Hace algún tiempo leí Momias y embalsamados, una antología de cuentos de terror de escritores españoles. En ella había un relato bastante entretenido, titulado "En el nombre del musgo", cuyo protagonista era una suerte de Solomon Kane andaluz.
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domingo, 7 de julio de 2024
VV.AA.: Bill el Largo y la posada maldita
Hace algún tiempo leí Momias y embalsamados, una antología de cuentos de terror de escritores españoles. En ella había un relato bastante entretenido, titulado "En el nombre del musgo", cuyo protagonista era una suerte de Solomon Kane andaluz.
sábado, 6 de julio de 2024
José Agustín: Se está haciendo tarde (final en laguna)
Idioma original: español
Año de publicación: 1973
Valoración: recomendable
viernes, 5 de julio de 2024
Pedro Juan Gutiérrez: Mecánica popular
Año de publicación: 2024
Valoración: Bastante recomendable
Con Bukowski ocurre un poco como con Maradona (y no, no me refiero a su afición por ciertas sustancias). Así como allá donde surgía un jugador con la mínima semejanza al astro argentino ya teníamos un Maradona "local" (el Maradona de los Cárpatos, el Maradona del los Balcanes...), allá donde aparece un escritor que hable sin tapujos de sexo, alcohol y demás ya tenemos al Bukowski "local" de turno. Es lo que ocurre con Pedro Juan Gutiérrez, quien en muchas reseñas y artículos, es nombrado como el Bukowski cubano.
No seré yo quien venga a enmendar la plana al casi unánime coro de adalides de la cultura (por ejemplo, es algo que en la contracubierta de este libro dicen Richard Bernstein (NYT) o Felipe Benítez Reyes), pero sí que me serviré de una frase del propio Pedro Juan para matizarlo: Así que no sé exactamente si lo que yo hago es realismo, sucio, definitivamente, no. Lo que pasa es que me interesa mucho meterme en las sombras de los personajes, la parte oscura, la parte que todos tenemos, porque todos tenemos sombras, todos tenemos vicios, todos tenemos maldades, todos tenemos un diablo dentro. (ver artículo completo AQUÍ).
En cualquier caso, este es el libro menos "bukowskiano" de los que he leído de Pedro Juan. Diría, incluso, que podría acercarse más al costumbrismo que a un hipotético realismo sucio. ¡Al lío!
Diecisiete relatos componen este Mecánica popular. Se trata de textos que abarcan tres décadas (50, 60 y 70) de cambios vertiginosos en la sociedad cubana a los que asistimos a través de Carlitos, personaje protagonista y/o testigo de buena parte de los mismos, lo que nos lleva a la más acertada descripción de Mecánica popular como una novela de formación fragmentaria. De hecho, se observa una evolución del personaje de Carlitos muy propia de la novela.
Sea como fuere, son textos en los que se ven confrontados sueños y realidad (el hombre nuevo vs una sociedad aún machista y falocrática, las ganas de comerse el mundo vs la escasez, etc), en el que las soledades se combaten a través del sexo, el ron y el baile, en el que todo sucede a una velocidad de vértigo tal que la vida semeja un accidente alimentado por los imprevistos.
Más allá de ese retrato de la sociedad cubana, tres son los aspectos que destacaría en la prosa de Pedro Juan:
- el manejo de la frase breve.
- la utilización de los diálogos y del habla "de la calle", lo que unido al punto anterior confiere a los textos de Pedro Juan de un ritmo muy característico.
- su capacidad para meternos de lleno en el relato con apenas unas líneas. Pedro Juan no se anda con rodeos, "ni pa una cosa ni pa otra".
- El corazón palpitante, con sus metafóricos recuerdos y lecciones y cargado de frustración y soledad.
- Asesinos en serie, quizá en texto en el que mejor y más claramente se muestran las contradicciones de una sociedad en plena vorágine.
- Abundancia de peces, el más cinematográfico y "moderno" de todos ellos.
jueves, 4 de julio de 2024
Lev Tolstói: Los dos húsares
Título original: Два гусара (Dva gusara)
Traducción: Irene y Laura Andresco
Año de publicación: 1856
Valoración: Bastante recomendable
Veo por ahí que Los dos húsares pasa por ser una de las obras más valoradas de Tolstói. Hombre, refiriéndonos al autor de Anna Karenina, Guerra y paz o La muerte de Iván Ilich me parece mucho decir. Esta que traemos hoy aquí es una obrita de juventud, con todo el aspecto de tal: el maestro, que todavía no había cumplido los treinta, apunta cosas muy interesantes pero en mi opinión todavía está lejos de lo que ofrecería algunos años más tarde.
Estaríamos en esa especie de subgénero, tan abundante en la época, al que podríamos llamar literatura de tropa. Tolstói, que por ese tiempo tuvo cierto contacto con el estamento militar, debía conocer de primera mano el tipo de jovenzuelos que, por prestar servicio de armas para el zar, se movían por ahí pavoneándose de sus uniformes, en especial si pertenecían a determinadas unidades de porte singular. La juventud, el donaire castrense y un oficio prestigioso les permitían presentarse en sociedad algunos peldaños por encima del resto, exhibiéndose entre mujeres, campesinos y mesas de juego.
En todo esto destaca por encima de la media el conde Turbin, apasionado por todo aquello que suponga emociones intensas, un tipo altivo que disfruta retando a duelos y conquistando bellezas femeninas. Entre ellas Ana Fiodorovna, hermana de un compañero de armas, en quien el conde dejaría una huella más profunda de lo que la realidad de esa relación daría como consecuencia lógica. Pasados los años, el hijo del conquistador, también del cuerpo de húsares, entra por casualidad en contacto con la propia Ana Fiodorovna y su hija, y la historia parece repetirse.
Así contado, queda sin duda la impresión de una pequeña historia galante, un relato más de ese tipo de amores que quedan durante años o décadas en un repositorio escondido, impresiones de juventud que el tiempo no ha conseguido borrar o que traspasan generaciones. Y en mi opinión eso es exactamente el libro. Claro está que siempre se le pueden buscar capas más profundas y menos visibles, no sé, caracterización de cierto tipo jóvenes soldados, contrastes con los estratos más tradicionales de la sociedad rusa, contexto histórico. Pero no deja de ser una narración sencilla sobre algo tan usual como la relación entre el uniformado que se come el mundo a bocados y la joven ingenua que cae rendida a sus encantos.
En todo caso, tampoco olvidemos que esto lo escribe Tolstói, que aunque quizá todavía algo inmaduro, ya llevaba dentro el genio. Y entonces todo esto un poco banal y mil veces visto se convierte en otra cosa que no se puede describir más que como un pequeño gran placer. Y es que cualquier historia en manos de un escritor con este talento es un regalo para el lector. Cada palabra, cada frase, está exactamente donde debe, no hacen falta trucos ni herramientas extravagantes, se siente fluir el relato con una naturalidad que hace innecesario recurrir a nada más. Desfilan ante nosotros personajes definidos de forma cristalina en un par de líneas, podemos leer sus pensamientos sin que nos los cuenten, uno es partícipe del aire que respiran, les vemos moverse, evolucionar, y todo encaja como si no pudiese ser de otra forma.
En esta pequeña e incluso modesta píldora encontramos mucho de lo que el autor es capaz de ofrecer, todavía embrionario pero suficiente para hacernos disfrutar. Esa maestría que con el paso de los años, y tampoco muchos, haría posible obras brutales como las que apuntamos aquí abajo.
miércoles, 3 de julio de 2024
Annie Ernaux: El lugar
Título original: La place
Traducción: Valèria Gaillard en catalán para Angle Editorial y Nahir Gutiérrez en castellano para Tusquets Editores
Año de publicación: 1983
Valoración: recomendable
martes, 2 de julio de 2024
Nieves Mories: Agujeros de sol
Agujeros de sol, de Nieves Mories, es una novela de terror sobresaliente. Una novela adictiva, perfectamente urdida, que dosifica la información de forma impecable, juega constantemente con las expectativas del lector, está escrita con una prosa brillante, la habitan personajes más complejos de lo que a priori pueda parecer y se cierra con un clímax brutal.
Empieza describiendo una sangrienta masacre. Y de ahí, reculamos en el tiempo para conocer a los implicados en dicha masacre, tanto víctimas como verdugos.
Aborda, desde una perspectiva moderadamente original, conceptos ya asentados en el imaginario horrorífico como el de los gemelos, el del doble o el de la venganza de ultratumba. También hace un explícito homenaje al Rebecca de Daphne du Maurier, aportando en el proceso su granito de arena.
Destina una nada desdeñable parcela a la crítica social, arremetiendo contra diversas lacras (entre las que se cuentan, por ejemplo, la impunidad de la clase alta, las tropelías de la Iglesia o la sumisión de las mujeres en familias de estructura patriarcal).
En resumen, Agujeros de sol es una novela de terror de una calidad extraordinaria. Se lee en apenas unas horas con una mezcla de diversión y asco, pero sus logrados personajes, ambientaciones y escenas permanecerán en nuestra memoria durante un largo periodo.
También de Nieves Mories en ULAD: Aquí
lunes, 1 de julio de 2024
Terry Hayes: Soy Pilgrim
Idioma original: inglés
Título original: I am Pilgrim
Traducción: Cristina Martín Sanz.
Año de publicación: 2014
Valoración: bastante recomendable
Territorio Best Seller, absolutamente. Y que conste que sé algo de este libro a raíz del revuelo reciente a cuenta de la nueva novela del autor, que está siendo debidamente promocionada, porque en su debido momento, debo ser refractario a tanta escandalera, ni me enteré de su enorme repercusión.
Pongámonos en contexto, esto son ochocientas sesenta páginas (lágrima de contenida nostalgia de nuestras TochoWeek) de thriller geopolítico urdido con cierta gracia, aunque recurriendo uno tras otro a todos los clichés del género, incluyendo el obvio y poderoso componente audiovisual - el tal Hayes ha intervenido en no pocas producciones cinematográficas - que queda reflejado en la estructura de la novela: cuatro partes que confluyen, capítulos cortos (algunos de apenas tres páginas) que parecen escenas que persiguen una necesaria confluencia, un clímax y también en la escasa ambición lírica: no corrientes de conciencia, no especulación metafísica sobre la situación de la Humanidad que aboca a ciertos enfrentamientos, no cuestionamiento de cierto orden establecido.
Todo correcto, por lo cual no nos vamos a quejar ni del planteamiento algo simplista, ni del estilo literario, la prosa es dinámica y no se siente vergüenza ajena, por lo menos, aunque ciertas expresiones ("su droga era la inteligencia") pueden provocar cuadros pasajeros de leve rubor, en general el estereotipo se cumple, y capítulo tras capítulo hay ganchos que fuerzan una lectura ligera y relativamente excitante, en el sentido casto de la palabra, pues aunque nuestro héroe (Pilgrim, nombre que toma para la misión, pero a lo largo de su extensa carrera ha usado decenas de nombres con sus perfectos pasaportes falsos emitidos por oscuras agencias para-gubernamentales) tiene treinta y dos años, no está mucho para aventuras sentimentales o escarceos sexuales. A pesar de lo cual, todas las mujeres que pululan por estas páginas, sean afines o no, resultan ser auténticas bellezas. Problema endémico de estas novelas: estamos hablando de una clásica progresión de malo contra bueno en acrecamiento físico constante, donde héroe y antihéroe tienen claroscuros en sus pasados, sea uno sirviendo a una causa (Occidente) o a la otra (la Yihad). Hasta los nombres elegidos ya plantean esa dicotomía y prácticamente todo lo que pueda plantear más allá de una escueta sinopsis representa estropear su lectura.
Pilgrim (Peregrino, mayor, sabio, entrañable) es la última guisa de un agente de un servicio ultrasecreto, naturalmente el mejor de su promoción, hasta el extremo de haber escrito un libro que es una oscura referencia para los aspirantes a ejecutores del crimen perfecto. El tío sabe de todo, desde análisis de comportamiento criminal hasta tendencias políticas, sustancias legales e ilegales, idiomas, armas... cosa que no impide que haya cometido alguna torpeza en el pasado que le haya llevado a ser expulsado (o apartado) hasta que surge un caso tan complicado que sólo él puede solucionar, incluso sus denodados esfuerzos por borrar cualquier rastro de existencia y experiencia pasada (¡mardito interné!) han resultado insuficientes y alguien ha conseguido contactarle. Se constituye el eje del bien para contrarrestar al del mal: el Sarraceno (taimado, oscuro, fanático) sufrió en sus carnes la arbitrariedad: su padre fue ejecutado por el régimen saudí y ha tenido que huir de su país y refugiarse mientras se ha radicalizado. También es un tipo joven, inteligente y brillante, cuenta con el respeto del Peregrino que lo respeta como enemigo a su altura, pero el antagonismo está servido y la progresión narrativa está servida. No hay que pedirle más a estos libros que eso. Salen los típicos enclaves: que si Jeddah, las montañas afganas, París, la casa Oval...
Estereotipos totalmente necesarios para estas lecturas, que no requieren más que una tumbona (a ser posible en rayas blancas y azules), brisa marina o arrullo de piscina, un refugio a la sombra, un silencio relativo pues tampoco hay mucha trama en que concentrarse ni mucho misterio por destripar. Ah! y un tamaño lo suficientemente contundente para durar lo que unas vacaciones. Tan fácil de leer como de olvidar, por eso.