Título original: Alias Grace
Año de publicación: 1996
Traducción: María Antonia Menini Pagès
Valoración: Muy (muy) recomendable
Resumen resumido: Canadá, 1850. Grace Marks está a punto de cumplir veinticuatro años y lleva recluida desde los dieciséis (primero en un psiquiátrico y luego en prisión) acusada de la muerte del dueño y del ama de llaves de la casa en la que servía. Grace se ha librado de la horca porque su versión contiene demasiadas lagunas. Simon Jordan, un joven e idealista psiquiatra, le hará una serie de entrevistas con el objetivo inicial de progresar en sus investigaciones sobre el subconsciente; cuando la conozca, también tratará de demostrar su inocencia.
Un rasgo característico de la novela y, en general, de la voz narrativa de Margaret Atwood es la ironía que impregna toda la narración, sutil pero punzante:
También es característico en esta novela el despliegue de simbología; una serie de elementos que aparecen reiteradamente a lo largo de toda la historia y que nos dan pistas sobre el modo en que Grace percibe el mundo. Uno de ellos son las flores —las peonías y las arañuelas, en particular— que simbolizan a las mujeres y su papel en la sociedad. Y otro de esos elementos son los quilt (edredones tradicionales cosidos a base de la adición de motivos). El quilt en Alias Grace es una metáfora potentísima que nos está advirtiendo sobre el proceso de creación del «relato» de la protagonista. A lo largo de la narración de Grace Marks el lector se pregunta si la verdad existe realmente o es una construcción subjetiva, un artefacto compuesto por una serie de cuadros bien cosidos entre sí como los de un quilt.
Alias Grace es una novela larga, al estilo decimonónico. Es de esas obras que merecen una lectura reposada, por más que los enigmas de la trama nos empujen a leer en diagonal. La historia, una vez finalizada, persiste durante un tiempo en la cabeza del lector como una pastilla efervescente, invitando a la reflexión. Recomiendo, una vez superado ese estadio, releer al menos el primer capítulo.
Por mencionar alguna flaqueza, aunque la lectura resulte adictiva, tiene algún momento hacia el segundo tercio de la trama en el que decae un poco. También cabe mencionar un personaje secundario masculino que resulta algo inverosímil, casi metido con calzador. No es una cuestión menor puesto que dicho personaje resulta clave para la resolución del caso de Grace Marks. No obstante, es una sensación subjetiva y no nombro al personaje para no entorpecer la libre percepción de los que se animen a leer la novela.
Así que muy (muy) recomendable porque, además de todo lo expuesto, no hay tantas voces narrativas de nuestro tiempo que logren resonar con esa autoridad y que desarrollen historias de tan excelente factura ni con esa capacidad para sacudir conciencias.
En cuanto al título, Alias Grace es un acierto porque participa de la ambigüedad que rige toda la historia. En algún momento se menciona que Grace, en su huida tras conocer (¿o perpetrar?) el crimen del que se le acusa, se registra en una posada bajo el alias de Mary Whitney. Sin embargo, nos pasamos la novela poniendo no sólo en duda la inocencia de Grace si no su propia identidad.
Acabo mencionando la miniserie de seis capítulos producida por Netflix que ha tenido muy buena acogida y que tengo pendiente. Sí he comprobado que recoge con gran acierto esos elementos simbólicos que mencionaba antes, como los quilt.
Aunque el nombre de Margaret Atwood aparece cada año en las quinielas para el Nobel de Literatura, su popularidad entre el gran público ha llegado gracias a la serie El cuento de la criada, basada en su novela con el mismo título. Para los que partan de esa referencia, hay que aclarar que aunque la protagonista de Alias Grace también es una criada, no estamos en un futuro distópico, si no ante una novela basada en hechos reales, una especie de biografía novelada de adaptación libre.
Resumen resumido: Canadá, 1850. Grace Marks está a punto de cumplir veinticuatro años y lleva recluida desde los dieciséis (primero en un psiquiátrico y luego en prisión) acusada de la muerte del dueño y del ama de llaves de la casa en la que servía. Grace se ha librado de la horca porque su versión contiene demasiadas lagunas. Simon Jordan, un joven e idealista psiquiatra, le hará una serie de entrevistas con el objetivo inicial de progresar en sus investigaciones sobre el subconsciente; cuando la conozca, también tratará de demostrar su inocencia.
El caso de Grace Marks fue todo un acontecimiento que sacudió la opinión pública del momento. La juventud y la cándida belleza de Grace, combinados con el horror del crimen que se le atribuía, la convirtieron en un personaje que despertaba un enorme interés cosechando hordas tanto de defensores como detractores. Margaret Atwood elabora a través de esta historia una denuncia velada del papel de la mujer en la sociedad y del amarillismo imperante. Para ello incluye cartas y artículos que se escribieron en aquel momento y que ilustran muy bien el ambiente creado alrededor del caso.
La trama se desarrolla a través de dos narradores: uno en primera persona con la voz de la propia Grace y otro en tercera persona focalizado en el doctor Jordan. A través de estas dos voces conoceremos los acontecimientos anteriores y posteriores al momento de las entrevistas:
La trama se desarrolla a través de dos narradores: uno en primera persona con la voz de la propia Grace y otro en tercera persona focalizado en el doctor Jordan. A través de estas dos voces conoceremos los acontecimientos anteriores y posteriores al momento de las entrevistas:
- El pasado de la protagonista en su Irlanda natal y la terrible travesía oceánica con toda su familia para llegar a Canadá en busca de un futuro mejor; las andanzas de Grace en las diferentes casas en las que trabajará como criada, hasta llegar a la mansión del señor Kinnear y el ama de llaves Nancy Montgomery, víctimas del horrible crimen.
- Los acontecimientos posteriores a la aparición del doctor Jordan y la resolución del caso, transcurridos veintinueve años desde que se cometió el crimen.
Ambas voces narrativas resultan impecables, están impregnadas de una fina ironía y cumplen con el cometido de facilitar al lector toda la información posible. No obstante, también tensionan la posición del lector frente a la narración: la tercera persona que focaliza en Simon Jordan es una voz fiable que tiene la capacidad de desvelar la psique de los personajes. Pero la voz de Grace, aunque nos llega con autoridad y verosimilitud, tiene una serie de matices que nos hacen dudar continuamente de ella: autocontrol, frialdad y la omisión deliberada de algunas cuestiones importantes. En consecuencia, la fiabilidad de la voz del narrador en tercera persona consigue, por contraposición, el efecto buscado de que el lector no acabe de estar totalmente cómodo con la voz en primera persona de la protagonista que adquiere la condición de narrador no fiable.
Un rasgo característico de la novela y, en general, de la voz narrativa de Margaret Atwood es la ironía que impregna toda la narración, sutil pero punzante:
«Por regla general, Simon evita el tipo de fémina lánguida y mansamente turbada, a pesar de que los médicos suelen atraer a semejantes mujeres como imanes. Pese a ello, su patrona crea una atmósfera de severa y discreta elegancia —como la de una casa de reuniones cuáquera— que también tiene su encanto; un encanto que para él es de carácter puramente estético. No se hace el amor a un edificio religioso de orden menor.»
Otro rasgo característico en Alias Grace es el peso del subtexto que da lugar a una lectura rica y llena de matices por la que hay que dejarse llevar aunque no sea del todo comprensible en un primer momento. Tal como sucede con el primer párrafo de la novela:
«En la grava crecen peonías. Brotan entre los sueltos guijarros grises, sus capullos otean el aire como si fueran ojos de caracoles, y después se hinchan y se abren hasta convertirse en unas flores grandes de color rojo oscuro, tan brillantes y relucientes como el raso. Finalmente estallan y caen al suelo»
La potencia sugestiva de las imágenes que emplea Atwood en estas primeras líneas resultan hipnóticas sin que sepamos muy bien por qué. La autora logra extender ese poder sugestivo a lo largo de toda la narración.
También es característico en esta novela el despliegue de simbología; una serie de elementos que aparecen reiteradamente a lo largo de toda la historia y que nos dan pistas sobre el modo en que Grace percibe el mundo. Uno de ellos son las flores —las peonías y las arañuelas, en particular— que simbolizan a las mujeres y su papel en la sociedad. Y otro de esos elementos son los quilt (edredones tradicionales cosidos a base de la adición de motivos). El quilt en Alias Grace es una metáfora potentísima que nos está advirtiendo sobre el proceso de creación del «relato» de la protagonista. A lo largo de la narración de Grace Marks el lector se pregunta si la verdad existe realmente o es una construcción subjetiva, un artefacto compuesto por una serie de cuadros bien cosidos entre sí como los de un quilt.
Alias Grace es una novela larga, al estilo decimonónico. Es de esas obras que merecen una lectura reposada, por más que los enigmas de la trama nos empujen a leer en diagonal. La historia, una vez finalizada, persiste durante un tiempo en la cabeza del lector como una pastilla efervescente, invitando a la reflexión. Recomiendo, una vez superado ese estadio, releer al menos el primer capítulo.
Por mencionar alguna flaqueza, aunque la lectura resulte adictiva, tiene algún momento hacia el segundo tercio de la trama en el que decae un poco. También cabe mencionar un personaje secundario masculino que resulta algo inverosímil, casi metido con calzador. No es una cuestión menor puesto que dicho personaje resulta clave para la resolución del caso de Grace Marks. No obstante, es una sensación subjetiva y no nombro al personaje para no entorpecer la libre percepción de los que se animen a leer la novela.
Así que muy (muy) recomendable porque, además de todo lo expuesto, no hay tantas voces narrativas de nuestro tiempo que logren resonar con esa autoridad y que desarrollen historias de tan excelente factura ni con esa capacidad para sacudir conciencias.
En cuanto al título, Alias Grace es un acierto porque participa de la ambigüedad que rige toda la historia. En algún momento se menciona que Grace, en su huida tras conocer (¿o perpetrar?) el crimen del que se le acusa, se registra en una posada bajo el alias de Mary Whitney. Sin embargo, nos pasamos la novela poniendo no sólo en duda la inocencia de Grace si no su propia identidad.
Acabo mencionando la miniserie de seis capítulos producida por Netflix que ha tenido muy buena acogida y que tengo pendiente. Sí he comprobado que recoge con gran acierto esos elementos simbólicos que mencionaba antes, como los quilt.
Otras obras de Margaret Atwood en ULAD: La semilla de la bruja, Orys y Crake, Érase una vez, Por último, el corazón, El cuento de la criada, Un día es un día, El asesino ciego, Nada se acaba, El asesino ciego, Doña Oráculo, Alias Grace, Los testamentos, Posturas políticas
ACTUALIZACIÓN: Una vez visualizada la serie, aquí dejo mis conclusiones como obra audiovisual independiente y también en relación a la novela.
ACTUALIZACIÓN: Una vez visualizada la serie, aquí dejo mis conclusiones como obra audiovisual independiente y también en relación a la novela.
A mí no me entusiasma la Atwood, me parece una escritora de tesis y bastante aburrida. Sus libros están bien escritos y estructurados, sin duda, pero los encuentro artificiales o artificiosos. Demasiado preocupados en demostrar algo, que no sé qué es. A escritores así Cela los llamaba novelistas de catequesis. Supongo que en el caso de Margaret Atwood la catequesis es sobre la subordinación de la mujer en el orden patriarcal masculino etc etc. La intención puede estar bien, eso no se discute, pero el problema es que a esta señora las novelas le salen excesivamente largas, discursivas y soporíferas. “La mujer comestible” y lo de la antropofagia emocional resulta infumable. “Señora oráculo” la deje a la mitad. “Resurgir” estaba bastante mejor, aunque interpretar la naturaleza canadiense como metáfora del renacer o del ocaso emocional resulta un recurso bastante manido, casi de Corin Tellado. La gran decepción fue “El cuento de la criada”. Lo leí creyendo que me iba a encontrar con una novela anti utópica en la línea de Orwell, Huxley, Bradbury o Burgess. Una sátira punzante de los males de ahora y de siempre echando mano de un enfoque futurista que permite la ironía de la distancia temporal. Pero lo de Atwood era un novelón denso, interminable y de estilo tradicional a lo Jane Austen. Una narración del siglo XIX. Y encima esa sociedad machista y ultrarreligiosa del futuro no se sostiene, resulta ridícula por abstracta. Todo acartonado. No me explico la reputación de Margaret Atwood.
ResponderEliminarCaramba, está claro que para gustos , los colores ...o igual es que yo he leído a una Atwood duferente que la amiga o amigo anónimo, porque no la reconozco... En todo caso, como no he leído ni este libro ni "Doña Oráculo", espero ponerme pronto con ellos, ya que es una autora que me encanta.
ResponderEliminarEstupenda reseña, por cierto, Beatriz.
Reseña exhaustiva y elocuente de un libro que no leí, pero dado que sí vi la miniserie de netflix, puedo concluir que resalta aquellos aspectos que más disfruté en la versión fílmica.
ResponderEliminarPequeño aporte sobre la serie: una bellísima y talentosísima Sarah Gadon en el rol de Grace. Esta actriz ya me había deslumbrado en sus protagónicos de 22 11 63 e Indignación. Sin introducir spoilers, nos lleva de principio a fin de las narices, sin poder adivinar siquiera si Grace es víctima o victimario. O ambas cosas a la vez.
Gracias por compartir tu enfoque con nosotros, Beatriz!
Hola, El Puma. No he leído el libro "Alias Grace" pero sí visto la serie, y me dejó algo tibio comparándola con "El cuento de la criada". Respecto a "22/11/63" te recomiendo encarecidamente el libro de Stephen King sobre el que se basa la serie, muy bueno. Y hablando de la actriz, tiene un breve papel en la última temporada de True Detective (la tercera), que empieza muy bien.
ResponderEliminarSaludos
Marc
No sé qué tal le iba con la catequesis a Cela pero tengo entendido que para el confesionario era el primero y así le iba bien.
ResponderEliminarDe Atwood solo leí el cuento de la criada y recuerdo que me gustó mucho. También me pasó, tiempo después cuando salió la serie, que recomendé y sentí con la primera temporada. En cambio la segunda (lo que llegué a ver), me pareció infumable por varias cosas que Anónimo menciona arriba. Pero al inverso que la opinión de éste sobre la autora, pensé que era porque la nueva temporada se salía del libro y por lo tanto del puño de Atwood. En fin. Siempre pensé en repetir con ella y después de leer la reseña creo que este libro será el puente.
Anónimo:
ResponderEliminarHe leído tu comentario con detenimiento y solo puedo decirte dos cosas: 1)Nuestras discrepancias en relación a la autora solo me confirman que la literatura es maravillosa y 2)Si no he conseguido hacerte cambiar de opinión es que Margaret Atwood no es para ti. ;D
Muchas gracias por compartir tu punto de vista.
Juan:
Gracias, estoy segura de que "Alias Grace" no te defraudará.
El Puma:
La serie la tengo pendiente... aich... sí, tengo entendido que está muy muy bien.
Diego:
ResponderEliminar¡Espero tus comentarios sobre "Alias Grace"!
Muchas gracias por comentar.
Hola, Marc! Leí 22/11/63 y de hecho es mucho mejor el libro que la serie, que omite los varios viajes previos al definitivo. Y también estoy viendo la tercera temporada de True Detective, que al cabo de sus tres primeros capítulos me está gustando mucho. Como dices, el personaje de Sarah Gadon es pequeño, pero es tan bella...
ResponderEliminarPD: El cuento de la criada vs Alias Grace (series)
ResponderEliminarVi solo la primer temporada de ECDLC. Oscura, potente, desgarradora. El clima distópico está bien logrado con relativamente pocos recursos. Tremenda actuación de la protagonista Elizabeth Moss y prodigiosa la tía, Ann Dowd, que ya se había destacado en The Leftovers. Tengo en espera la segunda temporada.
AG es menos pretenciosa, más austera, pero en cuanto a la psicología de sus protagonistas, no tiene nada que envidiarle a su hermana mayor. La recreación de época, impecable.
Y aqui termina una seie al día :-)
De Atwood leí “El cuento de la criada” y me pareció una buena novela con un final realmente muy cuestionable. La sensación que tuve es que no tenía nada que ver con el tono de la historia contada. A partir de esa lectura me han quedado reservas con Atwood.
ResponderEliminarSaludos
Gabriel
Gabriel
De Alias Grace no opino porque no he leído la novela, únicamente este excelente comentario. Lo bueno es poder disfrutar con los libros: como hay miles y miles, uno siempre puede escoger. Libertad absoluta de decisión y juicio. Libertad del que escribe y libertad del que lee. Subjetivismo total. Eso está bien. Hay libros que se terminan con asombro y agradecimiento al autor por haber parido semejante maravilla; no hace falta que sean "grandes" libros o muy conocidos, pero por la razon que sea te llegan, sientes que algo nuevo se ha condensado dentro de ti, que has aprendido algo, que esas páginas antes o después las volverás a leer. Es como si el autor las hubiera escrito pensando en ti; otros libros, quizá la mayoría, bueno, pasan sin sentir: se abren, se cierran y a otra cosa. Entretienen, que ya es bastante. Y hay otros que admitiendo que no son malos, no se han escrito para uno. Es lo que a mí me pasa con Margaret Atwood: reconozco que no es mala escritora, pero a mí me chirría lo que escribe. Su simbolismo me resulta afectado y sus personajes desvaidos. Es lo bueno de leer, que hasta lo que no te gusta te hace pensar y tienes que justificar mal que bien el rechazo.
ResponderEliminarHola otra vez:
ResponderEliminarPerdón por intervenir de nuevo, pero, leyendo los comentarios anteriores, me gustaría hacer una pequeña reflexión. Por lo que veo, varios lectores mencionan las series que están basadas en libros de esta autora o de otras y que en algunos casos les han hecho leer posteriormente el libro y en otros no. No tengo nada que objetar: de hecho, a mí también me ha pasado (aunque si tengo intención de leer el libro, prefiero hacerlo antes de ver la serie, como me ocurre con éste de Atwood o con "American Gods") y de hecho, cualquier motivo que lleva a la gente a leer más y, sobre todo, mejor, me parece estupendo. Lo que me llama la atención es que hasta hace poco esto mismo ocurría pero refiriéndonos a películas, mientras que la moda o la evolución de los medios audiovisuales, no sé, ha hecho que ahora nuestras referencias sean las series. y me pregunto si esto ha provocado un cambio, de alguna forma en nuestra percepción de las obras en las que se basan...Me explico. una película de dos horas de duración, por ejemplo, que esté basada en una novela suele ser sintética. Puede y de hecho suele, haber cambios con respecto a la novela, pero normalmente se trata más de cosas que hay que quitar que de añadidos. lo mismo en las "miniseries" que conocíamos hasta ahora. pero en las series de Netflix o de HBO o lo que sea, que tratan de estirar al máximo la temporada inicial, sospecho que a partir de un momento determinado lo que hay es una alteración con respecto ala novela; es lo que menciona alguien que ocurre con "El cuento de la criada" (no la he visto) o con "El hombre en el castillo"... De ahí que quizás si alguien se decide , posteriormente a ver la serie, a leer el libro original, su percepción y valoración de este sufran una cierta distorsión con respecto a la que puede tener un lector "virgen", por decirlo así... ¿O no? Yo no lo sé.
Gracias por aguantarme el rollo.
No dudo que así sea.
ResponderEliminarYo también soy de los que prefieren dejarse la película para después de leer el libro. Tengo los films de Pastoral Americana e Incendios esperando por esto mismo.
En cuanto a las series nunca fui simpatizante de ellas y ahora menos que menos. Dejando de lado ALF, Friends y Verano Azul, creo que las únicas series que he visto son Lost, El cuento de la criada y Juego con los espectadores de juego de tronos. Con todas me ha pasado que después de la primer o primeras temporadas termino cogiéndole más tirria a ese formato.
Entiendo lo que dices, después de visionar una película uno puede esperar que el libro le amplíe la historia, pero después de ver una serie uno termina asqueado de esa historia.
Hola a todos:
ResponderEliminarLa cuesta de Enero no os pasa factura mental, qué bien, jeje
Lo primero, Beatriz, qué pedazo de reseña, me encanta. Cuando veo un buen trabajo tengo que decirlo. Muy bien argumentado, escrito y estructurado. Yo tampoco he leído este libro, sólo "El cuento de la criada" y algunos relatos, pero "El cuento de la criada" me gustó muchísimo, y a la gente que conozco que lo ha leído también. Me gustan mucho, en general, las distopías, y el ambiente subyugante, la tensión, los silencios, las miradas, los colores, etc. en ese libro están logrados de un modo soberbio. Sí que tiene un aire de novela decimonónica, pero para mí eso es algo que le suma puntos, no me desagrada, como al anónimo del primer comentario.
Respecto a lo de las adaptaciones de libros, siempre me gusta me leer primero el libro, y para mí la mejor adaptación que he visto es "Los santos inocentes", de Mario Camus.
Diego y yo tenemos los mismos referentes visuales, jeje, y, al mismo tiempo, no vemos series. Yo no veo ninguna serie, sólo "Cuéntame" (fan total), lo cual dice mucho de mis gustos.
Para acabar, decir que ya he cogido mi primer Houllebecq de la biblioteca ("Lanzarote", con el único criterio de ser el más corto.. XD)y el primer volumen de Solos, que me recomendó Oriol. Todo esto fomenta lo que yo llamo el "optimismo lector", que consiste en apilar libros y pensar que te los vas a leer todos. Supongo que nos pasa a todos los de aquí.
Saludos
Sobre la cuestión novelas-series-películas:
ResponderEliminarYo también procuro leer primero la novela porque, en primer lugar, es la versión "original" de la historia y, en segundo lugar, porque es la más "completa", que luego todo son recortes.
Sobre lo que planteaba Juan, opino que al final todo depende de en qué manos caiga el proyecto y el tipo de expectativas alrededor del mismo. En ECDLC ya se anunció que la segunda temporada iba a tomarse algunas licencias y que no se ceñiría del todo a la historia, y eso es porque quieren ordeñar la vaca hasta el final. Otro ejemplo flagrante: Juego de Tronos.
Sin embargo, hay casos en los que, por el motivo que sea, se pone mucha más sensibilidad en las necesidades narrativas de la historia original. No he visto la mini-serie de Alias Grace pero me parece muy significativo que sea una iniciativa de la también canadiense Sarah Polley en calidad de productora y contando con la colaboración de la propia Atwood, a la que admira. Estoy casi segura (y ya me corregireis si no) de que el hecho de que Alias Grace sea una mini-serie de seis capítulos es una decisión que casa perfectamente con los requerimientos narrativos de la historia original.
Lupita:
Gracias por tus cumplidos. Todos los colaboradores nos esforzamos para daros lo mejor de nosotros y más con seguidores tan entusiastas y leales.
Un saludo.
hola!
ResponderEliminarprimero: muy buena reseña. yo leí de Atwood solo ECDLC, me gustó, pero ahora quiero leer Alias Grace!
con respecto a lo que hablan de libros-series-pelis siempre prefiero leer primero el libro, entiendo que tanto las series como las películas son interpretaciones de los libros, cuyos guionistas y directores pueden tener una visión diferente del libro que leí yo. casi como si fuera un club de lectura entre el director y yo. jaja. esa subjetividad que tiene la literatura es hermosa.
abrazos para todos
es una joya este blog
Gracias por comentar, Rökkur. A mí tb me maravilla que una sola obra suscite tantas opiniones.
EliminarUn saludo.
Holaa,antes de leerme el libro alguien podría decirme si cuenta como acaba la historia de alias Grace?
ResponderEliminarMiriam, me ha sorprendido tu pregunta y dudo si la he entendido bien.
ResponderEliminarEn todo caso, la novela sí tiene, como no puede ser de otra manera, un desenlace. Otra cosa es si me estás preguntando si la novela resuelve la cuestión de la inocencia o culpabilidad de Grace, eso no puedo decírtelo porque sería spoiler y tal vez me despierte mañana junto a la cabeza ensangrentada de mi pez de colores.
No sé si te he ayudado en algo.
Un saludo.