Título original: Trout Fishing in America
Año de publicación: 1967
Traductor: Pablo Álvarez Ellacuria
Valoración: ¿Recomendable? Humm... ¡diablos, sí!
Inclasificable.
Este adjetivo es el que más veces leerá cualquiera que se dedique a buscar reseñas sobre este libro... yo lo he hecho y no voy a dármelas de original. Porque, ciertamente, este libro lo es: inclasificable.
No es una novela, aunque tampoco podemos decir que no lo sea (en cierto modo). No es un libro de relatos, aunque muchos de sus capítulos lo parezcan. No es un libro de viajes, aunque tiene mucho de "novela de carretera" -o "de arroyo", en este caso-, a través de insólitos rincones de Estados Unidos. No es un libro de pensamientos filosóficos o políticos, aunque éstos también estén presentes (o mejor, aún, sumergidos, comos las truchas a las que se hace referencia una y otra vez). No es un libro de poesía, aunque haya pasajes de un lirismo sorprendente (y algo lisérgico, hay que decir...). No es una autobiografía... o lo es de una manera peculiar, a partir de momentos que casi nadie consideraría representativos del transcurrir de su propia vida (quizás de eso se trate, en realidad). No es un libro de humor, y eso que éste abunda en muchas de sus páginas, pero es un humor que, o bien adopta forma de sarcasmo o en general resulta bastante sombrío, poco dado a provocar la carcajada (conociendo ciertos avatares de la vida de Brautigan, que se cuentan en el prólogo, se entiende este humor subterráneo). No es un libro sobre la naturaleza de su país, o lo es sobre la naturaleza que está dejando de serlo, cada vez más degradada por la mano del hombre. No es un libro sobre la pesca de la trucha en América, repleto de anécdotas de pescador... o, un momento, puede que eso sí que lo sea, a su manera... (supongo, además, que al autor pudo resultarle muy gracioso pensar en los pescadores domingueros, tocados con sus gorras de béisbol y armados de sus neveras portátiles, que compraran este libro esperando encontrar los secretos para pescar truchas en América).
En la contraportada de esta edición -muy bien editada, por cierto-, encontramos nombres, referencias como Dylan, Ginsberg, Hemingway, Mark Twain, Emerson, Thoureau... así como autores en los que parece haber influido Brautigan: Raymond Carver, David Foster Wallace (no en lo de las notas a pie de página, gracias a Dios), Murakami (!)... Puede que todo sea cierto, así como se podrían añadir, tanto en la lista de influencias recibidas como ejercidas, a Kerouac, Hunter S. Thompson, Bukowski... Por su época y actitud, Brautigan pertenece, ciertamente, a la generación de escritores beat -y del postmodernismo literario norteamericano-, aunque le llegó el éxito más tarde, en plena época del flower power... En todo caso, cualquier intento clasificatorio es vano: Brautigan se nos aparece como un autor personalísimo, de lo más original en sus imágenes, de un surrealismo escurridizo (cabe suponer que a la hora de redactar más de una de estas páginas, este escritor se había dejado abiertas las puertas de su percepción, para que nos entendamos).
El propio concepto de "la pesca de la trucha en América" no deja de ser cambiante y huidizo... Por supuesto, es una metáfora que se repite en casi todo el libro -a veces, sin embargo, es literal y de lo que habla es de pescar truchas en América, sin más-, pero lo mismo se refiere a la felicidad que, según la Constitución de Estados Unidos, todo ciudadano americano tiene derecho a buscar (la referencia a Benjamin Franklin que se hace al comienzo es inequívoca); al éxito que, según se dice, aguarda a todo el mundo en la "tierra de las oportunidades", o a la libertad que, según se dice también, constituye la base sobre la que se cimenta tan gran país. De hecho, "la pesca de la trucha en América" también parece hacer alusión, en otras ocasiones, a la propia América (Estados Unidos de, se entiende), pero también a sus "enemigos" en aquellos años 50 y 60, como eran Vietnam o la amenaza del comunismo internacional... O sirve para denominar a una persona concreta, incluyendo el propio autor, o una organización o idea.... o se convierte en el propio marco en el que se desarrolla la metáfora de "la pesca de la trucha en América"... en fin, que más vale relajarse y no tratar de entenderlo racionalmente...
Un libro -novela, ensayo o lo que sea- que quizá no sirva para trazar nuevos caminos para los escritores ni encontrar arroyos en los que practicar la pesca de truchas -literarias, quiero decir- para los lectores, pero que no se debería dejar de leer, aunque sólo sea para conocer una visión diferente, abierta y heterodoxa (y más bien triste, me temo), del mundo y sus circunstancias, incluyendo la literatura. Y la pesca, claro.
Otrostítulos de Richard Brautigan reseñados en Un Libro Al Día: Un detective en Babilonia, El monstruo de Hawkline
Inclasificable.
Este adjetivo es el que más veces leerá cualquiera que se dedique a buscar reseñas sobre este libro... yo lo he hecho y no voy a dármelas de original. Porque, ciertamente, este libro lo es: inclasificable.
No es una novela, aunque tampoco podemos decir que no lo sea (en cierto modo). No es un libro de relatos, aunque muchos de sus capítulos lo parezcan. No es un libro de viajes, aunque tiene mucho de "novela de carretera" -o "de arroyo", en este caso-, a través de insólitos rincones de Estados Unidos. No es un libro de pensamientos filosóficos o políticos, aunque éstos también estén presentes (o mejor, aún, sumergidos, comos las truchas a las que se hace referencia una y otra vez). No es un libro de poesía, aunque haya pasajes de un lirismo sorprendente (y algo lisérgico, hay que decir...). No es una autobiografía... o lo es de una manera peculiar, a partir de momentos que casi nadie consideraría representativos del transcurrir de su propia vida (quizás de eso se trate, en realidad). No es un libro de humor, y eso que éste abunda en muchas de sus páginas, pero es un humor que, o bien adopta forma de sarcasmo o en general resulta bastante sombrío, poco dado a provocar la carcajada (conociendo ciertos avatares de la vida de Brautigan, que se cuentan en el prólogo, se entiende este humor subterráneo). No es un libro sobre la naturaleza de su país, o lo es sobre la naturaleza que está dejando de serlo, cada vez más degradada por la mano del hombre. No es un libro sobre la pesca de la trucha en América, repleto de anécdotas de pescador... o, un momento, puede que eso sí que lo sea, a su manera... (supongo, además, que al autor pudo resultarle muy gracioso pensar en los pescadores domingueros, tocados con sus gorras de béisbol y armados de sus neveras portátiles, que compraran este libro esperando encontrar los secretos para pescar truchas en América).
En la contraportada de esta edición -muy bien editada, por cierto-, encontramos nombres, referencias como Dylan, Ginsberg, Hemingway, Mark Twain, Emerson, Thoureau... así como autores en los que parece haber influido Brautigan: Raymond Carver, David Foster Wallace (no en lo de las notas a pie de página, gracias a Dios), Murakami (!)... Puede que todo sea cierto, así como se podrían añadir, tanto en la lista de influencias recibidas como ejercidas, a Kerouac, Hunter S. Thompson, Bukowski... Por su época y actitud, Brautigan pertenece, ciertamente, a la generación de escritores beat -y del postmodernismo literario norteamericano-, aunque le llegó el éxito más tarde, en plena época del flower power... En todo caso, cualquier intento clasificatorio es vano: Brautigan se nos aparece como un autor personalísimo, de lo más original en sus imágenes, de un surrealismo escurridizo (cabe suponer que a la hora de redactar más de una de estas páginas, este escritor se había dejado abiertas las puertas de su percepción, para que nos entendamos).
El propio concepto de "la pesca de la trucha en América" no deja de ser cambiante y huidizo... Por supuesto, es una metáfora que se repite en casi todo el libro -a veces, sin embargo, es literal y de lo que habla es de pescar truchas en América, sin más-, pero lo mismo se refiere a la felicidad que, según la Constitución de Estados Unidos, todo ciudadano americano tiene derecho a buscar (la referencia a Benjamin Franklin que se hace al comienzo es inequívoca); al éxito que, según se dice, aguarda a todo el mundo en la "tierra de las oportunidades", o a la libertad que, según se dice también, constituye la base sobre la que se cimenta tan gran país. De hecho, "la pesca de la trucha en América" también parece hacer alusión, en otras ocasiones, a la propia América (Estados Unidos de, se entiende), pero también a sus "enemigos" en aquellos años 50 y 60, como eran Vietnam o la amenaza del comunismo internacional... O sirve para denominar a una persona concreta, incluyendo el propio autor, o una organización o idea.... o se convierte en el propio marco en el que se desarrolla la metáfora de "la pesca de la trucha en América"... en fin, que más vale relajarse y no tratar de entenderlo racionalmente...
Un libro -novela, ensayo o lo que sea- que quizá no sirva para trazar nuevos caminos para los escritores ni encontrar arroyos en los que practicar la pesca de truchas -literarias, quiero decir- para los lectores, pero que no se debería dejar de leer, aunque sólo sea para conocer una visión diferente, abierta y heterodoxa (y más bien triste, me temo), del mundo y sus circunstancias, incluyendo la literatura. Y la pesca, claro.
Otrostítulos de Richard Brautigan reseñados en Un Libro Al Día: Un detective en Babilonia, El monstruo de Hawkline
Citándole a Vd: "conociendo ciertos avatares de su vida" como no buscar en la obra clave de Brautigan ciertos rasgos. A quién no le pasa al leer " la broma infinita" por ejemplo.
ResponderEliminarUn saludo.
Exactamente, amigo Pablo... reconozco que, a pesar de cientos momentos jocosos, la impresión que deja el libro (al menos a mi) es de bastante tristeza. Pero quizás sea una impresión influida por lo que se cuenta en el prólogo sobre la vida del autor... no sé.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por el comentario, en todo caso.