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LA HERMANA MENOR
Idioma original: Español
Año de publicación: 2018
Valoración: Muy recomendable
Este libro tenía, para mi, un doble interés: el de leer a la gran Mariana Enríquez fuera de su registro habitual y el de adentrarme en la vida de una de las grandes escritoras argentinas del siglo XX, injustamente olvidada. Ahora bien, después de la lectura de este libro, no tengo tan claro si ese "segundo plano" en el que permaneció Silvina no fue algo premeditadamente buscado por ella para conservar un cierto grado de libertad, tanto personal como creativa.
Bueno, lo fundamental es que, días después de haber terminado el libro y tras su conveniente "período de asentamiento en mi cerebro", he de decir que las expectativas creadas se han cubierto con creces. Y esto a pesar de que Enríquez había puesto el listón muy alto con sus dos anteriores libros de relatos: "Los peligros de fumar en la cama" y "Las cosas que perdimos en el fuego". En este "La hermana menor" Enríquez logra construir un retrato complejo, poliédrico, ágil y muy entretenido de una autora con una vida de lo más novelesca.
Retrato complejo y poliédrico porque lo personal y lo literario van íntimamente unidos. Es complicado acceder a las claves de la obra de Ocampo sin conocer sus orígenes familiares (la menor de las seis hijas de una de las familias más ricas de la Argentina), su período formativo, la relación amor / odio que mantuvo con su hermana mayor Victoria, su matrimonio con un "guapísimo, riquísimo y mujerieguísmo (perdón por la palabra)" Adolfo Bioy Casares, la amistad de este con Borges, las polémicas literarias en el seno del grupo Sur (del que todos ellos formaban parte), etc. Estos hechos (y algún otro también, obviamente) marcan la obra narrativa y poética de Silvina y le confieren el carácter tan personal que la caracterizó, especialmente en esos cuentos llenos de guerras niños-adultos, de infancias crueles y fantásticas, etc.
Retrato complejo y poliédrico también porque conocemos aspectos que se suelen dejar de lado a la hora de hablar de Silvina: Silvina y la maternidad, Silvina y su antiperonismo no militante, Silvina y sus miedos (a volar, a perder a Bioy...), Silvina y el feminismo, Silvina y sus visiones, Silvina y la enfermedad, Silvina y su rabia por la falta de éxito en su país, Silvina y su amor por el campo y los perros, etc.
Y retrato complejo y poliédrico, por último, porque no se sustenta en verdades indiscutibles. Silvina no llevaba diario personal ni literario, por lo que Enríquez ha debido recurrir a testimonios de terceros (amigos, empleados de la familia, los propios diarios de Bioy, etc.) que llegan a ser, en ocasiones, tan opuestos que llevan a uno a preguntarse acerca de sus propios miedos y contradicciones, de la imagen que, voluntaria o involuntariamente, proyectamos en los demás y hasta qué punto nos conocen nuestros más cercanos.
Y retrato complejo y poliédrico, por último, porque no se sustenta en verdades indiscutibles. Silvina no llevaba diario personal ni literario, por lo que Enríquez ha debido recurrir a testimonios de terceros (amigos, empleados de la familia, los propios diarios de Bioy, etc.) que llegan a ser, en ocasiones, tan opuestos que llevan a uno a preguntarse acerca de sus propios miedos y contradicciones, de la imagen que, voluntaria o involuntariamente, proyectamos en los demás y hasta qué punto nos conocen nuestros más cercanos.
Ya digo que Enríquez aúna los más variados aspectos de la personalidad de Silvina y construye un texto tremendamente ágil y entretenido. Las apenas doscientas páginas de "La hermana menor" se leen con suma facilidad, sin que el interés decaiga en ningún momento, y constituyen un magnífico testimonio no solo de la vida de Silvina Ocampo sino de una generación de autores que marcó profundamente la literatura de décadas posteriores.
También de Mariana Enríquez en ULAD: Los peligros de fumar en la cama, Las cosas que perdimos en el fuego, Alguien camina sobre tu tumba, Nuestra parte de noche, Este es el mar, Bajar es lo peor
También de Mariana Enríquez en ULAD: Los peligros de fumar en la cama, Las cosas que perdimos en el fuego, Alguien camina sobre tu tumba, Nuestra parte de noche, Este es el mar, Bajar es lo peor
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LAS REPETICIONES Y OTROS RELATOS INÉDITOS
Idioma original: Español
Año de publicación: 2006
Valoración: Bastante recomendable (o más)
Pues bien, tras la lectura de “Las repeticiones y
otros relatos inéditos”, hay que decir que Silvina Ocampo fue una cuentista verdaderamente
notable, además de una autora con un universo muy personal.
Como su propio título indica, “Las repeticiones…” está
compuesto por textos escritos entre 1936-37 y 1988-89 y que permanecieron
inéditos en vida de la autora (con la excepción del magnífico relato “La mujer
inmóvil”, publicado en la revista Destiempo en 1937). Pese a que su carácter
inédito y el amplio arco temporal que cubren pudieran hacer dudar acerca de la
calidad de los textos incluidos en el volumen, debo decir que los 24 relatos y
dos novelas breves que se incluyen tienen un alto nivel medio y que algunos de ellos
son verdaderas maravillas.
Como comprenderéis, resulta difícil ofrecer en un breve espacio una valoración o
explicación detallada de cada uno de los textos, pero una serie de pinceladas
generales debería bastar para ofrecer una imagen aproximada del conjunto.
Algunos rasgos que, en líneas generales, comparten los
textos de “Las repeticiones…” serían:
- La mirada infantil (o quizá debería decir la mirada desde la infancia): La mirada de Silvina Ocampo es desmitificadora y revela la existencia de mundos extraños y desconcertantes, además de una cierta fascinación por lo extraño, cruel y repulsivo.
- La fantasía: Se trata de una fantasía que entronca en muchas ocasiones con la cotidianeidad, lo que acerca a algunos relatos de Silvina Ocampo al realismo mágico.
- La poesía: Silvina Ocampo también abarcó la poesía dentro de su obra y eso es algo que se trasluce en sus relatos, con un alto componente visual, simbólico e imaginativo.
- Los temas, algunos de ellos recurrentes a lo largo de los textos. Así, por ejemplo, la incomprensión y la soledad (“El estereoscopio”, “Las repeticiones”, etc), la identidad, ya sea o no sexual (“La cara adversa”, “La Santa”, “Teodora”, “Las metamorfosis”, etc), la pérdida de la inocencia en sus múltiples formas (“El zorro”), las obsesiones irracionales (“Albo Zoinak”, “La voz”…)
Todos
estos aspectos hacen de Silvina Ocampo una autora sumamente personal, aunque indisolublemente
unida a su tiempo y a las corrientes literarias de la época, a la que sería
conveniente rescatar de un injusto olvido. En ello estamos, desde luego.
P.S.: Decía al comienzo de la reseña que algunos de los
textos me parecen verdaderamente magníficos. Destacaría, además de "La mujer inmóvil", “Las repeticiones”, “Las
metamorfosis”, “La calesita” y la novela breve “El vidente”). En este enlace
podéis leer alguno:
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/subnotas/2964-485-2006-04-30.html
También de Silvina Ocampo en ULAD: La promesa, Antología de la literatura fantástica, Los que aman, odian, La furia y otros cuentos
Hola Koldo
ResponderEliminarFelicitaciones por la reseña. Mariana Enriquez es, en mi opinión, la escritora más talentosa de su generación. Si tuviese que definir a Silvina Ocampo diría que es una escritora sutil. Te animo a que descubras a los integrantes del grupo de Boedo donde había grandes poetas y narradores.
Saludos
Hola, Gabriel!
ResponderEliminarMi lista de argentinos pendientes de lectura aumenta. En breve alguno caerá en ULAD. Por cierto, totalmente de acuerdo en lo del talento de Enríquez. Muy buena
Un abrazo
Koldo, lo has hecho nuevamente! Escuché hace unos meses una reseña radial sobre este libro, La hermana menor. Muy elogiosa. No retuve el nombre de la autora, pero el tema me interesó. Confieso que leí muy poco de Silvina Ocampo, a quien conozco mejor a través de la lectura de la obra póstuma de su marido, Descanso de caminantes.
ResponderEliminarEl grupo Sur, que nucleaba a la aristocracia literaria porteña de los años 30 (Borges, Bioy Casares, las hermanas Ocampo, Mallea, Girri, entre otros) es una fuente de lectura inagotable.
Una apostilla a tu interesantísima reseña. Durante el desarrollo del G-20 en Buenos Aires, las esposas de los presidentes y primeros ministros fueron llevadas a Villa Ocampo. Leí que se mostraron impresionadas por la arquitectura y el paisajismo, pero que la literatura brilló por su ausencia.
A mí, a raiz de tu estupenda doble reseña, se me ocurren una reflexión y dos preguntas:
ResponderEliminarLa reflexión es (y como también se comenta en la entrevista a Mariana Enríquez en El Cultural: http://www.elcultural.es/revista/letras/Mariana-Enriquez-Silvina-Ocampo-queria-ser-secreta-mantener-el-misterio/41104), que justo casi todos los aspectos que tú señalas como característicos de la obra de Ocampo se pueden observar tambièn en la de Enríquez (por cierto, amigo Puma, es de lo mejorcito que ha dado tu país, y mira que es especialmente fecundo en buenos escritores).
La primera pregunta, en relación con ella es: ¿Enríquez, en este caso, se escribe con tilde o sin ella? Porque ya lo he visto de las dos maneras.
La segunda, igual de tonta, es: ¿De verdad era tan guapísimo Bioy Casares? Pirque si miras sus fotos de joven, en algunas está más resultón, pero en otras me parece un tipo muy del montón... Supongo que su legendaria donosura era sobre todo en comparación con Borges, por que si no, yo no lo veo...
Hala, buen laburo, pibe!
Es vulgar que al uruguayo le moleste que le llamen argentino, más allá de problemas histórico-geográfico-futbolisticos, porque tenemos un pequeño complejo de inferioridad para con el gigante del otro lado del río.
ResponderEliminarYo tengo la teoría de que en las distintas emigraciones españolas al río de la Plata, clasificaban a los recién llegados entre filántropos y misántropos, mandando a los primeros a Buenos Aires y a los segundos a Montevideo.
Lo que quiero decir es, que si Ocampo es injustamente olvidada, cuánto más puede ser el caso de Armonía Somers o Susana Soca. Por eso me permito aprovechar el filón de los bonaerenses para sacar bandera por otra mujer que cambió las cosas de lugar y a quien siempre se comparó con la hermana de Silvina.
Dejo aquí la recomendación a "Rara Avis" de Claudia Amengual, que es un gran trabajo de investigación sobre la vida y obra de Susana Soca. Cabe alertar de que este es un ensayo de casi 750 páginas y supongo que Amengual no será tan talentosa como Enríquez pero compensa con trabajo y rigor esa posible carencia.
Ahí queda eso por si algún lector pasa y se interesa.
No conozco a Enríquez, apuntada está por allá abajo.
Tu reseña, estupenda, como siempre.
Intentaré responder a la segunda pregunta tonta de Juan. No acostumbro reparar en la guapeza de los hombres, pero recuerdo que siendo yo muy chico he visto muchas veces por televisión a Adolfo Bioy Casares. Principalmente en el programa más longevo de la Argentina, Almorzando con mirtha Legrand, que acaba de celebrar sus bodas de oro. Era un hombre seductor, cultísimo y encantador. Supongo que esas características, sumadas a su condición de aristócrata, lo hacían irresistible a las damas de la época.
ResponderEliminarBorges provenía de una familia aristocrática, pero venida a menos. Ello y su poca gracia lo dejaban en clara desventaja frente a su gran amigo y socio literario.
A propósito, y para no ser menos que el colega de la banda oriental, recomiendo la ectura de la obra de Bustos Domecq. En especial los relatos protagonizados por Isidro Parodi.
Pues pensándolo un poco sí que se asemeja la escritura de Enríquez a la de Ocampo, sobre todo en cuanto a temas. En cuanto a lo de Bioy, para gustos colores, supongo. Y la lista de olvidados y pendientes es taaaaan larga que sumar nuevos nombres me genera ya hasta cierta ansiedad, pero seguiremos buscando.
ResponderEliminarEn fin. Muchas gracias por los comentarios!!