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lunes, 30 de septiembre de 2013

Colaboración: Articuentos completos de Juan José Millás

Idioma original: castellano
Año de publicación: 2011
Valoración: Pesado

Esta reseña la escribo desde el otro lado. Aquí la verdad es relativa. Todo el mundo tiene la razón hasta que no la tiene. Mesura, lo llaman. En el mundo real la cosa se complica. Entra en juego el capital. De pronto, la verdad no es más que una mentira emocionante. Como el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples. O la Formación Bruta de Capital Fijo. Aquí no hay. Aquí uno puede tener una cosa con la tranquilidad de que siempre podrá tener otra. Sin más.

Llegué ayer. Me mantuve un rato en Babia y con cierto asombro traspasé el umbral. Aquí somos todos idénticos. La misma persona. Yo soy yo, mi suegra y Manuel Mistral, el músico. Entre todos. Así que ando aún bastante perdido. No acabo de comprender del todo el procedimiento. Si miro fijamente a los ojos, me derrumbo. En especial con mi suegra. Nunca me gustó mi suegra. Ya me libré una vez de mi suegra. Pero ahora soy, entre todos, mi suegra, y el nuestro es un nosotros muy difícil de asumir.

Por lo demás, el otro lado es un lugar agradable. A nadie le da por publicar un libro de novecientas cuarenta páginas y mil doscientos veintinueve gramos en un catálogo de biblioteca breve. Por ejemplo. En la mundo real, sí. Allí se levanta un día un mandamás de Seix Barral con ganas de marcha y te perpetra los Articuentos completos de Juan José Millás en una mañana. Lo planta ahí, en tu vida, como un pino. Los Articuentos son breves, piensa. Gustarán.

Y así, desde 2011, se han documentado todo tipo de lesiones musculoesqueléticas relacionadas con el libro. Son lesiones recurrentes, que afectan a músculos, tendones, huesos, ligamentos, discos intervertebrales y nervios de espalda, cuello, hombros y extremidades superiores. Porque los Articuentos son breves pero muchos, muchísimos, nunca nadie se atrevió a contarlos, tal vez por miedo, o por paralización, juntos son demasiados, no hay persona humana que los pueda soportar.

Luego queda lo de dentro. La miga. Los culos más amables de la prensa matinal. La biblia de Millás. Con prologo de Juan José Millás. Algunos de los textos de ficción periodística más destacados de la narrativa española en un soporte fallido. F-a-l-l-i-d-o. Que levante la mano el mandamás. Usted: Hasta Millás pide disculpas en el prólogo. Por favor.

Claro que también puedo estar exagerando. Quizá no haya nada más allá de los sucesos lánguidos de lo cotidiano. Quizá un libro así sea normal y la linea recta que traza el capital continua tras cada torcedura. Si es así, les pido disculpas. En mi nombre, en el de mi suegra y en el de Manuel Mistral, el músico. Entre todos.
Firmado: Álex Azkona


domingo, 29 de septiembre de 2013

Aitor Saraiba: El hijo del Legionario

Idioma original: español
Año de publicación: 2011
Valoración: está bien


De carácter autobiográfico, El hijo del Legionario es la primera novela gráfica de Aitor Saraiba (Talavera de la Reina, 1983), licenciado en Bellas Artes a quien siempre le ha gustado dibujar y contar historias. Saraiba se estrenó en el mundo narrativo a través de pequeñas publicaciones como Tus ídolos favoritos, Un pony muerto, El viaje más largo de mi vida o la autoedición Heavy-Metal, obras que aparecen mencionadas en El hijo del Legionario. 

Este cómic nos introduce en un hogar roto debido a las continuas disputas de los progenitores y al carácter agresivo del padre que acaba abandonándolos, con quien el narrador se muestra crítico desde un principio: un montón de gente le respeta y dicen que es "un tío de cojones" (aunque a mí a veces me ha parecido el hombre más cobarde del mundo). El narrador observa que no guarda ningún recuerdo de su padre relativo a sus primeros ocho años de vida e incide en los enfados o la ausencia de éste: ¿qué se le cuenta a un padre que no recuerdas?, ¿qué se le dice a una persona que casi no conoces?. ¿qué es un padre? [...] el recuerdo más grande que tengo de mi infancia es un vacío gigante al que he llamado "la ausencia de mi padre", indica.

La infancia es un lugar extraño. y la memoria un lugar donde se acumulan un monton de trastos viejos. [...] ... todo esto es sólo un remiendo de mis recuerdos. Y conforme remienda, la obra abandona los recuerdos iniciales de la infancia y da paso a la adolescencia, una edad hasta la que pudo pasar desapercibido y un momento vital en el que coser o jugar con muñecas empezó a verse como algo extraño e impropio entre los chicos. De ahí que el colegio se convirtiera en un infierno y que el protagonista empezara a sentirse lejos de todo y de todos. Encerrarse en la habitación, empapelarla de pósters y escuchar a tus grupos de música favoritos mientras sueñas con irte muy lejos. La búsqueda de la identidad, una pésima información sobre el sexo, la inseguridad y un padre que, en lugar de apoyarte, te pregunta con un tono despectivo tú no serás maricón, ¿verdad? 
Creo que podemos imaginar la escena. 

De manera paralela a su búsqueda de identidad, el narrador deja de hablar con su padre, y se prepara para
iniciar el vuelo. En este sentido, la universidad se convierte en una vía de escape para él, al igual que lo serán más tarde sus viajes (Manchester, México) y las personas a las que conoce en sus nuevos destinos con las que comparte el mismo lenguaje (Lorena, Sara, Joe, Gerardo).

En realidad, la historia es bastante previsible, pero el grado de sensibilidad con la que está narrada, la delicadeza que encierran algunas frases y, al fin y al cabo, el hecho de tratarse de un relato sobre la soledad, la incomprensión o la necesidad de ser amados, provocan que empaticemos con la voz narrativa y nos dejemos arrastrar por sus ilustraciones y su estética de boceto, cuaderno de viaje (en lo referente a los dibujos) o borrador inicial (en relación a la expresión lingüística).

Respecto a la estética, me gusta el modo en que Saraiba escoge un color o una gama determinada para hablar de un período concreto de su vida (por ejemplo, para hablar de la primera niñez, emplea una gama cromática más variada de la que presenta en el caso de la adolescencia, marrón, rojo, u otro tipo de pasajes difíciles como la estancia en Manchester o la muerte de Gerardo). A pesar de adoptar la estética de un diario o cuaderno de viajes, las imágenes son limpias y dinámicas. Muy poéticas en ciertos momentos.

Lo que encuentro un desacierto o, mejor dicho, no acaba de convencerme, es el hecho de que el texto presente errores ortográficos evidentes. Supongo que, al adoptar este tipo de estética del boceto, la intención a la hora de trabajar la expresión escrita era la misma (de ahí que se incluyan tachones, para transmitir esa idea de inmediatez y frescura) y por eso se incluyen este tipo de descuidos, pero a mí, como lectora, me molestan. En este sentido, las ilustraciones están más cuidadas que el manejo de la palabra y el hilo conductor entre algunos de los pasajes. De ahí que mi valoración haya sido la de un simple "está bien".

  
NOTA: en las citas se ha respetado el texto original.


sábado, 28 de septiembre de 2013

César Aira: Las noches de Flores

Idioma original: español
Año de publicación: 2004
Valoración: está bien

Ya en alguna otra reseña de este blog he hablado de la estructura suelta y "descentrada" de las novelas de César Aira: parece escribir sin freno ni marcha atrás, siempre avanzando, siempre añadiendo, saltando de una línea narrativa a otra y de un género a otro, sin filtro ni límite. Eso le permite, por una parte, ser uno de los escritores más prolíficos que existen sobre la faz de la tierra (en dura competencia con César Vidal), y por otra, que sus novelas siempre contengan algún giro o invento que sorprende al lector y le sacude la monotonía de la lectura.

En La noche de flores tenemos, fundamentalmente, dos tramas, que parecen ser independientes pero que terminan por mezclarse en una sola: inicialmente, la novela parece hablar sobre Aldo y Rosa, un matrimonio de mediana o más que mediana edad que trabaja repartiendo pizzas (a pie y no en moto como el resto de los repartidores) en el barrio porteño de Flores; poco a poco, disimuladamente, se introduce la segunda trama: el secuestro y posterior asesinato del pequeño Jonathan, que quizás trabajó como repartidor de pizzas en la misma cadena que Aldo y Rosa.

Es la mezcla de estas dos tramas, con personajes y subtramas diferentes, y la transición primero sutil y después brusca entre una y otra, la que provoca el extrañamiento en el lector: La noche de Flores no es, al final, la novela que uno cree que está leyendo: un entrañable relato sobre un matrimonio peculiar; ni siquiera es la segunda novela que uno cree estar leyendo: una novela policiaca sobre el secuestro del joven Jonathan. Porque el desenlace de la historia, verdaderamente alucinatorio, transforma todo lo anterior en una especie de comedia bufa donde nadie es lo que parece y la realidad deja de comportarse como tal realidad.

Esta es, de las que he leído, la novela más oscura de César Aira, porque sus habituales bromas literarias (como en El congreso de literatura) están aquí teñidas de fatalidad y de horror, aunque sea un horror inverosímil. Hay algún lugar para el humor y para el amor, pero el conjunto aparece deformado y con tintes de pesadilla. Quizás por la estructura abierta de la que hablaba antes, y por el crescendo de locura que es el texto, el final resulta poco conclusivo, un poco deus ex machina y un poco precipitado.

Me pregunto si esta no será, quizás, una relectura cesarairiana del relato "La noche boca arriba" de Cortázar (las motos, la noche florida, el sacrificio ritual); o si no será, también, la obra más borgiana -otra vez, de las que yo he leído- de Aira, con su construcción de un espacio irreal en el que los personajes se mueven haciendo constantes ochos (o signos de infinito) sobre las calles y aceras de la ciudad. Es, en cualquier caso, una novela imaginativa, sorprendente y distinta, como todas las de Aira, aunque menos conseguida o atractiva que otras de las suyas...


También de César Aira: Una novela china, El congreso de literaturaLos fantasmasLa villa

viernes, 27 de septiembre de 2013

Tilman Rammstedt: Un cuento chino

Idioma: alemán
Título original: Der Kaiser von China
Año de publicación: 2008
Valoración: recomendable


Keith es el mayor de cinco hermanos y básicamente se ha criado con su abuelo, así que, aunque los cinco nietos tienen una buena relación con el anciano, sin duda el mayor es su favorito. También es cierto que el hombre no es el abuelo que estamos acostumbrados a ver, el que pasea, mira las obras, cuida de los nietos pequeños y de vez en cuando echa un tute con los amigos que aún sobreviven. El abuelo de Keith es un hombre sorprendentemente activo que, además, se ha pasado los últimos años de su vida enlazando una novia tras otra, cada una más joven que la anterior.

Con motivo del ochenta cumpleaños del anciano, los cinco nietos deciden regalarle un viaje adonde él quiera. Tendrá todos los gastos pagados y Keith irá con él. Así que decide ir a China, lo cual no le hace ninguna gracia a su nieto, quien no sólo no tiene ganas de cruzar medio globo terráqueo con el abuelo, sino que además se está acostando con la última novia de éste y no le apetece absolutamente nada compartir ese secreto con él.

De todos modos, tampoco tendrá que hacerlo, pues de alguna manera (que no voy a contar aquí) se las apaña para perder el dinero del viaje y deja que el anciano se las apañe como pueda. Como sus hermanos no deben enterarse de la farsa, Keith decide pasar encerrado en su casa las dos semanas que debería durar el periplo, al tiempo que falsifica una serie de cartas (en teoría, escritas desde China) que les irán llegando mientras estén (supuestamente) de viaje. El verdadero problema llega cuando Keith recibe una llamada en la que le informan de que su abuelo ha aparecido muerto en Westerwald, así que se ve obligado a tomar una decisión: ¿les cuenta la verdad a sus hermanos o sigue adelante con la farsa? ¿Qué debe hacer con el cadáver? ¿Puede acaso hacer creer al resto del mundo que el anciano ha muerto en China? ¿Qué hacía éste en Westerwald, de todos modos?

Ésta es la historia que nos cuenta Rammstedt en Un cuento chino, una novela en la que reflexiona sobre las relaciones interpersonales, ya sean entre familiares, amigos o amantes, y sobre la lealtad y el respeto hacia los demás. Pero también es una obra divertida, tierna, un pelín sentimental a veces, con la que podemos disfrutar de una China imaginada tan real, que podríamos llegar a creer que hemos estado allí (o no).

jueves, 26 de septiembre de 2013

Christopher Isherwood: Un hombre soltero

Idioma original: inglés
Título original: A Single Man
Año de publicación: 1964
Valoración: Recomendable   



Este autor inglés, nacido a principios del s. XX, que vivió cuatro años en Alemania abandonándola en el preciso momento en que Hitler ascendió al poder, narra en esta su última novela las veinticuatro horas más decisivas de la vida de un profesor inglés residente en California, dónde el mismo vivió desde 1945.

No voy a interpretar la novela (que Tom Ford llevó en 2009 al cine) como un testimonio de la homosexualidad de su autor pues las reseñas lo repiten una y otra vez dando lugar a que los lectores obtengan una idea equivocada. Entre personaje y novelista se da esa coincidencia, pero Isherwood no se limita a abordar esa faceta suya en sus escritos, sus intereses la trascienden tal como demuestra el conjunto de su obra, en la que encontramos, por ejemplo, tanto la novela como el guión que dieron lugar a Cabaret. Más allá de la anécdota –llámese homosexualidad, edad, alcoholismo, condición de profesor– se nos muestra a una persona en una etapa crucial de su vida, haciendo uso de su experiencia, dejándose llevar por sus debilidades, intentando superar sus traumas, sin demasiada consideración hacia sí mismo pero con la sabiduría justa para decidir su destino más cercano. No obstante, esa faceta autobiográfica otorga al protagonista una evidente autenticidad.

Lo que se plantea son cuestiones comunes, como la forma de encarar el futuro tras haber perdido a su compañero de repente, las dificultades para superar esa fase depresiva y continuar viviendo con dignidad, la necesidad de redibujar el mapa de los afectos y de planificar el futuro a partir de entonces. Pero la vida cotidiana viene empujando y el día a día condiciona más de lo que parece, nada sucede en abstracto, se producen desafíos, se plantea el dilema entre el impulso de encerrarse a llorar y la natural exigencia de afecto. En este caso, el reto consiste en acceder a las demandas de amistad, personificada en Charlotte, y sobre todo en enfrentarse a un alumnado adulto que analiza con lupa cada gesto. No falta esa ambigüedad de posturas, esa tierra de nadie, en la que simpatía, adulación y la dosificación del binomio cercanía-autoridad convierte la camaradería con los alumnos en una encrucijada sutil.

Todo transcurre en poco menos de veinticuatro horas, sin embargo, y con la mayor naturalidad, vamos conociendo el pasado del personaje, su carácter, la angustia, dudas y pensamientos así como el ambiente que le rodea y su forma de interpretarlo. Cambiando detalles y reacciones, podría tratarse del día a día de cualquiera.

El otro eje sobre el que gira la novela, junto con la pérdida, es la ideología. Al principio nos encontramos con un George que se cree espiado y diseccionado por unos vecinos bastante convencionales y, a su parecer, hostiles. Se siente distinto, pero esa es una sensación motivada sobre todo por su reciente condición de solitario y por su forma de pensar, que, a pesar de sus aprensiones, nadie puede conocer. A no ser que se sincere, y esto es lo que hace en el aula cediendo a un arranque momentáneo, ante la indiferencia y apatía de la mayor parte de su auditorio. Al plantear la cuestión de las minorías, George no solo está hablando de sí mismo. Sí, puede que sea un bicho raro, pero pertenece a un hábitat que le respeta e incluso le permite excentricidades, su extrañamiento radica, sobre todo, en su manera de verse.

Un protagonista que lo invade todo sin dejar de sorprendernos e intrigarnos, que inspira una simpatía algo compasiva, que desprende ironía y sinceridad, a quien podemos entender perfectamente y cuyo humor ácido nos retendrá durante ciento cincuenta páginas que resultarán cortas, probablemente.

Como colofón, se añade una entrevista realizada a Isherwood en 1973 por la publicación norteamericana Gay Sunshine Journal. 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Breece D'J Pancake: Trilobites

Idioma original: inglés
Año de publicación: 1983
Título original: The Stories of Breece D'J Pancake
Traducción: Albert Fuentes
Valoración: muy recomendable

Lo primero es lo primero: agradecer a nuestro colaborador puntual, el escritor barcelonés Tuli Márquez la sabia advertencia que me hizo vía Twitter sobre las virtudes de este libro.
Trilobites, título del primer cuento incluido, es la recopilación de los doce relatos que constituyen la obra integra de Breece D'J Pancake (el D'J fue adaptado por el autor al asimilar el error tipográfico de un funcionario), escritor estadounidense que se suicidó en 1979, a los 26 años.
Sin apelar al socorrido recurso del malditismo, cabe remarcar que esta única obra muestra tal personalidad y torrencial fuerza narrativa como para suponerle, por ejemplo, clara influencia en la obra de Donald Ray Pollock. Las historias incluidas en Trilobites son ásperas, desesperadas, y su dureza no nos deja indiferentes. Hablan de esa América rural escondida, la que no saldría nunca en las producciones de Hollywood. Hablan de la miseria y del aburrimiento como dinámicas del día a día. Dinámicas desaconsejables: los personajes de Pancake, todos, nos resultan inquietantes, huraños, desconfiados. A la vez crueles y a la vez débiles. Acarrean sus hachas o sus picos o sus escopetas y nunca estás demasiado seguro contra quién van a usarlos, incluyéndose a sí mismos. Acarrean, que es peor, un andar por la vida con un abrumador sentido de la indiferencia ante el destino, de la asfixiante obligación vital que les ha tocado en vaya usted a saber qué lotería.
Breece D'J Pancake habla de existencias miseras. Sucias, húmedas, oscuras. Habla de duro trabajo en minas. De ex-combatientes. De trozos de carne dedicados a trabajar duramente con la única expectativa de llegar a casa y apurar el Jack Daniels, con el único horizonte del incierto día siguiente. Bares, prostitutas, cacerías de madrugada, nieve, pero no esa nieve de postal. Nieve pisada, nieve sucia y embarrada que condiciona la escasa cosecha. Tierras áridas, bosques repletos de animales (protagonistas secundarios en muchas historias), un escenario tan desolador que no nos parece lo que es: absolutamente real.

Ganarse un mísero dólar le había dejado agotado y esperó junto a la tolva a que llegaran Estep y Curtis, mientras el aire frío le secaba el sudor, soldándole la mugre a la piel.

Aléjense quienes buscan historias con final feliz (ni con desarrollo feliz) o retos de superación o tramas con toques épicos. La vida de estos tipos es siempre una completa porquería, un laberinto al que la única salida que hallan es el bloqueo de la realidad, al que el único resquicio lo aportan hábitos malsanos. Borracheras descomunales de las que despiertan desorientados. Nudillos pelados, sabor a sangre. Mujeres siempre a punto de salir huyendo hacia otro lado. Telones de fondo: Vietnam, alistamiento forzado, desestructura familiar, enfermedades profesionales, muertes prematuras, agotamiento físico, hastío. Pancake, que se crió en ese entorno, lo retrata con una fidelidad y una cercanía estremecedoras, con una precisión y una crueldad (sí: la crueldad es el leit-motiv) que no dejan indiferente. Doce cuentos, un soberbio futuro cercenado, pues, imagino, el escritor no fue capaz de encontrar otra vía de escape. Ganas dan de cuadrar fechas con grandes obras de McCarthy, de Erdrich, repito a Ray Pollock... pues me temo que estas crudas y descarnadas historias trazan ondas expansivas más allá de donde parece.

martes, 24 de septiembre de 2013

Colaboración: Amado Amo de Rosa Montero

Idioma original: Castellano
Año de publicación: 1988
Valoración: Recomendable
 
Amado amo narra la paulatina decadencia laboral de César Miranda, un empleado de la agencia publicitaria Golden Line. Tras vivir una etapa dorada, primero en su calidad de reconocido pintor vanguardista, y más tarde como uno de los comerciales más exitosos de Golden Line, César empieza a sentirse cada vez más alienado respecto a sus compañeros de oficina. Sus jefes ya no le tienen en cuenta para la toma de decisiones importantes, sus compañeros le pisotean y los propios clientes, que antaño hacía cola por involucrarle en todas sus campañas, parecen haberse olvidado de él. Para colmo de males, la vida amorosa de César es una auténtica catástrofe: Clara, su novia durante varios años, le abandona casi sin dar explicaciones y Paula, que nunca pasó de ser un sucedáneo imperfecto de Clara, acaba consumida por sus propias insatisfacciones laborales.

A través de César, Rosa Montero pinta un retrato preciso y mordaz de la vida dentro de una oficina. De cualquier oficina. La universalidad de los personajes —que no han perdido ni un ápice de actualidad en los veinticinco años que han transcurrido desde la publicación original de la obra— hace que resulte imposible dejar de lado la lectura. A lo largo de doscientas páginas, César Miranda va obsesionándose más y más con su caída en desgracia. Se esfuerza por descifrar cada uno de los gestos de su jefe y se obsesiona con la posibilidad de perder su empleo. Abatido, y culpabilizándose por cada decisión que toma, César se arrastra con pesar por los escenarios de la historia: su despacho, su dormitorio, las fiestas a las que acude, el bar donde desayuna. Su obsesión, a través de la cual se contextualiza el camino que anuda el éxito al fracaso, la sensatez a la locura, cuenta con todos los ingredientes para enternecer al lector, y su manía de analizar la integridad de su mundo, desde el saludo del director de Golden Line en el ascensor hasta las miradas de una secretaria, resultan mitad trágicas y mitad divertidas.

A mis veintinueve años, y con tan solo un puñado de empleos a mis espaldas, me atrevo a decir que nadie que haya pasado por una oficina, sea del tipo que sea, un periódico, una agencia publicitaria, un despacho de abogados o incluso una ONG, se sentirá indiferente ante las calamidades que atraviesa el protagonista de esta novela. La genialidad de Amado Amo reside precisamente en eso: en tornar las inseguridades de César Miranda y las fricciones con su entorno en un biografía de proporciones ecuménicas. Como diría Borges: César Miranda es un empleado que contiene en sí a todos los empleados. Las rencillas entre él y sus colegas son un reflejo de todas las rencillas.

En su discurso de ingreso a la RAE, Javier Marías afirmó que una de las razones de ser de la literatura, quizás la razón prístina y última, es permitir que los lectores se asomen a otras vidas y puedan incluso vivirlas vicariamente. Argumentos similares fueron esgrimidos por Vargas Llosa en el prólogo de La verdad de las mentiras. Lo cierto es que este razonamiento no explica por qué uno desea, página tras página, conocer el destino de César Miranda. Su vida no tiene nada de envidiable y el mero hecho de asomarse a ella resulta una actividad penosa. No obstante, es imposible seguir el hilo de sus pensamientos sin dejarse embargar por un profundísimo sentimiento de empatía. Lo que hace Amado Amo especial no es que nos permita vivir otras vidas, pues la de César Miranda es en realidad indeseable, sino que, inevitablemente, nos ayuda a conectar con un sentimiento de alienación sumisa que todos hemos experimentado en algún momento, en la escuela, en la familia, en el trabajo. Esta capacidad de establecer paralelismos entre la ficción y la realidad es, qué duda cabe, otra de las razones que justifican la existencia misma de la literatura.

En el fondo, Amado Amo responde a una ineludible necesidad humana, a saber: la necesidad de sentir que, en mitad de nuestra pequeñez, en medio de nuestras insignificantes tragedias, no estamos del todo solo. Gracias a Amado amo, uno puede seguir los avatares de una persona normal y corriente y consolarse intuyendo que, al fin y al cabo, nuestras interminables preocupaciones no son tan trágicas, o al menos no son tan únicas, como pensábamos.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Joseba Sarrionandia: El amigo congelado

Idioma original: euskera
Título original: Lagun izoztua
Año de publicación: 2001
Valoración: recomendable

Antes de hablar propiamente del libro, permitidme que presente brevemente a su autor, porque a lo mejor no es conocido por todos nuestros lectores. Joseba Sarrionandia es uno de los escritores fundamentales de la literatura vasca contemporánea, pero también uno de sus personajes más extraños y polémicos. Detenido por pertenencia a ETA en 1980, en 1985 se fugó de la cárcel de Martutene escondido en uno de los bafles usados por el cantante Imanol en un concierto (Kortatu escribió una famosa canción sobre el tema), y desde entonces vive en paradero desconocido en el exilio.

Como escritor ha ganado varias veces el Premio Nacional de Narrativa en euskera, y en 2011 el Premio Euskadi de Literatura de ensayo, con bastante polémica por la negativa del Gobierno Vasco (en aquel momento, con Patxi López como lehendakari) a transferir el dinero del premio hasta que Sarrionandia regularizase su situación con la justicia. Al margen de polémicas, como decía, Sarrionandia es una de las voces imprescindibles de la actual literatura vasca, como autor de poesía, narrativa (corta y larga) y ensayo. Lagun izoztua (que todavía no se ha traducido al español) es su primera novela, y para ser una primera novela es ciertamente ambiciosa y compleja.

Lagun izoztua entremezcla tres hilos narrativos: en uno de ellos nos encontramos con Maribel, una vasca exiliada en Centroamérica que se hace cargo de Goio 'el Rojo' (así llamado por el color de su pelo) cuando este pierdesúbitamente el habla y la memoria por razones desconocidas; las otras dos líneas temporales tienen a Goio como protagonista: una de ellas cuenta su adolescencia en un pequeño pueblo de Gipuzkoa; en la otra, ya recuperado de su amnesia y afasia, se embarca en un viaje científico hacia la Antártida. Goio es, por lo tanto, el centro de la novela, aunque también Maribel y Andoni (un amigo de infancia y narrador de una de las ramas de la historia) cobran importancia como observadores y actantes.

La novela trata muchos de los temas recurrentes de la obra de Sarrionandia: el exilio, la relación con la patria lejana, la identidad en la clandestinidad (muchos de los personajes tienen dos, tres o más nombres e identidades), la propia creación artística. (En cambio, ETA y la violencia solo aparecen puntualmente y nunca explícitamente como causa del exilio de los personajes protagonistas). No faltan los símbolos recurrentes (el hielo, las tribus indígenas, los pájaros...) ni los juegos narrativos -uno de los personajes secundarios dice estar escribiendo una novela que se titula, oh sorpresa, Lagun izoztua- para dar a la novela la profunidad que exigen los críticos como nosotros.

Es, desde luego, una buena novela, que daría (y dará, casi seguro) para muchos análisis académicos; como lectura por placer es a veces algo repetitiva y verbosa y le falta hacia el final algo de gancho para cerrar en grande en las últimas treinta una historia de cuatrocientas páginas. Deja, desde luego, mucho para pensar, pero también deja una cierta sensación de vacío. A lo mejor es que las novelas con finales cerrados y contundentes ya no se llevan...

También de Joseba Sarrionandia en ULAD: Los de las noches oscuras

domingo, 22 de septiembre de 2013

Rodolfo Fogwill: Los pichiciegos

Idioma: español
Año de publicación: 1983
Valoración: recomendable


Cuando leemos una novela sobre la guerra (la que sea), generalmente nos encontramos con dos tipos de historia (o con dos puntos de vista sobre la misma contienda): la que escriben los ganadores y la que escriben los perdedores. Sin embargo, lo que hay en Los pichiciegos es un tercer tipo que no tiene nada que ver con los otros dos. 

En esta novela escrita por Rodolfo Fogwill vemos a un grupo de soldados argentinos que, tras desertar (aunque no sabemos si el ejército argentino está al corriente de esa deserción o si, simplemente, han decidido "levantar el vuelo" sin que nadie se haya dado cuenta de ello), construír un refugio subterráneo y crear en él una comunidad al margen del mundo exterior. Tienen sus propias normas y su propia jerarquía, y sobreviven como pueden mientras esperan que termine la guerra para poder salir (quizás) y retomar la vida que tenían antes de que comenzara la contienda (o no).

Pero, antes de que eso ocurra, tienen que procurar mantener cubiertas sus necesidades básicas, tema alrededor del cual se desarrollará practicamente toda la novela. ¿Cómo conseguir todo lo que necesitan (comida, agua, polvo químico, baterías, tabaco...), si el país está en guerra y ellos han desertado (y, por tanto, son unos traidores)? Muy sencillo: negociando con los ingleses, quienes al final no se sabe si hacen tratos con los protagonistas por estrategia o por pena. Porque hay que reconocerlo: entre veinte y treinta hombres metidos casi veinticuatro horas al día en un agujero, durante semanas... la cosa no pinta nada bien.

Pero los pichis (como se llaman a sí mismos) siguen adelante. Se organizan, cuidan de los que lo necesitan, bromean, se enfadan, se deprimen, sueñan, enferman, gritan, conversan... y adoptan una forma de vida que al final les resulta más "natural" que la que tenían en el exterior, hasta el punto de que llegan a considerar un castigo tener que salir del agujero (de la pichicera) para hacer guardia o negociar con los ingleses. Su patria ya no es Argentina, sino su refugio, y ellos no responden ante nadie que no esté en ese agujero y sufra como uno más lo que eso conlleva.

Los pichiciegos no es, por tanto, ni una novela épica (en el sentido de ensalzar la gloria nacional) ni doliente (por haber perdido la guerra), sino la historia de una serie de personas que hicieron lo que nadie (quizá ni siquiera ellos mismos) esperaba: construírse un mundo a su medida, cambiando las normas "lógicas" por las que nos regimos (donde el exterior simboliza la libertad y el refugio subterráneo, el cautiverio) y mantenerse firmes a costa de lo que sea.

También de Rodolfo Fogwill en ULAD: La gran ventana de los sueños

sábado, 21 de septiembre de 2013

Guillermo Gómez Muñoz: Última esperanza zombi

Idioma original: español
Año de publicación: 2012
Valoración: está bien / recomendable (para fans de género zombi)

Ya se sabe que últimamente nos invaden los zombis por todas partes: en la televisión, en el cine y sí, también en las librerías, con clásicos como Guerra Mundial Z o engendros como Lazarillo Z. Última esperanza zombi, de nuestro colaborador Guillermo Gómez, se integra también esta epidemia zombi, respetando los códigos del género pero trasladándolo a un escenario poco esperable en este tipo de novelas: los montes y pueblos de los alrededores de Bilbao.

La novela (que antes fue un blog) mezcla fundamentalmente dos tipos de textos: las emisiones radiofónicas de Vladek, uno de los supervivientes a la catástrofe zombi; y las páginas extraídas de la Enciclopedia de los Supervivientes. A través de estas fuentes de información, recopiladas y trascritas aparentemente por alguien algunos años más tarde, vamos conociendo la vida de los habitantes del Campamento Última Esperanza, en su dura lucha por recuperar una vida mínimamente digna y por defenderse del acoso de los infectados (y de sus propias diferencias y contradicciones).

Al principio confieso que me costó un poco entrar en la novela, que a lo mejor sería más adictiva con un estilo más directo y "oral", como correspondería a una emisión radiofónica. Pero también confieso que a partir de la página 50 o así ya no pude dejar de leer; y confieso también que me quedé bastante chafado cuando descubrí que la novela termina abruptamente, con un cliffhanger como una catedral y cuando los misterios y el suspense están en su punto más alto. ¡Eso no se le hace al lector, Guillermo! Ahora habrá que esperar ansiosamente a que el autor escriba la segunda parte...

Última esperanza zombi es como decía una novela de género, y por lo tanto la disfrutarán mucho más quienes se lo pasen pipa con películas como La noche de los muertos vivientes, 28 días después o Zombieland. Confieso que yo soy una de esas personas...

viernes, 20 de septiembre de 2013

Annabel Pitcher: Mi hermana vive en la repisa de la chimenea

Título original: My sister lives on the mantelpiece
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 2012
Valoración: Se deja leer

Antes de empezar a hablar de este libro, decir que se trata de una obra destinada al público infantil/juvenil. Lo que no quiere decir que los ya adultos (cómo suena esto, como si todos hiciéramos justicia a la palabra "adulto") no podamos llegar a disfrutar de su lectura. Por comentarios que he leído y escuchado por ahí, no son pocos los "mayores" que lo han leído y les ha gustado, pero yo no puedo contarme entre estos. Sucede que Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea me ha parecido un libro un poco pobre aunque deba reconocerle algunos méritos.

Pero, ¿de qué va?

Pues tal y como su título me hizo sospechar la primera vez que lo leí, va de una familia inglesa que tiene la urna fúnebre que contiene los restos de una de sus hijas sobre la repisa de su chimenea. La cría, Rose, murió hace cinco años víctima de un atentado terrorista islamista en Londres, y desde entonces su familia se ha desastrado. El padre coquetea con el alcohol, la madre se ha marchado de casa, y los dos hermanos de la muerta, su gemela Jasmine, ya adolescente, y Jaime, de diez años y el narrador de la historia, sobreviven como pueden en ese ambiente, donde pesa mucho el odio hacia los musulmanes que la tragedia les trajo como una peste. La fobia hacia las personas de esta religión hace que la familia de Jaime abandone la multicultural Londres y se mude a una zona más tranquila, pero, mira tú por dónde, resulta que en su nuevo colegio el crío hará una gran amistad con una chavala musulmana...

Así, es de suponer por dónde va esta primera novela de la joven escritora inglesa Annabel Pitcher (cosecha del 82): familia rota y desestructurada, separación, dolor, odio irracional, huída, adaptación, ayuda, y redenciones y reconciliaciones gracias a algo tan bonito e inocente como la amistad entre dos criaturas de una década de vida. Decir que el libro se lee muy bien y que Pitcher hace que la parte espinosa de la trama no acabe escorándose hacia zonas excesivamente lacrimógenas.

Está escrito con un lenguaje simple pero suficiente, y sus descripciones y narraciones son sencillas y efectivas pero muy creíbles, ya que no hay que olvidar que el pequeño Jaime lo cuenta todo. Pero pese a ello, a lo bien que ha hecho Annabel su trabajo, no puedo decir que este libro me haya gustado especialmente ni recomendarlo, aunque, quizás, algunos maestros de críos entre diez y diecisiete años que estén leyendo esto pueden pensar que se trata de una lectura ejemplar y muy interesante para sus alumnos.

Pero no sé..., además de ver un poco edulcorada la historia del crío con la amiguita musulmana y de esperar más chicha en la trama, una vez más creo que a esta obra le falta ese "algo" que de vez en cuando me llega y hace que la historia que me están contando se quede rondando por mi cabeza durante una buena temporada; toda mi vida, en el mejor de los casos.

También de Annabel Pitcher en ULAD: Nubes de kétchup

jueves, 19 de septiembre de 2013

Juan Pablo Meneses: Niños futbolistas

Idioma original: español
Año de publicación: 2013
Valoración: recomendable para público general, imprescindible para interesados: lo cual da un promedio de muy recomendable

Dijo Poch, donostiarra, cantante de Derribos Arias:

"El éxito en la vida es ser puta y que te guste follar"

Lo cierto es que Derribos Arias fueron un grupo de repercusión muy limitada.
Lo cierto es que el pobre Poch falleció hace unos años, tras serle diagnosticada una severa enfermedad mental.
Una de las canciones más famosas de Derribos Arias se llamó Branquias bajo el agua.

Aún así, nada hay más que haga más feliz a una persona que enriquecerse jugando a fútbol. Que encima, es un juego, una especie de manera de alargar la infancia. Bingo.

"Hace pocas semanas cumplió once años y cree que el fútbol puede sacarlo de la pobreza"

Así empieza Niños futbolistas, relato periodístico relativamente dramatizado. Con una estructura casi novelística, un relativo crescendo al que quizás los muy puristas achaquen falta de rigor científico si hablamos en términos periodísticos y falta de pulso narrativo si lo consideramos ficción. Pero el libro se engulle en apenas un par de horas. 

Dándose la casualidad de que conozco de cerca el mundillo del fútbol base, he de decir que no hace falta acudir a Uruguay, Argentina o Ecuador. Aquí al lado cualquier padre piensa lo mismo en cuanto ve dos veces cómo su hijo desborda por la banda. Pero el mundo que describe Meneses es exactamente así: un negocio redondo al que los parásitos se lanzan a medrar. Parásitos ávidos por el hambre o ávidos por la codicia. Y esa es la historia que Meneses describe: el proceso a través del cual uno se introduce en ese mundo, se desenvuelve entre contactos del más distinto pelaje e intenta por todos los medios pegar el pelotazo. O sea, cerrar una operación donde parece que lo más insignificante sea el "producto" que va a "venderse". Con tal de que se calce unas botas, tenga unos diez o doce años y dé bien en un vídeo promocional, es más que suficiente. No estamos demasiado lejos de muchos casos célebres, de hecho el libro es profuso en ejemplos de situaciones cercanas en los que el proceso ha sido exactamente el descrito.

Por lo cual Niños futbolistas interesará sobre todo a los aficionados tanto al deporte en concreto como al análisis sociológico que de su impacto global puede realizarse. El deporte como coartada para fines no siempre asociados a la nobleza o el fair-play. Al lector más profano le puede resultar una lectura interesante y esclarecedora, aunque el muy profano puede hallarse desorientado en nombres y menciones. 

No pienso descansar hasta que pille a Blackie Books con la guardia baja. Pues conmigo han dado con un buen hueso. Voy a creerme yo que son infalibles. Anda. Ya encontraré un agujero, ya aparecerá un severo desliz entre tanto buen libro. Pero, desde luego, no va a ser este Niños futbolistas.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Horacio Castellanos Moya: El sueño del retorno

Idioma original: español
Año de publicación: 2013
Valoración: recomendable

Pues parece que Horacio Castellanos Moya tiene cierta querencia por un tipo de argumento concreto, a juzgar por esta novela y la reseña que hizo Izas de El Asco. Thomas Bernhard en San Salvador: personajes salvadoreños que viven en el exilio y que vuelven, o piensan en volver, a su tierra natal. Porque esa es también, en cierto modo, la trama de El sueño del retorno, como ya indica su título.

El protagonista de la novela es Erasmo Aragón, un salvadoreño que vive en Ciudad de México y que tiene problemas de salud (concretamente, con el hígado) provocados por el alcohol, el estrés, su complicada relación con su mujer Eva y su hija Evita y, al parecer, por algún trauma psicológico del pasado. Para solucionar sus problemas Erasmo lo intenta todo: la medicina oficial, la alternativa, la acupuntura y, finalmente, la hipnosis. Solo que intentando solucionar un problema se crea otro más grande, porque este proceso de hipnosis ha hecho que se despierten en él todas las memorias de su pasado en El Salvador, sus relaciones familiares y políticas, y un inexplicable deseo de volver a la patria.

El sueño del retorno es una novela escrita en clave de comedia, casi de farsa cruel. El protagonista es un pelele, un "pendejo" que del mismo modo que no se atreve a dejar por fin a su mujer tampoco se atrevió, en su momento, a ingresar en la guerrilla. También los personajes secundarios tienen mucho de grotesco: el Muñecón, al que le mataron un hijo en la guerrilla; el Negro Héctor, una especie de Che redivivo pero con menos encanto; o Míster Rábit, que sirve de enlace en el tráfico de armas a través de México hacia Centroamérica.

La novela tiene pasajes divertidos, muy divertidos y desternillantes; pero también otros terribles y trágicos. Para mi gusto, sin embargo, le falta algo más de unidad, de cohesión, o un final más potente que cierre las tramas (y las heridas) abiertas para subir un peldaño o dos más en nuestra clasificación. En cualquier caso, deja con ganas de leer más, en especial Insensatez, que dicen que es la mejor de su autor...


También de Horacio Castellanos Moya en ULAD: El arma en el hombreLa sirvienta y el luchadorInsensatezEl asco

martes, 17 de septiembre de 2013

Mircea Cărtărescu: Por qué nos gustan las mujeres

Idioma: rumano
Título original: De ce iubim femeile
Año de publicación: 2006
Traducción: Manuel Lobo
Valoración: recomendable


Mircea Cărtărescu (conocido por su labor como poeta, narrador, novelista, ensayista y crítico literario, entre otras cosas) es uno de esos escritores que puede gustar, no gustar, resultar increíblemente bueno o soporífero, pero sin duda no deja a nadie indiferente. 

A pesar de que, en general, su prosa podría catalogarse dentro de la literatura fantástica (especialmente, su relato REM), en Por qué nos gustan las mujeres abandona momentáneamente este género para ofrecer una serie de relatos que, vestidos de falsa autobiografía (aunque, como él mismo afirma en la nota final, muchos de los personajes que aparecen en este libro son personas reales –convenientemente "alteradas", eso sí–), le llevan a reflexionar acerca de las mujeres y, por tanto, a escribir sobre ellas.

Más allá de tomar a la mujer como objeto de deseo o como figura de la maternidad (que suele ser lo habitual, desgraciadamente), Cărtărescu habla de ella como persona, como ser humano mortal, y para ello nos ofrece esta colección de narraciones en las que aparecen un sinfín de mujeres que, a veces, como personajes principales; a veces, como secundarios; y, a veces, como presencia no del todo "presente", se muestran como son: como cualquier otro ser humano, imposible de ser catalogado y reducido únicamente según su género.

Más allá de esta reflexión (y de esa no-del-todo-verdadera-ni-del-todo-falsa-autobiografía), el autor nos ofrece una serie de textos en los que vuelve a dar muestra de su trabajado estilo y de su envolvente prosa, al tiempo que muestra una refinada ironía con la que aprovecha para no tomarse a sí mismo demasiado en serio.

La única pega que podría ponerle a esta obra es que, por una parte, como ocurre en cualquier otra compilación de textos, no siempre resultan ser todos de la misma calidad (o, al menos, no todos terminan por parecernos igual de interesantes); y, por otra parte, la edición de este libro que ha llegado a mis manos es una edición ilustrada y las ilustraciones en cuestión dejan muchísimo que desear, lo que hace que el lector no sólo frunza el ceño cada vez que termina de leer un relato y se encuentra con una página ilustrada, sino que además le hace preguntarse qué pintan ahí esas ilustraciones y lo distraen de lo que realmente importa: leer los textos.

Más de Mircea Cartarescu en ULAD: Aquí

lunes, 16 de septiembre de 2013

Junot Díaz: Así es como la pierdes

Idioma original: inglés
Título original: This is How You Lose Her
Año de publicación: 2013
Traducción: Achy Obejas
Valoración: imprescindible

Ojo:

Y te hablaría sobre el tráfico: la historia automovilística entera de la segunda mitad del siglo veinte en un enjambre cubriendo cada pulgada de suelo llano, una cosmología de cacharros, motocicletas abolladas, camiones abollados, guaguas abolladas, y un sinnúmero de talleres para arreglarlos, en los que el mecánico es cualquier comemierda con un alicate en la mano.

Apenas unas cuantas páginas empezado el libro ya nos encontramos con párrafos como éste: pura orfebrería capaz de definir una ciudad en apenas unas decenas de palabras. Y aunque Así es como la pierdes no es un libro proclive a las descripciones en profundidad ni a extenderse en detalles, resulta ser definitorio de la eficacia, o capacidad, inabarcable de Díaz. Que parece que se lo pase mejor describiendo curvas vertiginosas de mujeres caribeñas, que son las protagonistas corales de las historias de esta exuberante colección de relatos, todos ellos basados en un modo u otro en las diversas situaciones por las que hace pasar a Yunior. Alter-ego ya presente en los dos brillantes precedentes de esta colección. Curvas que se mueven en todas direcciones, curvas por las que nos conducen a los impávidos lectores, que, una vez, van tres ya, parecemos pasear por esas calles de suburbios de Newark, mirar a través de escaparates de peluquerías, de tiendas de ultramarinos, de ventanillas de autobuses que llevan y traen a sus personajes a turnos de noche en fábricas de mala muerte. Y para el lector (o al menos para este lector) la sensación de frescura, de cercanía, de conocer a diez o doce personajes parecidos a ésos: tipos jóvenes tan cerca del abrazo como de liar la camorra; tipos maduros con pinta de no haber roto un plato y que tienen familias en cada ciudad que han habitado. La mayoría de ellos con un elemento común: ir tras esas mujeres que pueblan esas páginas. Imposible pasear por estas páginas y no encontrárselas. Aunque entre tanto festín para los sentidos, curioso que lo que toma cuerpo, la trama que subyace y que cohesiona algunos de los cuentos resulte ser amarga: en lo que parece ser una especie de crónica autobiográfica, Yunior presencia y testifica la agonía de su hermano enfermo. La injusta decadencia de un cuerpo joven azotado por la enfermedad. Esa circunstancia, junto a algunas otras, hacen que Así es como la pierdes traspase la barrera de la recopilación de relatos y acceda a esa mayoría de edad que representa ser algo así como una novela defragmentada. Paulatina esa sensación y paulatino el viraje del tono, un gran mérito de Junot Díaz teñir de aparente frivolidad lo que es una crónica social de gran calado. Espléndido en su conjunto y en sus partes: extraordinario y crepuscular su colofón Guía de amor para infieles, pero destacable cualquiera de ellos. Un serio contendiente a libro del año.

Y un pequeño aviso a los de Random House Mondadori: no creo que a un autor como Díaz le haga falta este recurso de homogeneizar la estética de las portadas de sus libros. A mí me parece la mar de bien que quieran que sus libros sean distinguibles, pero me parece más propio de otro tipo de autores asociados a otro tipo de libros. Ni le hace falta ni veo que le aporte nada, diría que incluso aporta un mensaje equívoco, una degradación banal, cuando esta es literatura con mayúsculas. Literatura moderna adaptada en forma y fondo a un mundo cambiante, un mundo condicionado por los flujos migratorios obligados por los motivos económicos: un mundo donde el ghetto, el suburbio, acaba convirtiéndose en el centro.

También de Junot Díaz en UnLibroAlDía: Los BoysLa maravillosa vida breve de Óscar Wao, en doble reseña (tenemos esas cosas)

domingo, 15 de septiembre de 2013

Colaboración: El rapto de Britney Spears de Jean Rolin

Idioma original: francés
Título original: Le ravessiment de Britney Spears 
 Año de publicación: 2011
Valoración: Recomendable

Mientras uno lo lee, hay un runrún que no cesa. El porqué. Saber el motivo.

Resulta que un tipo visita Los Ángeles, California, para dar con Britney Spears. Y nos lo cuenta, a toro pasado, desde un punto remoto, Murghab, en el lejano Tayikistán, cerca de la frontera afgana. Tan lejos, tan cerca. Del lujo a la miseria, del desierto a la opulencia, del clima de los famosos al frío de los corazones guerreros. El único denominador común, el de cualquier hijo de vecino, como el de un libro, principio y fin.

En un lado del hemisferio cazan los muy protegidos leopardos de las nieves por deporte, para matar el aburrimiento, en el otro persiguen famosos para la foto de la modelo sin bragas que dará la vuelta al mundo. Dos cacerías, dos maneras de acabar con el tedio, con la vida gris de supermercado, con el calendario sin mañana. Con el vacío de unas vidas sin demasiado sentido. En un lugar, delincuencia y derroche conviven en la misma esquina, en el otro, la vida no vale nada, en cualquier momento uno se la arrebata a otro como quien roba una cartera.

¿Entonces? Rolin va tejiendo un nexo entre los dos extremos cuando explica sus andanzas angelinas a Shotemur, un compañero en su exilio tayiko. Cuando los terroristas afganos no amenazan sus vidas, él relata las persecuciones vividas tras Britney Spears o Lindsay Lohan, de Sunset a Calabasas, sus momentos con los paparazzis de turno, el desfile de cuerpos frágiles, los escándalos que dan de comer a todo el mundo por ese pacto no escrito entre profesionales del “yo te doy noticia” y “yo te tomo un trozo de vida”. Los momentos íntimos entre cazador y presa que dan pie a un tierno síndrome de Estocolmo. La vida puede ser desdichada en una cualquier parte del globo, al pairo de la violencia ciega o en la soledad y el frío que espera en la cima, da igual si visten turbante o shorts ceñidos, tanto da si se habla de oro o arena, al final, alguien espera en la esquina para hablar de tratos y condenas.

¿Entonces? Es probable que algún día un grupo terrorista con ganas de notoriedad secuestre a una estrella de Hollywood, es probable que los medios se vuelvan locos con la sobredosis de audiencias que van a proporcionarles ese momento único de tensión mediática. Nos pasaremos el tiempo pegados al televisor, al ordenador, a la radio, escuchando testimonios, especulando con el vecino, esperando el trágico desenlace o la feliz liberación.

Entretanto, leamos que siempre es preferible.

Firmado: Tuli Márquez

sábado, 14 de septiembre de 2013

Gregor von Rezzori: Memorias de un antisemita

Idioma original: alemán
Título original: Memoiren eines Antisemiten
Fecha de publicación: 1979
Valoración: Muy recomendable

Que el verano se nos va, señores y señoras, y aquí estamos de nuevo, en una brumosa ciudad del norte de España añorando ya el caos mediterráneo de la impagable Malta. Snifff... Pero dejémonos de cursilerías y al grano, que aquí hemos venido a reseñar. Hoy toca el segundo libro de la trilogía de Gregor von Rezzori "Memorias de un antisemita" que se titula, precisamente, Memorias de un antisemita.

Para los que no lo recuerden, Yemila reseñó por aquí hace unos meses el primer libro, Un armiño en Chernopol, y como mi compañera no ha vuelto desde entonces a la obra de Rezzori, me quedo yo con su segunda parte, hale...

Obviamente, yo también he leído Un armiño en Chernopol, y he de confesar que cuando comencé Memorias de un antisemita me lié un poco: ¿quién era el narrador que ya, desde las primeras líneas, volvía a enredarme en historias familiares y amorosas repletas de citas y reflexiones sobre etnias y pueblos europeos? ¿El burguesito avispado de Un armiño en Chernopol, el auténtico von Rezzori, o acaso un tercer pesonaje? Vaya Cristo...

Sin embargo, me contuve y en vez de lanzarme a bucear en La Red en busca de confusos como yo (pasaba de comentarlo con conocidos que habían leído el libro, me daba cierto apuro), me dije: "Ian, chaval, léete el libro y luego cotillea". Y así hice. Y me alegro, porque tras leerlo, he visto que no soy el único que no tiene muy claro quién le "habla" desde las páginas de esta obra. Pero lo que sí puedo decir es que me ha encantado...

Me ha encantado conocer la historia de un tipo centroeuropeo con ínfulas de artista que en el escenario de los años 30 del siglo pasado, narra sus idas y venidas profesionales y amorosas mientras el mundo que le rodea sufre duras convulsiones. Los judíos comienzan a ser vistos como codiciosas y molestas alimañas extranjeras, y el narrador, cuyo flagrante antisemitismo es más por herencia que por convicción, sufre sobremanera cuando se encapricha de mujeres hebreas o se echa coleguitas de la misma y odiada raza.

Como ya dijo Yemila en la reseña de Un armiño en Chernopol, von Rezzori, pese a ser un hombre del siglo XX, escribe como un decimonónico, y a mí no me molesta en absoluto: me gusta. La calidad literaria de su obra es muy alta, señores y señoras, y las criaturas, los datos históricos y las reflexiones que regala a los lectores, muy interesantes. Eso sí, uno puede llegar a marearse de la cantidad de nombres de regiones, pueblos y razas que a menudo cita el autor para explicar odios, enemistades, fundiciones y refundiciones varios acaecidos en el corazón de Europa durante siglos, pero degustándolo poco a poco, Memorias de un antisemita resulta un libro fascinante.

Me gusta, sobre todo, cómo el autor cuenta el affaire de su ¿alter ego? con una madura tendera judía. Dios, cómo describe a esa mujer morena y orgullosa que se sitúa en las antípodas del ideal femenino que busca su amante... Y qué bien explica el conflicto que se da en el interior del joven, ya que tiene asumido que no puede enamorarse de una hebrea... Algo parecido le sucede con otra amante judía, ésta más joven y rebelde, y cuando entran en juego amigos o conocidos defensores de lo ario, los diálogos y las situaciones que teje von Rezzori son inolvidables.

En resumen: un libro muy recomendable. No sólo por ser un digno friso histórico de una época llena de pasiones y claroscuros, sino porque su escritor, Gregor von Rezzori, es uno de esos artesanos de la palabra que tanto se echan de menos en la actualidad.

También de Gregor von Rezzori en ULADUn armiño en ChernopolMemorias de un antisemita

viernes, 13 de septiembre de 2013

Ana María Matute: Fiesta al Noroeste

Idioma original: español
Año de publicación: 1953
Valoración: recomendable

Esta es una novela de otros tiempos, una novela que ahora mismo sería difícil que fuera escrito, no ya por su propia autora, que se ha adentrado felizmente en otros caminos, sino por casi cualquier narrador español actual. Es, por decirlo así, una obra muy de su momento, en los años más crudos del Franquismo y con una España paralizada, caciquil, inculta, misérrima; en los años, también, del neorrealismo italiano en el cine y del realismo social en la novela española.

La acción se sitúa en Artámila Baja, un ficticio pueblo castellano en el que por no haber no hay ni iglesia y que vive dominado por el cacique Juan Medinao, un hombre avaro, deforme y acomplejado. A él llega, o mejor dicho vuelve, para su desgracia, Dingo, el titiritero, después de atropellar accidentalmente a un niño a la entrada del pueblo, y su llegada despierta en Juan Medinao los recuerdos de la infancia que compartieron, de su relación tormentosa con su padre o de la existencia de su hermano bastardo, Pablo Zácaro. La novela es por lo tanto el repaso torturado de la vida de Juan Medinao (Juan Niño) hasta el momento en que vuelve a cruzarse con la de Dingo.

Dos rasgos caracterizan la técnica empleada por Ana María Matute en esta novela: el realismo social en la construcción del mundo y de la trama, y el lirismo expresionista en el estilo. No faltan, efectivamente, los detalles grotescos o tremendistas (la novela se abre con el atropello del niño y se cierra con su funeral), ni la descripción explícita de la situación de extrema pobreza y explotación en que viven los jornaleros de Artámila, pero Ana María Matute no se limita a constatar objetiva y externamente esta realidad, como hace, por ejemplo, el narrador de El Jarama (1955): penetra en los personajes, en sus recuerdos y en sus sentimientos, y los describe con un estilo metafórico, elíptico, cargado de poesía y de subjetividad.

En este caso no hay traductor que se pueda mencionar, pero sí editor en el caso de la versión de Cátedra, que es la que manejo; y tengo que decir que, cosa rara en una edición de Cátedra, no me ha gustado demasiado, en especial el trabajo de anotación, arbitrario y poco útil: ¿de qué me sirve que anote que "oye" es una exclamación muy usada en le lenguaje oral, o cuál es la etimología de la palabra "huelga"? Por otro lado, introducir una nota diciendo que "de todas las ediciones de Fiesta al Noroeste esta es la más completa y segura", y que en la primera página haya ya una errata... en fin, queda feo.


También de Ana María Matute en ULAD: Primera memoria, Olvidado rey GudúLa torre vigíaLos niños tontosOlvidado rey Gudú (contrarreseña)

jueves, 12 de septiembre de 2013

David Mitchell: El atlas de las nubes

Idioma original: inglés
Año de publicación: 2004
Título original: Cloud Atlas
Valoración: muy recomendable


El atlas de las nubes es una pieza que el joven músico R. Frobisher compone durante su estancia en casa del gran compositor inglés Vyvyan Ayrs, al tiempo que ayuda a éste a componer una nueva obra, se acuesta con su mujer y se siente atraído por su hija. Todo esto (sus historias con estos tres personajes, su experiencia como discípulo de Ayrs, su trabajo...) se lo cuenta por carta a su amigo Sixmith, quien, en el futuro, conocerá a Luisa Rey (una joven periodista que malgasta su talento en una revista de cotilleos) y le confiará una información capaz de hundir una de las más importantes empresas del país. Sin embargo, la historia de Luisa y Sixmith es tan sólo una parte de un manuscrito que ha llegado a manos de T. Cavendish, un editor que de repente se encuentra atrapado en un asilo para ancianos y quien, a su vez, es el protagonista de una película que ve la androide Sonmi en un futuro quizá no tan lejano como parece.

Estos personajes (amén de otros igual de importantes y cuyas historias y relaciones con éstos serían demasiado largas de contar) protagonizan, a su vez, El atlas de las nubes, novela escrita por David Mitchell (a quien, teniendo en cuenta el tipo de libros que escribe, parecen gustarle los puzzles) y que hace no mucho ha sido llevada al cine.

Seis historias relacionadas entre sí componen esta novela, en la que el autor reflexiona sobre el ansia de poder y del uso del miedo para controlar la vida de los demás. Así mismo, nos habla de lo que puede hacer cada uno para hacer del mundo que le rodea un sitio mejor y nos ofrece su visión particular de la existencia, en la que todo está conectado y en la que ser conscientes de tal conexión es la clave para poder hacer algo que merezca la pena.

O tal vez no. Tal vez, como dice uno de los personajes, todo es mentira. Todo es un simple juego (muy bien escrito y organizado por el autor) y cada uno de nosotros tiene que jugar siguiendo unas reglas (o no), y cuanto antes se dé cuenta de que nada es real, de que nada importa realmente, antes podrá ser dueño de su destino y disfrutar del mismo.

En cualquier caso, las conclusiones al respecto quedan en las manos del lector. Como también depende de él disfrutar o no de este libro, que no es sino un excelente compendio de diferentes géneros (novela epistolar, de aventuras, thriller, ciencia-ficción...) en el que Mitchell vuelve a demostrar que domina como nadie la creación de personajes y que entretendrá y enganchará a cualquiera que se decida a leerlo.


También de David Mitchell en ULAD: Escritos fantasma, Black Swan Green

miércoles, 11 de septiembre de 2013

George Orwell: Homenaje a Cataluña

Idioma original: inglés
Año de publicación: 1938
Título original: Homage to Catalonia
Traducción: Carlos Pujol
Valoración: muy recomendable

1984. Ese es el título que acude a la memoria del lector cuando se menciona a George Orwell. Algo a camino entre la ciencia ficción y la denuncia social. Pero Orwell, cuya corta vida fue intensa y profusa en compromiso personal, fue miembro de las Brigadas Internacionales que lucharon contra la sublevación franquista. Lo fue en primera línea y ésta es la narración de su experiencia. Una narración que cierra antes de conocer el triste desenlace del conflicto. Una narración que se inicia con un tono teñido de una triste ironía, unas primeras páginas que serían un alegato contra la guerra, pero que son un testimonio que deja bien a las claras lo poco que puede hacerse cuando son los militares los que deciden pasarse por el forro la confianza que se deposita en ellos, y giran las armas hacia su pueblo. Las descripciones de los paisajes del frente, de las tropas ajadas por el hambre y entumecidas por el frío, la repetición de la palabra andrajosos para referirse a un ejército, el republicano, precario, mal preparado y peor equipado. Gracias a las palabras de Orwell estamos sentados ahí, en una piedra en un promontorio cercano, como un observatorio desde el que contemplar el desastre que se avecina.
Aqui Orwell habla de ideología y de política, claro, pero este libro no es un panfleto. Habla de pueblos en ruinas, de piojos y ratas, de escasez, de fango cubierto de inmundicia. Habla en primera persona, sin recrearse en sufrimiento ni en otras sensaciones que no sean el absurdo, como mucho la angustia de la espera y de la incerteza.
Ahora bien, aclarar que, a pesar de su título, este no es en absoluto un panegírico hacia Catalunya. Lo más cercano es la observación de cómo la primera réplica contra el alzamiento fascista fue una especie de reacción revolucionaria que no se dio en otros lugares. Y, al regreso del frente, como los conflictos dentro del bando republicano minan su capacidad de respuesta a la sublevación, hasta un extremo incomprensible: las discrepancias entre comunistas, anarquistas y trotskistas llevan a una división que a la postre sería un excelente caldo de cultivo para la victoria del bando contrario . Lo cual crispa al Orwell persona, al Orwell militante que ve los ideales por los que ha acudido desmoronarse. La guerra o la revolución. Pero quien quiera encontrar aquí artefacto propagandístico o relleno panfletario, no lo hallará. Es un relato de vida en duras condiciones y de coherencia en lo personal. Orwell insiste en el sentido de la muerte por los ideales como contraposición a la muerta absurda y futil. Contenido político, claro, pero por encima de todo literatura, excelente literatura, rica, evocadora.
Así que Orwell no era sólo un escritor que imaginaba mundos alternativos, sino que sabía ser magistral en la descripción de su entorno. Un inglés para describir mejor que nadie un episodio patético cuyas consecuencias el estado español aún no ha digerido. Una crónica, aún inconclusa, de por qué, más veces de las que deberían, los malos acaban ganando. Un detallado paseo por el frente, que debe su título no a una soflama encendida sino a una comedida declaración de respeto.

También de Orwell en UnLibroAlDía1984El camino de Wigan PierRebelión en la granja

martes, 10 de septiembre de 2013

Arthur C. Clarke: En las profundidades

Idioma original: inglés
Título original: The Deep Range
Fecha de publicación: 1957
Valoración: se deja leer

Ya se sabe que Arthur C. Clarke, autor de 2001: Una odisea del espacio, es todo un clásico de la ciencia ficción. Yo lo conocí del mismo extraño modo que a Borges, a través de un relato recogido en El retorno de los brujos, de Pauwels y Bergier (como conté aquí). Por eso mismo tenía ganas acumuladas de hincarle el diente a algo suyo desde haycía tiempo. Lamentablemente, creo que no he elegido muy bien.

En las profundidades se sitúa en un siglo XXI que parecía muy lejano en los años 50 en que se escribió. La tecnología ha avanzado, desde luego, como corresponde al género, pero sobre todo en dos ámbitos: viajes espaciales y explotación intensiva de todos los recursos naturales del planeta. Se narra la historia de un astronauta que, tras sufrir un accidente en el espacio, debe cambiar de vida para adaptarse a la nueva misión que le asigna el Estado Científico Mundial: pastor ballenero.

Ese es en realidad, por extraño que parezca, el meollo del libro: las ballenas. En el futuro imaginado por Clarke, las ballenas han sido prácticamente domesticadas como fuente alimenticia. Sus migraciones son controladas por gigantescas barreras de sonido en el mar y una nutrida flota de pastores balleneros las sigue de cerca montados en minisubmarinos. Esto estaría muy bien y daría un toque curioso a la novela si se limitara a ser parte del paisaje. Sin embargo, a medida que lees te vas dando cuenta de que en realidad es justo lo que Clarke quería contar. Es decir, al margen de las implicaciones prácticas y morales del pastoreo de ballenas, se encuentra más bien poca materia novelesca. Los personajes no son creíbles por planos, y la evolución (más bien mínima) del protagonista es del todo predecible.

Aún así, el libro no deja de tener sus virtudes. Siempre hace gracia comprobar cómo imaginaban el futuro en los 50. Mucha valla supersónica bajo el mar pero poco Internet, claro. También es curioso contemplar la fe que derrocha Clarke en las posibilidades que la tecnología ha de brindar al ser humano para vivir en paz con su entorno. Cuánta inocencia.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Martin Amis: La casa de los encuentros

Idioma original: inglés
Título original: House of meetings
Año de publicación: 2006
Valoración: Muy recomendable

Así, poco a poco, sin darnos cuenta, resulta que Martin Amis se va convirtiendo en uno de esos autores totem de este blog: con este ya son seis los libros que hemos reseñado de este autor británico, uno de los más relevantes y polémicos de su generación. Los anteriores fueron Dinero, La flecha del tiempoEl libro de RachelEl segundo avión y Campos de Londres, con valoraciones en general positivas que van del "está bien" al "Muy recomendable". Ningún "Imprescindible", per una media bastante alta en cualquier caso.

La casa de los encuentros, escrita durante un exilio voluntario de tres años a Uruguay, se trata de una novela dura, oscura, cruel; pero no una crueldad juguetona o provocadora como la de American Psycho o las películas de Tarantino, sino una crueldad profunda, implacable y misantrópica (también misogínica, pero solo porque las mujeres forman parte del género humano). No hay resquicios para la piedad, para el amor o para la esperanza: si los personajes protagonistas representan hasta cierto punto a todo los mortales, entonces según Martin Amis estamos destinados a la soledad, la incomprensión y la derrota (una impresión semejante dejaba, también, Campos de Londres).

La casa de los encuentros es la historia de un triángulo amoroso con el trasfondo terrible de la URSS Stalinista: dos hermanos, el narrador y su hermano pequeño Lev, comparten una fascinación fatífica y paralela por una misma mujer, la seductora Zoya, que parece arrastrar su propia maldición a cuestas. Será Lev quien consiga finalmente casarse con ella, y será por tanto a Lev a quien Zoya visite en la sórdida "casa de los encuentros", construida junto al campo de internamiento al que los hermanos son condenados como traidores al comunismo. Algo sucederá en esa noche de reencuentro amoroso entre Lev y su mujer, que marcará el futuro de los tres personajes irremediablemente.

Y sin embargo, es aquí donde flojea un tanto la novela: la trama romántica palidece en comparación con la reconstrucción histórica sobre la que se asienta, y la revelación final sobre lo que sucedió en la "fatídica noche", como tantas veces sucede, no está a la altura de las expectativas creadas en las cien páginas precedentes. Si el narrador (el novelista) hubiera contado lo que sucedió esa noche cien páginas antes, sin darle tanta relevancia, el conjunto quizás habría quedado más equilibrado.

Porque en los demás aspectos, esta es sin duda una novela brillante: la reconstrucción de las condiciones de vida del gulag (esta es sin duda una novela bien documentada) y el modo en que los personajes las encaran, unidos al impactante estilo directo e imaginativo de Amis, construyen un texto que resulta difícil dejar de ler. Un texto duro, oscuro y cruel, como decía antes, pero también brillante en su estilo y consistente en su reconstrucción de una época y unas circunstancias terribles.

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