No existe el bien sin el mal. La luz sin la oscuridad. El ying sin el yang. El gin sin el tonic. Las reseñas acertadas sin las mías... y, por supuesto, no existe lo mejor sin lo peor... Así pues, ya sabéis lo que toca...
Lo peor de cada casa (bueno, casi):
- Hamnet, de Maggie O'Farrell. Mi primera elección quizá sorprenda a alguien, al tratarse de una novela de gran éxito y prestigio, además de que está entre mis propias mejores lecturas del 2021, pero la cubierta no me acaba de convencer, lo siento... Sigue el diseño habitual en Libros del Asteroide, con una fotografía o ilustración en blanco y negro sobre un fondo monocromo, aunque cruzado por una banda blanca para el título y la autoría. Pero, en este caso, la fotografía de una chica que representa a una de las protagonistas de la historia está encuadrada sólo en el espacio inferior, quedando libre el superior y desequilibrado el conjunto; la pobre parece mirarnos agobiada por el peso del vacío que tiene sobre su cabeza... El color elegido (ignoro con qué criterio, si lo hay), no sé si mostaza o cagalera, tampoco me resulta demasiado atrayente (lo curioso es que se trata del mismo color y diseño, aunque en ese caso con un dibujo , en vez de foto, que en Valle inquietante de Anna Wiener, y ahí sí que funciona).
- Gordo de porcelana, de David Pascual (Temas de Hoy): Alguien debió de pensar que, ya que se trataba de una novela más bien bizarresca en la que aparece gente vestida como mascotas de dibujos animados, bastaba con googlear "Imágenes Bizarre Furry Street Night" o algo así, y poner la primera foto que apareciese... (obviando, claro, que en la novela se habla de un "Gato del Espacio", no de un perro). Si la idea era sugerir en el lector un aire de cutrerío, tristeza y desconcierto, enhorabuena, porque se ha conseguido.
- Selene y los 4 elementos, de Lucía Etxebarria (autoedición): otra cubierta que parece hecha con una foto random, aunque quizá no lo sea...Quizás trate de imitar ciertas ediciones cutres de los años 70, con este tipo de fotos con mucho contraste, colores subidos, etc. Tal vez se busque indicar que la tal Selene es una mujer de armas tomar... (perdón, prometo no volver a hacerlo). En cualquier caso, no sé hasta que punto conviene comentar que la mujer con la pistola de la foto se parece no poco a la autora y editora del libro (aunque más joven y con peluca)... La contra viene con sorpresa, por cierto.
"_Oye, que la editorial Reikiavik nos ha encargado la portada de un libro sobre mujeres bertsolaris titulado Reverso...
_¿Bertsoqué? ¿Eso qué es?
_Algo de unas vascas que recitan versos en su idioma o una cosa parecida... ¿Se te ocurre algo?
_Humm... ¿Vascas, dices? Pues ponemos a una tía con cara de flipada mirándose a un espejo, que me han dicho que allí son todas un poco rarunas...
_Vale, pero que lleve un flequillo de ésos cortado a hachazos, en plan aberchandal, como en la peli aquélla de los ocho apellidos...
_Ah, sí, qué risa, tú... Tranqui, que esto lo hacemos en un plis."
- La gran ola, de Albert Pijuan (Sexto Piso): No he leído este libro, que al parecer es una novela satírica que se ambienta durante el tsunami en el Índico del 2004 y que, según la sinopsis de la editorial, "esconde, tras su humor incisivo e irreverente, una crítica implacable a una élite indolente y voraz, y a la visión del mundo como resort", así que parece claro que el mecanismo mental que llevó a alguien a elegir esta foto para la cubierta fue el mismo que en el caso de La ciudad de la euforia, pero el resultado me parece harto diferente... En este caso, sin duda la cubierta es divertida y llamará nuestra atención desde las mesas de las librerías, pero sospecho más difícil que alguien decida llevarse el libro y menos aún pasar por la mirada inquisitiva de la cajera o cajero...
-Vestido de domingo, de David Sedanis ( Blackie Books): Un caso parecido; por lo visto, ésta es una novela autobiográfica de humor, basada en las desventuras familiares del autor... Ignoro que tiene que ver tal cosa una piedra con bujeros que recuerdan a unos ojos y boca, sobre fondo arbustivo verde, pero tampoco estoy seguro de querer saberlo.
- Uno de los géneros que más cubiertas de un gusto cuestionable han ofrecido al mundo, co una curiosa mezcla entre lo cursi y lo chabacano, ha sido siempre el de la novela romántica, aunque, ay, también en esos lugares ha habido cierta evolución (a mejor, lo que no era muy difícil) y las cubiertas con highlanders despelotados, tórridas escenas ante châteaux imitando a las del célebre ilustrador Pino y complementos masculinos dejados al desgaire sobre la mesilla, en plan 50 sombras... han quedado relegadas a la autoedición y el libro electrónico. Aún así, queda alguna editorial en papel que mantiene la tradición, como el sello Daphne, de Pàmies, en el que aún podemos encontrar despropósitos delicias como esta Dulce tentación, en la que se aúnan dos elementos incuestionables: el mozo luciendo tableta de chocolate y la supuesta caligrafía a mano, en color rosa... Morbazo picardía y romanticismo, tándem ganador.
- Otro género en el que se tiende a menudo hacia lo colorido y abigarrado en sus cubiertas es el de la novela histórica, donde se pueden encontrar ejemplos inenarrable, aútenticas cimas de lo kitsch. No obstante, he optado para representarnos una cubierta mucho más sobria pero que me parece fallida en varios aspectos, la de ¡Pelayo!, del otrora célebre José Ángel Mañas (Esfera de los Libros). Podría aceptar (a duras penas), la supercalifragilística idea de rotular el título, ocupando toda la con letras de supuesto aire medieval; podría transigir con esos signos de exclamación que le dan un toque a lo Muchachada Nui; podría transigir con el nombre del autor inscrito en la O, cual sorpresa dentro de un huevo Kinder... Pero lo que no entiendo es por qué, si te molestas en concebir una cubierta así, dándole una importancia omnipresente al título, luego pongas de fondo una imagen desvaída del supuesto don Pelayo, como un fantasma de los tiempos altomedievales... Una cubierta conceptualmente discutible pero que, además, se queda a medias...
- Dándole una importancia fundamental al título encontramos esta de Técnica y tecnología, de Adrián Almazán (Taugenit) Entiendo que los ensayos sesudos acostumbren a tener unas cubiertas más serias, incluso aburridas, que las novelas de humor o las eróticas, por ejemplo, es lo que dictan las convenciones, pero aquí se han pasado de muermos formales, con ese fondo que oscila entre el gris ala de mosca y el color pizarra ( perdón, que me acabo de dar cuenta de que hay una pequeña figura en la esquina inferior derecha, como un Alma condenada a vagar por el Tártaro por toda la eternidad)... Tampico entiendo a qué viene, por detrás del título en Arial o la que sea, esa "y" imitando la caligrafía a mano... ¿"Y"? ¿ "Y" qué?
-Debolsillo ha publicado las primeras novelas de Stephen King con cubiertas de un estilo entre informal e improvisado (por no decir descuidado). Es verdad que son libros que han tenido infinidad de ediciones, así que no importa mucho, pero vaya... En el caso de La zona muerta o de It (que parece un jeroglífico de hoja parroquial), el resultado no me parece muy afortunado; en el de El misterio de Salem's Lot", no sé aún si hace daño mirarla o si es una genialidad...
- Independencia, de Javier Cercas (Tusquets): No sé ni por donde empezar con esta m... con lo que está mal en esta cubierta; por poco se ha librado de ser la peor del año, en mi opinión. Como se ve, está ilustrada con un fotomontaje sumamente confuso, en el que, sobre una cabeza masculina aparece proyectada una escena en la que un tipo (entiendo que el mismo del cabezón) está contemplando desde cierta altura una ciudad, diríjase que Barcelona... Sin leer el libro, no se sabe si está ahí con ánimo reflexivo o melancólico, pensando en tirarse desde un balcón o que se le ha olvidado dónde ha aparcado el coche y ha subido a Montjuic a ver si lo encuentra desde allí. Si la imagen ya es bastante confusa, como digo, aunque es verdad que sigue el mismo estilo que las otras cubiertas de la trilogía de la que forma parte esta novela, la cosa se agrava porque la panorámica es nocturna, por lo que resalta poco con el tradicional fondo negro de los libros de Tusquets.
Por último, resulta imposible saber qué cubierta nos aguarda como la más horrenda de 2022, pero, sin duda, ya podemos prever cual será la faja más épouvantable... ¿alguien quiere apostar?
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