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domingo, 20 de febrero de 2022

Julian Barnes: El hombre de la bata roja

Idioma original: inglés

Título original: The Man on the Red Coat

Año de publicación: 2019

Traducción: Jaime Zulaika

Valoración: recomendable

Conocida es la francofilia del británico Julian Barnes y también que en más de uno de sus libros se ha dedicado a explorar la idiosincrasia de su propio país y sus relaciones con sus vecino del otro lado de Canal. Vuelve a hacerlo en este libro, en cierto modo, a partir de una anécdota histórica: el viaje a Inglaterra que llevaron a cabo en 1885 tres franceses de renombre en la bonne société de la época, con el objeto de adquirir en Londres telas, trajes y otros objetos de buen gusto... Los susodichos caballeros eran el príncipe de Polignac, el conde de Montesquiou-Fézenac y el doctor Samuel Pozzi, quien resulta ser el "hombre de la bata roja" que da título e ilustra la cubierta del libro, pues fue retratado de esta guisa por el pintor norteamericano John Singer Sargent.

La anécdota del viaje, en todo caso, no es sino una excusa para departir acerca de estos tres personajes y, sobre todo, de la sociedad en la que les tocó en suerte vivir: la Belle Époque, como en Francia se conoce a los años de paz transcurridos entre la guerra franco-prusiana de 1870 y la I Guerra Mundial. Una época de apogeo colonialista y lucha de clases, pero también de esplendor de las artes y avance científico. Barnes hace un seguimiento de los tres personajes a lo largo de esos años; un poco menos, empero, al príncipe de Polignac, compositor musical, además de aristócrata (arruinado) que acabó casándose en un mariage blanc, pero muy bien avenido, con la heredera de las máquinas de coser Singer. Los otros dos personajes le resultan más interesantes: el conde de Montesquiou, poeta y, sobre todo, dandy -de hecho, se le puede considerar como epítome del dandismo, fenómeno o tendencia alrededor de la que también gira, en buena medida, este libro- y que acabó consagrado para la posteridad y, sobre todo, en su época, como el poco disimulado inspirador de varios  personajes de ficción: Des Essaintes, protagonista de A contrapelo, de Huysmans; el de Monsieur de Phocas, de Jean Lorrain, el barón de Charlus, de En busca del tiempo perdido de Proust, el pavo (sic) de la obra Chantecler, de Edmond de Rostand -amén del protagonista de sus propias memorias, Les pas effacés, claro-... Más interesante y, sobre todo, simpático, le resulta a Barnes el tercer viajero y, hasta cierto punto, protagonista de este libro, el doctor Samuel Pozzi, prestigioso médico innovador en la ginecología y la cirugía abdominal, coleccionista de arte, hombre de gran éxito social y aún más entre el género femenino -empezando por la famosa actriz Sara Bernhard, que fue su amante y luego amiga durante toda su vida-, ateo de origen hugonote, darwinista, prodreyfusiano, padre y esposo ejempl... bueno, con algunos problemillas familiares. 

Siguiendo a este atractivo personaje, aunque también a los otros dos, ya digo, Barnes va recorriendo diversos temas que afectaban a la sociedad francesa y occidental de aquella Belle Époque: desde el dandismo, el decadentismo o los estetas a los frecuentes duelos que se producían en aquellos tiempos, la homosexualidad y la relación entre Francia e Inglaterra (cómo no); de los avances científicos en el campo de la medicina -cirugía, higienismo, transplantes- o las ideas de Darwin, a la pervivencia del arte, la relación entre retratista y retratado o, en el caso de la literatura, entre los personajes y las personas que los inspiran y su posteridad...

La lista de otras personalidades de las que se habla en el libro y que configuran, entre todas, una amplia panorámica de la época resulta bastante extensa: a los ya citados, hay que añadir otros escritores como son o fueron Henry James, Maupassant, Mallarmé, Oscar Wilde -muy presente en todo el libro, como no podía ser de otra forma-, Baudelaire, Barbey d'Aurevilly, Flaubert, Edmond de Goncourt, Félix Fénéon, Colette, Ford Madox Ford, Conan Doyle, Zola, Léon Daudet (hijo de Alphonse), Léon Bloy; pintores como el ya citado Sargent, Gustave Moreau, Degas, Boldini o Whistler; personalidades de otros ámbitos como los médicos Alexis Carrel o Tourette (sí, el del famoso síndrome), el historiador Maurice Delafosse, etc. Lo más divertido es que los retratos de muchos de estos personajes aparecen en el libro... en la colección de fotografías que venían con las chocolatinas de la confitería Félix Potin, de París, en una especie de parnaso de la época, convenientemente endulzado y chocolateado para los siglos venideros. Quizá sea una forma muy adecuada de recordarlos, qué narices,,, ; )


Otros títulos de Julian Barnes reseñados en Un Libro Al Día: 
aquí

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