Título original: A Book of American Martyrs
Año de publicación: 2017
Valoración: (Casi) imprescindible
Hay mucho que decir de esta novela, lo primero que se lee muy fácilmente –porque el lenguaje es sencillo y porque la traducción de José Luis López Muñoz se lee sin sobresaltos–, que personajes y situaciones resultan reconocibles, cotidianos y sencillos de entender por muy alejados que nos sintamos en lo ideológico y aunque no conozcamos a nadie que se les parezca, de forma que instalándote en ella te sientes como en casa. Otra cosa es interpretar la cantidad de mensajes –más o menos subliminales– que Oates ha ido sembrando en sus páginas. Por mucho que pueda decirles ahora –sobre todo si no quiero hacer demasiado visible el argumento para que disfruten de todo lo que ofrece como si se tratase de un regalo sorpresa– no alcanzaré a dar una idea de toda la complejidad que encierra.
Desde que la
acabé, hace una semana, intento que se vayan asentando todas las ideas y
sensaciones que me ha provocado su lectura. Tampoco es extraño, teniendo en
cuenta que ocupa más de ochocientas páginas tan densas como puedan imaginarse –un
novelón en todos los sentidos del término– y que el enfoque temático va
cambiando a medida que se desplaza la perspectiva. Me consta que necesitaré más
tiempo para distanciarme lo suficiente de ella, no solo por su intensidad y
complejidad, que también, sino porque las cuestiones que plantea están tan
cadentes que no hay forma de enfocarlas con la objetividad que merecen.
Oates,
aunque en un principio lo parezca, no nos enfrenta aquí a un gran tema central.
Sin ser de tipo coral, los protagonistas son varios y se van sucediendo o
alternando hasta conformar el gran mosaico vital que es en realidad esta novela.
Porque, bajo su linealidad aparente, esconde la llave que puede abrir, quizá,
una puerta al conocimiento; porque, deliberadamente o no, esta novela-río realiza una síntesis de las grandes
incertidumbres a las que se enfrenta el hombre contemporáneo, y porque lo hace
con tanta precisión que acaba dando con las claves que nos definen.
En un primer
momento, nos vemos envueltos de lleno en la problemática del integrismo norteamericano
y su belicosa actitud ante el asunto del aborto. Para ello hemos de internarnos
en los vericuetos mentales de Luther Dunphy, un personaje tan simple en sus
razonamientos como enrevesado en su conducta y en su modo de asociar las ideas.
Y lo más interesante: la autora no lo define de un tirón, lo vamos descubriendo
como si fuera el vecino raro del tercero izquierda. Esto, que se da en
cualquier relato medianamente digno, aquí funciona más lenta y detalladamente,
Oates nos va presentando a Dunphy, su carácter, ideología, forma de vida,
relaciones con familia y vecinos etc., digamos que molécula tras molécula. Más
que describirlo, lo va desintegrando ante nuestros ojos paulatinamente, y junto
a él, a todo su entorno, tan lleno de matices en su realidad monocorde. No es
el arquetipo del fanático, sino un fanático de carne y hueso, con sus
peculiaridades, como todo hijo de vecino, que disfraza sus inseguridades autoproclamándose
portador de la palabra divina. Esto, sabiendo perfectamente qué terreno pisa,
ya que está perfectamente cuerdo.
Partiendo de
Dunphy, su demencial comportamiento y las consecuencias que acarrea, vamos
conociendo las andanzas de los miembros de su familia, en especial de su hija
mayor. Y, paralelamente, asistimos a las vicisitudes de otro matrimonio, otros
hijos, cuyo destino se halla siniestramente enlazado a los primeros y que, de
alguna forma, mantienen cierta simetría dentro de su radical diferencia. Dos
hogares devastados, dos hombres aniquilados, dos esposas que sobreviven como
pueden y dos niñas que se hacen mujeres cargando en sus respectivas espaldas un
peso difícilmente soportable.
Un rasgo técnico a destacar es el uso del punto de vista: la primera persona –que puede estar a
cargo de los personajes centrales, pero también de algún observador casual– se
alterna con la tercera. Esta asume el papel de narrador omnisciente, pero se
trata de una omnisciencia selectiva que escoge a un personaje (Luther, Noemi o
Dawn) para penetrar en su mente y observar a través de sus ojos. Y uno de
ellos, Gus, en realidad el centro de todo, no aparece nunca en primer plano,
solo sabemos de él a través de todos los demás. Y, no obstante, se encuentra tan extraordinariamente perfilado como el resto de la nómina. A este respecto, diré que pocas novelas he leído en mi vida con tantos personajes tan poliédricos, humanos y con tanto que ofrecer al lector; tanto los de primera, segunda y tercera fila (Madelena, Kinch) como los que solo aparecen de refilón. El paso del tiempo marca el
ritmo del relato: mediante un estricto orden cronológico, con algún retroceso aislado,
se nos informa de las andanzas del protagonista de turno. Son los tres que he
nombrado antes, otros dos adquieren relevancia y acaban perdiéndola, pero la
mayoría no se mantienen, entran y salen del relato, desaparecen por completo o
surgen de la nada para quedarse. Podríamos decir que Oates no cuenta aquí una
sola historia sino cinco o seis, manteniendo un hilo común, y que gran parte de
la trama –como sucede en la vida– transcurre como por casualidad, sin que
parezca tener gran relevancia. Son estratagemas muy meditadas, y casi
inapreciables, que –excepto esa única línea estratégicamente situada que, en mi
opinión, rompe la credibilidad sustancialmente (y no diré más)– aportan algo
mágico, esa sensación de realidad palpable y cercana que se mantiene hasta el
último momento.
Ese realismo
extremo no la convierte en una novela amable, al contrario. Pero la realidad
que nos muestra, a menudo emocionante, siempre conmovedora y alguna vez muy
penosa, nos mantiene en vilo aunque casi todo ocurra en las cabezas. Claro que
allí es dónde está la vida, dónde tienen lugar los hechos y todas las
interpretaciones posibles.
También de Joyce Carol Oates: Violación: una historia de amor, El señor de las muñecas y otros cuentos de terror, Puro fuego, Marya, Rey de Picas, Memorias de una viuda
Fíjate que, en base a mi corta experiencia con Oates, la tengo "catalogada" como mejor escritora en historias breves. Por eso, "Un libro de mártires americanos" me infundía algo de respeto por su extensión. Gracias a tu reseña, ha desaparecido. Tiene pinta de novelón!
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias, Koldo. No le he puesto un Imprescindible completo por culpa de una sola frase. Dirás que, en un libro de 824 páginas, unas cuántas palabras tampoco serán tan relevantes. Pues lo son.
ResponderEliminarMuy buen artículo! Me encanta como hablas de los libros, con qué facilidad nos descubres nuevas lecturas. Conoces AMLEPSE? Es una novela nueva que se ha publicado en Amazon hace poco. Me la leí y la verdad, me encantó! Te la recomiendo mucho! Creo que el autor se llama Robert Casajuana
ResponderEliminarMuy buena reseña. Le voy siguiendo la pista a la autora desde hace tiempo, pero no me he acabado de decidir nunca. De todos modos, cada vez estoy más cerca pues son ya muchas voces las que me impulsan a hacerlo y la curiosidad empieza a ser grande. A ver de donde saco un hueco para esas más de 800 páginas :-(
ResponderEliminarUn abrazo.
Marc
Wtfffff. Vaya portada! Una materialización de un cuadro de Hopper u qqq?
ResponderEliminarSaluden
Gracias Marc, y ¡ánimo! Pero si se te faltase tiempo, dicen que todo lo suyo es bueno y tiene un montón dónde elegir.
ResponderEliminarEfectivamente, anónimo, la portada es de Hopper.
Hola, compañera:
ResponderEliminarUna cosa que me llamó la atención de esta novela (aparte de su autoría, claro), cuando leí la sinopsis, fue que parece guardar ciertos paralelismos con nuestra (porque a estas alturas, ya es un poco hasta de los que no la hemos alabado... o no del todo) exitosa y multipremiada "Patria". No sé si es así y creo que tú tampoco, pero , siendo un poco malvado, siento curiosidad por saber lo que puede hacer una gran escritora como Oates con unos mimbres parecidos a los de Aramburu... ; )
Casualmente estoy a mitad de lectura. No quiero leer aún tu reseña, para no condicionarme ni descubrir nada anticipadamente. Pero desde luego, y de momento, la estoy disfrutando mucho, y coincido con tu valoración, que claro está, es lo único que no he podido evitar leer.
ResponderEliminarY por cierto Marc, anímate, que estas son las novelas que a ti te gustan. Las 800 páginas engañan: hay mucho cambio de capítulo, y páginas casi en blanco, además de ser una lectura muy ágil. Que no te dé pereza!
¡Pues me tendré que decidir a ir a por él, Javier!
ResponderEliminarGracias por la recomendación
Saludos
Marc
ResponderEliminarMe ha gustado mucho que en lugar de decir 'spoiler' hayas dicho '...hacer demasiado visible el argumento para que disfruten de todo lo que ofrece como si se tratase de un regalo sorpresa"
Gracias por ello.
He leído varias críticas sobre esta novela, pero esta es la que más cerca me ha dejado de ella. Gracias. Solo me queda una duda para terminar de vencer mis reticencias con una autora incapaz de contar las cosas con menos de 800 páginas, y es cuando dices: "por muy alejados que nos sintamos en lo ideológico..." ¿A qué te refieres? ¿A la ideología de un personaje? ¿A la del narrador? ¿a la de la autora?
ResponderEliminarA ver, voy respondiendo:
ResponderEliminarJuan, no he leído Patria, y no tengo intención de hacerlo de momento porque creo que sé lo que me voy a encontrar. Son prejuicios, de acuerdo, pero he leído unas cuantas críticas y en general no suelo equivocarme. Por lo que sé, los argumentos tienen similitudes pero todavía más diferencias. Tampoco la estructura y la forma de abordar la psicología de los personajes se parecen, la estructura de Patria creo que es más clásica, Un libro de mártires... es una novela río. En cuanto a los personajes, los de Oates son la cosa más etérea y a la vez más concreta que te puedes encontrar -ese es su gran hallazgo entre tantísimos aciertos- pero por encima de todo- NO los juzga.
Javier, he tenido mucho cuidado para no descubrir nada importante a los que todavía no la han leído (o están en ello) y para que sirva también a los que ya la han acabado. Pero tampoco estoy completamente segura de no haber anticipado algo, así que has hecho bien. Intercambiamos opiniones cuando quieras.
Y estoy de acuerdo con Javier, Marc. La novela se lee como si bebieses un vaso de agua, ya he dicho que es una lectura muy fácil con una digestión difícil. Incluso con las complicaciones añadidas que tiene el reseñista, te puede merecer la pena. Piensa que si te gusta no has perdido el tiempo y si no te gusta haces una contrarreseña y no has perdido el tiempo ;)
Agradezco al comentarista anónimo sus palabras. Pero no estaba hablando de desvelar nada significativo sino de evitar dar pistas sobre los hallazgos de la novela y la originalidad que suponen para que el lector las disfrute más todavía. Era una reserva más general, no ceñida a nada concreto, de ahí el circunloquio. Aunque evito el término "spoiler", suelo sustituirlo por "destripe".
Hola Enrique. Gracias a ti por el elogio. Pienso que Oates puede escribir obras menos extensas como ha demostrado, de hecho. La frase que mencionas es esta:
"personajes y situaciones resultan reconocibles, cotidianos y sencillos de entender por muy alejados que nos sintamos en lo ideológico".
Me refiero a "los personajes y las situaciones". Aunque discrepemos de sus ideas (incluso aunque no conozcamos a nadie parecido) la novelista los convierte en diáfanos.
Un saludo a todos
Hoy terminé de leer el libro y me gustó mucho. Su extensión no me resultó un problema ya que tiene una dinámica ágil y la historia es muy atrapante, siempre te deja queriendo saber más. El recurso de ir cambiando de personaje ayuda, y el hecho de meterse en la cabeza de dos personalidades tan antagónicas lo hace más interesante aún. Lo disfruté muchísimo. Quiero contar, además, que en mi país (Argentina) se está debatiendo ahora mismo la ley para despenalizar el aborto, por lo que el contexto acompañó todo el recorrido de mi lectura y le agregó atractivo. Y aunque yo ya tengo mi postura tomada hace mucho, es genial poder espiar un rato la manera en la que piensa alguien con una mirada totalmente opouesta.
ResponderEliminarLo que me resultó un poco decepcionante fue el final, creo que no estuvo a la altura del libro. Lo encontré poco verosímil y algo empalagoso.
De todas formas, en su generalidad, me pareció fascinante y la autora me encantó. Es la primer novela que leo de ella y seguramente buscaré más material.
Gracias por tu reseña, fue la que me impulsó a adentrarme en esta obra. No puedo dejar de preguntarme cuál fue la oración que resultó tan determinante para bajarle el puntaje! Me gustaría saberlo!
Saludos!
El sábado terminé el libro y acabo de leer tu reseña, magnífica como siempre. Me ha parecido un librazo y tengo curiosidad por la frase del "casi" ;). Me han gustado muchísimo los personajes, los "ríos" que son cada uno, la manera en que la autora va "desintegrándolos", esa simetría de la que hablas y que también me ha llamado mucho la atención, los puntos de vista, todas las reflexiones que plantea (así como quien no quiere la cosa, porque el texto no está cargado de reflexiones), en fin, no encuentro nada que no me haya gustado (quizá la descripción tan pormenorizada de los combates de boxeo, que no me interesaron mucho). Mil gracias por tu estupenda reseña y por recomendarnos libros así.
ResponderEliminarHola Irati. Mil gracias por todo lo que dices. Me alegra estar tan de acuerdo con una fiel lectora del blog.
ResponderEliminarEl asunto del boxeo (aunque tampoco me interesa el tema) creo que está muy bien llevado porque le sirve para dar vida al personaje de la hija.
Sobre el "casi", jeje, (SPOILER), me remito a lo que dice la reseña:
"(excepto esa única línea estratégicamente situada que, en mi opinión, rompe la credibilidad sustancialmente (y no diré más)."
Aclarándote que la frase en cuestión es la última. No me gusta ese final, no me lo creo, me parece una pastelada traída por los pelos indigna del resto de la historia. Por eso le decía à Koldo que es una frase importantísima.
Siguiendo con el SPOILER (el que avisa...), tampoco me convence la manera en que la autora lo ha escrito (muy deprisa, muy "happy", esa es la sensación que me dio, se me torció el gesto y se me escapó un "einnn??"). Pero.... me gustaron el sentido, el fondo de ese final, porque hay una frase de Naomi que se me quedó grabada: cuándo podré volver a abrazar... como si de esa capacidad de volver a abrazar dependiera la continuación, por fin, de su vida interrumpida. Reconozco la pastelada, en efecto, pero sigo encontrándole el sentido y pienso que si lo hubiera escrito de otra manera, más creíble, más en línea con el resto de la historia, hubiera sido el final perfecto (y tu imprescindible sin casi, tal vez ;).
ResponderEliminarHablaría horas de este libro!!!
Estoy con 'Un jardín de placeres terrenales'. Densa. Pero prefiero releer que dejarla. Es una escritora de muchas aristas. Como para embarcarse de verdad en un recorrido por el alma humana.
ResponderEliminarHola David. Todo lo que dices de esa novela se puede aplicar a esta.
ResponderEliminarOates tiene una obra larga y todo lo que he leído de ella es magnífico.