Año de publicación: 2001
Valoración: Muy recomendable
En el año 1986, el muy prolífico escritor astur-mexicano -y creador de la Semana Negra de Gijón- Paco Ignacio Taibo II (a partir de ahora PIT II) publicó su novela Sombra de la sombra, entretenida y heteróclita novela, entre el género policíaco, el político y, directamente, el absurdo, y protagonizada por un curioso cuarteto de personajes que parecen despojos de la Revolución mexicana, pero sin perder su carácter irredento. A partir de ese momento -según confiesa él mismo en el prólogo de Retornamos como sombras-, PIT II trató de escribir una continuación a esta historia, pero no fue hasta el 2001 cuando se publicó, por fin. Y en este mismo año 2014, una editorial española lo ha recuperado para nuestro solaz, lo cual resulta muy de agradecer.
En esta continuación, ambientada en 1941, veinte años después de la primera novela, nos encontramos al cuarteto disperso en diversas actividades y ubicaciones: Pioquinto Manterola, como periodista; el Poeta Valencia, trabajando de agente para los servicios secretos mexicanos; el chino Tomás Wong, en la selva chiapeña, construyendo la carretera Panamericana. Y el narrador -en cierta forma peculiar-, Verdugo, encerrado en un psiquiátrico. Pero todos, de una manera o de otra, siguen pistas que les van conduciendo hacia la misma revelación: la infiltración en México de los agentes y simpatizantes del III Reich (estamos hablando del momento previo a la entrada de los EEUU en la Segunda Guerra Mundial, que arrastraría luego a su bando a otros países americanos). PIT II mete en la coctelera el esoterismo nazi de Otto Rahm, los productores cafetaleros y los seguidores de la "cruz chueca", Hemingway y los submarinos alemanes, el peyote y los delirios de los enfermos mentales...
PIT II nos administra todos estos elementos y más aún, dosificándolos en pequeñas dosis de capítulos cortos y eficaces, que van construyendo una serie de tramas que parecen paralelas, en un principio, pero que acaban convergiendo y entrelazándose en un thriller ágil y atractivo, con una mirada original, diferente, hacia un momento histórico y unos personajes ya mil veces contados... Una novela que, creo, a cualquiera le resultará cuando menos entretenida, si no incluso absorbente y luminosa... la demostración de que las formas de narrar son muchas y no todas pasan por las convenciones atribuidas a cada género literario. Convenciones y géneros que si algún sentido tienen, además, es el de poder romperlos... Que es algo que resulta mucho más divertido -también pata los lectores-, que seguir sus reglas a rajatabla.
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