problemas técnicos. Desde ella, Janice le envía escritos de nostálgico romanticismo que son la sensación entre un público ávido de culebrones de la vida real. En un control médico que se autopractica, descubre que tiene un cáncer. Ahí abajo, Insteadman, muy solidario, ha sucumbido a los encantos de Oona Laszlo, extraña e intrigante empleada del mundo literario a la par que componente de una troupe de residentes en Manhattan que comparten camello, que comparten extrañas amistades, que comparten extrañas sensaciones de desarraigo, que comparten visitas al piso de Perkus Tooth, una especie de líder en la sombra.

Valoración - hasta aquí (unas 120 páginas): muy recomendable

No lo negaré: el tramo central resulta prolongado. Frente a un recorrido inicial en aceleración, que promete acontecimientos, que aventura una especie de progresivo encaje de piezas que, de repente, tanto se ralentiza que, como lectores, nos tememos que esa vaya a ser otra de esas extrañas piezas literarias cuyo mérito no estriba en su resolución redonda al uso. Porque lo que sucede deja de ser trascendente para la novela. Empieza a ser, simplemente, acumulativo. Entramos en un ciclo, los personajes empiezan a mostrar sus vínculos, empiezan a pasarles cosas, averiguamos que no todas sus relaciones son claras y transparentes.

Valoración - hasta aquí (unas 100 páginas más): recomendable

Conforme van surgiendo personajes, cada vez las circunstancias se hacen más extrañas. Llega un punto en que todo el panorama de concreción que se adivina en un inicio bastante prometedor empieza a desmoronarse (como los edificios que menciona) o a precipitarse por un pozo (como los pozos que menciona). En ese punto concreto, un lector paciente, como juro que procuro ser y consigo ser a menudo, empieza a preguntarse si en alguna página, o grupo de cinco páginas, se ha perdido algún detalle importante, alguna especie de pista que nos prepare o nos aclare lo que se produce a continuación que es - abróchense el cinturón y tengan la biodramina a mano-

Que la salud de la novia que orbita a la deriva ha entrado en un empeoramiento repentino que hace aventurar un mal desenlace. 
Que no nos queda muy claro si lo que se pasea por Manhattan y trae de cráneo a la policía es un tigre escapado del zoológico o una máquina tuneladora que se ha revelado contra su futuro.
Que Perkus Tooth ha salido huyendo tras un conato de delito para hospedarse de ocupa humano en un hotel canino.
Que Watt, el camello común a toda la troupe, confiesa que vende la misma droga bajo distintos nombres para crear entre sus clientes una expectativa de novedad.

Que, y esto es definitivo en la toma de una decisión mía que ya os vais imaginando, uno de los personajes resulta ser el creador de la web Otro Mundo Más, trasunto, imagino, de aquella cosa llamada SecondLife que tanto conmovió al mundo hace unos años y de la que tan pocos se acuerdan o, ya no digamos, usan. Sí, aquello de los avatares. Va, haced memoria.
Y que, por tanto, la prosa, buena prosa, sí, bien escrito lo que está escrito, sí,  precipita la trama por las simas de los misterios, de si acaso todo lo relatado no es un cruce entre realidades y virtualidades, de si ahora me conviene cerrar esto así y esto otro asá. Así lo solucionamos todo: lo incomprensible es que es inventado o es onírico, o es producto de la percepción bajo ciertas substancias o va, averigua dónde te perdiste, seguro que no quieres volver allí, ¿ya dejaste las miguitas de pan?

Valoración- hasta aquí (unas 120 o 130 larguísimas páginas más): estoy, ya, muy mareado

Y ya está: ¿no son casi 350 páginas suficientes? Para qué, ¿las 90 o 100 que me faltan?, ¿para precipitarme aún más hacia abajo en la valoración de algo que me pareció, al principio, un muy buen libro? ¿Para constatar que estoy de acuerdo con el varapalo que le arreó Michiko Kakutani? ¿o para ver cómo esos dos protagonistas acaban fundiéndose en uno solo, que está, el pobre, más desorientado que el protagonista de La casa de hojas cuando se pierde en el laberinto? ¿Para verificar por qué se considera en ciertos círculos a Lethem como un escritor de ciencia-ficción? O quizás para completar una reseña que ya tenía ganas de afrontar, y emplear en ella el tiempo que me ahorro en terminar esta sumamente irregular novela, la mejor, dicen, de su autor.
Acepten mis más sinceras disculpas.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Claudio Magris: El Conde y otros relatos

Idioma original: italiano
Título original: Il Conde, La portineria, Le voci, Essere già stati
Traducción: María Teresa Meneses
Año de publicación: 2014
Valoración: muy recomendable

Había una vez un hombre al que llamaban el Conde, que se dedicaba a rescatar los cadáveres que aparecían flotando en el río, que era al mismo tiempo venerado por su trabajo y por la devoción que profesaba hacia aquellos que sacaba del agua, y temido por lo mal que trataba a los que aún estaban vivos. También había un hombre que, recién llegado a la vejez, decidió que no iba a comportarse como todos esperaban de él. Y se dedicó a mentir y a fingir, sólo para poder vivir como deseaba. Además, había otro hombre que se relacionaba con las mujeres que le gustaban sólo a través de los mensajes que éstas dejaban en su contestador automático, y otro que expresó en una bella letanía la hermosura de dejar este mundo y, por tanto, dejar de existir.

Éstos son, a grandes rasgos, los protagonistas y los argumentos de las cuatro narraciones que comprenden El Conde y otros relatos, excelente compilación de Claudio Magris que nos muestra al autor en un género (el relato) en el que no suele prodigarse.

A pesar de su brevedad (el libro no llega a las cien páginas), esta obra es sin duda una pequeña joya en la que todos sus personajes son perdedores, ajenos a una sociedad que los tiene en su seno pero no los acoge y que asumen su destino y el sinsentido de sus vidas con una naturalidad y una aceptación que raya lo enfermizo. Además de no luchar contra lo que les ha tocado en suerte y no intentar cambiar o mejorar su existencia, da la impresión de que no hacen otra cosa que esperar a que llegue el fin, viendo la vida pasar como quien ve llover.

Y, sin embargo, éste no es un libro triste o desolador, sino todo lo contrario. Debido a la excelente escritura de Magris, cada una de las piezas que lo conforman nos dejan un regusto esperanzador que nos demuestra que incluso en los momentos más oscuros existe un poso de belleza que, pase lo que pase, podemos y debemos disfrutar.

También de Claudio Magris en ULADEl infinito viajar, No ha lugar a proceder

sábado, 13 de diciembre de 2014

Emmanuel Carrère: El bigote

Idioma original: francés
Título original: La moustache
Año de publicación: 1986
Traductora: Esther Benítez
Valoración: recomendable

El bigote parte de una circunstancia simple, casi anecdótica: un hombre, en principio sin ningún rasgo característico excepcional -se diría que es el prototipo del ciudadano francés medio: joven profesional más o menos acomodado, casado, sin hijos-, salvo un negro bigote que le ha acompañado durante años, decide un día afeitárselo para darle una sorpresa a su mujer, que no le ha conocido sin él, mientras ésta hace la compra. Pero a su vuelta, su esposa parece no notar ningún cambio, aunque él desconfía, pues ella es una terca aficionada a las bromas pesadas. Pero tampoco sus amigos, con los que cenan esa noche, dicen anda sobre el cambio, ni sus compañeros de trabajo... Nuestro protagonista comienza deslizarse hacia una zona de incertidumbre, en la que las dudas y las certezas devienen intercambiables y los recuerdos se confunden con lo imaginario, y viceversa... Un lugar en el que ni siquiera existe la seguridad de la propia locura, porque... ¿y si fuesen los demás los locos?

Esta es una novela corta pero de una evidente densidad, a pesar, ya digo, de lo anecdótico, incluso banal, de su planteamiento. Como cualquiera puede suponer al leer la sinopsis, el manido adjetivo "kafkiano" es lo primero que se le viene a la cabeza al lector, aunque en la contraportada del libro también se hace referencia a otro autor cultivador de un cierto género fantástico, como es el francés Maupassant. A mí, en cambio, esta narración me ha traído el recuerdo -aunque no tenga demasiado que ver, salvo la apelación al absurdo- de La nariz un conocido cuento de Gogol, en el que su protagonista persigue a su nariz por todo San Petersburgo, igual que el de Carrère parece perseguir a su bigote por todo París.... pero aquí se acaba toda similitud, porque lo que en un relato es humor, aun con cierta acidez, en el otro deriva pronto hacia lo trágico e incluso cabe  cierta reflexión existencialista (más en el pensamiento suscitado del lector que en el propio relato, debo aclarar) sobre aquello que compone nuestra identidad y, aún más lejos, sobre lo que podemos estar seguros de que constituye la realidad que nos rodea... o no. En este sentido, esta novela también me trae a la memoria alguna película del director Christopher Nolan. Y, si alguien la ha visto, supongo que también recordará una película francesa del 2005, titulada, precisamente, La moustache, basada en esta misma historia y dirigida... pues por el propio Emmanuel Carrère. Yo no tengo el placer.

La novela en sí es del año 1986, una de las primeras publicadas por este autor, y sin embargo, hay que decir que está escrita con absoluta corrección y solvencia, incluso con brillantez en algunos pasajes. No obstante, también es cierto que hay una zona media de "calma chicha", en la que el protagonista se ve metido en un bucle recurrente entre la locura y la cordura que puede resultar algo pesada... una sensación paliada, sobre todo, por la propia brevedad de la novela, que hace que pronto superemos estas aguas quietas -que no tranquilas- para precipitarnos, llevados por una corriente inexorable, hacia el turbulento remolino final. Un remolino como el que se produce al quitar el tapón de una bañera y que arrastra, junto con la espuma y los pelos de un bigote recién afeitado, muchas de las seguridades y convenciones que nos tranquilizaban antes de comenzar a leer el libro. Porque quizá sea ésta la sensación principal que nos queda, al cerrarlo: desasosiego.

También de Emmanuel Carrère en ULAD: Aquí

viernes, 12 de diciembre de 2014

Eduardo Halfon: Monasterio

Idioma original: español
Año de publicación: 2014
Valoración: muy recomendable

A veces uno se pregunta por la cuestión de la suerte asociada al éxito literario. No al crítico, pues de esto, modestia aparte, acaba encargándose este magma igualitario que es internet y que somos los blogs, que procuraremos poner, aunque sea por el efecto abrumador del aluvión de opiniones, los puntos sobre las íes. Despojando de prestigio a quien no lo merece y otorgándoselo a quien le es negado. Los blogs somos Fuenteovejuna, señor. Y que Halfon no se haya mudado a Brooklyn o no haya sido objeto (supongo) de la atención de Bloom o Kakutani es una circunstancia que (sigo suponiendo) le es ajena. Pero si sigue escribiendo como en Monasterio, igual ni le es necesario. Porque estas ciento y pico páginas son una pura maravilla, equiparable a la obra de muchos autores mucho más divulgados. mucho más premiados (ay, que se me escapa el nombre de Modiano) y mucho más vendidos. Porque otras novelas cortas se contentan, perdonad que insista en alegorías musicales, en insistir en la misma melodía una y otra vez, pero Monasterio, como narración, va sobrada de líneas argumentales, y podríamos decir que, de alguna manera, Halfon dilapida alguna de las historias zanjándolas en unas pocas líneas, lujo que pocos pueden darse.
Así, de la historia principal, la de los dos hermanos que están en el aeropuerto de Tel Aviv esperando sus maletas, viajando para acudir a la boda de su hermana (que ha abrazado la ultraortodoxia religiosa), van surgiendo otras: la de la relación entre Eduardo, el protagonista, con Tamara, aeromoza de Lufthansa, el origen de sus familias, la diáspora ocasionada por el nazismo, el ghetto de Varsovia, la complicada relación con los árabes, las tretas necesarias por parte del pueblo judío para su supervivencia, la contradicción latente en formar parte de Occidente y conservar absurdas leyes religiosas basadas en preceptos más anticuados e inamovibles que la Constitución Española. Todas las explica Halfon con un estilo claro, directo, ágil, a la vez que seductor. No hablamos de dejar el relato en su estructura mínima, de desecarlo al sol hasta que solamente queda su armazón, sino de elegir en todo momento el término y el ritmo preciso: se hable de hechos históricos o se hable de curiosos gustos en el ámbito sexual. Halfon está cómodo, se le nota, y escribe desprendiendo esa sensación, tanto que, una vez leido, volveríamos a empezar Monasterio para constatar que no nos hemos olvidado pasar por ninguno de sus rincones. 

También de Eduardo Halfon en ULAD: Signor Hoffman