Año de publicación: 2020
Valoración: sin duda, recomendable
Esperado libro de relatos (al menos para sus admiradores, entre los que me cuento), de esta joven escritora ecuatoriana en la que muchos tenemos puestos nuestras mayores esperanzas; esperanzas que ya son realidades, en verdad, como atestiguan sus libros publicados hasta la fecha. En este caso, se trata, ya digo, de un breve volumen de relatos encuadrados en lo que alguien ha dado en llamar "gótico andino". No seré yo quien lo desmienta, pese a que estas etiquetas siempre resultan algo desconcertantes, amén de reduccionistas... En fin, más discutible aún resulta lo de "gótico sureño" y bien de éxito que ha tenido el "conceto" que decía aquel...
Pero al lío: Las voladoras está compuesto por ocho relatos (me resisto a llamarlos "cuentos", pese a que alguno pueda recordar los más terribles cuentos de los hermanos Grimm, por ejemplo) de extensión variable, aunque la mayoría oscilan entre las diez y veinte páginas. Son todos relatos que podríamos adscribir al género de horror o, mejor aún, "malrollero", si me permite el término, sin que siempre esté presente el elemento fantástico o sobrenatural. En varios no es así, de hecho, y justamente es esa conciencia de que lo que sucede en ellos podría pasar en nuestra ciudad o pueblo, en la casa de al lado, en nuestro entorno más próximo, es lo que genera, tal vez, mayor desasosiego. Aunque difieren de unos a otros en cuanto a su trama y circunstancias, hay elementos comunes a todos los relatos, o casi, además de la excelencia de la prosa de esta autora, una auténtica malabarista a la hora de utilizar ciertos registros, como el uso del narrador en primera persona. Éste, por cierto, es el primero de los rasgos comunes a todo el libro:
- El uso de la primera persona y, en casi todos los relatos -excepto el último, en realidad-, por parte de narradoras femeninas, ya sean adolescentes o mujeres adultas. A las que les pasan cosas muy chungas, por cierto...
- La familia y las relaciones, en general, tortuosas entre sus miembros como ámbito en el que se desarrollan las historias o que al menos las condiciona de una manera determinante. El único relato donde no sucede esto, Soroche, tiene lugar entre un grupo de amigas que se conocen desde niñas, casi como hermanas... (las hermanas auténticas y sus no menos peculiares relaciones parecen en algunos de los otros relatos, por cierto).
- El cuerpo humano o partes de él (la cabeza, los dientes, la sangre, el oído, la lengua) y sus pegajosa materialidad, su degradación, nuestra esclavitud inevitable a sus límites. Esta presencia de lo orgánico, de la crudeza inexorable de la biología, me parece un rasgo propio, casi definitorio, de la literatura de Mónica Ojeda, hasta donde yo conozco...
- La raigambre andina o ecuatoriana de estos relatos. Cierto es que sólo algunos de ellos, como el que da título al volumen, Las voladoras -una especie de harpías, para entendernos-, el último, El mundo de arriba y el mundo de abajo y también Cabeza voladora están inequívocamente basados en las leyendas o religión propia del país de la escritora, mientras que Terremoto hace alusión a sus características geomorfológicas; los demás podrían desarrollarse lo mismo en Ecuador que en España, Estados Unidos o, yo qué sé, Escocia... Ahora bien, Ojeda se ha preocupado de poner algunas referencias a localidades u otros lugares de Ecuador para que situemos geográficamente sus relatos.
- En muchos casos, las protagonistas/narradoras muestran un grado mayor o menor, pero siempre evidente, de obsesión, que puede centrarse en algún suceso o elemento de su vida, presente o pasado, así como en acontecimientos que ocurran fuera de ellas pero que les afecte de forma decisiva, .
Ya lo hemos hablado más de una vez. Lo mejor que se está escribiendo últimamente en castellano lo están haciendo las mujeres de Latinoamérica. No tengo ninguna duda!
ResponderEliminarBuena reseña, compa!!
Anoto nombres, anoto, anoto, anoto... Hace mucho que no leo a lxs LATAM, a ver si con esta "generación/movimiento" me reconcilio.
ResponderEliminarAbrazos fraternos y l🌀c🌀s
Hola a los dos:
ResponderEliminarKoldo, no lo digamos muy en alto, no sea que nos oigan en Suecia y le den el Nobel a una de éstas antes que a alguno de los eternos candidatos (tipo académico de la RAE, vaya) y ya la tengamos liada...
Antonieta, yo no sé si se puede hablar de "generación" o de "movimiento" (o si ellas lo hacen), dado que estas escritoras provienen de diferentes países y sus edades oscilan entre los treinta y uno o 32 de Ojeda a los cuarenta y bastantes de otras, pero veo evidente que comparten, junto con un uso muy libre del idioma, una recurrencia a ciertos temas, como el sexo sin ambages ni idealizaciones, la violencia (sobre todo contra las mujeres), la querencia por los géneros fantásticos y de terror, altiempo que una ambientación muy realista... Y no me cabe duda que estasescritoras se leen unas a otras y tienen presente lo que escriben las demáshayaEs eso una generación literaria? Pues supongo y espero que ya se estén escribiendo tesis doctorales en muchas universidades para dilucidarlo (yo lo haría)...
Perdón por el rollo y un salydo a amvos.
♥️🌞🌱
EliminarOstras...SALUDO A AMBOS
Eliminar😅
Juan, en Suecia están muy pendientes de tus opiniones para el Nobel.
EliminarNo creo, sal; si fuera así, ya se lo habrían dado al jodido Murakami... (A Ryu, claro, el Murakami molón)
EliminarMe apunté a Ojeda y adquirí Mandíbulas desde que leí tu reseña. Aún no lo leí. Es una suerte tener muchos menos kilómetros leídos que vosotros. Nos permite llegar a autores que ya tenéis contrastados y el riesgo de patinar desaparece.
ResponderEliminarPues por lo que voy viendo aquí acerca de esta autora no solo está ya en la lista, sino que habrá que hacer alguna trampa para colarle en los puestos cabeceros.
ResponderEliminarGracias por la recomendación (esta y las anteriores).
¿En la llistapara el Nobel, te refieres? Hombre, de momento no, que aunque creo que ya tiene cinco o seis títulos en su haber, entre narrativa y poesía, aún está empezando su carrera literaria, como quien dice... Ahora bien, de seguir con esta progresión, no nos extrañemos si la encontramos en la lista de "nobelizables" de aquí a diez o doce años...
EliminarMe refería a MI lista de pendientes (libros), que es mucho más interesante, jeje
ResponderEliminarAh, vale... Bueno, también he de decir que a mí esta autora me flipa, pero eso no quiere decir que vaya a ser del gusto de todo el mundo, yo aviso...
EliminarHola, amigos:
ResponderEliminarMe da a mí que estas autoras, ese "tipo de escritura" no me va a gustar. Como tengo mucha curiosidad, guiadme y a ver por dónde empiezo. ¿Me echareis de ULAD si discrepo?
Saludos pre-confitados
Hola, Lupita:
EliminarPues si tienes interés quizás lo mejor sería empezar por Samantha Schweblin o Mariana Enriquez, en las que las truculencias quizás sean más fáciles de aceptar al tratarse de literatura "de género" (aunque también hay que atarse los machos, en ocasiones. También te podría interesar, cambiando de registro, "Casas vacías", de Brenda Navarro...
Fernanda Melchor, Mónica Ojeda o María Gernanda Ampuero son, hasta cierto punto, más cañeras (entre lo que yo he leído...
Si no te gustan no pasa nada...ya ves wue entre nosotros tampoco tenemos los mismos gustos y criterios (los míos, por supuesto, son los mejores).
Un saludo sabatino.
Hola, Juan.
ResponderEliminarPerdona mi atrevimiento, pero "Cabeza Voladora", "Caninos" y "Slasher" no están escritos en primera persona, ¿no? O yo no entiendo lo mismo como tal, vamos...
Mi reconomiento y gratitud más franca a vuestra pasión, que es también la mía.
Saludos bibliófilos.
Hola, Isabel:
EliminarSí, tienes razón. Me equivoqué en la redacción de la reseña y parece que todos los telatos están escritos en primera persona y no es así. Debí poner que había una preeminencia de la prinera petsona o algo así.
Y atrevimiento, ninguno; muchas gracias por ls puntualización.
Un saludo y gracias de nuevo por el comentario.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola de nuevo, Juan.
ResponderEliminarGracias por tu respuesta; me estaba dando volteretas la cabeza...: la inseguridad es una de mis... virtudes, digamos: ¡hoy me he levantado con buen pie!
Y ya que tu "desliz" me ha impelido a, por fin, comentar algo -aunque puntilloso, ¡ag!- después de miles de reseñas leídas, montañas de libros pendientes, tiempo invertido y dinerito gastado -¡para algo sirve!-, me animo de nuevo para agradecerte el descubrimiento de esta autora con tu reseña de "Mandíbula" -¡guau!-, o de Cristina Morales, por citar alguna otra que me ha pasmado.
Y ya que estamos -¡gracias otra vez, Juan, por tan oportuno lapsus!-, agradezco uno a uno a todos los reseñistas -Koldo, Francesc, Montuenga, Santi, Carlos, Beatriz, Marc, Oriol-, a los que lo fueron y a sus colaboradores la ventana que me han abierto tan generosamente a un mundo de autores y libros que desconocía. No me gustaría olvidarme de ninguna manera de los comentaristas: gracias también a vosotros he aprendido un montonazo.
P.D.: También soy yo de frases largas..., y aunque no tanto los paréntesis, amo las rayas... ;) ¡Y no te digo los puntos suspensivos...!
Eskerrik asko, bibliófagos!!!
Gracias a ti, Isabel, por tu.visita y, por favor, no te cortes en comentar lo que y cuando te apetezca, que aquí no nos comemos a nadie. Bueno, a casi nadie. Sólo sus partes prescindibles, quiero decir...
Eliminar¡Ji, ji...! ¡Cuánta guasa! Pues para desternillarse, una recomendación: el libro de cuentos que acabo de terminar de un logroñés también guasón: "El estado contra natura", de Luis Martínez de Mingo, editado por Pepitas de calabaza. Puro divertimento.
EliminarY aunque presumo que tendrás -tendréis- muchisísisimos en la lista de espera, por lo menos, ya he aportado -y no apostillado- algo más interesante; conque gracias por alentarme, Juan, pero...: ¡cuidado!, que si empiezo..., ¡no paro!
Hola, Juan:
ResponderEliminarOs estais convirtiendo en un referente donde buscar nuevas lecturas, y tenía pendiente empezar a conocer a estas mujeres que tanto os gustan. Aunque haya pasado tiempo desde la reseña, quería comentar mi "experiencia lectora"
Este es el primer libro que leo de Mónica Ojeda y, como casi siempre suelo hacer, sin haber leído nada antes al respecto, ni críticas, ni entrevistas; estaba expectante. Empecé a leerlo..pocas líneas ya, y me dije: "pero, esto, ¿qué es? Qué maravilla, qué belleza, que poder de crear imágenes con las palabras, de transgredir todos los límites impuestos, qué coño de realismo mágico gore es este..me va a volar la cabeza.
Como ves, me ha entusiasmado y me ha removido muchísimo; he sido consciente de que establece un juego con los lectores, invitando a que sigas mirando aunque te horrorice, a que te cuestiones y te asomes a lo que haces a solas o no quieres saber de ti.
Además de todo lo que has expuesto, encuentro una profunda ternura subyacente, hacia los que sufren, a los que son víctimas de abusos, de los que miran a otro lado. Las formas de maltrato, abandono y abuso son múltiples y reconocibles, muy reconocibles.
También es femenino, erótico, lúbrico, sin tener reparos a mostrar una corporeidad que babea, moja y ensucia. Y nos muestra muchas formas de vivir la delgada línea entre el placer y el dolor, sobre todo con la mordida, porque hay muchas presiones que aprietan y ahogan (o están a punto)Es un libro que chorrea y cruje. Que duele profundamente y que es de una hermosura que conmueve.
No sé qué relato me ha gustado más; lo releeré muchas veces, seguro, y con el tiempo tendré mi favorito. Por cierto, no sabía que era un "slasher", lo he tenido que buscar. Ese cuento lo he leído parándome, me ha costado. Tiene frases que, en mi ética personal, no se pueden ni pensar. Transgrede muchos tabúes , y la autora lo sabe. ¿Te quedarías a mirar el espectáculo o te irías?
Para terminar, me gustaría decir que me he sentido conmovida, identificada e interpelada en cada uno de los relatos. Ha sido una experiencia tremenda, como una sacudida, una llamada a mirar a nuestro alrededor, y dentro de nosotros mismos, a nuestra parte animal y primitiva, a todos nuestros prejuicios, autoexculpaciones y maldades.
Por todo lo dicho, seguiré leyendo sus libros. Me he enamorado
Son ya unas cuantas las que están aprovechando este filón. Modas, no sé si pasajeras. A este ya casi género con vida propia le pasa como a muchos, que leídos varios llega un momento en el que dejan de sorprender y aportar nada nuevo.Y que a la ola de la piragua se suman muchas que no aportan mucho y otras que más bien “desaportan”. No puedo evitar sonreír cuando en este blog, como en tantos otros foros, se han condenado (con o sin razón, las opiniones son libres y casi todas muy respetables) y con bastante ligereza corrientes literarias muy brillantes por el sólo hecho de considerarlas caducas o agotadas. Supongo que en algunos años, los uladianos le aplicarán a esta corriente el mismo rasero y les parecerá viejunísima y carente de interés. Y lo de casi siempre a lo largo de la historia de las artes, que alguien discrepe de los novísimos de turno le suele convertir en sospechoso. Y los entusiastas de lo novísimo cuando el tiempo es inmisericorde en el juicio se vuelven amnésicos. Y al contrario¡ Los renegadores de la vanguardia de turno, cuando triunfa definitivamente se abrazan como verdaderos y también amnésicos conversos. Ya lo decía Victor Hugo, la historia no se repite pero rima.
ResponderEliminarVamos, que Mónica Ojeda desde luego es rompedora o lo fue. Que entusiasme, allá cada uno. Y celebro que a Juan y a Lupita les encante. A mi, mentiría si dijera lo contrario.
A mi no,mentiría si dijera lo contrario. Por aclarar.
ResponderEliminarHola, Pilar:
ResponderEliminarMi comentario se ha centrado en mi experiencia lectora; no he hecho un análisis literario ni tampoco social de su contenido, ya que considero ULAD un lugar de intercambio de lecturas y lo que nos aportan o nos hacen sentir, pensar, etc..
No sabía nada de este "boom" y me ha gustado, así como otras corrientes o modas literarias no. En cuanto a literaturas más antiguas, me apasionan también, desde la poesía de Lope a la generación del 50 pasando por el 98, por ejemplo. Pero esto, que no conocía, me ha deslumbrado y apasionado, como la primera vez que leí "Cien años de soledad", "La Regenta" o los poemas de Gloria Fuertes, por ejemplo.
Puede que me acabe aburriendo o que deje de gustarme, pero ahora, pues lo viviré con intensidad, qué más da renegar luego.
Saludos
Hola, Lupita. Me alegro que te guste, de verdad. Y como bien dices, ya renegarás...o no, quién sabe!!! Carpe diem.
ResponderEliminarHola a las dos:
ResponderEliminarLupita, me has dado una alegría con tu comentario, primero porque siempre es una satisfacción saber que has acertado con una recomendación de un libro y luego, y si a quien le ha gustado es a ti, pues más todavía... Sólo comentaré que el aspecto erótico o lubrico que mencionas, que muestra una corporeidad que babea ,mojaba ensucia (sin duda, acertada definición), me parece que es una característica de todas o muchas de estas escritoras latinoamericanas actuales, no sé si se las puede denominar de un "nuevo boom" o "reboom"... al menos yo la recuerdo en otras como María Fernanda Ampuero, Fernanda Melchor o incluso Mariana Enriquez.
Pilar, no sé muy bien qué corrientes literarias muy brillantes dices que hemos condenado en este blog. Por mi parte, sólo recuerdo haber condenado, condeno y seguiré condenando la llamada "autoficción"( aunque también hay excepciones que me gustan mucho, como los libros de Eduardo Halfon), pero me consta que a algunos de mis compañeros, benditos sean, sí que les gustan estas cosas...
Entiendo lo que dices de que estas escritoras latinoamericanas puedan llegar a cansar, o al menos a ti, porque es cierto que comparten determinados rasgos literarios, que se repiten en muchos de sus libros. Ahora buen, muchas de ellas tienen tal calidad como escritoras (Ojeda, sin ir más lejos, Enriquez, Schweblin, Melchir...entre otras muchas) que creo que, aunqe su estilo se encuadree una moda pasajera, como tú dices, sus libros sin duda alguna percibirán.
Un saludo a ambas y gracias por los comentarios.
Hola de nuevo, Juan:
ResponderEliminarFíjate si me ha gustado que llevo días dándole vueltas en la cabeza a los cuentos (o relatos), porque tienen muchas lecturas; están cargados de simbología, sensorialidad, mitología, mil cosas..
Cada relato podría analizarse alrededor de los sentidos que predominan en él, o de cuáles son los símbolos que aparecen, o incluso qué miembro del cuerpo predomina...Creo que haré este trabajo para mí (rara que es una)
Como anécdota (espero no dar ningún dato que sea un spoiler), he buscado en mi diccionario de símbolos y la caída de dientes es un símbolo de la castración. Según la antropología, los dientes y las garras son los adornos de la fiera, y la pérdida de los mismos significan la derrota y/o la pérdida de la virilidad, que es la castración. Yo no me había dado cuenta. Esta tía es la leche.
Y perdón por el rollo, es que tengo muchos diccionarios y muchos Quijotes
Saludos
Hola otra vez, Lupita:
EliminarLo de los dientes no te digo que no, porque ahí tienes, por ejemplo, a ese actor de Hollywood al que acusan de canibalismo o al menos de tener fantasías caníbales porque le escribía a su churri que le quería comer no sé qué... (el corazón, no penséis mal). Es decir, que asociaba el acto de morder con el sexo.
En fin, sólo puefo decir que si te hs gustado "Las volaforas", ya con "Mandíbula" vas a flipar (y no le hagas caso a Santi).
Un nuevo y dominguero saludo