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jueves, 31 de agosto de 2023

Jesús Mosterín: La naturaleza humana (In Memoriam Emilio Prado)

La semana pasada, los componentes del blog recibimos la peor de las noticias imaginables: Emilio Prado, que se unió a nuestro equipo en abril de este año, había fallecido. Una noticia terrible, inesperada, dolorosa, que nos dejó sin aliento y sin palabras.

Aunque no tuvimos la ocasión de conocer a Emilio en profundidad, le habíamos cogido mucho cariño, pues su sencillez, sentido del humor y pasión por la literatura eran sumamente contagiosas. Sus reseñas destacaban por su espontaneidad, así como la versatibilidad  de sus intereses (igual leía novelitas pulp que ensayos sesudos, tal como compaginaba el 'death metal' con el jazz).

Emilio dejó programadas varias reseñas para este blog, muchas de ellas del género de terror, al que era muy aficionado. Hemos decidido publicarlas tal y como las dejó, a lo largo de los próximos meses, como forma de honrar su memoria, y porque creemos que a él le habría gustado que se leyesen. En esta primera reseña incluimos también, con permiso de su familia, una fotografía que nos mandó recientemente, en la que se le ve compartiendo un tiempo de lectura en un programa de voluntariado.

Descansa en paz, Emilio, nunca te olvidaremos.
 


 
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Idioma original: español
Año de publicación: 2006
Valoración: Muy recomendable

Jesús Mosterín fue un polímata español cuyo rasgo más característico de su pensamiento y obra podría decirse que era la concepción que tenía sobre la simbiosis existente entre filosofía y ciencia; en La naturaleza humana, desde ambos campos del conocimiento humano, Mosterín trata de crear una obra de divulgación accesible para todos los públicos.  

Comienza el libro con un breve capítulo mayormente filosófico sobre el tema del título, aunque pronto deja este enfoque de lado para centrarse en una faceta más biológica: evolución, vida y existencia del alma, siempre desde un punto de vista estrictamente científico, focalizan el primer cuarto del libro.

En esta primera parte, más allá del tema, un detalle que me llama gratamente la atención desde el punto de vista literario es el de poner en claro ciertos términos que se usarán a lo largo del libro y que se podría decir que son creados ex profeso para evitar ambigüedades; por ejemplo, “humán” por “ser humano”, o diferenciar entre experimentar y “experienciar”. Estupendo ejemplo de que el lenguaje se crea a medida que se crean necesidades y claro reflejo de la determinación del autor.

La parte central del libro toma la forma de divulgación científica en su concepción más directa con capítulos dedicados a los primates, genes, mente, lenguaje, cultura, hombres y mujeres. Están excelentemente desarrollados, mantienen fácilmente el interés a lo largo de la lectura y son muy instructivos, el autor no peca de superficial en ningún momento. Estos episodios pueden ser considerados como magníficas puertas de entrada si nos interesa el tema en cuestión y queremos profundizar en él con bibliografía más específica.

A partir de aquí los temas a tratar ya dejan un espacio más abierto a la ética y a la moral, cosa que Mosterín aprovecha sin pudor. No se cohíbe de expresar su opinión sobre temas controvertidos y la fundamenta; en el capítulo de Reproducción y eugenesia, por ejemplo,  no rehúye en ningún momento los tabúes sobre el tema y se muestra a favor de la llamada eugenesia positiva, asimilándola al uso de vacunas. En Muerte y eutanasia, por otra parte, también muestra su apoyo claro a la llamada muerte digna. Se debe remarcar que en estos capítulos la divulgación más pura se deja de lado para utilizar un tratamiento más parcial, más especulativo y no tan contrastado, por decirlo así.

En los capítulos finales es donde, desde mi punto de vista, se baja un poco el nivel; es una lástima que un libro tan bien construido, con un derroche de información tan bien plasmada y explicada de modo muy ameno, acabe con especulaciones sobre lo terrenal y lo divino, dándole pábulo a teorías halladas en un punto medio entre las corrientes New Age y las religiones panteístas tradicionales. No me cuela que el autor argumente que se limite a enumerarlas, más bien aboga por ellas de forma más o menos velada.

Estos últimos episodios, así como la introducción paulatina de opinión donde antes había información, en la segunda mitad del libro, es que lo me detiene de darle la calificación de imprescindible; considero algo sibilino que, tras unos cuantos capítulos de verdades irrefutables y axiomáticas, se introduzca poco a poco la visión del autor de ciertos temas de modo que pueda interpretarse también como un hecho contrastado. No lo considero ilícito, puesto que además mis opiniones personales son muy próximas a las de Mosterín, pero sí que me hubiera parecido más honesto advertir de cuando se especula o cuando se está informando.

Así y todo, considero que es una obra muy recomendable y que puede funcionar tanto como lectura “lineal” como fuente de referencia.

miércoles, 30 de agosto de 2023

VV.AA.: Ellas, las extrañas

Idioma original:
Español
Año de publicación del volumen: 2023
Valoración: Recomendable

Ellas, las extrañas es una antología de cuentos inquietantes. Todos han salido de la pluma de autoras españolas. Todos podrían encasillarse dentro del terror, aunque presentan estilos, registros, escenarios, personajes y conceptos bastante variados.

De los diecisiete cuentos agrupados destacaría:

  • "El reloj de Bagdad", de Cristina Fernández Cubas. Me ha dejado tan buen sabor de boca como la primera vez que lo leí. Está narrado de forma exquisita y aprovecha al máximo las ambiguedades del lenguaje y la primera persona.
  • "La Voivodina rehén", de Pilar Pedraza. Aunque su contenido, bastante clásico, no me ha impresionado, la erudición de que hace gala Pedraza y la calidad que la escritora imprime a su prosa valen muchísimo la pena.    
  • "Plantas aéreas", de Pilar Adón. Tengo la impresión de que no lo he entendido al cien por cien, pero aun así me ha gustado. Además, creo que la confusión que deja es un efecto premeditado; en ese caso, ¡buen trabajo, Pilar!
  • "Perros naranja", de Marian Womack. Una joyita que crea un mundo propio en apenas unas páginas y explora conceptos sumamente complejos con tanta seriedad como atractivo literario.

También reivindicaría:

  • La imaginería de "Cinco hermanas", de Alicia Sánchez Martínez.
  • El enfrentamiento ante el que nos sitúa "Jaque al pastor", de Ángeles Mora.
  • El tono y mensaje de "Funeral de hadas", de Patricia Esteban Erlés.
  • La contundencia de Vacaciones", de Izaskun Gracia Quintana.
  • La apropiación de fórmulas y materiales previos perpetrada por "Rómulo y Julieta", de Gemma Solsona.
  • El humor negro de "Ofrendas", de Ana Martínez Castillo.
  • La simpática sátira de "Nunca pronuncian bien su nombre", de Sophia Rhei.
  • Ese pastiche argumental que es "Una mujer de ojos muy tristes", de María Zaragoza.
  • El toque carveriano de "Una buena amiga", de Tamara Romero.
  • El trasfondo semiapocalíptico de "El ojo de la mente", de Sére Skuld.
  • La crueldad de "Última oportunidad", de Isabel del Río.
  • La sorpresa final de "Vías", de Elisenda Solsona.
  • El enfoque estructural, narrativo y temático de "#5funeralselfies", de Nerea Pallares.

Por ponerle pegas a Ellas, las extrañas, diría que:

  • Compila tanto joyitas como obras más rutinarias.
  • No consideraría que todos los cuentos entren en lo que entiendo por extraño o insólito.
  • "Una buena amiga" y "El ojo de la mente" son autoconclusivos, pero ciertos detalles delatan que en realidad pertenecen a una historia mayor, lo cual puede llegar a desconcertar al lector.

En fin: pese a los defectillos antes mentados, recomiendo este volumen. Me ha provocado algún que otro escalofrío, me ha descubierto a autoras interesantes y me ha regalado ficciones excelsas. ¿Qué más se puede pedir?

martes, 29 de agosto de 2023

Amal El-Mohtar y Max Glastone: Así se pierde la guerra del tiempo

Idioma original:
inglés
Título original: This is how you lose the time war
Traductor: Christian Rodríguez
Año de publicación: 2019
Valoración: recomendable / muy recomendable dependiendo de cómo de blandito tengas el corazón
 
¿Por qué me decidí a leer esta novela, preguntáis? Pues creo que habría por lo menos cuatro motivos. El primero es el título, realmente llamativo. El seguindo es la preciosa portada de Kevin Deneufchatel, que es una variante (mejorada) de la portada original y que refleja bastante bien el espíritu de la novela. El tercer motivo fue el argumento (¿viajes en el tiempo con rivalidad y piques entre agentes de facciones rivales? I'm in!). El cuarto, y último, es que esta novela corta ganó algunos de los premios más prestigiosos que se conceden en el género de la ciencia ficción: el premio de la Asociación Británica de Ciencia Ficción (BSFA), el Premio Hugo y el Premio Nebula. Todo sumado, parecían credenciales más que suficientes para una gran lectura, o por lo menos una lectura "disfrutona". 
 
Y en términos generales puedo decir que ha sido así: la novela se lee en un par de noches, entretiene, emociona por momentos y ofrece una revisión original al ya bastante manido tema de los viajes en el tiempo y los multiversos. Mi única pega a la novela es que me ha resultado, en fin, algo blandita, y también algo predecible, cuando creo que la premisa daba para algo mucho más rompedor y "afilado". 

El argumento de la novela es básicamente el que resumía antes: en el contexto de una guerra entre facciones opuestas que pretenden controlar y dirigir los "hilos del tiempo" (la Agencia y el Jardín), dos de sus mejores agentes, Roja y Azul, comienzan un intercambio de golpes y de bravatas, a través de cartas que se dejan escondidas en los lugares y objetos más inverosímiles (en una pluma de pájaro, en los posos de una taza de té, en las entrañas de una foca). No hace falta haber leído mucha literatura o haber visto muchas películas para adivinar que lo que al principio son provocaciones y burlas entre ellas, pronto se convierten en confesiones y complicidades, y a partir de ahí, en fin, que cada cual imagine hacia dónde derivará la trama. (La velocidad y la inevitabilidad de esa trama, por otra parte, es una de las pegas posibles que se le puede poner a esa novela: da la impresión de que lo que pasa no pasa por evolución lógica, sino porque eso era lo que tenía que pasar para que existiera la novela).
 
Como se puede deducir de este resumen, la novela se compone de las cartas intercambiadas por Roja y Azul (que tampoco es fácil adivinar, y una búsqueda en internet lo confirma, que fueron escritas respectivamente por los dos autores de esta novela, Amal El-Mohtar y Max Gladstone); y entre carta y carta, pequeños capítulos nos informan de lo que va ocurriendo en la vida de Roja y Azul, a qué misiones las destinan y también qué estrategias usan para engañarse y derrotarse mutuamente. Esta alternancia entre las cartas y los capítulos narrativos breves ayuda a que, como decía antes, la novela se lea casi de un tirón. El estilo, que se vuelve más poético a medida que la correspondencia entre las agentes se torna más íntima, también es un punto a favor de la novela y de su lectura agradable.
 
También ayuda, y creo que es otro de los aciertos de los autores, el que no exista una descarga masiva de worldbuilding en ningún momento de la novela: lo que sabemos de la Agencia, del Jardín o de la guerra que mantienen (y hay muchas cosas que no sabemos, o sobre las cuales no estamos completamente seguros) lo vamos aprendiendo o deduciendo de lo que se dice en las cartas, o de lo que se apunta en los otros capítulos. Hay una guerra, que consiste en alterar determinados momentos del pasado para redirigir la historia, pero no sabemos ni de dónde vienen la Agencia y el Jardín, ni cuáles son sus respectivos objetivos finales, ni tampoco se nos explica con detalle la tecnología que permite a las agentes subir o bajar por los hilos del tiempo para completar sus misiones. Es, en ese sentido, una novela bastante elíptica, y lo digo en un sentido muy positivo, porque esa es mi forma preferida de contar una historia.

Ahora bien, como decía al principio, la novela ha acabado por decepcionarme ligeramente, porque toda esta parafernalia textual y ficcional está al servicio de un mensaje que me parece bastante naíf: "las guerras son malas, el amor es bueno". No es que esté en desacuerdo con ese mensaje, quién podría estarlo, pero a estas alturas de la película, y con un mundo tan complejo y, en fin, oscuro como el que vivimos en estos momentos, no parece ser un bocado suficiente para satisfacer el hambre de respuestas que la ficción es perfectamente capaz de dar. Sé que habrá lectores y lectoras a las que la novela emocionará profundamente, y bien por ellos, pero a mí me ha dejado un sabor dulzón, demasiado dulzón, en la boca, como el que se queda después de comer algodón dulce. 

Dicho esto, y volviendo otra vez al principio: he disfrutado con la lectura de la novela, está escrita con cuidado y delicadeza, y combina aspectos algo manidos con otros muy originales. Así pues, os la recomiendo (mucho, si tenéis el corazón tirando a blandito), sobre todo si os gusta el género de ciencia ficción.

lunes, 28 de agosto de 2023

2x1: Perro con poeta en la taberna y Los ermitaños de Antonio Gálvez Ronceros

Idioma original: Español
Año de publicación: 1962-2018
Valoración: Entre está bien y recomendable

Un novelita breve y un libro de relatos, de unas sesenta páginas cada uno y separados por más de cincuenta años, son la carta de presentación del recientemente fallecido Antonio Gálvez Ronceros en las librerías españolas. 

Perro con poeta en la taberna (2018) es una novelita con toques valleinclanescos en la que el autor recurre al perro que habla y algunas otras exageraciones (hombres de 3 y 5 metros de altura, hombres con cabeza de huevo) para hablarnos del "cojudismo" del mundillo literario peruano, entendiendo por "cojudismo" la soberbia, la vanidad, la petulancia, el clasismo o el racismo. Un hilarante catálogo de agravios y resentimientos que dejan con una sonrisa en la cara y a los que se les puede achacar una cierta falta de empaque. Bien como sucesión de anécdotas, no tanto como conjunto.

P.S.: Seguro que los protagonistas de las anécdotas tienen nombres y apellidos. Me gustaría conocerlos. Un poco de "marujeo" literario, vaya.

Por su parte, Los incrédulos (1962) me parece mucho más interesante. Siete relatos breves ambientados en el mundo rural constituyen el volumen. En ellos, el humor y el habla popular son los elementos fundamentales: aquel en el planteamiento y desarrollo de los textos; este en toda su extensión. El lenguaje como herramienta en manos del autor.

Lo tragicómico también recorre los siete relatos, en los que podemos encontrar algunos toques que los ligarían con el "gótico andino" y con la tradición oral de la región. Tragos, abusos de poder, violencias, muertes y espíritus variopintos que sirven como contexto para mostrar una realidad que no suele estar en el centro del "relato".

En resumen, buena carta de presentación de un autor contemporáneo de grandes de la literatura peruana como Vargas Llosa, Arguedas o Scorza, pero bastante alejado en lo formal y estilístico de unos y de otros. Si acaso, se podría acercar algo a los dos últimos en Los incrédulos, con su protagonismo a clases y hablas populares, aunque creo que desde un enfoque bien diferenciado.

domingo, 27 de agosto de 2023

Grafton Tanner: Las horas han perdido su reloj

Idioma original: inglés
Título original: The hours have lost their clock
Traducción: Miquel Sorribas (en catalán para Tigre de Paper) y Albert Fuentes (en castellano para Alpha Decay)
Año de publicación: 2021
Valoración: está bien


La nostalgia, ese mecanismo humano que tenemos que nos lanza un deseo de volver a un lugar o un tiempo ya conocido y añorado. Un sentimiento que a veces nos inunda y nos causa una fuerte sensación de deseo, pero también en ocasiones de desolación por no poder alcanzar a revivir esa situación concreta. Esa sensación agridulce de alegría momentánea para dejar paso a la añoranza y el peligro, también, de utilizar esa poderosa emoción para crear un ansia que otros aprovecharán para sus propios intereses.

Tal y como asevera Grafton Tanner en la introducción de este ensayo sobre la nostalgia, «ya no buscamos consuelo en la imaginación de lo que tiene que llegar, sino en el recuerdo de aquello que fue. Incluso en la fantasía de aquello que queremos creer que fue» y eso es utilizado con fines comerciales y políticos pues «el neoliberalismo explota la nostalgia sisífica de la misma manera que el fordismo se alimentó de la producción de novedades» porque «las razones que nos impiden deshacernos de esta emoción y creer en el mañana son muchas, y este libro esclarecerá unas cuantas». Así, el propio autor nos traza el objetivo del ensayo que nos ocupa y empieza diferenciando añoranza y nostalgia, pues «mientras la añoranza puede aligerarse volviendo a casa, la nostalgia no tiene cura, simplemente porque por regla general se siente nostalgia por un tiempo diferente del presente» (…) los nostálgicos «empiezan a recordar el pasado y empiezan a desear revivirlo» de manera que «la nostalgia, así mismo, no es solo una emoción de recuerdo, sino también una emoción de control. Nos ponemos nostálgicos cuando sentimos que perdemos el control, cuando parece que la situación se nos escapa de las manos». 

Establecido el marco emocional que nos evoca el concepto de nostalgia, el autor nos habla sobre el origen etimológico de la palabra, acuñada por el médico francés Hofer a finales del siglo XVII y que se descompone de dos palabras provenientes del griego: nostos (retorno) y algos (dolor)»; el autor se remonta por tanto siglos atrás para indicar los episodios temporales en los que la nostalgia se hizo más latente en la sociedad. Basándose en la afirmación que la nostalgia aparece con más fuerza en las personas cuando estas sienten que han perdido el control, el autor pone ejemplos (muchos, demasiados) sobre aquellas épocas en los que esta sensación era más evidente: soldados desplazados en las diferentes guerras y su deseo de volver a casa (y su paradójico deseo en bastantes casos de volver otra vez a la guerra una vez están en casa), el atentado de las torres gemelas, la pandemia mundial por COVID… todos estos momentos crean una ansiedad que intentamos contrarrestar queriendo volver a momentos en los que la vida era más apacible o menos incierta, pues Grafton Tanner evidencia que cada época tiene su nostalgia y que hay momentos históricos en los que este hecho se acentúa y, para intentar contrarrestarlo, nos aferramos al pasado en esos momentos en los que nos sentimos perdidos, como un lugar al que aferrarse cuando todo se tambalea.

Por ello, el autor afirma que la nostalgia se suele atribuir al tiempo pero en épocas pasadas iba más asociada a un deseo de volver a casa y, acertadamente, el autor amplía el término casa para englobar no únicamente un espacio en el que nos sentimos a gusto y confortables sino también un punto fijo en el tiempo al cual querríamos volver de manera parcial» pues «la nostalgia es una emoción de intensa añoranza por aquello que ya no es. Es la añoranza de un lugar al cual ya no podemos volver, porque somos prisioneros del presente. Es el anhelo de la estabilidad y la autonomía una vez hemos perdido el control. Es también una rememoración en silencio, un ligero suspiro por un tiempo pasado».

Avanzando en la lectura, después de que el autor se remonte a épocas concretas, hace que uno empiece a tener la sensación que el libro se alargará cual chicle, puesto que ya el propio autor afirma que «ponernos a debatir sobre si la nostalgia es un mal global que pide un baño de realidad o por el contrario es la fuerza atomizadora del consumismo no nos sirve de gran cosa» con lo que ya vemos que no habrá grandes conclusiones al respecto aunque sí hace mucho hincapié (demasiado) en el uso político y económico de la nostalgia. De esta manera, mencionado la tesis de Svetlana Boym, tipifica la nostalgia en dos variantes: la restaurativa y la reflexiva, afirmando que así como la restaurativa «quiere recuperar lo perdido, por cualquier medio» (utilizada en muchos casos por partidos políticos con tintes racistas, xenófobos y colonialistas) «la nostalgia reflexiva, al contrario, (…) a menudo se interesa más por la distancia que hay entre pasado y presente (…); es mucho más lúdica que la restaurativa». Por ello, el ensayo es mucho más interesante cuando habla de la nostalgia como concepto que cuando expone ejemplos de épocas napoleónicas o los cambios de mentalidad surgidos a raíz del 11S y las políticas implantadas en aras de la seguridad. Mucho más atrayente cuando se aproxima a la nostalgia desde el plano filosófico que cuando lo hace desde el histórico pues en este último caso expone demasiados ejemplos que lastran la lectura y aportan poco, una vez entendido el concepto.

El autor también reflexiona acerca del uso comercial y político que se hace de la nostalgia, y expone casos como el lamento extendido que hay acerca de la gentrificación y menciona a Sarah Schulman quien afirma que «la gentrificación es también el proceso que oculta la maquinaria de dominación de los mismos dominadores (…) la felicidad gentrificada se nos suele ofrecer a cambio de nuestra connivencia delante de la injusticia» y se centra durante gran parte de su exposición ensayística al uso económico de la nostalgia que nos devuelve, una y otra vez, a mediados de siglo XX afirmando que «en la industria de la nostalgia, todos los caminos llevan a la década de los 50. La estética popular de esos años se reaprovechó durante todo el siglo XX, una tendencia aún vigente» así como también el resurgimiento de la década de los ochenta a través de series y películas. También en un mundo donde la tecnología avanza a ritmos vertiginosos, hay cierta nostalgia por las tecnologías antiguas: vinilos, videojuegos, etc., y aquí el autor se muestra muy hábil al afirmar que «sentimos estima por las denominadas tecnologías “antiguas” por el simple motivo que crecimos utilizándolas», porque «no añoramos únicamente estas tecnologías en sí; echamos de menos también lo que pueden hacer, el tipo de historias que pueden transmitir, el tipo de realidades que pueden influir». De igual manera, el autor es crítico acerca de la inteligencia artificial pues «predecir el futuro con datos del pasado es querer repetir el pasado» y pone como ejemplo las recomendaciones de Spotify, basadas en lo que ya hemos oído. Así, «la finalidad de un algoritmo de recomendación no es sorprendernos ni desconcertarnos, sino reafirmarnos» con lo que «un futuro predicho por algoritmos será siempre un futuro anclado en el pasado». 

Por todo lo expuesto, es evidente que hay pasajes interesantes en el libro y que te llevan a reflexionar sobre donde nos dirigimos y hacia donde miramos cuando lo hacemos, pero el autor hincha y engrandece su exposición a base de ejemplos que, cabe decir, son excesivos, pues ni es necesario tanto ejemplo para tomar conciencia ni entender lo que el autor expone. Por todo ello, el libro hubiera mejorado mucho si su extensión fuera mucho más reducida y el autor se hubiera apoyado únicamente en unos pocos ejemplos para exponer su tesis más que inundar el libro de casos que la sostengan.

Dice el autor que «es inútil intentar erradicar la nostalgia, porque el problema no es la emoción en sí, sino el uso que se le da» y afirma que «la añoranza se puede curar, la nostalgia no». No sé si en un futuro añoraremos una relectura de este libro pero dudo que sintamos mucha nostalgia de nuestro momento actual donde el planeta hecha humo y las grandes corporaciones solo miran al pasado para ver cómo explotar aún más el futuro.

sábado, 26 de agosto de 2023

Ion Minulescu: La casa de las ventanas de color naranja

Idioma original: Rumano
Traducción: Joaquín Garrigós
Año de publicación del volumen: 2022
Valoración: Recomendable

La casa de las ventanas de color naranja compila siete de los mejores relatos fantásticos del rumano Ion Minulescu, originalmente publicados entre 1908 y 1930. 

Aunque todos me han parecido sumamente eficaces, hay algunos, como "La corbata blanca" o "El hombre del corazón de oro", bastante formulaicos. El primero es un cuento de fantasmas canónico; el segundo, una historia tan conmovedora como previsible sobre un condenado a la inmortalidad.

Más originales y heterodoxas son, a mi juicio, la ficción que da nombre a la recopilación, "En el jardín de mi amigo", "La confesión de un desarraigado" o "De charla con el Maligno".

"La casa de las ventanas de color naranja" va de un presunto inglés que se muda a un barrio rumano. Me han encantado su toque gótico, los temas barajados (el miedo al cambio, la desconfianza a lo extranjero, las jerarquías vecinales...) y la lograda imagen de esas «hojas rojizas que se incrustaban en la tierra plateada como manchas de sangre coagulada...» (16)

"En el jardín de mi amigo" trata sobre un hombre que conoce a otro sumamente excéntrico. No desvelaré el final, pero sabed que me ha maravillado, al igual que los diálogos que mantienen los personajes o ciertas reflexiones en torno a la relación entre rareza y locura.

"La confesión de un desarraigado" reúne a dos viejos amigos cuyos caminos se bifurcaron en la infancia. Uno de ellos manifiesta que desearía suicidarse, y la atmósfera y tensión que ello provoca se espesa paulatinamente.

"De charla con el Maligno" sigue a un par de escritores y sus charlas con un misterioso contrabandista. Subvierte magistralmente ese subgénero costituido por apariciones y pactos con figuras mefistofélicas; a eso hay que añadir que su ambientación histórica, la antesala de la Primera Guerra Mundial, se exprime al máximo.

Por otra parte, también quiero reivindicar "Máscaras de bronce y farolillos de porcelana", un interesante aunque irregular retrato psicológico abordado desde el manuscrito encontrado. Presenta a un protagonista cuya caracterización es magnética, amén de pasajes introspectivos geniales. Como muestra de esto último, dejad que os copie un párrafo: «El cementerio parecía en verdad triste. Es cierto que no lo había visto nunca antes, pero en aquella ocasión me parecía más triste que de costumbre. El alma de la tarde (...) penetraba en lo más hondo de mi fatigado cuerpo como algo extraño, suave y perezoso, como la poesía de la tristeza sin motivo o como el estribillo lejano de una felicidad olvidada ante la cual el recuerdo aún se inclina, de vez en cuando, con la reverencia de un cortesano desprovisto de amor propio. Por un momento, olvidé incluso dónde me hallaba y me fui con el pensamiento lejos, muy lejos, hasta el profundo Oriente, a esos maravillosos países de los cuentos y sueños azules, a esos países embalsamados con el perfume de las flores y plantas aromáticas, a esos países que son los primeros en ver salir el sol...» (61)

A la mentada originalidad y heterodoxia de estos relatos hay que sumar dos virtudes adicionales. Primero, la erudición que desprenden, reflejada en su gusto por el simbolismo, en declamaciones de versos, en citaciones de Baudelaire, Mirbeau y otros decadentes franceses, o en la admiración de Minulescu por Gaspar de la Nuit

Segundo, por la incuestionable sensibilidad de la pluma del autor, cuyas descripciones exhiben una plasticidad extraordinaria. Como muestra, un botón: «La neblina borrosa de la madrugada tiembla como una gota de leche que cae a un vaso de agua. En lontananza, las luces de los otros barcos anclados en la rada se apagan una tras otra. Comienza a distinguirse el color del mar y los rumores confusos de quienes se despiertan bullen como oraciones mañaneras en el oído de los que no se han acostado todavía.» (107)

Resumiendo: La casa de las ventanas de color naranja es una antología muy recomendable, especialmente para los amantes de la literatura fantástica. Además, sirve como puerta de acceso a la fascinante narrativa de Minulescu. Así que, si os llama la atención, haceos con ella; y no hagáis caso al autor cuando sugiere que para que os guste debéis leerla de noche, porque estas historias maravillan o estremecen, según se tercie, incluso a plena luz del día.

viernes, 25 de agosto de 2023

Concha Alós: Rey de gatos

Idioma: español

Año de publicación: 1972

Valoración: recomendable

Libro de cuentos de la felizmente reivindicado Concha Alós, que data de hace más de cincuenta años (ignoro la repercusión que tuvo en su momento, pero esta reedición, a cargo de La Navaja Suiza, sí que ha tenido bastante ; positiva, se entiende). Reúne nueve relatos protagonizados e incluso narrados en primera persona por mujeres -excepto el que da título al volumen, que trata sobre un personaje masculino, y otro, Mariposas, donde la protagonista es una mujer, pero está contado en tercera persona-; de hecho, bien se podría considerar, o casi, que todos los demás cuentos están protagonizados por la misma mujer y los distintos relatos son momentos diferentes o variantes de la misma historia, relatados siempre por una hija de buena familia, de la burguesía barcelonesa o mallorquina, que se ha casado con un individuo de distinta clase social, contra el criterio de sus padres, y con el tiempo se encuentra desdeñada y engañada por su marido o pareja. Es más, dos de estos cuentos, Cosmo y La coraza, tienen literalmente los mismos personajes y uno puede considerarse como una segunda parte o, más bien, un relato inscrito dentro del otro... sólo que La coraza cuenta con un ingrediente fantástico -quizá tan sólo en la imaginación de la protagonista,  pero da igual- del que carece el otro.

Aunque otros relatos, en cambio, se alejan en mayor o menor medida de estas premisas: en el ya mencionado Mariposas, la joven Pompeia Lorena convalece por un embarazo complicado, tras haber perdido a otro hijo, pero su marido parece bastante dócil, mientras que en Paraíso la protagonista sí que ha tenido amores con un forastero, si bien su familia es más bien del tipo artístico-bohemio; aunque, como en el resto de los casos, la chica tampoco parece capaz de alejarse de su influjo. Por otro lado, en el que para mí es el mejor cuento de todos, El leproso, una adolescente se siente acechada por unos perseguidores que padecen esa enfermedad,  en un relato que discurre entre el terror y la angustia de la chica ante su despertar sexual.

El sexo y el deseo femenino, de hecho están muy presentes en casi todos los cuentos, de una forma sorprendente ente explícita en un libro publicado en aquella funesta época, más aún siendo escrito por una mujer. Alguno que otro incluso se puede considerar como una metáfora -o apología, más aún- de la "liberación femenina", en auge por aquellos años en todo el mundo occidental (igual en España un poco bastante menos, por mor de las condiciones políticas). En todo caso, se trataría de una liberación femenina tomando como referencia al hombre, al "macho castigador" que es infiel o desprecia a su mujer, de forma que ésta se rebela. El empoderamiento, que se dice ahora, parece, pues, más consecuencia de un desengaño que de una toma de conciencia feminista... pero como no me considero la persona más apta para disertar al respecto, lo dejo aquí.

El cuento que se sale de la corriente general, Rey de gatos, trata sobre la misantropia y la diferencia, y, como el resto, aunque de forma más evidente, guarda en su interior un componente cruel que justifica el subtítulo de esta recopilación: Narraciones antropófagas. Porque, además del punto de vista femenino ya mencionado y del elemento fantástico que aparece a menudo, la otra característica de los relatos es ese punto de crueldad o de inmisericordia que sufren -o ejercen- los personajes, incluso cuando parece evidente que la autora sentía simpatía o hasta se identificaba con ellas y ellos. Quizá porque sabía que la vida puede ser muy cruel y tampoco quería engañar a sus lectores, no sé...

También de Concha Alós y reseñado en Un Libro Al Día:  Las hoguerasLos enanos

jueves, 24 de agosto de 2023

Cook y Peary: La batalla por el Polo Norte. La controversia y el fraude, 1908-1909

Idioma original: Inglés
Año de publicación: 1909-1910
Traducción: L. Gándara?
Valoración: Entre está bien y recomendable

Aclaración previa: El libro que hoy reseñamos, tal como indica la nota a la edición de Interfolio del año 2009, está compuesto por una serie de artículos de prensa y textos recopilados por un tal L. Gándara y que proceden, principalmente, de La Ilustración Española y Americana, de Alrededor del Mundo y de Esos Mundos.

Dicho esto, situémonos en antecedentes. Robert Peary y Frederick Cook, conocidos posteriormente como los Milli Vanilli del Ártico (sin rastas ni rollos raros, que ellos parecían tíos muy respetables), fueron dos exploradores que reclamaron para sí el honor de haber sido el primer ser humano (sin contar a esos mulos de carga que eran los esquimales) en pisar el Polo Norte, aquel el 21/04/1908 y este el 06/04/1908. El problema es que ninguno de los dos lo pudo demostrar de forma fehaciente, por lo que las Sociedades Geográficas se vieron obligadas a no reconocer su (teórica) hazaña y el Polo Norte tuvo que esperar 40 años para ver aparecer a un ruso del que no sabe el nombre ni su padre (aunque nosotros sí, que para eso somos tipos leídos, y por eso decimos que se llamaba Alexander Kuznetsov).

El caso es que en este libro se recogen los testimonios y narraciones de Cook y Peary, así como las acusaciones vertidas por Peary y las dudas sobre la culminación de sus viajes polares.

Dos creo que son los principales problemas del texto. Por un lado, hay que decir que Robert Peary no era un gran literato, la verdad. Su narración es fría y se centra en aspectos logísticos y genéricos, sin ofrecer apenas datos científicos o impresiones personales. Por otra parte, uno echa en falta una mayor concreción en el desenmascaramiento de la farsa. Hay pistas e indicios, pero me hubiese gustado saber más.

Pero hay otros dos aspectos que hacen que el libro merezca la pena. El primero de ellos también está vinculado a Peary. Vale que el tío no era Tolstói, pero tenía una jeta del copón. Sus acusaciones, el jueguecito que se trae con la información, su soberbia tienen un punto cómico que no debemos desdeñar. El segundo es la narración de Frederick Cook, quien sin llegar a ser Nansen o Rasmussen, le da 200 vueltas a la de Peary. Cook ofrece una mayor profusión de datos científicos, pone el foco en la vida y costumbres de los esquimales (pese a que tampoco tenga escrúpulos a la hora de estafarles en sus intercambios), brinda páginas cargadas de intimismo... En fin, podemos decir que se observa en los textos de Cook cierta voluntad literaria, especialmente en la adjetivación y en las descripciones del paisaje.

En resumen, una lectura ligera y entretenida (lo de refrescante en pleno mes de agosto me parece un poco previsible) sobre uno de los episodios más curiosos de la historia de la exploración polar. 

miércoles, 23 de agosto de 2023

Pablo Matilla: Barrancos

Idioma original:
español
Año de publicación: 2023
Valoración: está bien
 
Esta reseña debe empezar con uno de esos disclaimers para que no haya equívocos ni opacidades (¡aprende, Feijó!): el autor de la novela me la ofreció, porque pensaba que podía gustarme. Claro que también hay que hacer un disclaimer del disclaimer: cuando decidió enviarme la novela, Pablo Matilla no me conocía de nada, y yo no conocía de nada a Pablo Matilla, así que no había propiamente por mi parte obligación de escribir una reseña, ni de que fuese positiva. Si la reseña existe, es porque de hecho la novela me ha parecido notable en algunos aspectos, aunque también creo que hay otros que la lastran un poco (y de ahí que mi valoración no sea más alta).

Para situarnos en la novela, Barrancos se centra en un hombre, apellidado Barrancos, originario de un lugar no identificado del norte de España (que creo que fácilmente se puede situar en la Asturias más industrial), que dedica su vida a vagar, beber y vaguear. Cuando necesita dinero, Barrancos vuelve a la casa paterna (su madre murió durante el parto) para pedir dinero e intercambiar reproches y rencores con su padre, que vive inmerso en su propia soledad, en un mausoleo dedicado a la memoria de su mujer fallecida. Solo que esta vez, la visita tiene un desenlace diferente: el padre le informa de que está a punto de morir y, si quiere heredarle y resolver su vida (por lo menos durante algún tiempo), deberá llevar sus cenizas a su pueblo natal y enterrarlo bajo el olivo de la casa familiar. Esa petición provoca un viaje, al estilo de una road movie (pienso por ejemplo en A Straight Story de Lynch), en el que Barrancos irá cruzándose con diferentes personajes que lo ayudan, lo acompañan o conversan con él, y le hacen el camino más leve.

Aunque existan, como digo, otros personajes secundarios, sin duda el peso fundamental de la novela lo cargan Barrancos y su padre, y sobre todo la relación que se establece entre ellos, dominada por el silencio y los reproches. En ese sentido, Barrancos podría definirse como un estudio sobre la masculinidad, o al menos sobre cierta masculinidad, esa que se es incapaz de mostrar sentimientos o de procesar la pérdida, de mostrarse vulnerable o de perdonar. Esta violencia en las relaciones, unida a la predominancia de paisajes decrépitos, abandonados o llenos de despojos, entroncaría a esta novela con un cierto realismo sucio, a lo Bukowski o a lo Fante, aunque sin la carga poética del estilo del primero, ni la ternura por los personajes que supuran los textos del segundo (lo que, sin duda, habría ayudado a suavizar o contrastar tanta negrura). El peligro de caer en el tópico cuando tu protagonista es un vividor vagabundo (casi) alcohólico es grande, y creo que Barrancos solo consigue evitarlo parcialmente. Lo mismo podría decirse del estilo, que se esfuerza por despegar de lo concreto para ser poético, pero que personalmente (y esto es quizás uno de los aspectos más subjetivos) me ha parecido algo sobrecargado (o sobreactuado, si se quiere).
 
Uno de los aspectos notables de la novela que mencionaba al comienzo es la gestión de la trama y del suspense. Con un argumento limitado, Pablo Matilla consigue sostener la novela, por una parte, volviendo a escenas del pasado (de hecho la memoria, particularmente traumática, y lo que hacemos con ella, es otro de los grandes temas de la novela, como se ve por la importancia de las fotografías, los recortes o los lugares fetichizados); y por otra parte, a partir de cierto momento del texto, apuntando a un cierto secreto de familia que podrá explicar el origen de todos los traumas, y que acaba por funcionar más bien como un "McGuffin" para sostener la atención del lector. No voy a contar el final, obviamente, pero sí que puedo decir que me resultó algo anticlimático, sobre todo teniendo en cuenta el hype que se había creado para conducirnos hasta él.

Siendo una primera novela, después de un libro de relatos que tuvo una muy buena acogida (quedó finalista en dos de los premios de relato más prestigiosos, el Premio Setenil y el Tigre Juan), Barrancos tiene indudables virtudes, que demuestran control de la técnica narrativa y una notable capacidad de construcción de personajes. Aunque algunos aspectos no me hayan dejado completamente satisfecho, creo que esta es una novela que no merece pasar desapercibida.

martes, 22 de agosto de 2023

Martin Amis: Visitando a Mrs. Nabokov


Idioma original: inglés

Título original: Visiting Mrs. Nabokov and Other Excursions

Traducción: Benito Gómez Ibáñez

Año de publicación: 1993

Valoración: muy recomendable

Pues seguimos con la revisión de la obra de escritores desaparecidos recientemente. Respecto a Martin Amis, quizás en un entorno británico tendría sentido el hablar del contexto de ser un escritor como hijo de Kingsley Amis, otra celebridad de la vida cultural, pero de eso nos hemos librado y hemos podido valorar la obra en su medida. Mi experiencia con él no pudo ser más desigual: una de sus obras más celebradas, Dinero, me dejó, hace una década, bastante frío, o quizás sea que por la época yo ya andaba bastante refractario a esa corriente literaria encabezada por Easton Ellis dedicada a los anti-héroes que actúan a consecuencia de sus adicciones. Luego me entusiasmó La zona de interés y su especie de ensayo/estudio sobre los videojuegos me dejó algo descolocado.

He de agradecer a Begoña Gómez Urzaiz, inquieta y chispeante redactora del suplemento Cultura/s que, en su página de lectura obligatoria sobre miscelánea cultural, lejos del engolamiento que a veces atenaza a cierta crítica, mencionara este libro y lo calificase como muy entretenido o algo parecido, valoración que puede parecer ligera o directamente frívola, pero curiosamente exacta. Quizás el fin de la literatura no haya de ser entretener, pero vamos a ponernos de acuerdo, que es agosto y en el hemisferio norte hace calor, que no siempre grandes obras mantienen  tu atención a según qué temperaturas y este Visitando a Mrs. Nabokov lo ha conseguido. Y a pesar de mi relativo escepticismo hacia lo excesivamente british, he de decir que esta es una curiosa cualidad del libro. Amis recibe encargos de entrevistas (a veces se auto-propone) o de escribir artículos sobre temas concretos. Y un poco a lo DFW, se toma el encargo a pecho desde el punto de vista técnico - es decir, los artículos o las entrevistas hablan sobre el tema o el personaje propuesto - pero lo hace a su manera. Con un espíritu irónico y ligeramente gamberro - sin pasarse que no es Irvine Welsh - ejecuta el encargo, pero para nada usa un esquema periodístico - exhaustividad, rigor, objetividad - y todo pasa por un tamiz que alcanza elevadas cuotas de legibilidad y, ya que estamos, bordea lo genial en algunos casos (el artículo dedicado a Madonna) en que se hace una crónica de una entrevista no consumada y se acaba aportando más que a través de las respuestas de una entrevista real. Claro que surgen temas que hoy han quedado algo obsoletos - alguna crítica de cine, alguna glosa de personajes ya caducos - Reagan - o propios del submundo cultural anglosajón (como si fuera eso un ámbito restringido), pero en fin, a quien se esmere por hacerse con un ejemplar de este extraño libro (una reedición sería sumamente oportuna) la cosa le va a resultar bastante gratificante, pues Amis, en su guisa de cronista o crítico o periodista o lo que le dé por ser en estos artículos, resultaba siempre brillante, ácido, punzante en un sentido que, a tenor lo que logra transmitir, lo hacen (lo hacían) parecer único.


lunes, 21 de agosto de 2023

Philipp Blom: El gran teatro del mundo

Idioma original: alemán

Título original: Das Grosse Welttheater. Von der Macht der Vorstellungskraft

Traducción: Daniel Najmías

Año de publicación: 2020

Valoración: Interesante


Philipp Blom, historiador, periodista y al parecer esporádico novelista, parece uno de esos tipos que se atreve con todo, o casi, porque explorando un poco en su obra publicada, abarca temas diversos además de los estrictamente vinculados a su vertiente de historiador. En concreto, parece que se interesa y trabaja bastante aspectos relacionados con el cambio cultural, social y climático que estamos experimentando al inicio del siglo XXI. En este sentido, podemos situarlo, al menos por concepto, junto a pensadores como Baudrillard, Bauman, Žižek o Finkielkraut, atentos a cómo está evolucionando nuestro mundo en distintas vertientes.

Según este pequeño ensayo, para Blom estamos en un momento decisivo, con una alerta incuestionable y muy seria por el cambio climático, justo en una etapa en la que el consumismo masivo parece haber ganado la batalla, y el sistema quiere convencernos de que estamos en el mejor de los mundos posibles. Si, al menos en Occidente, una gran parte de nosotros tenemos nuestras necesidades básicas satisfechas y apenas tenemos que preocuparnos por seguir acumulando bienes y poco más, nos encontramos inermes ante el desafío de una transformación global de nuestro entorno cuyas consecuencias están dejando de ser imprevisibles para convertirse en ciertas y trágicas.

El autor insiste en la gravedad del proceso y su carácter disruptivo, que nos sitúa en una guerra contra el futuro, la lucha quizá no tanto para esquivar lo ya inevitable sino para adoptar nuevos paradigmas que nos permitan afrontar una nueva época. Relaciona el momento actual con la Pequeña Edad de Hielo (siglos XV a XVIII), e identifica los cambios registrados entonces en la actividad agraria con modificaciones sustanciales en la estructura social y el pensamiento, hasta desembocar en la Ilustración. 

Sin embargo, dice Blom, actualmente nos encontramos sin los instrumentos necesarios para afrontar las nuevas dificultades, nos vemos anestesiados por los sueños del consumo y el crecimiento indefinido (aquí emparenta quizá con Harich, pese a encontrarse, creo yo, ideológicamente muy lejano), y acosados por el resurgimiento de los extremismos. Falta algo que define como un relato común, algo que entiendo más bien como un conjunto de valores o convicciones básicas, como las que conquistaron Occidente tras la Segunda Guerra mundial: derechos humanos, democracia parlamentaria, capitalismo con rostro humano.

Más allá de esto Blom no da recetas, parece conformarse con convocarnos a la reflexión y a la búsqueda de ese relato, de ideas nuevas que nos permitan avanzar en la preservación de esa fina membrana que recubre el planeta y que compartimos con todos los seres vivos conocidos. Tampoco esperamos, creo yo, que un pensador proponga soluciones, se puede decir que casi ninguno lo hace. Pero tengo que decir (y aquí empiezan mi queja) que todo lo anterior son las conclusiones que, grosso modo, he podido extraer de un texto que adolece de irregularidad y cierta falta de coherencia, que parece escrito a trozos y con una querencia excesiva por el lucimiento. Hay pasajes verdaderamente atractivos e interesantes, como cuando, muy al principio, se centra por ejemplo en los elementos que definen la identidad familiar, e igualmente en la proclama, concisa y dura, que lanza para alertar sobre la gravedad del cambio climático. Pero en muchos otros momentos el texto se hace algo confuso y cuesta cierto trabajo encontrar el hilo, no tanto por exceso de erudición (que en alguna ocasión también), sino por una especie de dispersión expositiva que le resta solidez, y lo que es peor, hace perder interés en la lectura.

Se diría que Blom quiere coger demasiada altura, que arriesga demasiado al poner alrededor de la crisis climática a Calderón o al Festival de Salzburgo, que una cuestión de carácter tan rabiosamente físico no mezcla bien con aspectos tan espirituales, y que al remontarse a la Ilustración puede descolocar un tanto a quienes buscamos soluciones tangibles a problema tan urgente. Se entiende que el autor intente encontrar una respuesta radical, tan antropológica como biológica, y quizá por ello se va hasta tan lejos, con un llamamiento a movilizar la imaginación para lograr el gran cambio. Pero a lo mejor a nivel lector el intento se queda en algo bienintencionado, inteligente, pero también no demasiado consistente.

Con todo, es un libro interesante precisamente por lo que tiene de exploración intelectual, porque a veces también es sano alejarse un poco de lo inmediato, tomar distancia y poner a funcionar la abstracción. Seguramente todos los grandes avances (y también los grandes retrocesos) empezaron cuando alguien empezó a concebir ideas nuevas, que solo muy poco a poco fueron tomando forma. Pero quizá hoy en día necesitamos algo más material que una disertación algo etérea que termina con mención un poco ingenua a Greta Thunberg. ¿Entonces el camino en un mundo inestable y polarizado es concienciarse, luchar, resistir, o ya solo adaptarse, como en algún momento podría leerse entre líneas?


domingo, 20 de agosto de 2023

Clive Barker: Cabal

Idioma original:
inglés
Título original: Cabal
Traducción: Isabel Aguirre
Año de publicación: 1988
Valoración: Está bien

Toda mi vida pensando que el nombre de este autor era Baker (sin la “r”), compruebo extrañado que no hay nada de él en la ULAD... qué raro. Bien, después de que Google me lo aclarara y de veinte años de quedar como un idiota por la vida pronunciando “béiquer”, está claro que nunca es tarde para aprender algo nuevo. Y por cierto, sí que hay varios libros de este autor aquí reseñados (vínculo al final). Aclarado esto, comencemos con la reseña.

Antes de nada debo decir que esta novela, a pesar de formar parte de la saga Libros de Sangre, una antología de novelas de terror del propio Barker, puede leerse perfectamente por separado; es autoconclusiva y no es necesario tener ningún conocimiento previo para disfrutarla.

El argumento del libro es tremendo: un pobre hombre con grandes problemas mentales y una amnesia espectacular descubre que es el asesino de once personas, y, tras un intento de suicidio frustrado, decide desplazarse a una ciudad maldita. Su pareja y su psiquiatra deciden seguirle los pasos, cada uno por sus propias razones. Allí ocurrirá de todo... prometedor, ¿cierto? El final de la novela es lo bastante abierto como para poder haber supuesto en su momento que le seguirían una serie de secuelas con los mismos personajes pero sorprendentemente no fue así, y a estas alturas uno ya no tiene esperanzas de que esto cambie.

Este no es uno de esos libros que pasarán a la historia como obra maestra de la literatura, y tampoco lo pretende. Excluimos entonces la valoración de imprescindible. Pero ojo, no es un mal libro: no está mal escrito, los personajes están bien dibujados, la trama es original y el ritmo está particularmente bien llevado. Excluimos por tanto la valoración de repugnante (aunque haya algunas escenas y, en particular, algunas descripciones, que bien lo valen: el equivalente a cine gore pero descrito, para que cada uno se lo cocine a su gusto).

Se encuadra claramente en el género de terror. Y aquí , si me lo permiten ustedes y saliendo totalmente del tiesto, me gustaría abrir un pequeño debate: ¿es la literatura un medio apropiado para el horror? ¿alguien ha “sufrido” tanto leyendo un libro como viendo una película de miedo? ¿ha existido algún autor, alguna obra, que nos haga llevar la mano a los ojos, a leer con el brazo extendido para mantener alejado el libro, o que nos mantenga en vela toda la noche? Mi opinión, muy brevemente, es que depende del contexto: bellísimos relatos de Poe que no pasarían hoy en día de ser una historia de campamento para contar por la noche en torno a una hoguera, fueron en su tiempo (al parecer) verdaderos desencadenantes de pánico colectivo. Creo que este es un fenómeno que, literariamente, no podría tener cabida en la sociedad actual, ya curada de espantos. Me gustaría conocer sus opiniones al respecto.

¿Dónde quedaría este libro? Es, desde luego, más terrorífico (y más desagradable, mucha sangre, muchas heridas) que cualquier obra del siglo XIX; pero eso no significa que sea mejor. Simplemente, es otro estilo, y aquí irá por gustos. Más romántico o más industrial.

En esta novela en particular, había oportunidades muy claras para indagar en temas clásicos: ¿es la muerte el final?, ¿cuál es el mensaje del dolor?,  una nueva vuelta al mito de Prometeo, qué es la vida, etc. pero Barker prefirió optar por utilizar estos elementos como atrezzo, decorado para su historia, y no profundizar demasiado (o nada) en ellos. Es, como dije antes, una opción legítima: el precio a pagar es que tu novela será mucho más superficial. Y esto tampoco es malo, simplemente desemboca en una lectura más ligera.

Para finalizar, solo comentar que en 1990 fue llevada al cine bajo el nombre de Nightbreed con escaso éxito y dirigida por el propio Barker (!), cuenta con un papel de David Cronenberg haciendo de psiquiatra (¡!) y banda sonora a cargo de Danny Elfman (¡!¡). De dicha película nada puedo opinar, no la he visto. Mejor lean el libro. Se lo recomiendo (pero no demasiado).


Todos los libros de Clive Barker reseñados en la ULAD aquí.

sábado, 19 de agosto de 2023

H. P. Lovecraft: Cuaderno de ideas

Idioma original: Inglés
Título original: Commonplace Book
Año de publicación: 1938
Traducción: Juan Andrés García Román / Carmen Ibáñez Berganza
Valoración: Curioso (aunque recomendable, lo que se dice recomendable, sólo para fans, estudiosos y completistas de Lovecraft)

La figura de H. P. Lovecraft suscita, a día de hoy, muchísimo interés. Prueba de ello son su popularidad creciente entre el gran público, los homenajes, guiños, referencias e incluso parodias que le dedican otros creadores, las adaptaciones de su literatura a distintos formatos, las constantes reediciones de su narrativa o la publicación de sus libros menos comerciales de ensayos, cartas y notas. 

Cuaderno de ideas vendría a ser uno de estos libros menos comerciales de Lovecraft que, no obstante, se publican en la actualidad. Su autor lo definió como un compilatorio de «ideas, imágenes y citas anotadas a vuelapluma para su posible uso futuro en ficciones de misterio.» Inmediatamente añadía que, de dichas ideas, «Solamente unas pocas son (…) tramas desarrolladas; la mayor parte consiste en meras sugerencias o en impresiones arbitrarias destinadas a mantener en activo la memoria o la imaginación. Sus fuentes son diversas: sueños, lecturas, encuentros casuales, divagaciones, etcétera.»

Huelga advertir que semejante volumen tiene un interés muy acotado. Sólo le sacarán provecho los fans incondicionales de Lovecraft o los académicos que le estudian. Dejará algo fríos al resto de lectores, pues en estas páginas no hay reflexiones profundas o pasajes estilísticamente memorables. Sea como fuere, insisto en que Cuaderno de ideas hará las delicias a aquellos que amamos la obra de Lovecraft. Aunque es una lástima que la edición de Periférica no esté anotada, porque eso nos hubiera regalado un contexto impagable. 

Pero volvamos al meollo: buena parte del contenido de Cuaderno de ideas son premisas para narraciones fantásticas, de terror o de ciencia ficción. Entre estas premisas, que por lo general son apenas un boceto espontáneo, hay historias de corte onírico, góticas, sobrenaturales, de horror cósmico o de extraterrestres; hay mundos pretéritos, monstruos indescriptibles, linajes ancestrales, poblaciones abandonadas, castillos ruinosos, ciénagas y mares tiznados por la luz de la luna, sueños increíbles o libros prohibidos.   

Algunas de estas premisas son demasiado esquemáticas como para que podamos valorar en qué clase de relatos o novelas acabarían germinando. Otras son insípidas o carecen de originalidad; sin embargo, unas pocas apuntan maneras y, ejecutadas correctamente, podrían transformarse en ficciones reivindicables. Para muestra, un botón: «Un hombre reta a su peor enemigo. Muere. Su cuerpo asiste al duelo.» ¿Verdad que de aquí saldría un delicioso relato de fantasmas canónico? ¿Qué hay de esta: «Una criatura de alas negras entra en tu casa por la noche. No consigues encontrarlo ni saber lo que es. Se producirán cambios sutiles.»? Mola para un texto tenuemente inquietante o abiertamente bizarro, ¿verdad? 

Además de premisas, Cuaderno de ideas alberga también ocurrencias varias, imágenes proclives a un terror enfáticamente adjetivado, pinceladas atmosféricas y citas que dan cuenta de la erudición de Lovecraft. Y no olvidemos esos pasajes inclasificables, casi impresionistas; pongo uno de ejemplo: «Un día perdido de invierno. Quedarse dormido. Veinte años después. Dormirse en una silla una noche de verano. Falso amanecer. Paisaje y sensaciones antiguas. Frío. Personas de antes hoy y muertas. Horror. ¿Congelación?»


También de H. P. Lovecraft en ULAD: Aquí

viernes, 18 de agosto de 2023

Los jóvenes no leen (en cambio, Hitler leía un montón) e Internet es un invento de Satanás

"Los jóvenes no leen porque el móvil es una forma de ocio mucho más asequible". Este es el titular de un reciente artículo de El País en el que un Doctor en Literatura Comparada (y profesor de Literatura) asegura estar convencido de que en un mundo tan agresivo y con tantos elementos de dispersión resulta casi una proeza que los adolescentes ―fieles lectores de pequeños― no abandonen la lectura. No seremos nosotros quienes enmendemos la plana a todo un Doctor, pero nos da la sensación de que el tema de los jóvenes y la lectura es un debate que viene de lejos y que da la impresión de estar más ligado a demonizaciones absurdas y nostalgias mal entendidas que a datos comprobados. Porque en estas últimas décadas seguro que el cine, la TV, los tebeos, los recreativos, la Gameboy (la XBox viejuna), Netflix, el fútbol o el mismísimo Perro Sanxe iban a terminar con la lectura. Y ahí siguen lectores y libros!


Con esto no queremos decir que la aparición de nuevas tecnologías hayan modificado los hábitos de lectura de jóvenes y adultos. Sí que da la impresión de que ahora nos cuesta más leer libros "tochos" o que el mercado parece demandar ahora libros de 150-200 páginas (aunque ahí tenemos a Cartarescu, Vollmann, Foster Wallace o los mainstream Aramburu, Falcones y compañía), pero de ahí a decir que se lee menos...

Pero vayamos a los datos, al menos a datos en España. Según el barómetro de lectura publicado en febrero de 2023:
  • El porcentaje de lectores de libros, que experimentó un importante incremento en 2020 y se consolidó en 2021, siguió creciendo en 2022, más significativamente entre los jóvenes
  • Los menores con edades comprendidas entre 10 y 14 años y entre 15 y 18 registran los mayores porcentajes de lectores frecuentes del total de la población.
  • Aumenta el uso de bibliotecas 
  • Los lectores frecuentes han aumentado en 5 puntos en los últimos 10 años
También hay puntos no tan favorables, relacionados en especial con las descargas, pero los datos parecen desmentir el mantra de que "los jóvenes no leen" o que "los jóvenes cada vez leen menos".

Además de los datos, conversaciones con editores que aseguran el tirón de las editoriales de infantil y juvenil o la reciente explosión del manga parecen incidir en lo que apuntan los datos.

Otro tema (y mucho más importante) es analizar los motivos y buscar soluciones para tratar de paliar el importante descenso que se observa en los índices de lectura una vez terminada la adolescencia. Porque los datos sí que indican una caída importante pasados los 18 años. Y aquí seguro que hay factores "externos" (vida laboral, pareja, obligaciones, etc) pero no me cabe duda de que algo falla en la etapa anterior para que se produzca ese vacío. Y aquí surgen las preguntas:
  • ¿Puede que la obligatoriedad de lecturas tan "antiguas" (aunque sea en versiones adaptadas) sea contraproducente?
  • ¿Qué es más importante en esa etapa formativa: un conocimiento general sobre los clásicos o la inculcación de hábitos lectores? Y, en caso de elegir la segunda opción, ¿qué lecturas son las más apropiadas?
  • ¿Son realmente las nuevas tecnologías un obstáculo o una oportunidad?
Como ya hemos comentado antes, al libro le han salido competidores por todos lados desde el primer momento. Pero pocos del calado y la asequibilidad de Internet y los Smartphones. Porque eso tan socorrido del infinito en tu bolsillo ya está aquí hace años. Se han acabado (o han empezado) los ratos muertos. Si llevas uno de esos cacharritos en el bolsillo sólo vas a aburrirte si esa es tu intención. Y si ya eres de una generación que ha dispuesto de ello como primera opción, el problema es mayor: los libros apenas cuentan. Los tortazos para disponer de tu tiempo libre (y colarte anuncios y promoción y ofertas de productos según tu perfil) hace tiempo que empezaron. Y adivinad quién va perdiendo.

Mmm, ULAD reseña "Mein Kampf", a ver qué dicen
¿O alguno de esos youtubers que tanto fascinan tiene estanterías repletas de libros como fondo en sus contenidos? No, eso ha quedado relegado para los señores que quieren dárselas de intelectuales. Va, diles a los de la generación X que su plan para esta tarde es "sofá, mantita y libro". Sí. Se lee, pero no libros. Apenas hay opción de citar a los clásicos, porque pertenecen a épocas que les son ajenas. Es el negocio, amigos. Las editoriales no van a ejercer la autocrítica, pues eso es un disparo al pie. Muchas de ellas pertenecen a enormes grupos de comunicación que ya cubren sus objetivos con prensa, emisoras de radio o de televisión. El lector radical no les interesa. Saben que es una especie en extinción y un mercado al que no hace falta mimar, porque sale a la cacería de lo que necesita. Más bien asisten a la progresiva desaparición del soporte o a su confinamiento en una especie de minoría elitista cuya incierta renovación generacional se la trae al pairo.
 
Y no olvidemos a los autores,  ¿alguien recuerda con nitidez algún personaje literario reciente, de ficción, que pueda alinearse con la rabiosa actualización tecnológica de los tiempos que corren? No, los autores empiezan a tomar, como colectivo, una actitud de regodeo en su pureza y desdeñan una actualización sincera. Eso sería venderse. Quizás hay un futuro mejor en la no ficción.

Tampoco nos distanciemos quienes contemplamos esto desde la visión crítica, por cierto. Aunque si todas las intentonas de adaptar la literatura a las nuevas vías comunicativas van a ser como Tao Lin, virgencita, virgencita que me quede como estoy.

En fin. Algún que otro estereotipo, datos que parecen contradecirlos y muchas preguntas sobre el tema. Abiertos están los comentarios para que nos deis vuestra opinión! Y, ya que estamos, agradeceremos que cualquier comentario incluya la edad de su autor, su último libro leído y la fecha de finalización de dicha lectura. Os lo agradeceremos (y la base de datos de Google, aún más).

P.S.: Otro día ya hablaremos del diferencial entre mujeres y hombres, que deja a los machitos en muy mal lugar. 

jueves, 17 de agosto de 2023

Éric Vuillard Una salida honrosa

Idioma original: francés

Título original: Une sortie honorable

Año de publicación: 2022

Traducción: Juan Manuel Salmerón Arjona

Valoración:Muy recomendable 

Como escritor Éric Vuillard se ha especializado en tomar algún acontecimiento histórico más o menos célebre y desarrollarlo narrativamente, a medio camino entre la novelización del mismo y la divulgación, también con mayor o menor fortuna, aunque, sin duda, con notable éxito de crítica y público. En este caso el escogido es un momento quizá no especialmente conocido fuera de Francia, pero determinante en su Historia reciente y que marcó, sin duda, un punto de no retorno en la pérdida de su otrora pujante Imperio colonial (pérdida según la modalidad imperial clásica, por decirlo así, porque la influencia francesa sobre muchas de sus ex-colonias ha seguido siendo muy importante, por otras vías).

El acontecimiento elegido por Vuillard es la batalla de Dien Bien Phu, en 1954, una derrota del ejército francés que supuso la puntilla para el dominio galo sobre Indochina. Derrota doblemente dolorosa para este ejército porque no sólo tuvo lugar a manos de un enemigo que consideraban inferior, el Viet Minh, sino que, adema´s, se prodijo por una concepción equivocada de la situación y un grave error táctico por parte del alto mando francés, personalizado, en este caso, por el general Navarre, aunque quien en realidad las pasó bien putas canutas en el campamento fortificado de Dien Bien Phu fue el coronel Christian Marie Ferdinand de la Croix de Castries (ahí es ná), el caballero que aparece en la cubierta del libro. Y, sobre todo, los miles de soldados, la mayoría norteafricanos, encerrados en esa ratonera.

Aunque, claro, como suele hacer este autor, no se centra únicamente en este hecho histórico puntual -es más, la batalla en sí es casi lo que menos toca-, sino en los acontecimientos que lo preceden y precipitan, así como los que lo clausuran (si eso es posible en el devenir histórico), ya fueran públicos, como fue la sesión en la Asamble Nacional del 19 de octubre de 1950, en la que el diputado Mendès France mencionó por primera vez la posibilidad de rendirse en esa guerra, o restringidos, como la reunión del consejo de administración del boyante Banco de Indochina posterior a la derrota. Aunque, en verdad, Éric Vuillard va más allá: tomando como punto de referencia o ancla este acontecimiento, lo que nos ofrece es una disección del colonialismo, no ya sólo francés, sino europeo y americano -con cierto desvío hacia las injerencias estadounidenses en distintos países, durante aquellos años de la Guerra Fría, así como el asesinato de Patrice Lumumba, presidente de la República del Congo-, así como y sobre todo, de lo que había detrás, más allá de la retórica patriotera y marcial; nada más de la avaricia, el poder del dinero, si se prefiere, en forma de dividendos bancaros o beneficios de quienes se dedicaban a explotar las riquezas de esas colonias y a sus habitantes, desde la minería a las plantaciones de caucho.

Sin embargo, aun siendo este análisis bastante revelador, el punto fuerte de este libro, además de su excelente prosa -esa prosa francesa con oraciones interminables llenas de subordinadas que, no obstante cualquier previsión, se mantienen en pie como sobre un monociclo-, llena de ironía y aún de retranca, esw el retrato, no exactamente despiadado, pero sí inmisericorde, que hace de los protagonistas y secundarios, desde esos políticos que llevan toda la vida aferrados a la poltrona -Frédèric-Dupont, Édouard Herriot, Viollette-, los militares pagados de sí mismos, los hombres de negocios capaces de sacar beneficio de una guerra que dan por perdida... Todos ellos unidos por redes no sólo de favores mutuos, de clientelas y componendas, sino también familiares, endogámicas, casi incestuosas y que tejen la élite dirigente del país que representa a la burguesía, esa clase social que ha determinado el devenir de Francia y del mundo occidental desde hace más de doscientos años y a la que Vuillard parece hacer responsable (expresándolo más a través de los hechos que de las diatribas), de los crímenes cometidos durante ese largo oprobio histórico que fue el Imperialismo (y sigue siendo el neocolonialismo, en mi opinión).

En cualquier caso y para quien quiera una conclusión, éste es un libro estupendo e ilustrativo, lo mejor que he leído hasta ahora de este autor. Yo que vosotros/as no me lo perdería.

Otros títulos de este escritor reseñados en Un Libro Al Día: El orden del díaLa guerra de los pobres

miércoles, 16 de agosto de 2023

José Balza: Un hombre mira(n)do. Ejercicios narrativos

Idioma original: Español

Año de publicación: 2023 (textos entre 1962 y 2022)

Valoración: Recomendable 

Las ideas preconcebidas y esas cosas. Haber oído que Balza es, junto a Rafael Cadenas, el máximo exponente de las letras venezolanas actuales me lleva a pensar que Balza es escritor "difícil" o un "escritor de escritores". Quizá sea así en sus obras "mayores", como la recientemente publicada Persecución, pero si tuviera que basarme únicamente en el libro que hoy reseñamos, diría que Balza es un escritor "juguetón" que se atreve con todos los palos, distancias y registros. 

Cuarenta textos que abarcan un arco temporal de sesenta años y que van desde el microrrelato cercano a la poesía o al aforismo (Certeza, Diálogo o Final) hasta el relato más o menos histórico en el que se puede atisbar el germen de una novela mayor (Rodrigo el Capitán), pasando por coqueteos con el surrealismo, lo tenebroso o la ciencia ficción, sirven como acercamiento a la narrativa de Balza y nos descubren a un autor que por momentos semeja (o quizá rinda homenaje) a Onetti (ese Retrato en Curiapo me recuerda tanto a Larsen y a Santa María...), a Saer (en Nudos de agua), a Carpentier (en Mahome I) o a Uslar Pietri (en el ya comentado Rodrigo el Capitán).

Referencias alejadas entre sí, claro, que hablan de un libro que carece de "unicidad" en las influencias, ecos y temáticas. Aunque haya relatos conectados, por supuesto!. Así, la situación del país se deja ver en Un hombre mira(n)do, quizá el más osado desde el punto de vista estructural, o en El regalo o en El geógrafo Fessej ; cierta querencia por la muerte y el sexo se observan en dos de mis textos favoritos por su oscuridad y potencia, como son Praeputium, Sagitario danzando y también en Mille volte il di moro, e mille nasco; lo sobrenatural sobrevuela ¿Teléfono? o La ciudad doble.

Esto son solo asociaciones, relaciones que surgen quizá más en mi cabeza que en los propios textos. O no. En cualquier caso, lo fundamental es que este libro y estos textos me parecen un interesante primer acercamiento a la obra de Balza, una suerte de muestrario de capacidades que me lleva a interesarme por obras quizá más ambiciosas, más "compactas". No tardaré demasiado.

martes, 15 de agosto de 2023

Munir Hachemi: El árbol viene

Idioma original:
español
Año de publicación: 2023
Valoración: entre recomendable y muy recomendable

Hay una frase, atribuida unas veces a Fredric Jameson y otras a Slavoj Žižek (aunque no sé quién la dijo en realidad) que afirma que "es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo". Bueno, pues podemos decir que Munir Hachemi se ha animado a intentar lo imposible: imaginar un mundo fuera del capitalismo, aunque para ello haya tenido que viajar a otro planeta. Y no solo el capitalismo: la sociedad mulai, en la que se centra la historia, también ha abolido el sistema sexo/género, la propiedad privada, la monogamia o tabús relativos al sexo orgiástico o la defecación en público. (En cambio, el sexo vaginal se considera algo vulgar, obsceno, nauseabundo).

Porque, efectivamente, El árbol viene es una obra de ciencia ficción, o de "ficción especulativa" como dice la contraportada, situada en un lugar y en un tiempo ajenos, aunque no muy lejanos. En este lugar y en este tiempo, un antropólogo recibe la misión de escribir un informe sobre los mulai, una comunidad humana, aunque desgajada de sus orígenes terrestres, que ha creado una sociedad con unas reglas, unas creencias y un lenguaje radicalmente diferentes de los nuestros. Así, la novela se estructura con tres (o cuatro) hilos: el informe del antropólogo (y su diario, que vienen a sustituirlo o complementarlo); la historia de Fluke, una mujer que realizó la primera "travesía" hasta el templo y fundó la creencia en "Dog"; y por otra parte la historia de Sheipa y Faida, otras dos mujeres que, aproximadamente 124 años más tarde, inician juntas otra travesía que continúa, o se superpone, o anula a la de Fluke, según cómo se vea.

En realidad, en El árbol viene la acción (que se concentra en los capítulos dedicados a Fluke, Sheipa y Faida) ocupa un lugar bastante secundario. Lo fundamental es la reconstrucción "antropológica" de la sociedad mulai por parte del autor del informe que, progresivamente, va contaminándose también de la cosmovisión de los seres a los que observa. Esta obra se sitúa así en un espacio entre géneros, como muchos de relatos de Borges como "Tlön, Uqbar, Urbis Tertius" (de hecho Munir Hachemi hizo su tesis sobre la recepción de Borges en la narrativa española), o también a novelas de Ursula K. Le Guin como Los desposeídos, o incluso a El entenado de Saer, en que también se presenta una labor antropológica semejante, aunque en condiciones bastante diferentes.

Otro elemento fundamental en la novela es el lenguaje (y aquí se podría decir que se integra en una línea de ciencia ficción "lingüística" de la que Ted Chiang es un representante destacado). Una vez abandonados los conceptos de propiedad y autoridad (los mulai son una comunidad quasi-libertaria), el lenguaje se convierte, por una parte, en una entidad proteica que se transforma rápidamente y de forma impredecible; y, por otra parte, se transforma también en un objeto estético, en algo que, en un lenguaje no mulai, llamaríamos arte. La única finalidad del lenguaje mulai es el propio lenguaje, no servir como herramienta de comunicación. Esto permite al autor toda una serie de reflexiones y juegos con la propia idea de lenguaje, con las posibles etimologías del idioma mulai, o también con la idea de traducción, ya que uno de los personajes de la novela encuentra un libro escrito en alfabeto y lengua "terrícola", digamos, y se dedica fervorosamente a traducirlo al mulai.
 
También la escritura glífica, un acto público y lúdico, contribuye a este aspecto estético de la lengua. Este es un ejemplo de escritura mulai, tal y como la presenta el antropólogo (y como la imagina su autor):



Sin duda lo más notable de El árbol viene es su invención (utópica) de una comunidad post- o pre-capitalista, pretendidamente libertaria (aunque pronto crean sus propios mitos, ritos y creencias que acaban por resultar, también, opresoras en ciertos sentidos), con todo un evidente andamiaje teórico, que "supura", se podría decir, en ciertos momentos del texto más allá, quizás, de lo verosímil. No todos los aspectos (algunos sorprendentes, otros chocantes, otros absurdos) de la sociedad mulai se explican en el texto, aunque a medida que avanza la novela y conocemos más sobre el origen de los mulai muchos de ellos van cobrando sentido. En cambio, el aspecto narrativo del texto, las tres ramas que lo sustentan (antropólogo, Fluke, y Sheipa y Faida) parecen en cierto modo embrionarias, sobre todo las dos últimas, que quizás podrían haber ganado mayor dimensión y significado.
 
Se trata, en cualquier caso, de una lectura muy original y sugerente, una propuesta de ciencia ficción (o ficción especulativa) que acierta al huir de clichés e ideas comunes sobre civilizaciones extraterrestres, aunque no todas sus propuestas o decisiones resulten igualmente satisfactorias (por lo menos a este lector concreto que soy yo...). Habrá que esperar con atención a la siguiente novela del autor, que por lo que he leído en entrevistas, ya está en el horno...