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viernes, 31 de marzo de 2023

VV.AA.: Manifiesto conspiracionista

Idioma original:
Francés
Título original: Manifeste conspiracioniste
Traducción: Emilio Ayllón Rull / Julio Monteverde 
Año de publicación: 2022
Valoración: Curioso

Vaya por delante que me parece razonable, incluso sensato, mostrarse escéptico, cuando no abiertamente desconfiado, ante el prójimo; sobre todo si ese prójimo detenta el poder, se oculta tras una institución o justifica su proceder con una ideología. Es por ello que siempre me he sentido cercano a los conspiranoicos. No a los más trasnochados, por supuesto, pero sí a esos que exhiben unas dosis de saludable recelo y misantropía. 

Espero que el resto os mostréis, también, abiertos a las ocurrencias conspiranoicas. O que, al menos, no entorpezcáis las que tienen sentido. Recordad que «El objetivo de la retórica anticonspiracionista es asegurar a los propietarios de este mundo el monopolio de la capacidad de conspirar.» (34) ¡De modo que no os interpongáis entre aquellos que pretenden «reapropiarse del arte de conspirar» y sus, ¿nuestros?, enemigos! (290)

Los autores, varios y anónimos, del Manifiesto conspiracionista pertenecen a la rama de conspiranoicos moderados. Esos que tiran de hilos tangibles y no se montan pajas mentales esquizofrénicas. Esos que, como ellos mismos insinúan en las páginas de este libro, se adscriben en el linaje de pensadores proclives a la sospecha, como por ejemplo Foucault, Hegel, Marx, Nietzsche, Freud o Adorno, entre otros.

La forma de abordar y recibir el COVID les ha alarmado. Aunque sus denuncias se remontan a periodos anteriores, estos últimos años de pandemia son los que más rechazo les producen; años en los que, según afirman, se ha llevado a cabo una campaña de «ingeniería social» y «biocontrol» para someter a los ciudadanos, restringir sus libertades y, encima, volverlos cómplices de lo anterior. (258-259)

Los conspiranoicos del Manifiesto conspiracionista, sin andarse con rodeos, abordan las críticas obvias que uno podría formularles. Por citar una bastante previsible: sí, el mundo es complejo, pero «Un mundo tan hostil como el que se vislumbra no se hace solo. Nos han hecho (…) un mundo a nuestras espaldas. (…) El solo hecho de que haya un mundo y no varios (…) es fruto de un esfuerzo concentrado.» (23)

Admito que los conspiranoicos de Manifiesto conspiracionista no están libres de defectos. Ni ellos en tanto que conspiranoicos ni sus argumentos para serlo. A veces desprenden un tufo a excepcionalismo que tira para atrás, establecen paralelismos algo forzados o mean fuera del tiesto. Sea como fuere, vale la pena leerlos. No sólo porque sueltan reflexiones que, aunque matizables o abiertamente discutibles, son bastante curiosas. También porque la prosa con que las comunican es deliciosamente torrencial y expresiva. Más próxima, en efecto, a la de un manifiesto que a la de un ensayo propiamente dicho. A veces peca de exaltada, cae en redundancias o dilata en exceso los capítulos, pero insisto en que para mí ha sido una gozada paladearla.

Personalmente, me ha encantado el rapapolvo que se lleva la izquierda en este Manifiesto conspiracionista. Yo, que me considero un izquierdista desencantado, aprecio declaraciones tan honestas y lúcidas acerca de la izquierda como las que siguen: 

«Se ha mostrado (…) irracional a fuerza de racionalismo, oscurantista a fuerza de cientifismo, insensible a fuerza de sensiblería, mórbida por higienista, odiosa por filantrópica, contrarrevolucionaria por progresista, estúpida por creerse cultivada y maléfica a fuerza de querer estar del lado del Bien.» (35-36) «De la derecha nunca ha habido nada que esperar, excepto la perpetuación de la injusticia heredada. Pero que, en el fondo, la izquierda ha estado siempre del lado de los vencedores, limitándose a ser su mala consciencia histérica, eso solo había aparecido a la vista de todos, a lo largo de la historia, en destellos que se olvidaban rápidamente. (…) Reactiva, embrollada, peso muerto, la izquierda ha sido siempre contrarrevolucionaria de la manera más eficaz en que podía serlo: pretendiendo “apoyar al movimiento”. Siempre ausente en el momento en que hay que estar ahí, vive solo en el futuro perfecto, para producir los relatos, los conceptos, las justificaciones que explican y ratifican la derrota.» (40)


PD: A los interesados en esto de las conspiraciones, les recomiendo indagar en aquella de la que nos alertaba Thomas Ligotti en La conspiración contra la especie humana. Esa es la verdadera conspiración. También recomiendo el ensayo de Donatella di Cesare, titulado El complot en el poder.

jueves, 30 de marzo de 2023

Graham Swift: El Domingo de las Madres

Idioma original: inglés

Título original: Mothering Sunday. A Romance

Año de publicación: 2016

Traducción: Jesús Zulaika

Valoración: está bastante bien

El 30 de marzo de 1924, hace 99 años, cayó en domingo, y en Inglaterra fue un exultante día primaveral, en el que se celebraba, además, el llamado "Domingo de las Madres" (aunque parece que ya para entonces era una tradición en cierto desuso), jornada que las familias pudientes daban libre al servicio -servicio que, por mor de los estragos de la I Guerra Mundial, estaba integrado principalmente por mujeres- para que pudieran visitar a sus familias. En el caso de que las tuvieran, claro, porque, si no, ese día quedaba para su libre disfrute; es lo que le ocurre a la protagonista de esta novela corta, Jane Fairchild, criada de los Niven en Beechwood, su casa de Berkshire, que es huérfana y aprovecha ese domingo libre para reunirse con su amante, el joven Paul Sheringham, único hijo sobreviviente de otra familia acomodada, amiga de los Niven y que se ha quedado solo en casa porque sus padres, junto con los Niven, han quedado para comer con los Hobday, padres de su prometida, para hablar de la inminente boda.

Recapìtulando: mientras los padres de él y los señores de ella están reunidos en un restaurante, Paul y Jane retozan en el dormitorio del muchacho, antes de que vaya -se me olvidaba este importante dato- a reunirse con su prometida, Emma, en un hotel cercano. Que es lo que hace el joven Paul cuando acaba su... momento de asueto con Jane, dejando a ésta desnuda y sola en la casa familiar. 

Estos mimbres podrían ser perfectos para armar una comedia ligera, incluso un vodevil, pero Graham Swift opta en cambio por una narración intimista, profunda e incluso dramática. Una narración que se centra en esa giornata particolare, pero no únicamente, puesto que en gran medida se puede considerar como un flashback -que en ocasiones se diría más un flashforward- en el que una Jane nonagenaria y consagrada como escritora de renombre recuerda aquel significativo día de su juventud, así como otros momentos de su vida. Más aún, en la novela también hay lugar para reflexiones o, al menos, para el planteamiento de ciertas preguntas sobre la relación entre ficción y realidad y de ambas con ell lenguaje que trata de representarlos; incluso para algunas disquisiciones sobre literatura... Así como el reflejo de las diferencias de clase en aquella sociedad y los distintos roles de sus miembros, tan nítidamente establecidos  en esa época ya pretérita -esperemos-, pero que nos causa no poca fascinación, a juzgar por el éxito de las novelas, películas y series donde se representan esos ámbitos separados, pero simbólicos, de los señores, ya sean de la nobleza o la burguesía, y sus criados. Por no hablar, claro, de lo que le estaba permitido a los hombres y no a las mujeres... Una organización del mundo que ya en aquel 1924 había entrado en crisis, a consecuencia,  en buena medida, de la Gran Guerra, otro elemento que está presente, aun como trasfondo, en toda la historia. Entre tanto,  además, también encontramos páginas de una gran sensualidad, como, por ejemplo, las del paseo que se da Jane por la desierta casa de los Sheringham o la plasmación de los cambios de la luz y el esplendor de la naturaleza aquel día de primavera.

Pues, aunque parezca harto difícil, todo eso consigue meter el señor Swift en un libro que, por si fuera poco, da toda la impresión de tratarse de un relato largo estirado para alcanzar las dimensiones de una nouvelle. Una novelita, pues, que dista de ser redonda, en mi opinión (cuando bien podría haberlo sido, quiero decir), pero que guarda suficiente encanto e interés, amén de calidad literaria, para que su lectura, sin duda, merezca la pena.

También de Graham Swift en Un Libro Al Día: Últimos tragos

miércoles, 29 de marzo de 2023

Pedro Mairal: El año del desierto


Año de publicación: 2005

Idioma original: español

Valoración: bastante recomendable


Queridos señores de Libros del Asteroide: 

Comprendo que las editoriales pequeñas e independientes hayan de abrazarse a sus aciertos y sacarles partido comercial pues sus rendimientos garantizan la toma de riesgos en otras apuestas no tan rentables o fructíferas. Me gusta ese equilibrio y lo que implica en la balanza del fondo editorial. Pero miren, y no niego que sea yo el culpable por no hacer caso a todas las listas de novedades o leer minuciosamente el texto en las contraportadas. Así que este es el segundo libro cuya lectura inicio pensando que, por fin, esta es la novela que Mairal ha escrito tras la grandísima La Uruguaya. Culpa mía, insisto, pero claro, una vez tienes el libro en las manos, has pasado por caja, asumes el despiste, qué otra cosa que dejar de refunfuñar y empezar a leer.

Y El año del desierto sorprende. Por la ambición, para empezar, porque es poco usual en las literaturas no europeas, no estadounidenses, asumir un protagonismo local para un fenómeno global. Esta novela es una distopía argentina. No se desarrolla en NY, ni en Londres o París, escenarios de enorme proyección en los iconos culturales al uso. Tampoco en alguna metrópolis futura oscura y superpoblada. Claro que uno puede establecer cierto paralelismo de la actitud totalitaria con las dictaduras que asolaron al país hace algunas décadas. Pero no, los escenarios son concretos y cercanos, conocidos para los habitantes, lógicamente ajenos para quienes no conocemos Buenos Aires, en cualquier caso curiosamente orgánicos. Mery o María, de lejana ascendencia irlandesa, trabaja en una oficina cuando los acontecimientos se precipitan. La intemperie, oscura organización que ha pasado a dominar el país, lo ha sumido en una corriente de retroceso, donde se culpa al progreso, en especial al tecnológico, del deterioro de la sociedad. Todos los avances han de ser neutralizados, hay que regresar, como mínimo, a la primera mitad del siglo XX. Los sublevados piensan que esa ha sido la desgracia de la humanidad, y, ya de paso, también el acceso de las mujeres a los puestos de trabajo. Con lo que la primera circunstancia que afecta a María es la pérdida de su empleo, y esta no va a ser la única. Al cuidado de su padre, que sufre una enfermedad degenerativa, el progresivo retroceso en acceso a los avances va complicando su vida. María ve como Alejandro, su pareja, desaparece y es movilizada militarmente. Ve como su presente se desmorona a sus veintitrés años, como debe refugiarse en edificios cerrados y ve cómo sus desplazamientos pasan a suponer elevados riesgos y como su dignidad como persona empieza a sufrir mella. Acaba entregada a una especie de lupanar y todo es sordidez, todo es opresión.

Al margen de este planteamiento, quizás muy explotado literaria y visualmente (sin in más lejos, en la muy mediocre serie The last of us) Mairal le otorga una perspectiva curiosamente original. Con un lenguaje freso y chispeante, diría que en algún momento María, tenaz pero resignada incluso cuando una especie de tribu extraña y alienada la hace prisionera, me recuerda al chico que embarca en la excelsa El entenado de Juan José Saer, lo cual son palabras mayores, y aunque la extensión de la novela sea algo excesiva para su planteamiento, Mairal se desmarca aquí de los personajes circunspectos de sus otras novelas y El año del desierto es, a la vez, coherente con el resto de su obra.

martes, 28 de marzo de 2023

Mateo Miguel: Sandunga

Idioma original: Español
Año de publicación: 2022
Valoración: Bastante recomendable

Hace poco comentaba Santi en su reseña de La puerta de las estrellas  que seguramente este había pasado desapercibido entre las 20000 novedades semanales. Esa misma sensación me queda tras la lectura de Sandunga, del que apenas se han publicado un par de reseñas en los 4 meses transcurridos desde su publicación.

Aún estamos a tiempo de solucionarlo. Porque este "Sandunga" es una muy buena novela, un festival de lenguaje que juega con las voces y los tiempos y que posee ecos de Faulkner o Rulfo (también es verdad que en este pueblo somos muy de Faulkner). Todo ello para construir lo que, en líneas generales, constituye la biografía de Sandunga, indio mexicano y borrachín, desde su infancia hasta su vejez. 

En cuanto a la voces, ya sean de familiares, amigos, el propio Sandunga o de un narrador omnisciente, sirven para ofrecer diferentes planos de la vida del protagonista y distintas vertientes que dotan de cuerpo y complejidad a la novela.

En cuanto a los tiempos, no hay una linealidad estricta. Pasado y presente se funden (El pasado no es lo sucedido, sino lo que podemos recordar), al igual que las voces de vidas y muertos, y recorren la historia del México de siglo XX, desde el porfiriato al terremoto del 85, desde el México rural, profundo y semimítico a la megalópolis capitalina.

Pero más allá del argumento o de otras vertientes del texto, la novela es un verdadero ejercicio de pirotecnia. Monólogos interiores alucinados y alucinatorios de prosa torrencial que siguen la vida de Sandunga conviven con escenas "valle" o desvíos en los que el propio lenguaje se convierte en protagonista de la novela. Sirvan como ejemplo las páginas dedicadas a las distintas recetas de mole o el "tour" por cementerios.

Así que la sensación final tras la lectura del libro es, pese a un comienzo un tanto extraño al que "hay que cogerle el punto", más que positiva. Por riesgo, complejidad y atrevimiento formal. He dicho!

lunes, 27 de marzo de 2023

Rocio Bonilla: ¿Qué será eso del amor, Minimoni?

Idioma original: catalán/castellano
Título original: Què és això de l'amor, Minimoni? (edición en catalán de Ánima Llibres) / ¿Qué será eso del amor, Minimoni? (edición en castellano de Algar Ediciones)
Año de publicación: 2023
Valoración: entre recomendable y muy recomendable


Tal y como vengo haciendo desde hace unos meses, de vez en cuando me animo a reseñar literatura infantil, pues es un género que aunque no acostumbra a aparecer en blogs no especializados, es igualmente importante, puesto que es nuestra vía de entrada en el mundo de la literatura.

En la reseña global de la obra de Rocio Bonilla que publiqué hace unos meses, ya quedó patente mi clara devoción por los libros de la autora barcelonesa, por la calidez de sus trazos y por el carisma entrañable de Minimoni, protagonista de algunos de sus libros. Y, aprovechando la reciente publicación de su nuevo libro con la misma protagonista aprovecho para traerla de nuevo al blog.

En este nuevo álbum ilustrado, Minimoni sigue cuestionándose el mundo que la rodea. Así como en anteriores ocasiones se preguntaba de qué color eran los besos o buscaba soluciones para las ocasiones en las que estaba aburrida, en este caso se pregunta algo más profundo: ¿qué será eso del amor? La respuesta, claro está, no es nada fácil para una niña de pocos años (diría que tampoco lo es para los mayores), así que empieza a buscarla en las cosas que sí conoce. Porque sí ha oído hablar del amor en boca de los mayores, pero ella no sabe cómo es ya que "no se puede, ni se puede oler, ni se puede tocar..." así que no parece fácil saber de qué se trata. Pero sí sabe algo de él: que puede mover montañas, por lo que debe ser fuerte, aunque también le han dicho alguna vez que es delicado y que hay que regarlo. Y es algo raro porque también, según dicen las canciones, el amor está en el aire, por todos los sitios... Hasta que deduce que a lo mejor no es algo físico, sino que está en los gestos, en las actitudes, y...  no cuento más, vosotros ya lo sabéis donde está ;)

De esta manera, el libro de Rocio Bonilla mantiene su línea argumental habitual en torno a los valores, al cariño, al amor, a la comprensión afectiva. Sus obras siempre están envueltas de buenas intenciones, de una enorme calidez y amabilidad con la vida; a su vez, su delicado, redondeado y suave trazo acompaña tal propósito y deja al lector con sensación de ser acogido en un espacio tierno y bondadoso, introduciendo muy pequeñas pinceladas de pequeños y ligeros toques de humor. También los tonos suaves elegidos en sus libros mantienen esa coherencia artística entre fondo y forma.

Por todo ello, es una lectura recomendable especialmente para los más pequeños, pues su poco texto invita a mirar y disfrutar el libro por sus imágenes y por la sensación que transmiten acercándonos a unos valores que no deberíamos perder nunca de vista, sea cual sea la edad que tengamos.

Otros libros de Rocio Bonilla en ULAD: aquí

domingo, 26 de marzo de 2023

Virgilio: Eneida

Idioma original: latín

Título original: Aeneis

Traducción: Eugenio de Ochoa

Publicación: siglo I a.C.

Valoración: Está bien


Yo pensaba ingenuamente que eso de ir a buscar las raíces a lo profundo de las brumas de la Historia era cosa de románticos del siglo XIX, que la necesidad de contar con un origen mitológico o arraigado en algún tipo de epopeya era un tic de nacionalismos modernos, siempre ansiosos de fundar sus bases en la lejanía de lo incomprobable. Pero una vez más compruebo con humildad que leer sirve para abrirle a uno la mente y corregirle de prejuicios, entre otras cosas. Porque, hay que ver, parece que el célebre César Augusto encargó a Virgilio (por entonces un poeta reconocido) un libro en el que diese a conocer al mundo el glorioso nacimiento del Imperio romano, algo que exaltase su grandeza y los elevados designios con que fue concebido. 

Para ello Virgilio, no sé si motu proprio o aleccionado por su promotor, decidió buscar la línea directa con la más insigne civilización hasta entonces conocida, el mundo griego, con el que Roma tenía un parentesco evidente. Pero Virgilio no va desde luego a buscar el entronque en las relaciones que las colonias griegas mantenían con los antiguos habitantes de la península, sino directamente en lo más elevado de su tradición literaria, las leyendas homéricas, bien nutridas de héroes, viajes, dioses y episodios bélicos con que adornar el relato. Así que Virgilio, con mucha habilidad, toma elementos de la Odisea y la Ilíada y construye con ellos una historia interesante y atractiva con la que embelesar a los romanos e impresionar a sus eventuales enemigos.

Toma para ello nada menos que a Eneas, uno de los grandes héroes del asedio de Troya. Y viene a contarnos que, tras la caída de la ciudad con la entrada del famoso caballo, Eneas consiguió escapar con parte de su familia y, bajo la indicación de los hados (cómo no) se lanza en busca de la península italiana, designada como el lugar donde había de renacer el pueblo teucro. Así comienza Eneas un periplo marítimo claramente inspirado en la Odisea, con una importante escala en Cartago, que Virgilio utiliza para fundamentar el tradicional odio entre este pueblo y Roma.

Este viaje, que ocupa algo menos de la mitad del libro, es la parte más entretenida. Porque más adelante los troyanos arriban finalmente al Lacio y lo que encuentran es un recibimiento inicialmente amistoso del rey Latino, que no obstante desemboca rápidamente en un enfrentamiento brutal. Aquí Virgilio pasa a una especie de reescritura de la Ilíada, es decir, una batalla descomunal, ininterrumpida y salvaje entre los recién llegados y la mayor parte de los reinos aborígenes. Como en la obra de Homero, todo es una sucesión interminable de lances de guerra, cabezas que ruedan, venablos clavados en los cuerpos, sangre que tiñe el río, un sitio inmisericorde, soflamas y lágrimas.

Cuesta entender cómo todo esto podía gustar al público de la época, porque la narración (que fue mucho más ágil y transparente en la primera parte) es ahora una sucesión interminable de nombres de guerreros victoriosos o derrotados, con sus correspondientes apuntes genealógicos, escenas de similar dramatismo, alternativas bélicas y peroratas de héroes que se despachan a gusto en el momento previo a matar o morir, que de todo hay. Sin contar con la continua, y bastante irritante, intervención de los dioses y los hados, que se diría que en el mundo antiguo nadie era capaz de enamorarse, equivocarse, cambiar de opinión, errar un lanzamiento o sentirse atemorizado sin que alguno de esos seres superiores lo hubiera decidido mediante maniobras arteras. Pero claro, todo esto era el signos de una época, y seguramente quienes escuchaban aquellas historias disfrutaban mucho más que si les hubiéramos mostrado cualquier cosa que ahora nos parece más razonable o interesante.

Pero aun así, aunque Virgilio se esfuerce en copiar, y lo hace bastante bien, ese estilo de Homero, hay algunas diferencias que resultan bastante llamativas. La primera es que en toda la Eneida no hay un solo momento para sonreír. Ese humor, puede que no del todo voluntario, que en Homero oxigena muy de vez en cuando el relato, aquí no existe en absoluto. Se ve que el poeta romano tenía muy claro que estaba escribiendo una epopeya muy seria a mayor gloria de su país y de su César, y no deja el menor resquicio a la relajación (o es que era un señor muy grave, que también podía ser).  Y tampoco, y esta es otra diferencia clave, se deja ver aquella equidistancia entre los bandos en la que el maestro griego se mantenía durante la mayor parte de la Ilíada. Virgilio está narrando el origen mismo de Roma, y debe tomar partido, así que no debe caber duda de quiénes son los buenos y quiénes los malos.

De lo que no estoy tan seguro es de si el autor era realmente consciente de lo que en realidad estaba escribiendo. Porque sí, es muy impresionante entroncar el origen de Roma con el fascinante mundo de los héroes griegos, pero si nos paramos a pensar, a lo mejor fue a buscar el nexo en el lado equivocado, porque a fin de cuentas los troyanos fueron los perdedores de aquella legendaria guerra, y Eneas, por muy aguerrido y valeroso que se nos presente, y por muchos designios divinos que le dirigiesen, no dejaba de ser un tipo que huyó con su familia de la ciudad derrotada. Claro, que no pasa nada, que a lo largo de la Historia algunas grandes potencias han sido fundadas a partir de fugitivos, presidiarios y aventureros, pero no veo claro si eso aporta suficiente gloria, o si por el contrario de alguna manera resta. A ver si va a ser por esto por lo que Virgilio a última hora dejó la obra inacabada y se opuso a que se hiciera pública. Pero en todo caso el César y sus asesores parece que no advirtieron el detalle, y a fin de cuentas gracias a eso existe la Eneida y tenemos hoy una nueva reseña en Un Libro Al Día.


sábado, 25 de marzo de 2023

Colaboración: El ladrón de cuerpos, de Anne Rice

Idioma original: inglés

Título original: The tale of the body thief

Traducción: Hernán Sabaté Vargas

Año de publicación: 1992

Valoración: Se deja leer



Llegamos a la cuarta entrega de nuestros vampiros favoritos, las famosas Crónicas vampíricas de Anne Rice: En esta ocasión nos alejamos de los tortuosos mundos victorianos de la Europa decimonónica y acompañamos a Lestat y a su nuevo, inseparable, mortal y (cómo no x6 (1)), también enamorado, amigo David Talbot en la recuperación de su poderosamente cuerpo inmortal, hazaña que se desarrollará gran parte en un crucero de lujo; un cambio de aires nunca viene mal, y se ve que la autora ya estaba harta de hacer corretear a sus personajes por oscuros callejones siniestros en la oscuridad de la noche. Vampiros sí, pero disfrutones también. Lo entiendo perfectamente.

Y es que nuestro insufrible protagonista sufre un engaño de lo más inocente que nos lleva a preguntarnos si es este realmente el mayor punto de suspensión de credibilidad en toda la historia de la saga: ¿han oído eso de Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita? Pues se ve que Lestat no.

La situación es esta: nuestro protagonista (pre)siente que algo o alguien lo está persiguiendo, y, como suele pasar en estos casos tan vampíricos y sobrenaturales, una cosa lleva a la otra y bueno, acaban intercambiándose de cuerpo; la experiencia de volver a tener un cuerpo mortal, con dolores, enfermedades y demás - perra vida – a nuestro amigo no le acaba de venir bien y trata de recuperar su cuerpo original, pero, oh sorpresa (¡no!), no todo va a ser tan fácil como parece. Necesitará toda su astucia y la ayuda de su nuevo amigo (los antiguos pasan olímpicamente de él) para volver a ser el de siempre.

Entre medias una monja católica que se enamora de él (cómo no x7), le pide que le quite su virginidad y que acaba sufriendo estigmas en la selva amazónica (de verdad, todo esto es en serio), una chica a la que viola y le deja cargo de conciencia (esto sí y los asesinatos no, qué curioso) y un sinfín de aventuras más del tipo al que nos tiene acostumbrados la buena de Anne Rice.

Hasta aquí los destripes sobre el argumento; este libro representa una clara vuelta de tuerca al mundo sobrenatural y a la apertura de nuevos estilos de la saga, dejando de lado el terror gótico y la profundidad psicológica de los personajes que la caracterizaba, llegando a rozar en algunos casos el thriller y el cine de acción y suspense (rasgos que se acentuarán en futuros libros). Es por esto por lo que considero que este ejemplar es de peor calidad que el resto de libros leídos hasta ahora: se empiezan a agotar los tortuosos procesos mentales de nuestros personajes y se hace patente la necesidad de otros nuevos que tomen el relevo y nos ofrezcan otra perspectiva.

Y un apunte: tras un amago de final (como esta reseña) se produce una interacción entre Lestat y su supuesto nuevo mejor amigo David Talbot que, si llegan a leerla ustedes, ya me contarán qué tal; si la autora quería construir un personaje insufrible, EGOISTA, y con el que resulte imposible empatizar desde luego lo ha conseguido. Es más, lo ha convertido en el protagonista de una saga de veinte libros. Impresionante.

En fin, seguiremos leyendo Crónicas vampíricas, los placeres culpables hay que disfrutarlos hasta el final y quedan aún muchos volúmenes por delante.

(1) Véase reseña anterior

Firmado: EPS

Otras obras de Anne Rice en ULADMemnoch el diabloEntrevista con el vampiroLa reina de los condenadosLestat el vampiro

viernes, 24 de marzo de 2023

Domènec Guansé: Una nit

Idioma original: Catalán
Año de publicación: 1935
Valoración: Entre recomendable y está bien

¡Qué lectura tan deliciosa, esta Una nit de Domènec Guansé! Dicen los expertos que se trata de una de las mejores obras del autor; una en la que cristalizan su estilo e inquietudes literarias. 

Recuerda a las novelas breves del gran Stefan Zweig en formato, estructura, extensión y motivos. También me ha hecho pensar en La sumisa de Fiódor M. Dostoievski. A fin de cuentas, y salvando las distancias, ambas son historias de amor trágicas cuyo desencadenante es la muerte de una joven, ambas hacen hincapié en la psicología de los personajes y ambas se relatan desde la óptica de un narrador no fiable y contradictorio.

En fin: ¿de qué va Una nit? A Maurici le notifican la muerte de Aurèlia, de quien estuvo (y quizá siga estando) totalmente prendado. Eso le obliga a examinar sus propios sentimientos y la relación que mantuvo con la fallecida. «Mi amor era muy puro», nos confiesa en la página 33. «Era un exceso de pureza, precisamente, aquello que lo convertía en morboso.» 

Como podréis intuir, Una nit reflexiona en torno a los riesgos de idealizar al amor o la persona objeto de nuestra devoción; gira, también, alrededor de la confusión de los sentimientos y la escasa fidelidad del recuerdo de los mismos; y explora, sobre todo, el dolor que ocasionan las vanas esperanzas, el rechazo, la pérdida, las expectativas malogradas o la lúcida aprehensión de aquellas emociones que nos vuelven frágiles.

En la primera mitad del texto prevalece la introspección. En la segunda, en cambio, abundan la acción y los diálogos, aunque en ningún momento se deja de lado la abstracción. Personalmente, creo que esta segunda mitad resuelve algunas dudas que eran más efectivas cuando ambiguas. Asimismo, aporta información que, pese a ser verosímil, bordea el culebrón.

En resumidas cuentas, merece la pena leer Una nit. La sensibilidad que supuran su prosa y sus  meditaciones es sumamente atractiva; por otro lado, es imposible no empatizar con el atribulado protagonista y la pasividad o desesperación que le atenazan.

jueves, 23 de marzo de 2023

Arthur Miller: El crisol (o Las brujas de Salem)

Idioma original: inglés
Título original: The Crucible
Traducción: Ramón Espejo Romero
Año de publicación: 1953
Valoración: Recomendable

Será una deriva de lo más natural que tras leer una obra que reflexiona sobre un hecho histórico, empiece una a querer leer todo lo relativo a ese mismo hecho hasta conformarse lo más parecido a una idea propia. En ese sentido, quizá lo «natural» no hubiera sido empezar con la magnífica novela gráfica con perspectiva de género, si no por esta archiconocida y archiversionada pieza teatral de Arthur Miller. Una obra tan universalizada que, sospecho, ha suplantado los verdaderos acontecimientos en el imaginario del gran público.

Resumen resumido: Nueva Inglaterra, 1692. Un grupo de niñas, lideradas por la joven Abigail Williams, son sorprendidas de noche en el bosque, en medio de unas danzas y ritos extraños. Ante el terror de ser castigadas, se hacen pasar por víctimas de algún tipo de maleficio y acusan de brujería a varias conciudadanas. Lo que empieza como una descabellada huida hacia adelante acaba convirtiéndose en una gran bola de nieve que muchos tratan de dirigir para satisfacer sus propias venganzas y anhelos. Abigail Williams, por su parte, acusará de brujería a la esposa de John Proctor, con el que está obsesionada desde que tuvieron un encuentro carnal clandestino.

La obra de Arthur Miller no pretende ser una crónica ficcionada de los verdaderos acontecidos. El interés del autor al poner el foco en este episodio histórico tiene mucho que ver con otro episodio de «caza de brujas» perpetrada durante los años 40 por McCarthy, que arrasó con el panorama artístico e intelectual de los EEUU en busca de supuestos comunistas a sueldo del gigante rojo. Incluso a día de hoy seguimos empleando la expresión «caza de brujas» para referirnos a una vulneración sistemática del principio de presunción de inocencia. La batería de juicios y la convulsión social que generaron son un denominador común en ambos momentos históricos y que la obra recoge perfectamente. Miller sufrió la «caza de brujas» en sus propias carnes sin que ello llegara a truncar su carrera definitivamente, como sí les sucedió a otros amigos y compañeros. Y ese hecho biográfico sumado a la vis política que siempre imprime en todas sus obras, fue un claro detonante a la hora de abordar la escritura de este texto. Eso en cuanto al marco y al tema de la obra.

En cuanto al conflicto (la redención de la culpa personal a través de la autoinmolación universal) y al héroe (John Proctor) también existe un vínculo biográfico muy potente: Arthur Miller le había sido infiel a su esposa con la estrella del momento, Marilyn Monroe, y la culpa lo estaba reconcomiendo. Sin ir más lejos, «El crisol» está dedicado a su esposa Mary. Este hecho se filtra en la trama del matrimonio Proctor y le otorga a su conflicto una profundidad emocional arrolladora. Y aunque la deriva de la obra acabe por separarlos, su momento de reencuentro y perdón mutuo en el ojo del huracán de la tragedia, es muy verosímil y de una belleza que pone los pelos de punta. (*)

El texto de la obra resulta natural y verosímil, los personajes se interrumpen, se solapan, tal como sucede en la vida real. Todos los personajes principales tienen un recorrido coherente y dramático, el ritmo en el que se van sucediendo los hechos hasta llegar al despropósito judicial con el mezquino juez Danforth a la cabeza, funciona muy bien. No se puede añadir mucho más, quizá me han sorprendido especialmente algunas acotaciones excesivamente largas, como las explicaciones de un narrador editor que desea intervenir demasiado en las sensaciones que deben llegarle al lector (o al director y a los actores).

Sobre el título, la definición de «crisol» es cavidad en la parte inferior de un alto horno donde se recoge el metal fundido. Me gusta pensar que Arthur Miller eligió ese término para referirse al resultado de ejercer la opresión y persecución en el seno de una comunidad: una masa caliente y peligrosa contenida en una pequeña cavidad. Pero seguro que hay estudios rigurosos que se extienden páginas y páginas a este respecto.

De todos los subproductos (léase en el buen sentido) derivados de la obra teatral, destacaré la película de 1996, cuyo guion fue escrito por el propio Arthur Miller, lo que se hace patente por la cantidad de frases y diálogos extraídos directamente del texto original. Y funcionan. Las variaciones para adaptar la historia a la gran pantalla son mínimas aunque haya que sumarle los peajes para el cine mainstream. No hay más que mirar el cartel. En mi opinión personal, a Daniel-Day Lewis la intensidad de Proctor le viene al dedo, Joan Allen está excelsa como su esposa Elizabeth y Winona Ryder interpreta una Abigail un poco pasada de vueltas. Eran los 90 y a toda película le venía bien una «Lolita» ni que fuera con cofia.

Y hablando de subproductos en el buen sentido, y en este caso basados en los hechos reales, no en la obra de Miller, el compañero Juan reseñó esta curiosidad sobre Tituba, primera señalada, esclava del reverendo Parris (tío de Abigail y colaborador necesario en el esperpento de lo acontecido).

Así que Muy recomendable y especialmente esta edición de Cátedra, que tiene un prólogo muy interesante y completo, escrito por el que también es el traductor, Ramón Espejo Romero, y que profundiza (con rigor y sin aburrir) en las cuestiones técnicas de la obra, así como en el marco histórico.

(*) Y por cosas como esta, Arthur Miller es un genio, por ser capaz de trasladar emociones y conflictos reales y muy complejos al papel, a las tablas o a la pantalla. Por otra parte, podemos deducir que o bien su sentimiento de culpa o bien la paciencia de Mary no eran tan grandes, y Arthur Miller acabó casándose con Marilyn Monroe. También podemos saber (si recurrimos a la extensa bibliografía sobre la vida de Marilyn Monroe) que Arthur Miller se portó con ella como lo que viene siendo un jabalí doméstico.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Ingvild H. Rishøi: La puerta de las estrellas

Idioma original: noruego
Título original:  Stargate: en julberättelse
Traductora: Lotte Katrine Tollefsen
Año de publicación: 2021
Valoración: Recomendable 

Resulta algo anacrónico leer esta novela en marzo, como he hecho yo, porque, como todas las críticas y reseñas apuntan, y como indica también el subtítulo original astutamente eliminado en la versión española, esta es "una historia de Navidad". Se sitúa en diciembre, hay nieve para aburrir, y encima uno de los elementos centrales es un árbol de Navidad, o mejor dicho, muchos, muchísimos, muchisísimos árboles de Navidad.

Dickensiana. Ese es otro adjetivo que aparece en casi todas las reseñas de La puerta de las estrellas. Y es casi imposible no utilizarlo: las protagonistas son dos niñas, dos hermanas, Ronja y Melissa, pobres, extremamente pobres, cuyo mayor sueño es tener algún día un árbol de Navidad en casa. ¿Y por qué son tan rematadamente pobres las dos hermanas? Porque su padre es un alcohólico que no consigue mantener ningún trabajo, ni siquiera uno que le consigue su hija pequeña vendiendo árboles de Navidad (oh, the irony!). Después de un periodo de sobriedad viene otro de caída, y luego la culpa, la recuperación, la nueva (aparente) estabilidad... Solo Ronja, más pequeña, mantiene la esperanza y la ilusión por tener una vida normal (y un árbol de Navidad en su casa); Melissa, más madura y por eso más desencantada, solo contesta: "ya veremos, ya veremos".

Como buen relato navideño, este es también un libro de buenos sentimientos (aunque sin ser empalagoso): además de la ternura que surge entre la dos hermanas (con Melissa adoptando el papel de adulta protectora), también encontramos otros personajes que se preocupan por las hermanas y las cuidan de formas más o menos declaradas, como el conserje de la escuela de Ronja que conversa con ella, o como su vecino, el señor Aronsen, que finge no preocuparse pero que acaba adoptando una actitud paternal con la pequeña Ronja. Y tampoco falta, claro, el scrooge de turno, en este caso Eriksen, el dueño de la compañía de árboles de Navidad, que parece empeñado en boicotear los esfuerzos de las dos hermanas por salir adelante...

Con estos materiales, La puerta de las estrellas (que, por cierto, es el nombre de un bar, no tiene nada que ver con la mítica película/serie de ciencia ficción) podía haber resultado un pastiche, un cliché melodramático kitsch. Pero creo que la autora sostiene la novela sin caer en estos extremos, primero porque consigue equilibrar los aspectos duros (las borracheras del padre, la enfermedad, el hambre y el frío de las hijas) con los momentos tiernos o emotivos (las noches que las niñas pasan abrazadas, los gestos desinteresados del vecino o el conserje...) De hecho, la voz que narra la historia es la de la pequeña Ronja, lo que nos transmite su mundo de sueños, esperanzas y miedos. (La autora ha escrito también literatura infantil y juvenil, y demuestra tener una cierta proximidad con ese mundo maravilloso y terrible que es la infancia). Y también porque la novela está narrada de forma ágil, con capítulos cortos y elipsis, en que lo realista (no tremendista) se entrecruza con lo onírico. Además, dado que se trata de una novela relativamente corta (unas 170 páginas con muchos blancos), no tiene literalmente tiempo de hacerse pesada...

Recomendaría a posibles lectores que esperen a Navidad antes de comprarse esta novela, pero claro, estamos en marzo, y para diciembre ya nadie se va a acordar de esta reseña - y probablemente el libro haya desaparecido de las librerías porque, como todos sabemos, entre tanto habrán aparecido otras 600.000 novedades literarias imprescindibles. Así que, olvidad lo que he dicho: si os apetece leer una novela bonita, entrañable, triste y tierna, no esperéis, y abrid La puerta de las estrellas. La novela, quiero decir. Ya me habéis entendido.

martes, 21 de marzo de 2023

Edurne Portela: Maddi y las fronteras

Idioma original: Español

Año de publicación: 2023

Valoración: Recomendable 

Quien haya leído con anterioridad a Edurne Portela sabrá que la violencia y la memoria son (dos de) los ejes fundamentales de su obra. Por tanto, no debería extrañar que esta Maddi y las fronteras reincida en esas obsesiones, si bien esta vez lo haga de una manera algo diferente.

Porque esta vez estamos ante una novela en la que los personajes y los acontecimientos son reales mientras que el pegamento que los une es imaginario. El personaje "elegido" por Edurne Portela es María Josefa "Maddi" Sansberro, personajes fascinante por contradictorio (católica y divorciada, contrabandista y colaboradora de la Resistencia, etc) ; los acontecimientos son los hechos transcurridos en su vida entre 1929 y 1944; el pegamento es la opción elegida por la autora para rellenar los espacios vacíos que los fríos documentos de archivo dejan.

Esto de la opción es fundamental en la novela. Entre todas las Maddi posibles, la autora elige crear una propia, gracias a la utilización de una primera persona que determina el tono de la novela y que permite que esta sea más íntima que documental (pese al evidente trabajo de documentación). Monólogo interior, sí, pero también frecuentes diálogos que oxigenan la novela y le dan agilidad.

En Maddi y las fronteras podemos encontrar dos partes bien diferenciadas, que daré en llamar la "barojiana" y la "sempruniana", siendo para mi gusto mucho más destacable la segunda que la primera.

En cuanto a la parte "barojiana", que vendría a ocupar unos dos tercios de la novela, posee los ecos, defectos y virtudes que tiene parte de la obra de Don Pío (en especial, la tetralogía Tierra Vasca). Así, comparte con ellos escenarios fronterizos, fluidez en la narración, un ligero aire aventurero, un muy buen personaje central y cierto desaprovechamiento de algunas escenas y secundarios. En este sentido, la primera parte de la novela cubre un período de unos 13 años que dan la impresión de pasar demasiados rápidos. Hay situaciones (la entrada de Maddi en la Resistencia) y personajes (Lucien, Fidel...) que tienen un potencial brutal y que darían, creo yo, para algo más. Quizá esa fuese otra novela, quién sabe.

Pero la novela da un giro radical y se convierte en "sempruniana" a partir de un determinado momento. Un acontecimiento brutal hace que la novela sea mucho más cruda, más "corporal", que Portela adopte mayores riesgos en lo estilístico, que la voz de Maddi cambie por completo y que el texto se acerque a la literatura concentracionaria, con un magnífico reflejo de la deshumanización causada por la violencia y de la evolución final del personaje.

En resumen, una novela en la que creo que la autora sacrifica algo de profundidad a costa de una mayor facilidad de lectura, que mejora con el paso de la páginas, que recuerda (sobre todo en su segunda mitad) a la mejor Edurne Portela y que demuestra que la santurtziarra es un valor seguro. 

P.S.: Maddi y las fronteras lleva 3 semanas entre los 100 libros más vendidos en librerías españolas!!! Y nosotros nos alegramos un montón. Edurne se lo merece!

También de Edurne Portela en ULAD: Los ojos cerradosFormas de estar lejosMejor la ausencia y El eco de los disparos

lunes, 20 de marzo de 2023

Javier Marquina y Jaime Infante: Progenie

Idioma: español

Año de publicación: 2021

Valoración: entre recomendable y está bien

Que sepáis que dentro de 10525 años la especie humana como tal estará compuesta únicamente por mujeres, ya que un virus que se extendió en 2020 (casualidad, oyes) afectó únicamente a los portadores del cromosoma XY, provocándoles espantosas mutaciones que les convirtieron en unos horripilantes monstruos ávidos de carne fresca (pues como ahora, dirá más de una...bueno, sí, pero sin ni siquiera hacer crossfit ni utilizar AXE después de la ducha): lo llamados "mutombres", que son combatidos sin tregua por las guerreras gorgonas. Un día, al volver de una patrulla, la coronel (¿coronela?) de éstas, Etiopía es convocada ante el consejo de Madres que gobierna la ciudad de Nuevo Durango para confiarle una delicada misión: la especie humana ha de abandonar el planeta Tierra por culpa del inminente colapso del Sol, pero antes han de saber qué ocurre con un almacén de simiente -humana, se entiende- con el que han perdido la comunicación y del que depende su supervivencia futura. Así que hasta allá se trasladan la coronel (¿-a?) y su pelotón de aguerridas gorgonas, para encontrarse con...

No voy a contar más para no estropearle la lectura a nadie, pero si alguien está interesado en leer un cómic de acción "diferente", con cierto regusto a Predator o Alien 2, que no dude en acercarse a este libro. Quizá la historia, eso sí, se quede un poco corta, en mi opinión, pero no deja de tener su puntillo, aderezada además por unas ilustraciones en blanco y negro un tanto vintage (de hecho, me recuerdan a las míticas, aunque viejunas, Hazañas bélicas) pese al carácter futurista de la historieta, aunque casa bien con el mismo. 

Otra cosa, si se quiere poner alguna pega, es dilucidar si resulta pertinente que una especie de fábula futuro-feminista sea ideada únicamente por unos maromos señoros señores -encontramos incluso un epílogo del también historietista Toni Fejzula-, como si no hubiera, yo qué sé, alguna dibujante o guionista mujer que hubiese podido aportar su punto de vista al, por otra parte, meritorio cómic... ¿No pueden los hombres hablar de feminismo, por otra parte?¿No deben siquiera, quizás? En fin, no seré yo quien conteste a estas peliagudas cuestiones, pero quien desee intentar hacerlo, aquí tiene un buen y entretenido punto de partida... Buena suerte en el empeño.



domingo, 19 de marzo de 2023

Chuck Klosterman: Matarse para vivir


Idioma original: inglés
Título original: Killing yourself to live
Año de publicación: 2005
Traducción: Juan Trejo y Óscar Palmer
Valoración: bastante recomendable

Chuck Klosterman escribe, en 2005, para Spin. Una revista en franca decadencia, como prácticamente cualquiera en papel, ya en aquella época, ya no digamos si se dedicaba a la música, y si en particular al género agrupado bajo la etiqueta rock, seguramente hablamos de un medio con una progresión descorazonadora y con un peso nulo en influencia global. Hora de ir reconociéndolo, hora de ir agarrándose a cualquier otra cosa.
Y aunque el estilo de vida rock sea un poco el centro de Matarse para vivir, por suerte este no es un libro trufado de estereotipos, y aunque pueda categorizarse como gonzo (dícese del estilo en que quien narra se integra en lo narrado, etiqueta representada con todo tipo de excesos por Hunter S. Thompson), hay que agradecer que, según se deduce, estas páginas no han sido escritas como testimonio del uso constante y discriminado de estupefacientes, cosa que, aunque desconozco el proceso de escritura del libro, aporta un cierto equilibrio. Bastantes crónicas de excesos han copado la literatura de cierta época, bastante vergüenza ajena hemos pasado y pasamos por culpa de pesados sin talento (Joaquín Sabina sería un ejemplo canónico) más empeñados en demostrar que viven como rockeros que pendientes de entregar música que merezca ser recordada por su valor artístico o sus hallazgos.
Tras esta diatriba inicial, que espero me perdonéis, Matarse para vivir es la crónica de 10.000 kilómetros (sería más rockero decir 7.000 millas) que Klosterman recorre al volante de un coche de alquiler, que ha cargado de CDs que va escuchando, en busca de una serie de lugares (hoteles, domicilios, sembrados en medio de la nada) donde se han producido fallecimientos célebres de músicos. Una crónica curiosamente alejada de la necrofilia, ese fenómeno tan lucrativo para los herederos legales, pues rara vez Klosterman -gracias, sabia contención seguramente debida a usar más bien marihuana que cocaína- se recrea en los aspectos morbosos, y ciñe el relato, con cariñosa frialdad y distanciamiento, para ajustarse a los hechos. Y ese recorrido que incluye el Chelsea Hotel, en que Sid Vicious asesinó a Nancy Spungen y se constituyó en leyenda a pesar de su escasa pericia con el bajo y su escasísima producción artística, mucho tiempo no le dio, llega hasta una plaquita en medio de un campo donde se estrelló la avioneta en que iba Buddy Holly, y acaba en Seattle, con Kurt Cobain. Pienso, ya le daría a Closterman para una segunda parte que completaría un abanico más amplio que incluyera a Amy Winehouse, Avicii o la retahíla de músicos víctima de la crisis de los opioides. 
Por supuesto se centra en muertes por causas no naturales y por supuesto menciona lo provechosas de esas desapariciones para que la perspectiva sobre personaje y obra se mitiguen y vean cómo les es aportado un prisma, para que digamos que la especie humana es mala, que consiste en magnificarlos aunque sea con métodos artificiales. 
Mientras Klosterman conduce y define el esqueleto de su narración, de hecho parece no decidirse hasta el final por que ésta tome la forma de un libro, sabemos de su vida, de cómo empezó a trabajar para la revista, de los entresijos de la redacción, de sus relaciones sentimentales y cómo asume con madurez que estas no hayan sido ni perfectas ni convencionales. Ese es un punto de moderación, de acercamiento, poco usual si se hubiera tratado de una mera crónica, pero una contrapartida que aporta valor a la lectura. Vemos a un hombre rondando los cuarenta, circulando con música a todo volumen (alguna de ella ciertamente discutible) comentando discos, sonidos, estrofas, situaciones, tan alejado de los estereotipos como abocado a ellos por la mera circunstancia de su profesión. Nada de excesos en primera persona ni de encumbramiento artificial, lo cual se agradece, porque de todo ello surge un texto directo y sincero.

sábado, 18 de marzo de 2023

Laura Bates: Los hombres que odian a las mujeres

Idioma original: inglés
Título original: Men Who Hate Women: from incels to pickup artists, the truth about extreme misogyny and how it affects us all
Traducción: Paula Zumalacárregui Martínez (ed. en castellano, Capitán Swing)
Año de publicación: 2021
Valoración: entre recomendable y muy recomendable


Esta lectura no va a ser fácil. Ni placentera. Pero sí necesaria. 

Los que nos hemos acercado al feminismo desde hace un tiempo (sea cual sea, seguro que es poco) hemos querido entender el movimiento, comprenderlo y actuar en consonancia con sus valores basados en la igualdad. Pero, a veces, ocurre que para entender su alcance y necesidad en profundidad, uno debe adentrarse en lecturas duras, contundentes y diríamos que incluso aterradoras. Porque en ocasiones vemos solo el resultado de las ideas misóginas, a veces vemos únicamente la superficie, pero estas se crean, se amplifican y se reproducen en el tejido virtual que suponen las redes sociales a los que todos estamos (quizá demasiado) atrapados.

Laura Bates, escritora y activista comprometida con la igualdad, creó hace años una página web llamada «sexismo cotidiano», un lugar en el que «la gente (de cualquier género) podía relatar sus vivencias en materia de sexismo y desigualdad». Pero la autora, tras recibir constantemente amenazas y ver cómo la opinión sobre las mujeres y el feminismo se transformaba a nivel social, decidió ir más allá. Así que, tal y como cuenta en el prólogo: «a lo largo de un año, indagué en esas comunidades para averiguar cómo está sucediendo todo esto y desenmascarar una fuerza poderosa, alimentada por el odio». Y el resultado es esclarecedor a la vez que aterrador.

Empieza el libro de manera contundente: describiendo un mundo atroz en el que «anualmente se viola, apaliza, mutila, maltrata  y asesina a miles de mujeres por el mero hecho de serlo. Imaginemos un mundo en el que se fomenta de manera activa el odio hacia las mujeres mediante comunidades de hombres cada vez más numerosas especializadas en alimentar y avivar la causa (…) No hay necesidad de imaginar ese mundo: es el que habitamos». Con este preámbulo, la autora sitúa de manera clara el escenario del ensayo y lanza una crítica contundente a los hombres que defienden una masculinidad tóxica, pues «describen una ideología y un sistema que presiona a los niños y a los hombres de nuestra sociedad, de nuestra familia, para que se atengan a unos ideales impracticables, insalubres e insostenibles. Los aplastantes estereotipos de género perjudican a los hombres a nivel individual, además de a la sociedad en la que viven» y aclara, para que no haya ninguna duda, que «eso no quiere decir que tratemos a todos los hombres como enemigos: al revés. Significa abrazar a las legiones de hombres que están al pie del cañón, a los activistas y educadores volcados en combatir el problema». 

Como avanza la autora ya en la introducción, «en este libro exploraremos los eslabones de la cadena (…) y su existencia como una especie de ecosistema vivo y palpitante en estrechas y simbióticas relaciones con otras comunidades virtuales, como los supremacistas blancos y los trolls. Analizaremos los métodos de expansión de esos grupos, que tejen una amplia telaraña de páginas web, blogs, foros, chats, grupos y cuentas en las redes sociales y revelaremos lo fácil que resulta que los jóvenes se tambaleen por los márgenes de esa telaraña, que se vean atrapados y por fin atraídos al centro con sutil eficacia». Porque la comunidad incel ha ocupado la machoesfera, creando una comunidad en la que obtienen refugio hombres insatisfechos, sin novia, y en la que es fácil convencer a sus miembros que la culpa de su situación es una sociedad en la que las mujeres son «las que tenían privilegios, las que tenían la sartén por el mango y las destinatarias de todas las prerrogativas», una red cada vez más amplia de páginas web, blogs, foros,’podcasts, canales de YouTube y chats (…) Esa subcultura incel, que recuerda a una hidra y es casi sectaria en su desarrollo de una ideología vehemente misógina, ha alumbrado una detallada visión del mundo violentamente antifeminista y a menudo delirante» que cree que desde el Gobierno hasta la sociedad en general han diseñado un mundo andrófobo que está en contra de los hombres y que beneficia a las mujeres por encima de ellos. Por ello, «el pujante movimiento feminista tiende  a considerarse una amenaza. Los antifeministas interpretan y describen deliberadamente el reciente interés de nuestra sociedad por la igualdad como una crítica a todos los hombres (…) La machoesfera va un paso más allá: subvierte por completo la narrativa de los privilegiados y las víctimas. Le dice a los hombres que están sufriendo y que la culpa es de las mujeres (…) Sus partidarios son de lo más variopintos: adolescentes ingenuos, defensores de la violación, ermitaños vulnerables, misóginos violentos… (…) Lo que sí parecen tener en común es el anhelo de pertenencia. Y esa necesidad la satisface con creces una comunidad a la que se le da de maravilla transmitir una sensación tribal de cohesión» pero que parte con una premisa altamente contradictoria: «se denigra a las mujeres por acostar-se con hombres y, al mismo tiempo, por negarse a hacerlo». Así que «el problema no es que las mujeres tengan relaciones sexuales, sino que tengan poder de elección sobre con quien mantenerlas». Ese ansia de poder, dominación y control es el núcleo de su ideología. Por ello, la autora constata que «muchas de las palabras adoptadas en los últimos dos años por la derecha reaccionaria proceden realmente de la comunidad incel» que se encuentran en Reddit, Facebook y otras webs y que debería regularse, pues el hecho de no hacerlo entraña un gran peligro debido a que, erróneamente, «tendemos a pensar que el mundo virtual y el real son ámbitos diferentes y alejados, separados por una sólida línea divisoria. Se da por hecho que lo que ocurre en internet es virtual, irreal y, de manera implícita, inofensivo. Pero el impacto en el mundo real de los asesino que se han creído a pies juntillas la ideología incel (…) es la prueba demoledora de que una suposición como esa no podría estar más lejos de la verdad».

Por ello, la autora Laura Bates, después de años hablando sobre sexismo y explorando las comunidades virtuales más hostiles contra las mujeres, ha escrito este ensayo que, a través de diez capítulos que giran en torno a la misoginia y a la masculinidad tóxica, trata el problema desde los siguientes ángulos: 
  • Íncels y la machoesfera, sobre las comunidades que acogen, nutren y expanden las ideas misóginas así como también radicalizan el mensaje animando a la violencia hacia las mujeres o hacia sus propios miembros.
  • Gurús de la seducción, personas que describen y entienden a las mujeres como meramente objetos de placer, como presas , pues  sostienen que «hay que superar la inconveniente resistencia de las mujeres con el fin de dominarlas y controlarlas». Por ello, cita los principales «artistas de la seducción» y su ideología (alguien a quien encarnó perfectamente Tom Cruise en «Magnolia» emulando a Ross Jeffries), pues usan «la pseudociencia y la psicopalabrería para cimentar una base impresionante que suene académica para lo que, en realidad, es misoginia empaquetada que se vende a los hombres; en este caso, como una receta aceptable y prácticamente infalible para mantener relaciones sexuales» y que recurren si hace falta a la apología del acoso, la violación y de la agresión sexual.
  • Hombres que siguen su camino, que forman un número muy superior a los incels y en aumento a raíz del #MeToo y lo constituyen aquellos hombres que eligen renunciar a cualquier tipo de relación con las mujeres en una práctica menos violenta que los incels o los artistas de la seducción pero igualmente peligrosa, pues tiene consecuencias negativas reales en la vida y la carrera profesional de las mujeres debido a que las consecuencias de evitar a las mujeres en un mundo patriarcal son desastrosas ya que impiden desarrollar su carrera profesional lo cual «legitima un discurso que en realidad constituye una misoginia extrema».
  • Activistas por los derechos de los hombres, aquellos que creen que, como indica la autora: «desde una perspectiva feminista, “igualdad de género” ha llegado a significar dominación femenina y subyugación masculina. Ha provocado que se invierta la discriminación: donde antes se marginaba a las mujeres, los hombres denigrados han tomado su lugar».
  • Trolls, quienes se encargan de acosar a las mujeres víctimas de agresiones a través de la «técnica de acoso llamada “doxeo”, que consiste en que tus datos de contacto personales se divulguen y se publiquen en internet junto con invitaciones a que se te bombardee a insultos y amenazas», culpando a las mujeres en los casos en los que hombres han abusado de ellas siendo expertos en ciberacoso y en provocar a otros usuarios para que sus respuestas sean cada vez «más emocionales, airadas o defensivas» algo constatado en «una investigación llevada a cabo con cuatro mil mujeres de ocho países diferentes concluyó que casi una cuarta parte de las mujeres de entre dieciocho y cincuenta y cinco años han sido víctimas de insultos o ciberacoso; en los Estados Unidos, la cifra supone el 33 por ciento de las mujeres. Más de una cuarta parte de las que han experimentado esa clase de acoso ha recibido amenazas de agresión física o sexual, y una de cada seis ha sido “doxeada” con consecuencias como estrés, ansiedad y ataques de pánico. Con ello, se expulsan a las mujeres de los espacios públicos virtuales, imprescindibles para las personas jóvenes para «organizarse a nivel político y participar en los debates».
  • Agresores y maltratadores físicos, aupados por aquellos medios de comunicación afines que les protegen y suavizan su imagen. Por ello, en este capítulo trata también sobre el papel de los medios a la hora de informar sobre estas noticias, con tendencia al blanqueamiento del agresor y a la (doble) victimización de la víctima.
  • Hombres que se aprovechan, en el que habla nuevamente de los «gurús» y de cómo en lugar de apoyar aquellos que no saben cómo disfrutar de experiencias románticas se aprovechan de ellos vendiéndoles cursos y seminarios cargados de misoginia, pues «es fácil entender que los artistas de la seducción (…) hayan pasado de campamentos de adiestramiento para ligar a seminarios de “autoayuda”. Les permite seguir explorando al mismo público, solo que de una forma nueva».  De esta manera, en este capítulo se explica también la cadena de generación de odio desde las altas esferas (políticas, comunicación) hasta las «auténticas víctimas, los hombres que se ven envueltos en el odio y los estereotipos rígidos y anticuados con los que trafican sus ídolos en beneficio propio».
  • Habla sobre cómo algunos hombres creen que se ha orquestado contra ellos una caza de brujas a raíz del #MeToo y, con ello, afirma irónicamente que «los hombres actuales están aterrados. Viven en un mundo en el que se los persigue y amenaza. Cualquiera de ellos: con independencia de sus actos i relaciones pasadas, corre el peligro de ver destruida su felicidad y diezmada su carrera sin previo aviso. Las mujeres furiosas, mentirosas y manipuladoras están en pie de guerra y ningún hombre está a salvo».
  • Hombres que no saben que odian a las mujeres, en el que habla sobre adolescentes que, a través principalmente de internet, se empapan del mensaje misógino y se «educan» sexualmente a través de las redes y  webs con contenido pornográfico. Con ello, la autora expone el peligro que suponen las redes y plataformas como YouTube (representa el 37% de todo el tráfico de internet móvil), pues opera en él una gran red de influencers de ultraderecha; Bates denuncia su práctica de recomendar vídeos una vez termina el que ves actualmente, pues el algoritmo funciona de manera que los siguientes vídeos son cada vez más radicales porque es la manera con la que consiguen que la gente de enganche y genere más tráfico. La autora explora este efecto y expone el gran peligro que supone pues los jóvenes son grandes consumidores de YouTube y con ello «se empieza a crear un espacio para el adoctrinamiento virtual, un problema especialmente acuciante en el caso de un grupo de edad  de semejante vulnerabilidad potencial (…) los jóvenes son más susceptibles de verse influidos en sus ideales políticos». La autora concluye, de manera taxativa, que «cuanto más subestimemos a la machoesfera, mayor será el riesgo de que les sirvamos a nuestros jóvenes en bandeja».

Con todo ello, Laura Bates ofrece una respuesta al problema que pasa por combatir los estereotipos de género en primer lugar, así como legislar a favor de la igualdad y contar con el apoyo de los hombres porque hay hombres que odian a los hombres que odian a las mujeres y que luchan contra los estereotipos rígidos y las estructuras patriarcales, así como proporcionar herramientas y conocimientos sobre consentimiento sexual y respeto. Afirma igualmente que «dar a los jóvenes la mayor cantidad posible de información fiable y permitir que saquen sus propias conclusiones es la mejor manera de combatir ese problema sin volverlos en contra ni tratarlos con condescendencia». Por ello, carga contra las empresas de contenidos y defiende que es necesario que «las propias empresas de redes sociales asuman la responsabilidad que les corresponde para lograr un cambio real en el ambiente de los “espacios virtuales tóxicos”» (algo que ya apuntaba Simona Levi en «Fake you» en relación a las FakeNews) porque «cuando vemos tantísimas amenazas de violación y muerte en las redes sociales, cuando observamos y registramos cómo las empresas de redes sociales se niegan activamente a suspender las cuentas de quienes envían amenazas, el mensaje que nos llega es que ese comportamiento, ese discurso, es aceptable». Y no lo es en absoluto porque «los miembros de la machoesfera defienden de manera explícita la violencia física y psicológica contra la mujer en la oreja para instaurar el orden y la disciplina en la esfera doméstica» (…) «en esencia, están usando la violencia y el miedo para intentar imponer roles de género tradicionales y estereotípicos (…) en otras palabras, la violencia de género es una forma de terrorismo, solo que es un terrorismo discreto, inadvertido y cotidiano».

El libro que ha escrito Laura Bates es duro, muy duro, y pone los pelos de punta. Porque no se trata de una distopía, es la realidad; una realidad que en determinados entornos queda muy oculta y sumergida pero existe y cobra fuerza. Y por ello, a pesar de tratarse una lectura que no es placentera y que en algunas ocasiones o apartados es excesivamente larga o nutrida en exceso de casos puntuales o ejemplos, sí es necesaria. Porque tal y como la aurora concluye: «no podemos combatir un problema si la gente ni siquiera sabe que existe. Y, una vez que lo sepamos, todos tenemos la responsabilidad de responder a una sencilla pregunta: ¿qué vamos a hacer para solucionarlo?». De igual manera yo lanzo el reto. Ahora ya sabemos lo que hay, por si había dudas. Mi respuesta: combatir con información, actitud y valores. Que cada uno elija su camino pero el resultado debería ser el mismo: conseguir un mundo más justo, más equitativo, más respetuoso: más feminista.

viernes, 17 de marzo de 2023

Robert Zimmer: Arthur Schopenhauer

Idioma original:
Inglés
Título original: Arthur Schopenhauer. Philosophie für Einsteiger
Año de publicación: 2021
Traducción: Alejandro del Río Herrmann
Valoración: Está bien (sobre todo para interesados)

Siempre me ha gustado Arthur Schopenhauer (1788-1860). Creo que su visión del mundo y del ser humano son bastante certeras y, por más que digan sus detractores, su pesimismo y misantropía tienen algo de catártico y constructivo. Asimismo, las obras de este pensador, deliberadamente antiacadémicas y vocacionalmente populares, están escritas con un estilo la mar de asequible, de manera que incluso los legos podemos adentrarnos en ellas. 

Pues bien, el alemán Robert Zimmer repasa por encima la vida y filosofía de su compatriota Schopenhauer en este librito homónimo. La labor divulgativa de Zimmer es loable: consigue resumir los elementos clave de su objeto de estudio y sintetizar exitosamente ideas sumamente complejas. Sólo le pondría una pega: tiene cierta tendencia a repetir información, ya que ésta se compartimenta en tantos apartados que, inevitablemente, aparecerá en varios.

Ah, las ilustraciones de Ansgar Lorenz, que comparten página con los comentarios de Zimmer, me sobran totalmente. En general no aportan nada al texto; si acaso, distraen la atención del lector. A eso hay que sumarle que son muy pobres a nivel técnico, que abusan del entramado para rellenar espacios estérilmente, que en ocasiones se reciclan con ligeras variaciones y que, en su gran mayoría, son calcos insípidos de imágenes preexistentes.



Más libros acerca de Arthur Schopenhauer en ULAD: En presencia de Schopenhauer
Obras del propio Arthur Schopenhauer en ULAD: El arte de tener razón

jueves, 16 de marzo de 2023

Colaboración: Memnoch el diablo, de Anne Rice

Idioma original: inglés
Título original: Memnoch the Devil
Traducción: Hernán Sabaté Vargas
Año de publicación: 1995
Valoración: Se deja leer


Continúo con mi placer culpable favorito (y no tan secreto): Las Crónicas vampíricas de Anne Rice.

En este volumen Anne Rice y Lestat definitivamente se dejan llevar por sus respectivas imaginación y prepotencia para que todo se acabe yendo de madre sin aparente remisión; si en el anterior libro Lestat debía luchar contra una especie de mago listillo para recuperar su cuerpo inmortal, aquí directamente Satanás en persona (no es otro que el Memnoch del título) viene a PEDIRLE – no exigirle ni muchísimo menos, que estamos hablando del Príncipe Engreído – que sea su lugarteniente. Ojo ahí, que venga Amancio Ortega a suplicarte que heredes Inditex es pecata minuta al lado de eso. Pero no acaba ahí la cosa, Dios en persona (Dios Personificado, creo que lo llaman en el libro) también viene a decirle algo así como que no sea mala gente, no le haga una jugada. Nuestro vampiro favorito se lo tiene que pensar, porque claro, él también sus asuntos personales que tratar y no vaya a ser que todo esto le quite tiempo para sus cosas.

Concretamente, se ha enamorado de una (otra más) joven mística y telerreligiosa que además es la hija de un narcotraficante que se ha cargado para saciar su sed. El narcotraficante, por su parte, se le aparece en forma fantasmal para pedirle (a su asesino, lo olvidemos, tremendo golpe de lógica) que proteja a su hija. Además, este es un experto en arte y teología, lo que le añade si cabe más interés al asunto. No se puede negar que original todo esto es un rato. ¿Y que más podemos contar? Yo la verdad con ese resumen que acabo de exponer ya tendría clarísimo si lanzarme a por el libro o no, no se puede tratar más con menos. Está siendo una de las experiencias literarias más lisérgicas de mi vida (y he dado bastante cuenta de la generación beanik y los 60) y no lo voy a negar, sigo gozando enormemente, pero no puedo recomendarlo a nadie que busque una buena novela de terror, gótica, o lo que sea. Es simplemente literatura para pasar el rato y no tiene otra ambición. Si es eso lo que busca, adelante, yo mismo estoy recorriendo ese camino mientras lo intercalo con otras lecturas. Eso sí, debo reconocer una vez más la enorme imaginación que tenía Anne Rice para sacarse todo eso de la manga y presentarlo en un solo libro. 

A juzgar por el nombre del próximo volumen, Armand el vampiro, parece que volveremos a la senda original de la saga, más constreñida a los puros fenómenos vampíricos de toda la vida para alejarnos de la teología. Y es que siendo este el quinto volumen de una saga de veinte libros y que a estas alturas ya venga el diablo a pedirte favores, quizá signifique que has apuntado demasiado alto y tengas que cambiar el rumbo si quieres seguir con los mismos personajes. Eso o convertirlo en Dios, pero a Lestat eso ya se le queda corto.

Ya les contaré qué tal.

PD: Sé que insisto demasiado en la egolatría y prepotencia de Lestat, pero déjenme defenderme comentando un breve diálogo del libro: en él, David Talbot compara a Lestat con Kant y Descartes; ¿qué responde nuestro humilde vampiro? Que él es único e inigualable. El que no se consuela es porque no quiere. 

Firmado: EPS


Otras obras de Anne Rice en ULAD: Lestat, el vampiroEntrevista con el vampiroLa reina de los condenados

miércoles, 15 de marzo de 2023

Ana Santamaría: Libres

Idioma original: Español

Año de publicación: 2023

Valoración: Recomendable

Como si de la cantante de cualquier banda de pop / rock se tratase, "Libres" supone el debut en solitario de Ana Santamaría. La burgalesa ya había aparecido en algunas compilaciones de relatos, revistas, etc, pero en este 2023 se presenta "en sociedad" y lo hace sin red a través de doce relatos de un nivel medio más que interesante.

Una visión global del libro podría decir que los relatos de "Libres" forman un conjunto homogéneo en cuanto a temática y tono (más en aquella que en este) y que es a por la vía de voces bien diferenciadas como la autora aleja el fantasma de lo monocorde que podría haber asomado a lo largo de las páginas. 

En cuanto a la temática, los textos ofrecen variaciones sobre la soledad, las frustraciones personales, las pérdidas y despojamientos y las diferentes formas de la búsqueda de una u otra forma de pertenencia. Se trata, fundamentalmente, de textos de carácter realista en los que siempre hay una imagen o una situación "anómala", ya sea absurda, llamativa, bella o patética, que funciona como reactivo o que introduce un elemento extraño que marca al relato. Por ejemplo, una mujer que pasea por el Retiro vestida de novia, un oso polar en un zoo de una ciudad de la costa (¿no será el zoo de la Magdalena, Ana?), unas llamadas entre misteriosas y absurdas, etc.

En cuanto al tono, ya digo que es marcadamente realista, pero hay textos en los que la introducción de elementos humorísticos cercanos al humor negro, absurdo o surrealista, suponen puntos de ruptura que sientan de maravilla a los relatos. Es el caso de tres de los mejores: el kafkiano "Extorsión" o los más humorísticos, de una u otra forma, "Misterios gozosos" y "Otra cultura".

En lo referente a las voces, se trata, en su gran mayoría, de voces femeninas que van desde la infancia (¿homenaje quizá al príncipe destronado de Delibes?) a la madurez. En general, son voces bien diferenciadas y creíbles. Pero también hay espacio para el lamento desgarrado de un hombre destrozado, como en el oscuro y hermoso "Fetiche", o para el cuarentón medio acabado rollo Pantomima Full del grotesco "Otra cultura".

Un último apunte. Es textos tan breves como estos me parece fundamental el enganche que supone una primera frase potente. Hay dos ejemplos en "Libres" que me parecen realmente magníficos. Frases breves, contundentes, que sirven a la vez para situar y para dejar infinitos espacios abiertos:

La noche de su muerte, Julia se levantó de la cama mucho antes que otras veces. ("Fetiche")

Cuando María del Pilar menstrúa, en el pueblo se encierran en la iglesia. ("Misterios gozosos")

En fin, debut algo tardío pero más que interesante el de una autora a la que solo me queda animar a sacar esos manuscritos olvidados de los cajones. Seguro que hay mucho y bueno por ahí!