Título original: Az őz
Año de publicación: 1959 (En español: 2018)
Valoración: Recomendable
Aunque
Magda Szabó (1917-2007) tiene en su haber unas sesenta obras de géneros
diversos solo cinco de ellas se han traducido al castellano. Y ni siquiera han servido para darla a conocer aquí, quizá porque no se la ha promocionado lo suficiente.
La ideología le pasó factura ya en 1947, cuando daba sus primeros pasos en el mundo literario y antes incluso de haber publicado ficción, al serle negado un premio de poesía poco después de haberlo ganado. Durante algunos años, se mantuvo voluntariamente en silencio como forma de protesta por la situación política de entonces, dedicándose en exclusiva a la enseñanza. Por ese motivo, sus primeras obras obtuvieron una acogida más bien fría. Solo tras la publicación de El corzo en Alemania -con la ayuda de Hermann Hesse- llegaría por fin el éxito, pero también su inclusión en la lista de autores disidentes.
La ideología le pasó factura ya en 1947, cuando daba sus primeros pasos en el mundo literario y antes incluso de haber publicado ficción, al serle negado un premio de poesía poco después de haberlo ganado. Durante algunos años, se mantuvo voluntariamente en silencio como forma de protesta por la situación política de entonces, dedicándose en exclusiva a la enseñanza. Por ese motivo, sus primeras obras obtuvieron una acogida más bien fría. Solo tras la publicación de El corzo en Alemania -con la ayuda de Hermann Hesse- llegaría por fin el éxito, pero también su inclusión en la lista de autores disidentes.
El corzo no es, desde luego, una novela amable. Eszter
narra en primera persona una vida de intenso trabajo, de privaciones, de
envidia por la prosperidad que la rodea, pero también de energía, vitalidad y una
brillantez poco común, cualidades de las que ella no parece ser muy consciente.
Lo será, más adelante, de su rotundo éxito como actriz, del reconocimiento que
ha conseguido, pero entonces la amargura ya se habrá instalado en su carácter y
le impedirá disfrutar de lo adquirido.
Escrita
con un estilo intimista, la novela alterna constantemente el presente con recuerdos
de distintas épocas, introduce personajes sin presentarlos ni describirlos y no
da demasiadas pistas de lo que está relatando. Gracias a este logradísimo flujo
de conciencia penetramos en la confusa mente de quien ha crecido en el resentimiento
y el deseo de venganza por culpa del hambre y la miseria, a pesar de su
ascendencia aristocrática y de las prometedoras carreras de sus padres. Porque
nada de eso cuenta en un país donde la honestidad y la fidelidad a los
principios impiden disfrutar de una vida digna. Y si el idealismo produce tanto
sufrimiento lo que genera es justo lo contrario: un carácter frío, pragmático
e hipócritamente transgresor. La crítica
al régimen de entonces es más que
evidente.
En ese
corzo que le fascinaba de niña, Eszter consumará una de sus primeras venganzas.
Pero habrá más, y la víctima escogida será esa vecina que lo tuvo todo: dinero,
mimos, unos padres saludables y un aspecto de niña rica, sin preocupaciones,
que puede permitirse el lujo de ser sosa y hasta inepta. Pero la auténtica
rivalidad aparece mucho más tarde, cuando la frustración encuentre un campo de
batalla donde tiene asegurado el éxito.
Szabó ha
construido un personaje francamente antipático. No es que no entendamos sus motivos,
pero igual que ella es incapaz de ponerse en la piel de nadie, al lector no le
apetece ponerse en la suya. Lo que más me ha impresionado es que está construida
de una pieza. No evoluciona. Ni ella ni nadie. Cada individuo se mantiene en su
papel, reacciona siempre de la misma manera, al menos en la mente de esa
narradora que de objetiva tiene más bien poco pero cuyas impresiones nunca
podremos contrastar. El texto entero resulta frío, tan enrevesado como los
pensamientos de Eszter y tan obcecado como ella misma. La acción apenas avanza como
si siempre tropezase con el mismo escollo; la información se amplía
gradualmente, en círculos concéntricos, hasta el final, cuando la circunstancia
que da sentido a los hechos a la vez que los mantiene en suspenso da un vuelco
repentino y todo cambia. Todo menos la protagonista, que pase lo que pase nunca
dejará de ser como es.
De la misma autora: La puerta
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