jueves, 27 de noviembre de 2025

Byung-Chul Han: El espíritu de la esperanza

Idioma original: alemán

Título original: Der Geist der Hoffnung

Traducción: Alberto Ciria

Año de publicación: 2024

Valoración: Decepcionante/Filosófico


‘Guerras, migraciones masivas, atentados, catástrofes climáticas, crisis y pandemias: escenarios apocalípticos muy diversos nos confrontan con una inminente amenaza de hundimiento y extinción [..] Sin embargo, de la desesperación más profunda nace también la esperanza más íntima. La esperanza nos abre tiempos futuros y espacio inéditos, en los que entramos soñando’. Bajo un título como El espíritu de la esperanza y con una contracubierta con semejante invocación, queremos pensar que Byung-Chul Han, él sí, ha dado con la tecla para ofrecernos el salvavidas que nos saque del marasmo en que nos hemos metido en este cuarto de siglo. Quizá por eso le acaban de dar un nuevo premio más, y hasta parece que se ha hecho un poco más popular.

Un preludio bastante largo nos deja un poco descolocados, porque empieza a referirse a raíces etimológicas y a enfrentar esa esperanza a diferentes conceptos, angustia, miedo, optimismo. Este deslindar el concepto parece algo muy profesoral y, aunque se prolonga más de lo esperable, espera uno que pronto se ponga el Sr. Han a explicarnos cómo podemos albergar esperanza en tiempos tan inciertos. Pero no. Lejos de bajar a nivel terrenal, el texto sigue navegando entre conceptos abstractos, presentando a buena parte del panteón de la filosofía alemana del último siglo, desde Heidegger a Adorno, Benjamin, Bloch o Arendt, incluyendo a algunos foráneos como Derrida, Camus o Václav Havel. Seguimos página tras página desglosando la culpa o la teoría del perdón, esperanza y acción, soñar dormido y soñar despierto, la reflexión prospectiva y retrospectiva.

Como se ve, nada que contribuya a sacarnos de la zozobra de los genocidios, aeronaves hostiles que sobrevuelan los cielos, o diversas especies de dictadorzuelos de ópera bufa desgraciadamente demasiado poderosos para tomarlos a broma. Tampoco me seduce precisamente ese estilo de frase breve y redonda que salpica el texto con insistencia: puede que simplemente sea la forma de expresarse del autor, pero da la impresión de buscar siempre la cita célebre, lo cual se confirma sospechosamente cuando uno escribe en el buscador Byung-Chul Han y la búsqueda más frecuente que se ofrece es ‘citas’ o ‘frases’.

Pero tampoco nos enfademos demasiado con este autor coreano afincado en Alemania. Esto no es en realidad otra cosa que un libro de filosofía, y Han disfruta tomando el hilo de algunos  de sus colegas y confrontando con otros, siempre en torno a ese concepto de esperanza, como podría haber sido cualquier otro. Y estas reflexiones (o discusiones, que también) son las que posicionan a los filósofos en su mundo particular, porque en definitiva es a lo que se dedican.

Así que desde ese punto de vista no me siento capaz de negarle valor al libro. El problema es otro: cuando estudiábamos filosofía se desplegaba un esfuerzo generalizado por convencernos de que aquello tenía una utilidad real, quizá a largo plazo, tal vez solo (y eso sería suficiente) para iluminar el espíritu y hacernos pensar, hacernos más humanos, y qué sé yo. Siendo muy sincero, y aunque esto pueda parecer una aberración, tengo que reconocer que me resulta muy difícil encontrarle utilidad a estas elucubraciones, como no sea en un plano casi completamente abstracto, como una pequeña semilla que, aunque la ignoremos, contribuye a hacer que la Humanidad sea un poco mejor (aunque no lo parezca).

P.D. En cualquier caso, lo mejor del libro son en mi opinión las varias reproducciones de pinturas de Anselm Kiefer que incluye, aunque es indudable que en el pequeño formato del libro lucen mucho menos grandiosas que a tamaño natural. Y tampoco tengo nada claro que sean lo más indicado para ilustrar un texto sobre la esperanza porque, a mí al menos, estas obras, aunque muy sugerentes, me mueven a sentimientos mucho menos luminosos.


Unas cuantas obras de Byung-Chul Han reseñadas en ULADaquí


1 comentario:

Félix dijo...

Yo le reconozco cierta desconfianza infundada hacia Byung-Chul Han, sobre todo porque me hace ruido que un filósofo publique tanto y tan seguido. Da la impresión de que agarra conceptos y los desarrolla levemente; como ya es conocido y tendrá alcance, le basta con eso. Otra de las razones es que se repite muchísimo en cada libro; tranquilamente se podría haber hecho uno unificando dos o tres.