Título original: Memnoch the Devil
Traducción: Hernán Sabaté Vargas
Año de publicación: 1995
Valoración: Se deja leer
Continúo con mi placer culpable favorito (y no tan secreto): Las Crónicas vampíricas de Anne Rice.
En este volumen Anne Rice y Lestat definitivamente se dejan llevar por sus respectivas imaginación y prepotencia para que todo se acabe yendo de madre sin aparente remisión; si en el anterior libro Lestat debía luchar contra una especie de mago listillo para recuperar su cuerpo inmortal, aquí directamente Satanás en persona (no es otro que el Memnoch del título) viene a PEDIRLE – no exigirle ni muchísimo menos, que estamos hablando del Príncipe Engreído – que sea su lugarteniente. Ojo ahí, que venga Amancio Ortega a suplicarte que heredes Inditex es pecata minuta al lado de eso. Pero no acaba ahí la cosa, Dios en persona (Dios Personificado, creo que lo llaman en el libro) también viene a decirle algo así como que no sea mala gente, no le haga una jugada. Nuestro vampiro favorito se lo tiene que pensar, porque claro, él también sus asuntos personales que tratar y no vaya a ser que todo esto le quite tiempo para sus cosas.
Concretamente, se ha enamorado de una (otra más) joven mística y telerreligiosa que además es la hija de un narcotraficante que se ha cargado para saciar su sed. El narcotraficante, por su parte, se le aparece en forma fantasmal para pedirle (a su asesino, lo olvidemos, tremendo golpe de lógica) que proteja a su hija. Además, este es un experto en arte y teología, lo que le añade si cabe más interés al asunto. No se puede negar que original todo esto es un rato. ¿Y que más podemos contar? Yo la verdad con ese resumen que acabo de exponer ya tendría clarísimo si lanzarme a por el libro o no, no se puede tratar más con menos. Está siendo una de las experiencias literarias más lisérgicas de mi vida (y he dado bastante cuenta de la generación beanik y los 60) y no lo voy a negar, sigo gozando enormemente, pero no puedo recomendarlo a nadie que busque una buena novela de terror, gótica, o lo que sea. Es simplemente literatura para pasar el rato y no tiene otra ambición. Si es eso lo que busca, adelante, yo mismo estoy recorriendo ese camino mientras lo intercalo con otras lecturas. Eso sí, debo reconocer una vez más la enorme imaginación que tenía Anne Rice para sacarse todo eso de la manga y presentarlo en un solo libro.
A juzgar por el nombre del próximo volumen, Armand el vampiro, parece que volveremos a la senda original de la saga, más constreñida a los puros fenómenos vampíricos de toda la vida para alejarnos de la teología. Y es que siendo este el quinto volumen de una saga de veinte libros y que a estas alturas ya venga el diablo a pedirte favores, quizá signifique que has apuntado demasiado alto y tengas que cambiar el rumbo si quieres seguir con los mismos personajes. Eso o convertirlo en Dios, pero a Lestat eso ya se le queda corto.
Ya les contaré qué tal.
PD: Sé que insisto demasiado en la egolatría y prepotencia de Lestat, pero déjenme defenderme comentando un breve diálogo del libro: en él, David Talbot compara a Lestat con Kant y Descartes; ¿qué responde nuestro humilde vampiro? Que él es único e inigualable. El que no se consuela es porque no quiere.
Firmado: EPS
Otras obras de Anne Rice en ULAD: Lestat, el vampiro, Entrevista con el vampiro, La reina de los condenados
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