Año de publicación: 2024
Valoración: Está bien
Cada día, una nueva reseña
Año de publicación: 2024
Valoración: Está bien
Título original: Nobody is ever missing
Año de publicación: 2016
Traducción: Damià Alou
Valoración: recomendable
Pues aquí finaliza mi (completamente) particular retrospectiva de la obra de Catherine Lacey. Como era de esperar, no ha publicado nada desde que empecé reseñando su celebrada Biografía de X, así que aún es pronto para saber si esa cuarta novela fue una confirmación de un talento en progresión o una puntual cúspide de ambición, como parece apuntar su temática y su extensión. Me ahorro valoraciones conjuntas que serían meras especulaciones sobre si es simplemente una escritora joven en progresión o uno de esos fenómenos que se desvanecen a la que una novela flojea, porque sí que he de reconocer que esto sucede con excesiva frecuencia,en un mundo editorial que está sobrecalentado en su volumen de publicación, y congelado en su potencial masa receptora. Paseaos por el transporte público de cualquier gran ciudad y observad qué concentra la atención de las nuevas generaciones. O especulad cómo se combate con una hoja de papel escrito contra el scroll infinito. Vaya ripio, joder.
Lacey empezó su carrera con esta novela sobre una mujer joven que deja su vida, su relativamente confortable vida y se va a Nueva Zelanda, en un desplazamiento que es a la vez huida y búsqueda, y como no puede ser de otra manera en cierto tipo de novelas, esa escueta frase resume la trama y todo lo que surge de ella son causas y consecuencias. Un matrimonio que no es feliz ni infeliz, sino meramente funcional, algún eco que resuena de una tragedia íntima en el pasado. Como reza el tópico, es nada y es todo. Un planteamiento minimalista sobre el que Lacey desarrolla un ejercicio de un marcado perfil psicológico, pues Elyria (curioso nombre) se debate entre dudas y episodios de rememoración, entre angustia e inmersión en su propia personalidad, sin que la novela (la no-vela) parezca aventurarse hacia final alguno al uso, cuestión que la emparentaría con algunos otros autores en lo que yo denominaría literatura de situación.
Vista de modo retrospectivo, la obra de Lacey evoluciona alrededor de un esquema algo flexible en que sus protagonistas, siempre mujeres, aparecen de la nada en entornos extraños, no siempre amigables, escenarios a los que deben adaptarse a costa de algún tipo de sacrificio. Repito, es pronto, con cuatro novelas, para ver si Lacey llegará a la grandeza que algunos ya se han obstinado, digamos mejor empeñado, en otorgarle. Ha desarrollado un estilo propio y con Biografía de X salió a tomar aire, aunque sea retóricamente, de cierta dinámica claustrofóbica algo existencialista, de personajes que persiguen la soledad como si esta fuera la auténtica proyección de la personalidad. Leeré, por supuesto, esa supuesta quinta novela que supongo estará preparando en el futuro.
El resto de la obra de Lacey reseñada aquí
Año de publicación: 2025, a partir de un fanzine de 2014, de VV. AA.
Valoración: no puedo valorar tal maravilla... Me embarga la emoción
Título original: Il fu Mattia Pascal
Traducción: Ildefonso Grande y Mario Grande Ramos
Año de publicación: 1904
Valoración: Está bien
Quizá un día de estos podríamos jugar a crear tipologías de libros según las sensaciones que nos va proporcionando la lectura, algo más que una valoración general, por ejemplo libros que comienzan de forma brillante pero que enseguida se desinflan (montones), otros a los que extirparíamos trozos que nos parecen innecesarios o que los lastran de alguna manera, o aquellos que no cumplieron las expectativas pero nos dejaron a cambio alguna satisfacción inesperada. Y esto podría extenderse sin límites. A esta novela de Pirandello la clasificaría en dos lotes: libros que no empiezan nada bien, pero poco a poco van ganando altura, y aquellos que solo somos capaces de apreciar mejor dejando pasar cierto tiempo. Que a los mejor son dos características no tan diferentes.
Porque no, realmente no empieza nada bien la historia de Matías Pascal (entre paréntesis, qué manía de traducir los nombres propios, a no ser que sean ingleses). Aunque Pirandello lanza alguna bengala para dejar señalado que no será una historia convencional, lo cierto es que todo tiene un tufillo costumbrista un poco desalentador: familia acomodada cuya decadencia la gestiona un administrador sin escrúpulos, amoríos pueblerinos a dos bandas con suegra agresiva, el amigo tontito enamorado, y todo ello sumergido en una prosa que imita sin recato el habla coloquial, a veces dubitativa y a veces enfática, de forma que en ocasiones no es fácil hacerse con el hilo de las conversaciones.
También es verdad que Pirandello nos deja alguna escena bien montada y muy divertida, como una memorable pelea entre dos viejas. Pero el momento fundamental de la narración (no es espoiler, sino punto de partida) es la extraña forma en que Matías, en su ausencia del pueblo, es dado por muerto sin que se sepa del todo si se trata de un lamentable error o hay tras ello alguna intención oculta. El caso es que, liberado de ataduras, el protagonista inicia una nueva vida.
¿Qué significa que uno pueda borrar completamente su pasado, dotarse de una nueva personalidad y sentirse libre para cualquier iniciativa que le apetezca? Lo que parece un privilegio sin parangón para alguien aprisionado en un pequeño pueblo y en un círculo familiar más bien tóxico ¿puede convertirse en algo muy diferente? En definitiva, la libertad absoluta ¿es por sí misma garantía de felicidad, o la vida se compone de más cosas que deben tener su lugar y encajar entre sí? ¿La felicidad o parte de ella podría consistir en disponer de esas piezas y conseguir que funcionen con armonía? Son preguntas que se van dejando caer en el curso de la experiencia del nuevo Matías, y es mirando así el relato, desde una cierta distancia, cuando va cobrando todo su valor, ese que a veces, como esta, se resiste en el momento de leer.
Porque la narración en sí tiene además un poco de todo. Sin abandonar ese peculiar estilo que se puede hacer algo incómodo, contiene algunas magníficas caracterizaciones de personajes, así como imágenes de gran belleza y carga metafórica, como aquella de las sombras pisoteadas por carruajes y animales. Y al mismo tiempo, se ve también lastrada por algunos pasajes demasiado largos y con poco sentido, como ciertas incursiones en la teosofía y en algo parecido al espiritismo, o como algunos personajes que contribuyen a la confusión y aportan más bien poco.
De manera que conviene dar a la lectura un cierto margen para que terminen calando las dudas en torno a la condición humana, que son en mi opinión la columna vertebral del relato, y dejemos en segundo plano lo que al menos desde fuera, y reconozco que dicho con cierto atrevimiento, parecen deficiencias técnicas que han podido suponer un obstáculo, pero que quizá no debieran oscurecer lo esencial de la historia.
Año de publicación: 2025
Valoración: Entretenido y resultón
No sé yo si el continente le hace demasiada justicia al contenido. Porque aunque la cubierta habla de "la novela más divertida que vas a leer este año (y el que viene también)" y la contracubierta promete "una novela salvajemente divertida", creo que no es del todo así. Con esto no digo que Miarma town no sea divertida, que lo es, sino que creo que ese no es su principal ingrediente. Ya puesto a describirla, diría que es alocada, disparatada y gamberra, pero con un puntito oscuro.
Y eso que el principio tiene un puntito houellebecquiano. Houellebecquiano, pero gamberro, claro. Porque hay una pareja en crisis, unos "cuernos" o un escritor borrachuzo y cocainómano, tipos que podrían pasar por personajes de alguna novela de Houellebecq o de Beigbeder. Aunque pronto vemos que no van a ir por ahí los tiros, que todo va a ser mucho más alocado.
Embestía con un ritmo metódico, casi solemne, con la cadencia lenta y pesada de una procesión de Semana Santa, pero con una devoción infinitamente mayor.
Así, tras una primera parte que sirve fundamentalmente como presentación de personajes (la ya comentada pareja formada por Marisa e Ignacio, el escritor borrachuzo y medio yonki, el narco sevillano, el poli vasco que escucha a Kortatu y el sicario mexicano/peruano amante de la lectura) y puesta en marcha del mecanismo que desencadena la acción, todo se acelera y se convierte en una alocada Sangre fácil a la andaluza. ¡De hecho, la premisa es más o menos parecida!
Lo absurdo y lo surrealista se insertan en lo real (¿o es lo real lo que se ve atravesado por lo absurdo y lo surrealista?), las más bajas pasiones se apoderan de los protagonistas y una espiral de muerte recorre las calles de una Sevilla que juega un papel importante en el texto.
Pero ya digo que esta no es, o no es solo, una novela negra o una novela "de humor". Su aparente ligereza y/o sencillez no puede ocultar que, en el fondo, la novela habla de los más bajos instintos (a veces, pocas, también de los más "altos") y de cómo estos nos llevan a sobrepasar ciertos límites.
Entre los aspectos que destacaría del texto están:
Resumiendo, Miarma Town no se estudiará en las Facultades de Filosofía y Letras (tampoco creo que el autor lo pretenda), pero deja entrever cualidades en su autor, entretiene y, al mismo tiempo, deja lugar a la reflexión. Más que suficiente, ¿no?