Páginas

lunes, 31 de agosto de 2015

Eduardo Halfon: Signor Hoffman

Idioma original: español
Año de publicación: 2015
Valoración: muy recomendable

Puede que a alguno le frustre que Halfon despache en solamente 144 páginas este Signor Hoffman. Normal. Quedarse con ganas de más. Lógico. Pero parece que con Halfon hayamos de acostumbrarnos a esa austeridad y esa concisión, aunque sea en aras de compensar sus enormes cualidades. Poner cada palabra en su sitio, sin aparatosidad. Usar frases cortas, puros brochazos, para retratar a la perfección una situación, un ambiente, una sensación. Solamente al alcance de unos pocos. Que Halfon va a ser un grande, de esos que se escriben con mayúsculas, ya dependerá de alguna otra cosa. De la promoción, claro, del boca-oreja, de alguna traducción de esas que hacen mucho ruido. De que algún día se decida a regalarnos su estrella distante o se atreva con su 2666.
Mientras tanto, ocurra ello o no, disfrutemos con sus obras de corta extensión, sobre sus propias experiencias o las de las generaciones de su familia, apreciemos esa cercanía que proclamaba Salinger, la del escritor al que quisieras telefonear en cuanto acabas su libro. Signor Hoffman visita lugares comunes con su fascinante predecesor, Monasterio. De hecho, si atendemos al color elegido por Asteroide y al argumento de alguno de los relatos, diríamos que ya vamos por el tomo tres (aunque El boxeador polaco, que no he leído, salió en otra editorial) de una serie dedicada a indagar en los orígenes de su familia, en ese abuelo que emigró, huyendo de los nazis, a Guatemala, y que no volvió, sintiéndose traicionado, a pronunciar una palabra en polaco. Un detalle poderoso, el origen judío, una referencia de peso, la mera mención a Auschwitz, un ingrediente que hay que tener cuidado en dosificar. Halfon, de momento, consigue que no se le vaya de las manos. 
Los relatos de Signor Hoffman parten de las propias experiencias de Halfon. Belice, Italia, Polonia, son algunos de los lugares en que se desarrollan. A veces le acompaña un viejo coche prestado. Visita a personas que no conoce, o se las encuentra esperándole. Viajes: si Monasterio empezaba en un aeropuerto, aquí tenemos carreteras de costa, desplazamientos. Alguien acogiéndolo, como escritor de fama en ascenso, para explicarle cómo se reconstruyeron, para no olvidarlos, campos de confinamiento de la Italia de Mussolini. O explicándole historias de Lodz, ciudad de Polonia que abandonó su abuelo. Visitando su antigua casa y sorprendiéndose de quién ahora vive en ella. Tenga enfrente a quien tenga, sea un amable anfitrión o un vigilante aduanero con celo por su trabajo, Halfon consigue del lector esa rara complicidad. Observa la realidad y escribe sobre ella. Le es más difícil no escribir, claro. Puestos a hacerlo, lo hace de la mejor manera y ahorra relleno. Evoca ese pasado, mantiene encendido el rescoldo del recuerdo al que rinde tributo, el de las decisiones familiares que han condicionado ese presente desde el que hace testimonio. El amago metaliterario está servido y, quizás con Signor Hoffman, con sus lugares comunes y sus destellos de intertextualidad, Halfon cierre este ciclo en un punto álgido, sin que haya dado muestra alguna de agotamiento, y, permitidme que me erija en portavoz, yo le agradecería, la expectativa es grande, el potencial anda ahí, le sobran las cualidades, se decida a dar el salto a la ficción abierta. Porque le podría decir que así es suficiente, podría regalar un titular tan adecuado de que da igual, que escriba sobre lo que le pasa, que la vida es literatura y la literatura es la vida. Pero creo que, en su caso, el momento de dejar de ser algo comedido y dar el paso hacia la grandeza ha llegado.

También de Eduardo Halfon en ULAD: Monasterio

domingo, 30 de agosto de 2015

Matteo Collura: Sciascia. El Maestro de Regalpetra

Idioma original: italiano
Título original: Il maestro di Regalpetra. Vita di Leonardo Sciascia
Año de publicación: 1996
Traductora: María José Palomero
Valoración: Muy recomendable

El gran Leonardo Sciascia nació en Racalmuto, un pueblo del interior siciliano, de salinas y solfaratas, en 1921, cuando Italia estaba a punto de caer en la época fascista. Creció bajo su yugo y asistió a su declive, a la ocupación alemana y al desembarco aliado en la isla. También a las turbulencias de la posguerra y al hegemonía política de la democracia cristiana. Denunció a la Mafia que dominaba su tierra, gracias a la violencia y a su conchabeo con los mandamases de Palermo y Roma. Vivió en primera fila la confusión de los "años de plomo", las guerras mafiosas que asolaron Sicilia y el nacimiento del movimiento Anti-Mafia. Murió justo antes de que los actores políticos que se habían disputado su país durante décadas (DC, PCI, socialistas...) implosionaran a raiz del escándalo de la Tangentopolis (se libró, al menos, de tener que ver a Berlusconi de Presidente). Fue maestro, editor, concejal en Palermo, diputado nacional, amante de la cultura, tanto italiana y siciliana como europea -sobre todo, francesa y española-, erudito en literatura, lingüística, historia, amigo de escritores ilustres -Calvino, Bufalino-, discípulo de otros -Brancati-, pirandelliano, productor de su vino y su aceite, esposo, padre y abuelo, fino analista de la realidad italiana, coleccionista de grabados... y sobre todo, fue un hombre de letras, escritor de estupendas -y preclaras- novelas policíacas, cuentos bendecidos por el humor y la ironía, penetrantes ensayos; rescató también figuras y sucesos del pasado siciliano -aunque no solo siciliano- sobre los que extendió la luz de su entendimiento y su mirada llena de inteligencia y sutileza. Fue uno de los grandes de la literatura italiana, sin duda.

Matteo Collura traza aquí una biografía ejemplar, perfectamente documentada y estructurada, que recorre desde la infancia y años de formación del escritor siciliano, sus antecedentes familiares, sus amigos, etc... hasta sus últimos años, pasando por aquellos de compromiso político. Y, ante todo, sus libros, de los que hace un repaso pormenorizado y agudo, de la mano -o de la boca- del propio Sciascia. Porque la gran virtud de esta biografía es precisamente que convierte al biografiado en el guía que nos va mostrando lo que ha sido su propia vida. El autor se retira a un lado para cederle la palabra a Leonardo Sciascia, a través de su testimonio, obtenido de diversas entrevistas, libros de conversaciones (estupendo el de Fuego en el alma, con Doménico Porzio) o sus múltiples ensayos en el que nos fue legando su visión sobre numerosos asuntos, contemporáneos a él o pertenecientes a ese pasado que tanto le apasionaba (sobre todo el siglo XVIII, el Siglo de las Luces y de la Revolución francesa, el de Diderot y Voltaire...).

Tampoco se esconden aquí las polémicas que vivió este hombre de letras y de acción, que no huía de ellas, pese a su carácter eminentemente pacífico y para nada pendenciero. Pero era un hombre valiente, como ya demostró sobradamente al ser de los primeros y más decididos denunciantes de la opresión mafiosa que vivía Sicilia. Por eso, seguramente uno de sus momentos más amargos los vivió cuando, a raíz de un artículo suyo sobre el nombramiento del juez Borsellino (más tarde asesinado por la Cosa Nostra), fue acusado por los "fanáticos de la anti-mafia" de cierta connivencia, si no con tal organización, sí con su espíritu -o, cuando menos, de compartir el derrotismo interesado de sus valedores-... ¿A alguien le suena algo parecido? No, claro, en la impoluta democracia española no pasan ni han pasado nunca estas cosas... Otro momento "delicado" de su vida pública ocurrió cuando formaba parte, como diputado del Partido Radical,  de la comisión parlamentaria encargada de investigar el secuestro y asesinato de Aldo Moro por parte de las Brigadas Rojas. Sus sospechas y disquisiciones sobre la naturaleza de este grupo le darían -y de hecho, ya le habían dado- para más de un libro.

Una biografía ésta que es, pues, el retrato de un hombre inteligente, lúcido, irreductible en su independencia intelectual; un hombre y un escritor de una pieza que supo mantener su integridad en una época y un lugar complicados para hacerlo, que además supo escribir una buena muestra de magníficas obras, y convertirse en un referente literario y cívico de primer orden. Una muy buena biografía escrita, además, por otro siciliano amante de su tierra y que nos brinda la oportunidad de conocer mejor a ese maestro de las letras que fue Leonardo Sciascia.

sábado, 29 de agosto de 2015

Edmundo Paz Soldán: Billie Ruth

Idioma original: español
Año de publicación: 2012
Valoración: muy recomendable

Si me dejara llevar por la pesadísima corriente postmoderna de lo gastronómico diría que las recopilaciones de relatos actúan como menú degustación de ciertos escritores. Ya sabemos, asequibles esas lecturas espaciadas, ahora un relato corto, ahora uno más largo, no más de veinte páginas, y en unos cuantos ratitos hemos despachado una lectura y tenemos, más o menos, una idea de lo que es capaz de hacer el escritor. Pero no: hay recopilaciones de relatos que son obras únicas y que no tienen por qué ser "miniaturas" de toda la obra de su autor. 
Dicen, Paz Soldán es un escritor prolífico. También es, sorpresa, el primer escritor boliviano que se reseña en UnLibroAlDía. Un misterio, pero esperamos sugerencias. Aunque para ser el primero no está pero que nada mal. Billie Ruth recoge cerca de veinte relatos de corte contemporáneo. Nada de juegos en el tiempo, todo lo más distintos emplazamientos, y una leve línea argumental que agruparía algunos de los relatos: la presencia en las vidas de sus protagonistas de personajes alejados de la cotidianidad. 

Hijos en visitas convenidas con el juez. Enfermos en plantas de cuidados terminales. Vecinas en misión de trabajo. Maestros destinados, estudiantes becados. El componente inusual suele ser el desencadenante de tramas más exiguas o más desarrolladas (en función de la extensión del relato) y, a pesar de que los relatos iniciales podrían sugerir una cierta escora trágica o surrealista, la cuestión es que, superado el primer tercio del libro, nos damos cuenta de que todas esas tramas son perfectamente posibles. Y que lo son gracias a la enorme eficacia del escritor. Una prosa exacta, sin recargo alguno, con justificado uso puntual del localismo. Desinhibido, preciso, y sin necesidad de efectismo, Paz Soldán consigue en Billie Ruth una enorme cohesión dentro de la variedad de argumentos. Muestra contundencia tanto en el apunte de dos páginas (quede claro; esto no es microrrelato) como en desarrollos más prolongados, como la brillante historia que le da título o la brillante El croata. Demuestra actitud global tanto en estos dos como en la excelente Srebrenica y, cosa no siempre sencilla, sale victorioso en que todas las páginas dejen alguna clase de huella. Porque a veces (pocos escritores se libran de ello, y por supuesto uno es Carver), puede resultar sencillo intercalar relatos para ganar volumen y aumentar el tiempo de atención del lector. Pero aquí no sobra apenas nada, todo tiene su propia personalidad y aún así percibimos un tono coral. Habrá que probar con alguna de las novelas de Paz Soldán.

También de Paz Soldán en ULAD: Las visionesPalacio QuemadoLos días de la peste

viernes, 28 de agosto de 2015

Michael Billig: Nacionalismo banal

Idioma original: inglés
Tïtulo original: Banal Nationalism
Año de pubicación: 1995
Valoración: recomendable

No suelo reseñar por aquí los libros que leo para mi trabajo en la universidad, porque me suele parecer que no son interesantes para la mayoría de los seguidores de ULAD. Con este, sin embargo, voy a hacer una excepción, porque el tema que trata creo que es de máxima actualidad, y también porque es un libro bastante divulgativo, o sea, no exige un conocimiento precio de "jerga teórica" para entenderlo. Cabe decir, además, que este libro se ha convertido en los últimos veinte años en un clásico, de manera que la expresión "nacionalismo banal" es ya

El principio básico del que parte Nacionalismo banal es que el término "nacionalismo", tanto en su uso cotidiano como en su uso académico (en el mundo de la sociología por ejemplo) se ha restringido erróneamente: llamamos "nacionalistas" a los movimientos periféricos o secesionistas que cuestionan los estados-nación establecidos, pero no a los propios estados-nación, cuyo nacionalismo se vuelve invisible. (Los que vivimos en España tenemos infinitos ejemplos de esto: si un político vasco o catalán habla de que el País Vasco o Cataluña son una nación, es nacionalista; en cambio, si Esperanza Aguirre dice que "España es una nación con 3000 años de historia", o Rajoy dice que "España es una gran nación", eso no es nacionalismo: como mucho, será patriotismo, o simple enunciación de hechos).

¿Y como se expresa este nacionalismo de los estados-nación? Pues a través por supuesto de grandes fiestas (la fiesta nacional, el Día de la Independencia y similares), pero también de una forma más "banal", entendiendo banal no como "insignificante o sin importancia", sino, como Hannah Arendt, como una manifestación casi invisible que no exige adoptar una postura activa sino solo la aceptación pasiva del statu quo. Dicho con otras palabras: el nacionalismo (el de las periferias separatistas, pero también el de los estados-nación) está tan naturalizado que permea nuestra vida sin que nos demos cuenta.

Para demostrar esta idea, Billig hace un análisis del discurso académico (sociológico sobre todo), político, periodístico y hasta deportivo (sobre todo del Reino Unido, aunque hay ejemplos también de otros países), más allá de banderas y discursos, el nacionalismo implícito está arraigado en la práctica cotidiana. Cada vez que leemos un periódico con una sección de "actualidad nacional", cada vez que hablamos de "nosotros" como oposición a un "ellos" externo, cada vez que se produce un éxito de un deportista compatriota y los medios lo exaltan como un héroe nacional... estamos viendo manifestaciones de ese nacionalismo banal.

Más allá de ceirtas repeticiones innecesarias, y de algunas cuestiones dudosamente resueltas (por ejemplo, por qué el nacionalismo llegó a ser, en apenas un siglo, la ideología que condicionase la articulación de la política internacional, o cómo se incardina la identidad nacional desde el punto de vista psicológico y sociológico), el libro de Billig tiene un mérito fundamental: llamar la atención sobre una deformación del lenguaje que identificaba el nacionalismo solo con sus manifestaciones más extremas y gesticulantes. El nacionalismo, como ideología que estipula que el mundo se divide en naciones, que estas naciones son soberanas y que esa soberanía debe ser defendida por encima de todo, sigue hoy en día bien vigente, pese a que algunos afirmen (prematura o ingenuamente) que vivimos en un mundo post-nacional.

Puede parecer que Billig está descubriendo el Mediterráneo con esta idea del "nacionalismo banal"; sin embargo, creo que hoy sigue siendo tan necesario como hace veinte años deconstruir los discursos aparentemente inocentes o ingenuos de los nacionalismos: de todos los nacionalismos, los que quieren alterar el statu quo del estado-nación, y los que quieren alterarlo.

jueves, 27 de agosto de 2015

Colaboración: Arenas de Arabia de Wilfred Thesiger

Idioma original: inglés
Título Original: Arabian Sands
Año de publicación: 1959
Valoración: Recomendable

Debo tener Arenas de Arabia desde hace casi una década, y desde que lo recibí (un regalo), pasó a engordar la amplitud de mi biblioteca sin que me suscitara el menor interés. Sin embargo, hace poco, reorganizando libros, lo cogí, lo sostuve, lo hojeé y ya no pude devolverlo a la biblioteca hasta que lo finalicé. Y es que, sin contar una “hazaña épica”, la obra de Wilfred Thesiger sumerge al lector en otra época, o más bien debería decir en otro mundo, ya extinto, pero no menos fascinante por ello.

Wilfred Thesiger fue un explorador británico nacido en Abisinia (Etiopía), que pasó algunos años de su vida (los mejores según él) recorriendo los áridos y extensos desiertos de la península Arábica, entre ellos, el “Territorio Vacío” (la región de Rub’al Khali), nombre por el que los pueblos arábigos conocían al desierto de arena más grande del mundo, que ocupa alrededor de la cuarta parte de la península, y cubre zonas de Yemén, Omán, los Emiratos Árabes y gran parte de Arabia Saudí. Un lugar donde apenas unos pocas tribus eran capaces de adentrarse, atravesarlo y salir vivo de la aventura.

Wilfred viajó realizando mapas de zonas antes nunca exploradas por occidentales, conviviendo con los beduinos y otras tribus milenarias capaces de sobrevivir en un entorno inhóspito, donde la vida parece imposible, y aunque posible, de condiciones desoladoras: sed, hambre, frío, calor, miedo... Además de las condiciones extremas, tuvo que vérselas con los pueblos musulmanes que no toleraban a un extranjero en sus tierras (al que consideraba como “cristiano” y por tanto “infiel”), así pues, a menudo tuvo que evitar ser visto, hacerse pasar por árabe o buscar la protección de un jeque tolerante para obtener seguridad y que su vida no peligrara.

El autor escribe la obra años después de su aventura, lo hace utilizando un lenguaje sencillo, incluyendo los mapas realizados de su propia mano, fotografías tomadas por él, un glosario con los nombres de plantas y otro con los nombres de los distintos personajes.

Entre otros aspectos, disfruté con el libro porque cuenta con pelos y señales como es el día a día de esos pueblos del desierto: su alimentación, entretenimiento, moral, cultura, normas... Thesiger lo escribe de forma tan personal y cercana que mientras lees Arenas de Arabia, parece como si te encontraras allí mismo, entre ellos, saboreando café mientras tratas de comer el pan de la cena, un pan insípido y duro como una piedra, lleno de cenizas y de tierra, pero alimento al fin y al cabo, un alimento que servirá para mantenerse vivo y proseguir el recorrido del  “Territorio Vacío”.

Firmado: Rubén J. Triguero

miércoles, 26 de agosto de 2015

Ramon Gener: Si Beethoven pudiera escucharme

Idioma: catalán
Título original: Si Beethoven pogués escoltar-me
Año de publicación: 2014
Traducción: Alfonso Barguñó Viana
Valoración: está bien

Me gusta bastante la música que conocemos como "clásica", pero no puedo decir que sea un aficionado constante y menos aún un entendido en el tema. Por eso doy la bienvenida a cualquier programa o libro de divulgación que sirva para interesarme e instruirme más sobre ella. En los últimos tiempos, uno de los más activos divulgadores de esta clase de música y en especial de la ópera es el televisivo Ramon Gener (por cierto, aprovecho para recordar desde aquí al añorado Fernando Argenta), que además ha escrito este libro, Si Beethoven pudiera escucharme, en el que nos cuenta una especie de autobiografía musical, o, para ser más exacto, la historia de su particular relación con la música, que pasó por diferentes fases: el rechazo hacia ella durante su infancia -pues nació en una familia de devotos melómanos, éstos sí que de verdad-, su retorno a la misma gracias a la soprano Victoria de los Ángeles, su carrera como barítono y, por último, su labor como "conferenciante" y luego presentador de programas dedicados a la música clásica.

Este recorrido lo adereza convenientemente con explicaciones sobre los diversos músicos que le fueron marcando en cada una de estas etapas y cuyo ejemplo le sirvió para otorgarle mayor valor a  determinadas cualidades: la pasión, la constancia, la curiosidad, el sentido de la libertad, de la amistad, etc... Así, conocemos diversas historias referentes a Mozart, Wagner, Verdi, Chopin... y, por encima de todos, Ludwig Van Beethoven, el ídolo musical y vital de gener (de ahí el título del libro). Hay que decir que no se trata de simples anécdotas o chascarrillos sobre estos músicos, sino que se nos cuentan circunstancias de sus vidas y obras que vienen bien hiladas con el argumento de cada capítulo y, además, en más de una ocasión sirven para ilustrarnos sobre la importancia de cada uno de estos compositores en la Historia de la música.

Por lo que se refiere a su contenido musical, que es lo fundamental, el libro funciona perfectamente: es claro, didáctico y entretenido. Ahora bien, junto a los ejemplos sacados del mundo de la música, Gener inserta, a veces de una forma algo traída por los pelos, otros que se refieren a hechos célebres o ejemplarizantes del pasado (el Holocausto judío, los atentados del 11-S, la caída del Muro de Berlín...), a películas y libros célebres (la referencia al Club de los poetas muertos me mata, pero es una fobia personal...) o a personajes que concitan la admiración de casi todo el mundo (Nelson Mandela, cómo no..., Picasso, Steve Jobs... ¿Steve Jobs?), amén de continuas referencias tanto a la cultura clásica como a la popular de nuestros días; es decir, sospecho que toda una retahila de lugares comunes habituales en el coaching o en los cursos de motivación y superación que se imparten en las empresas, tan habituales hoy en día -está claro que es más barato contratar a uno de estos "motivadores" que subirle el sueldo a los empleados-... Y aquí es donde la cosa chirría un poco y adquere un tufillo a libro de autosuperación o incluso autoayuda (esos que nadie admite leer pero que gozan de un saludable índice de ventas). Un tufillo que este libro ni necesita ni se merece. Su mejor virtud, en todo caso, es que mientras se lee, apetece escuchar la música sobre la que el autor nos está hablando. Que es de lo que se trata, después de todo.


martes, 25 de agosto de 2015

JM Stim: Aquí Berlín

Idioma original: alemán
Título original: Hier ist Berlin
Año de publicación: 2011
Traducción: Félix Beltrán San Segundo
Valoración: Recomendable, aunque muy escueto

No he pisado Berlín en mi vida. Mi imagen de Berlín tiene poderosas asociaciones relacionadas con mi melomanía pertinaz: el titulo del disco más depresivo de Lou Reed, la ciudad inspiradora de los discos más inspirados de Bowie, el hogar de los Depeche Mode convertidos al sonido industrial...y de eso, tras la caída del muro, a una especie de extraño y misterioso paraíso relacionado con la cultura alternativa.
Ojo con todo lo que ampara la palabra alternativa: desde el graffiti hasta las raves pasando por toda clase de colectivos cohesionados por las condiciones más diversas. De directores de cine independiente a asiduos a fiestas techno. No es necesariamente un estereotipo, pero viene a coincidir con lo que JM Stim describe en Aquí Berlín, un valioso pero algo rácano ensayo (solamente 50 páginas incluyendo prólogo, mapas e ilustraciones) al que el lector medianamente curioso otorgará extrañas virtudes que podrían situarlo en los aledaños de los artefactos promocionales, pero no: el poder de la escritura de Stim sobrevuela ese tópico, de hecho lo zanja casi a las primeras de cambio; que nadie espere una ciudad con un bonito núcleo urbano delimitado por avenidas repletas de tiendas chic. Incluso Stim apela a esa cuestión cambiante de las urbes: locales que cierran y locales que abren. La ciudad que nos describe Stim no es atractiva para todo el mundo. La ciudad que Stim nos hace vivir huele a comidas de varias culturas, huele a una especie de microclima de libertad, hedonismo low-cost y compromiso. Es una especie de Arcadia urbana sin boutiques de Prada ni centros comerciales gobernados por Inditex. No es solamente evocación de esa fascinante historia que nos espera en sus rincones, sino la historia asociada a una ciudad que parece abocada a ser siempre emblema de algo. 
Ése es el pequeño pero: todo parece tan estupendo que me pregunto si es realidad.

lunes, 24 de agosto de 2015

Reseña + entrevista: Los turistas desganados de Katixa Agirre

Idioma original: euskera
Título original: Atertu arte itxaron
Año de publicación: 2015
Valoración: recomendable

Nota inicial: esta reseña se publicó originalmente con motivo de la edición, en 2015, de la versión original de la novela en euskera, con el título de 'Atertu arte itxaron'. La entrevista ha sido realizada, en cambio, con motivo de la publicación de la traducción al castellano, en octubre de 2017, con el título de 'Los turistas desganados'.

¡Curioso libro este, que se empeña en explicarse a sí mismo y no nos deja a los críticos casi ningún trabajo por hacer! Así dice en uno de los primeros párrafos: "La carretera y el viaje, la metáfora de asfalto, el autoconocimiento, la penitencia, el destierro, la travesía del desierto. Ítaca. Un género con una abundante tradición en la historia de la literatura. Qué te piensas. Estas cosas se hacen con fundamento. Con una revisión de la literatura anterior. Status quaestionis". Y sigue luego, efectivamente, con una breve revisión de algunos antecedentes del género de viajes: Don Quijote, On the road, Lolita...

Porque, efectivamente, esta novela es casi una road novel: la reconstrucción de un viaje de vuelta a los orígenes (como la Odisea) pero también la historia de un vagabundeo sin objetivo definido más allá del propio viaje (como el Quijote y la novela de caballerías en general). Se trata, en este caso, del viaje que la protagonista y narradora, Ulia, emprende con su compañero, Gustavo, para mostrarle el País Vasco en el que nació: la casa de su madre en Vitoria, pero también Bilbao, Algorta, la costa vasca, San Sebastián...

Se trata, como dice el propio texto, de un viaje de autoconocimiento, y quizás más que eso, de conocimiento mutuo: tanto Ulia como Gustavo guardan secretos el uno para el otro, que solo desvelarán en las últimas páginas del libro. Pero la novela se compone también de otras líneas argumentales, como la reconstrucción de la vida pasada de Ulia (su adolescencia, su carrera truncada como cantante, su historia amorosa y sexual), sobre la relación de la madre de Ulia con un hombre llamado "Jota", y también algunos pasajes relativos a la vida de Benjamin Britten, que quedan algo lejanos del resto de la narración pero se justifican porque ese es el tema sobre el cual Ulia está escribiendo su tesis.

Es casi imposible no usar el término "posmoderno" para describir esta novela, no solo por la autorreferencialidad de la que ya hablaba antes (la narradora hace en varios momentos comentarios sobre el propio proceso de escritura, la selección de palabras, técnicas o perspectivas para contar la historia), sino también por la autoironía que aparece recurrentemente, por el fragmentarismo de la narración o por el juego (moderado) con el pastiche: en el texto se incluyen noticias del periódico (en euskera y en español), e incluso las instrucciones para preparar correctamente un white russian.

Pero Atertu arte itxaron no es solo una adaptación vasca de la road movie americana o una contribución a la narrativa vasca posmoderna (cuyo exponente más archiconocido es Bilbao-New York-Bilbao de Kirmen Uribe); es también una lectura ágil, con cabida para el humor y para la experimentación formal, para el melodrama y el erotismo; un paseo no turístico ni exotizante por un País Vasco que está encontrándose a sí mismo después de los años de violencia terrorista o allejera.

Otras obras de Katixa Agirre en ULAD: Hábitat


Entrevista con Katixa Agirre


Empezando por la (auto)traducción, ¿cómo ha sido el proceso? ¿Has reelaborado, o te has limitado a traducir? 

He sido fiel a lo que escribí en su día en un 99%. La verdad es que ha sido un proceso fácil y natural, conocía tan bien el texto que no me ha costado ponerlo en otra lengua.

 
¿Por qué ese cambio de título tan radical? 

Intenté una traducción literal, algo así como "Esperar a que escampe" y el verbo "escampar" me pareció entonces muy feo comparado con atertu, que es mucho más sugerente. Así que acabé rescatando uno de los muchos títulos que había descartado para la novela original, y lo traduje, y esta vez sí, me sonó bien.

 
¿Qué ha cambiado, en el País Vasco, y también en la literatura vasca, en los dos años desde que publicaste el original hasta ahora? ¿Crees que esa diferencia temporal puede afectar a la recepción de la traducción de la novela? 

No creo que el País Vasco haya cambiado mucho en este tiempo, quizá lo más reseñable, en el ámbito literario y también social, haya sido el éxito arrollador de Patria, y una cierta moda en torno al conflicto vasco en la literatura. No sé si esto es bueno o malo, puede ser bueno desde el punto de vista de marketing, pero quizá Patria haya agotado o asfixiado el tema, tengo dudas.

 
Esta es una novela muy posmoderna, en el sentido de que es muy autoconsciente de su existencia como narración (y como "literatura de viajes"). ¿Sigue vigente este paradigma literario, cultural, filosófico, o da muestras de agotamiento? 

Pues fíjate que yo la veo bastante clásica, con el viaje del héroe, sus pruebas y su clímax final. De haber algo, hay una parodia de lo posmoderno, esta tendencia a mezclar autora y narradora, a que la autora enseñe sus cartas continuamente e interpele al lector, porque esa asociación entre autora y narradora es pura ficción. Es cierto que la narradora explica el relato constantemente (básicamente, para quién escribe y por qué, incluso qué reacciones espera) pero esa explicación es pura invención, no son las verdaderas razones por las que yo escribí la novela.

 
En cierto modo, esta novela, como 'La línea del frente' de Aixa de la Cruz, reflexiona sobre la capacidad de dialogar y construir un discurso sobre eventos traumáticos. ¿Crees que esto es posible? En la novela, Ulia no consigue dialogar ni con su padre ni con su pareja... 

Es posible y necesario, hablar, contarse historias, darle sentido al pasado y al presente mediante el artilugio narrativo. Es una necesidad humana tan básica como la de respirar. Ulia no consigue hablar pero puede escribir. 

 
El epílogo y la frase final ("tengo muchas cosas que contarte"), ¿indican una cierta esperanza de que este diálogo "sanador" pueda darse en el futuro? 

Yo creo que el final, aunque abierto, sí es esperanzador, y la última frase es toda una declaración de intenciones: hay que seguir contándonos, contar y escuchar historias es la mejor manera no sólo de darle sentido a nuestras vidas, sino de generar empatía y entender al otro.  


¿Qué papel juega la biografía de Benjamin Britten en la novela? ¿Por qué decidiste incluirlo?
 

Como excusa de la tesis que está escribiendo la protagonista, doy pinceladas de la vida de este compositor inglés, sobre todo de su juventud, marcada por su pacifismo y su negativa a hacer la guerra justo cuando la guerra parecía más justificada, en plena ofensiva nazi. En las partes dedicadas a Britten es donde más de lleno se tratan los temas que en el resto de la novela solo se intuyen. ¿Es la violencia siempre rechazable? ¿Podemos ponernos de perfil cuando los acontecimientos históricos nos arrollan? ¿Tenemos derecho a negarnos a luchar cuando sabemos que otros lo harán por nosotros?


¿Crees que existe una "guerra por el relato" en el País Vasco, como tantas veces se ha dicho en los últimos años? ¿Qué papel puede/debe jugarla literatura en este contexto?
 

Siempre ha existido esa guerra a nivel simbólico: desde el lenguaje que acuñó la izquierda abertzale, hasta esa negación misma de que existiera un conflicto que se gestó, creo, en tiempos de Aznar. Que exista esa guerra simbólica, que esté viva, que cada cual tenga la libertad de contar cómo lo vivió y confrontar su experiencia con otras experiencias antagónicas, me parece positivo, aunque hay que recordar que esa libertad está aún hoy en día coartada (nada tan fácil como invocar a las víctimas para censurar esto o aquello). En general, me remito a lo dicho por Edurne Portela en El eco de los disparos, sobre la necesidad de una imaginación ética que venga fomentada por las representaciones artísticas de toda índole. Ahí es donde la literatura puede hacer su humilde aportación.

domingo, 23 de agosto de 2015

Óscar Esquivias: Viene la noche

Idioma: castellano
Año de publicación: 2007
Valoración: muy recomendable

Tercera entrega de la trilogía "dantesca" sobre la Guerra Civil española escrita por Óscar Esquivias y... ¡sorpresa!: nuevo cambio de registro, e incluso de personajes -casi- y de escenario. Si Inquietud en el Paraíso constituía una reconstrucción histórica ejemplar -aunque la novela sea bastante más que eso- y La ciudad del Gran Rey era una fantasía distópica que actuaba como metáfora (perdón por tanta esdrújula), en Viene la noche la acción se desarrolla en el tiempo presente -es decir, cuando se escribió la novela, en 2006- y no en el  Burgos real ni el "alternativo", sino en Madrid. Cambian también los personajes: desaparecen -no del todo- Rodrigo Gorostiza, el relojero Bayona, el comandante Paisán... y la historia se centra en la vida de un anciano, el burgalés Benjamín Tobes, vecino del madrileño barrio de Tetuán, cuyas calles recorre a diario; también nos hablan de su familia, sus amigos, su afición por la lectura... si bien el protagonismo lo comparte, aunque sea a modo de contrapunto, con su hijo jaime, que también tiene sus propias y peculiares circunstancias matrimoniales y familiares.

Novela de aparente corte costumbrista que supone un retrato de la España actual -de la que era en 2006, en realidad-, con sus calles repletas de inmigrantes (sería curioso comprobar hasta que punto pueden haber cambiado -o no- las cosas en pocos años, convirtiendo esta novela casi en un testimonio histórico), y el transfondo de los atentados del 11 de marzo de 2004 como eco de lo que supusieron la Guerra Civil y sus consecuencias. También, para quien guste de los recursos y guiños "letraheridos" hay algún momento metaliterario elegantemente trazado. Por no hablar del divertido grupo de los poetas jacobinos de la letra impresa liderados por Garcilaso Morris... 

Pero Viene la noche es sobre todo una novela sobre la devastación que puede suponer la vejez sobre los seres humanos; sobre sus capacidades, sus percepciones y su entorno... sobre lo que han sido o han creído sertoda la vida. Y eso, aunque nos resistamos a su avance con uñas y dientes -como hace Benjamín Tobes-; antes o después, la noche llega.

La vejez, pues, como uno de los círculos del Infierno, más allá del cual sólo resta otro más, el de la muerte.


sábado, 22 de agosto de 2015

Colaboración: La casa del trueno de Dean R. Koontz

Idioma original: Inglés
Título original: The house of thunder
Traductora: María José Buxo-Dulce Montesinos
Año de publicación: 1990
Valoración: Está bien

El debate de la Alta y Baja Literatura ya se ha cobrado demasiadas víctimas. Por culpa de mentalidades estrechas y obtusas, material o autores de calidad han sido ninguneados. Debido a prejuicios infantiles o a inclinaciones herméticas, también. El criterio comercial no suele indicar calidad, es cierto, pero tampoco tiene por qué implicar producciones sosas, anodinas o de reflexiones estériles. Es bien sabido que el paisaje de la literatura de terror ha sabido nutrirse acertadamente de elementos, llamémosles positivos, de la cultura de masas. No hay más que pensar en el arquetípico Stephen King para cerciorase de ello. Sin embargo, hay otros escritores interesantes en el género que tener en cuenta.

Aquí es donde aparece Dean R. Koontz. Al igual que King, es muy prolífico e imaginativo. Además, su técnica es, igual que la del maestro del horror contemporáneo, bastante decente. Al menos, en lo que al oficio respecta. Sus personajes y escenarios son muy verosímiles, por lo que Koontz nos permite vestir cualquiera de las identidades planteadas, o imaginarnos viviendo la experiencia narrada. En cuanto a la trama de sus novelas, podríamos decir que este es el único aspecto que lo delata como escritor de Baja Literatura, pues tiene a lo "pulp".

El libro del que pretendo hablar en esta reseña (a ver si lo consigo, que hasta ahora me he dedicado a divagar) es La casa del trueno. Publicada originalmente bajo pseudónimo, no es, ni de lejos, la mejor novela de este autor. No obstante, posee momentos cargados de terror que los admiradores del género agradeceremos sobremanera. Susan Thorton es la protagonista: sufre de amnesia y, aunque intenta recuperar sus recuerdos, la atmósfera en la que se encuentra zambullida (un tétrico y misterioso hospital, cuyos pasillos son patrullados por fantasmas salidos de su nebuloso pasado) no será el ambiente más favorable para que lo consiga.

Si bien La casa del trueno resulta monótona si ya has leído antes a Koontz, pues el autor insiste en los mismos tipos de personajes, giros argumentales y ambientaciones que acostumbra visitar, es una novela plagada de agradecidos momentos de tensión. La historia tiene momentos algo predecibles y el final es de lo más decepcionante (lo cual no significa que no sea bastante original), pero, en general, se puede disfrutar con la lectura de esta novela. No plantea grandes cuestiones filosóficas, es verdad, pero te entretiene a lo grande, lo cual es su virtud más grande como trabajo confeso de Baja Literatura.

En resumen, recalcaré que, como ya he mencionado, existen libros en la nutrida bibliografía de Koontz que son mucho mejores. A pesar de su insistencia en ciertos recursos argumentales, este escritor se convierte en una parada obligada en el itinerario de los interesados en el terror contemporáneo.

También de Dean R. Koontz en ULAD: La feria del terror

Firmado: Oriol Vigil

viernes, 21 de agosto de 2015

Daniel Tammet: La poesía de los números

Idioma original: inglés
Título original: Thinking in Numbers
Año de publicación: 2014
Traducción: Pablo Álvarez Ellacuria
Valoración: recomendable

El mayor peligro de los libros que quieren acabar con ciertos convencionalismos y juntar distintas disciplinas es claro: el de quedar estancado en una tierra de nadie a medio camino de muchas cosas. No tiene por qué ser un defecto. No todos los lectores potenciales son fundamentalistas que exigen una posición clara e inequívoca. 
No es que Tammet fracase; la lectura de La poesía de los números es un ameno entretenimiento, quizás no del mismo tipo que los grandes triunfos de Blackie Books (el grandísimo Santiago Lorenzo, por ejemplo) sino algo más, por decirlo, veraniego, algo más alejado de la trascendencia, y que tiene su público, y que puede que este sea más amplio que, no sé, los lectores de Pynchon o de Gaddis. También es una pequeña aventura literaria que va de menos a más, lo cual resulta curioso. A medida que las cifras empiezan a desaparecer de las páginas, parece que todo empieza a fluir un poco mejor. 
Otro peligro que elude Tammet entonces: el de limitar La poesía de los números a ser una simple enumeración (valga la redundancia) de anécdotas y de curiosidades, lo cual despojaría a esta lectura de personalidad y la haría descender a la categoría de esos curiosos tomos iniciales (Las sorprendentes ciencias, etc...) que se entregan a precio reducido con las ediciones dominicales de los periódicos. ¿Qué conclusión sacamos, entonces? Que el empollón que nos saluda en imagen digitalizada desde la portada, el tipo capaz de memorizar 22.514 primeros decimales del número Pi, parece desenvolverse mejor, o ser más interesante, cuando desciende a las mundanas arenas de la abstracción dentro de unos cauces. Es entonces cuando más se disfruta con esta lectura algo irregular, una recopilación de una veintena larga de ensayos dónde de nos habla de la relación de las matemáticas y la vida cotidiana, las matemáticas y el lenguaje, las matemáticas y la métrica, las matemáticas y el ajedrez, las matemáticas y la esperanza media de vida, y otros muchos (y no siempre apasionantes; la irregularidad es algo acusada aquí) temas donde la vida y los números confluyen. 
Tammet no lo hace nada mal, intercala alguna experiencia biográfica que aporta interés y cercandad. Pero lucha contracorriente: a los profanos les va a resultar algo difícil encontrar estímulos para seguir adelante en todos los relatos, y puede que a los especialistas el tratamiento de alguno de los temas le parezca frívolo. Un ejercicio valiente, casi osado para los tiempos que corren, en los que al 99% de los lectores hay que dárselo todo tan mascadito.

jueves, 20 de agosto de 2015

Colaboración: El lector del tren de las 6.27 de Jean-Paul Didierlaurent

Idioma original: francés
Título original: Le liseur du 6h27Año de publicación: 2015
Traducción: Adolfo García Ortega
Valoración: recomendable

El lector del tren de las 6.27, aparte de ser un cuento -casi un apólogo- delicioso, que se devora de una sentada, contiene una elocuente reflexión sobre el destino de los libros de papel y -tal vez lo más importante- la certeza de que la gente corriente esconde historias extraordinarias.  Miel sobre hojuelas, pues, para los asiduos a este blog: elogio encendido de la lectura y palmadita de autoayuda.

Auténtico best seller en Francia, un servidor tiene, sin embargo, la sensación de que está leyendo una compilación de textos breves engarzados -eso sí,  con habilidad de orfebre- en la línea argumental principal: la historia de un joven, Guibrando Viñol,  que obsequia diariamente a sus compañeros de viaje de un tren de cercanías con fragmentos salvados de aquellos volúmenes que, una vez descatalogados, son convertidos en pasta de papel por la empresa en la que él trabaja. Téngase en cuenta que el autor, Jean Paul Didierlaurent, ha sido galardonado en dos ocasiones con el Premio Hemingway de Relato. Hasta los personajes, completamente planos, son de cuento: los tenemos malos malísimos (Kowalski, Brunner) o empalagosamente buenos. Por haber, hay incluso un monstruo… Curiosamente los personajes secundarios están más cuidadosamente perfilados

La historia, sin embargo, no resulta en ningún momento deslavazada porque el bastidor es consistente, las narraciones seductoras. El autor demuestra además tablas y oficio: es admirable la habilidad con que se mueve en un urinario público, cómo sabe nadar y guardar la ropa con la historia de Giuseppe, cómo describe –desnuda- a partir de un gesto o de un detalle, con qué maestría torea un final previsible y, por supuesto feliz, al que está deseando llegar el lector. Didierlaurent es un velocista que consigue terminar jadeante pero con dignidad una carrera de fondo.

Traducida ya a veinticinco idiomas, estamos pues ante una obra ligera, conciliadora, balsámica que, de vez en cuando, nos merecemos.

Y terminemos con el doblaje. Uno no quisiera estar en la piel del traductor, Adolfo García Ortega: uno de los personajes, Yvon, habla en perfectos alejandrinos. Respetar contenido y forma tiene mucho mérito. Justo es reconocerlo.  

Firmado: Aster Navas

miércoles, 19 de agosto de 2015

Óscar Esquivias: La ciudad del Gran Rey

Idioma: castellano
Año de publicación: 2006
Valoración:  recomendable

Segunda entrega de la trilogía "dantesca" escrita por Óscar Esquivias y, en contra de lo que pudiera esperar el lector, cambio casi total de registro. Si Inquietud en el Paraíso estaba narrada partiendo de la ortodoxia de la novela histórica "convencional" -aunque superándola-, aquí nos encontramos un relato de corte fantástico, que se desarrolla en un escenario distópico, en una relidad alternativa correspondiente, aparentemente, al Purgatorio. Una distopía que resulta ser, en principio, similar a la ciudad de Burgos donde se desarrollaba la primera entrega de la trilogía... aunque sólo en apariencia: se trata de un "Burgos" azotado por una enigmática guerra, cuyas calles cambian de trazado por las noches, poblado por misteriosos -y peligrosos- habitantes, cuyos cielos son surcados por ermitaños voladores, una ciudad de tiempo cambiante, donde los ángeles custodian los sagrarios de las iglesias en ruinas, donde la única moneda en circulación son los dientes humanos... Una ciudad en la que tratan de desenvolverse -y ocultarse- los supervivientes de la expedición de don Cosme Herrera, con el comandante Paisán al frente. Un mundo distópico que nos remite, inevitablemente, a Las ciudades invisibles de Calvino, aunque también a las pesadillas opresivas de Kafka, al universo surrealista... O, en cuanto a las artes plásticas, a las pinturas de El Bosco, los grabados de Escher o incluso las creaciones de Chagall.

Además de una imagen del Purgatorio, la ciudad del Gran Rey es también, obviamente, una metáfora de la España inmersa en la Guerra Civil -y ésta, a su vez, del Purgatorio y viceversa-; de igual forma, el ominoso Gran Rey puede ser un trasunto del mismo Dios.... o del Diablo (o del propio Franco, por qué no...). Entreveradas en la narración principal encontramos además pequeñas estampas cotidianas de la ciudad, relatos corots de un costumbrismo surrealista que enriquecen la novela y nos ofrecen un panorama más amplio y profundo de ese Purgatorio que quizás no sea sino el reflejo enel espejo de nuestra propia realidad.

Una novela ésta distinta a lo acostumbrado, sin duda, y que por eso mismo no dejará indiferente a nadie. Que además constituye una muestra de lo que es capaz de escribir este autor de probada inventiva y exquisita factura literaria.


Otros libros de Óscar Esquivias en Un Libro al Día: Andarás perdido por el mundoJerjes conquista el mar, Viene la nocheInquietud en el Paraíso

martes, 18 de agosto de 2015

Jim Thompson: 1280 almas

Idioma original: español
Título original: Pop. 1280
Año de publicación: 1964
Traducción: Antonio Prometeo Moya
Valoración: muy recomendable

Vaya: sé que no es muy correcto empezar una reseña con una palabrota.

Pero: joder con el sheriff Nick Corey. Vaya sentido de la moral y de la ética y del deber y de la rectitud. Un tipo curioso, una especie de canalla con suerte al que todo le ha ido saliendo a pedir de boca. Triunfa donde va: comete crímenes amparado por su estrella de representante de la ley, de cuyas consecuencias se zafa. Va de cama en cama de toda mujer que se le antoja, siempre diferentes de Myra, aquella con la que está casado. Se las apaña para aparecer como un impecable ciudadano empeñado en ayudar a todo el mundo cuando no es más que un gañán de la peor calaña que no tiene el mínimo escrúpulo, el mínimo miramiento en llevarse por delante a quien se interponga entre él y sus planes estrafalarios. Bragueta y gatillo fáciles, este Nick Corey, a lo que le ayudan no solamente la extraña disposición de las mujeres que frecuentan su compañía sino la torpeza de sus sucesivos antagonistas, sean estos macarras, maridos que aparecen en el peor momento, testigos potencialmente incómodos. Él va despachando los asuntos mientras en su cabeza configura algo parecido a un plan maestro. 
Ah! No olvidemos su sacrificado día a día, el que Jim Thompson nos describe con una retranca que pone de relieve el enorme cachondeo que es 1280 almas. Que si siestas, cómodas pernoctas de ocho o diez horas para reponerse de duras jornadas laborales dedicadas al paseo y al retozo en catre ajeno. Que si desayunos sencillitos de tres platos y postre. 
Si Jim Thompson no retratara, entreverado en tanto sarcasmo, el panorama de una América rural, sucia, racista hasta la naúsea, primaria, lúgubre y precaria, cercana a lo real, uno cerraría el libro y diría a otra cosa mariposa. Pero no: todo ese atrezzo no es más que un excipiente para colocarnos amarga medicina, para que apreciemos lo moderna que suena esta novela que cumple medio siglo justo este año. Va, pónganle una cara medio célebre y dejenlo vagar por uno de esos cochambrosos parques repletos de caravanas. Quítenle dos grados de violencia y de frialdad y rianse como si fuera un personaje de My name is Earl. Reconozcámonos pasmados y hasta algo ruborizados por el desparpajo con el  que Thompson intercala mala catadura, tabús (el incesto, como en Hijo de la ira), y banaliza la violencia. Un enorme favor a hacernos: no encerrar a Thompson en el restringido mundo de la "novela negra". Salta las barreras, dejando un enorme reguero tras de sí. De hedor, por eso.

También de Jim Thompson en ULAD: Los timadoresEl asesino dentro de míHijo de la ira

lunes, 17 de agosto de 2015

valter hugo mãe: la máquina de hacer españoles

Idioma original: portugués
Título original: a máquina de fazer espanhóis
Año de publicación: 2010
Valoración: recomendable

Aclaración inicial: la ausencia de mayúsculas en el título del autor y en el título no es cosa mía: es así como le gusta que se escriba al propio autor. Tampoco en el texto de la novela, con la excepción de unos pocos capítulos, se usan las mayúsculas. Manías de escritor, oye: a Juan Ramón Jiménez le gustaba escribirlo todo con jota y ganó el Nobel.

Dicho esto, paso a presentar a valter hugo mãe, al que sospecho que probablemente no conocerán la mayoría de los lectores españoles o hispanoamericanos que nos siguen. valter hugo mãe es uno de los escritores jóvenes (bueno, de mediana edad) mejor valorados de la literatura portuguesa actual. En realidad, más que un escritor es un hombre orquesta: es novelista, poeta, artista plástico, presentador de televisión, cantante... Su prestigio subió varios grados cuando en 2007 ganó el Premio Saramago por su novela o remorso de baltazar serapião. Después de eso ha seguido publicando novelas de relativo éxito, como la máquina de hacer españoles o la deshumanización.

Esta novela, la máquina de hacer españoles, tiene un planteamiento prometedor: el protagonista, Antonio Silva (perdón, antonio silva) se queda viudo y es internado en una residencia de ancianos, donde conoce a un conjunto de personajes singulares y, en general, entrañables: "esteves sin metafísica", que dice ser el mismo Esteves que aparece en el famoso poema "Tabacaria" de Fernando Pessoa; la señora marta, que espera siempre las cartas de amor de un marido que la ha dejado tirada en la residencia; un "portugués de badajoz"...

Lo mejor de la novela es, quizás, la sensibilidad con la que están retratados los personajes: seres complejos, abandonados pero que, en la mayoría de los casos, consiguen mantener una actitud de rebeldía ante la vejez o la muerte que los acechan. No son ancianos ideales, los sabios de la tribu a los que la sociedad ha tratado injustamente: pueden ser cariñosos, ingeniosos y soñadores, pero también egoístas, violentos, repulsivos. Se cagan encima, se vuelven seniles, se putean unos a otros, se engañan, se mueren.

Son, en fin, ancianos con toda la complejidad fisiológica, mental y moral que eso entraña, y que reflejan también a un país arruinado social y moralmente por años de régimen salazarista. Todos los grandes símbolos del régimen (la virgen de Fátima, el Benfica de Eusebio, la policía secreta o PIDE) pasean por la memoria de estos viejos, que ven cómo su país se ha convertido en una "máquina de hacer españoles" (siendo España en su imaginario un lugar más moderno, más próspero, más vivo).

Y quizás lo peor de la novela sea su deuda evidente con Saramago. (Recordemos que en 2007 valter hugo mãe recibió el Premio Saramago de manos del propio Saramago). No se trata solo de la cuestión meramente tipográfica (la falta de signos que indiquen los diálogos, el uso de comas donde normalmente se esperarían puntos, etc.), sino de un estilo, de una forma de tratar a los pesonajes, sus voces y sus pensamientos, una mezcla de descripción realista y reflexión presentada como si fuese banal. Si quiero leer a Saramago, ya tengo a Saramago, que es mejor Saramago que cualquiera de sus posibles continuadores.

Dicho esto, la máquina de hacer españoles es una novela que gana con el paso de las páginas: los personajes adquieren mayor profundidad y escapan del estereotipo, y uno llega a cogerles cariño a estos ancianos que se agarran a la vida con la fuerza y la esperanza que les queda. En este momento no sé decir si valter hugo mãe merece el hype que hay a su alrededor en Portugal; creo que tendré que seguir leyéndole para averiguarlo.

domingo, 16 de agosto de 2015

Colaboración: La piedad peligrosa o La impaciencia del corazón de Stephan Zweig

Idioma original: alemán
Título original: Ungeduld  des HerzensAño de publicación: 1939
Valoración: Imprescindible

La reseña de hoy se suma a las anteriores sobre la obra del escritor austriaco Stephan Zweig. Tras una temporada en la que se rechazó su literatura por ser considerada tan caduca como el mundo que retrataba, asistimos a una recuperación de las novelas de este genial escritor con su prosa elegante, escalpelo que disecciona a sus personajes y sus motivaciones en paralelo a la sociedad de los últimos años del imperio Habsburgo.

Stephan Zweig, vívido cronista del mundo del imperio austro-húngaro que quedó borrado por completo tras la primera guerra mundial, nos cuenta en su novela La piedad peligrosa la historia de un joven teniente austriaco, destinado a un pueblo en Hungría, un “estanque putrefacto de una guarnición de provincias”, que es invitado a una fiesta de la aristocrática familia Kekesfalva. 

La situación de partida es el ritual del baile en pareja, como en un cuento de hadas decimonónico. A partir de un incidente en apariencia nimio, se pone en marcha la cadena de acontecimientos que, al igual que en una tragedia griega ambientada en una sociedad a punto de extinguirse, introduce al protagonista en un mundo al que no pertenece. Invita a bailar a la única hija del dueño de la casa sin darse cuenta de que es una inválida. Como en una Cenicienta invertida, no es la aspirante a princesa la que huye del castillo, sino el torpe galán que escapa como un fugitivo avergonzado al darse cuenta de su error. El teniente regala flores a la joven al día siguiente para enmendar su error y, llevado por la compasión y la lástima, no deshace el equívoco de la heredera  que malinterpreta las intenciones de su galán a la fuerza. Cuando la piedad deja de ser una virtud para deslizarse hacia la compasión mal entendida se llega a la piedad peligrosa, pero es una lección que el protagonista aprende demasiado tarde.

Al igual que Viridiana, cuya pastosa caridad la lleva a ser golpeada y casi violada, el joven teniente se hunde en su piedad peligrosa, accede al mundo de la aristocracia rural húngara que no es el suyo, destruye con sus acciones aquello que quiere apuntalar y se pierde en un debate interno en el que cada “sí” dicho cuando quiere decir “no” le lleva a un camino sin retorno de un equívoco que se va ampliando por las esperanzas de curación de la muchacha. Como un héroe a la inversa, acaba perdiendo el honor al que aspiraba aunque se convierta en un héroe de guerra aclamado por todos pero despreciado por sí mismo.

La novela comienza con una narración tan realista de la vida militar en una guarnición de provincias que roza el costumbrismo con detalles paródicos:
“Se sabe ya casi con la misma exactitud que el camarero Eugen a qué hora aparecerá en el café el señor juez, y que tomará asiento junto a la ventana del rincón izquierdo y a las cuatro y media en punto pedirá un café con leche mientras el señor notario llega a su vez exactamente diez minutos después a las cuatro y cuarenta y –bendita variación-, debido a su estómago delicado, toma un vaso de té con limón y cuenta los mismos chistes mientras fuma su eterno virginiano”. 
Nos lleva después a la narración psicológica, a los debates internos del joven teniente, enredado en su tela de araña. Al final, la novela se vuelve alucinada, casi onírica, con el sonido de las muletas de la inválida retumbando en la cabeza del joven teniente y también en la del lector. El discurso deja de ser perfecto y estructurado y empieza a fluir a trompicones en un monólogo interior con interrogaciones, exclamaciones y visiones surrealistas y expresionistas. Y para terminar, ese final prodigioso, no por intuido menos genial, en vísperas del comienzo de la primera guerra mundial que destruye para siempre el código de honor de esa sociedad aristocrática y fosilizada y que se lleva con el viento ese mundo de terratenientes, bailes, palacios y cortes de la dinastía de los Habsburgo.

sábado, 15 de agosto de 2015

Alfonso Armada: Sarajevo

Idioma original: español
Año de publicación: 2015
Valoración: necesario

Cierro una trilogía. La llamaría la de los Balcanes. Habría que ir un poco atrás, con Esquirlas de Prcic, para completarla, y más vale tarde que nunca, pero, por lo que sea, ahora se publica, en Malpaso, que empieza a merecer gran reputación además de su cuidada apuesta estética, este Sarajevo, volumen recopilatorio de artículos que Armada, corresponsal al pie del cañón (o al pie de la mira telescópica del fusil del francotirador) publicó en diversos medios. 
Si hace falta explicar qué evocan nombres de ciudades comos Sarajevo. o Mostar, o Srebrenica, en el imaginario de los habitantes del planeta, en especial de los que tuvieron algún uso de conciencia en los primeros 90 (mientras, por ejemplo, en 1992, mi ciudad albergaba unos Juegos Olímpicos: así de tranquilitos y ajenos estábamos), entonces voy a intentar resumirlo en un par de ideas. Diáspora de un país ensamblado artificialmente. Conflicto entre comunidades pugnando por su territorio. Débiles (o sea, civiles que solo quieren vivir en paz), a palmar.
Y Alfonso Armada, allí, varias veces, primero por el mero destino profesional, luego, por una mezcla de síndrome de Estocolmo, exigencia de adrenalina, y requisitos emocionales. Armada escribiendo a la luz de una vela en una ciudad en ruinas, sin comida. sin luz ni agua ni comunicaciones, una ciudad a la que, en algo equidistante entre tragicomedia y resignación, los habitantes han rebautizado una vía principal como Avenida de los Francotiradores. Armada oyendo las balas silbar a su paso, para transmitir una crónica. Armada siendo despojado de su vehículo, a punta de Kalashnikov, por unos milicianos. The real thing.
Sí. Así estaban las cosas no hace ni 25 años. Y ay de los advenedizos que vengan a atrapar al vuelo la oportunidad de la publicación de cosas así. No vengamos con puñetas. Alguien saca primero un fusil (explicaría brevemente las diferencias entre fusiles y urnas, pero no debería hacer falta), y alguien convoca a unos tanques para que salgan a dar un paseo, y alguien le indica a una milicia que se ponga en unas colinas y desde allí establezca un asedio que condene a los habitantes de una ciudad, durante años, a una existencia llena de stress y dolor.
Sarajevo combina los artículos publicados con los escritos del diario personal del autor. Un autor prendado de una dama, a la que menciona, un autor que toma, en esos textos, un tono íntimo que prepara y complementa a la ya brillante crónica periodística, que ya es un testimonio alejado de frialdad e inocuidad, pero al que la reflexión sentida pero serena ayuda en gran medida. Armada es incapaz (en el buen sentido) de olvidar la intensidad de la vivencia. Nombra a las víctimas, describe la crueldad que ve y la que intuye, usa cifras sin abrumar, comparte su estupefacción hacia lo que ve como una banalización de una enorme tragedia, tanto materializada en discusiones por precios con los medios para los que escribe, como en la constatación de que, para mandos y políticos, los civiles son los peones sacrificables en el tablero. No hay apelación al lagrimeo, de hecho las excelentes fotografias de Gervasio Sánchez no muestran una gota de sangre, no hay cadáveres destrozados o miembros seccionados. Solo horror y sorpresa en las miradas, polvo y cemento de edificios desbrozados. 
Necesario. Este libro no es una lectura de terraza y foto de pies con el mar al fondo. No puede ser solo eso, un tamaño asequible para meter en la maleta. Dos o tres horitas de avión, y podemos plantarnos allí. En los mismos lugares. Especular si la señora sentada en el banco del parque vio como su marido o su hijo fue separado, junto a otros varones para, ante la pasividad de los cascos azules, ser ejecutado en uno de los muchos actos de limpieza étnica. Si fue de los más de 8000 de Srebrenica o le tocó cualquier otra localidad. Podemos especular si alguno de nuestros vecinos de barrio, cincuentones con apellidos acabados en ic que ejercen sus respetables profesiones, fueron víctimas o verdugos. La fuerza evocadora de la crónica periodística tiene eso. Hacernos pensar en situaciones que, por kilómetros que haya por medio, no nos son ajenas, como especie humana, en este mundo global, en esta civilización tan chipiguay, y bla bla bla.
Albricias: la palabra continúa siendo un arma muy poderosa.

viernes, 14 de agosto de 2015

Óscar Esquivias: Inquietud en el Paraíso

Idioma: castellano
Año de publicación: 2005
Valoración: Muy recomendable... como poco

El tópico dice que la literatura -y aún más el cine- española está saturada de obras que tratan sobre la Guerra Civil y sus consecuencias. No sé lo que tiene eso de cierto, pero de lo que sí estoy seguro es de que entre toda esa supuesta abundancia de novelas, pocas o ninguna habrá que se parezca a la trilogía escrita por el burgalés Óscar Esquivias. Por otro lado, esta trilogía, bastante sui géneris, no sólo trata del tema de la guerra: también está inspirada en la Divina Comedia de Dante Alighieri; para empezar, esta primera entrega (denominarla como simple "parte" de la trilogía no sería correcto, pues se trata de tres novelas en casi todo autónomas unas de otras) se dedica al Paraíso, o a lo que podría considerarse como un ambiente paradisíaco -entiéndase en un sentido irónico-, desde el punto de vista de la nostalgia provinciana española: el de la situación justamente anterior a la sublevación militar de Julio del 36, que dio comienzo a la guerra.

La novela nos relata el transcurrir de aquellos primeros días de verano, en la ciudad de Burgos, en los que los burgueses -y burgaleses- paseaban, los proletarios recelaban y los militares conspiraban para subvertir el orden constitucional establecido (resulta significativa la elección de esta ciudad castellana como escenario de la novela, puesto que, aunque la razón principal se debe, sin duda, a que se trata de la localidad natal del autor, no olvidemos que también fue la elegida por Franco para establecer su Estado Mayor y por tanto,resulta de lo más emblemática). en esa capital soñolienta por la modorra veraniega se cruzan personajes de ficción, como el seminarista Rodrigo Gorostiza, el relojero socialista Julián Bayona o el comandante Paisán, con otros reales como fueron los generales Mola y Dávila, inteligencias grises de la sublevación militar o el músico Antonio José, asesinado tras producirse la misma. Entre todos ellos, también un visionario, el penitenciario de la Catedral, don Cosme Herrera, que tiene la extravagante idea de que el Purgatorio escrito por Dante no es, a diferencia del Infierno y el Paraíso, ni literatura ni teología, sino un detallado libro de viajes, crónica del que realizó el propio Dante a tal ilocalizado lugar. y lo que es más, que existe una puerta o vórtice para acceder a él dentro de la catedral de Burgos, junto a la tumba del arcediano Villegas, por lo que él mismo pretende viajar a esa dimensión a través de ella, liderando una expedición cívico-militar.

Irónica, nostálgica, alternativa, incisiva... No se trata, desde luego, de lo que se conoce en modo estricto, como una "novela histórica". Tampoco, claro está, de una de fantasía. En realidad es una novela que trasciende cualquier género y en gran medida eso se debe a lo estupendamente que está escrita: la prosa, trabajada con maestría, resulta de una exquisita claridad y contribuye no poco a que la lectura de esta novela -que ya digo va más allá de la ortodoxia de la novela histórica al uso- sea una delicia. Posiblemente nos encontremos ante una muestra de la mejor ficción que se ha escrito en España en lo que va de siglo XXI. Mucho más que recomendable para todo el mundo.


Otros libros de Óscar Esquivias en Un Libro al Día: Jerjes conquista el marAndarás perdido por el mundoViene la nocheLa ciudad del Gran Rey

jueves, 13 de agosto de 2015

Contrarreseña: Kassel no invita a la lógica de Enrique Vila-Matas

Idioma original: español
Año de publicación: 2014
Valoración: Se deja leer

Empiezo aclarando que esta no es propiamente una contrarreseña, sino más bien una sobrerreseña, una confirmación o una reiteración de lo que Álex Azcona dijo, sucinta e irónicamente, en la suya. Pero es que me acabo de terminar este libro, y me han entrado ganas también de dar mi opinión, o mejor dicho desahogarme, soltar bilis. Hacerme un Murakami, por decirlo así.

Voy a resumir el argumento por si a alguien no le apetece irse a leer la reseña de Álex Azcona: a un escritor, que sin duda debemos pensar que es Vila-Matas, le invitan a que acuda a la edición de 2012 de documenta, la mítica exposición de arte contemporáneo que se celebra en la localidad alemana de Kassel desde 1955. La propuesta, que parte de las co-curadoras del evento, consiste en que el escritor se siente en un restaurante chino a las afueras de la ciudad y se pase una semana escribiendo.

Es un buen punto de partida: un planteamiento original y con muchas posibilidades, para el humor absurdo o autoirónico, para la reflexión sobre la condición del arte contemporáneo, sobre el papel de la literatura en relación con otras artes, o también sobre la conceptualización de Europa, unas ideas con las que se juega pero no se llega a profundizar demasiado.

El problema es que, en esta obra como en otras recientes de Vila-Matas, el ego del escritor lo ocupa todo. Vila-Matas parece haber encontrado el "método Vila-Matas" de escribir novelas, que consiste básicamente en divagar sobre lo divino y lo humano, soltar unos cuantos nombres de personas reales (preferiblemente, escritores famosos o artistas), mezclar citas y referencias literarias con gusto, agitarlo todo con su enorme personalidad como disolvente, y suponer que eso va a ser lo suficientemente interesante para el lector. Porque Vila-Matas (eso parece pensar por lo menos Vila-Matas) es un ser fascinante y con ideas interesantísimas.

Pues a mí, personalmente, me ha perdido como lector. No, Vila-Matas no es Murakami: lo he admirado mucho, lo he defendido mucho, lo he puesto varias veces en la lista de mejores escritores españoles contemporáneos; pero creo que ya no voy a darle más oportunidades. Se ha convencido demasiado de su propia genialidad (que existe, o por lo menos existió, eso lo reconozco), y ahora escribe novelas de 300 páginas como churros, sin esforzarse demasiado, o eso me lo parece a mí.

Y lo peor de todo: una novela sobre un escritor confinado en un restaurante chino en el contexto de una exposición de arte contemporáneo, ni siquiera resulta divertida. Que era lo mínimo que se le podía pedir.

En fin, como bien dijo Alex Azcona: una tontería.

Mucho Vila-Matas ya en UnLibroAlDía: aquí

miércoles, 12 de agosto de 2015

Alejandro Zambra: La vida privada de los árboles

Idioma original: español
Año de publicación: 2007
Valoración: recomendable

Lo pone en la solapa de este libro: la búsqueda de la perfección es uno de los requisitos de la novela breve. Lo cual incurre en cierta contradicción con alguna que otra de esas máximas que algunos solemos recordar. Que habla sobre las grandes obras (por su extensión) imperfectas e irregulares, pero atrevidas. No se trata de que haya que decidirse en definitivo por una o por otra. Pero sí que acumulamos ciertas preconcepciones, y una quizás fuera que un libro corto espera, en su modestia, optar a ser leído más de una vez, espera a albergar en sus páginas alguna melodía que podamos retener y, por tanto se erige en una especie de subgénero, que sería algo así como las novelas que no lo dicen todo a la primera.
Lo que ocurre es que no todos disponemos de todo el tiempo que querríamos para releer. Escritores del mundo, estáis advertidos. Bastante hay con leeros una vez. O no sabéis como está el mundo. Entendemos el empeño, y la exigencia, y seguramente reconozcamos cierto mérito, pero ya es incluso atrevido el aspirar a ser leído una sola vez.
Imagino, entonces, que el disfrute de leer La vida privada de los árboles se acrecentaría. Pero de momento voy a quedarme sin saberlo. Esta novela habla de la espera de Julián, residente en Santiago de Chile (situado por ciertas referencias culturales en un momento actual al de la escritura, año 2006), que convive con Verónica, mujer a la que espera, y con Daniela, hija de ella y de otro hombre, de nombre Fernando. No hay desaparición a manos golpistas, interpreto. La duda que cruza la mente de Julián sobre la ausencia de su amada es pragmática. Tarda en venir pero alguna explicación prosaica debe haber. En su espera, Julián explica cuentos a su hija, recuerda las circunstancias en que se encontraron, ambos procedentes de relaciones anteriores finiquitadas con suertes diversas, habla de profesiones y vocaciones, de existencias pasadas y existencias futuras, con distintos niveles de especulación. Y la duda crece en su cabeza, duda que no estalla ni se enquista ni lleva a la locura. Estamos en un mundo civilizado, hombre.
Zambra hace una divertida mención a Auster: se le tilda de Borges pasado por agua. Pero quizás ese sea una cruel broma aplicable a La vida privada de los árboles. Una historia que amaga con escorarse (pero las fechas no cuadran) hacia lo político, pero que también juguetea con lo simbólico (un nuevo mundo de clase media donde las familias se componen y se recomponen a merced de los caprichos de la intensa vida de una juventud alargada a costa de la madurez). Y aunque el estilo es impecable, casi exquisito, y su asequibilidad como texto es incuestionable, debo reconocer que esperaba algo más parecido a la intensidad de un estallido.

También de Alejandro Zambra en UnLibroAlDía: Formas de volver a casaFormas de volver a casaMis documentos

martes, 11 de agosto de 2015

Jordi Soler: Restos humanos

Idioma: español
Año de publicación: 2013
Valoración: se deja leer

El mexicano Jordi Soler compuso esta novela corta, de un tono humorístico característica y casi tópicamente español (no obstante la nacionalidad del autor): ese humor negro, esa raigambre costumbrista, esa querencia por el absurdo... y sobre todo, la tendencia hacia el esperpento, que tanta fortuna y cultivadores han tenido en las letras -y otras artes-hispanas. 

En este caso, la extravagancia aparece ya desde la primera página de la novela; de hecho, el narrador es un periodista especializado en hacer semblanzas de personajes "rarunos" cuando no abiertamente frikis. Uno de éstos acaba deviene como protagonista de la novela: un tipo que ejerce de "santo", con barba larga, túnica y sandalias, predicando el bien por las calles de su barrio, en el mercado o en el burdel... Pero este "santo varón", que pese a su aparente chifladura sólo aspira a llevar el amor, la templanza y la concordia a sus semejantes, se verá metido un buen día en un asunto misterioso, primero, y luego cada vez más turbio, que le abocará a un torbellino de complicidades y sinsentidos de donde las pasará canutas para escapar.

Esta idea de hacer protagonizar la historia a unos sujetos -no sólo el santo- tan excéntricos y hasta esperpénticos, el recurso de utilizar un lenguaje algo ampuloso en medio de un cutrerío ambiental, o incluso los nombre rimbombantes  y campanudos de los personajes (Empédocles, Childeberto, Garamoña o Sinforosa... más conocida por Madame Erotikón), recuerdan de forma inevitable al Eduardo Mendoza más humorístico... lo que pienso que juega en contra de Jordi Soler, pues los seguidores del escritor barcelonés se sentirán decepcionados-pues la comicidad de Restos humanos resulta más forzada que en las novelas de Mendoza- y sus detractores, mosqueados ante la emulación de un epígono de aquel al que desdeñan. He de decir que esta novela también recuerda, en su búsqueda del absurdo en medio de lo cotidiano, a los libros de otro escritor español, Juan José Millás (aunque a éste lo he frecuentado menos). En todo caso, hay que señalar que, en mi opinión, lo más interesante de la historia es precisamente colocar a un personaje destinado a la marginalidad y la locura como centro y único elemento cuerdo de toda la trama. Por comparación, los que están como regaderas parecen ser los demás. 

Restos humanos resulta ser una novela simpática, entretenida, pero no memorable, desde luego. Una novela corta cuya mayor virtud (y no lo digo con segundas) acaba siendo la brevedad. Para pasar el rato, sin más.