Título original: La vie mode d'emploi
Año de publicación: 1978
Valoración: Recomendable
Comienzo advirtiendo a los futuros lectores de La vida... que no se dejen engañar por el título. Aquí no van a encontrar un conjunto de recetas para vivir mejor, un tratado de ética ni nada semejante. Esta obra inclasificable es, en realidad, una especie de diablura literaria perpetrada por uno de los pocos autores que se pueden permitir alardes como éste, para el particular uso y disfrute de ciertos masoquistas de la lengua. Perec traspasa los límites del lugar común porque – igual que les ocurrió a Cortazar, Joyce y a tantos otros – sus dimensiones como escritor exceden los límites del molde. Como anécdota diré que una de sus boutades más conocidas consistió en el proyecto – conseguido – de escribir una de sus novelas (El Secuestro) omitiendo por completo – o secuestrando – la grafía “e” que es, como sabemos, la más común en lengua francesa. (Claro que sus traductores al español supieron estar a la altura y en la versión española no figura ni una sola “a”).
“La vida, instrucciones de uso” además de un ejercicio de estilo y un alarde literario, es, sobre todo, el reflejo de la particular forma de Perec de contemplar el mundo en que vivió, un acopio de obsesiones vitales y preferencias estéticas más o menos explícitas y todo un divertimento para los chiflados que se atrevan a leer algo como esto.
Perec, acostumbrado a autoimponerse retos insólitos, como si la creación de espléndidas y originalísimas obras literarias no fuera mérito suficiente, se dispone esta vez a crear su particular aleph, no bajo la forma de letra hebrea ni de punto que contiene todos los del universo, según la versión borgeana, sino de obra de género híbrido que no pertenece a ninguno y los abarca todos: conjunto de relatos, inventario de todo lo existente, obra enciclopédica de humor, ensayo sobre la complejidad del mundo, heterodoxo manual de decoración, amasijo de arbitrarias descripciones, desvergonzado cotilleo de santuarios privados, memoria de todos los saberes,… y, sobre todo, el puzle literario por antonomasia. En él se propone un universo concentrado en una casa de vecinos. Toda la estructura gira alrededor de la idea de puzle. El puzle es el eje de todo. Primero, porque el motivo de que se relacionen los personajes y todo lo que se cuenta, así como la cronología, están relacionados con él. "Puzle", pues, como núcleo argumental. Segundo, porque la obra entera está estructurada como un puzle. Tercero porque el propio escenario (la casa) es un puzle en sí mismo: un conjunto de elementos – las viviendas – que configuran un todo. Por último, el llamado “preámbulo” consiste en un breve ensayo sobre el arte del puzle.
El procedimiento de Perec es acumulativo y estructurado a la vez: se trata de un todo trabado con coherencia y no de un conjunto independiente de elementos. A base de tomar ingredientes diversos y combinarlos de la manera adecuada (todo lo que se cuenta está organizado y estructurado en torno a una idea central) compone un fresco bastante completo del hombre del siglo XX y de sus circunstancias. Y lo hace con humor y habilidad.
A pesar de la cantidad de información acumulada y del asombroso dominio que manifiesta en gran cantidad de materias – el trabajo de documentación tuvo que ser ímprobo – consigue dotar al conjunto de la amenidad y gracia suficientes para que no decaiga el interés. Quizá al final se cansase un poco o me cansase yo (o los dos, autor y lectora) porque al fin y al cabo el escritor no deja nunca de ser él mismo y posiblemente acabe repitiéndose un poco. Algo inevitable en 574 páginas de estas características.
En un proyecto que podríamos calificar de minuciosidad convertida en arte – no en vano Perec tardó nueve años en concluirlo – no pueden faltar los anexos. Al final, incluye - abundando en el gusto por el detalle y el acabado perfecto de que ha hecho gala desde el principio –un plano del inmueble (con los nombres de sus ocupantes antiguos y actuales), un índice de nombres propios, un anexo de referencias cronológicas de lo narrado y un índice de las “historias contadas en este libro”, aparte de un “post scriptum” y un índice común y corriente. Italo Calvino lo definió como “una nueva comedia humana”, refiriéndose naturalmente a la de Balzac, aunque también se la ha comparado a la de Dante o a los “Cuentos de Canterbury”, porque cada uno de ellos está concebido como un microcosmos.
Por supuesto, un libro como éste cuenta con abundantes detractores. Supongo que acapara hostilidades y adoración por igual: a quien le gusta le encanta, a quien no le gusta lo odia y no pasa del principio. Pero quien quiera sumergirse en un mundo sorprendente en su prosaísmo, paladear un elegante sentido del humor y dejarse atrapar por numerosas historias a cual más asombrosa y divertida, debe empezarlo cualquier día de estos. Quien llegue más allá de la página 5 se va a divertir a lo grande.
También de Georges Perec en UnLibroAlDía: El gabinete de un aficionado, Las cosas, Me acuerdo
Más sobre Perec, en la entrada sobre OuLiPo
Confieso mi fracaso con este libro. De hecho, si el atento lector tiene la amabilidad de pinchar en el vínculo a la entrada sobre OuLiPo, verá que allí anuncio una futura reseña de La vida..., que estaba leyendo por aquel entonces. La reseña nunca llegó, porque no pude acabar el libro. Y eso que sí pasé de la página 5;).
ResponderEliminarDesde luego, como experimento literario me parece admirable. Ahora, admirables son también las virtudes acéticas que Perec demanda del lector. Es cierto que las historias de los vecinos, que se van narrando a retazos, resultan interesantes, pero para mi gusto hay que extraer esas dosis de narración de entre demasiadas toneladas de descripción.
Eso sí, se me quedó grabada la historia de uno de los vecinos, muy rico y aburrido él, que se dedicó durante años a viajar por el mundo pintando marinas. Cada vez que pintaba una la mandaba a casa, donde un tipo hacía un puzle con ella. Cuando volvió de sus viajes, el pintor rehizo todas las marinas una por una, y me parece que la meta final era disolver cada marina renacida en el agua que la inspiró. No sé si habré cambiado mucho lo que cuenta Perec, pero me encantó la extravagancia de esa historia.
Yo también confieso mi fracaso con este libro. Llegué hasta la mitad, más o menos, pero no pude seguir. Y no porque no me gustara (que me estaba encantando), sino porque cada vez que lo cogía me dejaba la cabeza como un tambor.
ResponderEliminarVamos, que entre tanto vecino y tanta historia, me armaba unos líos tremendos. No sé si se debe a Perec o a que yo lo cogí en un mal momento, quién sabe, pero la verdad es que me venció por goleada.
Una pena, porque me encantan los puzzles (de hecho, el ensayito del principio, en el que habla de los puzzles de madera, me parece genial) y me encnata Perec. Pero bueno, qué se le va a hacer.
Para mí será un reto.
ResponderEliminarPues puestos a confesar, yo confieso que no llegué a abrir el libro: este es un de esos que me compré en un arrebato, pero que luego me dio pereza ponerme a leer... De todas formas, solo por ser Perec, ya se merece una oportunidad (¿hemos reseñado ya Las cosas de Perec, que es una preciosidad?)
ResponderEliminarPienso que hay que leerlo como una broma. Si no me acordaba de quien era algún personaje, pues bueno. A veces miraba para atrás pero no siempre.
ResponderEliminarMe gustan mucho las descripciones y las enumeraciones. Y con las instrucciones de uso de aparatos y cosas así, me imaginaba cómo se debía estar divirtiendo Perec cuando lo escribió.
Supongo que tiene su momento.
Hola Montuegna. Yo tampoco lo he leído y me interesa el autor y por supuesto el título (¿no compráis a veces algún libro por su título?). Creo que todos echamos de menos tener un libro de instrucciones en algún momento, aunque me parece que Perec no nos va ayudar en estos menesteres, según cuentas. Reconozco que me atrae, especialmente después de leer tu opinión. Un beso
ResponderEliminarPues a mí me parece casi obligado que precisamente tú le eches un ojo a este libro. Acabes leyéndolo o no, que eso ya es muy personal. Un beso.
ResponderEliminarEs uno de los mejores libros que se han escrito , pero yo recomiendo que lo lean en francés porque es un libro que está lleno de acertijos y de trampas y que entiendo han sido difíciles de traducir pero nada que ver con el original
ResponderEliminarYo es que soy una fan de Perec... echo en falta escritores como él!
N.S
: )
Este libro es una de las grandes obras maestras que he leído. Mi fascinación por el es infinita. Lo leí el año pasado y creó que se ganó el título al mejor libro que pasó por mis manos el 2011. En un principio tuve cuidado de no perder el hilo, de entender los lazos existentes entre los personajes, intentando visualizar en todo momento el edificio y sus habitaciones.
ResponderEliminarLuego, al igual que Montuenga, no me preocupé de esto y decidí pasarlo bien. Quizá no leerlo como una broma, sino como algo capaz de entretener a un regimiento. Soy un gran fanático de los cuentos y en eso este libro no se queda atrás. Los relatos creo son magistrales y vale la pena leer cada uno de ellos.
Y eso es todo... un libro para genios pero que puede ser leído por humanos normales. Pero que recomiendo a todos. Y por cierto: creo recién en mi cuarto intento logré leerlo... y realmente lo disfruté
Pues si os gustó este libro, ahora tenéis:
ResponderEliminarhttp://www.castalia.es/libros/libro.php?id=800&l=La-plaza,-modo-de-empleo&t=Narrativa&a=Desuarez,-Jose-Miguel&e=Castalia&c=Albatros&idt=3
Un saludo, el autor
www.escritoresymatrimonio.es
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ResponderEliminarNo sólo no tiene nada que ver este aspirante a best seller con lo que escribió Perec, lo que representa es todo lo contrario. Perec es un autor voluntariamente difícil, que realizó experimentos lingüísticos y estructurales por el mero placer de hacer progresar la literatura, además de un genio. Y no creo que pensase en las ventas.
ResponderEliminarEs un gran libro, extenso, poblado, armado para que cada pieza vaya cayendo en su lugar. Agrego a las comparaciones -por lo menos en el efecto que a mí me causó- Ada de Nabokov, el Quinteto de Durrell, La broma infinita de Foster Wallace. Librazos, sin duda. Y leerlo en francés, si es posible! Genoveva Arcaute
ResponderEliminarPues. aunque es cierto que no se parecen a La vida...- como obras monumentales, que son todas ellas, sí podrían compararse.
ResponderEliminarSaludos
Hola !!
ResponderEliminarComo decirlo... nadié obliga a nadié de leer un libro de la página 1 a la página 800.
Mejor dicho - Se disfruta más de este libro abriendolo en cualquier página con poca expectación y ganas de divertirse en esas historias al mismo tiempo increíbles e "infra-ordinarias", como él decía.
Exploraciones de lo infraordinario.
ResponderEliminarEs una opción como cualquier otra. Pero, si se prescinde del pequeño hilo conductor que aglutina y orienta, quizá su lectura parezca todavía más complicada, resulte tediosa etc.
ResponderEliminarno hay que analizar tanto la literatura.... igual yo en lo personal me sentí adentro de la novela, Perec logró conmigo hacerme parte de esa comunidad de pertenecer a ese edificio infame, de viajar en el tiempo de recorrener el pasado el presente y el futuro en muy pocas páginas... Igual la lectura y la lteratura es gusto es muy relativo y no puede más que arriesgarse para saber lo que puede ocurrir no le tengan miedo es de muy fácil lectura. adios
ResponderEliminarClaro, anónimo. Como la reseña indica, pienso igual que tú, pero hay que reconocer que Perec no es fácil, por eso despierta grandes adhesiones y enormes decepciones, los términos medios no encajan con su manera de entender lo literario.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de analizar o no... el blog está para eso, lógicamente.
Hace años que soy apasionado del Oulipo y sus escritores. Mi amor nació cuando, aún adolescente, devoré libro tras libro de Calvino y en algún momento, ya cuando finalizaba la adolescencia, descubrí las 6 Propuestas.
ResponderEliminarDesde entonces, el espíritu de las restricciones ha habitado mis prácticas como escritor aficionado, como profesor profesional y como fotógrafo.
Sin embargo, después de casi 20 años de amor con el movimiento, apenas llegó a mis manos este libro hace unas semanas.
Voy en el capítulo XVIII y estoy seguro de que este artilugio me odia tanto como yo deseo agradable.
Lo empecé a leer hace ya casi semana y media. Voy por la página 150, cap. XXVII. Me fascina, es diferente a todo lo leído anteriormente, con excepción de Proust por su manía descriptiva y detallista. Las narraciones sueltas intercaladas regularmente, como es el caso de La anticuaria y sus relojes, hacen que no decaiga el interés, si es que por allí parezca que a alguno pueda ganarle el tedio.
ResponderEliminarEfectivamente. Un maravilloso microcosmos que solo exige un poco de concentración y a cambio nos regala horas de intenso disfrute. Celebro que estemos de acuerdo.
ResponderEliminarUn bodrio. La inteligencia y erudición del autor están fuera de duda. Lamentablemente, también su falta de talento literario y, peor todavía, su falta de sangre en las venas. El libro se compone de muchas historias “ingeniosas” pero sin ninguna carnadura, y todos los personajes mecánicos, no tienen alma. Me subleva que un tipo con la envidiable cara de loco de Perec haya escrito algo tan rígido, frío y aburrido. Para colmo, todo queda bajo el paraguas de ese flojo leit motiv del rompecabezas, el puzzle, que no es más que un cazabobo. O, como dicen los cinéfilos, un McGuffin.
ResponderEliminarLo dejé por la mitad sin ninguna culpa allá por la página 280 cuando me faltaban otras tantas. Quizás, el libro sirva solamente para agarrar de vez en cuando al azar alguna de las historias que me quedaron del señalador para adelante. Como un jueguito. Y si no tengo nada mejor que hacer, claro. (A este libro lo compré hace un cuarto de siglo en la feria de Tristán Narvaja, Montevideo, y tanto el hallazgo -era inconseguible- como el hecho de estar ahí paseando me hicieron sentir el tipo más cool del mundo.)
Bueno, tanto como un bodrio... Reconozco que no es un libro fácil y que no tiene por qué gustarle a todo el mundo. Pero, como indicas tú mismo, está fuera de toda duda que Perec era un genio. Su pertenencia a Oulipo, sus recursos experimentales y, en general, su obra completa hablan por sí mismos. Estoy pensando en reseñar La disparition, traducido al español como El secuestro, a ver si lo consigo pronto.
ResponderEliminarEl libro de GEORGES PEREC La vida instrucciones de uso, es un libro universal que en la forma de una metáfora amena y divertida, responde a las tres preguntas filosóficas fundamentales que la humanidad se hace desde siempre, quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Es en este sentido que el libro inicia con la creación del universo partir de la parcelación de la calle Simon-Crubellier y hasta su terminación con la inexorable sentencia “...un día, sobre todo, desparecerá la casa, morirán la calle y el barrio…”. Finalmente las virtudes y defectos del ser humano, están perfectamente esbozados en todas las personas que desfilan por los pasajes del libro. Todo lo anterior plasmado en el lienzo del universo que es el Edificio de seis pisos de la calle Simon-Crubellier de Paris. En resumen, La vida instrucciones de uso, es un libro de todo, porque lo contiene todo sobre la condición humana.
ResponderEliminarPues sí. La obra es muy compleja, así que tiene multiples lecturas, esta es una de ellas y fundamental, desde luego. Muchas gracias por la aportación.
ResponderEliminarA mí este libro me venció, lo reconozco. Me derrotó la tediosa y reiterada enumeración de características de objetos, de inventarios... Una genialidad? Puede. Original? No tanto. Cortázar lo hizo antes y más ameno.
ResponderEliminarSí, yo este lo disfruté, pero hay otros considerados canónicos que no me han gustado del todo o que he terminado por inercia. De Cortazar he leído unos cuantos pero creo que ese al que te refieres no lo conozco. Si me facilitas el título, le echaré un vistazo, y quizá lo lea para formarme una opinión.
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