Idioma original: inglés
Título original: Orlando. A Biography
Año de publicación: 1928
Valoración: Muy recomendable
Aunque escrita por la misma autora de La señora Dalloway, Orlando es una novela muy distinta de aquella, pero igualmente admirable. Aquella es una obra densa, poética, estilísticamente trabajada, trágica y llena de contrastes; ésta, en cambio, es mucho más ligera y accesible, irónica, también con momentos poéticos y pero sobre todo con mucho sentido del humor. Está considerada como una de las obras más accesibles de Woolf (y una de las mejores, también), lo cual no quiere decir que sea una lectura fácil -comparado, quiero decir, con una novela policiaca o de Dan Brown...
Orlando es una biografía ficticia (¡y tan ficticia!) de un caballero, el que da el título a la obra, que nace en el siglo XVI, durante el reinado de Isabel I de Inglaterra, y vive al menos hasta el primer tercio del siglo XX (la acción de la novela termina en el momento presente, en 1928, su fecha de redacción). Durante este tiempo, Orlando vive una apasionada historia de amor con una mujer rusa llamada Sasha -sin duda, los capítulos más bonitos del libro-, escribe un larguísimo poema, acepta un cargo como embajador en Constantinopla, cambia de sexo sin motivo aparente, vive un tiempo con unos gitanos, vuelve a Londres ya como mujer, se casa con un marino y conoce a algunas de las más destacadas personalidades literarias de la época -de todas las épocas en que vive.
El estilo con el que está escrita esta novela es bastante distinto al lirismo intrincado y sinuoso de La señora Dalloway, lo que no quiere decir que sea descuidado ni mucho menos: es mucho más directo, y está lleno de pequeñas ironías e ingeniosidades sutiles. Es indudable que Virginia Woolf se lo tuvo que pasar muy bien escribiendo esta novela. Por otra parte, son relativamente abundantes las menciones al propio proceso de escritura y redacción de la novela, lo que aumenta la sensación de distancia estética e irónica con respecto a la historia.
Aunque no haga falta saberlo para disfrutarla, Orlando es en realidad una "novela en clave" o roman à clef: Orlando es en realidad un trasunto de Vita Sackville-West (escritora y amante durante unos años de la propia Virginia Woolf); la hermosa Sasha es Violet Trefusis, amante a su vez de Vita Sackville; Marmaduke Bonthorp Shelmerdine es Harold Nicholson, el marido de Vita, quien conocía sus affairs con mujeres, los aceptaba y a su vez tenía sus propios amantes masculinos (a pesar de lo cual eran un matrimonio de lo más unido y feliz), etc. Seguro que los conocidos de Woolf disfrutaron muchísimo intentando poner nombre a todos los personajes de la novela; el lector actual, que no tiene por qué conocerlos, la disfrutará igualmente, como una obra maestra de imaginación y libertad creativa.
También de Virginia Woolf en ULAD: La mujer ante el espejo, Flush, Una habitación propia, La señora Dalloway
Páginas
▼
martes, 31 de agosto de 2010
lunes, 30 de agosto de 2010
José Manuel Caballero Bonald: Dos días de septiembre
Idioma original: castellano
Año de publicación: 1962
Valoración: Recomendable
Año de publicación: 1962
Valoración: Recomendable
Leyendo Dos días de septiembre viajamos en el túnel del tiempo hasta el Jerez de 1960, dónde encontraremos unas clases sociales muy marcadas: ricos muy ricos, pobres míseros y una clase media a la que cuesta mucho liberarse de penalidades y cuya dependencia de los caprichos y ocurrencias de los caciques es evidente. A pesar del tiempo transcurrido, todavía planea el fantasma de la guerra civil y, sin embargo, muchos de sus planteamientos todavía siguen siendo actualidad: la dependencia económica femenina, los abusos de poder de los de arriba o la apatía que produce la falta de horizontes. Se diría que estamos leyendo una versión andaluza de Los lunes al sol, convertida en novela y con un telón de fondo muy antiguo.
Esta sensación tan cinematográfica se refuerza por el uso de un vocabulario muy preciso, con términos visuales y coloristas que aluden a objetos y utensilios de la tierra, a la vendimia y otras costumbres, también a unos diálogos muy vivos en el castellano coloquial de siempre que no hacen suponer que haya pasado medio siglo.
El argumento me atrapó desde un principio, probablemente porque tiene una estructura muy trabajada que termina envolviendo al lector. Primero se enfoca el escenario de cerca presentando personajes y situaciones sin conexión aparente para ampliar el campo de forma progresiva, mostrando vínculos, circunstancias personales o hechos del pasado que han marcado las forma de ser de cada uno. Para hacernos sentir cómplices de lo que allí ocurre, en lugar de darlo todo hecho, obliga a elaborar el conjunto a partir de los datos que aporta y a relacionarlos unos con otros a medida que vamos leyendo.
Esta sensación tan cinematográfica se refuerza por el uso de un vocabulario muy preciso, con términos visuales y coloristas que aluden a objetos y utensilios de la tierra, a la vendimia y otras costumbres, también a unos diálogos muy vivos en el castellano coloquial de siempre que no hacen suponer que haya pasado medio siglo.
El argumento me atrapó desde un principio, probablemente porque tiene una estructura muy trabajada que termina envolviendo al lector. Primero se enfoca el escenario de cerca presentando personajes y situaciones sin conexión aparente para ampliar el campo de forma progresiva, mostrando vínculos, circunstancias personales o hechos del pasado que han marcado las forma de ser de cada uno. Para hacernos sentir cómplices de lo que allí ocurre, en lugar de darlo todo hecho, obliga a elaborar el conjunto a partir de los datos que aporta y a relacionarlos unos con otros a medida que vamos leyendo.
Podría considerarse una novela coral. Aunque en la segunda mitad profundiza más en algunos personajes, no puede decirse que haya un protagonista. Si alguno destaca es Miguel Gamero, a través de él el lector recibe el empuje emotivo que termina de ligarle a la historia.
A excepción del incidente central, apenas pasa nada. Lo que importa no es la acción sino la situación. Se refleja la vida cotidiana del pueblo, amores y odios, costumbres, la presencia constante del vino, las relaciones jerárquicas. Se describe más que se narra. Descripciones y diálogos son, pues, los dos pilares que sostienen toda la narración. Es éste el retrato de una época que, como toda obra maestra que se precie, trasciende el momento concreto para abordar conflictos humanos.
La novela volvió a ser noticia cuando se reeditó, hace algunos años. En esta entrevista de 2008 podéis leer lo que piensa el autor de su obra tanto tiempo después de haberla escrito.
Otras obras de José Manuel Caballero Bonald en ULAD: Ágata ojo de gato
domingo, 29 de agosto de 2010
Henry Miller: Trópico de Cáncer
Título original: Tropic of Cancer
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1934 (en París; en EEUU, en 1961)
Valoración: Muy recomendable
Si hubiera perdido definitivamente todo el respeto por el arte de reseñar libros, me habría atrevido a escribir este post utlizando una técnica nueva llamada "reseña estilo Muchachada Nui". Bueno, más concretamente, estilo sección "Celebrities" de Muchachada Nui.
Para quién no lo sepa, Muchachada Nui es un programa conformado a base de sketches en el que un grupo de comediantes gamberros ha sentado cátedra en España con un sentido del humor descacharrante y absurdo rozando el surrealismo, que se ama o se odia. Y resulta que los mozos tienen en su programa una sección llamada "Celebrities" en la que se encargan de parodiar atroz y eficazmente a famosos de todo tipo mediante locos-locos-locos testimonios en primera persona hablando de uno mismo en plan despelleje inclemente.
Y bueno, pues me hubiera apetecido hacer una "celebrity" de Henry Miller, el escritor estadounidense que armó la marimorena allá por 1930 y pico con la publicación de Trópico de Cáncer (la censura retrasó su publicación en los USA hasta los 60), un punto de inflexión en la historia de la literatura debido a su iconoclasta planteamiento. Narrada en primera persona, la novela contiene las aventuras y desventuras de un escritor de Estados Unidos en París que trata de entregarse a su pasión malviviendo de oficios varios (desde periodista a profesor de inglés), rodeado de una peculiar horda de amigos de todas las clases y condiciones, y de prostitutas, de muchas pero que de muchas muchas prostitutas.
Son quince episodios cronológicamente presentados, con un estilo literario escalofriantemente visceral, poético y apestoso, sideral y pútrido, lúcido e inclemente con los amantes de la vida ordenada, perfumada y serena. Y en cuanto a las escenas de sexo y al papel de la mujer en estas hojas malditas..., mon Dieu! Si hace poco discutíamos si la mujer es o no tratada frecuentemente en el mundo de la cultura como un objeto/herramienta sexual, las feministas más radicales hubieran quemado en la hoguera al señor Miller, el cual, fíjate tú, fue amante de la rara avis de Anaïs Nin. Es que en esta su obra cumbre, Miller habla de las féminas como si fueran cosas deseables y tentadoras pero también desechables y cargantes y tontainas...
Vamos, que entiendo que le acusaran de pornógrafo y golferas a base de tanta ladilla y seno al aire que se permitió el hombre. Lo entiendo teniendo en cuenta la doble moral reinante en la época (bueno, y aún ahora, ¿no?), una lástima, porque se pasó por alto que el libro entronca con el existencialismo más dirty y con las grandes tragedias del ser humano con chicha mental: la desorientación vital, la búsqueda desesperada de la autorrealización personal, la decepción constante al comprobar que la mayoría de los sueños sueños son...
Y eso, que me hubiera hecho gracia mostrar aquí el guión para la celebrity de Henry Miller, hablando de sus cositas con acento maño, narrando sus locas aventuras de juventud en los peores burdeles de Pigalle y describiendo sin piedad a sus amigos de pesadilla. Una caricatura del monstruo de los Trópicos, repantingado en un sofá cutrefacto, en pantuflas de jubilado. Qué cosas se me ocurren...
PD: Habemus peli.
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1934 (en París; en EEUU, en 1961)
Valoración: Muy recomendable
Si hubiera perdido definitivamente todo el respeto por el arte de reseñar libros, me habría atrevido a escribir este post utlizando una técnica nueva llamada "reseña estilo Muchachada Nui". Bueno, más concretamente, estilo sección "Celebrities" de Muchachada Nui.
Para quién no lo sepa, Muchachada Nui es un programa conformado a base de sketches en el que un grupo de comediantes gamberros ha sentado cátedra en España con un sentido del humor descacharrante y absurdo rozando el surrealismo, que se ama o se odia. Y resulta que los mozos tienen en su programa una sección llamada "Celebrities" en la que se encargan de parodiar atroz y eficazmente a famosos de todo tipo mediante locos-locos-locos testimonios en primera persona hablando de uno mismo en plan despelleje inclemente.
Y bueno, pues me hubiera apetecido hacer una "celebrity" de Henry Miller, el escritor estadounidense que armó la marimorena allá por 1930 y pico con la publicación de Trópico de Cáncer (la censura retrasó su publicación en los USA hasta los 60), un punto de inflexión en la historia de la literatura debido a su iconoclasta planteamiento. Narrada en primera persona, la novela contiene las aventuras y desventuras de un escritor de Estados Unidos en París que trata de entregarse a su pasión malviviendo de oficios varios (desde periodista a profesor de inglés), rodeado de una peculiar horda de amigos de todas las clases y condiciones, y de prostitutas, de muchas pero que de muchas muchas prostitutas.
Son quince episodios cronológicamente presentados, con un estilo literario escalofriantemente visceral, poético y apestoso, sideral y pútrido, lúcido e inclemente con los amantes de la vida ordenada, perfumada y serena. Y en cuanto a las escenas de sexo y al papel de la mujer en estas hojas malditas..., mon Dieu! Si hace poco discutíamos si la mujer es o no tratada frecuentemente en el mundo de la cultura como un objeto/herramienta sexual, las feministas más radicales hubieran quemado en la hoguera al señor Miller, el cual, fíjate tú, fue amante de la rara avis de Anaïs Nin. Es que en esta su obra cumbre, Miller habla de las féminas como si fueran cosas deseables y tentadoras pero también desechables y cargantes y tontainas...
Vamos, que entiendo que le acusaran de pornógrafo y golferas a base de tanta ladilla y seno al aire que se permitió el hombre. Lo entiendo teniendo en cuenta la doble moral reinante en la época (bueno, y aún ahora, ¿no?), una lástima, porque se pasó por alto que el libro entronca con el existencialismo más dirty y con las grandes tragedias del ser humano con chicha mental: la desorientación vital, la búsqueda desesperada de la autorrealización personal, la decepción constante al comprobar que la mayoría de los sueños sueños son...
Y eso, que me hubiera hecho gracia mostrar aquí el guión para la celebrity de Henry Miller, hablando de sus cositas con acento maño, narrando sus locas aventuras de juventud en los peores burdeles de Pigalle y describiendo sin piedad a sus amigos de pesadilla. Una caricatura del monstruo de los Trópicos, repantingado en un sofá cutrefacto, en pantuflas de jubilado. Qué cosas se me ocurren...
PD: Habemus peli.
sábado, 28 de agosto de 2010
Miguel Ángel Buonarroti: Cartas y sonetos
Título original: Epistolario e sonetto
Idioma original: italiano
Fecha de publicación: 1623
Valoración: muy recomendable
De vez en cuando surge un personaje en la historia que nos atrae como un faro, y nos obliga a saber más de él, a querer comprender su vida, su obra, su visión. Indagamos y leemos biografías, buscamos las reproducciones de sus obras (si es un artista), y devoramos toda esa información que parece dotarles de tridimensionalidad. No podemos hablar con ellos y bombardearles a preguntas, pero algo es algo. Aunque no suficiente, porque siempre estaremos buscando más y más información sobre ellos, y nuestros amigos sabrán qué regalarnos y con lo que acertarán seguro. Lo bueno, que ciertos personajes son propensos a ser objeto de estudio una y otra vez, y que cada cierto tiempo alguien escribirá sobre ellos, o sacará un DVD o celebrará algún evento conmemorativo.
Y eso es lo que pasa con este ser que más que un faro fue para mí lo que me tiró del caballo camino a Damasco. Miguel Ángel Buonarroti, el genio. Visionario, renovador, potente, único. Destaca comoi mprescindible en cualquier rama artística, ya sea pintura, escultura o arquitectura. Y hete aquí que obsesionada con su obra, descubro este librito con sus sonetos y cartas. Perfecto! Se lee rapidísimo (sobretodo si estás casi en estado de éxtasis divino) y nos muestra otra faceta del genio. Dicen que su poesía destaca dentro del siglo XVI, y blablabla. Aparte de todo lo que se pueda explicar obre ella, al admirador del artista su poesía nos muestra otra de sus caras, igualmente íntima y con la misma terribilitá. Sonetos y más sonetos, sobre todo dedicados al Amor. El lector podrá apreciar otra faceta más en la que destaca sobremanera nuestro Miguel Ángel.
Y la segunda parte del libro corresponde a las cartas enviadas por Miguel Ángel a su padre, principalmente, al Papa Julio II (para el que trabajaba) y a otros amigos y artistas. Es curioso observar cómo este genio era también un ser de carne y hueso que tenía que lidiar con su padre, por culpa del calavera de su hermano, que gastaba todo el dinero que Miguel Ángel mandaba a su casa y no tenía ninguna ocupación, o cómo tenía que lidiar también con un Papa exigente que mermaba su libertad creadora. Nos muestran un punto de vista más real de su vida y a través de sus propias palabras, quejas, peticiones y agradecimientos. Unos documentos inestimables para conocerle y comprenderle mejor.
Idioma original: italiano
Fecha de publicación: 1623
Valoración: muy recomendable
De vez en cuando surge un personaje en la historia que nos atrae como un faro, y nos obliga a saber más de él, a querer comprender su vida, su obra, su visión. Indagamos y leemos biografías, buscamos las reproducciones de sus obras (si es un artista), y devoramos toda esa información que parece dotarles de tridimensionalidad. No podemos hablar con ellos y bombardearles a preguntas, pero algo es algo. Aunque no suficiente, porque siempre estaremos buscando más y más información sobre ellos, y nuestros amigos sabrán qué regalarnos y con lo que acertarán seguro. Lo bueno, que ciertos personajes son propensos a ser objeto de estudio una y otra vez, y que cada cierto tiempo alguien escribirá sobre ellos, o sacará un DVD o celebrará algún evento conmemorativo.
Y eso es lo que pasa con este ser que más que un faro fue para mí lo que me tiró del caballo camino a Damasco. Miguel Ángel Buonarroti, el genio. Visionario, renovador, potente, único. Destaca comoi mprescindible en cualquier rama artística, ya sea pintura, escultura o arquitectura. Y hete aquí que obsesionada con su obra, descubro este librito con sus sonetos y cartas. Perfecto! Se lee rapidísimo (sobretodo si estás casi en estado de éxtasis divino) y nos muestra otra faceta del genio. Dicen que su poesía destaca dentro del siglo XVI, y blablabla. Aparte de todo lo que se pueda explicar obre ella, al admirador del artista su poesía nos muestra otra de sus caras, igualmente íntima y con la misma terribilitá. Sonetos y más sonetos, sobre todo dedicados al Amor. El lector podrá apreciar otra faceta más en la que destaca sobremanera nuestro Miguel Ángel.
Y la segunda parte del libro corresponde a las cartas enviadas por Miguel Ángel a su padre, principalmente, al Papa Julio II (para el que trabajaba) y a otros amigos y artistas. Es curioso observar cómo este genio era también un ser de carne y hueso que tenía que lidiar con su padre, por culpa del calavera de su hermano, que gastaba todo el dinero que Miguel Ángel mandaba a su casa y no tenía ninguna ocupación, o cómo tenía que lidiar también con un Papa exigente que mermaba su libertad creadora. Nos muestran un punto de vista más real de su vida y a través de sus propias palabras, quejas, peticiones y agradecimientos. Unos documentos inestimables para conocerle y comprenderle mejor.
viernes, 27 de agosto de 2010
E. L. Doctorow: Homer y Langley
Idioma original: inglés
Título original: Homer & Langley
Año de publicación: 2009
Valoración: Recomendable
El 21 de marzo de 1947, varios agentes de la policía de Nueva York acudieron a la mansión Collyer, en Harlem (cuando éste era todavía un vecindario mayoritariamente blanco y selecto), pues los vecinos aseguraban que sus habitantes no habían dado señales de vida en mucho tiempo. Los agentes se vieron obligados a llamar a los bomberos, que, debido a la gran cantidad de basura que había en la mansión bloqueando la puerta y las ventanas, tuvieron que abrir un agujero en la azotea y acceder por él al interior. Después de seis horas y tras avanzar por intrincados pasadizos formados por pilas de periódicos que llegaban hasta el techo y montones de basura y objetos de lo más dispares (14 pianos de cola, máquinas de rayos X, miles de discos y libros, coches...), encontraron el cadaver de Homer Collyer sentado en una silla. 18 días después y tras retirar más de 130 toneladas de basura, encontraron el cadáver de Langley, su hermano, a pocos metros de distancia. Aparentemente, éste había muerto al caérsele encima una pila de periódicos cuando le llevaba la comida a Homer, que era ciego y paralítico y, según desveló la autopsia, murió de hambre y sed.
Enseguida se convirtieron en leyenda en todo el mundo (de hecho, hoy en día se habla del Síndrome de los hermanos Collyer tanto como del Síndrome de Diógenes y suelen ser citados como ejemplo del trastorno obsesivo-compulsivo), pero hacía décadas que eran más que conocidos en el barrio debido a sus excentricidades. Venían de una familia adinerada (nunca necesitaron trabajar para vivir), pero un día decidieron cerrar las puertas y ventanas de su mansión de cuatro plantas y olvidarse del mundo exterior. Y así, durante décadas, Langley se ocupó de cuidar a Homer y de almacenar más y más cosas, hasta que éstas lo mataron y condenaron a muerte a su hermano.
Doctorow no sólo nos cuenta la historia de estos personajes de leyenda, sino que la interpreta, intenta comprender qué hizo que, pudiendo tenerlo todo, decidieran convertir su hogar en un búnker y huir de lo que los rodeaba. Narrado de forma intimista y levemente ficcionado (recordemos que es una novela, no un reportaje periodístico), Homer y Langley nos ofrece una visión completa de la época y la sociedad en la que vivieron sus protagonistas, al tiempo que evita la ridiculización de los mismos y el juicio fácil de sus acciones. Es éste un libro más que interesante, en resumen, bien documentado y más que bien escrito, digno testimonio de sus protagonistas, que decidieron vivir al margen de la sociedad y asumir hasta el final las consecuencias de esta elección.
Otros libros de este autor en Un Libro Al Día: Billy Bathgate, Todo el tiempo del mundo, Cómo todo acabó y volvió a empezar,
La gran marcha
jueves, 26 de agosto de 2010
William Shakespeare: Romeo y Julieta
Idioma original: inglés
Título original: Romeo and Juliet
Año de publicación: 1597
Valoración: imprescindible
La trágica historia de la pareja de enamorados más famosa del mundo es por todos conocida (pese a todo, me esforzaré por no desvelar el archiconocido final). Sin embargo -y quizá me equivoque-, me parece que es una de esas grandes obras de la que la mayor parte de la gente ha leído apenas unos fragmentos. Se me antoja un poco como El Quijote, una obra que -lo confieso- en casa de mis padres sirvió durante mucho tiempo para calzar un armario. ("¡¡¡Buuuuh, buuuuuuuh!!!", me abuchean voces de fondo).
A mí la lectura de Romeo y Julieta me sorprendió gratamente, y voy a escribir esta reseña en función de mi experiencia como lectora contemporánea. Si queréis un análisis más erudito de la misma, estoy segura de que encontraréis numerosas fuentes en Internet que podrán saciar vuestra curiosidad mucho mejor de lo que lo haría la que escribe estas líneas.
Lo que sigue no es nada nuevo, pero Romeo y Julieta es una obra universal. Y es que trata un tema tan universal e intemporal como el amor: el que se profesan los protagonistas es el amor primero, ése que obnubila la mente y los sentidos y nos posee por completo, llevándonos a hacer caso omiso a los dictados de la razón. Ése que todos, o casi todos de nosotros, hemos sentido alguna vez.
Creo que hay que tener en mente todo esto para acercarse a esta tragedia de Shakespeare, cuya enredosa trama resultaría de otro modo totalmente inverosímil: a diferencia de cómo nos los pintan Leonardo DiCaprio y Claire Danes en la "moderna" versión cinematográfica de 1996, los jóvenes enamorados tienen apenas 14 años. De
ahí la efusividad de sus palabras y la impulsividad de sus actos que les conducirán, junto con las jugarretas del Destino, a tan trágico final.
Pero leer Romeo y Julieta es, sobre todo, deleitarse en el preciosismo de un lenguaje poético en mi opinión difícilmente igualable. Quien decida abordar la obra ha de olvidarse del lenguaje ordinario y dejarse envolver por uno que se regodea en sí mismo creando imágenes de embaucadora belleza.
Y esto lo dice una que leyó la obra a regañadientes convencida de que iba a ser "una cursilada" (a los 18 yo no estaba para tonterías). Sólo tuve que leerla para cambiar de opinión. Y vosotros, ¿qué opináis?
Por cierto: recomiendo fervientemente la versión cinematográfica de Franco Zefirelli (la fotografía es de una secuencia de la escena del balcón de dicha película).
También de William Shakespeare en ULAD: Otelo, Hamlet
También de William Shakespeare en ULAD: Otelo, Hamlet
miércoles, 25 de agosto de 2010
Ismaíl Kadaré: El cerco
Idioma original: albanés
Título original: Rrethimi
Año de publicación: 1970
Valoración: Muy recomendable
Con Ismail Kadare me pasa algo que casi me parece preocupante: todo lo que leo de él me gusta. Me encantó El Palacio de los Sueños, lo primero que leí de él, y que es una kafkiana alegoría sobre el poder y sus paranoias; Frías flores de marzo me pareció fascinante, por su mezcla de literatura de género y leyenda albanesa; El accidente, que en comparación con las otras es probablemente la más floja, sigue siendo sin embargo una indagación literaria y sentimental muy interesante; y El cerco, la última de sus novelas publicada en nuestro idioma, la he devorado en dos días y me ha dejado la sensación de una obra magnífica, que cumple a la perfección todo lo que se propone.
El cerco tiene una historia editorial interesante, que nos relata el traductor en el prólogo de la versión española: publicada por primera vez con el título de La fortaleza (aunque Kadare le había puesto el título de Los tambores de la lluvia), y mutilada por la censura, la novela fue reescrita por el autor en 1994, ya en el exilio, recuperando varias escenas eróticas y referencias religiosas que habían sido suprimidas en la versión censurada. Es esta nueva redacción de la obra la que recibe el título de El cerco, y la que se publica traducida al español (aunque existía una traducción española de la versión corta, publicada en 1974).
Desde el punto de vista narrativo, El cerco es probablemente la más sencilla de las novelas de Kadare (que yo he leído hasta ahora): narra el asedio de una fortaleza albanesa por parte de las tropas otomanas durante el reinado de Jorge Castriota-Scanderberg, principalmente desde el punto de vista de los invasores (el bajá, el intendente general, el arquitecto, el cronista, el poeta, las mujeres del harén del bajá), aunque con breves episodios que presentan la visión de los asediados. El desarrollo implacable y crudamente poético de la acción, y los continuos cambios de foco y de punto de vista hacen que la lectura sea especialmente agradable (aunque lo que se narra no siempre lo sea).
Resulta complicado hacer una interpretación política de esta novela (algo que es mucho más sencillo con El palacio de los sueños). De hecho, la exaltación de la defensa de los albaneses podría interpretarse como un canto nacionalista que la dictadura de Hoxha podría asumir sin problemas; aunque también se ha interpretado como un retrato de, precisamente, el aislacionismo y la autarquía de Albania durante la dictadura... En todo caso, Kadare ha repetido en varias ocasiones que él no es un disidente ni un militante político, sino solo un escritor en un régimen en que la disidencia no era posible (algo que otros niegan y que, al parecer, le ha valido críticas en su propio país una vez lograda la democracia). En fin, que cada cual piense lo que quiera...
También de Ismaíl Kadaré en Un libro al día: El cerco, Abril quebrado, El palacio de los sueños, El accidente, Réquiem por Linda B, La pirámide, Las mañanas del café Rostand
Título original: Rrethimi
Año de publicación: 1970
Valoración: Muy recomendable
Con Ismail Kadare me pasa algo que casi me parece preocupante: todo lo que leo de él me gusta. Me encantó El Palacio de los Sueños, lo primero que leí de él, y que es una kafkiana alegoría sobre el poder y sus paranoias; Frías flores de marzo me pareció fascinante, por su mezcla de literatura de género y leyenda albanesa; El accidente, que en comparación con las otras es probablemente la más floja, sigue siendo sin embargo una indagación literaria y sentimental muy interesante; y El cerco, la última de sus novelas publicada en nuestro idioma, la he devorado en dos días y me ha dejado la sensación de una obra magnífica, que cumple a la perfección todo lo que se propone.
El cerco tiene una historia editorial interesante, que nos relata el traductor en el prólogo de la versión española: publicada por primera vez con el título de La fortaleza (aunque Kadare le había puesto el título de Los tambores de la lluvia), y mutilada por la censura, la novela fue reescrita por el autor en 1994, ya en el exilio, recuperando varias escenas eróticas y referencias religiosas que habían sido suprimidas en la versión censurada. Es esta nueva redacción de la obra la que recibe el título de El cerco, y la que se publica traducida al español (aunque existía una traducción española de la versión corta, publicada en 1974).
Desde el punto de vista narrativo, El cerco es probablemente la más sencilla de las novelas de Kadare (que yo he leído hasta ahora): narra el asedio de una fortaleza albanesa por parte de las tropas otomanas durante el reinado de Jorge Castriota-Scanderberg, principalmente desde el punto de vista de los invasores (el bajá, el intendente general, el arquitecto, el cronista, el poeta, las mujeres del harén del bajá), aunque con breves episodios que presentan la visión de los asediados. El desarrollo implacable y crudamente poético de la acción, y los continuos cambios de foco y de punto de vista hacen que la lectura sea especialmente agradable (aunque lo que se narra no siempre lo sea).
Resulta complicado hacer una interpretación política de esta novela (algo que es mucho más sencillo con El palacio de los sueños). De hecho, la exaltación de la defensa de los albaneses podría interpretarse como un canto nacionalista que la dictadura de Hoxha podría asumir sin problemas; aunque también se ha interpretado como un retrato de, precisamente, el aislacionismo y la autarquía de Albania durante la dictadura... En todo caso, Kadare ha repetido en varias ocasiones que él no es un disidente ni un militante político, sino solo un escritor en un régimen en que la disidencia no era posible (algo que otros niegan y que, al parecer, le ha valido críticas en su propio país una vez lograda la democracia). En fin, que cada cual piense lo que quiera...
También de Ismaíl Kadaré en Un libro al día: El cerco, Abril quebrado, El palacio de los sueños, El accidente, Réquiem por Linda B, La pirámide, Las mañanas del café Rostand
martes, 24 de agosto de 2010
Zoom: En la red de cristal que la estrangula..., de José Gorostiza
Idioma original: castellano
Año de publicación: 1939
Valoración: Muy recomendable
Éste es el penúltimo poema de Muerte sin fin, su obra más madura y emblemática. Una serena indagación personal, no lineal, no racional, sí sensitiva y metafórica, nacida de la pura palabra. Igual que el agua y el vaso, la idea y la expresión se adaptan una a la otra enriqueciéndose mutuamente.
Estos versos muestran los motivos de la tradición poética pasados por el filtro personal de su autor. El que sirve de arranque es la dualidad forma/contenido que se repite a lo largo de todo el libro casi obsesivamente. Las causas de este primer planteamiento se desarrollan en el resto del poema mediante el uso anafórico de “porque”.
Las imágenes van cayendo en cascada mediante asociaciones que sorprenden sin llegar a extrañarnos, el ritmo enérgico y ágil arrastra sin dar respiro hasta el júbilo del verso final. Este viaje vertiginoso no supone ningún esfuerzo: sólo hay que seguir la cadencia.
Gorostiza derriba el espejo, la frontera de la vida, para situarse a la vez en los dos lados. Por eso el poema recrea la existencia pero también su final (la muerte) y un estado previo que es, en definitiva, lo mismo (el no existir). El pasado y el futuro, el mundo y el interior del hombre, todo se abarca y se resume en este complejo poema cuyos significados y matices resultan inabarcables. Desde el otro lado de la vida se contempla el trayecto recorrido, pero estamos a la vez en los dos lados.
El vaso da forma fija al agua y su carácter fluido no se pierde, por eso tiembla y se estrangula, es corriente, glacial y tiene pulso. El hombre, la vida, son dinámicos, el aspecto que le dan las circunstancias puede cambiar al momento siguiente, su naturaleza le impulsa a moverse a evolucionar (o involucionar), a veces, incluso, a formar remolinos, aunque esto le atormente, hasta que llega el momento final, el del quebranto. Entonces se desemboca en la nada, que es la muerte. Y, en medio, toda la riqueza del existir, con sus luces y sombras, mediante un despliegue metafórico riquísimo dirigido a los cinco sentidos. Las imágenes visuales y auditivas, olfativas, táctiles se amontonan, muchas veces unidas en un mismo elemento, como el mar o animales muy sonoros – entre ellos, la golondrina – o los instrumentos musicales, en una genial mezcolanza que abarca tanto la naturaleza de tierra y universo como referencias a personajes históricos, la diversas luces diurnas y los sentimientos humanos encarnados en una abigarrada fauna marítima y terrestre. Con ello se nos viene a decir que la vida es lenguaje y viceversa, porque sólo lo vivo, habla, sea para trasmitir belleza, tristeza, maldad o cualquier otro contenido hostil o amigable.
De esta forma, el goce y el dolor, el misterio, el nacimiento y la muerte, el horror, la belleza, todo el ciclo vital con sus elevaciones, caídas y descubrimientos, está aquí representado. Pero quizá la idea fundamental sea que cualquier ser vivo (y el hombre no va a ser menos) empieza a morir desde que nace. Y la muerte significa el cese del sonido, el silencio, ya que es una involución de la vida: lo orgánico se vuelve mineral y, al desintegrarse regresa a su (nuestro) estático origen.
Año de publicación: 1939
Valoración: Muy recomendable
Éste es el penúltimo poema de Muerte sin fin, su obra más madura y emblemática. Una serena indagación personal, no lineal, no racional, sí sensitiva y metafórica, nacida de la pura palabra. Igual que el agua y el vaso, la idea y la expresión se adaptan una a la otra enriqueciéndose mutuamente.
Estos versos muestran los motivos de la tradición poética pasados por el filtro personal de su autor. El que sirve de arranque es la dualidad forma/contenido que se repite a lo largo de todo el libro casi obsesivamente. Las causas de este primer planteamiento se desarrollan en el resto del poema mediante el uso anafórico de “porque”.
Las imágenes van cayendo en cascada mediante asociaciones que sorprenden sin llegar a extrañarnos, el ritmo enérgico y ágil arrastra sin dar respiro hasta el júbilo del verso final. Este viaje vertiginoso no supone ningún esfuerzo: sólo hay que seguir la cadencia.
Gorostiza derriba el espejo, la frontera de la vida, para situarse a la vez en los dos lados. Por eso el poema recrea la existencia pero también su final (la muerte) y un estado previo que es, en definitiva, lo mismo (el no existir). El pasado y el futuro, el mundo y el interior del hombre, todo se abarca y se resume en este complejo poema cuyos significados y matices resultan inabarcables. Desde el otro lado de la vida se contempla el trayecto recorrido, pero estamos a la vez en los dos lados.
El vaso da forma fija al agua y su carácter fluido no se pierde, por eso tiembla y se estrangula, es corriente, glacial y tiene pulso. El hombre, la vida, son dinámicos, el aspecto que le dan las circunstancias puede cambiar al momento siguiente, su naturaleza le impulsa a moverse a evolucionar (o involucionar), a veces, incluso, a formar remolinos, aunque esto le atormente, hasta que llega el momento final, el del quebranto. Entonces se desemboca en la nada, que es la muerte. Y, en medio, toda la riqueza del existir, con sus luces y sombras, mediante un despliegue metafórico riquísimo dirigido a los cinco sentidos. Las imágenes visuales y auditivas, olfativas, táctiles se amontonan, muchas veces unidas en un mismo elemento, como el mar o animales muy sonoros – entre ellos, la golondrina – o los instrumentos musicales, en una genial mezcolanza que abarca tanto la naturaleza de tierra y universo como referencias a personajes históricos, la diversas luces diurnas y los sentimientos humanos encarnados en una abigarrada fauna marítima y terrestre. Con ello se nos viene a decir que la vida es lenguaje y viceversa, porque sólo lo vivo, habla, sea para trasmitir belleza, tristeza, maldad o cualquier otro contenido hostil o amigable.
De esta forma, el goce y el dolor, el misterio, el nacimiento y la muerte, el horror, la belleza, todo el ciclo vital con sus elevaciones, caídas y descubrimientos, está aquí representado. Pero quizá la idea fundamental sea que cualquier ser vivo (y el hombre no va a ser menos) empieza a morir desde que nace. Y la muerte significa el cese del sonido, el silencio, ya que es una involución de la vida: lo orgánico se vuelve mineral y, al desintegrarse regresa a su (nuestro) estático origen.
El significado de un buen poema no se agota nunca, pero eso es lo de menos pues la poesía no existe para ser descifrada como si fuera un jeroglífico. Ni hay que buscarle el secreto, el único secreto es abandonarse a las palabras sin hacerse preguntas, en una lectura o en mil. Por eso, y, como no hay comentario que pueda hacer justicia a un poema, es mejor que lo leáis y lo escuchéis.
lunes, 23 de agosto de 2010
Ambrose Bierce: El diccionario del diablo
Título original: The devil's Dictionary
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1911
Valoración: recomendable
Tuve que pasar una Navidad lejos de casa porque había encontrado trabajo en una especie de feria del libro, vendiendo libros, naturalmente. Y en los momentos en los que no había mucha gente pululando por los puestos, oséase, a primera hora de la mañana y al mediodía, me dediqué a hacer autodefinidos y a fisgonear todo lo que había en la caseta. Me llamó la atención el título de esta obra, y el autor no me sonaba de nada, así que lo abrí y comencé a leerlo. Y vaya, estuve un buen rato riéndome y dándome cuenta de que puedo llegar a ser aún más cínica de lo que pensaba!
No sin razón, Ambrose era conocido como “el amargo” Bierce. Un hombre muy peculiar, misántropo, cínico y desafiante. Lovecraft lo menciona varias veces como referente y se les suele asociar, junto con Poe, como los grandes escritores estadounidenses del género de terror. Una buena presentación para un autor de culto que tiene numerosos seguidores.
Y no, esta obra no tiene nada que ver con el diablo,al manos en sentido literal. A lo mejor hace referencia al propio autor, y no a entidades sobrenaturales. Así, podemos leer una serie de entradas, a manera de diccionario, pero cuyas definiciones son un tanto diferentes. Por ejemplo:
“Batalla: s. Método de desatar con los dientes un nudo político que no pudo desatarse con la lengua.”
Cientos de definiciones oscuras y satíricas, o con muy mala leche, que nos hacen sonreír por lo acertadas que resultan. Aguda crítica del ser humano, en el que no veía ni un ápice de bondad, y de la sociedad que ha construido. Sonreímos, sí, pero nos damos cuenta del terrible mensaje que se oculta tras la provocación de esa mueca: no hay altruismo, ni salvación.
“Complacer: v. t. Poner los cimientos para una superestructura de imposiciones.”
Entretenido, desternillante, satírico y lúcido, un libro que a pesar del tiempo transcurrido, sigue gozando de toda su frescura. (Otro mensaje terrible)
Como curiosidad, apuntar que no se conoce la fecha exacta de su muerte, pues decidió marcharse a México dejando a sus familiares la siguiente nota: «Adiós. Si oyes que he sido colocado contra un muro de piedra mexicano y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que esa es una manera muy buena de salir de esta vida. Supera a la ancianidad, a la enfermedad, o a la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí es eutanasia!».
Y si gustáis del terror, es imprescindible leer el resto de su obra, carne de futuras reseñas.
Otros libros de Ambrose Bierce reseñados en Un Libro Al Día: El clan de los parricidas y otras historias macabras, Cuentos negros
domingo, 22 de agosto de 2010
Jetta Carleton: Cuatro hermanas
Idioma original: inglés
Título original: Moonflower Vine
Año de publicación: 1962
Valoración: Recomendable
Matthew y Callie Soames esperan con emoción la llegada del verano porque con él llegan sus hijas, quienes, además de llenar de vida la humilde granja de las afueras de Renfro (Missouri) en la que viven, les harán recordar mil y un momentos vividos entre aquellas paredes. Así, página a página, la autora narra las vidas de los protagonistas: Matthew, un profesor de escuela recto y testarudo que gobierna su casa y a su familia con mano firme, aunque esconde el secreto de volar lejos; Callie, una mujer de campo semianalfabeta que vive por y para su familia; Jessica, la hija mayor del matrimonio y no siempre la más obediente; Leonie, la más responsable y respetuosa; Mathy, un auténtico chicazo, traviesa e imprevisible; y Mary Jo, la pequeña, de la que sólo sabemos que fue una hija tardía e inesperada, y que se mudó a Nueva York siendo muy joven.
Es ésta una novela costumbrista, que describe con detalle tanto el trabajo duro y al mismo tiempo hermoso que supone la vida en el campo, como los constantes choques generacionales entre el matrimonio y sus hijas (y, a su vez, entre estas últimas). Carleton parece poseer un don para plasmar por escrito las emociones, los deseos y las contradicciones de los personajes, así como para enredar al lector en la historia y no soltarlo hasta el final de la misma. Algo más que meritorio, teniendo en cuenta que ésta fue la única novela que escribió.
Lo único que no me ha gustado (y que, obviamente, no es culpa de Carleton) ha sido la elección del título en la versión en castellano de la novela (ojo, que no me estoy metiendo con la traducción de la obra, que es impecable). Sí, es cierto que el matrimonio Soames tuvo cuatro hijas, pero la obra se centra en las vidas de las tres mayores (la menor, de hecho, aparece casi de forma anecdótica). En mi opinión, habría sido más acertado haber mantenido el título original, Moonflower Vine, aun traducido al castellano, pues hace referencia a unas flores que van cobrando importancia a lo largo del libro y acaban convirtiéndose en un personaje más del mismo. Pero para saber qué flores son éstas y por qué son tan importantes, tendréis que leer Cuatro hermanas. Y no os arrepentiréis.
sábado, 21 de agosto de 2010
Agatha Christie: Asesinato en el Orient Express
Idioma original: inglés
Título original: Murder on the Orient Express
Año de publicación: 1934
Valoración: está bien
Título original: Murder on the Orient Express
Año de publicación: 1934
Valoración: está bien
Agatha Christie escribió libros como churros, y yo leí muchos de ellos en un momento muy concretode mi vida que coincidió con mi "época Stephen King". Salvando obvias diferencias, ambos autores me han proporcionado muchas horas de entretenimiento, y, como discutíamos en los comentarios de mi reseña de la saga Harry Potter, hay veces que "sólo" -que no es poco, ojo- buscamos que un libro nos haga mordernos las uñas con avidez.
Salvo excepciones, y la novela que hoy reseño es una de ellas, los libros de Christie se mezclan en mi cabeza en un desorden de argumentos, personajes arquetípicos (la viuda negra, el mayordomo abyecto, el joven heredero...) y misterios indefinidos. Y es que todos estos elementos suelen diferenciarse poco entre ellos. No obstante, el Asesinato en el Orient Express dejó una asombrada huella que ni el tiempo ni otros libros de mayor profundidad argumental y calidad estética han podido borrar. Y es que el desconcertante crimen que el detective Hércules Poirot se encarga de resolver para nosotros es del todo original. Aquellos que gustan de jugar a los detectives cuando leen este tipo de novelas se quedarán, a buen seguro, con un palmo de narices.
Para despertar el gusanillo, os hablaré del asesinato en cuestión: un hombre muere apuñalado en el compartimento contiguo al del famoso detective belga en el Orient Express, y no sólo presenta su cuerpo doce puñaladas asestadas por diferentes manos y con diferente hondura (algunas son claramente obra de un diestro, otras de un zurdo...), sino que las numerosas pruebas encontradas en la escena del crimen apuntan a dispares sospechosos.
E incluso algunas de estas pistas parecen haber sido dejadas allí intencionadamente. Tendréis que leerlo para descubrir el motivo ;)
También de Agatha Christie en ULAD: Noche eterna, Misterio en el Caribe, Diez negritos
También de Agatha Christie en ULAD: Noche eterna, Misterio en el Caribe, Diez negritos
viernes, 20 de agosto de 2010
Joaquim Maria Machado de Assis: Don Casmurro
Idioma original: portugués
Título original: Dom Casmurro
Año de publicación: 1899
Valoración: Muy recomendable
Machado de Assís está considerado como uno de los escritores clásicos de la literatura brasileña, y a pesar de ello no es demasiado famoso en España -ésa es, al menos, la impresión que tengo yo, podría estar equivocado-. Don Casmurro, una de sus obras más conocidas, traducidas y estudiadas, da desde luego buena fe de la destreza técnica de su autor, y de su capacidad para tratar una trama que podría considerarse trágica, con una ironía y un distanciamiento cómicos que la convierten, casi, en una farsa.
Don Casmurro, leída solo como argumento desnudo, podría ser solo una de tantas "novelas de adulterio" que pueblan la literatura decimonónica; pero una vez que se transforma en la novela de Machado de Assis, se convierte en un ejercicio de técnica narrativa que desafía al lector y lo provoca. El narrador y protagonista de la novela, Bento (alias Bentinho, alias Don Casmurro) nos cuenta la historia de su vida y, sobre todo, la de sus amores con Capitú, desde la infancia hasta la edad adulta, y hasta que descubre su supuesta infidelidad, encarnada en su único hijo, Ezequiel.
Pero Don Casmurro, como narrador, tiene dos características que condicionan toda la novela: en primer lugar, es plenamente consciente de estar escribiendo una novela (y se entromete en el proceso con comentarios sobre el ritmo, el orden o la veracidad de la narración); y en segundo lugar, es un ejemplo perfecto de lo que Wayne Booth llamó unreliable narrator ("narrador no fiable"), ya que sus celos casi enfermizos -él mismo se identifica con Otelo-, su personalidad manipulable y su excesiva imaginación obligan al lector a cuestionarse todo lo narrado, distinguiendo los "hechos" de las "interpretaciones" del narrador.
Además, a través de toda la novela se mantiene una superficie cómica y ligera que la envuelve, y que evita, como decía antes, la lectura trágica: capítulos muy cortos (de uno o dos párrafos, a veces) alternan con capítulos de varias páginas; los personajes ridículos -incluido, y de manera destacada, el propio Don Casmurro- se suceden; episodios sin relación aparente con la trama se insertan aquí o allá a modo de comentario o de digresión... Así, la lectura de la novela es amena y fácil, variada y original, sin renunciar por ello a presentar personajes complejos, ambiguos y realistas.
El alienista, también de Machado de Assis, es también una lectura recomendable.
Título original: Dom Casmurro
Año de publicación: 1899
Valoración: Muy recomendable
Machado de Assís está considerado como uno de los escritores clásicos de la literatura brasileña, y a pesar de ello no es demasiado famoso en España -ésa es, al menos, la impresión que tengo yo, podría estar equivocado-. Don Casmurro, una de sus obras más conocidas, traducidas y estudiadas, da desde luego buena fe de la destreza técnica de su autor, y de su capacidad para tratar una trama que podría considerarse trágica, con una ironía y un distanciamiento cómicos que la convierten, casi, en una farsa.
Don Casmurro, leída solo como argumento desnudo, podría ser solo una de tantas "novelas de adulterio" que pueblan la literatura decimonónica; pero una vez que se transforma en la novela de Machado de Assis, se convierte en un ejercicio de técnica narrativa que desafía al lector y lo provoca. El narrador y protagonista de la novela, Bento (alias Bentinho, alias Don Casmurro) nos cuenta la historia de su vida y, sobre todo, la de sus amores con Capitú, desde la infancia hasta la edad adulta, y hasta que descubre su supuesta infidelidad, encarnada en su único hijo, Ezequiel.
Pero Don Casmurro, como narrador, tiene dos características que condicionan toda la novela: en primer lugar, es plenamente consciente de estar escribiendo una novela (y se entromete en el proceso con comentarios sobre el ritmo, el orden o la veracidad de la narración); y en segundo lugar, es un ejemplo perfecto de lo que Wayne Booth llamó unreliable narrator ("narrador no fiable"), ya que sus celos casi enfermizos -él mismo se identifica con Otelo-, su personalidad manipulable y su excesiva imaginación obligan al lector a cuestionarse todo lo narrado, distinguiendo los "hechos" de las "interpretaciones" del narrador.
Además, a través de toda la novela se mantiene una superficie cómica y ligera que la envuelve, y que evita, como decía antes, la lectura trágica: capítulos muy cortos (de uno o dos párrafos, a veces) alternan con capítulos de varias páginas; los personajes ridículos -incluido, y de manera destacada, el propio Don Casmurro- se suceden; episodios sin relación aparente con la trama se insertan aquí o allá a modo de comentario o de digresión... Así, la lectura de la novela es amena y fácil, variada y original, sin renunciar por ello a presentar personajes complejos, ambiguos y realistas.
El alienista, también de Machado de Assis, es también una lectura recomendable.
jueves, 19 de agosto de 2010
Romain Gary: Lady L.
Idioma original: francés
Título original: Lady L.
Año de publicación: 1963
Valoración: Recomendable
Título original: Lady L.
Año de publicación: 1963
Valoración: Recomendable
Lady L. es un curioso monólogo –en realidad, existe interlocutor pero apenas es un recipiente, con cierta tendencia a escandalizarse – a través del cual, una dama de la alta sociedad inglesa, en el transcurso de su ochenta cumpleaños, de vuelta de todo tanto por su edad como por su particular experiencia de vida, confiesa al fiel y remilgado Percy su verdadero origen y las inauditas circunstancias que la encumbraron hasta su actual posición, de la que lleva disfrutando ya unas cuantas décadas.
El conjunto de confidencias está repleto de ironía, sátira política y social, repaso a vuelo de pájaro de algunos acontecimientos históricos, reflexión sobre la idiosincrasia del ser humano, pero sobre todo es una divertida reflexión sobre la naturaleza engañosa de las apariencias. Esta anciana, considerada venerable tanto por el número de años vividos como por la antigüedad de su apellido, se encuentra por encima del bien y del mal y hace tiempo que puede reírse a gusto de todos los convencionalismos de una sociedad hipócrita. Pero la desvergüenza de su particular "si yo te contara…" se ve rebajada al compararla con el paisaje humano que la rodeó, también por su alarde de sinceridad, valentía e inteligencia y, sobre todo, porque podemos imaginar la vida que le esperaba de no haber sido tan lista. Gary consigue que el personaje resulte simpático al lector, se pone descaradamente de su parte y nadie puede reprochárselo, ya que el objetivo de cualquier artefacto literario es precisamente ése: hacer que veamos el mundo a través de los ojos del que lo muestra. Además, nuestro autor por fuerza tenía que identificarse con un personaje así ya que él mismo puso en marcha cierto engaño honesto, un juego entre verdad y ficción, con la intención de dejar en evidencia la arbitrariedad de la crítica que dominaba los gustos literarios del momento.
Romain Gary, que en ruso significa Arde Novela, lituano, nacido Roman Kacew, escritor prolífico donde los haya, que ejerció, además, de piloto de guerra, diplomático, director de cine y guionista, llegó a poner en circulación dentro del mundillo parisino a un escritor inexistente, un alter ego, Emile Ajar, con obra real, – cuyo éxito fue meteórico – que iba completando de forma paralela a la propia, lo que añadía verosimilitud al asunto – con biografía propia que, necesariamente, hubo de enriquecer según pasaba el tiempo. Incluso, y ante la incredulidad creciente, terminaría presentando a un personaje de carne y hueso cuando no había otro remedio que poner cara al tal Emile. A esto se prestó un primo suyo, naturalmente con contrato firmado y la complicidad de su editor (Gallimard). Sólo después de la muerte de Gary se descubrió que, a pesar de estar prohibido y teniendo en cuenta que el supuesto Ajar había tenido la honradez de renunciar al premio, una sola persona había recibido, por primera vez en la historia, dos veces el Goncourt.
La novela se llevó al cine en 1965 dirigida por Peter Ustinov, y protagonizada por Paul Newman, Sofía Loren y David Niven. Sin duda se trata de un film lleno de encanto, muy bien realizado, con interpretaciones convincentes y un desarrollo magnífico del argumento, hasta que el edulcorado y complaciente desenlace se carga todo el significado del relato original.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Lugares literarios
En el grupo de facebook de Un libro al día hemos creado un álbum de fotos llamado "Lugares literarios", en el que proponemos añadir fotografías de sitios de todo el mundo directa o indirectamente relacionados con la literatura (librerías, bibliotecas, monumentos dedicados a escritores o a personajes, casas de escritores, lugares ficcionalizados, teatros, y cualquier otra cosa que tenga que ver con los libros y la escritura).
No solo los autores de este blog podemos añadir imágenes al álbum: está abierto a la colaboración de cualquiera; así que, si tienes perfil en facebook y has visitado algún "lugar literario" estas vacaciones, animaos a compartirlo con nosotros. Puede quedar un álbum curioso...
Estas son algunas de las imágenes subidas al álbum por ahora:
No solo los autores de este blog podemos añadir imágenes al álbum: está abierto a la colaboración de cualquiera; así que, si tienes perfil en facebook y has visitado algún "lugar literario" estas vacaciones, animaos a compartirlo con nosotros. Puede quedar un álbum curioso...
Estas son algunas de las imágenes subidas al álbum por ahora:
Les Deux Magots, café literario parisino
Oscar Wilde en un parque de Dublín
Tumba de Anne Brönte
Manuscrito original de 'Una habitación propia' de Virginia Woolf
The Globe, reconstrucción del teatro donde Shakespeare estrenaba sus obras, en Londres
Corral de comedias de Almagro
Estatua de Ovidio en el centro de Constanza (Rumanía)
Oscar Wilde en un parque de Dublín
Tumba de Anne Brönte
Manuscrito original de 'Una habitación propia' de Virginia Woolf
The Globe, reconstrucción del teatro donde Shakespeare estrenaba sus obras, en Londres
Corral de comedias de Almagro
Estatua de Ovidio en el centro de Constanza (Rumanía)
martes, 17 de agosto de 2010
Lionel Tran: Sida mental
Idioma original: francés
Título original: Sida mental
Año de publicación: 2008
Valoración: Se deja leer
El “Sida mental”, según un político francés que no llega a ser citado en esta obra, es la enfermedad generacional que afecta a los jóvenes de hoy en día. En concreto, a los hijos de aquellos jóvenes que participaron en el mayo del ’68 y que muchos calificaron de pésimos progenitores, pues se debatían, a la hora de educar a sus vástagos, entre la total permisividad y la tiranía.
El protagonista de este libro, sin embargo, cree que vive en una constante represión. Y que es un incomprendido y que sus padres son imbéciles y que lo único que se puede hacer en la ciudad en la que vive para no morirse de aburrimiento es liarla parda y fumar y beber y drogarse y follar. Y, para que quede claro, nos relata sus andanzas –y todas las veces que se masturba– desde que es un niños hasta que –parece que– se convierte en adulto.
Será que tengo un problema con la novela generacional (si es que existe como tal), pero los relatos de este tipo (adolescente enfadado con el mundo, etc.) me dejan bastante fría. Porque todos hemos sido adolescentes y hemos que nadie nos comprendía y que el mundo era un asco y, al menos que ocurriese algo reseñable en esa época de nuestra vida, no nos ha dado por ponerlo por escrito (menos mal).
Tran relata la vida del protagonista con un lenguaje sencillo, utilizando una prosa cuyo mayor valor son los contínuos flash-backs que nos llevan a los –aparentemente– más interesantes momentos de su existencia. Este estilo, últimamente muy común entre los jóvenes escritores franceses (como Mréjen, por ejemplo) resulta más que útil en Sida mental, pues otorga a la narración la frialdad necesaria como para que la lectura no nos canse.
En resumen, si leéis Sida mental, os encontraréis con una historia entretenida, fácil y rápida de leer, perfecta para un par de tardes estivales sin mucho que hacer. Sin más.
lunes, 16 de agosto de 2010
Charles Baudelaire: Las flores del mal
Idioma original: francés
Título orginal: Les fleurs du mal
Fecha de publicación: 1857
Valoración: Imprescindible
Estimado Maestro Baudelaire, ¿cómo evocarle a usted, desde
mi humilde persona? Me siento indigno de semejante tarea, y mucho más, si he de verme en la obligación de utilizar para ello la tosca herramienta que es la pluma cibernética. En fin, haremos lo que podamos, porque la misión es loable, en verdad: dar a conocer su Biblia Maligna a los que áun no la veneran.
Les fleurs du mal , que cayó en mis garras al final de mi adolescencia, es un libro que ha marcado como pocos lo que soy ahora, la clase de persona que soy ahora (con permiso del entrañable Rambe de Una temporada en el infierno). Nunca hasta entonces me había visto agitado, vapuleado, abrazado, mimado y herido a la vez. Y ello fue gracias a su tremenmundo espejismo de belleza, horror, amor y tinieblas. Sus poemas, maestro, me dejaron tocado para siempre: al catarlos, nació en mí la incontenible necesidad de rendir pleitesía al "malditismo", religión de la que usted es el Dios y Arthur el profeta.
Cuentan que la primera edición de sus malévolas flores data de 1857, y que fue tan violenta
la bofetada que propinaron sus versos en la hipócrita jeta de la Moral Pública, que le obligaron a
quitar algunos poemas en la segunda, en 1861, aunque ésta incluyera otros nuevos. La definitiva edición sería la de 1868, de nuevo con censuras, pero con más novedades para horror de sus petimetres enemigos.
La obra la dividió en cinco partes, siendo, en mi opinión, la más divina por su pulcritud formal y su exactitud esencial, la titulada "Spleen e ideal". Oh, spleen, ¡bendigo al hombre que inventó este término! Gracias a él pude poner nombre -un nombre oficial, compartido por otros millones de seres humanos-, a lo que yo llamaba desde joven "sed nocturna", es decir: la repulsiva sensación de hastío que provoca el transcurrir monótono e insatisfactorio de los días.
De los poemas gloriosos que reúne el libro, no podría quedarme sólo con uno, pero sí le diré que me agradan especialmente La Musa enferma, La metamorfosis del vampiro, Elevación, El reloj o Remordimiento póstumo.
Y bueno, maestro, le confieso que me gustaría mencionar ahora datos jugosos de lo que fue su vida; de los que fueron sus seres queridos, admirados y odiados; de sus males y de sus amores; de sus influencias literarias y de a quién influyó usted, pero para eso, querido amigo, tenemos en estos tiempos que corren miles de fuentes de información de las que podemos echar mano fácilmente.
Esta banal reseña, le repito, tiene un propósito noble: que nuevos lectores caigan en el hechizo de sus flores diabólicas y logremos engrosar así la afluencia en nuestras iglesias malditas.
Mal o bien, terminaré aquí mi misión.
Buenas noches, maestro: se despide de usted su humilde siervo.
I.G
domingo, 15 de agosto de 2010
John Ajvide Lindqvist: Déjame entrar
Idioma original: sueco
Título original: Låt den rätte komma in
Año de publicación: 2004
Valoración: está bien
Si hiciéramos un ranking con todas las novelas de vampiros que se han escrito, en el extremo inferior tendríamos sin duda las novelas de la saga Crepúsculo; y cerca del extremo superior, un poco más abajo que clásicos como Drácula o Carmilla, o brillantes revisiones contemporáneas como El misterio de Salem's Lot de Stephen King, estaría esta curiosa novela sueca, Déjame entrar. (No he leído ninguna novela de Anne Rice, así que no puedo decir dónde la situaría en mi escala...).
Lo bueno de Déjame entrar es que mantiene los códigos de las novelas de vampiros de toda la vida (sangre, más sangre, mucha más sangre, fotofobia, contagio por mordedura, eterna juventud...) pero los trata además con seriedad y con cierta complejidad psicológica (las distancias con Meyer en este aspecto son abismales). Sobre todo, la relación entre la pequeña vampira sin edad y el acomplejado niño Oskar está tratada con bastante sensibilidad y realismo (todo el realismo que se puede exigir a una relación entre un niño y una vampira, claro). Además, la trama sobrenatural se proyecta sobre un fondo social corrupto y degenerado -bullying, drogas, delincuencia juvenil y hasta pedofilia- muy alejado de la imagen idílica que tenemos de Suecia por estos lares.
Por cierto que esta novela va a batir probablemente un record, cuando el año que viene se estrene su segunda adaptación cinematográfica (la primera, sueca; la segunda, americana) solo seis años después de su publicación. Yo vi la versión sueca, y me gustó bastante, sobre todo por su fotografía y su estética, aunque elimina prácticamente todas las implicaciones sexuales de la novela, y es mucho más lenta que el libro. Miedo da lo que vayan a hacer en la nueva versión, que se espera para este otoño (señores de Hollywood, ¿de verdad hace falta un remake de una película estrenada hace dos años?).
También de Lindqvist en ULAD: Descansa en paz
Título original: Låt den rätte komma in
Año de publicación: 2004
Valoración: está bien
Si hiciéramos un ranking con todas las novelas de vampiros que se han escrito, en el extremo inferior tendríamos sin duda las novelas de la saga Crepúsculo; y cerca del extremo superior, un poco más abajo que clásicos como Drácula o Carmilla, o brillantes revisiones contemporáneas como El misterio de Salem's Lot de Stephen King, estaría esta curiosa novela sueca, Déjame entrar. (No he leído ninguna novela de Anne Rice, así que no puedo decir dónde la situaría en mi escala...).
Lo bueno de Déjame entrar es que mantiene los códigos de las novelas de vampiros de toda la vida (sangre, más sangre, mucha más sangre, fotofobia, contagio por mordedura, eterna juventud...) pero los trata además con seriedad y con cierta complejidad psicológica (las distancias con Meyer en este aspecto son abismales). Sobre todo, la relación entre la pequeña vampira sin edad y el acomplejado niño Oskar está tratada con bastante sensibilidad y realismo (todo el realismo que se puede exigir a una relación entre un niño y una vampira, claro). Además, la trama sobrenatural se proyecta sobre un fondo social corrupto y degenerado -bullying, drogas, delincuencia juvenil y hasta pedofilia- muy alejado de la imagen idílica que tenemos de Suecia por estos lares.
Por cierto que esta novela va a batir probablemente un record, cuando el año que viene se estrene su segunda adaptación cinematográfica (la primera, sueca; la segunda, americana) solo seis años después de su publicación. Yo vi la versión sueca, y me gustó bastante, sobre todo por su fotografía y su estética, aunque elimina prácticamente todas las implicaciones sexuales de la novela, y es mucho más lenta que el libro. Miedo da lo que vayan a hacer en la nueva versión, que se espera para este otoño (señores de Hollywood, ¿de verdad hace falta un remake de una película estrenada hace dos años?).
También de Lindqvist en ULAD: Descansa en paz
sábado, 14 de agosto de 2010
Bruno Mesa: El laboratorio
Idioma original: español
Fecha de publicación: 2000
Valoración: muy recomendable
Las casualidades me están proporcionando un montón de libros muy recomendables, y este poemario es otro de ellos. Se trata de la primera obra de un autor canario que ganó, con la misma, el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Joven Creación. Comencé a leerlo en un viaje en tren, lo terminé casi al llegar al destino, y lo releí ya en casa. Y después, le leí algunos poemas en voz alta a mi pareja, y releí otros más antes de escribir estas líneas. Vaya, que me ha gustado, y mucho.
Ya el texto de la contraportada, parte escrita por el propio autor, promete. Y la dedicatoria al lector, en la primera página, también. Pertenece al estilo de poesía que me gusta, y a partir de ahora seguiré la trayectoria de este joven poeta admirador de Pessoa y Montaigne, traductor también del primero. Dice que la poesía es una forma de mentira, y a través de sus versos, notamos cierta espesa capa de existencialismo, o ya nihilismo, que lleva a la nada y al sinsentido.
Versos cortos, potentes, repletos de metáforas e imágenes cargadas de peso. Y para explicarlo mejor, no hay como leer uno de sus poemas:
JUGADOR DE PÓKER
El dibujo del humo por el aire
espeso como una invasión de niebla.
Cuatro hombres juegan, tercos, a la vida
sobre una mesa sucia de ceniza,
con las cartas marcadas de antemano.
Entienden el mundo como un apuesta,
como la rata ciega que devora
el corazón blanco de la fortuna.
Son, como los poetas,
los grandes artistas de la mentira,
arlequines de un teatro vacío,
corredores que tienen como meta
el esplendor leproso del abismo.
La vida
es jugárselo todo a una carta,
es intuir- en la mesa, en el poema-
las ruinas de la luz,
es ver en los ojos del enemigo
los símbolos de su derrota.
No tienen casa, mujer o esperanza,
no tienen hijos, ni voz, ya no cantan.
Sólo hablan al oído,
sólo juegan con cartas irreales,
sólo lo apuestan todo cuando mienten.
Me ha sorprendido mucho, y bien. Lástima que sea una obra tan corta.
viernes, 13 de agosto de 2010
Colaboración: Los Estados Desunidos de Latinoamérica, de Andrés Oppenheimer
Idioma original: español
Año de publicación: 2009
Valoración: Recomendable
A mí me resultaba curioso que haya habido una Unión Europea antes que una Unión Latinoamérica, por varios motivos. Primero, porque ni siquiera la mayoría habla un mismo idioma. Segundo, porque había diferencias económicas brutales de unos países a otros. Y tercero, y quizá el más impactante de los motivos: sus principales locomotoras se habían enzarzado en dos guerras brutales el siglo pasado. Entonces, ¿por qué Latinoamérica, a priori con muchas más facilidades, no ha conseguido ser un bloque común en el panorama mundial? Más bien todo lo contrario, se ha convertido en el bloque de todos contra todos. A estas y a otras preguntas es a lo que intenta dar respuesta Oppenheimer, y en mi opinión lo consigue.
En realidad, este libro es el conjunto de las mejores columnas desde 2006 al 2009 de Oppenheimer, coganador del premio Pulitzer entre muchos otros premios. Tiene una estructura clara en la cual expone el problema, luego presenta los argumentos a favor y en contra mediante entrevistas exclusivas con los protagonistas en disputa y termina con su opinión personal. Es decir, es un libro “para tontos”, si fuese más fácil de leer sería el libro de “Teo en Latinoamérica”. Esto está lejos de ser una crítica, de hecho es un argumento a favor, ya que si voy a leer un libro de política ajena no pido una prosa excelsa, pido esto exactamente, que me lo expliquen con claridad, de forma amena y bien escrito.
Algo que también se agradece al autor es su optimismo, ya que cree firmemente que todo se puede arreglar y no duda en dar un tirón de orejas a las clases acomodadas o a sus vecinos estadounidenses, pero siempre manteniendo la responsabilidad de los latinoamericanos por la situación actual de Latinoamérica, algo que hace mucha falta, ya que por lo que he podido comprobar llevan unos 200 años echando balones fuera.
Al margen de lo bien que pueda quedar uno en una cena hablando de estos temas, que realmente son de rabiosa actualidad, para ayudar a Latinoamérica a salir del agujero en el que se halla primero hay que entenderla. En muchas ocasiones intentando ayudar se ha hecho mucho daño, como las ONGs francesas que financiaban a Sendero Luminoso. Y deja bien claro que no hay dictaduras buenas, ni de izquierda ni de derechas, ya que son un lastre para esta región.
Para finalizar, me quedo con la idea del autor, en la que expresa el deseo de que el título de este libro pierda vigencia muy pronto, y podamos ver una Latinoamérica como se merece: próspera y unida.
Firma invitada: Marta
jueves, 12 de agosto de 2010
Iratxe Esnaola: Galerna
Idioma original: euskera
Título original: Galerna
Año de publicación: 2010
Valoración: Recomendable
Ha llegado el último día de agosto y los veraneantes alojados en un hotel de la costa ultimas los preparativos antes de volver a sus lugares de origen. Así, se preparan para una última noche de descanso, mientras esperan la llegada de una inminente galerna. En una de las habitaciones de ese hotel se encuentran los protagonistas de este libro, Nora y Sebastián, una pareja que asiste con suma indiferencia a la destrucción de su matrimonio. Y, muy cerca, tenemos al director del hotel y a su hija adolescente, que a lo largo del verano han establecido una más que curiosa relación con la pareja.
Mientras se acerca la tormenta, descubriremos qué ha llevado a Nora y a Sebastián a la situación que están viviendo y cómo influyen en ella la joven hija del director del hotel y éste mismo. Como se puede ver, es ésta una historia de amor y celos, la crónica de una relación abocada al fracaso diseccionada con gran realismo y haciendo uso de un lenguaje claro y sencillo, que da lugar a una prosa amena y distanciada que con acierto huye de todo sentimentalismo.
Tenemos ante nosotros, por tanto, una buena primera novela, todo un estreno literario que no hace sino que deseemos que Iratxe Esnaola publique pronto un nuevo libro.
miércoles, 11 de agosto de 2010
Roberto Bolaño: Amuleto
Idioma original: castellano
Año de publicación: 1999
Valoración: Recomendable
Esta novela vista de cerca, como ocurre con los cuadros impresionistas, no permite apreciar más que unos cuantos trazos sueltos, pero si nos apartamos sólo unos pasos imaginarios lograremos la perspectiva adecuada para enfocar lo que Bolaño nos muestra. Y lo hace a través de la fórmula rompedora que le permite reflejar sus vivencias con la misma intensidad que las sintió.
Probablemente, este comentario hable un poco también de Los detectives salvajes, pues no resulta sencillo compartimentar todo un mundo de ficción. En el acervo literario de este autor unas obras se funden con otras al modo de vasos comunicantes. Esta estrategia, con la que logra dar salida al mayor número posible de las piezas que componen su complejo universo, no es nueva del todo: personajes que se repiten en una u otra obra los encontramos desde el S. XIX, pero aquí la práctica se lleva al límite convirtiendo muchas de sus novelas en una novela única, más vasta y genérica, al permitir que los individuos se trasladen alegremente de un volumen a otro en un constante trasiego que hubiera llegado mucho más lejos de habérsele concedido a Bolaño el plazo habitual de una vida.
El personaje/cronista de esta novela forma parte de la nómina menor de Los detectives... Aquí se nos muestra con una personalidad ya bien definida, en gran parte a través de tics, alusiones, enigmas y silencios. Porque casi nada de lo que nos cuenta Auxilio, incluso de sí misma, se explica directamente. Toda la novela está vista a través de sus ojos, pero no solemos ver lo que ellos ven, sino los propios ojos atormentados, huidizos, incluso llenos de terror. Sólo mirando estos ojos, tan expresivos como herméticos, podemos deducir, no los hechos de los que son testigos, o no demasiados ni con excesivo detalle, sino las huellas que el presente de entonces ha imprimido en cuerpos y mentes y los huecos que han ido dejando las ausencias. Incluso podría decirse que tanto ésta como alguna más de sus novelas es, antes que nada, una elegía de Bolaño a sí mismo y a toda esa gente de su generación que, por un motivo u otro, se fue quedando en la cuneta.
No obstante, se divierte jugando con la sintaxis, las repeticiones, el vocabulario y con la propia narración, deja a medias lo que le parece, combina la fantasía con lo verosímil o lo estrictamente histórico. Los genios no necesitan reglas y a éste se le perdona todo si lo que consigue es mantenernos en vilo, hacernos disfrutar con sus imprevisibles metáforas, con los caprichosos giros que imprime a su relato y, sobre todo, colocarnos en el lugar de los entrañables individuos que acostumbran a caminar por sus páginas. Puede que alguna vez lleguemos a olvidarnos de que aquí no tenernos arte ni parte, de que no somos más que el lector de la historia, de que no estamos en la piel de Arturo, ni de Auxilio Lacouture, ni de Ernesto San Epifanio y, sobre todo, puede que nos extrañemos al comprobar que seguimos estando aquí y no hundidos hasta las cejas en el laberíntico D.F. de cuarenta años atrás.
Más de Roberto Bolaño en ULAD: Aquí
Año de publicación: 1999
Valoración: Recomendable
Esta novela vista de cerca, como ocurre con los cuadros impresionistas, no permite apreciar más que unos cuantos trazos sueltos, pero si nos apartamos sólo unos pasos imaginarios lograremos la perspectiva adecuada para enfocar lo que Bolaño nos muestra. Y lo hace a través de la fórmula rompedora que le permite reflejar sus vivencias con la misma intensidad que las sintió.
Probablemente, este comentario hable un poco también de Los detectives salvajes, pues no resulta sencillo compartimentar todo un mundo de ficción. En el acervo literario de este autor unas obras se funden con otras al modo de vasos comunicantes. Esta estrategia, con la que logra dar salida al mayor número posible de las piezas que componen su complejo universo, no es nueva del todo: personajes que se repiten en una u otra obra los encontramos desde el S. XIX, pero aquí la práctica se lleva al límite convirtiendo muchas de sus novelas en una novela única, más vasta y genérica, al permitir que los individuos se trasladen alegremente de un volumen a otro en un constante trasiego que hubiera llegado mucho más lejos de habérsele concedido a Bolaño el plazo habitual de una vida.
El personaje/cronista de esta novela forma parte de la nómina menor de Los detectives... Aquí se nos muestra con una personalidad ya bien definida, en gran parte a través de tics, alusiones, enigmas y silencios. Porque casi nada de lo que nos cuenta Auxilio, incluso de sí misma, se explica directamente. Toda la novela está vista a través de sus ojos, pero no solemos ver lo que ellos ven, sino los propios ojos atormentados, huidizos, incluso llenos de terror. Sólo mirando estos ojos, tan expresivos como herméticos, podemos deducir, no los hechos de los que son testigos, o no demasiados ni con excesivo detalle, sino las huellas que el presente de entonces ha imprimido en cuerpos y mentes y los huecos que han ido dejando las ausencias. Incluso podría decirse que tanto ésta como alguna más de sus novelas es, antes que nada, una elegía de Bolaño a sí mismo y a toda esa gente de su generación que, por un motivo u otro, se fue quedando en la cuneta.
No obstante, se divierte jugando con la sintaxis, las repeticiones, el vocabulario y con la propia narración, deja a medias lo que le parece, combina la fantasía con lo verosímil o lo estrictamente histórico. Los genios no necesitan reglas y a éste se le perdona todo si lo que consigue es mantenernos en vilo, hacernos disfrutar con sus imprevisibles metáforas, con los caprichosos giros que imprime a su relato y, sobre todo, colocarnos en el lugar de los entrañables individuos que acostumbran a caminar por sus páginas. Puede que alguna vez lleguemos a olvidarnos de que aquí no tenernos arte ni parte, de que no somos más que el lector de la historia, de que no estamos en la piel de Arturo, ni de Auxilio Lacouture, ni de Ernesto San Epifanio y, sobre todo, puede que nos extrañemos al comprobar que seguimos estando aquí y no hundidos hasta las cejas en el laberíntico D.F. de cuarenta años atrás.
Más de Roberto Bolaño en ULAD: Aquí
martes, 10 de agosto de 2010
Kate Chopin: El despertar
Idioma original: inglés
Título original: The Awakening
Fecha de publicación: 1899
Valoración: muy recomendable
Título original: The Awakening
Fecha de publicación: 1899
Valoración: muy recomendable
El título de esta novela de la escritora estadounidense Kate Chopin no podía ser más esclarecedor: el libro narra la historia de una mujer, abyecta esposa y amorosa madre, a quien el verdadero amor hace despertar un buen día de su aturdimiento doméstico... con todas las consecuencias.
Supongo que para el lector de esta reseña no será difícil entender por qué esta novela ha sido comparada con la Madame Bovary de Flaubert. Sin embargo, me atrevería a decir que la obra de Chopin va mucho más allá de lo que llegó el francés (¿quizá tenga algo que ver el sexo de los autores? ¡¡Polémica, polémica!!). Al final de la novela, la protagonista, Edna Pontellier, ha comprendido el valor intrínseco que tiene ella no sólo como mujer, sino como persona. Incomprendida incluso por su amante, Edna es una pionera de la modernidad que lucha por disfrutar de su libertad en el marco de la sociedad, sin conseguirlo.
Escrita con un estilo sencillo y directo, y cargada al mismo tiempo de fuerza simbólica (atención al paradójico papel que juega el mar), El despertar es una obra valiente y, sobre todo, moderna, que merecería en mi opinión ser elevada a la altura de algunas de sus más aclamadas contemporáneas.
lunes, 9 de agosto de 2010
Vasili Grossman: Todo fluye
Idioma original: ruso
Título original: Vsio techiot
Año de publicación: 1964
Valoración: recomendable
Si no sonase quizás excesivamente frívolo, se podría decir que existe todo un subgénero de novelas dedicadas a narrar las atrocidades cometidas por los totalitarismos europeos de mediados del siglo XX: el nazismo, los fascismos, el stalinismo. Serían, en cierto modo, los parientes europeos de las novelas de dictador latinoamericanas, y ahora estaríamos asistiendo a la aparición de una segunda generación de este tipo de novelas (y no solo novelas): las compuestas por personas que no vivieron esos horrores pero que se acercan a ellos con una mezcla de fascinación y horror. Si las novelas de la primera generación tienen casi siempre la legitimidad del relato (aunque ficcionalizado) vivido en primera persona, estas segundas son a veces literaria y hasta éticamente cuestionables (pienso, por ejemplo, en El niño con el pijama de rayas, de la que ya hemos hablado en este blog).
Esta divagación sirve para situar Todo fluye, la última novela de Vasili Grossman, que será recordado, probablemente, como el gran narrador de la batalla de Stalingrado en su memorable Vida y destino. Todo fluye es, no cabe ninguna duda, una obra menor en comparación con aquella, y no solo por su tamaño: como novela, es irregular -un planteamiento cautivador, un desarrollo confuso, un desenlace decepcionante-, y tiene cierto aspecto de collage: al esqueleto narrativo básico (la vuelta a casa de Iván Grigórievich, después de pasar décadas en un campo de trabajos forzados) se le superponen crónicas de otras atrocidades individuales o colectivas, reflexiones en voz alta sobre el sentido de la culpa y la humanidad en medio de la barbarie, y páginas de consideraciones sobre la historia de Rusia en las que es imposible no pensar que quien habla no es realmente el personaje, sino el propio Grossman.
Y pese a estas limitaciones narrativas, Todo fluye sigue siendo una lectura interesante, necesaria y recomendable, porque contiene pasajes tremendos. La gama de reacciones que provoca la vuelta de Iván Griegórevich en quienes se "salvaron" (demasiadas veces, a costa de sus semejantes) demuestra una comprensión brutal de la naturaleza humana; las páginas dedicadas a narrar la hambruna de Ucrania (de la que también hablaba Kapuscinski en El Imperio), aunque desde el punto de la estructura de la novela sean cuestionables, como crónica son impresionantes y merecerían publicarse como folleto y repartirse en las escuelas, en los mercados, en los estadios de fútbol; por último, las reflexiones -del autor o de los personajes- sobre la culpa individual y colectiva de una sociedad que permite inhumanidades como ésa están, creo que no exagero, a la altura de las de Kertész o Kundera. Así, aunque Todo fluye pueda decepcionar como novela, el lector seguro que encontrará en ella páginas conmovedoras, intrigantes o simplemente bellas, y que lo obliguen a plantearse algunas de las cuestiones más acuciantes que nos dejó ese terrible siglo XX.
También de Vasili Grossman en ULAD: Vida y destino
Título original: Vsio techiot
Año de publicación: 1964
Valoración: recomendable
Si no sonase quizás excesivamente frívolo, se podría decir que existe todo un subgénero de novelas dedicadas a narrar las atrocidades cometidas por los totalitarismos europeos de mediados del siglo XX: el nazismo, los fascismos, el stalinismo. Serían, en cierto modo, los parientes europeos de las novelas de dictador latinoamericanas, y ahora estaríamos asistiendo a la aparición de una segunda generación de este tipo de novelas (y no solo novelas): las compuestas por personas que no vivieron esos horrores pero que se acercan a ellos con una mezcla de fascinación y horror. Si las novelas de la primera generación tienen casi siempre la legitimidad del relato (aunque ficcionalizado) vivido en primera persona, estas segundas son a veces literaria y hasta éticamente cuestionables (pienso, por ejemplo, en El niño con el pijama de rayas, de la que ya hemos hablado en este blog).
Esta divagación sirve para situar Todo fluye, la última novela de Vasili Grossman, que será recordado, probablemente, como el gran narrador de la batalla de Stalingrado en su memorable Vida y destino. Todo fluye es, no cabe ninguna duda, una obra menor en comparación con aquella, y no solo por su tamaño: como novela, es irregular -un planteamiento cautivador, un desarrollo confuso, un desenlace decepcionante-, y tiene cierto aspecto de collage: al esqueleto narrativo básico (la vuelta a casa de Iván Grigórievich, después de pasar décadas en un campo de trabajos forzados) se le superponen crónicas de otras atrocidades individuales o colectivas, reflexiones en voz alta sobre el sentido de la culpa y la humanidad en medio de la barbarie, y páginas de consideraciones sobre la historia de Rusia en las que es imposible no pensar que quien habla no es realmente el personaje, sino el propio Grossman.
Y pese a estas limitaciones narrativas, Todo fluye sigue siendo una lectura interesante, necesaria y recomendable, porque contiene pasajes tremendos. La gama de reacciones que provoca la vuelta de Iván Griegórevich en quienes se "salvaron" (demasiadas veces, a costa de sus semejantes) demuestra una comprensión brutal de la naturaleza humana; las páginas dedicadas a narrar la hambruna de Ucrania (de la que también hablaba Kapuscinski en El Imperio), aunque desde el punto de la estructura de la novela sean cuestionables, como crónica son impresionantes y merecerían publicarse como folleto y repartirse en las escuelas, en los mercados, en los estadios de fútbol; por último, las reflexiones -del autor o de los personajes- sobre la culpa individual y colectiva de una sociedad que permite inhumanidades como ésa están, creo que no exagero, a la altura de las de Kertész o Kundera. Así, aunque Todo fluye pueda decepcionar como novela, el lector seguro que encontrará en ella páginas conmovedoras, intrigantes o simplemente bellas, y que lo obliguen a plantearse algunas de las cuestiones más acuciantes que nos dejó ese terrible siglo XX.
También de Vasili Grossman en ULAD: Vida y destino
domingo, 8 de agosto de 2010
Robert A. Heinlein: Estrella doble
Título original: Double Star
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1956
Valoración: muy recomendable
A pesar de que Heinlein es considerado uno de los Tres Grandes de la ciencia ficción, colocándole, además, siempre en primer puesto, aún no había leído nada suyo. De hecho, seguro que si menciono a los otros dos, Asimov y Arthur C. Clarke, los reconoceis. Pero, ¿ y Heinlein? Ha sido el único en ganar cuatro premios Hugo, y alcanzó la fama rapidísimo en su país, y después también fuera. Sin embargo, aquí resulta bastante desconocido...
Y es que su pensamiento puede hacernos rechazar un tanto su obra. Y aquí me he encontrado ante uno de los dilemas a los que se puede enfrentar un lector cuando decide conocer al autor del libro que ha leído, o va a leer: ¿podemos introducirnos en su lectura, obviando la personalidad y el pensamiento de un autor que nos resulta sumamente desagradable? A Heinlein le acusan de fascista, a pesar de reconocerse socialista en su juventud. Pero a través de sus escritos se puede observar cómo van cambiando sus ideas y los que le conocieron, comentan cómo iba haciéndose cada vez más dogmático. También le acusan de machista y, la verdad es que sus personajes femeninos dejan bastante que desear (por cierto y apunte para frikis, el personaje femenino de este libro se llama Penny, y tiene más que cierto parecido con la Penny de Big Bang Theory. ¿Sheldon por Asimov, y Penny por Heinlein?)
Pero Estrella doble pertenece a su primera etapa. El argumento es bastante sencillo, y político. Es decir, no estamos ante un libro de Ci-fi que nos detalle los pormenores de la nave en la que viajan,sino que Heinlein podía haberlo situado en cualquier época y lugar. Lo importante no es tanto el entorno, como lo que sucede en él. Fue pionero en la introducción de la política y la religión en la literatura de ficción.
Sumamente ágil, se lee del tirón y te mantiene fiel a cada página. Sí, se lee rapidísimo, 150 páginas que parecen 30! Y engancha. He dicho que el argumento es sencillo, pero psicológicamente completo. Mucho diálogo y descripciones precisas. Muy claro y bien escrito.
No puedo desvelar el argumento porque le quito toda la gracia, tan sólo diré que el protagonista es el discurso político del partido Expansionista, y el personaje principal es un actor conocido como “el gran Lorenzo” que se encontrará con el protagonista y con el mayor papel de su vida.
Vamos, todo un clásico del género que hay que leer. Lo demás hay que dejarlo en el tintero.
También de Robert A. Heinlein en ULAD: Amos de títeres, Rebelión en el espacio, Forastero en tierra extraña
sábado, 7 de agosto de 2010
Nick Hornby: Érase una vez un padre
Idioma original: inglés
Título original: About a boy
Año de publicación: 1998
Valoración: Está bien
Will es un hombre que está más que satisfecho con su vida. Treinta y seis años, atractivo, sin problemas económicos (vive de los derechos de las canciones que compuso su padre hace décadas) ni ataduras ni responsabilidades. Está siempre a la última y se dedica, básicamente, a disfrutar de su suerte y a conquistar mujeres. Y, para ello, ha decidido inventarse un hijo y apuntarse a las reuniones de padres solteros/separados/divorciados, pues sabe que están llenas de mujeres vulnerables buscando hombres comprensivos y encantadores. Todo un plan. Allí conoce a Marcus, su antagonista, un niño de 12 años cuya madre, Fiona, una mujer separada y depresiva, está tan ocupada preocupándose por sus propios asuntos que es incapaz de ver que su hijo tiene problemas en el colegio y que es él el que acaba siempre cuidando de ella y no al revés.
Tras varios encuentros desafortunados, se establecerá una curiosa relación entre Marcus y Will, en la que no siempre tendremos muy claro cuál de los dos es el adulto y cuál el niño. Si bien Will intenta hacer de Marcus un chaval “guay”, éste trata de que Will asuma ciertas responsabilidades y actúe como se supone que debe hacer alguien de su edad. En definitiva, que madure un poco.
Llegados a este punto, parece que la historia va a evolucionar hacia el tópico que todos esperamos: Will y Fiona se enamoran, Marcus se convierte en un niño feliz y popular y todos viven contentos y rodeados de amor hasta el fin de sus días. Afortunadamente, no es así. Hornby ahonda en la relación establecida entre Will y Marcus y la aprovecha para sacar a la luz los problemas y las inquietudes que afectan a niños y adultos (que, muchas veces y salvando ciertas diferencias, suelen ser bastante similares), y lo hace sin caer en dinámicas del tipo “soy un adulto que lo tiene todo, pero no soy feliz y me deprimo” o “soy un niño marginado cuya vida va a cambiar totalmente en cuanto encuentre una figura paterna”.
Con un estilo directo y ameno, el autor desarrolla una historia interesante y cercana, donde los nuevos modelos de familia y el mundo de la niñez (o la preadolescencia) se presentan sin tópicos ni idealizaciones románticas y donde la vida real, con sus cosas buenas y sus cosas malas, resulta ser siempre más interesante que cualquier otra que podamos imaginar.
También de Nick Hornby en ULAD: Alta fidelidad, 31 canciones, Cómo ser buenos