Idioma original: inglésThe Thirty-Nine Steps
Título original:
Año de publicación: 1915
Valoración: está bien
Es curioso lo que ocurre con este libro: es conocido fundamentalmente por sus versiones cinematográficas (hasta cuatro, y se anuncia otra más para 2011), que sin embargo modificaron a voluntad el argumento y los personajes, así que la mayoría de la gente cree que lo conoce, pero no. Por ejemplo, quien se acerque al libro, como yo, esperando ver en papel la famosa escena del protagonista subiendo al Big Ben -de la película de 1978-, se va a llevar una gran decepción.
Treinta y nueve escalones (en otras traducciones, Los treinta y nueve escalones) es una especie de road movie, pero a pie. El protagonista, Hannay, es una persona normal, un aburrido viajero cosmopolita, que de repente se ve envuelto en una conspiración para desestabilizar Europa, y que perseguido a través de Escocia a partes iguales por los conspiradores y por la policía, debe utilizar el ingenio (y una dosis verdaderamente inverosímil de casualidades) para escapar sano y salvo, y detener el complot internacional.
Es curioso comprobar las similitudes (superficiales, claro) entre esta novela y El hombre que fue jueves, de Chesterton: en las dos hay una conspiración anarco-nihilista; en las dos hay persecuciones, a pie, en bicicleta, en tren... Las dos tratan de una conspiración de hombres tan inteligentes que casi son sobrenaturales, y en las dos los "buenos" son perseguidos también por la policía. Pero aquí se acaban las similitudes: Los treinta y nueve escalones es una novela de espías y persecuciones pura y dura, una novela de género al fin y al cabo, mientras que El hombre que fue jueves es una vuelta de tuerca muy personal al género. Si no fuera porque la novela de Chesterton se publicó antes, se podría pensar que era una parodia de la de Buchan; siendo al revés, no cabe pensar que Buchan tuviera en mente la de Chesterton, sino más bien los mismos modelos anteriores, muy de moda en la época.
Desde una perspectiva actual, saturados como estamos de explosiones y persecuciones a lo James Bond, la novela resulta un poco floja: le faltan cliffhangers como los que llenan los actuales best-sellers, y alguna trama secundaria (¿qué tal algún personaje femenino, señor Buchan?) que anime el cotarro; en todo caso, resulta una lectura entretenida, y como es cortita, tampoco cabe lamentarse mucho por haberla leído.
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domingo, 31 de enero de 2010
sábado, 30 de enero de 2010
J. D. Salinger: El guardián entre el centeno
Idioma original: inglés
Título original: The catcher in the rye
Fecha de publicación: 1951
Valoración: Muy recomendable
Ha muerto Jerome David Salinger.
El esquivo escritor (un tipo que vivía en una casa apartada, espantaba a base de perdigones a los curiosos y que concedió su última entrevista hace treinta años) ha expirado el 28 de enero de 2010 a los 91 años; de muerte natural, dicen. Y los que escribimos en este blog nos vemos en el deber casi moral de reseñar, por fin, uno de los mayores fenómenos literarios del siglo XX: El guardián entre el centeno.
Y no, no me parece descabellado hablar de "fenómeno", porque ahora mismo no se me ocurre ningún libro que haya provocado tanto de tanto (escándalo, controversia, adicción, inspiración, leyenda urbana, fanatismo...). Pero creo que este no es el espacio idóneo para regalar al visitante hornadas de chascarrillos: quines deseen conocer mejor a los serial killers y a las stars que veneran El guardián entre el centeno, que chapuceen en Google...
El carismático protagonista de esta historia es Holden Caulfield, un muchacho de dieciséis años de buena familia, muy espabilado, mal hablado, ingenioso y repollo pero pésimo estudiante, que está a punto de ser expulsado del cuarto caro colegio donde estudia. Esto lo sabemos ya en las primeras páginas del libro, narrado en primera persona, donde leemos también cómo se pelea con un repelente compañero de estudios por una chica.
Pero no son sólo sus fracasos académicos y sociales lo que le lleva por la calle de la amargura; digamos que a tan corta edad, Holden es un hombrecito completamente consciente de que no le gustan ni un pelo el Mundo y sus habitantes. El inconformismo y el deseo de huir de las garras de la cruda realidad provocan que antes de ser expulsado oficialmente de su centro, huya un fin de semana a la big city de Nueva York. Allí vivirá experiencias de todo tipo, intento de perder su virginidad con una prostituta inclusive...
La galería de personajes que nutre la historia no tiene desperdicio, y el ácido jovenzuelo de apellido Caulfield que la describe no tiene piedad. Ni siquiera es clemente con su hermano mayor, un afamado escritor en Hollywood, o con sus padres, hombre de éxito él y mujer melancólica ella, debido a la muerte por leucemia de uno de sus hijos (al que Holden adoraba).
Lean este libro y conozcan a Holden, Holden Caulfield. El chico que desea dedicarse a evitar que los niños que juegan en los campos de centeno caigan por el amenazador barranco que lo limita por alguna parte. El chico que no quiere crecer. Un Rimbaud, un Peter Pan, un Jo March...
He de decir que en un primer momento, El guardián entre el centeno, caracterizado por su lenguaje rapidísimo, directo y poco floreado, y centrado en la mente ágil y mareante de un adolescente inquieto con respuesta para todo, me pareció algo sobrevalorado. Pero ahora lo considero una de las mejores novelas iniciáticas que he leído, y a HC, uno de los seres literarios más particulares de todos los tiempos. Será que hay que tener cierta edad para comprender que el paso del tiempo expropia muchos tesoros: ciertos años para que en uno se frague el deseo de ser guardián de campos de centeno.
Como último detalle, he aquí esta lucidísima opinión de Benedetti sobre Salinger: “Ni se droga ni se escapa; es un atrincherado, pero no un evadido”.
También de o sobre Salinger en ULAD: Salinger, Nueve cuentos, Oona y Salinger, Franny y Zooey, Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción
Título original: The catcher in the rye
Fecha de publicación: 1951
Valoración: Muy recomendable
Ha muerto Jerome David Salinger.
El esquivo escritor (un tipo que vivía en una casa apartada, espantaba a base de perdigones a los curiosos y que concedió su última entrevista hace treinta años) ha expirado el 28 de enero de 2010 a los 91 años; de muerte natural, dicen. Y los que escribimos en este blog nos vemos en el deber casi moral de reseñar, por fin, uno de los mayores fenómenos literarios del siglo XX: El guardián entre el centeno.
Y no, no me parece descabellado hablar de "fenómeno", porque ahora mismo no se me ocurre ningún libro que haya provocado tanto de tanto (escándalo, controversia, adicción, inspiración, leyenda urbana, fanatismo...). Pero creo que este no es el espacio idóneo para regalar al visitante hornadas de chascarrillos: quines deseen conocer mejor a los serial killers y a las stars que veneran El guardián entre el centeno, que chapuceen en Google...
El carismático protagonista de esta historia es Holden Caulfield, un muchacho de dieciséis años de buena familia, muy espabilado, mal hablado, ingenioso y repollo pero pésimo estudiante, que está a punto de ser expulsado del cuarto caro colegio donde estudia. Esto lo sabemos ya en las primeras páginas del libro, narrado en primera persona, donde leemos también cómo se pelea con un repelente compañero de estudios por una chica.
Pero no son sólo sus fracasos académicos y sociales lo que le lleva por la calle de la amargura; digamos que a tan corta edad, Holden es un hombrecito completamente consciente de que no le gustan ni un pelo el Mundo y sus habitantes. El inconformismo y el deseo de huir de las garras de la cruda realidad provocan que antes de ser expulsado oficialmente de su centro, huya un fin de semana a la big city de Nueva York. Allí vivirá experiencias de todo tipo, intento de perder su virginidad con una prostituta inclusive...
La galería de personajes que nutre la historia no tiene desperdicio, y el ácido jovenzuelo de apellido Caulfield que la describe no tiene piedad. Ni siquiera es clemente con su hermano mayor, un afamado escritor en Hollywood, o con sus padres, hombre de éxito él y mujer melancólica ella, debido a la muerte por leucemia de uno de sus hijos (al que Holden adoraba).
Lean este libro y conozcan a Holden, Holden Caulfield. El chico que desea dedicarse a evitar que los niños que juegan en los campos de centeno caigan por el amenazador barranco que lo limita por alguna parte. El chico que no quiere crecer. Un Rimbaud, un Peter Pan, un Jo March...
He de decir que en un primer momento, El guardián entre el centeno, caracterizado por su lenguaje rapidísimo, directo y poco floreado, y centrado en la mente ágil y mareante de un adolescente inquieto con respuesta para todo, me pareció algo sobrevalorado. Pero ahora lo considero una de las mejores novelas iniciáticas que he leído, y a HC, uno de los seres literarios más particulares de todos los tiempos. Será que hay que tener cierta edad para comprender que el paso del tiempo expropia muchos tesoros: ciertos años para que en uno se frague el deseo de ser guardián de campos de centeno.
Como último detalle, he aquí esta lucidísima opinión de Benedetti sobre Salinger: “Ni se droga ni se escapa; es un atrincherado, pero no un evadido”.
También de o sobre Salinger en ULAD: Salinger, Nueve cuentos, Oona y Salinger, Franny y Zooey, Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción
viernes, 29 de enero de 2010
J. R. R. Tolkien: El Silmarillion
Idioma original: inglés
Título original: The Silmarillion
Fecha de publicación: 1977
Valoración: muy recomendable
Este es un libro de relatos que Tolkien intentó terminar durante años. Pero no pudo hacerlo, así que su hijo Christopher se encargó, póstumamente, de publicarlo recogiendo todos los fragmentos que había dejado su padre para el mismo, tanto los terminados como los inconclusos. Ardua tarea si tenemos en cuenta que Tolkie realizaba borradores y borradores y borradores, y cambiaba puntos cruciales de la trama en varias ocasiones. Por eso, alguno de los relatos contiene datos que se contradicen con los que podemos leer en el Hobbit o en El señor de los anillos, pero no importa. Toda información se hace escasa cuando quieres conocer la Tierra Media, y estas variaciones nos acercan un poco más a la mente de su creador.
Para muchos seguidores de Tolkien este es su libro más pesado, más denso. Y a mí me encanta. Me explico. En él se nos cuenta cómo empezó todo, como Eru, la divinidad primigenia, fue creando a los ainur con su música, y cómo después, las discordancias de Melkor dieron paso a otras creaciones. Podemos conocer los entresijos de la creación, los seres que fueron apareciendo y qué es lo que hacían. Es la mitología del mundo de Tolkien, la mitología de la Tierra Media. Cierto que la acción puede discurrir más lenta que en otras de sus obras, y se describe al detalle las características de sus personajes, pero resultan imprescindibles para poder explicar quién es quién después. ¿Quién es Gandalf? O mejor dicho, ¿qué es? En el Silmarillion lo puedes descubrir. No es una novela, se trata de un libro de leyendas. Genial.
Dicen que Tolkien, con su obra, quiso dotar a Inglaterra de una mitología propia. Y es en este libro donde la desarrolla. A través de cinco partes y numerosos relatos, nos acerca a los creadores de los Silmarils, joyas únicas y que todos codician, la división de los elfos, la creación de los enanos y los hombres, la decadencia de Melkor y la ascensión de Sauron. Todo lo referente a la creación, la Primera y la Segunda Edad de la Tierra Media.
Esta obra es un silmaril para los lectores del género de fantasía y para los buscadores de mitologías, aunque sean imaginarias.
También de J. R. R. Tolkien un ULAD: El señor de los anillos, El hobbit
Título original: The Silmarillion
Fecha de publicación: 1977
Valoración: muy recomendable
Este es un libro de relatos que Tolkien intentó terminar durante años. Pero no pudo hacerlo, así que su hijo Christopher se encargó, póstumamente, de publicarlo recogiendo todos los fragmentos que había dejado su padre para el mismo, tanto los terminados como los inconclusos. Ardua tarea si tenemos en cuenta que Tolkie realizaba borradores y borradores y borradores, y cambiaba puntos cruciales de la trama en varias ocasiones. Por eso, alguno de los relatos contiene datos que se contradicen con los que podemos leer en el Hobbit o en El señor de los anillos, pero no importa. Toda información se hace escasa cuando quieres conocer la Tierra Media, y estas variaciones nos acercan un poco más a la mente de su creador.
Para muchos seguidores de Tolkien este es su libro más pesado, más denso. Y a mí me encanta. Me explico. En él se nos cuenta cómo empezó todo, como Eru, la divinidad primigenia, fue creando a los ainur con su música, y cómo después, las discordancias de Melkor dieron paso a otras creaciones. Podemos conocer los entresijos de la creación, los seres que fueron apareciendo y qué es lo que hacían. Es la mitología del mundo de Tolkien, la mitología de la Tierra Media. Cierto que la acción puede discurrir más lenta que en otras de sus obras, y se describe al detalle las características de sus personajes, pero resultan imprescindibles para poder explicar quién es quién después. ¿Quién es Gandalf? O mejor dicho, ¿qué es? En el Silmarillion lo puedes descubrir. No es una novela, se trata de un libro de leyendas. Genial.
Dicen que Tolkien, con su obra, quiso dotar a Inglaterra de una mitología propia. Y es en este libro donde la desarrolla. A través de cinco partes y numerosos relatos, nos acerca a los creadores de los Silmarils, joyas únicas y que todos codician, la división de los elfos, la creación de los enanos y los hombres, la decadencia de Melkor y la ascensión de Sauron. Todo lo referente a la creación, la Primera y la Segunda Edad de la Tierra Media.
Esta obra es un silmaril para los lectores del género de fantasía y para los buscadores de mitologías, aunque sean imaginarias.
También de J. R. R. Tolkien un ULAD: El señor de los anillos, El hobbit
jueves, 28 de enero de 2010
Colaboración: El símbolo perdido, de Dan Brown
Idioma original: inglés
Título original: The Lost Symbol
Año de publicación: 2009
Valoración: no aplicable
Nuevo montón de páginas dedicado a las aventuras del profesor Robert Langdon, ese Indiana Jones redivivo del siglo XXI, con la ya habitual macedonia de masonería, artes oscuras, misterios bíblicos, arquitectura medieval y museos. Esta vez, el desafortunado protagonista se verá envuelto en una conspiración criminal -con las peores intenciones- en la capital de Estados Unidos, Washington D.C., y estará acompañado, una vez más, por sabios masones de buen corazón y una inteligente y atractiva investigadora con la que no puede faltar la necesaria tensión sexual. Como puede verse, el mismo mecanismo de éxito que le encumbró en el bestsellerismo con sus dos libros anteriores. Ah, y la CIA. Esta vez también sale la CIA. Siguiendo una lógica evidente, en el próximo libro Robert Langdon se reunirá con el Presidente. Tiempo al tiempo.
Dan Brown sigue fiel a su estilo: capítulos cortos, sintaxis sencilla, personajes sin profundidad, acontecimientos carentes de todo sentido, grandes paradojas argumentales, juegos de pistas sacados del google… Para un lector sin ningún tipo de conocimiento sobre nada -difícil, pero no imposible-, su desenfreno a la hora de enumerar datos históricos, idearios mitológicos o curiosidades religiosas pueden llevar a pensar que realmente este tipo sabe de lo que habla; pero si el lector es, pongamos por caso, un poco astuto y curioso, descubrirá con estupor que Dan Brown es probablemente el mayor especialista del mundo en llenar páginas de mentiras, invenciones y rotundas barbaridades. En el caso de este libro habla bastante de misticismo sufí e Islam, temas que por suerte conozco y en los que, como era de esperar, no da una a derechas.
Lo bueno del libro es que se lee rápido, puede administrarse por vía ocular mientras se hace otra cosa o incluso se come, no provoca ningún tipo de pensamiento ni juicio crítico y se olvida con la misma facilidad que los nombres de los personajes secundarios. Lo peor, que cueste dinero. No me extraña que en su país haya vendido mucho más en formato digital que en papel. El final, por cierto, es un despropósito.
También de Dan Brown: El código Da Vinci.
Título original: The Lost Symbol
Año de publicación: 2009
Valoración: no aplicable
Nuevo montón de páginas dedicado a las aventuras del profesor Robert Langdon, ese Indiana Jones redivivo del siglo XXI, con la ya habitual macedonia de masonería, artes oscuras, misterios bíblicos, arquitectura medieval y museos. Esta vez, el desafortunado protagonista se verá envuelto en una conspiración criminal -con las peores intenciones- en la capital de Estados Unidos, Washington D.C., y estará acompañado, una vez más, por sabios masones de buen corazón y una inteligente y atractiva investigadora con la que no puede faltar la necesaria tensión sexual. Como puede verse, el mismo mecanismo de éxito que le encumbró en el bestsellerismo con sus dos libros anteriores. Ah, y la CIA. Esta vez también sale la CIA. Siguiendo una lógica evidente, en el próximo libro Robert Langdon se reunirá con el Presidente. Tiempo al tiempo.
Dan Brown sigue fiel a su estilo: capítulos cortos, sintaxis sencilla, personajes sin profundidad, acontecimientos carentes de todo sentido, grandes paradojas argumentales, juegos de pistas sacados del google… Para un lector sin ningún tipo de conocimiento sobre nada -difícil, pero no imposible-, su desenfreno a la hora de enumerar datos históricos, idearios mitológicos o curiosidades religiosas pueden llevar a pensar que realmente este tipo sabe de lo que habla; pero si el lector es, pongamos por caso, un poco astuto y curioso, descubrirá con estupor que Dan Brown es probablemente el mayor especialista del mundo en llenar páginas de mentiras, invenciones y rotundas barbaridades. En el caso de este libro habla bastante de misticismo sufí e Islam, temas que por suerte conozco y en los que, como era de esperar, no da una a derechas.
Lo bueno del libro es que se lee rápido, puede administrarse por vía ocular mientras se hace otra cosa o incluso se come, no provoca ningún tipo de pensamiento ni juicio crítico y se olvida con la misma facilidad que los nombres de los personajes secundarios. Lo peor, que cueste dinero. No me extraña que en su país haya vendido mucho más en formato digital que en papel. El final, por cierto, es un despropósito.
Firma invitada: Iván
También de Dan Brown: El código Da Vinci.
miércoles, 27 de enero de 2010
Hans Magnus Enzensberger: En el laberinto de la inteligencia
Idioma original: alemán
Título original: Im Irrgarten der Intelligenz
Fecha de publicación: 2007
Valoración: está bien
¿Perteneces, oh lector, a esa multitud de personas que han sido sometidas en algún momento de su vida a un test de inteligencia? Muchos colegios e institutos los han usado hasta hace poco para orientar la suerte futura de sus alumnos y en la mayoría de trabajos algún tipo de prueba psicométrica muy similar sigue siendo un filtro de selección. Yo he tenido la suerte de librarme de tales ordalías, pero, aún sin padecerlas, siempre me han causado mucha desconfianza. Creo que cualquier de esos test dice más de la cortedad de miras del examinador que de la inteligencia del examinado. Este ensayo no ha hecho sino reafirmar mi convicción.
Parece muy necesario recordar la parte tenebrosa de algo tan cotidiano y neutro, que podemos hacer por diversión en miles de páginas web, suplementos semanales, etc. Recordar, por ejemplo, que uno de sus primeros usos fue la selección de oficiales entre los soldados del ejército de EE.UU., allá por la I Guerra Mundial, o que los principales defensores del test han acariciado ideas como la eugenesia o la superioridad de unas razas sobre otras. Enzensberger lo hace, y no sin cierto humor.
Merece la pena verle desmenuzar uno de los libros divulgativos de tests con mayor éxito, que pretende medir la inteligencia de los lectores haciéndoles preguntas sobre capitales, estrellas de cine y problemas aritméticos. Por citar sólo una objeción a estos criterios, cabría aducir que tienen un sesgo ligeramente (sólo ligeramente) occidental... ¿Qué concluiría un inuit de Groenlandia -se pregunta Enzensberger- si tuviera que medir con sus propios criterios la inteligencia de cualquiera de nosotros?
Hay que concluir que somos demasiado estúpidos para saber qué es la inteligencia. De ahí el subtítulo del libro: Guía para idiotas. Por cierto, que el título original encierra una pequeña vuelta de tuerca que se pierde en la traducción: y es que el Irrgarten que se ha traducido como "laberinto" refiere a esas estructuras de setos diseñadas para desorientar al caminante y significa literalmente "jardín loco" (manicomio, por ejemplo, es Irrenhaus, "casa de locos"). Es decir, que Enzensberger no pretende decir que el de la inteligencia es un tema muy difícil y arcano en el que se introduce -como en un laberinto- con terror de neófito, sino, más bien, una tomadura de pelo, un campo de obstáculos diseñado por alguien con la perversa intención de que nos perdamos. Pues yo como que me quedo fuera, gracias.
También de Enzensberger en ULAD: Hammerstein o el tesón, Tumulto, Esterhazy
Título original: Im Irrgarten der Intelligenz
Fecha de publicación: 2007
Valoración: está bien
¿Perteneces, oh lector, a esa multitud de personas que han sido sometidas en algún momento de su vida a un test de inteligencia? Muchos colegios e institutos los han usado hasta hace poco para orientar la suerte futura de sus alumnos y en la mayoría de trabajos algún tipo de prueba psicométrica muy similar sigue siendo un filtro de selección. Yo he tenido la suerte de librarme de tales ordalías, pero, aún sin padecerlas, siempre me han causado mucha desconfianza. Creo que cualquier de esos test dice más de la cortedad de miras del examinador que de la inteligencia del examinado. Este ensayo no ha hecho sino reafirmar mi convicción.
Parece muy necesario recordar la parte tenebrosa de algo tan cotidiano y neutro, que podemos hacer por diversión en miles de páginas web, suplementos semanales, etc. Recordar, por ejemplo, que uno de sus primeros usos fue la selección de oficiales entre los soldados del ejército de EE.UU., allá por la I Guerra Mundial, o que los principales defensores del test han acariciado ideas como la eugenesia o la superioridad de unas razas sobre otras. Enzensberger lo hace, y no sin cierto humor.
Merece la pena verle desmenuzar uno de los libros divulgativos de tests con mayor éxito, que pretende medir la inteligencia de los lectores haciéndoles preguntas sobre capitales, estrellas de cine y problemas aritméticos. Por citar sólo una objeción a estos criterios, cabría aducir que tienen un sesgo ligeramente (sólo ligeramente) occidental... ¿Qué concluiría un inuit de Groenlandia -se pregunta Enzensberger- si tuviera que medir con sus propios criterios la inteligencia de cualquiera de nosotros?
Hay que concluir que somos demasiado estúpidos para saber qué es la inteligencia. De ahí el subtítulo del libro: Guía para idiotas. Por cierto, que el título original encierra una pequeña vuelta de tuerca que se pierde en la traducción: y es que el Irrgarten que se ha traducido como "laberinto" refiere a esas estructuras de setos diseñadas para desorientar al caminante y significa literalmente "jardín loco" (manicomio, por ejemplo, es Irrenhaus, "casa de locos"). Es decir, que Enzensberger no pretende decir que el de la inteligencia es un tema muy difícil y arcano en el que se introduce -como en un laberinto- con terror de neófito, sino, más bien, una tomadura de pelo, un campo de obstáculos diseñado por alguien con la perversa intención de que nos perdamos. Pues yo como que me quedo fuera, gracias.
También de Enzensberger en ULAD: Hammerstein o el tesón, Tumulto, Esterhazy
martes, 26 de enero de 2010
Christopher Moore: Un trabajo muy sucio
Idioma original: inglés
Título original: A Dirty Job
Fecha de publicación: 2006
Valoración: Está bien
Buscando información sobre Christopher Moore (buscaba un libro que regalar a mi padre y alguien me dijo que este autor podría gustarle), descubrí –en algunas páginas de internet, al menos– que es calificado como "escritor estadounidense de ficción absurda". Como el concepto ficción absurda se escapaba a mi entendimiento, decidí investigar un poco más. Y lo que descubrí es que sus novelas tratan de personajes normales que se ven envueltos en circunstancias sobrenaturales o extraordinarias (Wickipedia dixit). Como seguía sin entender a qué venía lo de absurdo (como si no hubiera novelas que hablan de personas normales envueltas en circunstancias extraordinarias), compré uno de sus libros y me lo leí antes de arriesgarme a regalárselo a nadie.
Un trabajo muy sucio comienza presentándonos a Charlie Asher, un hombre normal, dueño de una tienda de antigüedades, que cuenta los minutos para que nazca su primera hija. Pero el que iba a ser el día más feliz de su vida termina convirtiéndose en uno de los peores, puesto que su mujer muere poco después del parto. Y no sólo eso, sino que a su lado, en el hospital, Charlie ve a un hombre al que se supone que no debería ver y que le revela en qué se va a convertir. Así, mientras intenta superar la muerte de su esposa, cuidar de su hija y sobrevivir a sus empleados, descubre que es un Mercader de la Muerte. Sí, sí, así como suena. Su –nuevo– trabajo consiste en recoger las almas abandonadas de aquellos que han dejado este mundo, continuar con su vida normal (si es que sigue siendo normal), evitar que las Fuerzas de la Oscuridad se le suban a la chepa y descubrir quiénes forman el Pueblo Ardilla y por qué están empeñados en hacerse con las almas que recoge. Casi nada.
Y todo esto nos lo cuenta Moore –como ya imaginaréis– con mucho sentido del humor. No llega al nivel de Sharpe, por ejemplo (sí, confieso, tengo debilidad por Tom Sharpe), pero hay que reconocer que no lo hace nada mal, y que tiene momentos verdaderamente memorables. La trama no tiene demasiada complejidad y el final es bastante predecible, pero se le puede perdonar porque tampoco buscamos que esta obra nos cambie la vida. Si buscáis estar entretenidos, no pensar demasiado y pasar un buen rato, éste es vuestro libro. Aunque sigo sin tener muy claro lo de ficción absurda.
También de Christopher Moore en ULAD: El ángel más tonto del mundo
Título original: A Dirty Job
Fecha de publicación: 2006
Valoración: Está bien
Buscando información sobre Christopher Moore (buscaba un libro que regalar a mi padre y alguien me dijo que este autor podría gustarle), descubrí –en algunas páginas de internet, al menos– que es calificado como "escritor estadounidense de ficción absurda". Como el concepto ficción absurda se escapaba a mi entendimiento, decidí investigar un poco más. Y lo que descubrí es que sus novelas tratan de personajes normales que se ven envueltos en circunstancias sobrenaturales o extraordinarias (Wickipedia dixit). Como seguía sin entender a qué venía lo de absurdo (como si no hubiera novelas que hablan de personas normales envueltas en circunstancias extraordinarias), compré uno de sus libros y me lo leí antes de arriesgarme a regalárselo a nadie.
Un trabajo muy sucio comienza presentándonos a Charlie Asher, un hombre normal, dueño de una tienda de antigüedades, que cuenta los minutos para que nazca su primera hija. Pero el que iba a ser el día más feliz de su vida termina convirtiéndose en uno de los peores, puesto que su mujer muere poco después del parto. Y no sólo eso, sino que a su lado, en el hospital, Charlie ve a un hombre al que se supone que no debería ver y que le revela en qué se va a convertir. Así, mientras intenta superar la muerte de su esposa, cuidar de su hija y sobrevivir a sus empleados, descubre que es un Mercader de la Muerte. Sí, sí, así como suena. Su –nuevo– trabajo consiste en recoger las almas abandonadas de aquellos que han dejado este mundo, continuar con su vida normal (si es que sigue siendo normal), evitar que las Fuerzas de la Oscuridad se le suban a la chepa y descubrir quiénes forman el Pueblo Ardilla y por qué están empeñados en hacerse con las almas que recoge. Casi nada.
Y todo esto nos lo cuenta Moore –como ya imaginaréis– con mucho sentido del humor. No llega al nivel de Sharpe, por ejemplo (sí, confieso, tengo debilidad por Tom Sharpe), pero hay que reconocer que no lo hace nada mal, y que tiene momentos verdaderamente memorables. La trama no tiene demasiada complejidad y el final es bastante predecible, pero se le puede perdonar porque tampoco buscamos que esta obra nos cambie la vida. Si buscáis estar entretenidos, no pensar demasiado y pasar un buen rato, éste es vuestro libro. Aunque sigo sin tener muy claro lo de ficción absurda.
También de Christopher Moore en ULAD: El ángel más tonto del mundo
lunes, 25 de enero de 2010
Karmele Jaio: Música en el aire
Idioma original: euskera
Tïtulo original: Musika aireanAño de publicación: 2009
Valoración: Imprescindible
Tïtulo original: Musika aireanAño de publicación: 2009
Valoración: Imprescindible
Tras leer algunos cuentos de Karmele Jaio (Zu bezain ahul), ya estaba convencido de que tenía entre mis manos a una gran narradora. Pero tenía ganas de leer alguna de sus novelas para confirmar si su arte tendría la misma calidad en una obra narrativa de mayor extensión. La conclusión es clara: sin lugar a dudas.
Probablemente lo mejor de Karmele Jaio es su estilo claro, conciso y cargado de ritmo. Esta autora es capaz de transmitir, con muy pocas palabras y frases breves, sentimientos y sensaciones que ocuparían páginas y páginas en otros autores. Y la verdad sea dicha, esa brevedad, esa ausencia de descripciones, muchas veces superfluas y evitables, se agradece.
En lo que se refiere al argumento, también destaca por su sencillez. Elena, una anciana de cualquier pequeño pueblo vasco, vive desde hace años encerrada en su casa, sin salir a la calle, viendo la vida pasar desde su ventana e interpretando la música que ésta va trazando en el viento. ¿A qué se debe este aislamiento? A los sinsabores y a las piedras que la vida ha ido dejando en su camino y, en particular, al enfrentamiento que desde hace muchos años mantiene con la que fue su mejor amiga de la infancia, enfrentamiento que ha desembocado en el silencio entre ambas. Ésta es la premisa de partida, a la que se suma la aparición de otros personajes (sus hijos, la familia de la interina hispanoamericana que la cuida, otros personajes del pueblo...) que enriquecen sobremanera la novela.
Karmele Jaio logra transmitir toda la complejidad del alma humana y describir con precisión el ambiente, a veces opresivo y cargado de viejas rencillas, que suele caracterizar a los pequeños pueblos. Y crea una novela hermosa y, como su título anuncia, repleta de música.
Otras lecturas de Karmele Jaio: Las manos de mi madre, Stop, No soy yo, La casa del padre
Probablemente lo mejor de Karmele Jaio es su estilo claro, conciso y cargado de ritmo. Esta autora es capaz de transmitir, con muy pocas palabras y frases breves, sentimientos y sensaciones que ocuparían páginas y páginas en otros autores. Y la verdad sea dicha, esa brevedad, esa ausencia de descripciones, muchas veces superfluas y evitables, se agradece.
En lo que se refiere al argumento, también destaca por su sencillez. Elena, una anciana de cualquier pequeño pueblo vasco, vive desde hace años encerrada en su casa, sin salir a la calle, viendo la vida pasar desde su ventana e interpretando la música que ésta va trazando en el viento. ¿A qué se debe este aislamiento? A los sinsabores y a las piedras que la vida ha ido dejando en su camino y, en particular, al enfrentamiento que desde hace muchos años mantiene con la que fue su mejor amiga de la infancia, enfrentamiento que ha desembocado en el silencio entre ambas. Ésta es la premisa de partida, a la que se suma la aparición de otros personajes (sus hijos, la familia de la interina hispanoamericana que la cuida, otros personajes del pueblo...) que enriquecen sobremanera la novela.
Karmele Jaio logra transmitir toda la complejidad del alma humana y describir con precisión el ambiente, a veces opresivo y cargado de viejas rencillas, que suele caracterizar a los pequeños pueblos. Y crea una novela hermosa y, como su título anuncia, repleta de música.
domingo, 24 de enero de 2010
Miguel Ángel Muñoz: El síndrome Chéjov
Idioma original: español
Fecha de publicación: 2006
Valoración: Muy recomendable
Este libro lo componen once relatos con los que el lector pasará un buen rato de la mano de (según mi opinión) uno de los mejores cuentistas jóvenes españoles: Miguel Ángel Muñoz.
“El mundo del relato es el del atajo, y para desbrozarlo no sirve el machete, sino la navaja”, dice el autor en un acertadísimo prólogo en favor del relato que les pido que no se salten; merece la pena, sobre todo si son de los que piensan que el cuento es un género tan estimable como la novela. Aprovecharé este punto para señalar otra reflexión de Muñoz que comparto al cien por cien: que en España el relato es un género respetado pero no admirado. Pero no teman, amantes del buen elixir en frasco pequeño: aquí llega un sensato, talentoso, fresco y sugerente escritor dispuesto a acabar con semejante injusticia.
El estilo de Muñoz es ágil, directo, respetuoso con el lector y donatario de una indudable capacidad de sugerir sin marear al personal que muy pocos escritores contemporáneos poseen. Normalmente, cuando leo obras de escritores recién salidos del horno, compruebo que los neófitos se mueven entre dos tierras: la de los demasiado cargantes y la de los demasiado frugales.
Pero El síndrome Chéjov es la excepción que confirma la regla: sin despeinarse, su creador nos regala once historias muy diferentes que, sin caer en el realismo mágico, el surrealismo o esa manía de salpimentar las hojas con insinuaciones dejando al lector la tarea de "armar", deleitan.
Como otras veces, no quiero dar muchos detalles de las tramas de las once historias; me gustaría que este buen libro fuera una sorpresa para los que se decidan a leerlo tras esta reseña. De todos modos, he de decir que "El rapto de Woody Allen" me pareció una lograda golosina agridulce; "La hija única", una dura y pérfida fábula con niña mala de manual; "Antón Chéjov, médico", que inspira el título de la obra, una deliciosa historia inspirada sin complejos en el glorioso costumbrismo ruso que roza el clímax estético y argumental cuando narra cierto episodio en una playa con un espejo de por medio...
Y el lector también se topará en estas páginas con un Homer Simpson más patético que nunca, y la desintegración tranquila y sosegada de una pareja muy ocupada.
Muy recomendable.
Por cierto: el escritor tenía un blog con el mismo título del libro, pero creo recordar que ha finalizado su andadura no hace demasiado...
Fecha de publicación: 2006
Valoración: Muy recomendable
Este libro lo componen once relatos con los que el lector pasará un buen rato de la mano de (según mi opinión) uno de los mejores cuentistas jóvenes españoles: Miguel Ángel Muñoz.
“El mundo del relato es el del atajo, y para desbrozarlo no sirve el machete, sino la navaja”, dice el autor en un acertadísimo prólogo en favor del relato que les pido que no se salten; merece la pena, sobre todo si son de los que piensan que el cuento es un género tan estimable como la novela. Aprovecharé este punto para señalar otra reflexión de Muñoz que comparto al cien por cien: que en España el relato es un género respetado pero no admirado. Pero no teman, amantes del buen elixir en frasco pequeño: aquí llega un sensato, talentoso, fresco y sugerente escritor dispuesto a acabar con semejante injusticia.
El estilo de Muñoz es ágil, directo, respetuoso con el lector y donatario de una indudable capacidad de sugerir sin marear al personal que muy pocos escritores contemporáneos poseen. Normalmente, cuando leo obras de escritores recién salidos del horno, compruebo que los neófitos se mueven entre dos tierras: la de los demasiado cargantes y la de los demasiado frugales.
Pero El síndrome Chéjov es la excepción que confirma la regla: sin despeinarse, su creador nos regala once historias muy diferentes que, sin caer en el realismo mágico, el surrealismo o esa manía de salpimentar las hojas con insinuaciones dejando al lector la tarea de "armar", deleitan.
Como otras veces, no quiero dar muchos detalles de las tramas de las once historias; me gustaría que este buen libro fuera una sorpresa para los que se decidan a leerlo tras esta reseña. De todos modos, he de decir que "El rapto de Woody Allen" me pareció una lograda golosina agridulce; "La hija única", una dura y pérfida fábula con niña mala de manual; "Antón Chéjov, médico", que inspira el título de la obra, una deliciosa historia inspirada sin complejos en el glorioso costumbrismo ruso que roza el clímax estético y argumental cuando narra cierto episodio en una playa con un espejo de por medio...
Y el lector también se topará en estas páginas con un Homer Simpson más patético que nunca, y la desintegración tranquila y sosegada de una pareja muy ocupada.
Muy recomendable.
Por cierto: el escritor tenía un blog con el mismo título del libro, pero creo recordar que ha finalizado su andadura no hace demasiado...
sábado, 23 de enero de 2010
Martin Amis: El segundo avión
Idioma original: inglés
Título original: The Second Plane
Año de publicación: 2008
Valoración: recomendable
Hay temas sobre los que cualquier cosa que se escriba, va a ser polémica: si gusta a unos, no va a gustar a otros; así que ponerse a escribir sobre ellos es un acto de compromiso con uno mismo y con la necesidad de pensar y disentir públicamente. En este caso, Martin Amis, uno de los escritores más reconocidos y polémicos de Gran Bretaña, se atreve con uno de estos temas: la relación entre Occidente y el mundo islámico después de los atentados del 11-S.
Y lo cierto es que, en mi opinión, casi todo lo que dice Martin Amis en este libro es razonable: denuncia el islamismo radical y el terrorismo internacional; ataca a la administración Bush y, en menor medida, a Tony Blair por organizar una guerra sobre premisas falsas y sin tener muy claro cómo querían acabarla; ataca también a los intelectuales europeos que, queriendo huir del imperialismo yanqui, terminan apoyando -implícita o explícitamente- a grupos fundamentalistas violentos.
En fin, todo muy moderado y muy meditado, diría yo; muy lejos de otras declaraciones anteriores (no incluidas en el libro), que parece imposible que sean del mismo autor, en las que llegó a decir que "La comunidad musulmana debe sufrir hasta que ponga su casa en orden. ¿Qué tipo de sufrimiento? Impedirles viajar. Deportación -o algo más". El que estas declaraciones nacieran de la indignación por un atentado terrorista frustrado no las disculpa, son desde luego incomprensibles e injustificables, y más en un intelectual que se dice de izquierdas como Amis.
Desde el punto de vista literario, lo mejor del libro son los dos relatos que incluye: "En el Palacio del Fin" y "Los últimos días de Mohamed Atta"; sobre todo el primero, sobre la vida de los dobles de Sadam Hussein, que, salvando las distancias, recuerda a relatos de Borges, de Kafka, o al Palacio de los sueños de Kadaré.
En fin, El segundo avión no pasará a la historia como un monumento del pensamiento occidental; ni siquiera como una joya literaria, aunque esté, como era de esperar, muy bien escrito. Pero es un libro valiente y comprometido, y aunque no siempre estemos de acuerdo con lo que Amis dice, conviene recordar que tiene todo el derecho a decirlo.
También de Martin Amis en ULAD: Aquí
Título original: The Second Plane
Año de publicación: 2008
Valoración: recomendable
Hay temas sobre los que cualquier cosa que se escriba, va a ser polémica: si gusta a unos, no va a gustar a otros; así que ponerse a escribir sobre ellos es un acto de compromiso con uno mismo y con la necesidad de pensar y disentir públicamente. En este caso, Martin Amis, uno de los escritores más reconocidos y polémicos de Gran Bretaña, se atreve con uno de estos temas: la relación entre Occidente y el mundo islámico después de los atentados del 11-S.
Y lo cierto es que, en mi opinión, casi todo lo que dice Martin Amis en este libro es razonable: denuncia el islamismo radical y el terrorismo internacional; ataca a la administración Bush y, en menor medida, a Tony Blair por organizar una guerra sobre premisas falsas y sin tener muy claro cómo querían acabarla; ataca también a los intelectuales europeos que, queriendo huir del imperialismo yanqui, terminan apoyando -implícita o explícitamente- a grupos fundamentalistas violentos.
En fin, todo muy moderado y muy meditado, diría yo; muy lejos de otras declaraciones anteriores (no incluidas en el libro), que parece imposible que sean del mismo autor, en las que llegó a decir que "La comunidad musulmana debe sufrir hasta que ponga su casa en orden. ¿Qué tipo de sufrimiento? Impedirles viajar. Deportación -o algo más". El que estas declaraciones nacieran de la indignación por un atentado terrorista frustrado no las disculpa, son desde luego incomprensibles e injustificables, y más en un intelectual que se dice de izquierdas como Amis.
Desde el punto de vista literario, lo mejor del libro son los dos relatos que incluye: "En el Palacio del Fin" y "Los últimos días de Mohamed Atta"; sobre todo el primero, sobre la vida de los dobles de Sadam Hussein, que, salvando las distancias, recuerda a relatos de Borges, de Kafka, o al Palacio de los sueños de Kadaré.
En fin, El segundo avión no pasará a la historia como un monumento del pensamiento occidental; ni siquiera como una joya literaria, aunque esté, como era de esperar, muy bien escrito. Pero es un libro valiente y comprometido, y aunque no siempre estemos de acuerdo con lo que Amis dice, conviene recordar que tiene todo el derecho a decirlo.
También de Martin Amis en ULAD: Aquí
viernes, 22 de enero de 2010
Kenzaburo Oé: Una cuestión personal
Idioma original: japonés
Título original: 個人的な体験, Kojinteki na taiken
Año de publicación: 1964
Valoración: Muy recomendable
Todos los autores plasman en sus obras, con mayor o menor fidelidad y extensión, retazos de sus vivencias, pero hay novelas en las que esto, debido a la trascendencia de la parte autobiográfica, es mucho más evidente. En este caso, el buen Oé tiene la gentileza de compartir con sus lectores uno de los acontecimientos más trascendentales que habrá vivido nunca. Por supuesto, con todas las licencias que el creador, ¡faltaría más! tenga a bien permitirse.
La cuestión que plantea, además de personal, es durísima y políticamente incorrecta, por eso su sólo planteamiento demuestra una gran valentía por parte del autor/personaje. Oé confiesa un dilema, en absoluto confesable, que le asaltó seriamente en un momento concreto de su vida. En esta difícil encrucijada, – que muchos no verían como tal, que casi nadie confesaría y mucho menos públicamente – la decisión está en sus manos y, por tanto, suya es toda la responsabilidad.
Pero a diario nos asaltan fantasías y pensamientos absurdos. Esto, que nos ocurre a todos, se justifica aún más tratándose de un personaje con cierta mentalidad adolescente, cierta resistencia a responsabilizarse de sus actos y escasa tolerancia a la frustración, un personaje que - aunque a causa de su desvalimiento evidente, suela despertar las simpatías de los lectores - tiende más bien a la evasión y a las soluciones cómodas. Por eso, en lugar de concentrarse en el drama que está viviendo, de vez en cuando, se lanza a soñar con viajes exóticos. Lo malo es que, en ocasiones, no parece sólo una evasión sino un proyecto real. Y hasta el final de la historia, cuando la irrefrenable fuerza de los hechos le obliga a decidirse, ni el mismo sabe muy bien a cual de las dos categorías pertenece la más que recurrente idea.
El resto de los personajes, incluído el médico, representa un papel más bien funcional. Excepto las mujeres. A veces me pregunto en qué consiste la diferencia - que la hay - entre nuestra forma de ser y la de las mujeres que aparecen en las novelas japonesas, me refiero a las mujeres de hoy día. Por una parte parecen muy fuertes, más enérgicas, con mayor capacidad de decisión, por otra, más subordinadas que nadie. Es como si pusieran permanentemente esa reserva extra de fortaleza al servicio incondicional de un varón mucho más inseguro en general que ellas y también más indeciso ante las circunstancias del momento. Pero quizá lo estoy interpretando mal y eso que me choca se pueda explicar de otra manera.
Nuestro personaje se refugia en una amante ocasional. Ambas, esposa y amante, representan modelos muy distintos. Ésta última posee suficiente entereza, no exenta de egoísmo, para arriesgar su futuro involucrándose, además, en un proyecto de moralidad más que dudosa; a la primera, que asume un papel más tradicional, en cierto modo, se la trata como a una niña ocultándole durante bastante tiempo lo que ocurre y, sin embargo, de su inquebrantable criterio nadie se permite dudar.
Anécdotas aparte, esta novela es una profunda reflexión sobre la escala de valores de los individuos, el precio de una vida, el carácter, indispensable o no, de cada persona en su ambiente y el verdadero papel que juega en él, la necesidad que un ser humano suscita en otro y otras muchas cuestiones que la famosa cuestión central nos obliga a plantearnos. En 1994, exactamente treinta años después de su publicación, su autor recibiría el premio Nobel por el conjunto de su obra.
También de Kenzaburo Oé en UnLibroAlDía: Cartas a los años de nostalgia, Arrancad las semillas, fusilad a los niños, La presa
Título original: 個人的な体験, Kojinteki na taiken
Año de publicación: 1964
Valoración: Muy recomendable
Todos los autores plasman en sus obras, con mayor o menor fidelidad y extensión, retazos de sus vivencias, pero hay novelas en las que esto, debido a la trascendencia de la parte autobiográfica, es mucho más evidente. En este caso, el buen Oé tiene la gentileza de compartir con sus lectores uno de los acontecimientos más trascendentales que habrá vivido nunca. Por supuesto, con todas las licencias que el creador, ¡faltaría más! tenga a bien permitirse.
La cuestión que plantea, además de personal, es durísima y políticamente incorrecta, por eso su sólo planteamiento demuestra una gran valentía por parte del autor/personaje. Oé confiesa un dilema, en absoluto confesable, que le asaltó seriamente en un momento concreto de su vida. En esta difícil encrucijada, – que muchos no verían como tal, que casi nadie confesaría y mucho menos públicamente – la decisión está en sus manos y, por tanto, suya es toda la responsabilidad.
Pero a diario nos asaltan fantasías y pensamientos absurdos. Esto, que nos ocurre a todos, se justifica aún más tratándose de un personaje con cierta mentalidad adolescente, cierta resistencia a responsabilizarse de sus actos y escasa tolerancia a la frustración, un personaje que - aunque a causa de su desvalimiento evidente, suela despertar las simpatías de los lectores - tiende más bien a la evasión y a las soluciones cómodas. Por eso, en lugar de concentrarse en el drama que está viviendo, de vez en cuando, se lanza a soñar con viajes exóticos. Lo malo es que, en ocasiones, no parece sólo una evasión sino un proyecto real. Y hasta el final de la historia, cuando la irrefrenable fuerza de los hechos le obliga a decidirse, ni el mismo sabe muy bien a cual de las dos categorías pertenece la más que recurrente idea.
El resto de los personajes, incluído el médico, representa un papel más bien funcional. Excepto las mujeres. A veces me pregunto en qué consiste la diferencia - que la hay - entre nuestra forma de ser y la de las mujeres que aparecen en las novelas japonesas, me refiero a las mujeres de hoy día. Por una parte parecen muy fuertes, más enérgicas, con mayor capacidad de decisión, por otra, más subordinadas que nadie. Es como si pusieran permanentemente esa reserva extra de fortaleza al servicio incondicional de un varón mucho más inseguro en general que ellas y también más indeciso ante las circunstancias del momento. Pero quizá lo estoy interpretando mal y eso que me choca se pueda explicar de otra manera.
Nuestro personaje se refugia en una amante ocasional. Ambas, esposa y amante, representan modelos muy distintos. Ésta última posee suficiente entereza, no exenta de egoísmo, para arriesgar su futuro involucrándose, además, en un proyecto de moralidad más que dudosa; a la primera, que asume un papel más tradicional, en cierto modo, se la trata como a una niña ocultándole durante bastante tiempo lo que ocurre y, sin embargo, de su inquebrantable criterio nadie se permite dudar.
Anécdotas aparte, esta novela es una profunda reflexión sobre la escala de valores de los individuos, el precio de una vida, el carácter, indispensable o no, de cada persona en su ambiente y el verdadero papel que juega en él, la necesidad que un ser humano suscita en otro y otras muchas cuestiones que la famosa cuestión central nos obliga a plantearnos. En 1994, exactamente treinta años después de su publicación, su autor recibiría el premio Nobel por el conjunto de su obra.
También de Kenzaburo Oé en UnLibroAlDía: Cartas a los años de nostalgia, Arrancad las semillas, fusilad a los niños, La presa
jueves, 21 de enero de 2010
Max Blecher: Corazones cicatrizados
Idioma original: rumano
Título original: Inimi cicatrizate
Año de publicación: 2009
Valoración: Muy recomendable
Hace tiempo, reseñé como “para regalar” Cuerpo transparente, el libro que recoge la obra poética completa (apenas dieciocho poemas, desgraciadamente) de Max Blecher. Me gustó tanto y me impresionaron de tal manera la historia de este autor y sus motivaciones para escribir, que no pude resistirme a la tentación de hacerme con su obra narrativa. Así, reseño hoy una de las tres novelas que escribió (lamentablemente, no le dio tiempo a más) y quizá la más emblemática, Corazones cicatrizados.
Es, seguramente, su novela más importante por ser también la más autobiográfica, pues en ella relata, a través de su alter ego Emanuel, su estancia en el sanatorio de Berck, en la costa francesa. Enfermo de tuberculosis ósea, el protagonista (y el propio Blecher) se ve obligado a permanecer en el sanatorio y a llevar una escayola que le inmoviliza el torso y lo aprisiona tanto física como psicológicamente. Incapaz de comprender su cruel e implacable destino, Emanuel observa que ninguno de los otros internos (que están en igual o peor situación que él) se ha dejado vencer por la fatalidad, sino todo lo contrario. En el sanatorio surgen amistades, historias de amor, de odio... incluso se celebran juergas nocturnas, como si todos estuviesen sanos y sus caparazones de yeso fueran sólo una prenda accesoria que poder olvidar en cualquier momento.
Emanuel, que aprenderá a asumir su condición y a vivir con ella, expresa con maestría su sufrimiento, un dolor colectivo que se extiende más allá de las palabras que dice y, sobre todo, de las que calla. Pero también habla de las relaciones humanas y de las almas enfermas, de los olvidados y los aislados, y nos abre una puerta hacia un mundo interior completamente desconocido para nosotros.
Otras obras de Max Blecher en ULAD: Cuerpo transparente, Acontecimientos de la irrealidad inmediata / La guarida iluminada
Título original: Inimi cicatrizate
Año de publicación: 2009
Valoración: Muy recomendable
Hace tiempo, reseñé como “para regalar” Cuerpo transparente, el libro que recoge la obra poética completa (apenas dieciocho poemas, desgraciadamente) de Max Blecher. Me gustó tanto y me impresionaron de tal manera la historia de este autor y sus motivaciones para escribir, que no pude resistirme a la tentación de hacerme con su obra narrativa. Así, reseño hoy una de las tres novelas que escribió (lamentablemente, no le dio tiempo a más) y quizá la más emblemática, Corazones cicatrizados.
Es, seguramente, su novela más importante por ser también la más autobiográfica, pues en ella relata, a través de su alter ego Emanuel, su estancia en el sanatorio de Berck, en la costa francesa. Enfermo de tuberculosis ósea, el protagonista (y el propio Blecher) se ve obligado a permanecer en el sanatorio y a llevar una escayola que le inmoviliza el torso y lo aprisiona tanto física como psicológicamente. Incapaz de comprender su cruel e implacable destino, Emanuel observa que ninguno de los otros internos (que están en igual o peor situación que él) se ha dejado vencer por la fatalidad, sino todo lo contrario. En el sanatorio surgen amistades, historias de amor, de odio... incluso se celebran juergas nocturnas, como si todos estuviesen sanos y sus caparazones de yeso fueran sólo una prenda accesoria que poder olvidar en cualquier momento.
Emanuel, que aprenderá a asumir su condición y a vivir con ella, expresa con maestría su sufrimiento, un dolor colectivo que se extiende más allá de las palabras que dice y, sobre todo, de las que calla. Pero también habla de las relaciones humanas y de las almas enfermas, de los olvidados y los aislados, y nos abre una puerta hacia un mundo interior completamente desconocido para nosotros.
Otras obras de Max Blecher en ULAD: Cuerpo transparente, Acontecimientos de la irrealidad inmediata / La guarida iluminada
miércoles, 20 de enero de 2010
Aldous Huxley: Los demonios de Loudon
Idioma original: inglés
Título original: The Devils of Loudon
Fecha de publicación: 1952
Valoración: muy recomendable
Un sacerdote cultivado y elegante que seduce a sus jóvenes feligresas, una priora con delirios de mística y un obispo herido en su orgullo buscando venganza; de fondo, la Francia de Descartes y Richelieu, que es preparada a conciencia para la monarquía absoluta. Estos resortes pusieron en marcha un monstruoso mecanismo de pasiones mórbidas, interesadas calumnias y ansias de poder que acabaría produciendo el episodio más famoso en la historia de las posesiones diabólicas: el caso de las endemoniadas de Loudon.
La versión sentada por las actas del proceso proclamaba que Urbain Grandier, párroco de la iglesia de San Pedro en Loudon se había servido de sus poderes de hechicero, logrados por un pacto con el diablo, para endemoniar a toda la comunidad del convento de las ursulinas y así cometer con ellas actos impúdicos. La sentencia, de muerte en la hoguera, se cumplió el 18 de agosto de 1634. En este ensayo, Aldous Huxley repasa los muchos testimonios de la época para narrar los hechos en toda su complejidad y trata de hacerlos comprensibles revelando los móviles ocultos bajo el folklore milagrero y satánico. Relata los amoríos de Grandier con las más bellas muchachas de su parroquia, que le valieron el odio de los ultrajados padres, y explica el enfrentamiento con el obispo de Poitiers y su fatal oposición a los planes de Richelieu, que se proponía derribar la antigua fortaleza de Loudon.
Los enemigos de Grandier maceraron su inquina durante años, hasta que se les presentó la ocasión que esperaban. Se llamaba Sor Juana de los Ángeles. Esta joven y ambiciosa priora de las ursulinas, mezcló sus pretensiones místicas con una inconfesable obsesión por Grandier, a quien nunca había visto pero cuyos lances amorosos todos conocían. Su negativa a convertirse en confesor de las monjas envenenó la imaginación de Sor Juana, volcando el caudal de sus figuraciones sobrenaturales en una siniestra dirección. Esa carga erótica sublimada que siempre alimenta la mística se tradujo, por obra del resentimiento, en perturbadoras fantasías lascivas con Grandier como íncubo.
La conducta escandalosa de la priora cundió entre las monjas como un contagio satánico, y pronto fueron llamados los profesionales. Exorcismos públicos, flagelaciones y ayuno: el tratamiento no ayudó precisamente a que la situación se calmara. Las monjas eran visitadas por personajes ilustres y masas de curiosos llenaban la iglesia en los exorcismos. Los escépticos eran legión, pero el testimonio de las posesas convenía al poder, y ellas lo sabían. En sus trances satánicos, por ejemplo, blasfemaban contra Dios, la Virgen y el Papa, pero jamás insultaban al Rey o al Cardenal Richelieu. Esta locura colectiva, tan bien dirigida, culminó en las horribles torturas infligidas a Grandier, el cual se negó a declararse culpable. Su figura superficial y algo pedante cobra así una grandeza final que sigue admirando.
Huxley sabe mantener el crescendo narrativo sin perder el rigor histórico del ensayo. Lástima de las breves digresiones esoterizantes que entorpecen, por momentos, un trabajo excelente.
Otras obras de Aldous Huxley en ULAD: Viejo muere el cisne
Título original: The Devils of Loudon
Fecha de publicación: 1952
Valoración: muy recomendable
Un sacerdote cultivado y elegante que seduce a sus jóvenes feligresas, una priora con delirios de mística y un obispo herido en su orgullo buscando venganza; de fondo, la Francia de Descartes y Richelieu, que es preparada a conciencia para la monarquía absoluta. Estos resortes pusieron en marcha un monstruoso mecanismo de pasiones mórbidas, interesadas calumnias y ansias de poder que acabaría produciendo el episodio más famoso en la historia de las posesiones diabólicas: el caso de las endemoniadas de Loudon.
La versión sentada por las actas del proceso proclamaba que Urbain Grandier, párroco de la iglesia de San Pedro en Loudon se había servido de sus poderes de hechicero, logrados por un pacto con el diablo, para endemoniar a toda la comunidad del convento de las ursulinas y así cometer con ellas actos impúdicos. La sentencia, de muerte en la hoguera, se cumplió el 18 de agosto de 1634. En este ensayo, Aldous Huxley repasa los muchos testimonios de la época para narrar los hechos en toda su complejidad y trata de hacerlos comprensibles revelando los móviles ocultos bajo el folklore milagrero y satánico. Relata los amoríos de Grandier con las más bellas muchachas de su parroquia, que le valieron el odio de los ultrajados padres, y explica el enfrentamiento con el obispo de Poitiers y su fatal oposición a los planes de Richelieu, que se proponía derribar la antigua fortaleza de Loudon.
Los enemigos de Grandier maceraron su inquina durante años, hasta que se les presentó la ocasión que esperaban. Se llamaba Sor Juana de los Ángeles. Esta joven y ambiciosa priora de las ursulinas, mezcló sus pretensiones místicas con una inconfesable obsesión por Grandier, a quien nunca había visto pero cuyos lances amorosos todos conocían. Su negativa a convertirse en confesor de las monjas envenenó la imaginación de Sor Juana, volcando el caudal de sus figuraciones sobrenaturales en una siniestra dirección. Esa carga erótica sublimada que siempre alimenta la mística se tradujo, por obra del resentimiento, en perturbadoras fantasías lascivas con Grandier como íncubo.
La conducta escandalosa de la priora cundió entre las monjas como un contagio satánico, y pronto fueron llamados los profesionales. Exorcismos públicos, flagelaciones y ayuno: el tratamiento no ayudó precisamente a que la situación se calmara. Las monjas eran visitadas por personajes ilustres y masas de curiosos llenaban la iglesia en los exorcismos. Los escépticos eran legión, pero el testimonio de las posesas convenía al poder, y ellas lo sabían. En sus trances satánicos, por ejemplo, blasfemaban contra Dios, la Virgen y el Papa, pero jamás insultaban al Rey o al Cardenal Richelieu. Esta locura colectiva, tan bien dirigida, culminó en las horribles torturas infligidas a Grandier, el cual se negó a declararse culpable. Su figura superficial y algo pedante cobra así una grandeza final que sigue admirando.
Huxley sabe mantener el crescendo narrativo sin perder el rigor histórico del ensayo. Lástima de las breves digresiones esoterizantes que entorpecen, por momentos, un trabajo excelente.
Otras obras de Aldous Huxley en ULAD: Viejo muere el cisne
martes, 19 de enero de 2010
Philip Ridley: Mercury Fur
Idioma original: inglés
Posible título en español: Piel de mercurio
Año de publicación: 2005
Valoración: Muy recomendable
Posible título en español: Piel de mercurio
Año de publicación: 2005
Valoración: Muy recomendable
Cuando la leyeron, los amigos del autor le comentaron a éste que "había puesto en peligro su amistad", pero el polifacético Philip Ridley siempre ha aducido que se había malinterpretado su obra: que ésta trata de amor y, sobre todo, de lo que el ser humano puede llegar a hacer por amor.
Mercury Fur está ambientada en un Londres apocalíptico asolado por la más dañina de las armas: una droga con forma de mariposa a la que la población se vuelve irremisiblemente adicta y que, además de poderes alucinógenos, tiene la devastadora capacidad de destruirles los recuerdos (tanto los personales como los colectivos). Ejemplo: un personaje cree que la Segunda Guerra Mundial estalló por un conflicto de faldas entre Hitler, Marilyn Monroe y Kennedy. En medio de este caos, los hermanos Elliot y Darren se ganan la supervivencia organizando una serie de macabras fiestas en las que un invitado hace realidad sus fantasías sexuales más descabelladas mientras que otro es "invitado" a sufrir una auténtica pesadilla.
Ridley consigue atrapar al lector en la primera página y mantener la atención y la intriga en las sucesivas, pintando el mundo de la obra mediante agresivos y repentinos brochazos. El lector se ve impelido a seguir leyendo para asegurarse de que no ocurren las atrocidades que se adivinan... y que siempre terminan ocurriendo.
Mercury Fur no sólo habla de lo que el ser humano puede llegar a hacer por amor a los suyos, sino de las terroríficas consecuencias de la pérdida de la memoria -tanto la histórica como la personal- y la desintegración del lenguage. Lo triste del asunto es que Ridley se inspiró en hechos reales: una encuesta realizada en el Reino Unido había demostrado que el 65-70% de los jóvenes de menos de 20 años no tenía ni idea de qué era Auschwitz.
Próxima producción de la obra, en Londres (para quien le pille a mano).
Mercury Fur está ambientada en un Londres apocalíptico asolado por la más dañina de las armas: una droga con forma de mariposa a la que la población se vuelve irremisiblemente adicta y que, además de poderes alucinógenos, tiene la devastadora capacidad de destruirles los recuerdos (tanto los personales como los colectivos). Ejemplo: un personaje cree que la Segunda Guerra Mundial estalló por un conflicto de faldas entre Hitler, Marilyn Monroe y Kennedy. En medio de este caos, los hermanos Elliot y Darren se ganan la supervivencia organizando una serie de macabras fiestas en las que un invitado hace realidad sus fantasías sexuales más descabelladas mientras que otro es "invitado" a sufrir una auténtica pesadilla.
Ridley consigue atrapar al lector en la primera página y mantener la atención y la intriga en las sucesivas, pintando el mundo de la obra mediante agresivos y repentinos brochazos. El lector se ve impelido a seguir leyendo para asegurarse de que no ocurren las atrocidades que se adivinan... y que siempre terminan ocurriendo.
Mercury Fur no sólo habla de lo que el ser humano puede llegar a hacer por amor a los suyos, sino de las terroríficas consecuencias de la pérdida de la memoria -tanto la histórica como la personal- y la desintegración del lenguage. Lo triste del asunto es que Ridley se inspiró en hechos reales: una encuesta realizada en el Reino Unido había demostrado que el 65-70% de los jóvenes de menos de 20 años no tenía ni idea de qué era Auschwitz.
Próxima producción de la obra, en Londres (para quien le pille a mano).
lunes, 18 de enero de 2010
David Trueba: Cuatro amigos
Idioma original: español
Año de publicación: 1999
Valoración: Muy recomendable
Año de publicación: 1999
Valoración: Muy recomendable
A decir verdad, la base argumental de la que parte este libro podría calificarse de típica o tópica. Cuatro amigos, entre los 25 y los 30 años. Verano. Alcohol. Y sexo. La típica historia de unos jóvenes que hacen un viaje hacia ninguna parte, que buscan algo que, en definitiva, no deja de ser la búsqueda de sí mismos y su felicidad. Unos jóvenes que irremediablemente se hunden en aquello de lo que huyen. Pues sí, Cuatro amigos es esa historia. Sin embargo, David Trueba, con ironía y ternura, consigue escapar del tópico y construir una historia interesante desde el primer capítulo, repleta de momentos hilarantes y frases lapidarias cargadas de humor y mala leche.
La verdad es que poco más hay que decir acerca del argumento sin correr el riesgo de desvelar algunos de los mejores episodios de la novela. Sin embargo, sí es posible describir a los personajes sin quitarle misterio al lector. El narrador es un joven periodista, que escribe libros en servilletas de papel, un joven solitario y enamorado de su ex-novia. A su lado siempre están Claudio, el guaperas y ligón; Raúl, el casado de la cuadrilla, infiel por naturaleza y amante del sexo extremo; y Blas, el gordito del grupo, romántico, apasionado, pero incompetente para ligar. Con este cuadro de personajes, es evidente el papel fundamental que tomarán las mujeres a lo largo de toda la novela, puesto que los personajes protagonistas se moverán en buena medida empujados por la atracción que ellas ejerzan sobre ellos.
Probablemente lo mejor es la capacidad de David Trueba para crear una novela divertida e interesante a partir de unas claves ya muy manidas. Se lee del tirón y deja en el fondo de la garganta un pequeño nudo de tristeza y melancolía encubierto tras la ironía, el alcohol y la búsqueda del placer. Sin más preámbulos, muy recomendable.
También de David Trueba en ULAD: Blitz
También de David Trueba en ULAD: Blitz
domingo, 17 de enero de 2010
J. G. Ballard: Rascacielos
Idioma original: inglés
Título original: High-rise
Año de publicación: 1975
Valoración: Muy recomendable
Es sorprendente, y al mismo tiempo comprensible, que Hollywood no haya recurrido a más novelas de J. G. Ballard para adaptarlas al cine (con la excepción de Crash y El Imperio del Sol). Sorprendente, porque muchas de estas novelas parten de ideas sencillas y originales y suelen estar protagonizadas por héroes muy al estilo de Hollywood: hombres blancos, machos, cultos, sofisticados, aventureros; pero al mismo tiempo, es comprensible, porque las novelas de Ballard son oscuras, violentas, tétricas, pesimistas, cargadas de sexualidad sin inhibiciones, y transmiten un mensaje negativo sobre la modernidad, el consumismo y la civilización occidental. Para poder "vender" este producto, Hollywood tendría que edulcorarlo hasta desfigurarlo completamente, y recortar muchas de sus escenas para producir una "versión Disney" de Ballard -o dirigirse a un público crítico y adulto, algo a lo que Hollywood ha renunciado hace tiempo.
Rascacielos, como otras novelas de Ballard, es una alegoría sobre los efectos de la inhumanidad de la vida moderna, centrada en este caso en un edificio de última tecnología y alto standing, en el que sus habitantes ceden a un proceso de animalización y primitivización progresiva, empezando por organizar fiestas más o menos inofensivas, pasando luego a ataques físicos entre grupos de vecinos y terminando en un estado de brutalidad absoluta.
Si nos ponemos finos, y no aceptamos el "pacto ficcional" que propone Ballard, la novela es un poco inverosímil: que uno de los más modernos y elegantes edificios de Londres degenere en batalla campal, orgía constante y masacre de animales y humanos, y nadie se entere, ni haga nada para evitarlo, resulta francamente increíble. Pero ahí es donde entra su aspecto alegórico, como mundo cerrado en el que (de manera a veces demasiado obvia) se reflejan los defectos y vicios ocultos de nuestra sociedad en general.
Para mi gusto, Rascacielos es una de las mejores novelas de Ballard, porque no se mete en retorcidas explicaciones físicas, psicológicas o sociológicas para explicar lo que está sucediendo (como sí hace en otras novelas), y en cambio deja que la novela sea eso, una novela, y muy entretenida además, y que sea el lector el que interprete lo que está pasando. Que tampoco es muy difícil, la verdad.
También de Ballard: El mundo de cristal, La sequía, Crash, La exhibición de atrocidades, Avió en vol ras
Título original: High-rise
Año de publicación: 1975
Valoración: Muy recomendable
Es sorprendente, y al mismo tiempo comprensible, que Hollywood no haya recurrido a más novelas de J. G. Ballard para adaptarlas al cine (con la excepción de Crash y El Imperio del Sol). Sorprendente, porque muchas de estas novelas parten de ideas sencillas y originales y suelen estar protagonizadas por héroes muy al estilo de Hollywood: hombres blancos, machos, cultos, sofisticados, aventureros; pero al mismo tiempo, es comprensible, porque las novelas de Ballard son oscuras, violentas, tétricas, pesimistas, cargadas de sexualidad sin inhibiciones, y transmiten un mensaje negativo sobre la modernidad, el consumismo y la civilización occidental. Para poder "vender" este producto, Hollywood tendría que edulcorarlo hasta desfigurarlo completamente, y recortar muchas de sus escenas para producir una "versión Disney" de Ballard -o dirigirse a un público crítico y adulto, algo a lo que Hollywood ha renunciado hace tiempo.
Rascacielos, como otras novelas de Ballard, es una alegoría sobre los efectos de la inhumanidad de la vida moderna, centrada en este caso en un edificio de última tecnología y alto standing, en el que sus habitantes ceden a un proceso de animalización y primitivización progresiva, empezando por organizar fiestas más o menos inofensivas, pasando luego a ataques físicos entre grupos de vecinos y terminando en un estado de brutalidad absoluta.
Si nos ponemos finos, y no aceptamos el "pacto ficcional" que propone Ballard, la novela es un poco inverosímil: que uno de los más modernos y elegantes edificios de Londres degenere en batalla campal, orgía constante y masacre de animales y humanos, y nadie se entere, ni haga nada para evitarlo, resulta francamente increíble. Pero ahí es donde entra su aspecto alegórico, como mundo cerrado en el que (de manera a veces demasiado obvia) se reflejan los defectos y vicios ocultos de nuestra sociedad en general.
Para mi gusto, Rascacielos es una de las mejores novelas de Ballard, porque no se mete en retorcidas explicaciones físicas, psicológicas o sociológicas para explicar lo que está sucediendo (como sí hace en otras novelas), y en cambio deja que la novela sea eso, una novela, y muy entretenida además, y que sea el lector el que interprete lo que está pasando. Que tampoco es muy difícil, la verdad.
También de Ballard: El mundo de cristal, La sequía, Crash, La exhibición de atrocidades, Avió en vol ras
sábado, 16 de enero de 2010
Don Winslow: El poder del perro
Idioma original: inglés
Título original: The Power of the Dog
Año de publicación: 2009
Valoración: Recomendable
Hay libros que parecen destinados a convertirse en clásicos. Así ocurrió con El padrino y así parece que va a suceder con El poder del perro. Si bien el primero nos contaba la historia de una familia de mafiosos, el segundo se encarga de desgranar treinta años de narcotráfico entre Estados Unidos y México, para lo cual nos presenta a Art Keller, un joven agente de la DEA que en los años setenta lidera una importante operación antidroga y acaba con el patrón local.
Pero lo que parece una victoria no es sino el comienzo de una pesadilla de tres décadas en la que participan Adán Barrera (el nuevo emperador del narcotráfico), Nora Hayden (una prostitua de lujo), el padre Parada (un cura preocupado por los campesinos que libra su propia batalla contra los narcotraficantes), Billy Boy Callan (un joven irlandés convertido en asesino a sueldo por azar) y el propio Keller.
Rebosante de violencia y drogas, esta novela coral nos muestra la dureza y la frialdad de un mundo en el que la vida humana tiene valor sólo si sirve para que los señores de la droga saquen provecho de ella, y descubre la incompetencia y la corrupción políticas que permiten, siempre en su propio beneficio y a costa del pueblo, que este imperio criminal crezca sin cesar. Una novela con mayúsculas, épica, que nos atrapa desde la primera página y nos hace contemplar una visión en miniatura del infierno, que nos dejará tan aterrados como hechizados.
También de Don Winslow en Unlibroaldía: El invierno de Frankie Machine, El cártel, Los reyes de lo cool
Título original: The Power of the Dog
Año de publicación: 2009
Valoración: Recomendable
Hay libros que parecen destinados a convertirse en clásicos. Así ocurrió con El padrino y así parece que va a suceder con El poder del perro. Si bien el primero nos contaba la historia de una familia de mafiosos, el segundo se encarga de desgranar treinta años de narcotráfico entre Estados Unidos y México, para lo cual nos presenta a Art Keller, un joven agente de la DEA que en los años setenta lidera una importante operación antidroga y acaba con el patrón local.
Pero lo que parece una victoria no es sino el comienzo de una pesadilla de tres décadas en la que participan Adán Barrera (el nuevo emperador del narcotráfico), Nora Hayden (una prostitua de lujo), el padre Parada (un cura preocupado por los campesinos que libra su propia batalla contra los narcotraficantes), Billy Boy Callan (un joven irlandés convertido en asesino a sueldo por azar) y el propio Keller.
Rebosante de violencia y drogas, esta novela coral nos muestra la dureza y la frialdad de un mundo en el que la vida humana tiene valor sólo si sirve para que los señores de la droga saquen provecho de ella, y descubre la incompetencia y la corrupción políticas que permiten, siempre en su propio beneficio y a costa del pueblo, que este imperio criminal crezca sin cesar. Una novela con mayúsculas, épica, que nos atrapa desde la primera página y nos hace contemplar una visión en miniatura del infierno, que nos dejará tan aterrados como hechizados.
También de Don Winslow en Unlibroaldía: El invierno de Frankie Machine, El cártel, Los reyes de lo cool
viernes, 15 de enero de 2010
Orson Scott Card: Maestro cantor
Título original: Songmaster
Fecha de publicación: 1980
Valoración: muy recomendable
Siento reseñar al mismo autor dos veces seguidas, pero acabo de terminar este libro y necesitaba reseñarlo. Ahora está fresquito y es el mejor momento. Bien, esta novela es anterior a su famosa Saga de Ender. Y algunos críticos la consideran su obra maestra.
Bueno, a mí me ha gustado más Ender, pero hay que reconocer que este libro parece resumir las ideas que el autor plasma a lo largo de la saga. Trata sobre la Casa de Canto, situada en el planeta Tew, uno de los últimos en mantener la independencia frente a las conquistas de Mikal, el emperador. Pero un día este quiere su propio Pájaro Cantor. La Casa de Canto es una institución que se autogobierna y autofinancia, y que se encarga de educar a niños que son captados por su talento para la música. Pasan por varios grados, de Gemido a Brisa. De vez en cuando, se da el caso de un niño excepcionalmnte bueno, un Pájaro Cantor, que es enviado a quien se lo hayan concedido, alrededor de la galaxia, hasta que cumple quince años y es enviado de vuelta para convertirse en Maestro Cantor y enseñar en la Casa. Y, quizá, pueda convertirse en el Maestro Cantor de la Sala Alta y gobernar la casa.
Pues el emperador Mikal quiere su pájaro. El maestro cantor de la Sala Alta decide otorgárselo pues ve que es una persona que puede captar la belleza y profundidad que requieren lo Pájaros Cantores. Durante más se setenta años espera que llegue su pájaro. Y la búsqueda acaba cuando encuentran a Ansett, un hermosísimo niño con unas dotes extraordinarias. Consigue amplificar con su canto las emociones de quienes le escuchan.
Será enviado al emperador y allí se verá envuelto en las intrigas políticas que quieren destronarle. La vida de Ansett dará un giro, y nos encontraremos con situaciones y lugares diferentes. Hasta llegar a su última canción.
Una novela poderosamente emotiva que nos lleva directamente hacia las motivaciones y los sentimientos de los diferentes personajes que nos presenta el autor. El Amor, en todas sus formas, está presente en cada línea. A Ansett le sobra amor, y lo llena todo con él. Al final resulta muy interesante, y de lectura rápida, y nos ofrece una perspectiva diferente de lo que podría ser un gobierno. Muy recomendable.
También de Orson Scott Card en ULAD: La voz de los muertos, El juego de Ender
También de Orson Scott Card en ULAD: La voz de los muertos, El juego de Ender
jueves, 14 de enero de 2010
William Maxwell: Vinieron como golondrinas
Idioma original: inglés
Título original: They came like swallows
Fecha de publicación: 1937
Valoración: Recomendable
Con título tomado de un poema de Yeats, es ésta una novela aparentemente sencilla pero no banal, entrañable pero no sensiblera, construida con rigor utilizando una estructura que se ajusta como un guante al argumento. En una familia norteamericana ocurre, en 1918, un hecho trascendental – que no desvelaré – a partir del cual sus miembros jamás volverán a ser los mismos. El autor utiliza tres puntos de vista independientes pero consecutivos: el del padre y el de cada uno de los hijos. La suma de todos ellos nos ayuda a comprender con bastante exactitud las conductas, personalidades y reacciones tanto de cada uno de los protagonistas como de otros personajes algo más secundarios. Aquí no se nos cuentan grandes cosas sino los pequeños gestos de cada día y el roce cotidiano entre unos y otros. Gestos y roces en cuyas madejas se enredan los sentimientos más profundos y se engendrarán las personalidades futuras.
Es, quizá, un relato demasiado intimista y sincero, demasiado sobrio para que se ajuste a los gustos de una época mucho más cínica, partidaria de gestos altisonantes, fantasías increíbles y aventuras sin fin, y en la que predomina el escepticismo hacia todo lo que huela a realidad. Pero merece la pena leerlo porque su autor no tuvo que documentarse para bucear en tiempos pasados sino que el ambiente es el real y genuino de la época en que fue escrito y también porque, por encima de todo, está hablando de nosotros, de todos, de cualquiera que se decida a leerlo. Y es así porque nos habla de la infancia.
La delicadeza y cariño especial con que están tratados los personajes y sus comportamientos, esa mirada tan llena de magia, ese acercamiento emocionado al mundo infantil en el que nos sentimos todos un poco involucrados, se debe al importante pedazo de vida que contiene mucho de lo que se nos cuenta. El hecho de que el acontecimiento central sea rigurosamente, autobiográfico lo convierte en responsable de la gran carga poética que contiene la historia, tanto si ha sido puesta ahí con toda la intención de su autor como si se ha deslizado a su pesar. Cada personaje está dibujado con primor, todos aparecen perfectamente acabados pero no nos costará nada adivinar cual de ellos es el objeto de la atención de Maxwell, su preferido, su trasunto y, por eso mismo, aquél con el que mejor se compenetra.
Aunque no ignoremos, en líneas generales, lo que va a ocurrir al final, la atención se mantiene intacta, porque lo que importa no es la sorpresa sino la implicación particular del lector en la vida de unas personas que hemos hecho nuestras casi desde el principio. Después de haber vivido y sufrido con ellos, sentimos que empezamos a echarles de menos desde el mismo momento en que volvemos la última página.
La importancia de la figura de Maxwell en las letras norteamericanas se debe, no sólo a la calidad de las novelas que escribió, sino también a la influencia decisiva que, con su buen criterio y sólido gusto literario, ejerció durante más de cuarenta años, desde su puesto de editor literario en New York Yorker, en muchos de los principales nombres de la literatura del siglo.
Título original: They came like swallows
Fecha de publicación: 1937
Valoración: Recomendable
Con título tomado de un poema de Yeats, es ésta una novela aparentemente sencilla pero no banal, entrañable pero no sensiblera, construida con rigor utilizando una estructura que se ajusta como un guante al argumento. En una familia norteamericana ocurre, en 1918, un hecho trascendental – que no desvelaré – a partir del cual sus miembros jamás volverán a ser los mismos. El autor utiliza tres puntos de vista independientes pero consecutivos: el del padre y el de cada uno de los hijos. La suma de todos ellos nos ayuda a comprender con bastante exactitud las conductas, personalidades y reacciones tanto de cada uno de los protagonistas como de otros personajes algo más secundarios. Aquí no se nos cuentan grandes cosas sino los pequeños gestos de cada día y el roce cotidiano entre unos y otros. Gestos y roces en cuyas madejas se enredan los sentimientos más profundos y se engendrarán las personalidades futuras.
Es, quizá, un relato demasiado intimista y sincero, demasiado sobrio para que se ajuste a los gustos de una época mucho más cínica, partidaria de gestos altisonantes, fantasías increíbles y aventuras sin fin, y en la que predomina el escepticismo hacia todo lo que huela a realidad. Pero merece la pena leerlo porque su autor no tuvo que documentarse para bucear en tiempos pasados sino que el ambiente es el real y genuino de la época en que fue escrito y también porque, por encima de todo, está hablando de nosotros, de todos, de cualquiera que se decida a leerlo. Y es así porque nos habla de la infancia.
La delicadeza y cariño especial con que están tratados los personajes y sus comportamientos, esa mirada tan llena de magia, ese acercamiento emocionado al mundo infantil en el que nos sentimos todos un poco involucrados, se debe al importante pedazo de vida que contiene mucho de lo que se nos cuenta. El hecho de que el acontecimiento central sea rigurosamente, autobiográfico lo convierte en responsable de la gran carga poética que contiene la historia, tanto si ha sido puesta ahí con toda la intención de su autor como si se ha deslizado a su pesar. Cada personaje está dibujado con primor, todos aparecen perfectamente acabados pero no nos costará nada adivinar cual de ellos es el objeto de la atención de Maxwell, su preferido, su trasunto y, por eso mismo, aquél con el que mejor se compenetra.
Aunque no ignoremos, en líneas generales, lo que va a ocurrir al final, la atención se mantiene intacta, porque lo que importa no es la sorpresa sino la implicación particular del lector en la vida de unas personas que hemos hecho nuestras casi desde el principio. Después de haber vivido y sufrido con ellos, sentimos que empezamos a echarles de menos desde el mismo momento en que volvemos la última página.
La importancia de la figura de Maxwell en las letras norteamericanas se debe, no sólo a la calidad de las novelas que escribió, sino también a la influencia decisiva que, con su buen criterio y sólido gusto literario, ejerció durante más de cuarenta años, desde su puesto de editor literario en New York Yorker, en muchos de los principales nombres de la literatura del siglo.
miércoles, 13 de enero de 2010
Miguel Delibes: La sombra del ciprés es alargada
Idioma original: español
Año de publicación: 1948
Valoración: Recomendable
Comienzo:
En su primera novela Delibes hace suyo el principio filosófico de Ortega y Gasset: es la circunstancia la que esculpe el carácter del ser humano. Y el de Pedro está herido por la sombra afilada y hostil del ciprés: herido, en fin, por la sombra terrible de la posguerra.
Es una pena que este determinismo inevitable vuelva la acción predecible en algunos momentos. Sin embargo, la magnífica construcción de los personajes, y la cadencia narrativa y el cuidadísimo lenguaje de un Delibes primerizo salva con creces este -para mí- punto flaco de una novela ganadora del Premio Nadal.
Anécdota con respecto al galardón:
Otras obras de Miguel Delibes en ULAD: Aquí
Año de publicación: 1948
Valoración: Recomendable
Comienzo:
Yo nací en Ávila, la vieja ciudad de las murallas, y creo que el silencio y el recogimiento casi místico de esta ciudad se me metieron en el alma nada más nacer.Final:
Me sonreía el contorno de Ávila allá, a lo lejos. Del otro lado de la muralla permanecían Martina, doña Gregoria y el señor Lesmes. Y por encima aún me quedaba Dios.Entremedio se nos va desgranando la vida de Pedro, el protagonista, y sus luchas internas. Huérfano y educado en casa del maestro Lesmes en Ávila, se verá influenciado durante toda su vida no sólo por el aura mística de la ciudad sino por cierta temprana y trágica pérdida y por la filosofía del "desasimiento" predicada por su mentor como modelo de vida ("mejor no tener que llegar a perder").
En su primera novela Delibes hace suyo el principio filosófico de Ortega y Gasset: es la circunstancia la que esculpe el carácter del ser humano. Y el de Pedro está herido por la sombra afilada y hostil del ciprés: herido, en fin, por la sombra terrible de la posguerra.
Es una pena que este determinismo inevitable vuelva la acción predecible en algunos momentos. Sin embargo, la magnífica construcción de los personajes, y la cadencia narrativa y el cuidadísimo lenguaje de un Delibes primerizo salva con creces este -para mí- punto flaco de una novela ganadora del Premio Nadal.
Anécdota con respecto al galardón:
Cuando [Delibes] ganó el Nadal, Pío Baroja elogió esta novela en una entrevista que le hizo Antonio Covaleda para el diario Pueblo. Posteriormente, Vergés y Delibes fueron a visitar al anciano escritor. «Entonces le dije que se habían vendido 5.000 ejemplares en tres meses. Se echó a reír. “Joven, yo sé lo que puede vender la primera edición de un libro”, dijo. Entonces, José Vergés, mi editor, que me acompañaba, le dijo el viejo maestro: “Don Pío, es que en España han comenzado a leer las mujeres”. “Ah —Baroja cambió de tono—, si han empezado a leer ésas no digo nada.” No dijo mujeres sino ésas, pero entre Vergés y él acababan de poner el dedo en la llaga. La mujer empezaba a incorporarse a la cultura en España, a sentir una inquietud espiritual, y esa actitud no ha cesado de crecer desde entonces. Hoy podemos asegurar que las mujeres leen más que los hombres». (Entrevistado por César Alonso de los Ríos, El Semanal, 2 de abril de 2000, s.p.).
Otras obras de Miguel Delibes en ULAD: Aquí
martes, 12 de enero de 2010
Elvira Navarro: La ciudad en invierno
Idioma original: español
Fecha de publicación: 2007
Valoración: Se deja leer (o más bien "Se puede leer", vamos, que del libro no salen tentáculos juguetones ni desprende antrax...)
Elvira Navarro. ¿Que cómo llegué a Elvira Navarro? Fue por una mini-entrevista publicada en el suplemento dominical de El País. Allí salía la joven escritora (1978) hablando de su segunda novela, La ciudad feliz, y de la primera, La ciudad en invierno, y allí se contaba que la crítica se ha puesto unánimemente de su lado, y que patatín, y que patatán..., y que, ojo al dato, señores/as, mi admirado Vila-Matas ha dicho de ella que escribe como Satie toca el piano.
Y pese a que no tengo ningún CD de Satie (que debía de tocar muy bien, el piano) creí a Vila-Matas, y...
fui (a la biblioteca), busqué y saqué.
Elvira Navarro. La ciudad en invierno. Un libro escúalido en letra gorda, portada que parecía de cuaderno escolar de la Primera República, y poco más de cien páginas. La contraportada decía algo así como "Aviso al lector" (como si tuviéramos entre manos un frasco de lejía camuflado en lata de coca-cola) y "advertía" de que el libro trataba de la vida de Clara, una niña peculiar, y que no sé qué más, y que Elvira Navarro tiene algo de Clarice Lispector y Fleur Jaeggy...En fin.
Elvira Navarro; y Clara, su personaje. El libro presenta a Clara en cuatro etapas de su vida: como niña rara que odia a su tía, con la que pasa un verano, y que hace cosas raras; como niña lasciva de doce años que con una amiguita igual de lasciva, juega a teléfonos eróticos y encuentros sexuales con anónimos repulsivos; como niña de catorce presuntamente violada; como niña enamorada de un escurridizo joven...Habemus cuatro, ¿relatos? Al parecer. Y al parecer también se cuenta algo de una ciudad, y algo sobre el invierno...
Pero yo, no entendí nada.
No entendí nada de La ciudad en invierno, no, y estoy convencido de que este libro (que me perdonen el señor Vila-Matas, Satie, los miopes que ven flecos de la Lispector en él, la propia escritora del "libro" y la crítica de este país), no lo entiende casi nadie.
Es que no va a ninguna parte: ni tiene sentido, ni se sigue con interés, ni provoca nada; sólo estupefacción y la sensación de que a uno le están tomando el pelo.
No he pedido perdón a Fleur Jaeggy porque esta escritora con la que también comparan a Navarro como ya he dicho, tampoco me gusta. No hace demasiado escribí sobre sus hermosos años del castigo en este blog, y tal y como apunta la contraportada del librito que hoy me ocupa, su estilo entronca con el de Elvira Navarro en cuanto a seco, estéril, inconexo y absurdo.
Y como dejé claro en su tiempo al aludir a la Jaeggy, lo repetiré en esta ocasión: una cosa es ser modernito e iconoclasta versión "omito pero insinúo dejando al lector anonadado con mi estilazo, ouh, yeah", y otra muy diferente es hacer un patchwork con diferentes telas dejando boquetes del tamaño de un posavasos aquí y allá "porque yo lo valgo".
Me explico: La ciudad en invierno es un cachondeo sideral porque, sencillamente, no puede ser considerado una novela. Vale, vale, tiene letras, frases y personajes, pero no cuenta NADA creíble, simplemente da brochetazos aquí y allá sobre una cría presuntamente rarita a la que nadie se la puede tomar en serio y a la que nadie puede poner cara porque está mal engendrada por la autora; por eso, es imposible creerse sus obras y milagros. Y punto.
Esta crítica me está costando horrores, así que, con permiso, la dejo ya sin reelerla porque a lo mejor me dan ganas de borrarla.
Y no he puesto como etiqueta "Repugnante" con un malévolo propósito: por favor, que alguien lea este libro y me diga que no soy el único lector del universo que piensa que a veces se ríen de nosotros desde ahí arriba, desde el Olimpo de los Editores Guays.
Más libros de Elvira Navarro en Un Libro al Día: Los últimos días de Adelaida García Morales, La trabajadora
Fecha de publicación: 2007
Valoración: Se deja leer (o más bien "Se puede leer", vamos, que del libro no salen tentáculos juguetones ni desprende antrax...)
Elvira Navarro. ¿Que cómo llegué a Elvira Navarro? Fue por una mini-entrevista publicada en el suplemento dominical de El País. Allí salía la joven escritora (1978) hablando de su segunda novela, La ciudad feliz, y de la primera, La ciudad en invierno, y allí se contaba que la crítica se ha puesto unánimemente de su lado, y que patatín, y que patatán..., y que, ojo al dato, señores/as, mi admirado Vila-Matas ha dicho de ella que escribe como Satie toca el piano.
Y pese a que no tengo ningún CD de Satie (que debía de tocar muy bien, el piano) creí a Vila-Matas, y...
fui (a la biblioteca), busqué y saqué.
Elvira Navarro. La ciudad en invierno. Un libro escúalido en letra gorda, portada que parecía de cuaderno escolar de la Primera República, y poco más de cien páginas. La contraportada decía algo así como "Aviso al lector" (como si tuviéramos entre manos un frasco de lejía camuflado en lata de coca-cola) y "advertía" de que el libro trataba de la vida de Clara, una niña peculiar, y que no sé qué más, y que Elvira Navarro tiene algo de Clarice Lispector y Fleur Jaeggy...En fin.
Elvira Navarro; y Clara, su personaje. El libro presenta a Clara en cuatro etapas de su vida: como niña rara que odia a su tía, con la que pasa un verano, y que hace cosas raras; como niña lasciva de doce años que con una amiguita igual de lasciva, juega a teléfonos eróticos y encuentros sexuales con anónimos repulsivos; como niña de catorce presuntamente violada; como niña enamorada de un escurridizo joven...Habemus cuatro, ¿relatos? Al parecer. Y al parecer también se cuenta algo de una ciudad, y algo sobre el invierno...
Pero yo, no entendí nada.
No entendí nada de La ciudad en invierno, no, y estoy convencido de que este libro (que me perdonen el señor Vila-Matas, Satie, los miopes que ven flecos de la Lispector en él, la propia escritora del "libro" y la crítica de este país), no lo entiende casi nadie.
Es que no va a ninguna parte: ni tiene sentido, ni se sigue con interés, ni provoca nada; sólo estupefacción y la sensación de que a uno le están tomando el pelo.
No he pedido perdón a Fleur Jaeggy porque esta escritora con la que también comparan a Navarro como ya he dicho, tampoco me gusta. No hace demasiado escribí sobre sus hermosos años del castigo en este blog, y tal y como apunta la contraportada del librito que hoy me ocupa, su estilo entronca con el de Elvira Navarro en cuanto a seco, estéril, inconexo y absurdo.
Y como dejé claro en su tiempo al aludir a la Jaeggy, lo repetiré en esta ocasión: una cosa es ser modernito e iconoclasta versión "omito pero insinúo dejando al lector anonadado con mi estilazo, ouh, yeah", y otra muy diferente es hacer un patchwork con diferentes telas dejando boquetes del tamaño de un posavasos aquí y allá "porque yo lo valgo".
Me explico: La ciudad en invierno es un cachondeo sideral porque, sencillamente, no puede ser considerado una novela. Vale, vale, tiene letras, frases y personajes, pero no cuenta NADA creíble, simplemente da brochetazos aquí y allá sobre una cría presuntamente rarita a la que nadie se la puede tomar en serio y a la que nadie puede poner cara porque está mal engendrada por la autora; por eso, es imposible creerse sus obras y milagros. Y punto.
Esta crítica me está costando horrores, así que, con permiso, la dejo ya sin reelerla porque a lo mejor me dan ganas de borrarla.
Y no he puesto como etiqueta "Repugnante" con un malévolo propósito: por favor, que alguien lea este libro y me diga que no soy el único lector del universo que piensa que a veces se ríen de nosotros desde ahí arriba, desde el Olimpo de los Editores Guays.
Más libros de Elvira Navarro en Un Libro al Día: Los últimos días de Adelaida García Morales, La trabajadora
lunes, 11 de enero de 2010
Karmele Jaio: Las manos de mi madre
Idioma original: euskera
Título original: Amaren eskuak
Año de publicación: 2008
Valoración: Está bien
A veces, da la impresión de que un libro tiene la obligación de cambiarnos la vida o de hacernos pasar el rato más emocionante de nuestra existencia. Nos lo tiene que dar todo: emoción, intriga, acción desbordante, sexo apasionado, violencia... y una sensación de alivio y tranquilidad de espíritu al pasar la última página. Casi nada. Pero, ¿qué pasa con esos libros que no “emanan” emociones fuertes, sino que se limitan a contar una historia? Que, también a veces, nos acaban calando más hondo que los anteriores.
Las manos de mi madre es una de esas obras que recordamos tanto por su calidad narrativa como por la sencillez y la cercanía de la historia que nos ofrece. Así, la autora nos presenta a Nerea, una joven que compagina el cuidado de su madre (postrada en una cama de hospital y más ausente que presente) con la relación con su marido, con su hija y con ciertos fantasmas del pasado que aprovecharán su baja guardia para reaparecer.
Narrada con un ritmo tranquilo y carente de estridencias, nos llega esta novela que habla de relaciones humanas, del amor que sentimos hacia los demás y, sobre todo, de saber perdonarnos a nosotros mismos. Toda una lección de sencillez y saber hacer.
También de Karmele Jaio en ULAD: Stop, No soy yo, Música en el aire, La casa del padre
Título original: Amaren eskuak
Año de publicación: 2008
Valoración: Está bien
A veces, da la impresión de que un libro tiene la obligación de cambiarnos la vida o de hacernos pasar el rato más emocionante de nuestra existencia. Nos lo tiene que dar todo: emoción, intriga, acción desbordante, sexo apasionado, violencia... y una sensación de alivio y tranquilidad de espíritu al pasar la última página. Casi nada. Pero, ¿qué pasa con esos libros que no “emanan” emociones fuertes, sino que se limitan a contar una historia? Que, también a veces, nos acaban calando más hondo que los anteriores.
Las manos de mi madre es una de esas obras que recordamos tanto por su calidad narrativa como por la sencillez y la cercanía de la historia que nos ofrece. Así, la autora nos presenta a Nerea, una joven que compagina el cuidado de su madre (postrada en una cama de hospital y más ausente que presente) con la relación con su marido, con su hija y con ciertos fantasmas del pasado que aprovecharán su baja guardia para reaparecer.
Narrada con un ritmo tranquilo y carente de estridencias, nos llega esta novela que habla de relaciones humanas, del amor que sentimos hacia los demás y, sobre todo, de saber perdonarnos a nosotros mismos. Toda una lección de sencillez y saber hacer.
También de Karmele Jaio en ULAD: Stop, No soy yo, Música en el aire, La casa del padre
domingo, 10 de enero de 2010
Graham Greene: El americano impasible
Idioma original: inglés
Título original: The Quiet American
Año de publicación: 1955
Valoración: Muy recomendable
Recuerdo que leí este libro por primera vez inmediatamente antes -o después- de Nada y así sea, de Orianna Fallaci, y entre las dos obras me ofrecieron un díptico interesantísimo sobre la Guerra de Vietnam, o Guerra de Indochina, desde la época de colonialismo francés, hasta la guerra civil abierta con los Estados Unidos como invitados indeseados; de hecho, el trasfondo de El americano impasible es precisamente el momento en el que los Estados Unidos pasan de ser meros observadores a implicarse diplomática y militarmente en el conflicto, con las consecuencias que todos conocemos.
Pero El americano impasible, a diferencia de Nada y así sea, no es un ensayo documental, sino una novela de ficción, centrada en un triángulo amoroso (quizás simbólico) entre una bella muchacha asiática, Phuong, y dos occidentales de caracteres opuestos: el veterano reportero británico Thomas Fowler, y el imberbe funcionario estadounidense Alden Pyle. El contraste de formas de ser y de ver la vida entre los dos personajes masculinos da lugar a escenas memorables: en una de ellas, Pyle se interna cientos de kilómetros en el frente de guerra para poder contarle a Fowler que está enamorado de Phuong; en otra, probablemente la más memorable del libro, Pyle intenta declarar su amor por Phuong, pero como no habla francés, y ella no habla inglés, se ve forzado a usar al propio Fowler como intérprete...
Algo que sorprende de la novela, teniendo en cuenta el origen de su autor y el contexto histórico en que se escribió -no mucho después de la Segunda Guerra Mundial- es que es una obra claramente anti-americana: los yanquis aparecen como seres arrogantes, libidinosos y egocéntricos (como Joe o Granger) o bien idealistas, bienintencionados pero desinformados, como el propio Pyle, quien podría ser la personificación de una nación joven, voluntarista pero inconsciente de su propio poder. Tampoco los franceses salen muy bien parados. Sólo Fowler, con su veteranía, su cinismo y su renuncia a implicarse en la realidad, parece sobrevolar por encima del resto de personajes.
Lo mejor, diría yo, de esta novela de Graham Greene (y de casi todas las suyas) es la suavidad con la que transcurre todo: la acción fluye constante y con naturalidad, transportada por un estilo sencillo y, podríamos decir, cinematográfico: El americano impasible ha sido adaptada al cine en dos ocasiones, la última de ellas en 2002 con Michael Caine y Brendan Frazer.
Otras obras de Graham Greene en ULAD: El Dr. Fischer de Ginebra, El tercer hombre, El poder y la gloria, El factor humano
Título original: The Quiet American
Año de publicación: 1955
Valoración: Muy recomendable
Recuerdo que leí este libro por primera vez inmediatamente antes -o después- de Nada y así sea, de Orianna Fallaci, y entre las dos obras me ofrecieron un díptico interesantísimo sobre la Guerra de Vietnam, o Guerra de Indochina, desde la época de colonialismo francés, hasta la guerra civil abierta con los Estados Unidos como invitados indeseados; de hecho, el trasfondo de El americano impasible es precisamente el momento en el que los Estados Unidos pasan de ser meros observadores a implicarse diplomática y militarmente en el conflicto, con las consecuencias que todos conocemos.
Pero El americano impasible, a diferencia de Nada y así sea, no es un ensayo documental, sino una novela de ficción, centrada en un triángulo amoroso (quizás simbólico) entre una bella muchacha asiática, Phuong, y dos occidentales de caracteres opuestos: el veterano reportero británico Thomas Fowler, y el imberbe funcionario estadounidense Alden Pyle. El contraste de formas de ser y de ver la vida entre los dos personajes masculinos da lugar a escenas memorables: en una de ellas, Pyle se interna cientos de kilómetros en el frente de guerra para poder contarle a Fowler que está enamorado de Phuong; en otra, probablemente la más memorable del libro, Pyle intenta declarar su amor por Phuong, pero como no habla francés, y ella no habla inglés, se ve forzado a usar al propio Fowler como intérprete...
Algo que sorprende de la novela, teniendo en cuenta el origen de su autor y el contexto histórico en que se escribió -no mucho después de la Segunda Guerra Mundial- es que es una obra claramente anti-americana: los yanquis aparecen como seres arrogantes, libidinosos y egocéntricos (como Joe o Granger) o bien idealistas, bienintencionados pero desinformados, como el propio Pyle, quien podría ser la personificación de una nación joven, voluntarista pero inconsciente de su propio poder. Tampoco los franceses salen muy bien parados. Sólo Fowler, con su veteranía, su cinismo y su renuncia a implicarse en la realidad, parece sobrevolar por encima del resto de personajes.
Lo mejor, diría yo, de esta novela de Graham Greene (y de casi todas las suyas) es la suavidad con la que transcurre todo: la acción fluye constante y con naturalidad, transportada por un estilo sencillo y, podríamos decir, cinematográfico: El americano impasible ha sido adaptada al cine en dos ocasiones, la última de ellas en 2002 con Michael Caine y Brendan Frazer.
Otras obras de Graham Greene en ULAD: El Dr. Fischer de Ginebra, El tercer hombre, El poder y la gloria, El factor humano
sábado, 9 de enero de 2010
Bram Stoker: Drácula
Idioma original: inglés
Título original: Dracula
Fecha de publicación: 1897
Valoración: recomendable
He aquí un clasicazo del terror de todos los tiempos. Bueno, no, más bien del XIX, y bien que se nota. Sobre todo porque más o menos la mitad del libro (y es gordo) consiste en exclamaciones del tipo: "Oh, Dios mío, dame fuerza para soportar tantas penurias" o "vea en este brazo tendido, mi amada señora, un apoyo sempiterno en el dolor" etc. Digamos que las manos implorantes, las voces temblorosas y los rostros lívidos sobreabundan. Pero eso precisamente le da un aura que hace que nosotros, modernos y cínicos lectores del XXI, descubramos en esta novela algunos placeres que no pudo proporcionar en su tiempo.
Por Wikipedia me entero de que Drácula no fue ningún best-seller instantáneo; fueron más bien las adaptaciones al cine las que fueron dándole su tardía popularidad. Para el público victoriano aquello no pasó de una buena historia de aventuras. Y eso es justo lo que más me ha gustado a mí: encontrarme los recursos que puede usar hoy día el mismísimo Dan Brown, pero rodeados de un aura inconfundiblemente decimonónica. Me explico. Un truco típico para mantener el ritmo en las novelas de acción y, de paso, lograr verosimilitud es el de dar la hora exacta en que suceden los acontecimientos. Bueno, pues Bram Stoker ya lo sabía, así que podemos leer cosas como ésta: "En este mismo momento, mientras le escribo, me acaba de llegar un telegrama de Jonathan diciendo que sale esta tarde de Launceston a las 6.25 y que estará aquí a las 10.18." No sé a vosotros, pero a mí me produce mucha ternura ese evidente deseo de expresar modernidad en un mundo de fonógrafos, trenes a vapor y telegramas...
De hecho, creo que esa exhibición de modernidades no es nada anecdótica en el propósito general de la obra. Tal y como queda retratado aquí, Drácula es la perfecta encarnación del monstruo anti-moderno. En un mundo que ya estaba sumido en un constante flujo de informaciones y mercancías, Drácula es un ser vinculado por necesidad a un lugar (un perverso genius loci). Toda la novela gira en torno a su traslado a Londres desde Transilvania, es cierto, pero sólo puede hacerlo llevando consigo la tierra de sus antepasados, en la cual descansa. Para hacerle frente, Jonathan Harker y sus amigos, comandados por el sabio Van Helsing, deben olvidar su mentalidad escéptica y científica, y abrazar supersticiones que creían superadas. Lo que se narra es la lucha de la modernidad por imponerse, pero, curiosamente, ésta sólo puede vencer traicionándose a sí misma. Al fin y al cabo no hay mejor imagen para "el retorno de lo reprimido" que un difunto que vuelve de su tumba, ¿no?
En fin, psicoanálisis aparte, Drácula es una novela que sigue enganchando, y a la que los años le añaden cierta graciosa inocencia. Eso sí, que nadie se engañe, porque Stoker no inventó el género, ni mucho menos, como bien explicaba Santi en aquella entrada rumana de su blog. Ni siquiera es segura la habitual filiación histórica entre Drácula y Vlad Tepes: ya nos comentó Ian aquí que la condesa Báthory también le pilló el punto a los donantes de sangre. Si uno lo piensa bien, resulta que lo único que hizo Stoker fue dar con el nombre definitivo, que no es poco. Una cosa más y termino. Drácula es un tipo con encanto aristocrático y que parece dejar embobadas a sus bellas víctimas, pero eso sí: su casa apesta y le encanta convocar ejércitos de ratas. Que los de Crepúsculo se han tomado unas cuantas licencias, vaya.
Si estáis vampíricos, os recuerdo esta otra entrada de Ian, quien, por cierto, seguro que puede contarnos cosas interesantes sobre las muchas adaptaciones al cine.
También de Bram Stoker en ULAD: El entierro de las ratas
Título original: Dracula
Fecha de publicación: 1897
Valoración: recomendable
He aquí un clasicazo del terror de todos los tiempos. Bueno, no, más bien del XIX, y bien que se nota. Sobre todo porque más o menos la mitad del libro (y es gordo) consiste en exclamaciones del tipo: "Oh, Dios mío, dame fuerza para soportar tantas penurias" o "vea en este brazo tendido, mi amada señora, un apoyo sempiterno en el dolor" etc. Digamos que las manos implorantes, las voces temblorosas y los rostros lívidos sobreabundan. Pero eso precisamente le da un aura que hace que nosotros, modernos y cínicos lectores del XXI, descubramos en esta novela algunos placeres que no pudo proporcionar en su tiempo.
Por Wikipedia me entero de que Drácula no fue ningún best-seller instantáneo; fueron más bien las adaptaciones al cine las que fueron dándole su tardía popularidad. Para el público victoriano aquello no pasó de una buena historia de aventuras. Y eso es justo lo que más me ha gustado a mí: encontrarme los recursos que puede usar hoy día el mismísimo Dan Brown, pero rodeados de un aura inconfundiblemente decimonónica. Me explico. Un truco típico para mantener el ritmo en las novelas de acción y, de paso, lograr verosimilitud es el de dar la hora exacta en que suceden los acontecimientos. Bueno, pues Bram Stoker ya lo sabía, así que podemos leer cosas como ésta: "En este mismo momento, mientras le escribo, me acaba de llegar un telegrama de Jonathan diciendo que sale esta tarde de Launceston a las 6.25 y que estará aquí a las 10.18." No sé a vosotros, pero a mí me produce mucha ternura ese evidente deseo de expresar modernidad en un mundo de fonógrafos, trenes a vapor y telegramas...
De hecho, creo que esa exhibición de modernidades no es nada anecdótica en el propósito general de la obra. Tal y como queda retratado aquí, Drácula es la perfecta encarnación del monstruo anti-moderno. En un mundo que ya estaba sumido en un constante flujo de informaciones y mercancías, Drácula es un ser vinculado por necesidad a un lugar (un perverso genius loci). Toda la novela gira en torno a su traslado a Londres desde Transilvania, es cierto, pero sólo puede hacerlo llevando consigo la tierra de sus antepasados, en la cual descansa. Para hacerle frente, Jonathan Harker y sus amigos, comandados por el sabio Van Helsing, deben olvidar su mentalidad escéptica y científica, y abrazar supersticiones que creían superadas. Lo que se narra es la lucha de la modernidad por imponerse, pero, curiosamente, ésta sólo puede vencer traicionándose a sí misma. Al fin y al cabo no hay mejor imagen para "el retorno de lo reprimido" que un difunto que vuelve de su tumba, ¿no?
En fin, psicoanálisis aparte, Drácula es una novela que sigue enganchando, y a la que los años le añaden cierta graciosa inocencia. Eso sí, que nadie se engañe, porque Stoker no inventó el género, ni mucho menos, como bien explicaba Santi en aquella entrada rumana de su blog. Ni siquiera es segura la habitual filiación histórica entre Drácula y Vlad Tepes: ya nos comentó Ian aquí que la condesa Báthory también le pilló el punto a los donantes de sangre. Si uno lo piensa bien, resulta que lo único que hizo Stoker fue dar con el nombre definitivo, que no es poco. Una cosa más y termino. Drácula es un tipo con encanto aristocrático y que parece dejar embobadas a sus bellas víctimas, pero eso sí: su casa apesta y le encanta convocar ejércitos de ratas. Que los de Crepúsculo se han tomado unas cuantas licencias, vaya.
Si estáis vampíricos, os recuerdo esta otra entrada de Ian, quien, por cierto, seguro que puede contarnos cosas interesantes sobre las muchas adaptaciones al cine.
También de Bram Stoker en ULAD: El entierro de las ratas
viernes, 8 de enero de 2010
Orson Scott Card: La voz de los muertos
Idioma original: inglés
Título original: Speaker for the Dead
Fecha de publicación: 1986
Valoración: muy recomendable
Acabo de leer esta muy recomendable novela, que me ha sorprendido muchísimo. Es la segunda parte de El juego de Ender (que ya reseñaremos, y que resulta también muy recomendable). Como segunda parte, y habiéndote entusiasmado la primera, no tienes muchas expectativas. Pero luego lees que con esta novela el autor es el único escritor de ciencia ficción que ha conseguido los dos premios más prestigiosos del género, Nébula y Hugo, dos años consecutivos, con El Juego de Ender y La voz de los muertos. Así que de partida ya suena interesante.
Nos situamos tres milenios en el futuro de la acción del primer libro. Ender, ahora conocido como el Xenocida, por haber aniquilado completamente la única raza alienígena conocida, los insectores, se ha convertido en el Portavoz de los Muertos. Lo que nadie sabe, excepto su hermana, es que se trata del Portavoz de los Muertos original, el primero, con una apariencia de edad de 35 años, pero una edad real de tres mil. Los viajes espaciales y la criogenización hacen posible que viaje a planetas de la Colonia espacial y la Hegemonía muy alejados entre sí, sin envejecer, para poder cumplir con sus tareas como Portavoz.
Aparece una nueva raza alienígena, los cerdis, que viven aislados en la colonia de Lusitania. Los xenólogos son los únicos que tienen contacto con ellos, y bajo unas reglas muy estrictas para reducir el nivel de contaminación cultural. Nadie quiere, de momento, que se repita un xenocidio. Sin embargo, los cerdis comienzan a realizar acciones incomprensibles para los humanos. Una de estas acciones provoca la llamada del Portavoz a Lusitania. Y Ender viaja allí.
El argumento es sumamente interesante y está perfectamente hilado. A veces da la sensación de tratado de antropología reflexionando sobre los contactos e intercambios culturalesentre diferentes sociedades. Reflexión también sobre prejuicios, valoraciones de antemano y motivaciones religiosas (Lusitania es una colonia católica).
En fin, si habéis leído el primer volumen, este segundo os encantará igualmente, y si no,se puede leer sólo, pues la acción de este no necesita el conocimiento del anterior. Aunque la verdad es que recomiendo la lectura de los dos. Buenísimos para empezar este año.
También de Orson Scott Card en ULAD: El juego de Ender, Maestro cantor
Título original: Speaker for the Dead
Fecha de publicación: 1986
Valoración: muy recomendable
Acabo de leer esta muy recomendable novela, que me ha sorprendido muchísimo. Es la segunda parte de El juego de Ender (que ya reseñaremos, y que resulta también muy recomendable). Como segunda parte, y habiéndote entusiasmado la primera, no tienes muchas expectativas. Pero luego lees que con esta novela el autor es el único escritor de ciencia ficción que ha conseguido los dos premios más prestigiosos del género, Nébula y Hugo, dos años consecutivos, con El Juego de Ender y La voz de los muertos. Así que de partida ya suena interesante.
Nos situamos tres milenios en el futuro de la acción del primer libro. Ender, ahora conocido como el Xenocida, por haber aniquilado completamente la única raza alienígena conocida, los insectores, se ha convertido en el Portavoz de los Muertos. Lo que nadie sabe, excepto su hermana, es que se trata del Portavoz de los Muertos original, el primero, con una apariencia de edad de 35 años, pero una edad real de tres mil. Los viajes espaciales y la criogenización hacen posible que viaje a planetas de la Colonia espacial y la Hegemonía muy alejados entre sí, sin envejecer, para poder cumplir con sus tareas como Portavoz.
Aparece una nueva raza alienígena, los cerdis, que viven aislados en la colonia de Lusitania. Los xenólogos son los únicos que tienen contacto con ellos, y bajo unas reglas muy estrictas para reducir el nivel de contaminación cultural. Nadie quiere, de momento, que se repita un xenocidio. Sin embargo, los cerdis comienzan a realizar acciones incomprensibles para los humanos. Una de estas acciones provoca la llamada del Portavoz a Lusitania. Y Ender viaja allí.
El argumento es sumamente interesante y está perfectamente hilado. A veces da la sensación de tratado de antropología reflexionando sobre los contactos e intercambios culturalesentre diferentes sociedades. Reflexión también sobre prejuicios, valoraciones de antemano y motivaciones religiosas (Lusitania es una colonia católica).
En fin, si habéis leído el primer volumen, este segundo os encantará igualmente, y si no,se puede leer sólo, pues la acción de este no necesita el conocimiento del anterior. Aunque la verdad es que recomiendo la lectura de los dos. Buenísimos para empezar este año.
También de Orson Scott Card en ULAD: El juego de Ender, Maestro cantor
jueves, 7 de enero de 2010
Georges Perec: La vida instrucciones de uso
Idioma original: francés
Título original: La vie mode d'emploi
Año de publicación: 1978
Valoración: Recomendable
“La vida, instrucciones de uso” además de un ejercicio de estilo y un alarde literario, es, sobre todo, el reflejo de la particular forma de Perec de contemplar el mundo en que vivió, un acopio de obsesiones vitales y preferencias estéticas más o menos explícitas y todo un divertimento para los chiflados que se atrevan a leer algo como esto.
Perec, acostumbrado a autoimponerse retos insólitos, como si la creación de espléndidas y originalísimas obras literarias no fuera mérito suficiente, se dispone esta vez a crear su particular aleph, no bajo la forma de letra hebrea ni de punto que contiene todos los del universo, según la versión borgeana, sino de obra de género híbrido que no pertenece a ninguno y los abarca todos: conjunto de relatos, inventario de todo lo existente, obra enciclopédica de humor, ensayo sobre la complejidad del mundo, heterodoxo manual de decoración, amasijo de arbitrarias descripciones, desvergonzado cotilleo de santuarios privados, memoria de todos los saberes,… y, sobre todo, el puzle literario por antonomasia. En él se propone un universo concentrado en una casa de vecinos. Toda la estructura gira alrededor de la idea de puzle. El puzle es el eje de todo. Primero, porque el motivo de que se relacionen los personajes y todo lo que se cuenta, así como la cronología, están relacionados con él. "Puzle", pues, como núcleo argumental. Segundo, porque la obra entera está estructurada como un puzle. Tercero porque el propio escenario (la casa) es un puzle en sí mismo: un conjunto de elementos – las viviendas – que configuran un todo. Por último, el llamado “preámbulo” consiste en un breve ensayo sobre el arte del puzle.
El procedimiento de Perec es acumulativo y estructurado a la vez: se trata de un todo trabado con coherencia y no de un conjunto independiente de elementos. A base de tomar ingredientes diversos y combinarlos de la manera adecuada (todo lo que se cuenta está organizado y estructurado en torno a una idea central) compone un fresco bastante completo del hombre del siglo XX y de sus circunstancias. Y lo hace con humor y habilidad.
A pesar de la cantidad de información acumulada y del asombroso dominio que manifiesta en gran cantidad de materias – el trabajo de documentación tuvo que ser ímprobo – consigue dotar al conjunto de la amenidad y gracia suficientes para que no decaiga el interés. Quizá al final se cansase un poco o me cansase yo (o los dos, autor y lectora) porque al fin y al cabo el escritor no deja nunca de ser él mismo y posiblemente acabe repitiéndose un poco. Algo inevitable en 574 páginas de estas características.
En un proyecto que podríamos calificar de minuciosidad convertida en arte – no en vano Perec tardó nueve años en concluirlo – no pueden faltar los anexos. Al final, incluye - abundando en el gusto por el detalle y el acabado perfecto de que ha hecho gala desde el principio –un plano del inmueble (con los nombres de sus ocupantes antiguos y actuales), un índice de nombres propios, un anexo de referencias cronológicas de lo narrado y un índice de las “historias contadas en este libro”, aparte de un “post scriptum” y un índice común y corriente. Italo Calvino lo definió como “una nueva comedia humana”, refiriéndose naturalmente a la de Balzac, aunque también se la ha comparado a la de Dante o a los “Cuentos de Canterbury”, porque cada uno de ellos está concebido como un microcosmos.
Por supuesto, un libro como éste cuenta con abundantes detractores. Supongo que acapara hostilidades y adoración por igual: a quien le gusta le encanta, a quien no le gusta lo odia y no pasa del principio. Pero quien quiera sumergirse en un mundo sorprendente en su prosaísmo, paladear un elegante sentido del humor y dejarse atrapar por numerosas historias a cual más asombrosa y divertida, debe empezarlo cualquier día de estos. Quien llegue más allá de la página 5 se va a divertir a lo grande.
También de Georges Perec en UnLibroAlDía: El gabinete de un aficionado, Las cosas, Me acuerdo
Más sobre Perec, en la entrada sobre OuLiPo
Título original: La vie mode d'emploi
Año de publicación: 1978
Valoración: Recomendable
Comienzo advirtiendo a los futuros lectores de La vida... que no se dejen engañar por el título. Aquí no van a encontrar un conjunto de recetas para vivir mejor, un tratado de ética ni nada semejante. Esta obra inclasificable es, en realidad, una especie de diablura literaria perpetrada por uno de los pocos autores que se pueden permitir alardes como éste, para el particular uso y disfrute de ciertos masoquistas de la lengua. Perec traspasa los límites del lugar común porque – igual que les ocurrió a Cortazar, Joyce y a tantos otros – sus dimensiones como escritor exceden los límites del molde. Como anécdota diré que una de sus boutades más conocidas consistió en el proyecto – conseguido – de escribir una de sus novelas (El Secuestro) omitiendo por completo – o secuestrando – la grafía “e” que es, como sabemos, la más común en lengua francesa. (Claro que sus traductores al español supieron estar a la altura y en la versión española no figura ni una sola “a”).
“La vida, instrucciones de uso” además de un ejercicio de estilo y un alarde literario, es, sobre todo, el reflejo de la particular forma de Perec de contemplar el mundo en que vivió, un acopio de obsesiones vitales y preferencias estéticas más o menos explícitas y todo un divertimento para los chiflados que se atrevan a leer algo como esto.
Perec, acostumbrado a autoimponerse retos insólitos, como si la creación de espléndidas y originalísimas obras literarias no fuera mérito suficiente, se dispone esta vez a crear su particular aleph, no bajo la forma de letra hebrea ni de punto que contiene todos los del universo, según la versión borgeana, sino de obra de género híbrido que no pertenece a ninguno y los abarca todos: conjunto de relatos, inventario de todo lo existente, obra enciclopédica de humor, ensayo sobre la complejidad del mundo, heterodoxo manual de decoración, amasijo de arbitrarias descripciones, desvergonzado cotilleo de santuarios privados, memoria de todos los saberes,… y, sobre todo, el puzle literario por antonomasia. En él se propone un universo concentrado en una casa de vecinos. Toda la estructura gira alrededor de la idea de puzle. El puzle es el eje de todo. Primero, porque el motivo de que se relacionen los personajes y todo lo que se cuenta, así como la cronología, están relacionados con él. "Puzle", pues, como núcleo argumental. Segundo, porque la obra entera está estructurada como un puzle. Tercero porque el propio escenario (la casa) es un puzle en sí mismo: un conjunto de elementos – las viviendas – que configuran un todo. Por último, el llamado “preámbulo” consiste en un breve ensayo sobre el arte del puzle.
El procedimiento de Perec es acumulativo y estructurado a la vez: se trata de un todo trabado con coherencia y no de un conjunto independiente de elementos. A base de tomar ingredientes diversos y combinarlos de la manera adecuada (todo lo que se cuenta está organizado y estructurado en torno a una idea central) compone un fresco bastante completo del hombre del siglo XX y de sus circunstancias. Y lo hace con humor y habilidad.
A pesar de la cantidad de información acumulada y del asombroso dominio que manifiesta en gran cantidad de materias – el trabajo de documentación tuvo que ser ímprobo – consigue dotar al conjunto de la amenidad y gracia suficientes para que no decaiga el interés. Quizá al final se cansase un poco o me cansase yo (o los dos, autor y lectora) porque al fin y al cabo el escritor no deja nunca de ser él mismo y posiblemente acabe repitiéndose un poco. Algo inevitable en 574 páginas de estas características.
En un proyecto que podríamos calificar de minuciosidad convertida en arte – no en vano Perec tardó nueve años en concluirlo – no pueden faltar los anexos. Al final, incluye - abundando en el gusto por el detalle y el acabado perfecto de que ha hecho gala desde el principio –un plano del inmueble (con los nombres de sus ocupantes antiguos y actuales), un índice de nombres propios, un anexo de referencias cronológicas de lo narrado y un índice de las “historias contadas en este libro”, aparte de un “post scriptum” y un índice común y corriente. Italo Calvino lo definió como “una nueva comedia humana”, refiriéndose naturalmente a la de Balzac, aunque también se la ha comparado a la de Dante o a los “Cuentos de Canterbury”, porque cada uno de ellos está concebido como un microcosmos.
Por supuesto, un libro como éste cuenta con abundantes detractores. Supongo que acapara hostilidades y adoración por igual: a quien le gusta le encanta, a quien no le gusta lo odia y no pasa del principio. Pero quien quiera sumergirse en un mundo sorprendente en su prosaísmo, paladear un elegante sentido del humor y dejarse atrapar por numerosas historias a cual más asombrosa y divertida, debe empezarlo cualquier día de estos. Quien llegue más allá de la página 5 se va a divertir a lo grande.
También de Georges Perec en UnLibroAlDía: El gabinete de un aficionado, Las cosas, Me acuerdo
Más sobre Perec, en la entrada sobre OuLiPo
miércoles, 6 de enero de 2010
Philippe Lechermeier y Rébecca Dautremer: Princesas olvidadas o desconocidas...
Título original: Princesses oubliées ou inconnues
Idioma original: francés.
Año de publicación: 2007
Valoración: muy recomendable.
Éste es un libro para pedirle a los Reyes Magos.
Es un libro mágico para niños, jóvenes y adultos en recuperación.
Además de la increible belleza de sus ilustraciones, encontramos en él mucha poesía; una forma de expresión risueña y delicada, con la que resulta fácil enternecerse e identificarse.
"... son muchas las princesas que viven escondidas
en el fondo de un palacio o en lo alto de una torre.
Están tan bien ocultas, que algunas incluso han olvidado quiénes son.
Y, sin embargo, merecen volver a ser descubiertas.
He aquí, por esta razón, reunido en un solo volumen
todo lo que se sabe de estas princesas desconocidas, anónimas o desaparecidas."
Algunas de las princesas que "rescata" este libro son:
Mirameh (cuyo "único temor es que se la ignore y su único sueño, que se la adore");
Deletrea de Eritrea (que lee, escribe y "sueña con días divididos en capítulos, a los que ella podría poner título);
Roma Romaní (una princesa gitana que imagino hermosa, morena y descalza);
y, mi preferida, Sapina ( que "anda en busca de su príncipe azul, convencida de que se oculta tras el aspecto de un sapo" pero "según las últimas noticias, sigue con los pies en remojo y sola" y que, a pesar de todo, busca "sin saber quién es pero segura , sin embargo, de reconocerlo")...
Además de recoger un amplio listado de princesas olvidadas o desconocidas, el libro nos da algunas claves fundamentales para adentrarse en el mundo de la magia.
Así, nos explica:
cómo es el nacimiento de una princesa;
cuál es el papel de las hadas madrinas;
como viajan las princesas (porque a ellas "les encanta recorrer mundo" y así han descubierto que "ser la misma en otra parte, lo cambia todo");
cuáles son los animales mágicos que las acompañan;
cómo son los bosques (en los que ellas "se pierden, se refugian, se esconden y tienen encuentros extraordinarios");
cómo son los principitos y las reinas;
qué comen las princesas;
cómo son sus besos (que tienen "el poder de transformar a los sapos en príncipes y, a veces, al contrario");
y, quizá la información más importante, algunos trucos para reconocer a una auténtica princesa (que, por ejemplo, "jamás se pone calcetines, siempre canta cuando se baña, es a veces cruel, no siempre es hermosa y no come el pollo con las manos, aunque puede hacerlo con los pies").
Gracias a mi trabajo como cuentacuentos, he descubierto lo importante que es recordar a algunas princesas, que han olvidado o nunca supieron que lo son, que son seres mágicos, hermosos y llenos de posibilidades.
Creo que al leer este libro, más de una de esas "princesas por descubrir" se verá reflejada en él como en un espejo mágico. Se reconocerá y quizá guarde el secreto... pero algo dentro de sí, cambiará para siempre.
Y colorín colorado...
Idioma original: francés.
Año de publicación: 2007
Valoración: muy recomendable.
Éste es un libro para pedirle a los Reyes Magos.
Es un libro mágico para niños, jóvenes y adultos en recuperación.
Además de la increible belleza de sus ilustraciones, encontramos en él mucha poesía; una forma de expresión risueña y delicada, con la que resulta fácil enternecerse e identificarse.
"... son muchas las princesas que viven escondidas
en el fondo de un palacio o en lo alto de una torre.
Están tan bien ocultas, que algunas incluso han olvidado quiénes son.
Y, sin embargo, merecen volver a ser descubiertas.
He aquí, por esta razón, reunido en un solo volumen
todo lo que se sabe de estas princesas desconocidas, anónimas o desaparecidas."
Algunas de las princesas que "rescata" este libro son:
Mirameh (cuyo "único temor es que se la ignore y su único sueño, que se la adore");
Deletrea de Eritrea (que lee, escribe y "sueña con días divididos en capítulos, a los que ella podría poner título);
Roma Romaní (una princesa gitana que imagino hermosa, morena y descalza);
y, mi preferida, Sapina ( que "anda en busca de su príncipe azul, convencida de que se oculta tras el aspecto de un sapo" pero "según las últimas noticias, sigue con los pies en remojo y sola" y que, a pesar de todo, busca "sin saber quién es pero segura , sin embargo, de reconocerlo")...
Además de recoger un amplio listado de princesas olvidadas o desconocidas, el libro nos da algunas claves fundamentales para adentrarse en el mundo de la magia.
Así, nos explica:
cómo es el nacimiento de una princesa;
cuál es el papel de las hadas madrinas;
como viajan las princesas (porque a ellas "les encanta recorrer mundo" y así han descubierto que "ser la misma en otra parte, lo cambia todo");
cuáles son los animales mágicos que las acompañan;
cómo son los bosques (en los que ellas "se pierden, se refugian, se esconden y tienen encuentros extraordinarios");
cómo son los principitos y las reinas;
qué comen las princesas;
cómo son sus besos (que tienen "el poder de transformar a los sapos en príncipes y, a veces, al contrario");
y, quizá la información más importante, algunos trucos para reconocer a una auténtica princesa (que, por ejemplo, "jamás se pone calcetines, siempre canta cuando se baña, es a veces cruel, no siempre es hermosa y no come el pollo con las manos, aunque puede hacerlo con los pies").
Gracias a mi trabajo como cuentacuentos, he descubierto lo importante que es recordar a algunas princesas, que han olvidado o nunca supieron que lo son, que son seres mágicos, hermosos y llenos de posibilidades.
Creo que al leer este libro, más de una de esas "princesas por descubrir" se verá reflejada en él como en un espejo mágico. Se reconocerá y quizá guarde el secreto... pero algo dentro de sí, cambiará para siempre.
Y colorín colorado...