Título original: Men explain things to me
Traducción: Paula Martín Ponz (edición en castellano), Marina Espasa (edición en catalán)
Año de publicación: 2014
Valoración: bastante recomendable
Para aquellos que desconocen la trayectoria profesional de la autora, podríamos resumirlo diciendo que Rebecca Solnit es una de las voces activistas que más relevancia tienen en el panorama mundial. Así, escribe de manera frecuente en The Guardian y Harper's Magazine, y parte del contenido de sus artículos de denuncia son la base de sus libros.
En «Los hombres me explican cosas», la autora parte de una anécdota personal en la que una figura masculina de alto cargo explica a Solnit el contenido de un libro que estaba teniendo mucho renombre en ese momento, sin saber que era ella quien lo había escrito. Y aún después de que ella se lo hiciera notar, él siguió intentando explicarle el contenido del libro. Esta situación podría ser una divertida anécdota, a menos que vayamos a lo que implica realmente: un mundo donde los hombres son quienes realmente saben las cosas, quienes tienen la "facultad" de explicar lo que sucede, quienes con su autoimpuesta seguridad menoscaban la voz de las mujeres. Matiz importante: antes de que alguien se siente ofendido por el título genérico, la autora ya indica que el libro no va dirigido a todos los hombres sino a aquellos que pretenden explicar cosas que una ya sabe y que lo hacen presuponiendo un desconocimiento de la interlocutora por el hecho de ser una mujer.
De esta manera, Solnit escribe este ensayo donde denuncia la dificultad de las mujeres, no únicamente en ser escuchadas, sino en que los hombres valoren la calidad de sus aportaciones. El título del libro ya lo indica de forma clara y hace referencia al famoso concepto de mansplanning. Partiendo de esa curiosa anécdota, pone de relieve un mundo donde las mujeres deben luchar, no únicamente por conocer y explicar los hechos, sino también por librar una batalla que va más allá del propio conocimiento sobre un tema: deben luchar también para que su voz sea reconocida y válida. Así, a lo largo de los nueve capítulos que contiene el libro, la autora trata diferentes hechos y situaciones donde la mujer está relegada a un segundo plano, donde el poder del hombre en un mundo construido a su medida intenta imponerse a la libertad y al derecho de la mujer a ocupar ese mismo espacio.
La autora nos expone datos sobre violencia hacia las mujeres, y como esta es una herramienta de control. Por este motivo tantos asesinatos a mujeres son por parte de sus parejas al decidir ellas romper la relación. Y al hablar del control, habla sobre la errónea interpretación sobre el hecho que la liberación femenina intenta robar el poder de los hombres, como si solo pudiera tenerlo uno de los sexos. Aquí la autora es clara: «Somos libres juntos o somos esclavos juntos». Y hablando sobre el poder, lo hace también sobre su ejercicio en la práctica: el control. Un control que se manifiesta en los diferentes apartados del libro, como cuando habla de Dominic Strauss-Kahn (con críticas que extiende hacia el FMI y el capitalismo, como estructuras que ejercen el poder, fomentan la individualidad, la competitividad y un consumismo sin límites), también cuando denuncia la invisibilidad que se da a las mujeres a través de la religión (el velo), el matrimonio (pérdida del apellido en la descendencia), menciones a Virginia Woolf y a la esperanza en la oscuridad (capítulo que dará pie a otro libro publicado por la autora en 2016 y que reseñaré en breve) y la necesidad imperiosa de avanzar hacia caminos de destino incierto pero necesarios. Igualmente, con una mirada retrospectiva, la autora menciona los cambios en la sociedad que supuso la aceptación del matrimonio formado por dos seres iguales y denuncia las desigualdades existentes antiguamente dentro de un matrimonio formado por hombre y mujer. La aprobación del matrimonio entre seres del mismo sexo permitió la revisión de los conceptos sobre igualdad entre miembros y supuso un cambio a la hora de establecer el poder dentro de una relación.
La autora también habla sobre la acusación y presunción de culpabilidad que se otorga a las mujeres, y la falta de credibilidad cuando ellas acusan a los hombres de abusos. Habla de las violaciones y el silencio que hay en cada una de esas situaciones, un silencio de la víctima. Habla sobre los cambios a raíz de los movimientos feministas en los años setenta y posteriores. Y habla, en el caso de las violaciones, del intento de callar a la víctima y si es posible, atacar a su credibilidad; pero la autora no lanza la toalla y sí lanza un mensaje optimista: «La lucha ha sido larga y dura, y lo seguirá siendo; a veces se pondrá fea y las reacciones contra el feminismo continuaran siendo salvajes, fuertes y omnipresentes, pero no están ganando.»
Este aspecto último aspecto ya lo vimos en «Teoría King Kong», de Virginie Despentes, pero en este caso Solnit se desmarca del enfoque de Despentes y hace mención al movimiento YesAllWomen como respuesta al NotAllMen. La autora critica el movimiento NotAllMen, porque aunque es cierto que no todos los hombres cometen abusos, sí todas las mujeres los sufren, de ahí su YesAllWomen. Y aprovecho para lanzar un aviso: aquellos (y aquellas, aunque menos) que os echasteis las manos a la cabeza con Virginie Despentes y su «Teoría King Kong», no os alarméis. Porque el estilo de Solnit es totalmente diferente, y su enfoque no parte tanto de la crítica ácida y mordaz, casi desafiante e incluso agresiva de Despentes, sino que lo centra en algo más constructivo. Y sí, claro que habla del concepto NotAllMen y lo critica poniéndolo en frente del más que acertado YesAllWomen, pero ya la misma autora reitera en varias ocasiones que muchos hombres se han unido al feminismo, en una causa que no pretende menospreciar o reducir la capacidad de los hombres, sino una causa que lo que pretende es liberarnos a todos. Igual que el racismo no debe combatirse solo por parte de las víctimas (o personas afectadas), tampoco el feminismo. Así, este relato es más inclusivo, más esperanzador, más optimista, porque hay razones para creer que se avanza, de manera más lenta o más rápida, a veces de forma acelerada y otras con muchísimos obstáculos, pero se avanza.
Y esta vez terminaré la reseña con una cita de la autora, que resume perfectamente el por qué debemos afrontar y combatir la situación actual: «Es una cuestión de derechos humanos, es el problema de todos, no está aislado y nunca más será aceptable. Tiene que cambiar. Es vuestro trabajo cambiarlo, y mío, y nuestro.»
También de Rebecca Solnit en ULAD: Esperanza en la oscuridad, Una guía sobre el arte de perderse, Recuerdos de mi inexistencia
En «Los hombres me explican cosas», la autora parte de una anécdota personal en la que una figura masculina de alto cargo explica a Solnit el contenido de un libro que estaba teniendo mucho renombre en ese momento, sin saber que era ella quien lo había escrito. Y aún después de que ella se lo hiciera notar, él siguió intentando explicarle el contenido del libro. Esta situación podría ser una divertida anécdota, a menos que vayamos a lo que implica realmente: un mundo donde los hombres son quienes realmente saben las cosas, quienes tienen la "facultad" de explicar lo que sucede, quienes con su autoimpuesta seguridad menoscaban la voz de las mujeres. Matiz importante: antes de que alguien se siente ofendido por el título genérico, la autora ya indica que el libro no va dirigido a todos los hombres sino a aquellos que pretenden explicar cosas que una ya sabe y que lo hacen presuponiendo un desconocimiento de la interlocutora por el hecho de ser una mujer.
La autora nos expone datos sobre violencia hacia las mujeres, y como esta es una herramienta de control. Por este motivo tantos asesinatos a mujeres son por parte de sus parejas al decidir ellas romper la relación. Y al hablar del control, habla sobre la errónea interpretación sobre el hecho que la liberación femenina intenta robar el poder de los hombres, como si solo pudiera tenerlo uno de los sexos. Aquí la autora es clara: «Somos libres juntos o somos esclavos juntos». Y hablando sobre el poder, lo hace también sobre su ejercicio en la práctica: el control. Un control que se manifiesta en los diferentes apartados del libro, como cuando habla de Dominic Strauss-Kahn (con críticas que extiende hacia el FMI y el capitalismo, como estructuras que ejercen el poder, fomentan la individualidad, la competitividad y un consumismo sin límites), también cuando denuncia la invisibilidad que se da a las mujeres a través de la religión (el velo), el matrimonio (pérdida del apellido en la descendencia), menciones a Virginia Woolf y a la esperanza en la oscuridad (capítulo que dará pie a otro libro publicado por la autora en 2016 y que reseñaré en breve) y la necesidad imperiosa de avanzar hacia caminos de destino incierto pero necesarios. Igualmente, con una mirada retrospectiva, la autora menciona los cambios en la sociedad que supuso la aceptación del matrimonio formado por dos seres iguales y denuncia las desigualdades existentes antiguamente dentro de un matrimonio formado por hombre y mujer. La aprobación del matrimonio entre seres del mismo sexo permitió la revisión de los conceptos sobre igualdad entre miembros y supuso un cambio a la hora de establecer el poder dentro de una relación.
La autora también habla sobre la acusación y presunción de culpabilidad que se otorga a las mujeres, y la falta de credibilidad cuando ellas acusan a los hombres de abusos. Habla de las violaciones y el silencio que hay en cada una de esas situaciones, un silencio de la víctima. Habla sobre los cambios a raíz de los movimientos feministas en los años setenta y posteriores. Y habla, en el caso de las violaciones, del intento de callar a la víctima y si es posible, atacar a su credibilidad; pero la autora no lanza la toalla y sí lanza un mensaje optimista: «La lucha ha sido larga y dura, y lo seguirá siendo; a veces se pondrá fea y las reacciones contra el feminismo continuaran siendo salvajes, fuertes y omnipresentes, pero no están ganando.»
Y esta vez terminaré la reseña con una cita de la autora, que resume perfectamente el por qué debemos afrontar y combatir la situación actual: «Es una cuestión de derechos humanos, es el problema de todos, no está aislado y nunca más será aceptable. Tiene que cambiar. Es vuestro trabajo cambiarlo, y mío, y nuestro.»
También de Rebecca Solnit en ULAD: Esperanza en la oscuridad, Una guía sobre el arte de perderse, Recuerdos de mi inexistencia
Un libro con un título potente y un primer ensayo/artículo interesante (el que describes, Marc, y que da título al libro), pero al que siguen otros que no mantienen el nivel (ni de lejos).
ResponderEliminarSe salva porque es cortito y no está mal escrito, y contiene frases contundentes como esa que reproduces.
A mí me gustó esta que copio (que es un poco larga):
"El geólogo y director de investigaciones del siglo XIX, Clarence King, y los biólogos del siglo XX han utilizado el término 'equilibrio puntuado' para describir un patrón de cambio que requiere de lentitud, periodos calmados de relativa inmovilidad interrumpida por turbulentos intervalos. La historia del feminismo es uno de los equilibrios puntuados en los cuales nuestra conversación sobre la naturaleza del mundo en el que vivimos, bajo la presión de hechos inesperados, de repente nos empuja hacia delante. Es entonces cuando cambiamos la historia”.
Para mí, un libro flojito que mucho abarca y poco aprieta.
Hola. Carmen. Lamento que discrepemos en la opinión del libro, y creo que discreparemos también respecto a «Esperanza en la oscuridad», que me ha gustado más aún. Pero bueno, de eso se trata también. Coincido en la potencia del título como reclamo y en que hay algún capítulo más flojo que el resto (y algo desvinculado, como el de Virginia Woolf e incluso el del FMI), pero a mí me ha gustado bastante y creo que es un buen libro para poner de manifiesto situaciones en las que se puede constatar la diferencia entre hombres y mujeres a nivel de autoridad sobre el relato y capacidad para lidiar con ello.
ResponderEliminarEn cualquier caso, sana la discrepancia que permite generar debate y buenos los libros que permiten enriquecer nuestro conocimiento (especialmente a los hombres sobre este tema, que bien que nos hace falta).
Saludos, y gracias por comentar.
Marc
Buena Marc, no conocía a la autora. Te agradezco la reseña como mujer y lectora... la valoro aun más porque eres hombre y te metes en estos temas que hoy por hoy son polémicos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonieta. Hay que tener la mente abierta y reconocer que las cosas no están nada bien. Está también en nuestras manos (especialmente en nuestras manos como causantes de muchas situaciones) arreglar las cosas.
ResponderEliminarSaludos y gracias por el comentario. Si te animas a leer el libro y te apetece, ya nos contarás qué tal.
Marc
Suena como un libro interesante.Seguro me va a enojar un poco,ya que,esta temática siempre me enojar un poco,pero me interesa leerlo.Saludos
ResponderEliminarHola, Área de Rebe. Ciertamente, es un libro interesante y, a pesar que ignoro el motivo por el cual esta temática te enoja un poco, el hecho de querer leer el libro es que me alegra, pues indica que, aunque no estés de acuerdo con lo que diga, al menos te interesa conocerlo y confrontar tu opinión con la suya.¡Ya nos dirás qué te ha parecido!
ResponderEliminarSaludos, y gracias por comentar.
Marc
Hola, Marc:
ResponderEliminarA raíz de la reseña de Beatriz, fui a comprarme el último libro de esta autora y justo después fui a un lugar de intercambio de libros al que soy asidua y encontré este (qué bendita casualidad) He leído primero este último por ser anterior, y he de decirte que me ha gustado bastante, pero con dos peros. El primer pero se lo pongo a que algún ensayo se queda más flojo (el de Virginia Woolf lo encontraba descolgado, por ejemplo)y a que a veces me resulta repetitiva su escritura, y el segundo es puramente personal, porque toda la parte apabullante de la violencia y las violaciones me ha revuelto bastante.
En resumen, un conjunto de ensayos más que interesantes, fáciles de entender y seguir, bien escritos y que expone cómo el feminismo lanza una mirada al mundo y busca una nuevas formas donde todos tengamos sitio y voz. Y quizás desde un ámbito personal también, me encanta cuando habla de las chicas jóvenes y su valentía, algo que comparto.
En cuanto a la cultura de la violación, aunque me haya costado leerlo a ratos, es de lo mejor que he leído.
Coincido contigo, bastante recomendable.
Saludos