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jueves, 28 de enero de 2010

Colaboración: El símbolo perdido, de Dan Brown

Idioma original: inglés
Título original: The Lost Symbol
Año de publicación:
2009
Valoración: no aplicable

Nuevo montón de páginas dedicado a las aventuras del profesor Robert Langdon, ese Indiana Jones redivivo del siglo XXI, con la ya habitual macedonia de masonería, artes oscuras, misterios bíblicos, arquitectura medieval y museos. Esta vez, el desafortunado protagonista se verá envuelto en una conspiración criminal -con las peores intenciones- en la capital de Estados Unidos, Washington D.C., y estará acompañado, una vez más, por sabios masones de buen corazón y una inteligente y atractiva investigadora con la que no puede faltar la necesaria tensión sexual. Como puede verse, el mismo mecanismo de éxito que le encumbró en el bestsellerismo con sus dos libros anteriores. Ah, y la CIA. Esta vez también sale la CIA. Siguiendo una lógica evidente, en el próximo libro Robert Langdon se reunirá con el Presidente. Tiempo al tiempo.

Dan Brown sigue fiel a su estilo: capítulos cortos, sintaxis sencilla, personajes sin profundidad, acontecimientos carentes de todo sentido, grandes paradojas argumentales, juegos de pistas sacados del google… Para un lector sin ningún tipo de conocimiento sobre nada -difícil, pero no imposible-, su desenfreno a la hora de enumerar datos históricos, idearios mitológicos o curiosidades religiosas pueden llevar a pensar que realmente este tipo sabe de lo que habla; pero si el lector es, pongamos por caso, un poco astuto y curioso, descubrirá con estupor que Dan Brown es probablemente el mayor especialista del mundo en llenar páginas de mentiras, invenciones y rotundas barbaridades. En el caso de este libro habla bastante de misticismo sufí e Islam, temas que por suerte conozco y en los que, como era de esperar, no da una a derechas.

Lo bueno del libro es que se lee rápido, puede administrarse por vía ocular mientras se hace otra cosa o incluso se come, no provoca ningún tipo de pensamiento ni juicio crítico y se olvida con la misma facilidad que los nombres de los personajes secundarios. Lo peor, que cueste dinero. No me extraña que en su país haya vendido mucho más en formato digital que en papel. El final, por cierto, es un despropósito.

Firma invitada: Iván

También de Dan Brown: El código Da Vinci.

5 comentarios:

  1. A nuestros inteligentes y fieles lectores no se les habrá escapado lo peculiar de la reseña de hoy. En efecto, inauguramos una nueva sección, en la que iremos publicando críticas enviadas por colaboradores del blog. La primera firma invitada es Iván: como podéis ver, lee de todo, tiene un juicio lúcido y un estilo lleno de ironía, ¡y además sabe de misticismo sufí! No me negaréis que es una excelente incorporación;).
    Bienvenido, Iván, y que sean muchas más.

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  2. Bienvenido Iván!!Y menudo libro para estrenarte. La verdad, no entiendo porqué tanto alboroto con algo tan mediocre. Supongo que una buena campaña de marketing puede hacer milagros, pero eso con el Código Da Vinci, su primer gran éxito, y el resto??después de leer uno, cómo es posible tan siquiera acercarse a otro?? Supongo que de nuevo el marketing...ay, lo dicho, somos los mayores esclavos de la historia!

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  3. Gracias a los dos. De hecho, envié esta crítica junto con otra de un libro mucho más interesante y mucho más recomendable. Pensé que una de cal y otra de arena era la postura más ecuánime. Un abrazo.

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  4. Pero es que no podemos evitarlo... ¡Nos encantan las cosas repugnantes! (O "no aplicables", en este caso).

    ¡Bienvenido!

    Paula

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  5. Jajaja, muy buena la crítica.
    Tener una imaginación apabullante es un punto positivo para un autor, qué duda cabe. Sin embargo, yo creo que Dan Brown tiene esa capacidad de inventar teorías conspiratorias involucrando a un montón de organismos e instituciones importantes como la CIA, la NASA, la Iglesia, etc. pero luego no sabe cómo resolverlo y escribe unos finales de lo más cutre.

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