Título original: Unless
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 2002
Valoración: Se deja leer
Me compré este libro en cuanto lo publicaron, hace ya nueve años, gracias a la reseña que de él leí en cierto suplemento cultural.
Soy de los que creen que los lectores agradecemos infinitamente que alguien se moleste en escribir una historia de esas que nos rondan por la cabeza insinuantemente pero que no nos decidimos a plasmar sobre papel por falta de habilidad literaria, escasez de tiempo, pereza, dudas, indecisión o qué sé yo.
Y bueno, digamos que el argumento del libro que hoy reseño se correspondía un poco con una de estas historias-que-nunca-escribiremos que me visitaba mentalmente con cierta insistencia allá por 2003: una joven que aparentemente lo tienen todo, de la noche a la mañana abandona la universidad y acaba conviritiéndose en mendiga, una de esas personas de aspecto descuidado que consumen las horas del día paralizadas en un rincón de la calle con un cartel de cartón como único mensaje al mundo civilizado del que reniegan.
Y sí, el argumento era atractivo e insinuante, y la reseña que leí bastante positiva, pero Dejarlo todo, obra de la estadounidense/canadiense Carol Shields, no me pareció un buen libro en absoluto.
En esta novela, como ya he dicho, una chica ideal se hace mendiga sin explicación aparente, y su angustiada madre, una inquieta escritora, se pasa toda la historia tratando de descubrir qué demonios le ha pasado a su cachorra, y mientras tanto, el lector va viendo cómo es la vida de esta mujer, qué aspiraciones tiene como fémina y como escritora pasada ya la barrera de los cuarenta, qué se le pasa por la cabeza, con quién se relaciona...Y sí, todo el conjunto se deja leer bien, y si a uno le da por investigar sobre su autora sabrá que Carol Shields murió a los sesenta y ocho años poco después de publicar esta novela por culpa de un cáncer de mamá, dejando colgando una carrera de escritora que había comenzado a los cuarenta y por la que había recibido toda clase de elogios, tanto de crítica como de público.
No he leído nada más de esta malograda escritora, pero Dejarlo todo, quizás sobre todo por su inesperado y decepcionante final, me pareció una obra menor.
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lunes, 28 de febrero de 2011
domingo, 27 de febrero de 2011
Jaan Kaplinski: El mismo río
Idioma original: estonio
Título original: Seesama jõgi
Año de publicación: 2007
Valoración: Está bien
Antes de empezar, vamos a situarnos. Estamos en Estonia en los años 60 y el protagonista de esta novela es un joven filólogo que necesita desesperadamente un modelo a seguir que lo introduzca en la vida adulta (pues, como él mismo cuenta, al haber crecido sin apenas amigos, con la nariz continuamente metida en los libros, no sabe desenvolverse en sociedad). Así encuenta al Maestro, un hombre sabio de aspecto enclenque, depresivo y pesimista, que lo educará y le hará plantearse más preguntas de las que, seguramente, está preparado para contestar.
Testigo de una revolución sexual que se extiende por Europa, el protagonista avanza hacia su madurez intentando perder de una vez la virginidad, algo que, como su novia no se lo pone nada fácil, le da más de un quebradero de cabeza. A esto se une, a medida que pasa el tiempo y que se estrecha la relación entre el Maestro y el personaje principal, la vida en Estonia, la gran sombra que proyecta la URSS, los interrogatorios de la KGB, el comunismo...
Es ésta una novela que habla del despertar a la vida, de crecimiento y, sobre todo, de dirigirse siempre hacia adelante aun cuando las condiciones no sean las más propicias. El libro es interesante, sin duda, y el autor desarrolla un estilo ameno y sobrio, aunque también con ciertas dosis de humor. Sin embargo, he de reconocer el trabajo que me ha costado terminarlo, debido no a la obra sino a una cuestión editorial. Serán gajes del oficio, pero no he podido pasar por alto el gran número de erratas y de fallos que se han escapado a la corrección (en ocasiones, parece que a algunas frases les faltan palabras), lo cual entorpece mucho la lectura. Esperemos que lo arreglen en la siguiente edición.
sábado, 26 de febrero de 2011
Ayn Rand: Los que vivimos
Idioma original: inglés
Título original: We the Living
Año de publicación: 1936
Valoración: está bien
Aunque Los que vivimos está ambientada en la época inmediatamente posterior a la Revolución Rusa, no se trata de una obra propagandística que alabe las bondades del nuevo régimen: por el contrario, la novela está narrada precisamente desde el bando de los perdedores, y escrita desde el exilio de su autora en los Estados Unidos.
Kira es una joven perteneciente a la clase burguesa cuyos sueños de ser ingeniera se ven truncados por la necesidad de trabajar que le impone la revolución. A medida que las consecuencias de la revolución van haciendo mella en su familia y en el país entero, Kira encontrará su propia manera de sobrevivir en la figura de Leo. Por lo menos en un principio, los dos amantes se apoyarán el uno en el otro para sobrevivir a la asfixia de un régimen que pronto se descubre corrupto y totalitario.
A pesar de que la novela no es imparcial en cuanto a lo político, tiene la gran virtud de aportar diferentes puntos de vista: no solo conocemos cómo viven el régimen soviético los mayores perjudicados, sino también altos cargos del Partido Comunista o campesinos que, aunque lucharon en el Ejército Rojo, han terminado desencantados con la dictadura. Por eso, yo diría que no se trata de una novela anticomunista sino antitotalitaria: lo que se critica es la hipocresía de un régimen que se vale de unas ideas en origen nobles para oprimir al pueblo que clama haber salvado.
De ahí el título: Kira y Leo son los que viven, los que se esfuerzan por llevar una vida que no se limite a la mera supervivencia. En una sociedad para la que la anonimia y el sacrificio por la comunidad son los valores más estimados, los enamorados luchan por recordar --y por recordarle al lector-- que cada individuo es único y precioso precisamente por esas características que lo diferencian del resto.
* Lo mejor: la tensión psicológica y la sensación de inevitable fatalidad que se respira a lo largo de toda la novela.
* Lo peor: la relación Kira-Leo no deja de ser un poco folletinesca.
También de Ayn Rand en ULAD: El manantial, Himno
Título original: We the Living
Año de publicación: 1936
Valoración: está bien
Aunque Los que vivimos está ambientada en la época inmediatamente posterior a la Revolución Rusa, no se trata de una obra propagandística que alabe las bondades del nuevo régimen: por el contrario, la novela está narrada precisamente desde el bando de los perdedores, y escrita desde el exilio de su autora en los Estados Unidos.
Kira es una joven perteneciente a la clase burguesa cuyos sueños de ser ingeniera se ven truncados por la necesidad de trabajar que le impone la revolución. A medida que las consecuencias de la revolución van haciendo mella en su familia y en el país entero, Kira encontrará su propia manera de sobrevivir en la figura de Leo. Por lo menos en un principio, los dos amantes se apoyarán el uno en el otro para sobrevivir a la asfixia de un régimen que pronto se descubre corrupto y totalitario.
A pesar de que la novela no es imparcial en cuanto a lo político, tiene la gran virtud de aportar diferentes puntos de vista: no solo conocemos cómo viven el régimen soviético los mayores perjudicados, sino también altos cargos del Partido Comunista o campesinos que, aunque lucharon en el Ejército Rojo, han terminado desencantados con la dictadura. Por eso, yo diría que no se trata de una novela anticomunista sino antitotalitaria: lo que se critica es la hipocresía de un régimen que se vale de unas ideas en origen nobles para oprimir al pueblo que clama haber salvado.
De ahí el título: Kira y Leo son los que viven, los que se esfuerzan por llevar una vida que no se limite a la mera supervivencia. En una sociedad para la que la anonimia y el sacrificio por la comunidad son los valores más estimados, los enamorados luchan por recordar --y por recordarle al lector-- que cada individuo es único y precioso precisamente por esas características que lo diferencian del resto.
* Lo mejor: la tensión psicológica y la sensación de inevitable fatalidad que se respira a lo largo de toda la novela.
* Lo peor: la relación Kira-Leo no deja de ser un poco folletinesca.
También de Ayn Rand en ULAD: El manantial, Himno
viernes, 25 de febrero de 2011
Pascal Mercier: Tren nocturno a Lisboa
Idioma original: alemán
Título original: Nachtzug nach Lissabon
Año de publicación: 2004
Valoración: se deja leer
Viviendo en Lisboa, y teniendo un amigo que se llama Amadeus do Prado, era inevitable que terminara leyéndome esta novela, que trata de un viaje a Lisboa y en la que aparece un personaje que se llama Amadeu de Prado. Así que, cuando hace un mes me compré un billete para el tren nocturno a Lisboa, me compré también un ejemplar de Tren nocturno a Lisboa. Ocasiones de hacer tonterías así, no hay que dejarlas pasar. Y yo estaba preparado para que aquello fuera una experiencia lectora única, casi mística, entre otras cosas porque me habían hablado muy bien del libro, y bueno, por todo lo demás. Pero no. Tanto la experiencia viajera como el libro me decepcionaron bastante.
Mira que el libro empieza bien (aunque la idea no sea la más original del mundo): un rutinario y algo aburrido profesor de lenguas muertas, Raimund Gregorius, también conocido como Mundus, presencia el posible intento de suicidio de una mujer portuguesa en un puente de Berna; después compra un misterioso libro íntimo-filosófico escrito por un misterioso autor, Amadeu de Prado, que se opuso a la dictadura Salazarista. Y en ese momento Gregorius decide cambiar su vida, dejarlo todo y coger ese mismo día un tren (varios trenes) que le lleven a Lisboa, la ciudad en la que vivió Amadeu.
Y ahí es donde mi interés por el libro se desploma. Porque empieza bien, con un personaje principal con el que es fácil simpatizar, y mezclando elementos de intriga con reflexiones más o menos filosóficas sobre la vida, el tiempo o la muerte (reflexiones de Amadeu que pueden emparentarse con el Libro del Desasosiego, de Pessoa, que el autor cita explícitamente); pero luego, cuando Gregorius llega a Lisboa, el autor se entretiene otras 300 páginas en reconstruir una trama de tortuosas relaciones personales y familiares que a mí no me han llegado a interesar en ningún momento, de manera que las últimas 100 o 150 páginas del libro las hojeé más que las leí.
Además, hay demasiadas cosas que suenan a falso: para empezar, Lisboa. No sé si Mercier ha vivido en la ciudad o no, pero sus referencias (la Rua Augusta, Alfama, Bairro Alto) son demasiado obvias y demasiado superficiales, casi turísticas. Y también, la trama. Un desconocido llega a una ciudad extraña donde hablan un idioma que no domina, y en una semana, tirando de listín telefónico y mucha, muchísima suerte, ha conseguido introducirse en el círculo de otra persona, ha conocido a todos sus familiares y allegados, y estos le han revelado sus secretos más íntimos. Porque sí. Pues no me lo trago.
En fin, que no está mal, es un libro curioso, sobre todo al principio, pero no es lo que promete. Más bien es una versión suizo-portuguesa de La sombra del viento, con ínfulas de algo más. Y le sobran 300 páginas. He dicho.
Título original: Nachtzug nach Lissabon
Año de publicación: 2004
Valoración: se deja leer
Viviendo en Lisboa, y teniendo un amigo que se llama Amadeus do Prado, era inevitable que terminara leyéndome esta novela, que trata de un viaje a Lisboa y en la que aparece un personaje que se llama Amadeu de Prado. Así que, cuando hace un mes me compré un billete para el tren nocturno a Lisboa, me compré también un ejemplar de Tren nocturno a Lisboa. Ocasiones de hacer tonterías así, no hay que dejarlas pasar. Y yo estaba preparado para que aquello fuera una experiencia lectora única, casi mística, entre otras cosas porque me habían hablado muy bien del libro, y bueno, por todo lo demás. Pero no. Tanto la experiencia viajera como el libro me decepcionaron bastante.
Mira que el libro empieza bien (aunque la idea no sea la más original del mundo): un rutinario y algo aburrido profesor de lenguas muertas, Raimund Gregorius, también conocido como Mundus, presencia el posible intento de suicidio de una mujer portuguesa en un puente de Berna; después compra un misterioso libro íntimo-filosófico escrito por un misterioso autor, Amadeu de Prado, que se opuso a la dictadura Salazarista. Y en ese momento Gregorius decide cambiar su vida, dejarlo todo y coger ese mismo día un tren (varios trenes) que le lleven a Lisboa, la ciudad en la que vivió Amadeu.
Y ahí es donde mi interés por el libro se desploma. Porque empieza bien, con un personaje principal con el que es fácil simpatizar, y mezclando elementos de intriga con reflexiones más o menos filosóficas sobre la vida, el tiempo o la muerte (reflexiones de Amadeu que pueden emparentarse con el Libro del Desasosiego, de Pessoa, que el autor cita explícitamente); pero luego, cuando Gregorius llega a Lisboa, el autor se entretiene otras 300 páginas en reconstruir una trama de tortuosas relaciones personales y familiares que a mí no me han llegado a interesar en ningún momento, de manera que las últimas 100 o 150 páginas del libro las hojeé más que las leí.
Además, hay demasiadas cosas que suenan a falso: para empezar, Lisboa. No sé si Mercier ha vivido en la ciudad o no, pero sus referencias (la Rua Augusta, Alfama, Bairro Alto) son demasiado obvias y demasiado superficiales, casi turísticas. Y también, la trama. Un desconocido llega a una ciudad extraña donde hablan un idioma que no domina, y en una semana, tirando de listín telefónico y mucha, muchísima suerte, ha conseguido introducirse en el círculo de otra persona, ha conocido a todos sus familiares y allegados, y estos le han revelado sus secretos más íntimos. Porque sí. Pues no me lo trago.
En fin, que no está mal, es un libro curioso, sobre todo al principio, pero no es lo que promete. Más bien es una versión suizo-portuguesa de La sombra del viento, con ínfulas de algo más. Y le sobran 300 páginas. He dicho.
jueves, 24 de febrero de 2011
Raúl Alonso: La plaga
Idioma original: español
Fecha de publicación: 2000
Valoración: recomendable
Hace algunos años una buenísima amiga cordobesa me regaló este poemario, de un paisano suyo. Lo había leído durante un extraño verano en el que libro y realidad parecieron fundirse en uno mismo. Además, está cubierto y plagado de denuncia social y llamada al desentumecimiento, por lo que entre lo extraño y lo social supo que era una buena elección para un regalo que parecía resumir todo un año de nuestras vidas.
Este joven poeta, filósofo, ganó con esta obra el accésit del X Certamen de poesía Rosalía de Castro. Ha realizado antologías, fundado revistas y participa activamente en el ámbito cultural de su ciudad. Bien, hechas las presentaciones, pasemos a hablar de este pequeño poemario.
Como su nombre indica nos adentramos en un mundo, el nuestro, cubierto por una plaga de tábanos que lo cubre todo sin que nos demos cuenta. De fuerte crítica social, los versos, potentes, nos van arrastrando hacia una conciencia de la propia contaminación y un despertar de ese estado en el que, adormilados, no nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor. Nos dice que no hay espacios vacíos, que estamos saturados de televisión, de mala información, de desinterés existencial y de inercia postmodernista.
Primero, una exhortación a levantar la cabeza y ver al insecto. Después, el descubrimiento del zumbido permanente que se halla en todas partes; la metamorfosis, en la que nos convertimos en los propios tábanos; y el insecticida, con un breve canto a la esperanza y a tí mismo, consciente ya de lo que sucede, de lo que te sucede.
Una llamada a la autorreflexión llena de metáforas e imágenes poderosas repletas de realidad. En fin, una lectura recomendable de un joven poeta cuya opera prima te transmite el deseo de cambio y de descontaminación.
Y qué mejor que una muestra para verlo:
El origen
Y este otro:
Postmodernidad
Y a tí
¿qué mosca te ha picado?
Fecha de publicación: 2000
Valoración: recomendable
Hace algunos años una buenísima amiga cordobesa me regaló este poemario, de un paisano suyo. Lo había leído durante un extraño verano en el que libro y realidad parecieron fundirse en uno mismo. Además, está cubierto y plagado de denuncia social y llamada al desentumecimiento, por lo que entre lo extraño y lo social supo que era una buena elección para un regalo que parecía resumir todo un año de nuestras vidas.
Este joven poeta, filósofo, ganó con esta obra el accésit del X Certamen de poesía Rosalía de Castro. Ha realizado antologías, fundado revistas y participa activamente en el ámbito cultural de su ciudad. Bien, hechas las presentaciones, pasemos a hablar de este pequeño poemario.
Como su nombre indica nos adentramos en un mundo, el nuestro, cubierto por una plaga de tábanos que lo cubre todo sin que nos demos cuenta. De fuerte crítica social, los versos, potentes, nos van arrastrando hacia una conciencia de la propia contaminación y un despertar de ese estado en el que, adormilados, no nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor. Nos dice que no hay espacios vacíos, que estamos saturados de televisión, de mala información, de desinterés existencial y de inercia postmodernista.
Primero, una exhortación a levantar la cabeza y ver al insecto. Después, el descubrimiento del zumbido permanente que se halla en todas partes; la metamorfosis, en la que nos convertimos en los propios tábanos; y el insecticida, con un breve canto a la esperanza y a tí mismo, consciente ya de lo que sucede, de lo que te sucede.
Una llamada a la autorreflexión llena de metáforas e imágenes poderosas repletas de realidad. En fin, una lectura recomendable de un joven poeta cuya opera prima te transmite el deseo de cambio y de descontaminación.
Y qué mejor que una muestra para verlo:
El origen
Te desnudas a pocos metros cuadrados de mi cuerpo
y tu pensamiento va y viene
en torno a esa cuestión que te preocupa
de la fecundación in vitro.
Yo miro a través del cristal
un pedazo de cielo con pocas estrellas
fijado en sus límites por un pard de antenas parabólicas,
y los tejados que arropan nuestras casas.
Hace ya mucho tiempo que todos mantenemos cerradas las ventanas
para no escuchar el zumbido triste de los tábanos
y no entra la noche en las alcobas,
ni el aliento,
ni el grillo,
ni el jazmín,
y parece que no existió nunca un origen
del mundo y de lo nuestro c
uando enciendes la pantalla y te acuestas
sin ganas ya de hablarnos
cómo nos fue el día
o que nos pasa cada vez que llega
el otoño.
Es como si la Vía Láctea incubara las larvas
y la Vía Digital
las hiciera desaparecer como un sueño.
y tu pensamiento va y viene
en torno a esa cuestión que te preocupa
de la fecundación in vitro.
Yo miro a través del cristal
un pedazo de cielo con pocas estrellas
fijado en sus límites por un pard de antenas parabólicas,
y los tejados que arropan nuestras casas.
Hace ya mucho tiempo que todos mantenemos cerradas las ventanas
para no escuchar el zumbido triste de los tábanos
y no entra la noche en las alcobas,
ni el aliento,
ni el grillo,
ni el jazmín,
y parece que no existió nunca un origen
del mundo y de lo nuestro c
uando enciendes la pantalla y te acuestas
sin ganas ya de hablarnos
cómo nos fue el día
o que nos pasa cada vez que llega
el otoño.
Es como si la Vía Láctea incubara las larvas
y la Vía Digital
las hiciera desaparecer como un sueño.
Y este otro:
Postmodernidad
Y a tí
¿qué mosca te ha picado?
miércoles, 23 de febrero de 2011
Vládimir Odóievski: El día de año nuevo y otros cuentos maravillosos
Idioma original: ruso
Año de publicación: 2010
Valoración: Está bien
Es ésta una compilación de cuentos curiosa, porque uno no sabe muy bien dónde encajarla. No puedo afirmar si son cuentos fantásticos, románticos, de ciencia-ficción... quizá lo que ocurre es que todos tienen algunas características de cada género (en el caso de la CF, hay que reconocerle el mérito a Odóievski, que se adelantó un siglo al boom de este tipo de literatura y a la creación de ciertos avances tecnológicos, como un sistema de comunicación que nos recuerda mucho –muchísimo– a internet).
En los ocho cuentos que conforman este libro conocemos a un personaje que asiste a su propio funeral y que, desde el otro mundo, descubre que su vida no era tal y como creía y que sus amistades no son tales, en muchos casos; también somos testigos de la llegada de asteroides que pueden acabar con el mundo; de cómo un niño imaginativo puede entrar en una cajita de música; y asistimos al hundimiento de un artista que da la vida por su obra...
Debido a la época en la que fueron escritos estos cuentos (siglo XIX), algunos de ellos nos hacen recordar a autores como E.T.A. Hoffman, aunque vestidos (en algunos casos) con una velada crítica a la sociedad rusa. Es éste un libro agradable de leer, en resumen, perfecto para aquellos a los que les gusten los cuentos y, sobre todo, la literatura rusa, o para todo aquel que quiera adentrarse en la misma.
martes, 22 de febrero de 2011
Torcuato Luca de Tena: Los renglones torcidos de Dios
Idioma original: español
Fecha de publicación: 1979
Valoración: Se deja leer
Hoy reseño un libro que mencioné hace unos cuantos días, cuando escribí sobre Sophia, de Colin Thubron. Para los que no leyeran dicho post, recordaré que Sophia se trata de una novela ambientada en un psiquiátrico, narrada en primera persona por un hombre que, hasta el final, no sabemos si está o no está cuerdo.
Algo parecido ocurre con la heroína de este libro leído y requetelído y recomendado hasta la saciedad por los profesores de colegios religiosos a sus alumnos: Alice Gould es una detective atractiva y de mediana edad que entra en un psiquiátrico presuntamente como una enferma más, cuando en realidad su misión es la de hacerse pasar por loca para resolver un crimen que se ha cometido en tan peculiar entorno.
Pero a medida que pasamos las páginas y Alice va conociendo a más y a más personajes peculiares (mi preferido es un hombre con aspecto de genio chiflado que funciona como una especie de fatídica cuenta atrás, mencionando cada día los días que faltan para el fin del mundo), y presenciando escenas nada agradables (como la de una tétrica estancia donde están los casos más trágicos, auténticas canalladas de la Madre Naturaleza), no sabemos si la mujer es una loca que se cree detective o una detective que se hace muy bien la loca más cuerda del lugar. Habrá que llegar al final de la novela para descubrirlo...
Sin parecerme la obra maestra imprescindible para formar hombres y mujeres íntegros y completos que muchos docentes ven en esta novela de Luca de Tena, considero que el escritor logra componer una historia amena, creíble y con la densidad suficiente como para poder decir que se deja leer amablemente.
lunes, 21 de febrero de 2011
Oscar Wilde: La importancia de llamarse Ernesto
Idioma original: inglés
Título original: The Importance of Being Earnest
Año de publicación: 1895
Valoración: Recomendable
Año de publicación: 1895
Valoración: Recomendable
Mi queridísimo Bunbury:Te escribo desde el profundísimo sopor que el campo y mis entrañables vecinos me producen. Como siempre he dicho, cuando uno está en la ciudad se divierte a sí mismo, pero cuando uno está en el campo uno divierte a los demás.
Mi muy querido Ernesto:Difícilmente consigo arrancar estas líneas a la monotonía de la vida urbana. Mi tía se empeña en que busque esposa y yo me empeño en buscar excusas que me permitan escapar al campo. No consigo hacerle comprender que la esencia misma del romance es la incertidumbre. Si algún día me caso, intentaré sin lugar a dudas olvidar este dato.
***
Lo que acaban ustedes de leer son extractos de la correspondencia privada entre Mr John 'Jack' Worthing y Mr Algernon Moncrieff, protagonistas de esta enrevesada pieza teatral.
Es necesario aclararle al lector de esta reseña que no nos encontramos ante cuatro personajes diferentes: Bunbury y Ernesto son los alter egos creados, respectivamente, por los respetables amigos Algernon Moncrieff y Jack Worthing para escapar de la asfixiante rutina de sus vidas de jóvenes ejemplares y distinguidos. Así, la presencia de Mr Moncrieff es periódicamente requerida junto al lecho de su inventado amigo Bubury, inválido, mientras que los excesos de su ficticio hermano Ernesto obligan a Mr Worthing a viajar a la ciudad con más frecuencia de la que aconseja el decoro.
La trama se complica cuando Algernon, movido por ciertas inclinaciones amorosas, decide visitar la casa que tiene Jack en el campo haciéndose pasar por el crápula de Ernesto precisamente cuando Mr Worthing había decidido "matarlo" de un repentino y oportuno resfriado...
Esta obrita de apenas 60 páginas divididas en tres actos es un magistral derroche de ingenio verbal que a buen seguro provocará las carcajadas de los lectores/espectadores y, muy especialmente, de los amantes del incisivo humor británico. Wilde no solo hace una feroz sátira social (da un repaso a la aristocracia, a las clases bajas, al arte contemporáneo, a las costumbres de la época...), sino que se ríe hasta de sí mismo. Todo esto, aliñado con un generoso chorro de surrealismo.
Hay película con elenco de lujo: Rupert Everett, Colin Firth, Frances O'Connor, Reese Witherspoon y Judy Dench.
- Pincha aquí para ver el tráiler en castellano.
- Pincha aquí para ver el tráiler en inglés.
Nota curiosa: el cantante Enrique Bunbury tomó su apellido artístico de esta obra.
También de Oscar Wilde en ULAD: El retrato de Dorian Gray, La esfinge sin secreto, De profundis, El fantasma de Canterville
domingo, 20 de febrero de 2011
Gabriel Zaid: Los demasiados libros
Idioma original: español
Año de publicación: 1972 (aunque con ampliaciones y modificaciones hasta el presente)
Valoración: recomendable
Es este un "libro sobre libros" que nace de una constatación sorprendente y evidente al mismo tiempo: cada vez se publica más, cada vez hay más libros en el mundo, de manera que es imposible que nadie pueda llegar a leerlos todos: no hay lector que pueda mantener el ritmo del actual mercado editorial. A partir de esa idea tan simple, con un estilo sencillo y algo de humor, con unos cuantos datos estadísticos y el propio conocimiento del mundo editorial, Gabriel Zaid escribe lo que podría considerarse un alegato a favor de la lectura, y en contra de esta escritura desaforada, nacida de la egolatría global.
Los demasiados libros es entretenido, sugerente, contundente en sus conclusiones, y también algo repetitivo, a lo mejor porque sus textos fueron originalmente publicados como artículos sueltos y no como libro unitario. El capítulo en el que menos coincido con el autor es el que dedica a explicar por qué el libro en papel es superior a casi cualquier otro medio: creo que muchos de sus argumentos se han visto superados por la aparición de las tablets, los eReaders y también por la proliferación de las descargas de internet.
En todo caso, y como este es un libro que vive fundamentalmente de chispazos ingeniosos e iluminaciones que a veces rayan en la boutade, aquí dejo una selección de pasajes, que seguro que darán a más de uno ganas de leer el resto del texto:
Año de publicación: 1972 (aunque con ampliaciones y modificaciones hasta el presente)
Valoración: recomendable
Es este un "libro sobre libros" que nace de una constatación sorprendente y evidente al mismo tiempo: cada vez se publica más, cada vez hay más libros en el mundo, de manera que es imposible que nadie pueda llegar a leerlos todos: no hay lector que pueda mantener el ritmo del actual mercado editorial. A partir de esa idea tan simple, con un estilo sencillo y algo de humor, con unos cuantos datos estadísticos y el propio conocimiento del mundo editorial, Gabriel Zaid escribe lo que podría considerarse un alegato a favor de la lectura, y en contra de esta escritura desaforada, nacida de la egolatría global.
Los demasiados libros es entretenido, sugerente, contundente en sus conclusiones, y también algo repetitivo, a lo mejor porque sus textos fueron originalmente publicados como artículos sueltos y no como libro unitario. El capítulo en el que menos coincido con el autor es el que dedica a explicar por qué el libro en papel es superior a casi cualquier otro medio: creo que muchos de sus argumentos se han visto superados por la aparición de las tablets, los eReaders y también por la proliferación de las descargas de internet.
En todo caso, y como este es un libro que vive fundamentalmente de chispazos ingeniosos e iluminaciones que a veces rayan en la boutade, aquí dejo una selección de pasajes, que seguro que darán a más de uno ganas de leer el resto del texto:
Los libros se multiplican en proporción geométrica. Los lectores, en proporción aritmética. De no frenarse la pasión de publicar, vamos hacia un mundo con más autores que lectores [...]
...la mayor parte de los libros que se publican no interesan a 30.000 personas ni regalados. [...]
Hoy, en una encuesta de lectura, Sócrates quedaría en los niveles bajos. Su baja escolaridad, su falta de títulos académicos, de idiomas, de currículo, de obra publicada, no le permitirían concursar para un puesto importante en la burocracia cultural. Lo cual confirmaría su crítica de la letra: las credenciales del saber han llegado a pesar más que el saber. [...]
El problema del libro no está en los millones de pobres que apenas sabe leer y escribir, sino en los millones de universitarios que no quieren leer, sino escribir. [...]
Tu libro es una brizna de papel que se arremolina en las calles, que contamina las ciudades, que se acumula en los basureros del planeta. Es celulosa, y en celulosa se convertirá. [...]
Solo hay dos soluciones para un servicio perfecto [en una librería]: o tener todos los libros o tener un adivino. [...] Como esto es imposible, en la práctica se intenta medio tener de todo y medio adivinar, con resultados lamentables para el lector y el librero: lo que hay no se pide, lo que se pide no hay.
sábado, 19 de febrero de 2011
Jean Genet: Diario del ladrón
Idioma original: francés
Título original: Journal du voleur
Año de publicación: 1949
Valoración: Recomendable
Título original: Journal du voleur
Año de publicación: 1949
Valoración: Recomendable
Al margen de cuestiones éticas, lo que de verdad admiro de Genet no es su increíble capacidad de convertir en literatura su propia vida ni la valentía que supone ser sincero en terrenos tan resbaladizos como los que pisa ni su inclasificable personalidad construida a conciencia sin fijarse demasiado en modelos al uso ni su insólita voluntad de ser libre ni su gran versatilidad, que le convierte en hombre de acción y de letras al modo de Cervantes, Garcilaso y otros. Es cierto que cada uno de estos rasgos – más aún todos a la vez – lo muestran como un personaje excepcionalmente inteligente y con una fuerza mental fuera de lo común pero eso es lo que hermana a muchos de los que, por un motivo u otro, han pasado a la historia. Lo que de verdad me impresiona tiene que ver con todo lo dicho y es el hecho de haber producido una obra literaria completa, coherente y de calidad siendo como era un marginado social, y, sobre todo, que supiese tomar como fuente de inspiración esa marginalidad así como el pensamiento que la sustenta. Hace falta mucho talento para saltarse el protocolo y beber de sus fuentes, para actuar como élite y como inadaptado a la vez y ser en ambas facetas un maestro. Genet es cínico, satírico y puede parecer provocador, aunque no creo que su intención fuera escandalizar a nadie, más bien le tenían sin cuidado las reacciones que pudieran producir unos escritos que elaboraba por desahogo personal, placer estético y, naturalmente, para obtener un beneficio económico.
Diario del ladrón, considerada le mejor de sus novelas, está escrita en un estilo directo y expresivo, sin divagaciones ni ambigüedades. Es un autor al que le gusta ir al grano y, por tanto, capaz de contar muchas cosas, colocándonos en el ambiente adecuado y sin dejar de transmitirnos su opinión, en poco más de 200 páginas. La objetividad no le interesa, todo lo contrario: es un maestro del enfoque y sabe seleccionar la palabra justa para que no quede la menor duda de su postura ante cada situación concreta: criterios siempre contundentes que suele defender con vehemencia. Su prosa agresiva produce una especie de mimetismo que arrastra a una lectura rápida, no hace ninguna falta recrearse en escenas y pensamientos, no hay que desentrañar nada ni sumergirse en divagaciones, todo está claro y es de una sola pieza, esa exactitud añade un gran realismo al relato, seduce al lector y le empuja a leer con interés. También le sacude en lo más hondo, y si eso ocurre hoy día, saturados como estamos de sensaciones fuertes, imaginad como sería a finales del siglo pasado, cuando las mentalidades eran muy distintas y sobre Genet pesaban aún condenas sin resolver. Y es que la razón de la huella que produce su lectura no hay que buscarla en los hechos que narra sino en el gran talento con que los refleja y, sobre todo, en su sinceridad incuestionable.
También de Jean Genet en ULAD: Ella
También de Jean Genet en ULAD: Ella
viernes, 18 de febrero de 2011
Mário de Sá-Carneiro: Incesto
Idioma original: portugués
Título original: Princípio
Año de publicación: 1912
Valoración: Recomendable
—¿Quién dices que es el protagonista de esta novela?
—Luís de Monforte, un dramaturgo.
—Por el título, imagino que lo que pasa es que se trisca a su hija, ¿no? No sé si tengo cuerpo para leer algo así.
—No, no, es más complicado que eso. El protagonista se enamora locamente de Júlia Gama, una actriz de renombre, guapísima, a la que llaman "la loca". Están juntos, tienen una hija y, cuando ésta es aún pequeña, Júlia los abandona...
—Y entonces, se consuela con su hija...
—Que no, que no. Entonces, se dedica a vivir para ella. La educa muy bien, hace que estudie, que sea una mujer independiente... Sí es cierto que mientras se dedica a ella no quiere conocer a otras mujeres, pero no demuestra ningún sentimiento impropio de cualquier padre.
—¿Entonces?
—Entonces, la chica muere y aquí es cuando Monforte pierde la cabeza. Empieza a buscar a su hija entre todas las mujeres que conoce, entre las enfermas de los hospitales y las ingresadas en los sanatorios... porque lo ha trastocado tanto su muerte, que es incapaz de seguir adelante.
—Pero eso no es un incesto.
—No en el sentido estricto de la palabra. Parece que Monforte rehace su vida, pero no es así, porque sólo se relaciona sentimentalmente con mujeres que se parezcan físicamente a su hija.
—Vaya culebrón.
—Sí, pero muy bien escrito y muy bien llevado.
—Ah... ¿Ha escrito mucho Sa-Carneiro? Nunca había oído hablar de él...
—No demasiado. Ésta fue una de sus primeras novelas, publicadas cuando tenía 21 años en un volumen que se titulaba Principio. Escribió más libros, pero murió con 26 años, así que tampoco le dio tiempo a hacer muchas cosas, que digamos...
—Pobre hombre.
—Sep. Sólo he leído esta obra suya, pero te la recomiendo sin duda. Sorprende que escribiera tan bien siendo tan joven, la verdad.
—Y escogiendo ese tema...
—Sí, el tema es muy sórdido. Pero es que el autor era todo un personaje. Vivió en París, absorbió las vanguardias, revolucionó el Portugal de la época con sus escritos... era un agitador. Y como tal, incapaz de comprender y cambiar el mundo en el que le había tocado vivir, se suicidó.
—Y eso se verá en sus obras, supongo.
—En ésta, al menos, sí. A veces, da la impresión de que el protagonista ha entrado en una espiral interna que lo lleva irremediablemente al suicidio.
—¿Y se suicida, al final?
—...
jueves, 17 de febrero de 2011
Erasmo de Rotterdam: Elogio de la locura
Título original: Stultitiae Laus o Μωρίας Εγκώμιον (Morias Enkomion)
Idioma original: latín
Año de publicación: 1511 (escrito en 1509)
Valoración: imprescindible
Entrar en la biblioteca siempre es una experiencia agradable. Oler el papel acumulado, ver la sonrisa de las bibliotecarias cuando les devuelves un libro, observar a los chavales que preparan muy concentrados exámenes y a los jubilados que leen aplicadamente el periódico, regodear la vista con los lomos de cientos de tomos ordenados con celo.
Y en este regodeo cayeron mis ojos sobre este otro regodeo, el del maestro de Rotterdam, don Erasmo, sobre la necedad. Compuesto a modo de broma hacia su amigo Tomás Moro, como explica en el prologo en el que se lo dedica, su fama supero incluso a su propio autor, quien confesaba a sus íntimos estar un poco cansado de ella. Debía mortificar algo a nuestro sesudo humanista que su fama procediera principalmente de este divertimento. Sobre todo porqué la inmensa erudición de la que hacía gala y su posición de referente entre la comunidad intelectual de la época, le habían llevado a la publicación de gran número de libros y a la redacción de varios centenares de cartas a diversos líderes políticos y religiosos del momento, que acudían a él en busca de guía y consejo.
Pero este divertido ensayo ganó inmediata aceptación. En él, la Necedad, personificada en forma de diosa griega y a la que acompañan otros varios del enorme panteón disponible, nos va relatando la ventajas de su culto, hasta el punto de juzgarse indispensable para el mantenimiento de la sociedad y para su felicidad, la que declara ser imposible sin su concurso. En breves capítulos, que son fruto de una división posterior a la de su primera publicación, nos va desgranando las diversas situaciones en las que reina, los distintos individuos a los que afecta y las númerosas instituciones que de ella están impregnadas. No deja títere con cabeza y uno comprende porqué la inquisición lo censuró tanto. Se recomienda a las integrantes del sector femenino de la humanidad (¿he sido lo bastante políticamente correcto?) que se salten el capítulo XVII, si, ese que se titula La mujer, encarnación de la Necedad.
Idioma original: latín
Año de publicación: 1511 (escrito en 1509)
Valoración: imprescindible
Entrar en la biblioteca siempre es una experiencia agradable. Oler el papel acumulado, ver la sonrisa de las bibliotecarias cuando les devuelves un libro, observar a los chavales que preparan muy concentrados exámenes y a los jubilados que leen aplicadamente el periódico, regodear la vista con los lomos de cientos de tomos ordenados con celo.
Y en este regodeo cayeron mis ojos sobre este otro regodeo, el del maestro de Rotterdam, don Erasmo, sobre la necedad. Compuesto a modo de broma hacia su amigo Tomás Moro, como explica en el prologo en el que se lo dedica, su fama supero incluso a su propio autor, quien confesaba a sus íntimos estar un poco cansado de ella. Debía mortificar algo a nuestro sesudo humanista que su fama procediera principalmente de este divertimento. Sobre todo porqué la inmensa erudición de la que hacía gala y su posición de referente entre la comunidad intelectual de la época, le habían llevado a la publicación de gran número de libros y a la redacción de varios centenares de cartas a diversos líderes políticos y religiosos del momento, que acudían a él en busca de guía y consejo.
Pero este divertido ensayo ganó inmediata aceptación. En él, la Necedad, personificada en forma de diosa griega y a la que acompañan otros varios del enorme panteón disponible, nos va relatando la ventajas de su culto, hasta el punto de juzgarse indispensable para el mantenimiento de la sociedad y para su felicidad, la que declara ser imposible sin su concurso. En breves capítulos, que son fruto de una división posterior a la de su primera publicación, nos va desgranando las diversas situaciones en las que reina, los distintos individuos a los que afecta y las númerosas instituciones que de ella están impregnadas. No deja títere con cabeza y uno comprende porqué la inquisición lo censuró tanto. Se recomienda a las integrantes del sector femenino de la humanidad (¿he sido lo bastante políticamente correcto?) que se salten el capítulo XVII, si, ese que se titula La mujer, encarnación de la Necedad.
miércoles, 16 de febrero de 2011
Colin Thubron: Sophia
Idioma original: inglés
Título original: A Cruel Madness
Fecha de publicación: 1984
Valoración: Se deja leer
Aquí tenemos otro libro que prometía mucho tras un breve vistazo a su lomo trasero y que, en mi humilde opinión, queda en agua de borrajas.
Escrito por Colin Thubron, un londinense cosecha del 39, amante de los viajes exóticos y las culturas árabe y rusa, Sophia ganó el prestigioso PEN/Macmillian Silver Pen Award, en el país natal del autor.
El título original de esta novela ambientada en un psiquiátrico es mucho más descriptivo pero, asimismo, más vulgar y telefimesco que ese delicado nombre de mujer que es Sofía: Una cruel maldad. Al menos, el traductor fue espabilado...
La trama es la siguiente: Daniel Pashley, un cuarentón que trabaja como profesor de literatura en un internado masculino y como voluntario en un psiquiátrico, cree reencontrarse en este último lugar con una ex novia suya, Sophia Brown, con la que tuvo hace diez años una tormentosa relación. Así surge la primera pregunta de las numerosas que atosigarán a Daniel durante toda la historia: ¿es la peculiar Sophia (médica de profesión) reclusa del desasosegante hospital? Y si es así, ¿en qué consiste su locura?
Y bueno, tendría que hablar de lo que es la trama-trama de la novela...Mmmm...A ver cómo la presento. Seré escueta porque a nada que me descuide un poco, se me cuela un spolier por ahí con pasmosa facilidad. Diré que la novela mezcla presente con pasado de forma intermitente y así vemos qué clase de noviazgo tuvieron el complicado Daniel y la misteriosa Sophia, de la que se quedó prendado (y casi obsesionado) en cuanto tuvo su primer encuentro con ella, y también el ruinoso estilo de vida del protagonista.
Las páginas de Sophia están muy bien escritas y contienen interesantes reflexiones de Daniel sobre cuestiones existenciales más bien cotidianas de las que, como lectora, disfruté enormemente, pero considero que es una novela fallidamente tramposa, muy en la línea de novelas sobre locos o locas ellas solas como Los renglones torcidos de Dios, El proceso o Shutter Island.
Lo que quiero decir es que si un escritor decide meterse en la mente de un enfermo y con ello jugar con el lector haciéndole dudar continuamente de lo que es o no real en esa ficción que presenta, debe tener el pulso firme, impecable y frío hasta límites insospechados. De lo contrario, corre el riesgo de incurrir en cualquiera de estos errores: marear, desorientar, aburrir o dejar una poco amable sensación de déjà vu en el personal.
Y Thubron no me ha aburrido, no, pero no sé...Con personajes tan interesantes y tanto talento para describir sueños maltratados y vidas claustrofóbicas, podría haber logrado una obra más redonda, que no más cuerda...
martes, 15 de febrero de 2011
Antonin Artaud: Van Gogh, el suicidado por la sociedad
Idioma original: francés
Título original: Van Gogh, le suicidé de la société
Año de publicación: 1947
Valoración: Imprescindible
Reviso mi biblioteca y veo que no son muchos los autores de los que, por distintos motivos y en distintas etapas, a lo largo de mi vida he querido acumular toda su obra. Neruda, Alberti, Borges, Cioran, Camus, Hernández... y Artaud. Aunque de este último, por su extensa y extrañamente dispersa obra publicada en español, nunca sé si me faltan libros.
El que reseño ahora tiene apenas 50 páginas. Dice André Breton:
No se puede reseñar este libro salvo con el libro mismo. Acercaos a él con miedo y vértigo, porque no podría jamás dejaros indiferente, paralelas en su agónico fin como fueron las vidas de sus dos protagonistas. Dice Artaud, en él:
También de Artaud: Heliogábalo o el anarquista coronado.
Título original: Van Gogh, le suicidé de la société
Año de publicación: 1947
Valoración: Imprescindible
Reviso mi biblioteca y veo que no son muchos los autores de los que, por distintos motivos y en distintas etapas, a lo largo de mi vida he querido acumular toda su obra. Neruda, Alberti, Borges, Cioran, Camus, Hernández... y Artaud. Aunque de este último, por su extensa y extrañamente dispersa obra publicada en español, nunca sé si me faltan libros.
El que reseño ahora tiene apenas 50 páginas. Dice André Breton:
Antonin Artaud, poco antes de morir, pudo realizar la obra hiperlúcida, la obra maestra indiscutible que es su "Van Gogh". El grito de Artaud -como el de Edvard Münch- surge de las "cavernas del ser". La juventud reconocerá para siempre como suya esta oriflama calcinada.Pocos libros me han impresionado como este. El largo y complejo ensayo introductorio de Aldo Pellegrini en la espléndida edición de Argonauta, "Antonin Artaud, el enemigo de la sociedad", aporta destellos y revelaciones fundamentales para comprender la personalidad, la poética y la filosofía de un creador inclasificable, maldito reconocido, enfermo y enfermizo, inagotable, teatrero, metahumano, brutal. Dice Aldo Pellegrini:
La obra de Artaud, por encima de toda otra apreciación, debe considerarse inspiradora de una nueva conciencia de la rebelión, afirmada en los valores más hondos del hombre, en oposición a una sociedad esencialmente antihumana. La atracción apasionada que ejerce sobre determinados seres se debe a que constituye la más potente y luminosa forma de disconformismo que haya dado la palabra.En 50 páginas, Artaud disecciona la obra de Van Gogh, "luminoso" como él, revolucionando la mera crítica de arte hasta un ensayo poético estruendoso, avasallador. Pocas veces dos espíritus se han acercado tanto, a pesar del tiempo y la distancia que los separa, como en este libro. Artaud coge a Van Gogh de la mano y ambos se elevan sobre las palabras, sobre los colores, sobre la lengua, en un baile sin máscaras que los define y los hace inmortales. La obra de Van Gogh se completa con estas páginas. La de Artaud, adquiere sentido en los amarillos solares del pintor.
No se puede reseñar este libro salvo con el libro mismo. Acercaos a él con miedo y vértigo, porque no podría jamás dejaros indiferente, paralelas en su agónico fin como fueron las vidas de sus dos protagonistas. Dice Artaud, en él:
¿Acaso era un loco Van Gogh?Todavía es el día, debo confesar, después de haberlo leído y revisado cientos de veces, en que este libro, con solo tomarlo entre las manos, me hace temblar como un manual de hechicería, como una palabra mágica. Porque, entre otras cosas, tiene el poder de revivir, al posar los ojos sobre él, la memoria de dos hombres irrepetibles: a mi lado Artaud, a mi lado Van Gogh, durante los milenios que tardan en leerse estas 50 páginas.
Que quien alguna vez supo contemplar un rostro humano contemple el autorretrato de Van Gogh, me refiero a aquel del sombrero blando.
Pintado por el Van Gogh extralúcido, esa cara de carnicero pelirrojo que nos inspecciona y vigila; que nos escruta con mirada torva.
No conozco a un solo psiquiatra capaz de escrutar un rostro humano con una fuerza tan aplastante, disecando su incuestiobale psicología como con un estilete.
(...)
Mejor que cualquier psiquiatra del mundo, el gran Van Gogh situó así su enfermedad.
También de Artaud: Heliogábalo o el anarquista coronado.
lunes, 14 de febrero de 2011
Zoom: "La soledad del corredor de fondo", de Alan Sillitoe
Idioma original: inglés
Título original: The loneliness of the long distance runner
Año de publicación: 1959
Valoración: Muy recomendable
¿Por qué "La soledad del corredor de fondo" es distinto, y mejor, diría yo, que la mayoría de los relatos de adolescentes conflictivos? Por varios motivos: porque tiene un título espectacular, ya empezando por ahí. Pero sobre todo porque no es nada simplista, porque no idealiza, no caricaturiza ni demoniza al protagonista: ni esconde sus debilidades y limitaciones, ni lo exculpa ni lo eleva al rango de santo mártir.
Alan Sillitoe (que se traduciría como Alan 'Dedotonto', por cierto) pertenece a los llamados 'Angry young men', una etiqueta que no gusta prácticamente a nadie y que incluye a un conjunto de autores británicos como Harold Pinter o John Osborne, supuestamente caracterizados por una aproximación violenta e irrespetuosa a la realidad contemporánea, especialmente británica. Todo eso está presente en este relato, en que Colin Smith, un joven delincuente de baja intensidad, es encerrado en un centro de reeducación (borstal), en el que su única vía de escape (mental, claro) son sus largos entrenamientos como corredor de fondo, que el centro permite y estimula. La complejidad de sus motivaciones es detalladamente analizada a través del largo discurso (no stream of consciousness pero sí monólogo interior) del narrador protagonista.
Lo más interesante de la novela, aparte de su trabajada estructura narrativa, es la presentación del conflicto entre el protagonista y la institución carcelaria, que es fácil identificar con el conjunto de la sociedad británica de mediados del siglo XX: para Colin Smith, esta relación entre el individuo (rebelde) y la autoridad (cualquier autoridad, aunque en este caso se encarne en los guardias y los directivos del centro) es siempre una guerra; pensar en la posibilidad de pasar de uno a otro bando, de un lado de la cerca al otro, es un engaño, una trampa, una mentira. Frente a estas figuras de autoridad solo cabe la rabia, la rebeldía, la negación; una rebeldía que el protagonista llevará hasta sus últimas consecuencias -y no diré más para no destripar nada.
Un relato impresionantemente bien escrito, con el estilo prosaico y seco que exigen la trama y el personaje, y que lanza varias cargas de profundidad contra los sistemas de control y poder que rigen cualquier sociedad, y en concreto la sociedad británica, aun antes del férreo mandato Tatcheriano.
Hay película.
También de Alan Sillitoe en ULAD: Sábado por la noche y domingo por la mañana, El cuadro de la barca de pesca
Título original: The loneliness of the long distance runner
Año de publicación: 1959
Valoración: Muy recomendable
¿Por qué "La soledad del corredor de fondo" es distinto, y mejor, diría yo, que la mayoría de los relatos de adolescentes conflictivos? Por varios motivos: porque tiene un título espectacular, ya empezando por ahí. Pero sobre todo porque no es nada simplista, porque no idealiza, no caricaturiza ni demoniza al protagonista: ni esconde sus debilidades y limitaciones, ni lo exculpa ni lo eleva al rango de santo mártir.
Alan Sillitoe (que se traduciría como Alan 'Dedotonto', por cierto) pertenece a los llamados 'Angry young men', una etiqueta que no gusta prácticamente a nadie y que incluye a un conjunto de autores británicos como Harold Pinter o John Osborne, supuestamente caracterizados por una aproximación violenta e irrespetuosa a la realidad contemporánea, especialmente británica. Todo eso está presente en este relato, en que Colin Smith, un joven delincuente de baja intensidad, es encerrado en un centro de reeducación (borstal), en el que su única vía de escape (mental, claro) son sus largos entrenamientos como corredor de fondo, que el centro permite y estimula. La complejidad de sus motivaciones es detalladamente analizada a través del largo discurso (no stream of consciousness pero sí monólogo interior) del narrador protagonista.
Lo más interesante de la novela, aparte de su trabajada estructura narrativa, es la presentación del conflicto entre el protagonista y la institución carcelaria, que es fácil identificar con el conjunto de la sociedad británica de mediados del siglo XX: para Colin Smith, esta relación entre el individuo (rebelde) y la autoridad (cualquier autoridad, aunque en este caso se encarne en los guardias y los directivos del centro) es siempre una guerra; pensar en la posibilidad de pasar de uno a otro bando, de un lado de la cerca al otro, es un engaño, una trampa, una mentira. Frente a estas figuras de autoridad solo cabe la rabia, la rebeldía, la negación; una rebeldía que el protagonista llevará hasta sus últimas consecuencias -y no diré más para no destripar nada.
Un relato impresionantemente bien escrito, con el estilo prosaico y seco que exigen la trama y el personaje, y que lanza varias cargas de profundidad contra los sistemas de control y poder que rigen cualquier sociedad, y en concreto la sociedad británica, aun antes del férreo mandato Tatcheriano.
Hay película.
También de Alan Sillitoe en ULAD: Sábado por la noche y domingo por la mañana, El cuadro de la barca de pesca
domingo, 13 de febrero de 2011
Ferenc Karinthy: Metrópolis
Idioma original: húngaro
Título original: Épépé
Año de publicación: 1970
Valoración: Imprescindible
Muy bien, muy bien, cuento mi historia. Resulta que voy en el avión a Helsinki y me duermo y no me entero del viaje. Aterrizamos, me suben a un autobús, me llevan a un hotel y me doy cuenta de que no estoy en Helsinki. ¿Y esto? ¿Me habré equivocado de avión? Imposible. Habrá habido algún problema y se habrán desviado. Sí, claro, eso habrá sido. Pues qué bien. A dos días de comenzar el congreso de lingüística y yo en otra ciudad. Joder, Budai, esta vez te has lucido. Pues nada, a arreglar el entuerto. Intento hablar con el chico de recepción para que me manden un taxi o haga las gestiones necesarias para conseguir llegar al congreso y resulta que no habla mi idioma. Bueno, pues pruebo con inglés. Alemán. Francés. Ruso. Español. Turco. Árabe. Demontre. ¿Es que no dominan ninguna lengua extranjera en este sitio?
¿Qué idioma es ése en el que hablan? Parece un galimatías: blabliblú bobliblá. Tranquilidad, tranquilidad, Budai, que eres lingüista y políglota. A ti se te va a atragantar un idioma. Pues vaya. Pues parece que sí, que se me atraganta. Ni siquiera reconozco las letras de su alfabeto. Si es que tiene alfabeto. Porque... ¿es silábico, acaso? ¿Y si es como el chino o el japonés y utiliza sinogramas? Bueno, pero éste es un país civilizado, conseguiré entenderme con la gente, a base de señas, dibujos, ruidos... Pues no.
Bien, pues si no me dan soluciones, me las busco yo. No puede ser tan difícil salir de esta ciudad. Tiene un metro. Lógicamente, llevará a una estación de tren o al aeropuerto o a una estación de autobuses. Pues no. Y además, ¿termina realmente esta ciudad donde termina la línea de metro? Porque salgo y sólo veo edificios y más edificios y la misma gente gris que avanza a empujones. Intentaría determinar qué país es éste por los rasgos de sus habitantes, pero aquí hay gente de todas las razas. Aunque todos hablan la misma lengua extraña y me empujan y me clavan los codos al caminar. La única que me hace algo de caso es la ascensorista, Epepé (o Diedié o Bebé o Yiedié o Piepie o vete a saber cómo rábanos se llama esta chica, si cada vez que me dice su nombre parece que pronuncia una palabra distinta), pero nuestra relación es tan corta que casi dan ganas de mandarlo todo al cuerno. Además, tampoco he conseguido gran cosa.
Han pasado las semanas, me he quedado sin dinero y no sólo no he conseguido volver a mi casa o comunicarme con mi familia, sino que ni siquiera puedo entender una sola palabra del idioma que hablan en este maldito sitio.
¿Es realmente posible que no pueda salir de aquí?
También de Ferenc Karinthy en ULAD: La edad de oro
sábado, 12 de febrero de 2011
Patrick Rothfuss: El nombre del viento
Idioma original: inglés
Título original: The Name of the Wind. The Kingkiller Chronicle: Day One
Fecha de publicación: 2007
Valoración: se deja leer
Lo que son las cosas. Este libro se lo regalaron a mi hija, la cual compuso su mejor sonrisa de cuanto te quiero, Mari Pepa y, en cuanto se perdió de vista el donante, me lo paso asustada por sus 900 páginas a la canal. Es que me conoce y sabe que, durante una larga temporada, en la biblioteca escogía los libros por el grosor.
Así que me apoderé del tocho y empece a leer esta novela de fantasía con un ánimo fúnebre. Normalmente la fantasía no me gusta, así que siempre empiezo con ganas de acabar. Pero este libro es de esos que tienen la cualidad de engancharte, lo cual ya dice algo a favor de él. Pero poco más. Según me informo en la wikipedia, la obra original era un tochazo enciclopédico que se ha dividido en tres días para su publicación. No acabo de creérmelo, ya que tres días es lo que tarda Kvothe en contar su historia al Cronista, por lo que la trilogía debió ser planeada así desde el principio.
Es una fantasía ambientada en un mundo indeterminado, que se mueve en una especie de Edad Media y en el que la magia forma parte de los estudios reglamentados de la Universidad, cuyo claustro y campus no difieren mucho de los actuales, en algo se tenía que notar que su autor es profesor universitario. Por lo menos en el ambiente de puyas entre alumnos y rencillas entre profesores. Allí va a caer el protagonista, empujado por su destino, después de haber vivido unos años como niño de la calle. De vez en cuando se escapa un anacronismo, como cuando el protagonista declara que la subida de adrenalina lo había mantenido activo, no sé como harían en los laboratorios alquímicos para haber descubierto la adrenalina en aquella indeterminada época, habrá que dejarlo como licencia poética.
En fin, que se lee de un tirón y es entretenido, pero cuando lo acabas y te paras a pensar, descubres que no ha pasado prácticamente nada y para eso no hacían falta tantas páginas. No sé, puede que mejore en los siguientes volúmenes, ya que en este la historia se queda en la adolescencia.
«He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con Dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.
Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí.»
Título original: The Name of the Wind. The Kingkiller Chronicle: Day One
Fecha de publicación: 2007
Valoración: se deja leer
Lo que son las cosas. Este libro se lo regalaron a mi hija, la cual compuso su mejor sonrisa de cuanto te quiero, Mari Pepa y, en cuanto se perdió de vista el donante, me lo paso asustada por sus 900 páginas a la canal. Es que me conoce y sabe que, durante una larga temporada, en la biblioteca escogía los libros por el grosor.
Así que me apoderé del tocho y empece a leer esta novela de fantasía con un ánimo fúnebre. Normalmente la fantasía no me gusta, así que siempre empiezo con ganas de acabar. Pero este libro es de esos que tienen la cualidad de engancharte, lo cual ya dice algo a favor de él. Pero poco más. Según me informo en la wikipedia, la obra original era un tochazo enciclopédico que se ha dividido en tres días para su publicación. No acabo de creérmelo, ya que tres días es lo que tarda Kvothe en contar su historia al Cronista, por lo que la trilogía debió ser planeada así desde el principio.
Es una fantasía ambientada en un mundo indeterminado, que se mueve en una especie de Edad Media y en el que la magia forma parte de los estudios reglamentados de la Universidad, cuyo claustro y campus no difieren mucho de los actuales, en algo se tenía que notar que su autor es profesor universitario. Por lo menos en el ambiente de puyas entre alumnos y rencillas entre profesores. Allí va a caer el protagonista, empujado por su destino, después de haber vivido unos años como niño de la calle. De vez en cuando se escapa un anacronismo, como cuando el protagonista declara que la subida de adrenalina lo había mantenido activo, no sé como harían en los laboratorios alquímicos para haber descubierto la adrenalina en aquella indeterminada época, habrá que dejarlo como licencia poética.
En fin, que se lee de un tirón y es entretenido, pero cuando lo acabas y te paras a pensar, descubres que no ha pasado prácticamente nada y para eso no hacían falta tantas páginas. No sé, puede que mejore en los siguientes volúmenes, ya que en este la historia se queda en la adolescencia.
«He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con Dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.
Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí.»
viernes, 11 de febrero de 2011
Lev Tolstoi: Sonata a Kreutzer
Idioma original: ruso
Título original: Kreitzerova Sonata
Fecha de publicación: 1889
Valoración: Muy recomendable
Al bueno de Lev (o León, con el nombre españolizado) Tolstoi le hemos dado en este blog una de cal y una de arena: pusimos a caldo Ana Karenina y fuimos algo más generosos con Guerra y Paz. Hoy le toca otra vez la zanahoria gracias a Sonata a Kreutzer; y es que, en mi opinión, Tolstoi gana en las distancias cortas, cuando su talento se concentra y se afila en torno a un único tema o conflicto (aunque su capacidad para manejar universos narrativos gigantescos también sea prodigiosa). La muerte de Iván Ilich es una crítica feroz de la hipocesía, la ambición, la falsedad de las clases medias y altas de Rusia, y una reflexión sobre la muerte y el miedo a la muerte; Sonata a Kreutzer es menos social y más psicológico: el estudio detenido de una relación amorosa que se pudre por efecto de los celos.
Estructuralmente, Sonata a Kreutzer es bastante convencional: en un vagón de tren coinciden unos cuantos personajes, entre ellos el narrador principal (del que poco sabemos) y otro personaje, inicialmente misterioso y que luego descubriremos que se llama Pozdnishev. Los personajes comienzan a hablar del amor, como sentimiento y como convención social, y Pozdnishev interviene para decir que el amor no existe; y para probarlo cuenta la historia de cómo mató a su mujer, transformándose así en la voz que ocupa el resto de la novela.
Lo interesante no es por lo tanto la estructura, sino la introspección que realiza después el personaje, en la que narra su vida de soltero depravado (idéntica, según él, a la de la mayoría de los jóvenes); su precipitado matrimonio con una joven de apariencia inocente; y sobre todo la decadencia de este matrimonio, por culpa de la rutina, el resentimiento y los celos, que conducen al crimen. En realidad, el largo discurso de Pozdnishev es una mezcla de narración y reflexión: sobre el poder (destructivo) del deseo carnal, sobre la imposibilidad de alcanzar la felicidad, sobre las pasiones humanas más poderosas.
En conjunto, la narración transmite una sensación de in crescendo: los conflictos se amplifican y profundizan con la aparición de un violinista con el que la mujer de Pozdnishev interpreta la sonata que da título a la obra (y que inspiró la pintura de Prinet que aparece ahí a la izquierda). Las escenas finales, que retratan el crimen anunciado desde el comienzo, son implacablemente descriptivas, minuciosas, terribles. Sonata a Kreuzer no es precisamente una obra optimista ni esperanzadora. Pozdnishev expresa aquí la que parece ser la postura del propio Tolstoi frente a las relaciones humanas: el rechazo de todas las pasiones, y en particular de la pasión carnal, que lleva a la infelicidad y a la insatisfacción. No es probable que muchos lectores actuales se identifiquen con esa tesis; pero sí que es más probable que muchos disfruten con el talento narrativo implacable de su narrativa.
También de Lev Tolstói en ULAD: Ana Karenina, Guerra y Paz, La muerte de Iván Ilich, La felicidad conyugal, Sonata a Kreutzer, Los dos húsares, La mañana de un terrateniente,
Título original: Kreitzerova Sonata
Fecha de publicación: 1889
Valoración: Muy recomendable
Al bueno de Lev (o León, con el nombre españolizado) Tolstoi le hemos dado en este blog una de cal y una de arena: pusimos a caldo Ana Karenina y fuimos algo más generosos con Guerra y Paz. Hoy le toca otra vez la zanahoria gracias a Sonata a Kreutzer; y es que, en mi opinión, Tolstoi gana en las distancias cortas, cuando su talento se concentra y se afila en torno a un único tema o conflicto (aunque su capacidad para manejar universos narrativos gigantescos también sea prodigiosa). La muerte de Iván Ilich es una crítica feroz de la hipocesía, la ambición, la falsedad de las clases medias y altas de Rusia, y una reflexión sobre la muerte y el miedo a la muerte; Sonata a Kreutzer es menos social y más psicológico: el estudio detenido de una relación amorosa que se pudre por efecto de los celos.
Estructuralmente, Sonata a Kreutzer es bastante convencional: en un vagón de tren coinciden unos cuantos personajes, entre ellos el narrador principal (del que poco sabemos) y otro personaje, inicialmente misterioso y que luego descubriremos que se llama Pozdnishev. Los personajes comienzan a hablar del amor, como sentimiento y como convención social, y Pozdnishev interviene para decir que el amor no existe; y para probarlo cuenta la historia de cómo mató a su mujer, transformándose así en la voz que ocupa el resto de la novela.
Lo interesante no es por lo tanto la estructura, sino la introspección que realiza después el personaje, en la que narra su vida de soltero depravado (idéntica, según él, a la de la mayoría de los jóvenes); su precipitado matrimonio con una joven de apariencia inocente; y sobre todo la decadencia de este matrimonio, por culpa de la rutina, el resentimiento y los celos, que conducen al crimen. En realidad, el largo discurso de Pozdnishev es una mezcla de narración y reflexión: sobre el poder (destructivo) del deseo carnal, sobre la imposibilidad de alcanzar la felicidad, sobre las pasiones humanas más poderosas.
En conjunto, la narración transmite una sensación de in crescendo: los conflictos se amplifican y profundizan con la aparición de un violinista con el que la mujer de Pozdnishev interpreta la sonata que da título a la obra (y que inspiró la pintura de Prinet que aparece ahí a la izquierda). Las escenas finales, que retratan el crimen anunciado desde el comienzo, son implacablemente descriptivas, minuciosas, terribles. Sonata a Kreuzer no es precisamente una obra optimista ni esperanzadora. Pozdnishev expresa aquí la que parece ser la postura del propio Tolstoi frente a las relaciones humanas: el rechazo de todas las pasiones, y en particular de la pasión carnal, que lleva a la infelicidad y a la insatisfacción. No es probable que muchos lectores actuales se identifiquen con esa tesis; pero sí que es más probable que muchos disfruten con el talento narrativo implacable de su narrativa.
También de Lev Tolstói en ULAD: Ana Karenina, Guerra y Paz, La muerte de Iván Ilich, La felicidad conyugal, Sonata a Kreutzer, Los dos húsares, La mañana de un terrateniente,
jueves, 10 de febrero de 2011
Octave Mirbeau: Memoria de George el amargado
Idioma original: francés
Título original: Les mémoires de mon ami
Fecha de publicación: 1899
Valoración: Recomendable
Como el título del libro indica, George es un hombre amargado. A simple vista, parece un hombre aburrido, pusilánime, incapaz de mover un dedo para intentar ser feliz o para que los demás lo sean. Pero, una vez muerto, cuando sus memorias llegan a las manos de uno de sus pocos amigos (y, al mismo tiempo, a nosotros), descubrimos que esto no es del todo cierto.
Nos enteramos, a través de la lectura de esas páginas escritas de su puño y letra, de que fue un niño que creció sin ningún tipo de estímulo, que fue criado sin amor y sometido por su propia madre a continuas humillaciones y menosprecios. También somos testigos de su juventud gris, dedicada al estudio y al trabajo aburrido en un banco, que apenas se viste con un poco de emoción cuando es falsamente acusado de asesinato. Y, como colofón, también se nos muestra como hombre adulto atrapado en un matrimonio con una mujer a la que no ama y que no cesa (como antes hiciera su madre) de humillarlo y tratarlo como a un desecho.
Pero George, debido a su triste existencia, desarrolla una asombrosa capacidad de abstracción. Así, frente a lo mortalmente aburrida y poco placentera que es su vida, George se refugia dentro de sí mismo y vive en su imaginación las más maravillosas aventuras, creando también a las más bellas y complacientes mujeres, aquellas a las que nunca sería capaz de acercarse.
Memoria de George el amargado es la crónica de un pobre hombre que nunca ha conocido la felicidad, convencido de la estupidez absoluta del ser humano y con una actitud absolutamente cínica hacia la sociedad y las personas que lo rodean, pero capaz de hallar una vía de escape que lo salvará de su autodestrucción.
miércoles, 9 de febrero de 2011
Gavin Menzies: 1421: el año en que China descubrió el mundo
Título original: 1421: the Year China Discovered the World.
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 2002
Valoración: muy recomendable
Volvemos a la carga, esta vez con un libro rodeado de muchísima polémica. La hipótesis que plantea el autor es muy sencilla: Zhu Di, el tercer emperador de la dinastía Ming (1402-1424), quiere cartografiar el mundo y hacer súbditos a todos sus habitantes. Para ello, envía la mayor flota vista hasta entonces, y aún bastante después, a navegar por todo el mundo. Al mando, el almirante Zheng He, eunuco imperial y navegante de gran experiencia.
A lo largo de un viaje de tres años (1421-1424) traspasarán las costas conocidas de la India y África oriental para adentrarse en territorio desconocido: atravesarán el estrecho de Magallanes cien años antes que el propio Magallanes, llegarán a Senegal y, aprovechando las corrientes marinas, arrivarán a costas sudamericanas. La flota se divide y se dirigen a puntos distintos, atracando a lo largo de todo el continente americano, la Antártida, Australia y vuelta a China. A su regreso se encuentran con un emperador diferente y con una clase dirigente que se cerrará a los viajes de ultramar. Todo será destruido y las fronteras se cerrarán al exterior. Hay que recuperar la economía China que se había quedado en bancarrota a causa del gasto gigantesco producido por la flota.
Y claro, afirmar que Colón tenía mapas que habían sido elaborados por los chinos, y también Magallanes, y Cook, pues no es algo que se pueda decir así, sin más. Menzies se ha formado en la marina británica y ha viajado en submarino alrededor del mundo. Astronavegante por afición comenzó a buscar evidencias que mostraran un conocimiento de la cartografía mundial antes de las exploraciones europeas. Afirma que sólo los chinos disponían del capital, la técnica y los conocimientos necesarios para poder llevar a cabo tal empresa. Ha buscado evidencias por todas partes, encontrando estelas, juncos hundidos, cerámica, flora y fauna, documentos, etc...que le llevan a corroborar su hipótesis.
Comencé a leerlo con muchísima curiosidad y con aún más cautela, y aunque es cierto que necesitamos más evidencias arqueológicas que corroboren sus ideas, ha iniciado una senda muy interesante. Sí que parece ser que los exploradores europeos poseían mapas que ya indicaban los lugares que ellos supuestamente descubrieron. Si la autoría de estos mapas corresponde a los chinos o no, es algo que seguramente podremos conocer en los pŕoximos años. Y hay que agradecer a personas como Menzies el que podamos revisar la historia y no cerrarnos a lo que creemos que es verdad.
Ha resultado ser una lectura muy recomendable, que aporta esa imagen de potencia china en la Edad Media que a Occidente se le suele olvidar. Excelentes navegantes, cartógrafos, inventores y creadores de una Enciclopedia universal que llevaban en las bodegas de sus barcos, fueron capaces de medir la latitud y la altitud antes que los europeos, y no digamos ya muchas otras cosas. Un conocimiento amplísimo que Menzies deriva en la consecución de una gran misión imperial: abarcar el mundo entero.
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 2002
Valoración: muy recomendable
Volvemos a la carga, esta vez con un libro rodeado de muchísima polémica. La hipótesis que plantea el autor es muy sencilla: Zhu Di, el tercer emperador de la dinastía Ming (1402-1424), quiere cartografiar el mundo y hacer súbditos a todos sus habitantes. Para ello, envía la mayor flota vista hasta entonces, y aún bastante después, a navegar por todo el mundo. Al mando, el almirante Zheng He, eunuco imperial y navegante de gran experiencia.
A lo largo de un viaje de tres años (1421-1424) traspasarán las costas conocidas de la India y África oriental para adentrarse en territorio desconocido: atravesarán el estrecho de Magallanes cien años antes que el propio Magallanes, llegarán a Senegal y, aprovechando las corrientes marinas, arrivarán a costas sudamericanas. La flota se divide y se dirigen a puntos distintos, atracando a lo largo de todo el continente americano, la Antártida, Australia y vuelta a China. A su regreso se encuentran con un emperador diferente y con una clase dirigente que se cerrará a los viajes de ultramar. Todo será destruido y las fronteras se cerrarán al exterior. Hay que recuperar la economía China que se había quedado en bancarrota a causa del gasto gigantesco producido por la flota.
Y claro, afirmar que Colón tenía mapas que habían sido elaborados por los chinos, y también Magallanes, y Cook, pues no es algo que se pueda decir así, sin más. Menzies se ha formado en la marina británica y ha viajado en submarino alrededor del mundo. Astronavegante por afición comenzó a buscar evidencias que mostraran un conocimiento de la cartografía mundial antes de las exploraciones europeas. Afirma que sólo los chinos disponían del capital, la técnica y los conocimientos necesarios para poder llevar a cabo tal empresa. Ha buscado evidencias por todas partes, encontrando estelas, juncos hundidos, cerámica, flora y fauna, documentos, etc...que le llevan a corroborar su hipótesis.
Comencé a leerlo con muchísima curiosidad y con aún más cautela, y aunque es cierto que necesitamos más evidencias arqueológicas que corroboren sus ideas, ha iniciado una senda muy interesante. Sí que parece ser que los exploradores europeos poseían mapas que ya indicaban los lugares que ellos supuestamente descubrieron. Si la autoría de estos mapas corresponde a los chinos o no, es algo que seguramente podremos conocer en los pŕoximos años. Y hay que agradecer a personas como Menzies el que podamos revisar la historia y no cerrarnos a lo que creemos que es verdad.
Ha resultado ser una lectura muy recomendable, que aporta esa imagen de potencia china en la Edad Media que a Occidente se le suele olvidar. Excelentes navegantes, cartógrafos, inventores y creadores de una Enciclopedia universal que llevaban en las bodegas de sus barcos, fueron capaces de medir la latitud y la altitud antes que los europeos, y no digamos ya muchas otras cosas. Un conocimiento amplísimo que Menzies deriva en la consecución de una gran misión imperial: abarcar el mundo entero.
martes, 8 de febrero de 2011
Takiji Kobayashi: El camarada
Idioma original: japonés
Título original: Toseikatsusha
Año de publicación: 1932/3
Valoración: recomendable
Pues acabo de tener un déjà vu. Porque a los de mi generación les va a sonar mucho la historia que cuenta Kobayashi en este libro. En él se relata la vida de una célula comunista en el Japón de la guerra de Manchuria. Prácticamente autobiográfica, nos va contando la organización del Partido en la fábrica de suministros de guerra en la que trabaja, sus desvelos y afanes, sus sufrimientos y sus mínimas victorias.
Minimalista, como está de moda decir ahora, demuestra su adhesión a las consignas de la Central ofreciéndonos una prosa efectiva y alejada de florituras innecesarias, mostrándonos su sometimiento al arte revolucionario, que se alejaba lo más posible de los contenidos burgueses.
Aun así, consigue transmitir fielmente el ambiente opresivo de la sociedad japonesa, la represión brutal de la policía imperial, la ausencia de vida personal de los miembros del partido y su dedicación constante a la política, que los llevaba incluso a cortar las relaciones familiares.
Kobayashi, que moriría torturado por la policía a los 29 años, se ha convertido en un referente para la juventud japonesa actual, que con él descubren que los empleos fijos y prácticamente heredados que disfrutaban hasta hace poco tiempo fueron consecuencia de la lucha callada de los partidos clandestinos. Sobre todo ahora, que están viendo que estos empleos están desapareciendo y que la necesidad de luchar por sus reivindicaciones vuelve a estar de actualidad. Este es el libro que estaba escribiendo antes de fallecer, quizás por ello sea tan corto.
«Ellos creían que habían golpeado primero y que habían conseguido desbaratar nuestro trabajo, pero ignoraban que, en realidad, con sus propias manos ¡habían esparcido las esporas de nuestra organización!»
También de Kobayashi en ULAD: Kenikosen. El pesquero
lunes, 7 de febrero de 2011
Dulce Chacón: La voz dormida
Idioma original: español
Fecha de publicación: 2002
Valoración: Muy recomendable
Fecha de publicación: 2002
Valoración: Muy recomendable
La voz dormida relata la historia de un grupo de mujeres presas en la madrileña cárcel de Las Ventas. Elvira, Reme, Hortensia... y tantas otras matan las horas, mientras esperan recibir la visita de algún familiar para romper la rutina tediosa de la cárcel, sin saber nunca si el día que viven va a ser el último, si se conmutarán sus penas de muerte por cadena perpetua o si se reducirán los años de su condena. ¿Por qué están en prisión? Porque son republicanas, anarquistas o guerrilleras. Porque durante la guerra eligieron el bando de los perdedores y algunas se echaron al monte para continuar la lucha.
Mientras tanto, fuera de la cárcel observamos la vida de otros personajes: sus familiares, que viven la tragedia de tener a un ser querido en prisión. Asistimos a las horas que pasan en fila, en las puertas de Las Ventas, esperando a entrar al locutorio, una vez al año, para ver a una hermana, a una hija, a una esposa, a una nieta, a la que ni siquiera podrán tocar y, en ocasiones, ni siquiera llegarán a verla porque a alguna funcionaria se le antoja y tendrán que volverse a sus casas y no podrán volver hasta el año siguiente.
Pero en La voz dormida también asistimos a las vidas de esas funcionarias, encabezadas por la hermana María de los Serafines, una monja implacable, carente de cualquier tipo de sentimiento humano y de piedad hacia las reclusas.
Dulce Chacón nos ofrece una visión muchas veces olvidada de la represión franquista contra el bando republicano: la perspectiva de las mujeres. Mujeres que no se quedaron en la retaguardia, que optaron por la primera fila de la resistencia, que se lanzaron al monte como guerrilleras. Pero esta visión se enriquece sumándole todo el mundo que las rodea y su pasado, que aparece como una forma de evadirse de los muros de la prisión, para alejar a la muerte, siempre presente.
La voz dormida es una novela que atrapa al lector desde las primeras líneas y lo emociona en cada página. Una novela dura, en ocasiones, incluso muy dura, pero escrita con una ternura inmensa hacia las protagonistas, unas mujeres luchadoras a las que ni la cárcel logra amilanar.
Mientras tanto, fuera de la cárcel observamos la vida de otros personajes: sus familiares, que viven la tragedia de tener a un ser querido en prisión. Asistimos a las horas que pasan en fila, en las puertas de Las Ventas, esperando a entrar al locutorio, una vez al año, para ver a una hermana, a una hija, a una esposa, a una nieta, a la que ni siquiera podrán tocar y, en ocasiones, ni siquiera llegarán a verla porque a alguna funcionaria se le antoja y tendrán que volverse a sus casas y no podrán volver hasta el año siguiente.
Pero en La voz dormida también asistimos a las vidas de esas funcionarias, encabezadas por la hermana María de los Serafines, una monja implacable, carente de cualquier tipo de sentimiento humano y de piedad hacia las reclusas.
Dulce Chacón nos ofrece una visión muchas veces olvidada de la represión franquista contra el bando republicano: la perspectiva de las mujeres. Mujeres que no se quedaron en la retaguardia, que optaron por la primera fila de la resistencia, que se lanzaron al monte como guerrilleras. Pero esta visión se enriquece sumándole todo el mundo que las rodea y su pasado, que aparece como una forma de evadirse de los muros de la prisión, para alejar a la muerte, siempre presente.
La voz dormida es una novela que atrapa al lector desde las primeras líneas y lo emociona en cada página. Una novela dura, en ocasiones, incluso muy dura, pero escrita con una ternura inmensa hacia las protagonistas, unas mujeres luchadoras a las que ni la cárcel logra amilanar.
domingo, 6 de febrero de 2011
José Emilio Pacheco: Las batallas en el desierto
Idioma original: español
Año de publicación: 1981
Valoración: Imprescindible
Qué cabrón, el José Emilio Pacheco este. Pero qué cabrón. Ha escrito la novela que a mí me gustaría escribir. O por lo menos, el tipo de novela que a mí me gustaría escribir. En apenas ochenta páginas (con letra grande) ha conseguido reunirlo todo: una historia de amor imposible; el retrato de un país cultural y económicamente invadido por otro; la hipocresía de la alta sociedad mexicana; la corrupción política que azota al país; el aprendizaje vital de un niño oprimido por los prejuicios de los adultos; y todo ello con un estilo que, sin dejar de ser poético, deslumbrante, es también claro y fluido, no interrumpiendo la narracíón sino enriqueciéndola.
Qué cabrón, el José Emilio este.
Y mira que la historia en sí no tiene casi nada: un chico, un chaval, mexicano, años 40, que se enamora perdidamente de la madre de un amigo (sí, el mismo material con el que El Canto del Loco hizo "La madre de José"); pero es que lo importante no es eso, sino todo el mundo que rodea a ese pequeño milagro amoroso, y que lo desbarata, lo vuelve sucio, lo reprime, lo culpabiliza, lo pudre. Un mundo obsceno en el que los poderosos pueden tener queridas y aceptar sobornos, enriquecerse ilícitamente y sobar a las criadas, siempre que mantengan una fachada de respetabilidad y se arrimen al árbol adecuado.
Y la historia de amor en sí, qué simple, qué bonita, qué lejos de otras idealizaciones o melodramas novelescos. "Querer a alguien no es pecado, el amor está bien, lo único demoniaco es el odio", dice el narrador, ya adulto, pero desde su conciencia y su consciencia infantil (que me recuerda a esa otra frase de Fortunata y Jacinta: "querer a quien se quiere no puede ser cosa mala"). Y las amistades, la política, los juegos, la economía, todo el México pos-revolucionario de la época de Miguel Alemán pasa por esa misma mirada, aturdida pero inteligente, del pequeño Carlos. "El pasado es un país extranjero", dice la cita de H.P. Hartley que encabeza el libro; y ese efecto de extrañeza íntima se refleja en todo el libro, hasta su final insinuantemente abierto.
Qué cabrón, el Pacheco este. ¿Y dices que encima es poeta, y de los buenos, y que ganó el Premio Cervantes en 2009? Qué cabrón. Pero qué cabrón.
También de Jose Emilio Pacheco en ULAD: Los trabajos del mar, El principio del placer
Año de publicación: 1981
Valoración: Imprescindible
Qué cabrón, el José Emilio Pacheco este. Pero qué cabrón. Ha escrito la novela que a mí me gustaría escribir. O por lo menos, el tipo de novela que a mí me gustaría escribir. En apenas ochenta páginas (con letra grande) ha conseguido reunirlo todo: una historia de amor imposible; el retrato de un país cultural y económicamente invadido por otro; la hipocresía de la alta sociedad mexicana; la corrupción política que azota al país; el aprendizaje vital de un niño oprimido por los prejuicios de los adultos; y todo ello con un estilo que, sin dejar de ser poético, deslumbrante, es también claro y fluido, no interrumpiendo la narracíón sino enriqueciéndola.
Qué cabrón, el José Emilio este.
Y mira que la historia en sí no tiene casi nada: un chico, un chaval, mexicano, años 40, que se enamora perdidamente de la madre de un amigo (sí, el mismo material con el que El Canto del Loco hizo "La madre de José"); pero es que lo importante no es eso, sino todo el mundo que rodea a ese pequeño milagro amoroso, y que lo desbarata, lo vuelve sucio, lo reprime, lo culpabiliza, lo pudre. Un mundo obsceno en el que los poderosos pueden tener queridas y aceptar sobornos, enriquecerse ilícitamente y sobar a las criadas, siempre que mantengan una fachada de respetabilidad y se arrimen al árbol adecuado.
Y la historia de amor en sí, qué simple, qué bonita, qué lejos de otras idealizaciones o melodramas novelescos. "Querer a alguien no es pecado, el amor está bien, lo único demoniaco es el odio", dice el narrador, ya adulto, pero desde su conciencia y su consciencia infantil (que me recuerda a esa otra frase de Fortunata y Jacinta: "querer a quien se quiere no puede ser cosa mala"). Y las amistades, la política, los juegos, la economía, todo el México pos-revolucionario de la época de Miguel Alemán pasa por esa misma mirada, aturdida pero inteligente, del pequeño Carlos. "El pasado es un país extranjero", dice la cita de H.P. Hartley que encabeza el libro; y ese efecto de extrañeza íntima se refleja en todo el libro, hasta su final insinuantemente abierto.
Qué cabrón, el Pacheco este. ¿Y dices que encima es poeta, y de los buenos, y que ganó el Premio Cervantes en 2009? Qué cabrón. Pero qué cabrón.
También de Jose Emilio Pacheco en ULAD: Los trabajos del mar, El principio del placer
sábado, 5 de febrero de 2011
Richard Yates: Las hermanas Grimes
Idioma original: inglés
Título original: The Easter Parade
Fecha de publicación: 1976
Valoración: Se deja leer
Hace como dos años el norteamericano Richard Yates se puso más de moda que nunca gracias a la adaptación al cine de la que puede ser su novela más popular: Revolutionary Road. En la película, protagonizada por dos buenos actores como son Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, se nos presentaba una trama a años luz de la almibarada historia de amor de Titanic: la dramática desintegración de lo que parece un matrimonio perfecto con dos hijas de ensueño que vive en un barrio de catálogo.
Y como casi todo el mundo puso por las nubes (además de al equipo técnico de la película), la propia historia, la obra de Richard Yates resucitó del relativo olvido en el que estaba sumida.
Pero pese a que los elogios a esta otra obra de Yates también son infinitos (en su contraportada la califican de sublime personajes tan de peso como Tennesse Williams), he decidido etiquetarla con un simple "Se deja leer" porque no me parece para tanto...Es que ni siquiera la considero recomendable.
Su título original es El desfile de Pascua, y, por una vez, he de darle la razón al que decidió cambiar el nombre que el creador de la obra eligió para su criatura.
En verdad, Las hermanas Grimes es un título mucho más adecuado que El desfile de Pascua ya que este segundo alude a un evento de la trama más bien poco trascendental. La verdadera savia de este libro la constituyen esas dos hermanas norteamericanas apellidadas Grimes, de clase media y pinta más o menos buena que, según nos deja Richard Yates bien claro desde el comienzo, están destinadas a ser infelices.
Pero lo que promete ser un sesudo y profundo análisis de las francamente tristes, casi amargas, vidas de las dos mujeres, queda en un simple y titubeante intento.
Se comienza el libro describiendo a las Grimes en su infancia y pubertad (la mayor, Sarah, castaña, bonita y más echada para adelante; Emily, la menor, es escuálida, rubia y tímida), a sus padres (una pobre mujer con delirios de grandeza y un periodista frustrado que se divorcian enseguida) y algunos episodios de estos años. Pero el problema es que Yates no profundiza en nada (y eso que algunas pinceladas prometen, como la preferencia descarada del señor Grimes por Sarah), y si ya desde el principio uno no ve a los personajes, mal andamos...
Y a medida que la trama avanza y las Grimes se hacen mujeres hechas y derechas, tampoco veo que el escritor logre cerrar y acabar las personalidades de las protagonistas. Sí que cuenta cosas sobre ellas, las elecciones que van tomando, pero en el caso de Emily, el tema de la credibilidad queda en entredicho: mientras que Sarah se casa con su primer novio serio, tiene hijos y se dedica a su familia, Emily, universitaria independiente, acumula amante tras amante como si de una coleccionista se tratara, ¡¡en los arcaicos años 50!! Las descripiciones sobre los entornos en los que se mueven las hermanas son más o menos acertadas, pero el "Todo" no posee la densidad que debe tener una obra redonda. Es difícil de explicar si no se ha leído el libro, pero cuando lo terminé me quedé con esta sensación: "Qué historia más triste, sí, pero, francamente, no me queda ningún poso de tristeza ni de lástima por las Grimes porque no me la he terminado de creer". Me explico más o menos, ¿no?
También podéis encontrar en ULAD una contrarreseña de este libro
Título original: The Easter Parade
Fecha de publicación: 1976
Valoración: Se deja leer
Hace como dos años el norteamericano Richard Yates se puso más de moda que nunca gracias a la adaptación al cine de la que puede ser su novela más popular: Revolutionary Road. En la película, protagonizada por dos buenos actores como son Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, se nos presentaba una trama a años luz de la almibarada historia de amor de Titanic: la dramática desintegración de lo que parece un matrimonio perfecto con dos hijas de ensueño que vive en un barrio de catálogo.
Y como casi todo el mundo puso por las nubes (además de al equipo técnico de la película), la propia historia, la obra de Richard Yates resucitó del relativo olvido en el que estaba sumida.
Pero pese a que los elogios a esta otra obra de Yates también son infinitos (en su contraportada la califican de sublime personajes tan de peso como Tennesse Williams), he decidido etiquetarla con un simple "Se deja leer" porque no me parece para tanto...Es que ni siquiera la considero recomendable.
Su título original es El desfile de Pascua, y, por una vez, he de darle la razón al que decidió cambiar el nombre que el creador de la obra eligió para su criatura.
En verdad, Las hermanas Grimes es un título mucho más adecuado que El desfile de Pascua ya que este segundo alude a un evento de la trama más bien poco trascendental. La verdadera savia de este libro la constituyen esas dos hermanas norteamericanas apellidadas Grimes, de clase media y pinta más o menos buena que, según nos deja Richard Yates bien claro desde el comienzo, están destinadas a ser infelices.
Pero lo que promete ser un sesudo y profundo análisis de las francamente tristes, casi amargas, vidas de las dos mujeres, queda en un simple y titubeante intento.
Se comienza el libro describiendo a las Grimes en su infancia y pubertad (la mayor, Sarah, castaña, bonita y más echada para adelante; Emily, la menor, es escuálida, rubia y tímida), a sus padres (una pobre mujer con delirios de grandeza y un periodista frustrado que se divorcian enseguida) y algunos episodios de estos años. Pero el problema es que Yates no profundiza en nada (y eso que algunas pinceladas prometen, como la preferencia descarada del señor Grimes por Sarah), y si ya desde el principio uno no ve a los personajes, mal andamos...
Y a medida que la trama avanza y las Grimes se hacen mujeres hechas y derechas, tampoco veo que el escritor logre cerrar y acabar las personalidades de las protagonistas. Sí que cuenta cosas sobre ellas, las elecciones que van tomando, pero en el caso de Emily, el tema de la credibilidad queda en entredicho: mientras que Sarah se casa con su primer novio serio, tiene hijos y se dedica a su familia, Emily, universitaria independiente, acumula amante tras amante como si de una coleccionista se tratara, ¡¡en los arcaicos años 50!! Las descripiciones sobre los entornos en los que se mueven las hermanas son más o menos acertadas, pero el "Todo" no posee la densidad que debe tener una obra redonda. Es difícil de explicar si no se ha leído el libro, pero cuando lo terminé me quedé con esta sensación: "Qué historia más triste, sí, pero, francamente, no me queda ningún poso de tristeza ni de lástima por las Grimes porque no me la he terminado de creer". Me explico más o menos, ¿no?
También podéis encontrar en ULAD una contrarreseña de este libro
viernes, 4 de febrero de 2011
Escritores en Twitter
Como en otros ámbitos, también en las "relaciones públicas" internet está contribuyendo a disminuir los intermediarios. El contacto entre escritores y público, hasta hace poco, estaba limitado a firmas de libros, ferias y otros eventos sociales o culturales organizados por editoriales, agentes o instituciones. Ahora, gracias a Twitter o (en menor medida) a facebook, los autores (como los cantantes, los directores de cine, los chefs, los futbolistas) tiene una ocasión única para entrar en contacto directo con su público, recibir sus opiniones, sus comentarios, sus elogios y sus críticas, y responder a ellas, si quieren.
Y sin embargo, da la impresión de que no son muchos los escritores consagrados que se han lanzado a aprovechar esta oportunidad. No desde luego en España, donde el escritor-twittero más destacado y activo es Arturo Pérez-Reverte (fue famosa la polémica provocada por sus tuits sobre la despedida del ministro Moratinos). En cambio, otros escritores que sí han utilizado internet como medio de promoción y contacto, como Espido Freire, Juan José Millás o Lucía Echebarría, se mantienen alejados del mundillo twitter, al menos por ahora.
Pero tampoco en el panorama internacional son mayoría los escritores twitteros: por ahora, hemos conseguido localizar a Margaret Atwood, Paulo Coelho, Anne Rice, Neil Gaiman, Alejandro Jodorowsky, Chuck Palahniuk o Bret Easton Ellis. J. K. Rowling, la autora de Harry Potter, tiene cuenta en twitter, pero desde hace año y medio solo la utiliza para confirmar que realmente se trata de ella, pero que ahora mismo no tiene tiempo de tuitear nada. Aquí hay otra lista más extensa de escritores en twitter, pero yo, sinceramente, no conozco casi a ninguno.
Entonces, ¿a qué se debe esta ausencia de escritores en twitter? Porque en otras áreas (humoristas, cantantes, actores) tengo la impresión de que está bastante más extendido. ¿Es que el mundo de las letras es especialmente refractario a las innovaciones tecnológicas? ¿Influye la edad de la mayoría de los escritores consagrados, ya talluditos? ¿Son los agentes quienes les desaconsejan este tipo de contacto directo? ¿Tienen los escritores miedo a la pérdida de tiempo que conlleva mantener una cuenta de twitter verdaderamente activa? ¿O es que los escritores se consideran demasiado importantes para mezclarse directamente con su público directamente y sin filtros?
¿Conocéis vosotros algún otro escritor, español o extranjero, que esté en Twitter?
Y sin embargo, da la impresión de que no son muchos los escritores consagrados que se han lanzado a aprovechar esta oportunidad. No desde luego en España, donde el escritor-twittero más destacado y activo es Arturo Pérez-Reverte (fue famosa la polémica provocada por sus tuits sobre la despedida del ministro Moratinos). En cambio, otros escritores que sí han utilizado internet como medio de promoción y contacto, como Espido Freire, Juan José Millás o Lucía Echebarría, se mantienen alejados del mundillo twitter, al menos por ahora.
Pero tampoco en el panorama internacional son mayoría los escritores twitteros: por ahora, hemos conseguido localizar a Margaret Atwood, Paulo Coelho, Anne Rice, Neil Gaiman, Alejandro Jodorowsky, Chuck Palahniuk o Bret Easton Ellis. J. K. Rowling, la autora de Harry Potter, tiene cuenta en twitter, pero desde hace año y medio solo la utiliza para confirmar que realmente se trata de ella, pero que ahora mismo no tiene tiempo de tuitear nada. Aquí hay otra lista más extensa de escritores en twitter, pero yo, sinceramente, no conozco casi a ninguno.
Entonces, ¿a qué se debe esta ausencia de escritores en twitter? Porque en otras áreas (humoristas, cantantes, actores) tengo la impresión de que está bastante más extendido. ¿Es que el mundo de las letras es especialmente refractario a las innovaciones tecnológicas? ¿Influye la edad de la mayoría de los escritores consagrados, ya talluditos? ¿Son los agentes quienes les desaconsejan este tipo de contacto directo? ¿Tienen los escritores miedo a la pérdida de tiempo que conlleva mantener una cuenta de twitter verdaderamente activa? ¿O es que los escritores se consideran demasiado importantes para mezclarse directamente con su público directamente y sin filtros?
¿Conocéis vosotros algún otro escritor, español o extranjero, que esté en Twitter?
jueves, 3 de febrero de 2011
Randi Hutter Epstein: ¿Cómo se sale de aquí?
Idioma original: inglés
Título original: Get Me Out
Año de publicación: 2010
Valoración: Está bien
No sé si ha sido fruto de la casualidad o una broma del destino, pero ahora que la mayoría de mis amigas se ha quedado embarazada (por primera o segunda vez), ha llegado a mis manos ¿Cómo se sale de aquí?, un ensayo centrado en el embarazo y el parto. No soy una experta en libros de esta temática, pero hasta ahora creía que este tipo de publicaciones consistían, básicamente, en textos dedicados a aconsejar a los futuros padres sobre lo que les esperaba durante el embarazo y después del parto. Y me equivoqué.
Este libro nos habla de embarazos y partos, sí, pero desde una perspectiva histórica. Nos cuenta en qué ha cambiado el ciudado a la mujer y al niño (y la labor / actitud del padre) durante los últimos siglos, las supersticiones que (por suerte) se han dejado atrás, las complicaciones médicas que han sido superadas... e incluso (y esto es lo más interesante) demuestra cómo la actitud social ante el el embarazo y muchos adelantos médicos reflejan el papel de la mujer en la sociedad.
Es ésta una obra interesante, fiel análisis de un mundo en constante evolución. La única pega que le pondría es que en ocasiones la autora da más explicaciones de las necesarias (que nadie piense mal; en ocasiones, la mujer se enrolla como una persiana), pero, en conjunto, el libro me parece curioso, interesante. Y no sólo dedicado a futuros padres.
miércoles, 2 de febrero de 2011
José Cardoso Pires: La república de los cuervos
Idioma original: portugués
Título original: A república dos corvos
Año de publicación: 1988
Valoración: Recomendable
Este es un libro que compré dos veces en dos días: la primera vez (en una librería de segunda mano) me lo robaron en plena Baixa de Lisboa, junto con la chamarra en la que lo había guardado; al día siguiente me fui a una librería y me lo volví a comprar, en una edición barata de bolsillo. Y por fin, a la segunda, pude leérmelo. Por cierto que, lamentablemente, y si no me equivoco, este libro aún no está traducido al español (¿alguien se anima?).
Hasta cierto punto, La república de los cuervos se relaciona con el género del "bestiario": libro compuesto por un conjunto de relatos protagonizados o narrados por animales (un género de origen medieval, pero muy desarrollado también en el siglo XX, y que en Hispanoamérica en concreto ha tenido ilustres cultivadores). En efecto, al igual que en Bichos, de Miguel Torga, los relatos de La república de los cuervos están protagonizados o narrados por animales, o cuando menos los animales ocupan un lugar central en la historia.
En "La república de los cuervos", Lisboa (y por metonimia, Portugal) se identifica con un cuervo que espía y critica la realidad; "La ascensión y caída de los cerdos voladores" se sitúa en un balneario en el que un juez retirado cree ver cerdos volando sobre el horizonte; "Las cucarachas", de origen explícitamente kafkiano, narra la historia de un ingeniero obsesionado con los insectos; en "Lulú", el animal correspondiente es un perro que asume todas las funciones de su dueño ausente (pero todas, todas); en "O pássaro das vozes", probablemente el relato más divertido del libro, un contable compra un extraño pájaro africano con una casi ilimitada capacidad mimética. En cambio "Dinosaurio excelentísimo" es el cuento más experimental del volumen, y confieso que casi me lo salté, por pereza.
En general no son un gran amante de este tipo de cuentos protagonizados por animales, ya sean fábulas o propiamente relatos; me suelen parecer bastante tontorrones, por mucho que el autor se esfuerce por darles profundidad u originalidad (y sin embargo, La oveja negra, de Monterroso, es uno de mis libros favoritos). En este caso, Cardoso Pires hace un esfuerzo notable por extraer símbolos o significaciones de los animales que protagonizan o condicionan las historias; y lo consigue a veces, sobre todo cuando opta por el realismo más que la sátira. Pero aun así, me sigue pareciendo un volumen de relatos bastante menor.
También de José Cardoso Pires: El delfín Historias de amor, De profundis. Vals lento
Título original: A república dos corvos
Año de publicación: 1988
Valoración: Recomendable
Este es un libro que compré dos veces en dos días: la primera vez (en una librería de segunda mano) me lo robaron en plena Baixa de Lisboa, junto con la chamarra en la que lo había guardado; al día siguiente me fui a una librería y me lo volví a comprar, en una edición barata de bolsillo. Y por fin, a la segunda, pude leérmelo. Por cierto que, lamentablemente, y si no me equivoco, este libro aún no está traducido al español (¿alguien se anima?).
Hasta cierto punto, La república de los cuervos se relaciona con el género del "bestiario": libro compuesto por un conjunto de relatos protagonizados o narrados por animales (un género de origen medieval, pero muy desarrollado también en el siglo XX, y que en Hispanoamérica en concreto ha tenido ilustres cultivadores). En efecto, al igual que en Bichos, de Miguel Torga, los relatos de La república de los cuervos están protagonizados o narrados por animales, o cuando menos los animales ocupan un lugar central en la historia.
En "La república de los cuervos", Lisboa (y por metonimia, Portugal) se identifica con un cuervo que espía y critica la realidad; "La ascensión y caída de los cerdos voladores" se sitúa en un balneario en el que un juez retirado cree ver cerdos volando sobre el horizonte; "Las cucarachas", de origen explícitamente kafkiano, narra la historia de un ingeniero obsesionado con los insectos; en "Lulú", el animal correspondiente es un perro que asume todas las funciones de su dueño ausente (pero todas, todas); en "O pássaro das vozes", probablemente el relato más divertido del libro, un contable compra un extraño pájaro africano con una casi ilimitada capacidad mimética. En cambio "Dinosaurio excelentísimo" es el cuento más experimental del volumen, y confieso que casi me lo salté, por pereza.
En general no son un gran amante de este tipo de cuentos protagonizados por animales, ya sean fábulas o propiamente relatos; me suelen parecer bastante tontorrones, por mucho que el autor se esfuerce por darles profundidad u originalidad (y sin embargo, La oveja negra, de Monterroso, es uno de mis libros favoritos). En este caso, Cardoso Pires hace un esfuerzo notable por extraer símbolos o significaciones de los animales que protagonizan o condicionan las historias; y lo consigue a veces, sobre todo cuando opta por el realismo más que la sátira. Pero aun así, me sigue pareciendo un volumen de relatos bastante menor.
También de José Cardoso Pires: El delfín Historias de amor, De profundis. Vals lento