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martes, 31 de julio de 2012

Almudena Grandes: Las edades de Lulú

Idioma original: español
Fecha de publicación: 1989
Valoración: Está bien

Hoy, en ULAD, un libro que hasta ahora no había reseñado por no saber muy bien cómo enfrentarme a su análisis. Y ello porque aunque considero que está escrito de forma impecable, la historia, lo que es la historia, a mí, lo que es a mí, me pareció poco agradable de leer. Supongo que nuestras fobias y filias personales nos persiguen irremediablemente cuando degustamos obras y creaciones de todo tipo, pero no por ello tenemos que ser injustos y negar la calidad a algo que la tiene. Así que, aquí estamos, por fin, con Las edades de Lulú, y bueno, voy a intentar expresar mi opinión sobre el mismo lo mejor que pueda.

Con este su primer libro, una joven Almudena Grandes (Madrid, 1960) ganó la undécima edición del célebre concurso de novela erótica La Sonrisa Vertical. Y aunque no he leído nada más premiado en este certamen, he escuchado por ahí que con Las edades de Lulú Grandes elevó bastantes grados la hasta entonces tibia calidad literaria del mismo. Y no me parece algo difícil de creer ya que como apunté en mi segunda parte de la crítica a Cincuenta sombras de Grey, el libro que hoy reseño, pese a ser de un género que no aprecio demasiado, está impecablemente bien escrito.

Allora, el argumento: una muchacha madrileña de 15 años llamada Lulú (diminutivo de María Luisa, ni más ni menos) se inicia en el sexo de la mano de Pablo, un chico de 27 años amigo de su hermano y prototipo del joven progre ochentero: deslenguado, atrevido y amante de los conciertos protesta y las charletas anti-sistema. Esta primera y poco usual (quien lea el libro sabrá a qué me refiero) experiencia de Lulú con Pablo, dará lugar a una apasionada relación entre ambos que se mantendrá a lo largo de los años y durante la cual la mujer coqueteará con toda clase de prácticas sexuales (extendamos nuestra calenturienta imaginación sin reparos). No la "sosegará" ni la aridez que imponen un trabajo y una rutina usuales, ni el matrimonio, ni la maternidad...

Y no es plan de destripar la trama, pero adelantaré que tras episodios de todo tipo, Lulú, una chica guapa y buena estudiante que fue criada en una casa llena de hermanos, con pocos mimos y ningún capricho, acabará metiéndose por su propio pie, sin que Pablo ni nadie la conduzca, en un oscuro grupo aficionado a actividades sexuales que harían palidecer al engendro de Christian Grey… Y hasta aquí puedo leer.

Así pues, a lo largo de las páginas de esta novela uno puede encontrar lesbianismo, juguetes sexuales, sexo con transexuales, sadomasoquismo, vagas menciones a la zoofilia y a la pedofilia e, incluso, incesto, pero también la gestación y el desarrollo de una atípica historia de ¿amor?, unos personajes muy bien construidos (yo logré “ver” a Lulú y a Pablo, que me cayó fatal, eso sí), y una descripción humilde pero efectiva de una época y de un tipo de jóvenes, excitados y algo desorientados ante el panorama de libertad que se abría ante ellos tras una etapa de gris, hipócrita y cercenadora represión en todos los sentidos.

Por cierto, al año siguiente, Bigas Lunas realizó una adaptación para el cine de la novela.

Feliz y cálido verano para todos.

Todas las reseñas sobre Almudena Grandes en ULAD: Aquí

lunes, 30 de julio de 2012

Silvia Federici: Calibán y la bruja

Idioma original: inglés
Título original: Caliban and the Witch. Women, the Body and Primitive Accumulation
Fecha de publicación: 2004
Valoración: muy recomendable

Durante algo más de dos siglos, en todos los países europeos y buena parte de sus colonias, decenas de miles de mujeres fueron arrestadas, torturadas y quemadas vivas. Se las acusaba de crímenes tan extraños como los de vender su alma al Demonio, secuestrar niños para hacer ungüentos con su sangre o levantar tormentas. Muchos clérigos y juristas dedicaron su vida entera a perseguir brujas, escribiendo manuales para detectarlas y movilizando una poderosa maquinaria armada para exterminarlas, con la aquiescencia, si no entusiasmo, de buena parte de la población. Sólo se sabe de un caso en el que una comunidad evitara el juicio de unas brujas (y fueron, por cierto, unos marineros vascos en Labourd). Y todo esto pasó en los albores de la conciencia moderna, entre mediados del siglo XV y finales del XVII: mientras florecía el Renacimiento y estallaba la Reforma, nacía el racionalismo filosófico y se fundaba el método científico.

Silvia Federici ha sabido detectar el enorme interrogante que se esconde detrás de esta serie de persecuciones y lo ha contestado de un modo original y convincente. Llama la atención sobre el hecho de que la caza de brujas fue contemporánea de los llamados "cercamientos", el proceso por el cual las tierras comunales del campesinado europeo se expropiaron. Ya Marx ponía este proceso en el origen del capitalismo, porque fue necesario para que se produjera una acumulación inédita de capital (los réditos privatizados de las cosechas) y fuerza de trabajo (los campesinos privados de su medio de subsistencia que tuvieron que emigrar a la ciudad). Lo que falta en esa explicación ya clásica es que la "transición al capitalismo" (por usar un eufemismo) no fue igual para hombres y mujeres: los primeros fueron convertidos en trabajadores asalariados, pero las segundas fueron recluidas en el espacio doméstico y condenadas a un trabajo no pagado y no visible.

Para que esto fuera aceptado por las mujeres, dice Federici, fue necesaria una campaña de terror que criminalizara la adopción por parte de la mujer de cualquier rol diferente al de decente ama de casa. Esto incluía, por un lado, un control social mucho más severo de la sexualidad femenina y de los métodos anticonceptivos y, por otro lado, cerrar cualquier vía al desempeño profesionales de las mujeres fuera del espacio doméstico. La bruja se convirtió en la diana ideal: se trataba a menudo de profesionales (herbolarias, comadronas y curanderas), que practicaban abortos o producían medios anticonceptivos naturales. Sus perseguidores las mostraban, además, como dedicadas a una vida de orgías continuas. Castigando una lujuria ficticia lograban una castidad real.

Federici, en fin, se abre camino en un terreno pantanoso que ha sido usualmente desdeñado por los historiadores, y logra dar plausibilidad a su interpretación. No sólo hace que nos replanteemos la orgullosa autoconciencia histórica europea, sino que muestra cómo dinámicas muy similares siguen produciéndose en países emprobrecidos, donde las políticas neoliberales están acabando con los últimos bienes comunales. A la vista de sus aportaciones, la idea de que el capitalismo se asienta sobre la incruenta expansión de una ética del trabajo, y nada más, pierde toda credibilidad.


P.D.: Este libro está editado por Traficantes de Sueños, uno de los proyectos que más hacen en este país por la promoción de una cultura crítica. Como todo el resto de sus publicaciones, os lo podéis descargar gratis en formato pdf aquí.

domingo, 29 de julio de 2012

Joseph Heller: Trampa 22

Idioma original: inglés
Título original: Catch 22
Año de publicación: 1961
Valoración: Muy recomendable

Trampa 22 es una novela antibelicista; pero hay muchos tipos de novela antibelicista: las hay que optan por mostrar al lector con realismo crudo las terribles consecuencias de la guerra (Johnny cogió su fusil se lleva la palma en este subgénero) y otras (como Las aventuras del soldado Svejk) que optan por reducir la guerra al absurdo, mostrar su carácter carnavalesco y ridículo -aunque sin ocultar completamente sus consecuencias brutales. Trampa 22 es paradigmática de esta segunda línea, al tratar la Segunda Guerra Mundial con espíritu de bufonada trágica.

La novela se centra en las aventuras de John Yossarian y sus compañeros del batallón 256, establecido en la isla mediterránea de Pianosa. Durante la mayor parte de la novela los protagonistas se dedican a trapichear, escaquearse, vaguear y, cuando no les queda más remedio, montarse en un bombardero y combatir. Por su actitud cínica, displicente y despreocupada da la impresión de que no saben en medio de qué están metidos, y que solo quieren pasárselo bien y sacar el máximo rendimiento a la situación.

La "trampa 22" de que habla el título se refiere, inicialmente, a una norma según la cual "preocuparse por la salvación propia frente a los peligros reales e inmediatos era el proceso de una mente racional. Orr estaba loco y podía evitarse el vuelo de combate. Sólo tenía que pedirlo; pero una vez hecha la petición, ya no estaría loco y tendría que participar en otras misiones de vuelo". Esta norma, sin embargo, se convierte después en un comodín para ofrecer cobertura a cualquier abuso del poder superior revestido en forma de burocracia agobiante. Tanto es así que en inglés (no tanto en español) la expresión catch 22 ha pasado a la lengua común para referirse a estas situaciones sin salida o círculos viciosos lógicos.

Pero, como decía al comienzo, el que la novela tenga un tono generalmente humorístico no quiere decir que oculte al lector por completo las brutalidades de la guerra: Heller usa la táctica de bromear y caricaturizar a los soldados, a los oficiales y al propio ejército durante cuatro partes de la novela; y en la quinta parece quitarle el velo a la realidad y nos muestra toda la crudeza de la guerra: bombardeos, muerte, desapariciones, locura, violaciones, asesinatos.

Trampa 22 suele aparecer en las listas de las mejores novelas, sobre todo cuando estas listas se hacen en EE.UU. o en Inglaterra; en el género (anti)bélico, ocupa sin duda un lugar destacado, a la altura de las mejores.

sábado, 28 de julio de 2012

Brené Brown: Los regalos de la imperfección

Idioma original: inglés
Título original: The Gifts of Imperfection
Año de publicación: 2010
Valoración: está bien


Hace unos meses oí por primera vez hablar de Brené Brown gracias a que una amiga me pasó este vídeo. Lo vi, me pareció interesante e investigué un poco a esta mujer. Descubrí que era una importante trabajadora social e investigadora y que había escrito varios libros, así que decidí comprar uno de ellos y ver qué tenía que decir. Reconozco que cuando el libro llegó a mis manos y vi la cubierta, pensé: "Ah, genial, me he comprado un libro de autoayuda. Yuju" y lo dejé en la montaña de libros pendientes mientras pensaba que jamás iba a ponerle los ojos encima (no tengo nada en contra de los libros de autoayuda, pero no son para mí). Hasta que llegó un día en que me dije: "Lo he comprado, ergo tengo que leerlo. Al menos, empezarlo." Y eso hice. Y reconozco que no es lo que pensé en un principio.

Pongámonos en antecedentes. Brené Brown estudia el comportamiento humano desde un punto de vista emocional; es decir, cómo se desarrollan en nosotros tanto los sentimientos positivos (como la valentía, la compasión, la empatía...) como los negativos (la vergüenza, el miedo, etc.). Lo que (para mí, al menos) resulta más interesante es constatar cómo estos sentimientos y las actitudes que les acompañan cambian en función de la relación que mantengamos con las personas que nos rodean: cómo una misma vivencia puede afectarnos de diferente manera si nos encontramos solos, con un amigo, con alguien a quien admiramos, con alguien que nos cae mal... Y, en última instancia: ¿por qué, en ocasiones, sentimos vergüenza o miedo, si nadie nos está mirando?

Brown se plantea ésta y otras preguntas (como por qué hay personas que son capaces de mostrar más compasión o empatía que otras, por qué existen los vampiros emocionales, cómo nos influyen los medios de comunicación...), mientras explica los fundamentos de su investigación y las conclusiones a las que ha llegado. En general, todo muy interesante y muy bien contado.

La única pega que le pongo a esta obra es que sí es un poco libro de autoayuda. Así pues, aunque sus teorías y planteamientos me han parecido muy interesantes y creo que no habría que perder de vista a la autora (pues seguro que todavía tiene mucho que decir), que al final de cada capítulo dedique una página a dar consejos para que el lector se conozca a sí mismo o para que intente cambiar aquello que no le guste me ha chirriado un poco. Como he dicho antes, no tengo nada en contra de los libros de autoayuda, pero no son lo mío. Así que sí, reconozco el valor de esta obra como estudio, pero muy a gusto le habría quitado esas páginas.

viernes, 27 de julio de 2012

Colaboración: El palacio de la luna de Paul Auster

Título original: Moon Palace 
Idioma original: Inglés
Año de publicación: 1989
Valoración: muy recomendable

Paul Auster es un escritor bastante prolífico. Parece que ello sea un problema. O sea, cuesta seguir su ritmo de publicación, casi anual, y cuesta también creer que ello no repercuta en la calidad de sus novelas. Algo parecido a lo que pasa con otro célebre new-yorker, Woody Allen. Una obra al año, una actitud profesional y amante de su profesión, pero la eterna pose de escepticismo de las audiencias, como si fuera imposible mantener cotas óptimas de calidad.

Así que hablemos claro: ésta es una de las mejores novelas de Paul Auster. Mucha gente piensa que la mejor. Algunos se inclinan por otra también excelente, Leviatán.

Se hace difícil hablar de El palacio de la Luna sin mencionar cajas chinas o muñecas rusas. Pues es esta una novela, casi, biográfica que contiene otra biografía en clave, casi, de novela de misterio, que contiene otra corta novela, casi, del oeste. Todo ello en medio de relaciones paterno-filiales y con el aderezo de historias cruzadas marcadas por coincidencias fruto, parece, del azar (o no: esto es Auster). La trama es tratada de una manera casi matemática: las andanzas del protagonista parecen trazar ondas, golpes de suerte y puestas a cero, descensos a los abismos y súbitas pujanzas, en una especie de juego con un leve tono mágico, como si ángeles de la guardia velasen por él cuando parece precipitarse al vacío.

La prosa de Auster es directa y certera. No hay frases largas, no abusa de las subordinadas. Siguiendo con ese rigor matemático, cada palabra y cada frase parecen no poder estar nunca en un mejor lugar. Solo un afán perfeccionista puede estimar que, hacia el final, la historia de Solomon Effing resulta algo forzada y esas últimas 50 páginas, en las que deben resolverse algunos enigmas, son quizás la parte menos brillante de la novela. Pero antes nos hemos dado un festín de más de 250 páginas rayanas con la perfección, tanto en estilo y en resultado literario como en originalidad de la historia.

Sólo he leído cinco novelas de Auster, de entre su veintena. Supongo que en alguna de ellas bajó el listón o se equivocó. Pero no en El palacio de la Luna. Esta es una gran novela, una de las que justifican plenamente su status de autor de culto.

Firmado: Francesc Bon

También de Paul Auster en ULAD: Aquí

jueves, 26 de julio de 2012

Iban Zaldua: Biodiscografías

Idioma original: euskera
Título original: Biodiskografiak
Año de publicación: 2011
Valoración: está bien


Iban Zaldua (1966) es, además de profesor de historia, uno de los escritores vascos más prolíficos de la actualidad. Ha trabajado la novela, el ensayo y ha escrito numerosos libros de relatos, como éste que hoy reseñamos.

En esta ocasión, Zaldua ha reunido 39 relatos (38 dentro del libro y el último en la contraportada) cuyas primeras versiones se publicaron originalmente en la revista Nabarra y cuyo punto de partida es siempre un disco publicado en los últimos cuarenta años (aunque la mayoría son clásicos de la década de 1980).

Por las páginas de este libro (que tiene las mismas dimensiones que un CD, por cierto), pasan The Beatles, Nick Drake, Genesis, The Jam, Big Country, The Stone Roses, Elvis Costello, Radiohead, Los Planetas, Paul Weller... y otros tantos artistas que, aunque no sean objeto de nuestra admiración, sin duda somos capaces de reconocer. Pero que nadie piense que los relatos hablan de los discos en los que se basan. Para nada. Éstos últimos son sólo una referencia a la hora de enfrentarse a cada pieza narrativa, sin que aparezca (aparentemente, al menos) ninguna mención de los mismos en la narración.

Los relatos están bien escritos (Zaldua ya ha probado su valía como autor en múltiples ocasiones), pero creo que habría sido necesario desarrollar un poco más alguno que otro, pues, aunque en general ser breve les viene bien a las diferentes historias, hay ocasiones en las que terminamos de leer esperando algo más. A pesar de ello, sin duda encontramos en Biodiscografías relatos más que interesantes, que conforman un libro perfecto para la temporada estival, ligero y lleno de cultura pop, imprescindible para leer bajo una sombrilla.

También de Iban Zaldua en ULAD: Ese idioma raro y poderosoLa isla de los antropólogos y otros relatosSi Sabino viviríaLa patria de todos los vascos

miércoles, 25 de julio de 2012

3000 seguidores en Twitter y ¡¡¡sorteo!!!

Queridos amigos de ULAD, ayer fue un día muy especial para nosotros: ayer llegamos a los 3000 seguidores en Twitter, una cifra de lo más redonda y de lo más gorda (por lo menos para nosotros, estos humildes reseñistas que acabamos de salir de la selva como quien dice).

Nuestra llegada al apasionante mundo tuitero fue tardía: abrimos nuestra cuenta el 1 de marzo de 2010, para celebrar el primer aniversario del blog; al principio nos costó coger ritmo: en septiembre de 2010 teníamos 63 seguidores; en marzo de 2011, 241; llegamos a los 1000 seguidores en octubre de 2011 y desde entonces el crecimiento ha sido exponencial, hasta llegar a estos 3000 seguidores que celebramos hoy. Lo que demuestra dos cosas: que en el mundo hay mucha gente a la que le gustan los libros; y que cuantos más seguidores tienes, más fácil es conseguir nuevos seguidores.

Y como 3000 es un número muy redondo y muy gordo, para celebrarlo hemos decidido organizar un

¡¡¡SORTEO!!!

¿Qué sorteamos?

Tres ejemplares de la novela Una comedia canalla, de Iván Repila (que no es porque lo digamos nosotros, pero ha sido una de las revelaciones del año en España), generosamente cedidos por su editorial, Libros del Silencio

¿Cómo puedo participar?

Pues simplemente enviándonos un "twit" (sí, tendrás que estar registrado en Twitter para participar) diciendo que quieres participar en el sorteo. Así de fácil.

¿Así de fácil?

Así de fácil. 

¿Hasta cuándo puedo participar?

Tienes una semana, hasta el 31 de julio a medianoche. publicaremos los nombres de los ganadores en nuestras cuentas de facebook y twitter, y nos pondremos en contacto con los agraciados para que nos den su dirección.

martes, 24 de julio de 2012

Elías Canetti: La antorcha al oído

Título original: Die Fackel im Ohr. Lebensgeschichte 1921-1935 
Idioma original: alemán
Año de publicación: 1980
Valoración: Muy recomendable


Elías Canetti nació en Bulgaria en 1905, recibió el ladino (castellano conservado por los judíos sefardíes) como lengua materna y, aunque dominaba el inglés desde la infancia, tras residir en varios países europeos, adoptó como lengua literaria el alemán. Por imperativo materno hubo de doctorarse en químicas pero tuvo clara desde muy joven su vocación literaria, motivo por el que escribió frenéticamente durante toda su vida aunque su exagerado perfeccionismo le incitó a limitar sus publicaciones al máximo. En la Biblioteca Central de Zúrich se conserva la enorme cantidad de manuscritos, personales y literarios, que produjo y que no podrán salir a la luz hasta la década siguiente. Por todo esto y por el inusual carácter de sus obras, estamos ante un autor personalísimo, que acumuló una vasta cultura y supo marcarse una ruta propia manteniéndose al margen de modas y requerimientos externos. En 1936 apareció Auto de fe, su única novela. Aunque abarca diversos géneros (teatro, libros de viajes, artículos, estudios sobre literatura y arte), su obra fundamental es el ensayo Masa y poder, cuyos postulados le obsesionaron durante muchos años y para el que investigó y trabajó incansablemente hasta darlo por concluido en 1960. Veintiún años más tarde, y como colofón de otros muchos premios, obtendría el Nobel de Literatura.

La antorcha al oído es el segundo volumen de su autobiografía y abarca un período de  catorce años. Desde 1921, cuando era un muchacho de dieciséis y se trasladó con su madre viuda y sus hermanos menores a una pensión de Frankfurt – en la que permanecerían tres años a pesar de su inicial resistencia a abandonar su querida Zúrich – donde pudo observar, con insólita lucidez para su edad, los curiosos tipos humanos que recalaban allí. Pasando por las turbulencias económicas y políticas de aquellos años, el resentimiento hacia la madre, su estancia como estudiante de química en Viena, su encuentro y relación con su futura esposa, Veza, la admiración por el escritor y actor Karl Kraus a cuyas representaciones acudía asiduamente y que marcaría sus primeros gustos literarios, los deslumbrantes tres meses que, en el verano de 1928, vivió en Berlín “donde era imposible dar diez pasos sin toparse con una celebridad” y donde llegaría a tratar a grandes personalidades de la cultura, como George Grosz y Bertolt Bretch, cuya influencia le preparó para apreciar nuevos estímulos. Y, sobre todo, la explicación de cómo se gestó el protagonista de Auto de fe y el hallazgo de las primeras imágenes que darían lugar a la novela, así como las obsesiones y preguntas sobre la naturaleza de la masa procedentes de experiencias fortuitas en actos multitudinarios, bien de exaltación militar, bien de manifestaciones de protesta, y sin las que Canetti no hubiera adquirido la gran importancia que hoy tiene en el plano del pensamiento.
  
Debido a la excesiva coherencia de estos recuerdos algunos han dudado de su veracidad, pero hay que tener en cuenta, en primer lugar que Canetti anotaba continuamente sus impresiones y que los cuadernos que utilizó se convertirían más tarde en una fuente valiosísima, pero además, y por encima de todo, que era muy consciente de estar haciendo literatura y, por tanto, podía (y debía) permitirse todas las licencias que hicieran falta y que no tenía por qué desvelarnos. Bucear entre todo ese conglomerado de cuadernos y apuntes dispersos, desbrozar sus contenidos, confrontarlos con los de la memoria, seleccionar lo aprovechable y, finalmente, darle un aspecto tan aparentemente espontáneo que los oídos – en lugar de la vista – parecen recibir el chorro de información tal como se va generando, sin ningún tipo de filtro ni estilístico ni conceptual, de tal modo que nos parece estar recibiendo los recuerdos tal como van afluyendo a su mente, conseguir este efecto, dotar al conjunto de una sencillez tan elaborada supone, además de su reconocido talento, un trabajo ímprobo.


Del mismo autor: Auto de fe

lunes, 23 de julio de 2012

Eloy Moreno: El bolígrafo de gel verde

Idioma original: español
Fecha de publicación: 2011
Valoración: Se deja leer

Hoy, un libro que es buena prueba de eso de "querer es poder", si entendemos que "querer" equivale a romperte los cuernos, hacerte prácticamente inmune a los rechazos y convertirte en un maestro en el arte de levantarte caída tras caída.

Vamos, que Eloy Moreno, el autor de esta su primera novela, hizo todo lo que pudo para ver su obra publicada, y tras varios meses de muchos esfuerzos y ocurrencias, consiguió que la editorial Espasa fuera la responsable de cumplir su sueño. Pero antes de ello recurrió a la costosa (en todos los sentidos) autopublicación, y a la no menos necesitada de tiempo y esfuerzo autopromoción.

Pero no daré más detalles. Para los curiosos apuntaré que la historia del nacimiento y el periplo de El bolígrafo de gel verde está contada con todo lujo de detalles por el propio autor de la novela en un blog que lleva el mismo nombre que la misma.

Felicidades a tu tesón y capacidad de lucha pues, Eloy Moreno. Está claro que si uno no tiene fe en sus propias creaciones, no puede pretender que nadie las aprecie.

Y sí, todo esto está muy bien, ¿pero de qué va El bolígrafo de gel verde? Y sobre todo, ¿qué me hace etiquetarla con un simple "Se deja leer"?

Vamos a ver...

En esta novela narrada en primera persona, Moreno nos presenta a un tipo de mediana edad con mujer e hijo que sufre una profunda crisis cuando descubre que su vida de urbanita de clase media atrapado por una rutina gris y monótona, con el típico y tópico trabajito de oficina y apenas un par de horas de tiempo libre al día, le está matando las ganas de vivir. Si es que no se las ha matado ya...

A lo largo de las páginas del libro este ¿héroe? descontento y aburrido nos habla de su gran amigo de la infancia, convertido después en mero conocido por culpa de un desagradable accidente; y de cómo en plena adolescencia se enamoró de su ahora triste pero bella esposa; y de qué van los seres que pueblan su oficina, entre ellos, un jefe ex-gigoló, una preciosa compañera de pasado tormentoso, o una peculiar mujer de look cambiante. Enseguida nos queda claro que el protagonista quiere cambiar de vida, aunque al principio no sabe muy bien cómo. Pero al final decide firmemente hacerlo y cree más o menos cómo hacerlo, y todo comienza cuando se compra un boli cantoso (de gel verde para más señas) para que cuando se lo roben (ya sabemos el afán de la gente por no devolver material de papelería), logre pillar sin muchos problemas al mangui de turno.

Así, a raíz de este aparentemente insignificante hecho y de algunas cosillas más, Eloy Moreno va tirando de sus seres literarios hasta crear una trama que se sigue de forma rápida y sencilla. Pero sintiéndolo mucho no puedo decir que esta novela sea una maravilla.

El lenguaje de la misma es llano, muy llano, casi demasiado; los personajes, algo planos, parece que existen para que el protagonista se vea cada vez más atormentado y decepcionado, y la historia que cuenta no es que sea mala, pero tal y como está narrada no ha conseguido enternecerme. Parece que estés leyendo la primera obra de un buen y sensible amigo que ha decidido poner por escrito sus pequeñas obsesiones cotidianas mezcladas con una ficción simple y ciertas pinceladas de existencialismo naïf , desprendiendo la mezcla final un fuerte aroma a drama urbano algo descafeinado.

Y otra cosita: la forma de hablar de las mujeres de la historia... La esposa del protagonista está descrita como una belleza bien conservada, ¡de 35 años!, y la guapa misteriosa de la oficina casi lo mismo, ¡con 30! No sé, pero me resulta chocante leer esto en un autor de menos de 72 años, en fin...

Concluyo afirmando bien convencido, eso sí, que esta novela no les tiene nada que envidiar a algunos libros generosamente premiados y publicitados con mimo desde su primera infancia por grandes totems editoriales. Resumiendo: todo un triunfo de un escritor novel testarudo en el mejor sentido de la palabra y que, por lo que he cotilleado por aquí y por allá, ha gustado bastante a los lectores.

domingo, 22 de julio de 2012

Douglas Coupland: Generación A

Idioma original: inglés
Título original: Generation A
Año de publicación: 2009
Valoración: está bien

Esto es así, amigos: en ULAD pasamos de Cervantes a Douglas Coupland sin despeinarnos... ¿Y quién es Douglas Coupland? Pues nada menos (pero también: nada más) que el autor de Generación X, la novela que popularizó -aunque no inventó- el tan manido término generacional.

En Generación A, Coupland actualiza en cierto modo su Generación X -no se puede decir que sea una continuación, porque ni los personajes ni las historias de ambas novelas tienen nada que ver-. Como en su primera novela, en esta también nos presenta a un conjunto de personajes que cuentan la historia y, sobre todo en la segunda mitad, se cuentan historias unos a otros, creando una especie de "Decameron actualizado" (la referencia es explícita en el texto, y las reflexiones sobre el acto de narrar y sus consecuencias son abundantes).

La acción se sitúa en un futuro no muy lejano, en el que las abejas se han extinguido por causas misteriosas, y una parte importante de la población es adicta -física o psicológicamente- a una droga llamada Solon que altera la percepción del tiempo (algo bastante semejante a la soma de Un mundo feliz). De pronto, cinco personas, cinco jóvenes de diferentes partes del mundo sin relación aparente entre sí, son picados por abejas; inmediatamente serán aislados, estudiados, analizados y controlados por las autoridades, y pronto se establecerá entre ellos un vínculo difícil de explicar.

Generación A resulta una novela extraña -no puedo decir si ocurría lo mismo con Generación X, porque no la he leído-: la primera mitad es una novela de aventuras perfectamente Hollywoodizable, que nos muestra la vida de los cinco protagonistas desde el momento de ser picados por una abeja, y sus respectivas y peculiares formas de encarar la nueva situación, y la celebridad que lleva aparejada. La segunda mitad, en cambio, retoma el formato de "conjunto de relatos con marco", cuando los cinco jóvenes son obligados a contarse historias unos a otros. Las historias que se cuentan se irán entrelazando, mostrando no solo el modo de pensar de cada uno y su integración progresiva, sino también como modo para acercar a los personajes y a los lectores a la revelación final, que también se presenta (algo ingenuamente) en forma de historia intercalada.

Sinceramente, Generación A no ha sido lo que esperaba: al leer que era "del autor de Generación X" e indagar un poco sobre su autor, creía que iba a encontrar una novela con algo más de calado en que se reflexionase sobre la juventud de comienzos del siglo XXI, el modo en que les ha afectado la tecnología, la cultura popular, la globalización; de todo ello hay pequeñas trazas, pero nunca se llega a profundizar demasiado en nada de ello. Lo que queda es una novela entretenida pero desconcertante, con más forma que contenido.

No puedo callarme, por último, algunos pequeños defectos en la versión española publicada por El Aleph Editores (ya lo siento): algunas erratas, no muchas pero que distraen, sobre todo los acentos de más o de menos; algunas repeticiones no estilísticas ("De pronto... De pronto" en tres líneas, por ejemplo); algunas elecciones creo que poco afortunadas del traductor, como "pillad esto" por "get this" o "Culpable de cargo" por "guilty" y otras frases casi incomprensibles, como "Trasegué unos vasos de agua del grifo y me regurgitó el estómago", que no parece la traducción más ágil para "I chugged a few glasses of tap water and my stomach gurgled" (una posible propuesta alternativa sería "Me tragué varios vasos de agua del grifo y me rugieron las tripas").

sábado, 21 de julio de 2012

Miguel de Cervantes: Los trabajos de Persiles y Segismunda

Idioma original: español
Año de publicación: 1617
Valoración: está bien

¡Cómo! ¿Una obra del ínclito, excelentísimo, ubérrimo Cervantes calificada solo con un "está bien"? ¿Una nueva herejía de estos desarrapados de ULAD? Pues sí, qué quieres que te diga. Y aun así creo que estoy siendo generoso, en atención a la importancia histórica de la obra y el autor, y a ciertas páginas muy especiales de las que hablaré más adelante.

Suele decirse (con bastante razón, probablemente) que el Quijote marca el inicio de la novela moderna. Y cabría pensar que el Persiles, publicado póstumamente, y escrito ya después del gran éxito quijotesco, continuaría esa misma línea del Ingenioso Hidalgo. No es así. El Persiles, como la Galatea, también de Cervantes, son novelas de géneros rigurosamente clásicos (novelas bizantina y pastoril respectivamente) y cuesta adivinar en ellas los rasgos (ironía, metaficcionalidad, complejidad simbólica de los personajes...) que alumbran al Quijote. Y sin embargo, era en estas obras, precisamente por su espíritu clásico, en las que Cervantes depositaba mayores esperanzas de alcanzar prestigio, inmortalidad y fama.

No es que en el Persiles falten aventuras para entretener al lector, sino todo lo contrario: las hay para dar y tomar. Como corresponde a la novela bizantina desde sus orígenes helenísticos, el argumento consiste en la lucha de dos amantes (Persiles y Segismunda) por reunirse y casarse y ser felices y comer perdices. Para ello, ocultos bajo los nombres falsos de Periandro y Auristela y fingiendo ser hermanos, emprenden una peregrinación a Roma durante la cual sufrirán (en sus propias carnes y en las de sus acompañantes) todo de tipo de infortunios: raptos, naufragios, enfrentamientos con piratas... En la primera mitad de la obra, situada en un norte de Europa mágico e irreal (el Persiles lleva por subtítulo "historia septentrional"), hay hasta hombres lobo y alfombras voladoras; la segunda mitad, situada en Portugal, España e Italia es más realista, aunque igualmente llena de aventuras "sin cuento", que diría el propio Cervantes.

Resulta curioso que una novela tan llena de acción resulte pesada; y sin embargo, es así. Es una sensación parecida a la que producen muchas películas de Hollywood, llenas de persecuciones y peleas pero que no consiguen atraparnos. Al Persiles, como a esas películas, le falta el interés de una trama central a la que se subordinen todos esos episodios secundarios de manera lógica y orgánica; le falta también una profundidad en los personajes que nos haga idenfiticarnos con ellos; en comparación con el Quijote, le falta también humor y un narrador con voz propia, elementos que siempre hacen la lectura más llevadera.

He hablado al principio (para dejar algo de suspense) de que había en el Persiles unas páginas muy especiales: me refería, obviamente, al prólogo y a la Carta al Conde de Lemos que encabezan la obra, páginas escritas por Cervantes muy pocos días antes de su muerte, cuando la sabía ya inevitable (había recibido ya la extremaunción, como cuenta en el texto), con una entereza, una serenidad y un sentido del humor conmovedores: "Tiempo vendra, quizá, donde, anudando este roto hilo, diga lo que aquí me falta y lo que se convenía. ¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regozijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!".

Cuesta leer esta despedida de la vida sin emocionares; solo por esas páginas, merece el Persiles seguir siendo reimprimido, por los siglos de los siglos. Amén.

También de Miguel de Cervantes en ULAD: Don Quijote de la ManchaNovelas ejemplares (I)

viernes, 20 de julio de 2012

Robert Coover: Noir

Idioma original: inglés
Título original: Noir
Año de publicación: 2010
Valoración: está bien

En realidad, en este caso podría ahorrarme la reseña y enlazar directamente a esta otra del blog La primera mirada, porque mis impresiones sobre el libro coinciden casi completamente con las del autor de esa otra reseña. Y la impresión que los dos tenemos es que Noir es una reescritura posmoderna del género negro (desde el propio título) pero que, por lo autoconsciente y lo metaficcional, acaba resultando algo cargante.

Robert Coover (que, por cierto, he descubierto después de leer la novela que es uno de los fundadores de la Electronic Literature Organization) parte del modelo de las novelas negras hardboiled americanas (Raymond Chandler, Dashiel Hammett, etc.): detective crápula y problemático, una cliente femme fatale misteriosa, policías corruptos, matones tabernarios, prostitutas, una ciudad sucia y caótica como escenario... Pero todos estos elementos son tratados con distanciamiento, precisamente porque Coover, y el narrador, y los lectores, y hasta los propios personajes, saben que estamos ante "clichés" genéricos, puestos ahí precisamente para hacerse visibles como tales clichés.

Los propios personajes se transforman en arquetipos desde el propio nombre: el detective Philip M. Noir, la ayudante Blanche, el policía Blue... Es inevitable pensar en la Trilogía de Nueva York de Auster o en Reservoir Dogs de Tarantino. También la trama (que en realidad es casi lo de menos en esta historia) se llena de tópicos del género policiaco: la mujer-niña inocente que seduce al detective, las múltiples trampas en que cae el protagonista, que termina una y otra vez herido, inconsciente, descalzo, desnudo o vestido únicamente con las bragas rosas de su ayudante; los encuentros y diálogos en bares y restaurantes; la rivalidad entre policía y detective, a pesar de que los dos deberían estar del mismo lado... No se trata, en este caso, de que todo lo hayamos visto mil veces, sino de que el autor nos dice: "mira, voy a deconstruirte delante de los ojos esa novela que has leído mil veces para que se te haga evidente".

Solo que para el lector la novela navega en una especie de aguas sin dueño, sin que se pueda decir que estamos propiamente ante una novela negra sino ante una deformación del género; sin llegar a ser una parodia (aunque tiene elementos obviamente humorísticos) y sin romper completamente el aparato ficcional para transformarse en metaficción. Al final, una vez que se capta la intención de Coover, y dado que la trama en sí no engancha demasiado (por lo menos, a un servidor), la lectura se hace algo pesada, como un chiste que se extiende demasiado.

Definitivamente, me quedo con Auster, y con Tarantino.

jueves, 19 de julio de 2012

John Connolly: Más allá del espejo

Idioma: inglés
Título original: The reflecting eye (A Charlie Parker novella)
Año de publicación: 2004
Valoración: se deja leer

Como esta es una "lectura express", me voy a permitir por una vez hacer una "reseña express".

Trama: Hace años un psicópata asesinó a varios niños en el sótano de un caserón de Maine. Años después, el actual dueño de la casa (padre de una de las niñas asesinadas) encuentra en el buzón una fotografía en blanco y negro de otra niña, y teme que vaya a sufrir el mismo destino que su hija. Para evitarlo, contacta al detective Charlie Parker.

Pros: Se lee en una tarde. Se lee fácil. Tiene casi todos los ingredientes de las novelas de John Connolly: un crimen, algún elemento sobrenatural, la pareja de matones gays Ángel y Louis, la atormentada vida personal de Charlie Parker... Diálogos graciosos con ese aire de "tío duro pero bueno" que tiene Charlie Parker (aunque heredado de casi todos los detectives hardboiled).

Contras: Sobre todo, su absoluta falta de originalidad. Casa con terribles crímenes del pasado que se repiten en el presente: ¿en cuántos telefilms hemos visto argumentos parecidos? El desenlace llega demasiado rápido, de la nada, no soluciona la trama sino que la decapita. El estilo terriblemente pesado de las descripciones, como si Connolly creyese que eso es "escribir bien".

Resumen: John Connolly hace esfuerzos cada vez más evidentes por ser Stephen King. Solo que obviamente Stephen King es bastante mejor Stephen King que él...

También de John Connoly en ULAD: Cuervos

miércoles, 18 de julio de 2012

Craig Castleman: Getting Up - Hacerse ver

Idioma original: inglés
Título original: Getting Up. Subway Graffiti in New York
Año de publicación: 1982
Valoración: muy recomendable


Hoy en día estamos tan acostumbrados a ver grafitis en las calles de nuestras ciudades que, a menos que éstos conformen una imagen espectacular o hayan sido realizados por algún artista famoso (léase Bansky), ni nos fijamos en ellos. Tanto si nos gustan los grafitis como si no, hemos de reconocer que ninguno de nosotros (o muy pocos) suele saber dónde o cuándo nació el "fenómeno" grafiti, quién realiza estas pintadas, qué diferencia hay entre una firma y un mural, etc. Para la gran mayoría, un grafiti suele ser algo que afea las fachadas y que cuesta dios y ayuda quitar de las mismas.

Si queremos ir al origen, debemos saber que el grafiti surgió en los años setenta en Nueva York de manos de un grupo de adolescentes que en ningún caso pasaban los dieciséis años, y que adquirió tanta importancia que en 1982 Craig Castleman decidió escribir este libro, Getting Up, para explicar el fenómeno e intentar que la gente de a pie comprendiera con qué estaba lidiando.

Así, gracias al trabajo de Castleman, nos enteramos de qué es un taqueo, una pompa, una pieza, un vagón (o un tren) entero, qué significa "pisar" y "mangar" o quiénes son los toyacos. También podemos leer entrevistas realizadas con los grafiteros (o, como ellos se llaman a sí mismos, escritores) más importantes de la época, que explican cómo se las arreglaban para pintar en el metro sin ser atrapados por la policía, las normas del mundo del grafiti o cómo lograban moverse por toda la ciudad de Nueva York sin tener problemas con las diferentes bandas que vivían en ella e incluso llegar a ser respetados por éstas.

Pero Castleman también nos muestra la otra cara de la moneda: nos dice qué piensan las autoridades de Nueva York y, sobre todo, la compañía ferroviaria, que cada año se gasta un dineral intentando limpiar los trenes de las pintadas. Gracias a este autor somos testigos de los –siempre fallidos– intentos de evitar que los chavales pinten los trenes y de los esfuerzos y el dinero gastado en ello, así como de lo que opinan los viajeros al respecto (quienes, en general, preferirían que todo ese dinero se gastara en que el metro fuera más seguro y hubiese menos carteristas y atracadores, y no en que estuviera más limpio).

Getting Up es, sin duda, un libro más que recomendable para todos aquellos a los que les interese el arte o la cultura urbana y, sobre todo, para saber cómo y por qué un fenómeno creado hace cuarenta años por un puñado de adolescentes en el metro de Nueva York puede verse en la actualidad en cualquier lugar del mundo y gana adeptos cada día que pasa.

Tan sólo echo de menos un segundo ensayo (o un anexo o lo que sea) que explique la situación actual del grafiti y su mundo. Si ha cambiado su significado o los motivos por los que se realiza, quiénes son los escritores hoy en día y en qué se diferencian de aquellos pioneros adolescentes, etc. Habrá que escribir al señor Castleman y animarle a seguir escribiendo.

martes, 17 de julio de 2012

Michael Damiano: Porque la vida no basta

Idioma original: castellano
Fecha de publicación: 2012
Valoración: recomendable

Este es uno de esos libros en los que casi resulta más sorprendente el modo en que se escribieron que el contenido mismo. Se trata de la primera biografía completa de Miquel Barceló y, por tanto, el contenido es por momentos bastante sorprendente. El lector tiene acceso, por primera vez, a los cuadernos de notas del artista, a los testimonios de amigos, familiares, parejas... Un Barceló desde dentro, diferente del que pueda conocerse por la sección de cultura de los telediarios. Ahora bien, también sorprende, y mucho, que su autor fuera invitado en 2008, con apenas veintidós años, a vivir durante un tiempo en el taller parisino del artista.

Al parecer, Damiano -que es estadounidense pero habla castellano a la perfección- hacía un trabajo universitario sobre Barceló, y decidió venrise a España a entrevistar a conocidos y amigos suyos. Gracias a uno de ellos (Javier Mariscal), el autor habla por teléfono con el propio Barceló, que le invita a la inauguración de su cúpula en la Sede de Naciones Unidas en Ginebra. Este fue el principio de una relación que le franqueó el paso, con increíble rapidez, al círculo más íntimo del artista. Una de dos: o Damiano tiene grandes contactos que sabe usar a la perfección, o es el estudiante universitario más insistente sobre la faz de la tierra. En cualquiera de los dos casos, bien por él.

Tras varios años en los que Damiano vivió por temporadas con Barceló, le acompañó a algunos viajes, entrevistó a su círculo más cercano, el resultado ha sido la reciente publicación de esta primera biografía. El autor asegura en varios momentos que su intención ha sido siempre mantenerse a salvo del tono hagiográfico, pero no sé si lo consigue del todo. En general, y aunque se retraten también algunas debilidades personales de Barceló, el libro es una loa a su genio. Y no es de extrañar. Primero porque hay motivos artísticos de sobra; segundo, porque si el autor no estuviera convencido de antemano de la valía de su biografiado, todo el proceso hubiera sido terriblemente tedioso.

La principal virtud del libro es su capacidad informativa. Uno acaba conociendo muy bien la obra de Barceló, y las circunstancias que la rodean, que es de lo que se trata. Y Damiano, además, logra hacerlo de una manera ágil, por momentos casi periodística. Alterna momentos más narrativos sobre sus encuentros con  Barceló en la actualidad, con páginas más ensayísticas en que repasa ordenadamente su trayectoria. Estas últimas, por momentos, insisten demasiado en viajes, compromisos y acontecimientos menores, que dan a veces un aire de diario. Y sin embargo, el libro se disfruta. No parece, desde luego, la obra primeriza de nadie.

lunes, 16 de julio de 2012

Colaboración: No me vacilen al comisario de Ferran Torrent

Idioma original: catalán
Título original: No emprenyeu el comssari!
Año de publicación: 1984
Valoración: está bien

No emprenyeu el comssari! (No me vacilen al comisario, en la traducción española de Ediciones B) es la primera novela que Ferran Torrent publica en solitario, después de firmar junto a Josep Lluís Seguí, en 1983, La gola del llop. Se trata de una comedia policial que se deja leer muy bien, amena y sin golpes bajos.

Yo he leído la versión original en catalán (una vieja edición de la colección l'ham de 3i4). Se acaba con ella en uno o dos días, ya que se trata de una novela corta.

La historia gira en torno al robo de unos objetos valiosos y con valor sentimental que se producen en la casa del comisario general de Valencia por parte de un ladrón primerizo y sin excesivas luces. Algunas historias que se entrecruzan y un desenlace amable, de la mano del heterodoxo detective privado Toni Butxana, un antihéroe que ha protagonizado varias historias del escritor de Sedaví. No quiero añadir un spoiler; quien tenga mono de spoiler, siempre puede pegarle un vistazo al rincón del vago.

La novela bebe en las fuentes, quizás, del Donald Westlake que escribió La esmeralda candente (traducida en España con el nombre de Un diamante al rojo vivo [yo recomiendo, a quien pueda, que lea la traducción de Sudamericana; tengo ambas en casa, y la española se carga algunos gags que la argentina respeta]). Hay una escena con un perro, al principio de la novela de Ferran Torrent, que parece una vuelta de tuerca muy efectiva de otra, similar, en la de Donald Westlake, sin llegar a ser ni parecer un plagio ni nada parecido.Yo las he guardado en el mismo estante mental en el que, también, descansa Wilt, de Tom Sharp.

No emprenyeu el comissari! forma parte de las lecturas obligadas de la Secundaria Obligatoria, al menos en la Comunidad Valenciana. Y forma parte, también, de las lecturas obligatorias que los adultos recuerdan como de lectura agradable. No es absolutamente desopilante (yo no me reí solo como sí me paso leyendo a Westlake o a Sharp) pero se deja leer muy bien.

Firmado: Ferbr1

También de Ferran Torrent en ULAD: Ombres en la nit.

domingo, 15 de julio de 2012

Ford Madox Ford: El buen soldado

Idioma original: inglés
Título original: The Good Soldier
Año de publicación: 1915
Valoración: Muy recomendable

Muchas veces se habla del siglo XIX como "el siglo de la novela", lo cual es evidentemente reduccionista (hacia el siglo XIX y hacia el concepto de novela) pero refleja también un fondo de verdad: que durante el siglo XIX, en especial en su segunda mitad, la novela pasó de ser un género secundario en los cánones literarios nacionales (en los que la poesía lírica o el teatro ocupaban el centro indiscutible), a ser el motor del sistema literario, con la aparición de grandes maestros como Balzac, Flaubert o Zola, Tolstoi o Dostoievski; Galdós o Clarín; Eça de Queirós o Dickens. Por diversos caminos, estos escritores y muchos otros alcanzaron una maestría en el manejo de la descripción, de la creación de personajes, tramas y universos ficcionales. Y uno de los aspectos en los que destacaron más especialmente los novelistas del siglo XIX fue en la creación de grandes narradores: narradores (a veces testigos, a veces con voz y personalidad propia que condicionan radicalmente el modo en que el lector accede a la historia.

El buen soldado de Ford Madox Ford (aunque escrita ya a comienzos del siglo XX, que conste) podría servir de ejemplo perfecto para esta afirmación, al igual que muchas novelas de su "antecesor" Henry James. En efecto, el narrador, John Dowell, es un modelo de lo que Wayne Booth denominó unreliable narrator, "narrador no confiable": es un narrador desordenado, confuso, olvidadizo, parcial y a menudo manipulador, que nos da una visión determinada de los hechos o de los personajes en las primeras treinta páginas, para dedicar las otras doscientas a destrozar meticulosamente esa visión en las restantes doscientas.

La trama como tal es bastante convencional, y podría haber dado para algo así como Madame Bovary o Fortunata y Jacinta: cuenta la historia de dos matrimonios de "gente bien" (así llamados por el propio narrador): los Dowell -John y Florence, americanos- y los Ashburnham -Edward, inglés, y Leonora, irlandesa-. Al principio son presentados como dos matrimonios ideales, elegantes, felices; luego se verá que todo es apariencia, que todos se engañan a todos, que no hay en realidad apenas afecto entre ninguno de ellos, y que, queriendo o sin querer, se han destrozado la vida unos a otros.

El motivo por el que esta trama no se convierte en un Madame Bovary o Fortunata y Jacinta es precisamente por la voz de ese narrador-testigo, John Dowell, que cuenta la historia en forma de una larga confesión escrita durante varios años, con incoherencias, desorden, olvidos y manipulaciones: "...cuando se analizan unas relaciones amorosas", dice "tan pronto se avanza como se retrocede. [...] Tiene usted los hechos aunque haya de molestarse en buscarlos".

Hay otra característica del narrador que hace la lectura mucho más llevadera: su humor cínico y sarcástico, que disecciona al resto de personajes, a la alta sociedad y a sí mismo con una divertida crueldad. Algunos de sus latigazos tongue-in-cheek, que se dice en inglés, recuerdan a los aforismos de Ambrose Bierce. Por mucho que se esfuerce en decir que Edward y Leonora eran personas nobles y "gente bien", la imagen que queda de ellos es la de unos seres egoístas, torpes, hipócritas y traicioneros.

En fin, que esta novela de Ford Madox Ford no sirve para solucionar aquella discusión que tuve con un compañero de trabajo, sobre si es mejor la novela del XIX o la del XX; porque aunque su trama está cerca de la de muchos novelones del XIX, gran parte de sus técnicas (fragmentación, desorden, ironía, autoconsciencia) pertenecen más bien al "Modernismo" y lo acercan, salvando las distancias, a la narrativa de Virginia Woolf.

Sea como sea, es una gran novela: Un clásico.

sábado, 14 de julio de 2012

E. L. James: Cincuenta sombras de Grey (II)

Idioma original: inglés
Título original: Fifty shades of Grey
Fecha de publicación: 2011
Valoración: Repugnante

Bien, aquí estamos de nuevo con Cincuenta sombras de Grey, y esta vez, en vez de dejarme llevar por las emociones y lapidar el libro de turno sin dar demasiadas explicaciones (o explicaciones poco ortodoxas), trataré de exponer como mejor pueda los motivos que me llevan a calificar este libro con la peor nota que tenemos en ULAD.

Digamos que la calidad literaria de Cincuenta sombras de Grey es muy escasa; famélica. Está tejido a base de frases simplonas, como de adolescente escribiendo sus fantasías y anhelos en un diario con pastas de charol y protegido por un candadito ridículo. Además,adolece de un abuso descarado de palabras y verbos tan manidos como “bonito/a”, “bonitos/as”, “asfixiar”, “desear”, “guapo/a”, etc… Y las expresiones de Anastasia describiendo a Christian, y de Christian alabándole a Anastasia esos atributos físicos que ella es incapaz de verse, pasan de adolescente: caen directamente en la más calenturienta pubertad. Vamos, que no hace falta que me cuenten que se trata de un fanfic crepusculón…

Y sobre el contenido. A ver…

Cuando a algunas personas les comento que me parece un historia de vergüenza ajena, no me quejo de las escenas eróticas narradas con detalle que contiene (uno ya sabe de antemano lo que se va a encontrar en un libro de este género), ni de que los protagonistas practiquen sadomasoquismo light (al fin y al cabo, Anastasia, mayor de edad y en pleno uso de sus facultades mentales, transige libremente). Vamos, que la protagonista del libro dice sí a convertirse en la sumisa de un tipo rico, guapo y atormentado.

Vale. Nada que objetar.

El problema es que esta historia propia de cualquier librillo kioskero made in Harlequin se vende (y muy bien, además) como la obra más provocadora, fenomenal y adictiva del momento. Sus valedores dicen de ella que es una suerte de oráculo para dar vidilla a parejas sexualmente hastiadas; y que es una controvertida expedición a lo más recóndito de las fantasías sexuales; y que es una apasionante historia de amor y redención en forma de una Bella y Bestia posmodernos y desinhibidos. Etc, etc, etc…

Pero lo único que yo he encontrado en “esto” es una interminable lluvia de bofetadas de género ejecutadas sin complejos por la garra del machismo más repulsivo y atrabiliario inimaginable.

Christian Grey, que está forrado a base de trabajar mucho (pero no sé cuándo, porque el fulano se pasa el día copulando con su sumisa y mandándole mails), le compra portátiles y coches a su Anastasia para halagarla y retenerla. Además, insiste en vestirla y darle de comer a su antojo. Y lo peor: quiere saber dónde está a todas horas, y amenaza con azotarla en cuanto ésta le lleva la contraria o hace cosas que le desagradan. Por eso no puedo entender que este especimen imaginario se haya convertido en la fantasía sexual de muchas mujeres. A mí me ha parecido un personaje literario grimoso y abofeteable. Pero no he podido llegar a odiarle porque, sencillamente, no me lo he creído.

Y Anastasia..., buff, tres cuartas partes de lo mismo. Por Dios, ¡si Bella Swan es Simone de Beauvoir a su lado! Porque Anastasia, universitaria amante de la literatura y de la ropa de sport y que se cree un orco de Mordor pese a ser una beldad, es capaz de dejarse tratar como una muñeca hinchable y recibir latigazos y azotes a mansalva con tal de volver bueno al chico malo. ¡Pero diablos! ¿No nos suena esto de algo?

En este país que cada año asiste con horror a un número creciente mes a mes de víctimas de la violencia contra la mujer, deberían retorcernos las entrañas los mensajes soterrados pero muy peligrosos que contiene este libro, del tipo “en el fondo será buena persona”, “ los chicos malos son los más atractivos”, "si tiene celos es porque le gustas", "deja que te invite y te haga regalos, que es lo normal", etc...

A mí, personalmente, me parece espeluznante que un best–seller se levante sobre cimientos que en Pretty Woman los tolerábamos gracias a lo majos que nos parecían Richard Gere y Julia Roberts, pero no, que no: que la realidad es demasiado cruel como para que nos tome así el pelo E. L. James. Y me da igual que sea una mujer, y que la admiren las mujeres, y que haya packs-regalos de su trilogía con preciosos antifaces de pedrería y esposas de terciopelo.

Y en fin, termino ya, porque si no, mucho me temo que tendríamos una tercera parte de este post, y prefiero reseñar libros que merezcan más la pena.

Sólo añadiré que por ahí hay libros sobre la exploración sexual de una mujer, como Las edades de Lulú de Almudena Grandes, que puede gustar más o menos pero que está muy bien escrito, o El amante de lady Chatterley, de D. H. Lawrence, erótico y revolucionario para su época y, para mí, una maravilla.

Primera parte del libro: Aquí

viernes, 13 de julio de 2012

Friedrich Hölderlin: El archipiélago

Idioma original: alemán
Título original: Der Archipelagus
Año de publicación: 2012 (última edición)
Valoración: Imprescindible


El archipiélago es uno de los poemas más famosos de Friedrich Hölderlin, quien, a su vez, es uno de los mejores y más conocidos poetas alemanes de todos los tiempos. Pero, ¿de qué archipiélago estamos hablando? Como aclara Helena Cortés Gabaudan en el prólogo de esta edición, en tiempos de Hölderlin hablar de "el archipiélago" significaba siempre hablar de las costas que bañaba el mar Egeo, es decir, de Grecia.

Además de dedicar toda una obra a este archipiélago en particular, Hölderlin dedició que lo haría en alemán, sí, pero utilizando el hexámetro dactílico, es decir, la métrica griega. No podemos negar que su arriesgado experimento dio buenos resultados y que el poeta realizó una de las obras más importantes de la historia de la literatura. Pero, si tan conocido es este poema, ¿por qué lo nombramos hoy?

Porque ha llegado a mis manos la última edición que se ha hecho del mismo y, aunque no me gusta hacer publicidad de ninguna editorial, he de decir que es uno de esos trabajos que merecen un hueco en toda biblioteca. No sólo contiene una nueva traducción del poema (más ajustada al original y, por lo tanto, más interesante y más cercana a lo que Hölderlin escribió y quería transmitir con el mismo), sino que también consta de un prólogo escrito por la traductora y un epílogo de Arturo Leyte en los que se desgrana el famoso poema y que nos ayudan a entenderlo mejor.

La selección de fotografías que se han utilizado para ilustrarlo, aunque contemporáneas, cumplen perfectamente con la función que se les encomienda y aportan ese nihilismo y desesperación que el autor quería expresar cuando escribió El archipiélago.

Tengamos esta edición o no, El archipiélago es una de esas obras a las que todos deberíamos volver de vez en cuando, porque seguro que en cada lectura descubrimos algo nuevo, tanto de Hölderlin como de nosotros mismos.


jueves, 12 de julio de 2012

José Saramago: La caverna

Título original: A caverna
Idioma original: portugués
Año de publicación: 2000
Valoración: Está bien


No puedo remediarlo, para bien o para mal, soy una lectora atípica. Al contrario que la mayoría, me cuesta abandonar los libros que me gustan, paladeo cada una de sus frases, releo muchas de ellas, los dejo descansar varios días porque quiero que se queden conmigo el máximo tiempo posible. Esta novela, en cambio, la leí rápidamente – sin que esto, dada su tendencia redundante, haya supuesto mayor esfuerzo – como si me estuviese bebiendo una gran botella de jarabe cuyo sabor fuera incapaz de soportar.

Me la habían recomendado con tanta insistencia que, por pura curiosidad, cedí. Había decidido dar carpetazo al autor portugués después de leer Todos los nombres, de dejar a medias Viaje a Portugal y a pesar del entusiasmo que había sentido por Ensayo sobre la ceguera, primero que leí suyo y que me abrió unas expectativas enormes. Precisamente por eso, en cuanto lo abrí y comprobé que mantenía las mismas pautas que en éste, tanto en el lenguaje como en muchos procedimientos narrativos, en la ausencia de puntuación y en su tono general, supe que algo no encajaba, que no podía funcionar del todo. Porque lo que en Ensayo constituía un hallazgo en La caverna se convierte en puro mimetismo. Uno de los grandes méritos de aquella consiste en la exacta adecuación de los recursos al alucinado ambiente que nos muestra, y si a ella le sentaba como un guante, a ésta, realista, cotidiana incluso, a pesar de lo insólito de algunas situaciones, resulta fuera de lugar. Esto a pesar de un planteamiento impecable – como cualquiera de los de Saramago, pues constituyen uno de sus puntos fuertes  narrativos – por original y personalísimo, por su empatía, su coherencia y porque araña muchos recovecos humanos que pasan desapercibidos a otros novelistas.
 
Pero esto que, en principio, representa un valor, acaba volviéndose en su contra. En literatura, tanta pasión ideológica no suele dar buenos resultados ya que, con independencia de la intención del autor, está presente en cada escena, en cada comentario personal llegando a determinar el curso del argumento. Saramago, para mi gusto, dirige demasiado el pensamiento del lector, no deja que el desarrollo de los acontecimientos muestre lo que sea menester. Constantemente le vemos, como un pepito grillo novelista, interponerse, alzando la voz, señalándonos esto y aquello, de forma tan evidente que termina resultando molesta por muy de acuerdo con él que estemos. También fija de antemano las conductas de unos personajes que pierden su individualidad en un momento dado para convertirse en estereotipos sociales.

La novela habla de los viejos oficios que van cayendo en desuso, de personas educadas para vivir en otra época y que, por eso mismo, han dejado de ser válidas, de incomunicación (y amor) paterno filial, de apego a la madre tierra en todos los sentidos, del pasado y de las transformaciones que convierten al presente en futuro. Es decir, del progreso, que mantiene viva la especie a costa, casi siempre, de sacrificar a alguien.

Estas cualidades, junto a la prosa envolvente de Saramago, a su capacidad de convicción, a la simpatía que inspiran unos personajes que no están dispuestos a resignarse, a lo insólito de las soluciones que encuentran, al constante crecimiento de la tensión narrativa, la convierten en una fábula moderna que, como cualquier fábula que se precie, resultaría mucho más efectiva si Saramago hubiera prescindido de insistencias que nada añaden y la hubiera adaptado a las dimensiones de un relato corto.

Otros libros de José Saramago reseñados en ULADCaínAlabardasEl evangelio según JesucristoEl hombre duplicadoEl año de la muerte de Ricardo ReisEnsayo sobre la ceguera

miércoles, 11 de julio de 2012

António Lobo Antunes: Tratado de las pasiones del alma

Idioma original: portugués
Título original: Tratado das Paixões da Alma
Año de publicación: 1990
Valoración: Muy recomendable

No hace falta ya presentar a Lobo Antúnes: ya Yemila en su reseña de En el culo del mundo y yo mismo en la de Esplendor de Portugal hablamos de él en sus dos facetas de articulista-cronista, y de novelista, así que no voy a repetirme; solo volveré a decir una cosa que ya dije entonces: que Lobo Antunes me parecería un más que serio candidato al Premio Nobel, aunque quizás le perjudique ser de la misma nacionalidad de Saramago, por eso de que el Nobel últimamente intenta "premiar" a países y culturas distintas (con la excepción de Reino Unido, que debe de tener una bula especial).

Pero bueno, vamos a la novela, que es lo que interesa, y que es una novela hasta cierto punto similar y hasta cierto punto diferente a Esplendor de Portugal. Lo similar es la evidente preocupación por la técnica narrativa, la mezcla de planos temporales y de psicológicos, el retrato de la realidad contemporánea de Portugal. Esplendor de Portugal es probablemente más densa y más profunda en su tratamiento de los personajes y del problema central, que en aquel caso era el de los portugueses retornados durante y después de la descolonización; Tratado de las pasiones tiene dos ingredientes que la hacen una novela más llevadera: por un lado, tiene una trama casi policial que atrapa al lector, y por otra parte tiene una mayor carga de humor, llegando a veces a la farsa (por ejemplo en esa escena en la que el hombre del Ministerio habla con su mujer semidesnuda mientras su hijo destroza la casa a martillazos).

El arranque de Tratado... recuerda lejanamente a Conversación en La Catedral: dos hombres de clases sociales distintas conversan, y a través de esa conversación resucitarán los recuerdos y los fantasmas de pasados lejanos. En este caso, las dos partes de la conversación son un Juez de Instrucción y un detenido, al que conocemos inicialmente como "el Hombre" (aunque luego descubrimos que se llama Antonio y se apellida Antunes, aunque los elementos autobiográficos en la obra son difíciles de encontrar, más allá de la situación de la quinta en Benfica, un barrio que el escritor conoce bien). Los dos, ahora antagonistas, comparten una historia común: una infancia en la que los papeles estaban invertidos (el Hombre era hijo del señorito que empleaba al padre del Juez de Instrucción), y el diálogo se llena de tensiones, reproches, recuerdos y engaños.

A partir de este primer diálogo a puerta cerrada se inicia la trama casi policial, en la que acompañamos al Hombre, miembro de una chapucera célula terrorista de izquierdas, y al Juez, hombre frustrado y amenazado tanto por los terroristas como por las propias estructuras del poder, para las cuales no pasa de ser un "tonto útil". Los dos protagonistas-antagonistas se cargan progresivamente de ambigüedad: no sabemos si el Hombre ha traicionado a sus compañeros de célula, o si es el Juez el que se ha pasado al enemigo confiando informaciones confidenciales al Hombre.

Con esas tensiones, con una trama que se desarrolla con lentitud pero con ritmo constante y con la creación de un universo social y político alrededor de los protagonistas, Lobo Antunes construye una novela de muy alto nivel. Habrá que seguir leyéndole, por lo tanto; lo siguiente que va a caer, casi seguro, va a ser A ordem natural das coisas, que continúa la trilogía iniciada por Tratado... y cerrada por A Morte de Carlos Gardel.

También de António Lobo Antúnes: Aquí

martes, 10 de julio de 2012

Gabriel García Márquez: Del amor y otros demonios

Idioma original: castellano
Fecha de publicación: 1994
Valoración: recomendable

Decía Santi hace algunos meses que hemos ido reseñando ya todas las "obras mayores" de García Márquez, y es verdad. Lo bueno es que cuando uno ya ha leído Cien años de soledad, Crónica de una muerte anunciada o El otoño del patriarca [¡ahí la llevas!], todavía quedan relatos y algunas novelas "menores" por descubrir. Creo que el placer que uno encuentra en estas páginas, siendo ya lector curtido de García Márquez, es bien distinto. Al leer Del amor y otros demonios puedo decir que nada en los personajes o en el curso de la trama me ha llegado a sorprender; sin embargo, he sentido como si estuviera escuchando una música muy conocida, que me trajera buenos recuerdos. Estoy convencido de que leer mucho García Márquez seguido puede ser bastante cansino, pero también sé que el placer que se extrae de revisitar su obra cada cierto tiempo, y reconocer sus giros, sus escenarios, sus personajes, es difícil de igualar.

La historia transcurre en la Cartagena tardo-colonial y tiene como protagonista a Sierva María de Todos los Ángeles, la hija del marqués de Casalduero y Dueñas. A la niña, educada por los criados negros en los patios de su decadente palacio, la muerde un perro rabioso un día de mercado. Cuando al cabo del tiempo, milagrosamente, sigue sin mostrar signo alguno de la enfermedad, comienza a creerse que está endemoniada, lo que precipita su reclusión en un convento. Tengo que confesar que metiendo en la batidora demonios y monjas conmigo la historia ya tiene mucho ganado... Pero no tarda en aparecer también el amor, un amor tan atormentado como todos los demás de García Márquez, y más inquietante que ellos.

Aparte de esos reconocibles tormentos del amor, aparece aquí un elemento narrativo (no sé muy bien cómo llamarlo) que es también muy propio del universo de García Márquez. Se trata del estrecho vínculo entre las grandes casas que describe y la voluntad de sus moradores. En muchas de sus novelas, los personajes viven en casas que se caen a pedazos, signo externo de la dejadez existencial en que susbisten. En algún momento, de pronto, sucede algo y la voluntad se les manifiesta precisamete a través de un ordenamiento y una renovación de la casa, que sufre un inesperado y tardío renacer. No por repetido es un truco menos eficaz para expresar giros radicales en los personajes.

Por último, quizá lo mejor del libro y de todos los del autor sean esos pequeños hallazgos que nos va dejando en cada página. Como muestra un pequeño desplazamiento en la adjetivación: "...acuclillada y con un palo listo para defenderse de animales abusivos y hombres ponzoñosos." Tan sólo intercambiando los adjetivos que corresponderían "lógicamente" a cada sustantivo se logra un efecto sorprendente que evoca significados más ricos en la mente del lector.

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