Idioma original: francés
Título original: Les gratitudes
Traducción: Pablo Martín Sánchez
Año de publicación: 2021
Valoración: Muy recomendable
No voy a andarme con rodeos: lo ha vuelto a hacer.
Me refiero, por supuesto, a Delphine de Vigan, cuyos libros empiezo siempre con recelo (pensando que me van a decepcionar porque me parece imposible que vaya a lograr mantener el nivel de sus obras anteriores) y cuyas últimas páginas siempre termino rebosante de GRATITUD.
Resumen resumido: la anciana Michka vive sola y no tiene familia. Cuando empieza a sufrir vértigos y afasia, no le queda más remedio que internarse en una residencia a la que Marie, su única allegada, la visita con frecuencia. Allí Michka conocerá a Jérôme, un amable logopeda que se implicará, junto con Marie, para que Michka no pierda su capacidad de comunicarse y, con ella, la oportunidad de cumplir su deseo por expresar una gratitud que tiene pendiente.
Las gratitudes forma parte de una serie iniciada con Las lealtades cuyo objetivo es, según expresó la propia autora, indagar en esos sentimientos que de un modo u otro determinan nuestra visión de la vida y, sobre todo, nuestras relaciones con los demás. Ambas son novelas bastante cortas con tramas muy contenidas, casi minimalistas, con el propósito de mantener continuamente el foco en el asunto central, la gratitud en este caso. Ese planteamiento hace que durante la lectura uno se pregunte si no se tratará en realidad de un relato largo o incluso de una fábula, sin apenas subtramas y con tan pocos personajes; dos narradores que hacen avanzar la trama desde el punto de vista de Marie y de Jérôme y de forma lineal, un final que se prevé con facilidad… Esto no es una novela —te dices a ti misma— Delphine está resbalando —te lamentas— tenía que pasar —concluyes. Pero, de nuevo, te equivocas. Las gratitudes es otro artefacto narrativo calibrado con gran precisión, cuya contención no le resta ni un ápice de sensibilidad, de certeza o de emoción. De hecho, Las gratitudes podría adaptarse con suma facilidad al teatro.
Gratitudes expresadas, las pendientes, las dolorosas, las arriesgadas, las sistemáticas, todas nos sobrevuelan y conforman nuestro universo. Así lo refleja maravillosamente esta historia, aparentemente pequeña, que de nuevo abre una brecha a la reflexión sobre esas «cosas pequeñas» que al final tanto importan y tal vez por eso el libro se nos pegue a las manos como a fuego y nos dejemos transportar por su belleza, su nostalgia, tristeza, humor y sobre todo, por su amor.
«Veo, como si estuviese allí, esas extensiones vacías, áridas, esos caminos devastados que surgen en mitad de sus frases cuando intenta hablar. Paisajes desolados, sin luz, de una trivialidad inquietante, y nada, absolutamente nada, a lo que aferrarse. Imágenes del fin del mundo. En cuanto empieza una frase le faltan las palabras, trastabilla como si hubiera metido el pie en un agujero. Ya no hay balizas ni puntos de referencia, pues no hay sendero capaz de atravesar tierras tan estériles. Las palabras han desaparecido y las imágenes no consiguen reemplazarlas. Su voz, asfixiada por el yugo de la derrota, se desintegra. Obstáculos desconocidos le obstruyen el paso. Masas oscuras, igualmente innombrables. Ya nada puede compartirse. Y todos sus intentos caen en un pozo sin fondo de donde nada, jamás, podrá ser rescatado. Busca en mis ojos un indicio, una clave, un atajo. Pero mis ojos no le ofrecen ninguna ayuda, ningún desvío. La ruta está cortada. El hilo de la comunicación se ha roto. El silencio le ha ganado la partida. Y ya nada la retiene.»
La valoración, sin duda que Muy Recomendable. Aprovecho para adelantarme al debate que suele surgir siempre que reseño a esta autora. En mi opinión, Nada se opone a la noche es su mejor obra (punto) y si en mi reseña de entonces la valoré solo con un Muy recomendable en lugar de con un rotundo Imprescindible fue quizá porque era mi primera aportación oficial en el blog como colaboradora y no quería ir de intensa. Dicho esto, revalido el Recomendable de Basado en hechos reales y el Muy Recomendable de Las lealtades que guarda, como ya he dicho, ciertas similitudes con Las gratitudes sin que por ello ninguna de las dos pierda una pizca de personalidad propia o el lector pueda sentir que al leer una ha leído la otra.
Hemos llegado de nuevo a ese punto en el que trato de disimular mi absoluta veneración por la autora y, para demostrarlo, me quejo de algo. En este caso diré que Las gratitudes es muy corta —unas ciento setenta páginas bien espaciadas— y te la lees en una sola tarde quedándote, inmediatamente después, huérfana de lectura. A solas con la reflexión y con el pataleo.
8 comentarios:
Cuánto te agradezco la información. Hoy me he llevado una alegría. No van a ser todo disgustos en este blog como el que me llevé al enterarme, hace unos días, con mucho retraso, de la muerte de John Le Carré. Estaba esperando esta novela desde que leí Las lealtades y supe de ella.
Esos sentimientos que nos atan a los demás son muy controvertidos y la autora los trata de maravilla. Coincido contigo en que su mejor novela es Nada se opone a la noche. También creo que es indispensable.
Un beso.
Bellísima reseña, Beatriz! No he leído nada aún de Delphine de Vigan, pero me entusiasma, y mucho, lo que describes. El punto de partida, las reflexiones, los puntos de vista. Seguramente me lance a leerla pronto.
Un cordial saludo,
El Puma
Justamente hace un rato veía una pequeña entrevista a la señora de Vigan a propósito de este libro, así que, Beatriz, enhorabuena por lo oportuno de la reseña.
Rosa, pues qué buena noticia alegrarle el día a alguien y, además, con literatura!
Creo que te gustará esta novela. Si te animas a comentar cuando la leas, eres bienvenida.
Un abrazo.
Gracias, Puma, anímate a leer algo de esta autora a ver si conectas con ella tanto como yo.
Un saludo.
Carlos, soy muy despistada para las novedades editoriales pero quiso el destino que viera el libro expuesto el otro día y no pude resistirme.
Gracias por comentar.
Beatriz:
Si lo recomiendas tú, lo tengo que leer. No recuerdo ningún libro que te haya gustado y a mí no; ¡estoy leyendo otro libro de Moderna de pueblo por tu "culpa"A lo mejor, con este no coincidimos..bah, no lo creo.
En fin, en cuanto lo tenga, buscaré una tarde para disfrutar, cual Jo March, de su lectura.
Saludos agradecidos
Lupita, ahora tengo que saber qué libro de Moderna de Pueblo es ese que te estás leyendo!
Y "Las gratitudes" es una preciosidad, en una tarde te lo lees seguro, así que aquí me quedo esperando (ansiosa) tu feed-back.
Un abrazo fuerte.
Pues leí ayer "Los capullos no regalan flores", que es su segundo álbum, y en él pega un buen repaso a las relaciones sentimentales de Moderna, mostrando así el panorama amoroso actual (bueno, de 2013) En este todavía no dibujaba ojos (jaja), que es un detalle que hace ver cómo ha evolucionado. Supongo que lo habrás leído. Tan divertido como todo lo suyo.
Saludos
P.D: Ahora estoy con la novela gráfica de Margaret Atwood (Angel Catbird), que me dijeron en la biblio que no tiene mucho éxito, pero está bastante bien, y eso que a mí los superhéroes ni fu ni fa.
Fenomenal reseña, y certera. Lo empecé esta mañana, lo he acabado hace una hora, y a ver qué leo ahora, después de esto.
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