Hay libros que no existen, pero que tienen un lugar importante en la literatura; libros que nunca han sido escritos, pero sí comentados, buscados, reseñados o invocados en otros libros. Son obras ficticias, que en algunos casos se hacen pasar por reales, y en otros son claramente parte del juego narrativo; libros basados en otros libros que sí existieron, o meras invenciones de autores con un especial sentido del humor.
Probablemente el libro ficticio más citado y conocido de todos sea el Necronomicon o "(libro de las) leyes de los muertos", inventado por H. P. Lovecraft, supuestamento compuesto por un poeta loco de Yemen, traducido posteriormente al latín y encuadernado en piel humana; además de contener conjuros y fórmulas malignas, tiene la facultad de enloquecer a cualquier persona que intenta leerlo. Desde que Lovecraft lo creó y lo hizo aparecer en una de sus historias, "The Hound", en 1924, se ha convertido en un tópico de la literatura y el cine de terror.
A veces la invención de libros ficticios se integra en la creación de universos y mitologías narrativas complejas. Es el caso de los libros ficticios mencionados en el mundo de El Señor de los Anillos (por ejemplo, el Libro de los Registros o el Pergamino de los Reyes); de la Biblia Católica Naranja de la saga Dune; de la Enciclopedia Galáctica de Isaac Asimov, dentro del universo de Fundación, o de su contrapartida cómica, la Guía del autoestopista galáctico inventada por Douglas Adams (no la novela real, que sí existe, lógicamente, sino el libro mencionado constantemente en ella, del que llegan a copiarse algunos fragmentos, y que lleva la inscripción "Don't Panic!" en la portada).
Hay autores que tienen especial predilección por inventarse libros. Uno de ellos, probablemente el más grande creador de libros ficticios de todos los tiempos, es Jorge Luis Borges, a quien le gustaba comentar, glosar o reseñar libros inexistentes. Especialmente importantes, por su significación, son "El jardín de los senderos que se bifurcan" (la novela mencionada en el relato del mismo título), ese "nuevo Quijote" escrito por Pierre Menard en pleno siglo XX; o, por qué no, esa edición desconocida y escurridiza de la Enciclopedia Británica que apareceen "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius". Otro gran inventor de libros ficticios fue Rabelais, quien en su Gargantúa y Pantagruel menciona obras tan sustanciosas como el Modo cacandi, de Tartaretus, o el Ars honeste petandi in societate, de Maitre Hardouin de Graetz (que cada lector traduzca los títulos con sus pocos o muchos conocimientos de latín macarrónico).
En otros casos, el invento de una obra ficticia es algo meramente puntual. Los ejemplos de autores y libros inventados para aparecer en una sola obra son innumerables. Umberto Eco jugó con la idea del "Segundo Libro" de la Poética de Aristóteles, perdido o quizás nunca escrito, en El nombre de la rosa; la Teoría y práctica del colectivismo oligárquico del mismísimo Goldstein, ocupa un lugar prominente en 1984; en La vida nueva, de Ohran Pamuk, el grupo de personajes principales ve alterada su vida después de leer un misterioso libro; un libro asesino es también el centro de Nana, de Chuck Palahniuk; novelas como Los papeles de Aspern, de Henry James, o Posesión, de S. A Byatt, que tratan de escritores ficticios, les inventan también, como es lógico, una amplia bibliografía ficticia; mención especial merece Si una noche de invierno un viajero..., de Italo Calvino, que se compone de una sucesión de libros inventados e interrumpidos.
Quién pudiera tener entre sus manos alguno de estos libros imposibles. Y qué gran biblioteca se podría formar con todos ellos...
Más información:
-"Una selección de libros muy interesantes que nunca podrás leer... porque no existen", en el Blog de la BNE
-"Libros malditos. Bibliotecas que nunca existieron", en Muy interesante.
-"Libros inexistentes" en Dalgrev, un blog argentino
-Fictional book y List of fictional books (Wikipedia en inglés)
¡BRAVO! Excelente post. Y a ver cuándo hacemos nuestras propias reseñas de libros inexistentes...
ResponderEliminarPor cierto, añadiría a la lista "Hija de pirómano", la novela que hizo triunfar al escritor decadente de "Jóvenes prodigiosos" (novela de Michael Chabon, agradable peli de Curtis Hanson).
Bueno, alguna reseña de libros inexitentes ya hemos hecho... :P
ResponderEliminarEn Menéame un usuario recomienda otro libro sobre libros inexistentes: Vacío perfecto, de Stanislaw Lem. ¿Se os ocurre alguno más?
Está genial, Santi. Me ha llegado al corazón eso de "el más grande creador de libros ficticios". ¡Qué cierto! Aparte de los que mencionas, Borges hizo una célebre reseña de un libro inventado por él: El acercamiento a Almotásim. Y comentaba que muchos amigos le pidieron ayuda para encontrar el libro en cuestión. Decía que tuvo una buena idea para una novela pero que, sencillamente, le daba pereza escribirla. También hay otros libros más metafísicos en la obra de Borges, como el libro de arena: cada una de sus páginas es infinitamente fina y tiene, por tanto, infinitas páginas. O el libro circular que menciona en La biblioteca de Babel.
ResponderEliminarCreo que Auster también es muy dado a estos juegos, ¿no? Por no hablar de un desagradable personaje que ya ha aparecido en un par de reseñas de ULAD: la escritora ficticia Elizabeth Costello, de Coetzee, que tiene toda una obra ficticia.
Seguro que también en [i]La literatura nazi en América[/i], de Bolaño, aparecen reseñados muchos. Y en el número falso de Quimera también.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu artículo, otro ejemplo no de uno sino de varios libros inventados lo pueden encontrar en El libro salvaje de Juan Villoro
ResponderEliminarMuy buenas "recomendaciones", pero de Dune me gustaría leer más "En la casa de mi padre", de la Princesa Irulan.
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