Traducción: Inmaculada Pérez Parra
Año de publicación: 1979
Valoración: Bastante recomendable
Amor sin fin es una extensa novela que podríamos emparentar con dos películas estrenadas también a finales de los setenta y con dos libros perfectamente conocidos por todos. Y las películas serían Malas tierras y Alguien voló sobre el nido del cuco y las novelas serían El guardián entre el centeno y El túnel.
Empecemos por el final. La asociación con la novela de Sábato tiene su origen en un primer párrafo o una primera página verdaderamente apabullante en la que el narrador confiesa haber prendido fuego a una casa en cuyo interior estaban las personas a las que más adoraba en el mundo; la vinculación con la novela de Salinger se debe a la primera mitad del texto, en la que un narrador adolescente observa extrañado el mundo de los adultos; el nexo con la película de Milos Forman tiene que ver con un final en la que uno puede imaginarse a Dave Axelrod en la situación en la que se encontraba el personaje interpretado por Jack Nicholson; por último, el vínculo con la película protagonizada por Martin Sheen y Sissy Spacek tiene que ver con el propio argumento de esta, que si recordáis trataba de una pareja de adolescentes que vivía un amor apasionado y trataba de escapar del mundo de los adultos a través de él. Creo que esas cuatro referencias pueden servir para que os hagáis una idea del argumento de la novela.
Más allá del argumento, lo que importa es el cómo, qué es lo que hace que Amor sin fin sea una muy buena novela. Varios son los aspectos a destacar:
- La construcción de los personajes. Obviamente el peso de la novela recae en Dave, narrador en primera persona de los hechos, y este es el personaje más destacado, especialmente por la evolución que tiene y el tratamiento que el autor concede a sus vaivenes emocionales. Pero además de Dave, los secundarios son mostrados en toda su complejidad y son fundamentales para el desarrollo de la historia
- Los diálogos, ágiles y creíbles, que contribuyen a esa construcción de personajes de las que hablaba
- Las tramas secundarias que acompañan y complementan la historia de Dave y Jade. Mención especial merece la crónica de la generación de los padres de estos y la brecha abierta entre ambas.
Así, queda la sensación de haber leído una muy buena novela sobre la que solo queda añadir un comentario. Como sucede con El guardián entre el centeno (y también con Rayuela o con La insoportable levedad del ser), tengo la impresión de que Amor sin fin es una novela que puede impactar más a un lector más joven. Esos amores tan absolutos, esa angustia juvenil, esas búsquedas desesperadas entre el sexo y la confusión, entre la desesperación y el deseo, no suenan igual a los 20-25 años que a los 45. Cuestión de tiempo, quizá, porque como dice el propio Dave Axelrod hacia el final de la novela...
Ahora había una muerte entre nosotros y cuatro años de separación., había amantes y tribunales y hospitales y cartas sin mandar y diez mil horas de terror y de duda, pero no es que fuéramos menos por eso, solo menos felices.
P.S.: Hay un par de versiones cinematográficas de la novela, aunque no parecen estar a la altura de esta. O, al menos, eso dicen los que las han visto.
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