Título original: King Kong Théorie
Traducción: Paul B. Preciado
Año de publicación: 2006
Valoración: muy recomendable
Fiel a su actitud luchadora e inconformista, mostrada ampliamente a lo largo de su trayectoria artística y vital, Despentes decidió en 2006 escribir un libro irreverente, mordaz, provocador y desafiante sobre el feminismo, dirigido a las mujeres, pero también a los hombres, o al menos a aquellos hombres abiertos a cambiar las cosas en favor de la igualdad entre géneros.
Con este propósito, la autora parte de su propia experiencia para denunciar, a partir de sus propias vivencias, las condiciones sociales, políticas, culturales y económicas que relegan a la mujer a un segundo plano. Así, en este ensayo duro, crítico y crudo, la autora es honesta en la exposición de su punto de vista, puesto que la visceralidad con la que vive su experiencia es la misma que muestra sin filtros al lector; sin tapujos y sin ningún intento de pretender suavizar sus opiniones, Despentes nos las transmite, casi diría que nos las lanza a la cara, para despertarnos del dócil letargo en el que se encuentra la sociedad en cuanto al feminismo se refiere. Y lo consigue.
Con la intención de provocar una reacción, de despertar a la sociedad, de encender los ánimos para promover una revolución, la autora defiende la figura de la mujer y reivindica sus derechos a la vez que critica la lentitud en los avances en favor de la igualdad. De esta manera, aunque reconoce los logros conseguidos por el movimiento feminista de los años setenta, también lo critica al afirmar que si bien es cierto que consiguieron que la mujer luchara por tener un trabajo, autonomía y empoderamiento, esto no vino de la mano de una mayor equidad en el reparto de las tareas domésticas, en la responsabilidad sobre la educación de los hijos. Política y económicamente no ocuparon el espacio público, que se mantuvo en poder de los hombres. Esta parcela siempre habitada, gestionada y dominada por los hombres quedó inmune a los cambios, pues la revolución no pudo alcanzar esta parte. Analizando las causas de la diferencia en los roles, la autora critica abiertamente la educación tradicional a la que las mujeres de han visto sometidas y también la destinada a los hombres, una educación donde se premia y valora la rigidez, la ocultación de sentimientos, la competitividad, la agresividad.
Encontramos episodios más duros por su visceralidad en los expuestos hacia la mitad del libro, donde trata el tema de la mujer, no en cuanto a roles en la sociedad, sino en cuanto a su cuerpo, y al uso y abuso del mismo. Así, la autora, víctima de una violación, hace hincapié y denuncia lo que hemos visto y oído muchas veces en estos casos: que la víctima no se defendió, que no opuso suficiente resistencia, las típicas excusas para convertir a la víctima en cómplice, o incluso en provocadora si su apariencia física o vestimenta no se ajusta a los límites de lo recatado. Como si una mujer no pudiera ir vestida como le viniera en gana. Episodios durísimos cuando habla de la violación, de cómo afecta al pensamiento de la víctima, cómo condiciona su conducta, pero especialmente lo que la sociedad espera de ella; después de una violación la única actitud tolerada es la violencia contra una misma porque la respuesta que se espera de la víctima es el abandono de su personalidad, de su manera de ser, de su vida anterior. Como si tuviera que engordar veinte quilos o salir del mercado sexual por ser mercancía defectuosa (en palabras de la autora). No se le permite salir adelante si no quiere que se cuestione lo sucedido. La autora recrimina a una sociedad que critica a las mujeres por querer salir de estas situaciones de injusticia, por negarse a ser derrotadas, por revelar y denunciar las condiciones de desigualdad. Es durísimo, por cierto y por veraz; porque lo hemos visto últimamente en casos recientes de violaciones en grupo. Y leerlo a través de la experiencia de la propia autora es muy duro, es horrible, es impactante y altamente sobrecogedor.
De esta manera, sin tapujos ni pelos en la lengua, la autora habla también de la pornografía y su significado para quién la consume, de la prostitución (etapa por la que pasó hace tiempo) y de aquello que implica para quien la ejerce (pero también para quien la solicita). Ampliando el retrato social, extiende la intencionalidad que hay detrás de la prostitución (dinero a cambio de sexo) a las parejas con grandes desigualdades en cuestiones de poder. Ahí la autora es atrevida, nuevamente, al hacer un símil con las mujeres que se casan con hombres por su dinero, por sus regalos o por la comodidad económica que hay detrás de un matrimonio; parejas que no se soportarían sin el sustento o la motivación económica. La desigualdad en los roles existe, y siguen siendo los hombres quienes pretenden dictaminar el camino a emprender por parte de la sociedad, y son ellos quienes lideran, quienes mandan, quienes dictan las normas y quienes gestionan, principalmente para ellos, en una especie de coto cerrado.
La amplitud de temas tratados por la autora hace que este libro sea de gran interés y más aun teniendo en cuenta que, pasados más de diez años, sigue vigente. Pero me gustaría creer que, en el tiempo que ha pasado desde que la autora escribió el libro, la sociedad ha cambiado la mentalidad, o ha iniciado el cambio. Me gustaría pensar que nos planteamos la educación de nuestros hijos de manera más igualitaria, que ya no educamos a nuestras hijas como personas dóciles, coquetas y sumisas y a los hombres como seres agresivos, exigentes y creyendo que el mundo es suyo, que son ellos quienes deciden. Me gustaría creer que se hacen pasos en la dirección correcta, a pesar que muchos episodios y casos en la actualidad no inviten a tales reflexiones. Me gustaría creer que, a pesar de su actual vigencia, este libro quedará obsoleto algún día y que su lectura servirá no ya como revulsivo sino como un recuerdo de una época en la que la sociedad estaba equivocada. Eso es lo que espero, y para conseguir este propósito sirven lecturas como esta. Toca reflexionar y corregir. Queda camino por recorrer.
También de Virginie Despentes en ULAD: Vernon Subutex 1, Vernon Subutex 2
Con este propósito, la autora parte de su propia experiencia para denunciar, a partir de sus propias vivencias, las condiciones sociales, políticas, culturales y económicas que relegan a la mujer a un segundo plano. Así, en este ensayo duro, crítico y crudo, la autora es honesta en la exposición de su punto de vista, puesto que la visceralidad con la que vive su experiencia es la misma que muestra sin filtros al lector; sin tapujos y sin ningún intento de pretender suavizar sus opiniones, Despentes nos las transmite, casi diría que nos las lanza a la cara, para despertarnos del dócil letargo en el que se encuentra la sociedad en cuanto al feminismo se refiere. Y lo consigue.
Con la intención de provocar una reacción, de despertar a la sociedad, de encender los ánimos para promover una revolución, la autora defiende la figura de la mujer y reivindica sus derechos a la vez que critica la lentitud en los avances en favor de la igualdad. De esta manera, aunque reconoce los logros conseguidos por el movimiento feminista de los años setenta, también lo critica al afirmar que si bien es cierto que consiguieron que la mujer luchara por tener un trabajo, autonomía y empoderamiento, esto no vino de la mano de una mayor equidad en el reparto de las tareas domésticas, en la responsabilidad sobre la educación de los hijos. Política y económicamente no ocuparon el espacio público, que se mantuvo en poder de los hombres. Esta parcela siempre habitada, gestionada y dominada por los hombres quedó inmune a los cambios, pues la revolución no pudo alcanzar esta parte. Analizando las causas de la diferencia en los roles, la autora critica abiertamente la educación tradicional a la que las mujeres de han visto sometidas y también la destinada a los hombres, una educación donde se premia y valora la rigidez, la ocultación de sentimientos, la competitividad, la agresividad.
Encontramos episodios más duros por su visceralidad en los expuestos hacia la mitad del libro, donde trata el tema de la mujer, no en cuanto a roles en la sociedad, sino en cuanto a su cuerpo, y al uso y abuso del mismo. Así, la autora, víctima de una violación, hace hincapié y denuncia lo que hemos visto y oído muchas veces en estos casos: que la víctima no se defendió, que no opuso suficiente resistencia, las típicas excusas para convertir a la víctima en cómplice, o incluso en provocadora si su apariencia física o vestimenta no se ajusta a los límites de lo recatado. Como si una mujer no pudiera ir vestida como le viniera en gana. Episodios durísimos cuando habla de la violación, de cómo afecta al pensamiento de la víctima, cómo condiciona su conducta, pero especialmente lo que la sociedad espera de ella; después de una violación la única actitud tolerada es la violencia contra una misma porque la respuesta que se espera de la víctima es el abandono de su personalidad, de su manera de ser, de su vida anterior. Como si tuviera que engordar veinte quilos o salir del mercado sexual por ser mercancía defectuosa (en palabras de la autora). No se le permite salir adelante si no quiere que se cuestione lo sucedido. La autora recrimina a una sociedad que critica a las mujeres por querer salir de estas situaciones de injusticia, por negarse a ser derrotadas, por revelar y denunciar las condiciones de desigualdad. Es durísimo, por cierto y por veraz; porque lo hemos visto últimamente en casos recientes de violaciones en grupo. Y leerlo a través de la experiencia de la propia autora es muy duro, es horrible, es impactante y altamente sobrecogedor.
La amplitud de temas tratados por la autora hace que este libro sea de gran interés y más aun teniendo en cuenta que, pasados más de diez años, sigue vigente. Pero me gustaría creer que, en el tiempo que ha pasado desde que la autora escribió el libro, la sociedad ha cambiado la mentalidad, o ha iniciado el cambio. Me gustaría pensar que nos planteamos la educación de nuestros hijos de manera más igualitaria, que ya no educamos a nuestras hijas como personas dóciles, coquetas y sumisas y a los hombres como seres agresivos, exigentes y creyendo que el mundo es suyo, que son ellos quienes deciden. Me gustaría creer que se hacen pasos en la dirección correcta, a pesar que muchos episodios y casos en la actualidad no inviten a tales reflexiones. Me gustaría creer que, a pesar de su actual vigencia, este libro quedará obsoleto algún día y que su lectura servirá no ya como revulsivo sino como un recuerdo de una época en la que la sociedad estaba equivocada. Eso es lo que espero, y para conseguir este propósito sirven lecturas como esta. Toca reflexionar y corregir. Queda camino por recorrer.
También de Virginie Despentes en ULAD: Vernon Subutex 1, Vernon Subutex 2
Qué interesante, Marc. Hay una librería en mi ciudad que lo tiene expuesto en su escaparate cada cierto tiempo. Siempre me ha llamado la atención. Igual es el siguiente ensayo que va a mi librería.
ResponderEliminarGracias
Muchas gracias, Lupita. Es cierto que últimamente se ha aumentado la promoción de este libro porque, a pesar de ser editado en 2006, ahora se ha reeditado con una nueva editorial y le están dando un nuevo impulso, aprovechando también que el feminismo parece que finalmente está arraigando en la sociedad (cosa que ya tocaba).
ResponderEliminarSi te decides a leerlo, ¡ya nos contarás!
Saludos, y gracias por comentar la entrada.
Marc
Brutal este libro en su totalidad, pero el capítulo de la violación es, a mi parecer, en el que Despentes expone las verdades más grandes e incómodas, que básicamente pueden resumirse en que si a una chica no la matan o no se suicida ella misma después de ser violada, SIEMPRE SERÁ SOSPECHOSA. Porque si no quería que la violaran, habría preferido morir, y si sigue viva es que no la disgustó tanto.
ResponderEliminarSi me permites, cito aquí unos cuantos párrafos que son para enmarcar (y a ver si así animo desde aquí a más lectores a acercarse a este libro indispensable):
“Ningún violador se identifica como tal. La prueba: si verdaderamente hubiéramos querido que no nos violaran, habríamos preferido morir o habríamos conseguido matarlos. Los agresores se las arreglan para creer que si ellas sobreviven es que no les disgustaba tanto (...).
Una mujer que respeta su dignidad hubiera preferido que la mataran a ser violada. Su supervivencia es una prueba contra ella: si no eligió resistirse aun pudiendo ser asesinada, es que le estaba gustando. La autodefensa no es ni siquiera una opción (...).
Se domestica a las niñas para que nunca hagan daño a los hombres ante una agresión. Estoy furiosa contra una sociedad que me ha educado a no golpear a un hombre si me abre las piernas a la fuerza mientras me inculca la idea de que la violación es un crimen del que no debería reponerme".
Muchas gracias, Álex por tu comentario. Ciertamente, la parte donde habla de la violación es muy dura por cómo lo sufre, a nivel físico pero también emocional, y es uno de los capítulos más interesantes por la denuncia que realiza sobre la manera en que la sociedad responde ante estos hechos. Los fragmentos que has incorporado en el comentario son clara muestra de ello, y te agradezco que los hayas incluido aquí para contribuir, no únicamente a entusiasmar a los lectores con el libro, sino también a denunciar ciertas actitudes.
ResponderEliminarSaludos, y gracias por la aportación.
Marc
¡Menuda reseña, Marc! ¡Me han entrado ganas de leer este libro!
ResponderEliminarSuelo ir con cautela con libros sobre feminismo, más que nada porque, al ser una ideología tan heterogénea, rara vez estás de acuerdo con más de la mitad de ellos... Pero ciertamente los hay de muy necesarios.
En fin, gracias por darme a conocer este ;)
Muchas gracias, Oriol. Ciertamente, hay mucha literatura sobre el feminismo y, aunque cada uno tenga su particular visión, es interesante conocerlos pues, en general, se pueden encontrar muchas ideas con las que se comparta la opinión.
ResponderEliminarYa nos dirás si finalmente te animas a leerlo.
Saludos
Marc
Hace tiempo leí varias entrevistas (dos) a esta chica. Me bastó para saber que debía dedicar el dinero y el tiempo a leer a otros autores.
ResponderEliminarNo fue únicamente que a todo le ponía un "súper" delante, cosa ya de por sí vomitiva. También fue por leerle afirmaciones magistrales: Ejemplo: que España es mucho mejor que Francia porque tiene a Podemos, o que los hombres no podemos entender un libro en que la protagonista es una mujer. Así, por ser hombres.
Yo creo que de feminista no tiene un solo pelo.
Me pareció un producto. Me pareció al leerla, que estaba leyendo a
cualquier adolescente que repite lo que dice la prensa. Una especie de oda a lo simple. - 2+2 es cuatro hijo de puta chupame el coño -. Y ya.
Eso pensé cuando leí sus entrevistas. Siempre tengo la misma discusión. Yo no creo que eso sea feminismo. Creo que nos están vendiendo algo. Poco mas.
En fin. Antes de que empiecen a llover piedras. Aclaro que, como siempre, puedo estar equivocado o lo que quieran que esté.
Un saludo.
Hola, Interlunio. En primer lugar, evidentemente todas las opiniones son respetadas, aunque pueda que no sean compartidas (lógicamente, no todos podemos estar de acuerdo en todo). Evidentemente discrepo contigo en tu apreciación que Despentes no es feminista, aunque admito que es posible que no coincida con tu idea del feminismo o la de otras personas. La verosimilitud de este libro radica en que la autora narra su punto de vista en función de su experiencia, y teniendo en cuenta que habla de violación, prostitución, no son pocas experiencias para delimitarla a ser un "producto". ¿Que es radical? Sin duda. ¿Que es directa y dura? También. Es su forma de ser, y la utiliza para denunciar aquello contra lo que lucha. Y es comprensible que a alguien le moleste, y a otros que les guste. No es una lectura cómoda, aunque sí la encuentro interesante y necesaria. Pero lo dicho, contra gustos...
ResponderEliminarSaludos y gracias por comentar.
Marc
Hola Marc, me han parecido muy interesantes todos los comentarios. Creo que los movimientos que están surgiendo en favor de los derechos de la mujer por momentos se radicalizan y es ahí donde comienzo a discrepar. Si la autora, cómo dice Interlunio, dijo que los hombres no pueden entender un libro protagonizado por una mujer pues me parece una generalización bastante tonta.
ResponderEliminarSaludos
Gabriel
Hola, Gabriel. Gracias por comentar. Desconozco en qué contexto Despentes hizo estas declaraciones y a qué libros en concreto se refería, por lo que no puedo opinar sobre ello. Sí diré, que en este libro la autora menciona especialmente a quién va dirigido el libro en el siguiente párrafo:
ResponderEliminar"también escribo para los hombres que no tienen ganas de proteger, para los que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no saben pelearse, los que lloran con facilidad, los que no son ambiciosos, ni competitivos, los que no la tienen grande, ni son agresivos, los que tienen miedo, los que son tímidos, vulnerables, los que prefieren ocuparse de la casa que ir a trabajar, los que son delicados, calvos, demasiado pobres como para gustar, los que tienen ganas de que les den por el culo, los que no quieren que nadie cuente con ellos, los que tienen miedo por la noche cuando están solos."
Sincerándome, diré que me siento muy identificado (en términos globales) con lo que la autora indica en este párrafo. Quizá por esto el libro me haya gustado tanto.
Saludos, y gracias por comentar la entrada.
Marc
Gracias por tu amabilidad, Marc, como siempre.
ResponderEliminarSí, sin duda alguien que ha vivido experiencias extremas, es una voz a la que se hace interesante escuchar. Aunque también creo que hay que saber reconocer cuánto de dolor y rencor hay en lo que dice. Del mismo modo, no creo que todo aquel que ha vivido cosas muy fuertes pueda ser un buen escritor solo por eso. (Si Ugresic nos leyera, nos diría gracias).
De todas formas repito que el hecho de que a mi no me interese, que no le perdone a lo que considero un escritor, las simplicidades que arriba menciono, no quiere decir nada sobre la obra que traes, la cual, puede ser buena además de vendible.
Yo también me considero, en parte, incluido dentro de aquellos hombres que la escritora menciona. Es más, soy un padre divorciado que cría sus hijos. Conozco lo que es mantener limpio el hogar y estar en las reuniones del colegio y en el grupo de WhatsApp: "mamás de 2°b". También sé lo que las leyes dictan y sentencian a la hora de ser papá o ser mamá. Y cuando leo que a los hombres todo nos beneficia y a las mujeres perjudica, no puedo más que reír. Por eso no me trago todos los huesos que el "feminismo" de occidente tira. Y tampoco tolero que se me diga qué puedo, qué soy o no soy, simplemente por mi sexo.
He ahí mi problema con una lucha necesaria, sí, pero también ganada ya en muchos aspectos. Y, como con todo lo que se hace un discurso masivo, popular, desconfío y lo achaco más a un fenómeno de ventas y entretenimiento, que a lo altruista que pueda ser.
Lamento si me equivoco en los prejuicios para con esta chica. Soy muy mal pensado en estos aspectos.
Un abrazo.
Diego.
La Despentes tiene 48 años. No es una chica .Es una señora. Luego que sí ganado y tal. Me parto la caja por no llorar.
EliminarHola, Diego (Interlunio). Gracias por compartir tu punto de vista respecto a este tema. Estemos o no de acuerdo, al menos compartimos la idea que la lucha es necesaria. Siempre queda algún punto de encuentro en las opiniones.
ResponderEliminarGracias por leernos.
Saludos
Marc
Mi modestísima opinión sobre la igualdad entre mujeres y hombres me parece que es la misma que expone Morgan Freeman sobre el racismo en el vídeo que pongo al final, algo así como ¿qué tal si dejamos de hablar de mujeres y hombres y tratamos a los demás olvidándonos de ese dato?
ResponderEliminarPor otra parte, la afirmación que hace la autora de que también escribe para hombres, pero solo si son calvos, les guste que les den por el culo o tengan miedo por las noches, no puedo entenderla. No puedo entender qué valor añadido puedo tener si cumplo esas tres características, del mismo modo que no entiendo qué valor tendría si no cumpliese ninguna de las tres, o si cumplo una o dos de ellas. Por no hablar de qué pasaría si un escritor anunciase que escribe para mujeres pero solo para aquellas que les guste (o solo para las que no les guste) el sexo anal o solo para las valientes o solo para las miedosas.
El caso es que de momento tengo pelo y que como no escribe para mi, no la pienso leer :-)
https://www.youtube.com/watch?v=gb_2nwkTGJE
Hola, Pepe. Me gusta la frase que indicas de Morgan Freeman y espero que podamos llegar un día a ella, pues significará que no hay colectivos en inferioridad, ya sea por temas de religión, ideología, sexo, etc. y nos podremos olvidar de todas las luchas. Respecto a la opinión de la autora sobre los hombres para quien escribe, es evidente que su propósito es abrir el libro también a un público masculino que no basen su forma de ser o comportarse en atributos siempre vinculados a los hombres como la virilidad, el dominio, la fuerza, etc; es una forma de criticar aquellas características que muestran una actitud de superioridad respecto a los demás (en este caso, al género femenino). En cualquier caso, lo dicho anteriormente, para gustos...
ResponderEliminarSaludos, y gracias por comentar, aunque sea desde la discrepancia.
Marc
Hola. Marc. No puedo estar más de acuerdo contigo en todo lo que me comentas, y además lo has explicado perfectamente. En lo único que discrepamos en los medios para llegar a eso. Freeman entiende que la mejor forma es olvidarnos de ello y que cuando esa actitud se produzca, la desigualdad desaparecerá de forma natural, mientras que el feminismo insiste en recordarnos constantemente en los medios de comunicación las desigualdades que siguen existiendo entre los dos sexos y que es necesario promover políticas activas para que desaparezca. Quizás solo el tiempo nos dirá qué camino es el más adecuado.
ResponderEliminarGracias a ti por contestar, saludos!
Gracias, Pepe. Me parece bien olvidarnos de ello y que desaparezca de forma natural pero me da cosa pensar quien debería empezar a no hablar de ello y esperar que la desigualdad desaparezca de forma espontánea ;-)
ResponderEliminarSaludos, y espero que algún día podamos tratar estos temas como a un hecho histórico y no como a una realidad.
Saludos, y gracias por tu respuesta.
Marc
Esos hombres para los que aquí se cita que escribe también esta autora son justamente los que más detestan las mujeres, o los que menos aprecian o les interesan, a los que no prestarían la más mínima atención y de los que huirían como de la peste.
ResponderEliminarLas mujeres no quieren hombres pobres, llorosos, miedosos, no competitivos ni ambiciosos, tímidos y vulnerables, que les gusta quedarse en casa y que les den por el culo. Eso no quieren las mujeres. De ninguna manera lo desean.
Hay que escucharlas algo para entender eso, prestarles un mínimo de atención y tener algo de sentido común para reconocerlo. No recurrir a ideas fuera de la realidad de la gente (femenina en este caso), a tópicos falsos e idealismos baratos.
Quieren casi lo contrario. Más bien todo lo contrario.
Hola, No. Tengo mis dudas (serias dudas) a lo que expresas respecto al gusto de las mujeres, pero sin ser mujer ni tener datos estadísticos solo me puedo basar en mi impresión, y creo que las mujeres se sienten más a gusto con hombres como los que describe la autora que con los que actúan y piensan de manera opuesta a la indicada. En cualquier caso, es mi opinión, y evidentemente se puede discrepar aunque creo que quienes deberían opinar sobre qué tipo de hombre le a gusta son ellas.
ResponderEliminarDe todos modos, y dándole la vuelta, prefiero pensar en qué tipo de hombre me gustaría ser como tal. Y ahí sí que prefiero ser del tipo al que la autora se refiere.
Saludos, y gracias por comentar.
Marc
En un mundo ideal de plastilina y golosinas sería así, las mujeres pedirían hombres sensibles, afectuosos, cariñosos, delicados, mimosos, chochones y débiles para compartir sus vidas, penas y alegrías, pero ellas no son seres angélicos ni bondadosos, son duras, listas, fieras, no ñoñas ni tontas como nos muestran con insistencia horripilante las comedias románticas, ni víctimas propiciatorias, asustadas y sin fuerza que nos vende este feminismo que las quiere convertir, a la fuerza de la propaganda constante, el miedo y una presión infinita, en presas fáciles de este "sistema" nuestro, que las quiere esclavizar, obligarlas a ser unas asalariadas precarias, consumidoras compulsivas, denunciadoras, simplistas, maniqueas, madres sin hijos, mujeres solas, quejosas, enfadadas, perdidas, miedosas, dependientes de un superpapá estado que las proteja y dirija como si fueran ovejas directas al matadero. Justo porque se resisten y saben que son más difíciles de pelar que los hombres las están todo el día adoctrinando, guiando, aconsejando y tratando como si fueran menores de edad o directamente lerdas, a ver si cuela y se pliegan.
ResponderEliminarNada que ver, ellas (nosotros, nosotras, ellos, Madame Bovary y Gustave Flaubert) quieren hombres fuertes y triunfadores a ser posible, ricos, seguros, poderosos. Otra cosa es que no les quede más remedio que conformarse con lo que tengan más a mano, como el resto.
Y muy diferente es lo que parece que hay que decir para quedar bien y estar a lo que toca. No hablo de ti, pareces sincero.
Un saludo y gracias por la amabilidad, da igual si femenina, masculina, judía o greco/electro latina.
Hola, Sí. Discrepo en que el feminismo las quiera convertir en presas fáciles para un sistema machista y dominante. Creo que es más justamente al revés, que cuando ellas asoman la cabeza los hombres incrementan su agresividad contra ellas (que es lo que en parte entiendo de tu reflexión). Donde tu pones la causa, yo pongo la consecuencia. Porque culparlas a ellas de que los hombres aumenten su agresividad es culpabilizar a la víctima. En cualquier caso, si ellas prefirieran hombres ricos, seguros y poderosos también sería aceptable. Respecto a "fuertes" ya es diferente porque ser fuerte no implica ser agresivo ni poderoso sino simplemente ser capaz de aguantar y lidiar con todo lo que le echen, y eso no implica no sentirse afectado emocionalmente por lo que suceda.
ResponderEliminarEn cualquier caso, hay algo que sí saco en claro vistos los comentarios (y no va por este último especialmente): excepto el primer comentario de Lupita, el resto son de hombres. Hombres discutiendo de feminismo, hombres hablando de mujeres, hombres que hablan sobre qué hombres gustan a las mujeres... me da que esto se está convirtiendo en un mansplanning de manual. Aunque vistos los comentarios, tampoco sé si yo fuera mujer me atrevería a entrar en este terreno que, para variar, acaba siendo uno más donde los hombres dicen la suya, sobre ellas.
Saludos, y gracias por comentar.
Marc
Disculpa Marc, pero no creo que sea justo que pongas a todos los comentarios en el mismo saco únicamente porque son de hombres. Creo que hay diferencia entre unos y otros. Si eso no se distingue, no sé si vale la pena seguir opinando acá.
ResponderEliminarYo no pierdo el tiempo opinando sobre las estrategias del PP. No espero nada de ellos, prefiero cuestionar a los que voto, prefiero cuestionar lo que me importa.
Creo que no hablé sobre lo que quieren las mujeres - Lisistrata no me lo permita -, conté parte de mi experiencia, hablé sobre mí y, sí, volví a dar mi opinión sobre las cosas que no me gustan y llevan el nombre de feminismo. Créeme, Marc, no es fácil para un hombre hablar sobre feminismo sin que le empaqueten el nosequeplanning ese, o que resuelvan todo en que no quiere perder privilegios, o, más audaz aún, que no puede opinar sobre igualdad de sexos porque no es del sexo indicado para hacerlo.
De todas maneras, si mi carnet obliga a que el contenido de mi opinión no valga, paso a explicar que los errores que señalo en el feminismo de hoy son los mismos que le he leído a Doris Lessing. La misma Doris Lessing a la que algunas líderes feminsitas de hoy acusaron de gaguear por ser una vieja, parecido a lo que hicieron con Luxemburgo.
Lessing, una activista de mitad del siglo pasado, dejó su vida de princesa a los 14 años y se fue a trabajar a una lavandería rechazando la comodidad que sus padres le daban a cambio de ser una Victoriana ejemplar. Dejó los estudios del patriarcado y trabajó y se cultivó como autodidacta para dedicar una vida al activismo y a la literatura, siempre dando voz a la mujer. La misma que en mitad del siglo XX tuvo el suficiente coraje para tener cuantos maridos y amantes quiso, la que decidió dejar a sus hijos con su segundo marido y marcharse a Londres diciendo: "Tú los puedes y debes criar tanto como lo haría yo y yo quiero marcharme porque voy a hacer con mi vida algo más que ser una madre".
La misma que terminó consiguiendo un Nobel.
Que hoy, en el siglo XXI, una activista quite valor a lo que hizo esta mujer en mitad del XX es para hacérselo mirar. Demasiado fácil creer que el mundo empezó ayer, con nosotros.
En fin, que esta mujer manifestó muchas veces que si el feminismo no había conseguido aún todas sus metas se debía , en parte, a que cometieron el error de despreciar y hacer de lado a hombres inteligentes que también peleaban por su causa.
Y eso es lo que yo critico. Si el mismo mensaje de Lessing no vale en mi boca porque tengo un cromosoma Y, pues, creo que no hemos entendido nada.
Cualquier revolución, lucha, si no busca sumar para conseguir objetivos y dejar de tener que existir, entonces solo mantiene un entretenimiento, una razón de existir que ha olvidado que una vez buscaba un fin.
Si a alguien le molesta que los hombres comentemos sobre feminismo, que para la próxima entrada del estilo saquen un abanico que ponga "+mujeres", y a ver si nos sentimos culpables porque no quieran participar o porque se ven intimidadas por alguien que cuestiona.
A veces, la libertad está ahí. Solo hay que tomarla y hacerse responsable de la elección. El victimismo es un lugar muy cómodo.
Gracias por el espacio.
Hola, Interlunio. Lamento que te lleves esta impresión, cuando el intercambio de impresiones que hemos mantenido dista mucho de los comentarios posteriores. Por este motivo, no pongo todas las opiniones en el mismo saco. De igual manera, contestó uno por uno lo que m vais diciendo.
ResponderEliminarSí te doy la razón, en parte, respecto a mi ultimo comentario: me ha sorprendido que en un tema como el feminismo (sobre el que todos podemos opinar, como hemos ido haciendo) parece que quienes se sientan más cómodos aportando sus comentarios es entre el género masculino. De ahí mi último comentario, de que en lugar de que esta entrada sea un sitio donde abrir un debate de forma plural, excepto en el primer comentario, el resto sea de hombres. Con eso no quiere decir que todos opinéis lo mismo ni yo piense lo mismo de cada uno de los comentarios que hagáis, sino que mi comentario global es que, al final, acabamos opinando solo nosotros, y es una lástima porque nos perdemos parte de la visión sobre el tema.
Y por supuesto que todos los comentarios son bienvenidos, puesto que aquí no se veta ningún comentario (a menos que falten al respeto o insulten). Creo que una de las cosas buenas del blog es que intentamos que haya debate, y todas las opiniones son bienvenidas, pues tanto si estamos de acuerdo como si no, en el fondo enriquecen al reseñista y a los lectores.
Saludos, y gracias por comentar.
Marc
Hola,
ResponderEliminardesde que os descubrí me estoy dejando una pasta gansa en libros por culpa de vuestras reseñas. Nunca he leído libros sobre feminismo pero éste caerá. Feminismo!! ufff mucho que educar, pero de los dos lados ehhh, no creáis que solo barro para casa ;)
Un saludo
A mí me gustaría saber, realmente, cuál es el lugar de donde sacan todos los libros reseñados, porque aquí, en Argentina, el 80% no están en las librerías, y otro tanto en los medios de de descarga digital (la crisis pega fuerte, sobre todo en la cultura), porque ya es frustrante que no consiga leer tantos libros (y eso que hay varios conocidos que me faltan).
ResponderEliminarHola, viuda de Tom Bombadil. Lo de dejarnos una pasta en libros, creo que nos pasa a muchos de los que estamoas aqui :-( De todos modos, siempre existe la opción de las bibliotecas, en caso que tengan los libros que buscamos.
ResponderEliminarMe alegro haber despertado tu interés y, si finalmente lo lees, ya nos contarás qué te ha parecido!
Gracias por el comentario y el interés, y por tus palabras respecto al blog.
Saludos
Marc
Hola, Anónimo. En mi caso, y creo que es también el,de la mayoría de los miembros de ULAD, los conseguimos en librerías o bibliotecas públicas; lamentó que en Argentina sea más difícil encontrarlos, aunque también existe la opción de cadenas internacionales que te los pueden mandar por correo, supongo. En cualquier caso, espero que puedas encontrar aquellos que te interesen.
ResponderEliminarSaludos, y gracias por comentar.
Marc
Hola. Soy mujer, y me encanta este debate. No tengo tiempo de hacer un comentario muy largo y el móvil y los dedos gordos no me ayudan.
ResponderEliminarNo sé si la razón de que se saque tanta punta a todo hoy en día es que nos aburrimos o que el tener un altavoz a todas horas hace que las más variopintas teorías salgan y todas deban ser aceptadas. Esto pasa con todo, así que el feminismo no iba a ser menos.
Lo que sucede es que esté tema nos afecta a todos en la vida diaria: el trabajo,los hijos, etc..
Parece un tópico manido, pero mis mejores amigos son hombres en su mayoría, hombres estupendos que me respetan, y a los que respeto. Yo no me siento subyugada por los hombres, pero sí por la sociedad de consumo que hace que las mujeres seamos aún valoradas por nuestro atractivo físico. Esto para mí es algo irritante, así que en este tema, como en otros similares, he decidido hacer lo que me parece, léase pasar olímpicamente. Pero es que ahora los hombres, sobre todo los jóvenes, también son esclavos de la imagen.
Hace tiempo leí que en España en los 80 las mujeres intelectuales debían ser como los chicos, ser masculinas, fumar, beber..siempre copiando lo bueno!!
Ahora nos dicen lo que es ser una buena feminista. No es sólo pedir equiparación salarial, reparto de tareas domésticas, respeto al trabajo, etc..sino que si eres un poco "anticuada" y quieres quedarte durante un tiempo en casa con tus hijos pequeños no te valoras, eres poco ambiciosa, etc..A mi marido y a mí nos ha pasado en una casa rural que las chicas del grupo se le han echado encima a el como locas por decir que en casa cocino yo. Eso es machista, no esperábamos eso de ti..parecias muy majo. Daba igual que luego explicaramos
que cada uno hace lo que más le desagrada al otro.
Que conste que me considero feminista, que me he sentido castigada laboralmente por tener hijos, pero tengo un instinto maternal muy fuerte, me gusta cocinar,hacer labores, pero también arreglo las tuberías y no me gusta maquillarse o cosas que se auponwb femeninas.
Quizás no soy buena feminista, no tengo nada contra los hombres, algunos son impresentables, algunas mujeres se pasan..
Al final, nos hayamos de que nos digan como vivir..ni más ni menos..
Muchas gracias, Lupita, de nuevo. Valoro mucho tu aportación y coincido en tu opinión sobre el feminismo. Efectivamente se trata de igualdad de oportunidades y respeto. Y sí, afecta a las tareas domésticas y al trabajo, porque en los hogares se pasó de un estado donde la mujer lo hacía todo, luego a otro de que "el hombre ayuda en casa" y falta conseguir ese paso final, el reparto equitativo. Se consigue en algunos casos, pero no es mayoría, creo. Y repartiendo tareas (a cada cual las que me le plazcan, si es posible, como indicas) luego ese espacio "libre" en las mujeres pueden ser utilizados para equiparar también las tareas en el aspecto laboral: en tipo de trabajo, en sueldos, en responsabilidades y cargos. Y luego ya entraríamos también en las mentalidades, en la cosificación de las personas. Etc. Creo que si llegáramos a eso, resumiéndolo en respeto e igualdad, tendríamos mucho conseguido.
ResponderEliminarGracias de nuevo por tu comentario.
Saludos
Marc
Marc, muchas gracias por la reseña. Este no es un libro al que se le de voz muy a menudo por los canales habituales y, cuando se hace, es para convertirlo en "algo extraño" con lo que hay que andarse con ojo.
ResponderEliminarComo persona habituada a leer analíticamente, como persona habituada a enfrentarme a la escritura y también como mujer, entiendo que la provocación de la autora (más allá del temperamento natural que pueda tener) no es fruto de un pronto, es una estrategia muy medida para lograr precisamente lo que tú dices: hacernos despertar del letargo. Me parece muy adecuado y, ante todo, no creo que nadie debiera sentirse ofendido por ello, es la voz narrativa que ha escogido. Y cuando habla de aquellos hombres a los que NO se dirige, está marcando una línea a sus lectorEs potenciales: aquel que (calvo o no) se sienta lo suficiente seguro de sí mismo para escuchar lo que ella va a decir, seguirá leyendo porque no se sentirá intimidado, aquel que de por sí ya convive con la inseguridad tendrá la excusa perfecta para abandonar la lectura: "Qué se ha creído esta tía. Estoy ofendidísimo". Pero que nadie se engañe, cualquier reacción ya ha sido prevista por la autora.
Y me quito el sombrero con el hecho de que explique su violación. Una mujer violada tiene todo el derecho a explicar lo que le ha pasado llorando, gritando, pelando tomates o con sombras chinescas, y allá cada uno con su criterio y su capacidad para gestionar sus propias emociones.
Quería añadir para que quede muy claro (no tiene que ver con la reseña) que cada mujer tiene sus gustos, los que sean, independientemente de lo que pueda pensar el resto. No generalizemos también con eso. Si las personas que leemos y nos cultivamos pensamos así ¿cómo pensarán los demás?
Un abrazo, Marc.
Al ver la falta de comentario femenino me voy a sumar a la discusión, por aquello de la paridad. Voy a hacer algunas alusiones a los comentarios que he ido leyendo y posteriormente dar mi opinión de este libro.
ResponderEliminar-Primeramente dar las gracias a todos los que en los comentarios os habéis molestado en decirnos lo que nos debe gustar a las mujeres en los hombres. En resumen el éxito ¿no? Bueno pues yo te diria que en mi caso (recordad soy mujer) me gusta mi chico (no por conformismo que se insinua arriba) con sus éxitos y fracasos, porque señores, todos estamos conformado de claros y oscuros y si fueramos las mujeres tan superficiales, los calvos, miedosos a la oscuridad y demás retahila que cita la autora no encontrarían pareja en la vida. Es más, si es por la pasta, me voy a replanteara si mi pareja es mujer, porque soy yo la principal fuente de ingreso de mi casa.(por cierto, mansplanning es por ejemplo que un par de tios de aquí os atrevais a definir qué es lo que debe gustarle a las mujeres, no que opinéis sobre feminismo).
- Creo que hay un problema de comprensión lectora, los hombres citados en la obra de Despentes, no los cita como deseo de las mujeres, los cita como ejemplos de hombres que se puedan sentir vulnerables en esta sociedad al igual que las mujeres por no estar "on the top of the world" por esta serie de "defectos" que va citando.
- Al que se ha quedado con la anécdota de Lessing,oye pues si vas a definir el feminismo a partir de esta opinión anecdótica, pues apaga y vámonos. Que yo sepa el feminismo reside en los templos académicos definiéndos y redefiniéndose de manera formal desde tiempos inmemoriales, ahora que está a pie de calle, pues parece que cualquier opinión escupida en un foro de tres al cuarto va asentar cátedra de lo que es o no es el feminismo. Nadie pone en duda el estructuralismo o la semiótica, pero ehh vamos dilapidar al feminismo a base de subjetivismos porque quizá sea un movimiento que vaya más allá de los muros de la academia y vaya la sociedad a ponerse en duda a estas alturas de la historia. El feminismo no es una moda de hoy, ni un producto, es un movimiento que ya en el siglo XVIII Mary Wollstoncraft reflexionaba sobre ello, pero recordad que tuvo que ser una mujer privilegiada y que se moviera en los círculos culturales igual que un hombre para ser considerada seriamente.
Finalmente solo queria comentar que libros como este son muy necesarios, porque exponen realidades desde puntos de vista distintos a los habituales pero cuando lo lei, me dejó un regusto desagradable a que juzgaba a las demás mujeres un poco. Repite varias veces en el texto que ella no le importa que una mujer quiera ser:"madre, maquillarse, mujer objeto..." (no recuerdo exactamente la retahila de ejemplos de feminidad que ponia) pero tras eso siempre hay una oposicion de "yo" (Despentes) que parece que se sitúa en una posición de superioridad por haber sido violada o haberse prostituido, algo que te recuerda constantemente a lo largo del texto.
No se, puede que esto partiera la pana en 2006, pero tras toda la literatura que hay sobre feminismo y que yo ya he consumido, no me aporto mucho más, aunque si uno se inicia, esta la mar de bien, sobretodo por su lenguaje crudo y directo.
Buenos días, respondo por orden.
ResponderEliminarGracias, Beatriz, por sumarte al debate y dar tu punto de vista. Coincido plenamente en tu análisis sobre a quién se dirige el libro y la valentía de la autora en explicar la violacion a la que fue sometida. Y cierto, no debemos generalizar sobre gustos o preferencias. Error habitual y en el que se suele caer.
En cuanto a la "anónima" anterior, muchas gracias por tu aportación, enriquecedora y muy interesante. No añadiré mucho más a lo que indicas, pues lo encuentro acertado y coincido en la "actitud" de la autora en la forma de dirigirse al lector en este libro. Despentes es provocadora, y vehemente en sus afirmaciones y entiendo que pueda no gustar.
Muchas gracias por el comentario, y por aportar tu punto de vista y conocimiento sobre el tema.
Saludos
Marc
He leído los comentarios. No voy a agregar mucho más (o sí). En parte porque estoy celoso de Sí y No, en parte porque creo que es al reverendo pedo.
ResponderEliminarA veces tengo el móvil en una mano y, con la otra, señalo a mi hijo y le digo: ¡deja ya de una vez el móvil!
Sí, las generalizaciones son muy malas.
No, la opinión de Lessing no es una anécdota. Yo lo veo más como la valoración de alguien que ha vivido mucho y convivido mucho con el tema en cuestión. Espero que nunca nos falte el juicio propio para profundizar y definir uno mismo lo que piensa sobre las cosas. También, espero que toda buena causa sea capaz de cuestionarse y mirar en qué ha fallado y en qué no. Más que nada para no tirarnos otros 70 años entretenidos con lo mismo.
Hay guerras que peleamos únicamente porque estamos acostumbrados a ellas y sabemos cómo hacerlo, pero lamentablemente, el siglo XXI nos plantea nuevos desafíos a los que no afrontamos.
Me alegra que a los demás no les pase, pero yo soy de los homo Sapiens: siempre camino detrás de mis pasos. Así, espero que sepamos qué hacer con nuestros logros... al menos... reconocerlos.
También me alegra que la anónima que lo ha leído todo sobre feminismo, comparta su opinión de que la escritora cae en simplezas; ya sabéis, yo soy como el abuelo de Amelie: Gagueo, y entonces si lo digo yo, no vale.
Apago y me voy.
Que todos sean felices y coman perdices.
Pues nada, Marc, habrá que ir a las bibliotecas, con el respeto que dan.
ResponderEliminarPD: siento haber sacado un tema a colación que no tenía nada que ver, pero la envidia (sana) me corroía.
Hola, Anónimo. Lo entiendo perfectamente. Espero que tengas suerte en la búsqueda,
ResponderEliminarSaludos
Marc
Sin pretender terciar en este amigable diálogo, y centrándome en lo literario y también algo en el entorno, Virginie Despentes me parece una escritora bastante estereotipada en esa onda "provocadora", lo cual no es de por sí virtud ni defecto. El problema es que esa provocación debe obtener resultados en forma de toma de conciencia y yo ahí ya soy un territorio abonado. Creo que la cuestión del feminismo debe fluir de forma natural pero que sus resortes deben ser todos los posibles: desde las actitudes del día a día hasta la fortaleza de la acción directa, sea esta la que sea. Y no soy Valerie Solanas, pero sí creo firmemente en que las actitudes positivas y buenrrollistas suelen acabar (lo que nos pasa en Catalunya con tanto lazo, tanta reunión pacífica y tanto acatarlo todo es un ejemplo perverso) con los malos tomándote el pelo y con las cosas debidamente reconducidas para que todo siga igual. No leí Teoría King Kong, mi hija sí, pero Vernon Subutex 1 no es que me animara a seguir mucho a su autora, repleta de guiños y tics trasnochados, aunque he de reconocer que la entrada no pudo ser la mejor: un fajín comparándola con Houellebecq no es la mejor de las presentaciones (ni a la suela de los zapatos).
ResponderEliminarYo también creo que las actitudes buenrollistas no sirven para cambiar mucho las cosas, pero este mal llamado, feminismo radical, no solo se apuntó todos los logros del feminismo en general, también es un barril sin fondo que lo que tiene como meta es que nos cortemos el miembro y lo arrojemos a los perros. Sí, comparto que el feminismo tiene que usar todos sus resortes, pero la misandria no es uno de ellos.
EliminarHola, Francesc. Lamentablemente no he leído «Vernon Subutex», pero sí alguna entrevista a la autora (y también este libro, obviamente). Creo que la actitud provocadora de Despentes no es algo autoimpuesto ni forzado, sino que ella es así de forma natural, es su manera de ser. Y sí, el libro transmite esa misma visceralidad y no deja mucho margen para medias tintas. Es radical en su planteamiento y uno lo nota en cuanto lee la primeras páginas. La actitud y personalidad de Despentes es presente y constante, por lo que es posible que no guste si la autora provoca cierto recelo, pero aún y así, vale la pena leerlo (o al menos intentarlo).
ResponderEliminarSaludos, y gracias por comentar.
Marc
Lupita, ni caso, mientras tú vivas tu vida como tú quieras, que les zurzan a los machistas y los feministas.
ResponderEliminarLos comentarios a este post demuestran lo necesario que sigue siendo el Feminismo y mujeres como Virgine Despentes. Es que no falla.Es hablar de feminismo y llenarse de señoros disconformes que vienen a explicar cual es el Feminismo bueno y el que si el flaco favor y que si radicales. Si, radicales, de raíz .Que en el 2018 y no se han enterado todavía. Los q saben tanto.Ains!
ResponderEliminarGracia Marc por calificar este libro como muy recomendable.Lo es.Lo leí a los 19 años y fue como un fuerte bofetón con la mano abierta en toda la cara.Me despertó Me hizo comprender muchas cosas. Que no estaba loca y que no estaba sola . No comparto todo lo que expone pero ¿dónde estaría la gracia si no? Despentes molesta, y eso es como debe ser el feminismo. Molesto , que nos haga replantearnos, que nos remueva .
Al menos uno que ha entendido algo. Aunque siento decirte que esas creencias tuyas de el final, no tienen relación con la realidad. El espejismo de la igualdad, lo llama Nuria Varela. Otra mujer, periodista y escritora, imprescindible.
Saludos de una feminista radical. De esas que hacen flaco favor.
Hola, Virginia. Muchas gracias por tu comentario, y por exponer tu punto de vista. Estoy de acuerdo en que Despentes moltesta por la contundencia con la que expone sus ideas, es lo que indico en la propia reseña al afirmar que Despentes nos «lanza a la cara sus opiniones» o nos «da un bofetón en la cara» como dices tú. Y sí, es probable que mis creencias finales sean demasiado optimistas, pero sí veo mejoras en este aspecto, aunque queda camino por recorrer. Quizás se trate de un espejismo, como apunta Nuria Varela (de la que buscaréis formación), pero a veces es necesario un espejismo para seguir un camino que, por difícil, podríamos dar por inexistente antes de aventurarnos a recorrerlo. Y no nos podemos permitir no confiar en que sí existe ;-)
ResponderEliminarSaludos, y gracias por comentar y enriquecer la entrada.
Marc
En realidad, Marc, estamos en plena involución, pero hay que estar al otro lado para verlo.Primero se aprovechó del triunfaĺismo de las mujeres motivado por todo lo que se ha conseguido. Ahora por pura reacción ante la reciente toma de conciencia. Los que desacreditan el feminismo actual le están dando la razón, si no supieran que tienen privilegios no intentarían derrumbarlo. En sus protestas está el mensaje: un miedo enorme por lo que creen que pueden perder. No saben que en una sociedad igualitaria todos salimos ganando. Menos la prepotencia, claro, esa no.
ResponderEliminarY muchas gracias, Virginia, por todo y en especial por aclarar lo que significa ser radical. Para el machismo, lo "radical" siempre es violento ( tiroteos, bombas). El género femenino, como tal nunca ha hecho daño a nadie, solo lo sufre. Radical, para el feminismo, significa ir a la RAÍZ. Así dé sencillo y pacífico.
Muchas gracias por tu comentario, Montuenga. Puede que sea optimista respecto al feminismo, pero yo sí noto cierta mejora (o al menos más interés en acercarse o comprender lo que significa). También es posible que ande equivocado, pero espero que no sea el caso y que, al menos en mi entorno más cercano (que es donde se puede incidir), se vaya produciendo el cambio. Y es totalmente cierto lo que comentas respecto al ataque que sufre el feminismo por el miedo que comporta en muchas hombres a perder lo ganado (ganado injustamente, está claro).
ResponderEliminarSeguiremos luchando, no queda otra.
Gracias por comentar.
Saludos
Marc
No leía esto desde hace unos días. Me había perdido leer que soy parte de la involución, que se da por sentado que no sé, que tantas cosas más.
ResponderEliminarSolo voy a decir que no acepto, que personas que no tienen idea de mi vida, vengan a juzgarme tan fácilmente porque tengo mis ideas sobre feminismo.
Lamento, haber juzgado a Despentes por decir que yo como hombre soy incapaz de comprender a un personaje femenino. Lamento no cerrar la boca y dejar correr que un libro pueda ser considerado transgresor en 2006. Pero hasta acá hemos llegado.
Se da por sentado que los que opinan no tienen idea. ¡Muy bien! excelente proceder.
Vean ustedes, resulta que sé si que se llama feminismo radical porque va a la raíz. ¿Cuál raíz? ¿La definición del diccionario? No. Más profundo aún. La raíz que define su radicalidad va incluso más allá que la definición de feminismo en el diccionario, responde a lo genotipico. Responde a que el pene penetra en el cuerpo femenino y ahí comienza la dominación.
En fin. Dejemoslo así. Yo no sé nada porque soy varón y punto. Me da igual. Soy muy ignorante y no saber algo más, no va a cambiar la voz de la almohada.
Ahora, eso de que también soy demostración viva de que temo perder privilegios, no lo acepto.
¿Cuántos de los que están en la sala están divorciados?
¿Cuántos de ustedes tienen una custodia compartida y saben cuáles son los privilegios de tener el título de mamá y los de tener el título de papá?
¿Ha cuántos de ustedes los abogados les han informado sobre sus derechos como padres?
¿Qué pasa? ¿Que por autoproclamarse feminista radical ya estáis recibidos de algo? ¿Y ya sabéis que el que cuestiona a una autora, a una idea, a un personaje, es un machista obtuso acobardado por esta tercer ola?
Todo esto me sobra.
Yo di mi juicio sobre una autora y sobre una manera de proceder. No sé qué sois vosotros ni a qué temeis vosotros, pero vais a seguir jugando a lo que yo soy y lo que yo temo, sin mi.
Latapadeunlibroaldia.
Lo mejor de todas las aportaciones leídas, estudiadas y debatidas es el profundo humor y sabia comprensión que destila el feminismo actual con todas sus variantes deslumbrantes y matices femeninos (lo masculino queda excluido por pura lógica aristotélica) tan ricos.
ResponderEliminarHan comprendido, era hora, que es innecesaria la seriedad monjil que les atenazaba como si estuvieran en clausura.
Estas opiniones, sin duda, confirman la llegada de una nueva ola; ilustrada, sensata y llena de libertad, inteligencia y gracia.
Hip, hip, hurra.
Un pésimo libro escrito por una pseudofeminista. El feminismo no habla de empoderar a la mujer a través del porno y la prostitución, vaya convirtiéndonos en productos de consumo para hombres. Eso es patriarcado y capitalismo de la mano.
ResponderEliminarEl feminismo es anticapitalista, y convertirnos en un "ano, una boca o una vagina" como lo describe una sobreviviente de trata sexual, Sonia Sánchez en su libro "Nadie nace para puta", no es feminista ni liberador. Basta ver el fracaso del modelo alemán en la legalización de la prostitución y como ha aumentado la trata.
Hay que leer de feminismo, que no cualquiera que se "sienta" feminista lo es, el movimiento tiene lineamientos, principios y objetivos.
Hola, Ana. Es curioso lo que ocurre con este libro, hay quienes lo tratan de feminista y hay quienes no. Y no hablo únicamente de la opinión de hombres (los menos capacitados para hablar sobre feminismo), sino también por parte d las mujeres. También es cierto que dentro del feminismo, hay varias corrientes que no siempre coinciden en sus planteamientos. En cualquier caso, que Despentes ejerciera puntualmente la prostitucion no significa que sea el camino para empoderarla. El libro contiene mucha denuncia sobre los roles, sobre el cambio hecho hacia la igualdad, pero también el que queda por recorrer, y por eso lo considero interesante.
ResponderEliminarRespecto a que hay que leer sobre feminismo, soy consciente de ello y es algo que hago. Pero sin duda queda mucho por aprender. En eso estamos.
Saludos, y gracias por comentar la entrada.
Marc
Gracias Marc por la reseña, eres de los pocos hombres que analiza el tema sin sentirse amenazado a diferencia de mucho cavernícola letrado que hay en el ambiente literario y escribo así porque siempre son los hombres los que fruncen el entrecejo y se ponen a escribir y/o hablar estupideces, nunca van a vivir lo que experimentamos las mujeres, pero que se puede esperar? el 99.9% de hombres carece de empatía, parece que sólo viven para beber cerveza, fumar marihuana, jugar videojuegos y estar deprimidos mientras leen contenido conspiranoico y se alucinan Neo de Matrix. No sé si lea a Despentes porque emocionalmente me hace mucho daño el saber que tanto misógino esparce su basura por internet. Espero un día tener la fortaleza emocional para leer a esta autora.
ResponderEliminarY peor aún, las mujeres que cierran los ojos a la realidad sólo porque no han experimentado machismo. QUERIDAS, yo era así como Uds. pero al notar y vivir lo que es el hecho de que te desprecien por ser mujer te das cuenta que el machismo sigue más vivo que nunca.
De no ser por hombres como tú hace mucho tiempo hubiera caído en la misandria.
Un saludo!
Muchas gracias, Anónima, por tus palabras dirigidas a mi y a la reseña que he escrito. Yo no diría que tanto porcentaje de hombres cumplen con las características que has descrito pero sí que son muchos (siempre son demasiados). Pero bueno, ahí estaremos a vuestro lado para intentar que vean que un mundo feminista es mejor para todos y mucho más enriquecedor e igualitario.
ResponderEliminarRespecto a Despentes, no sé si leeré más libros de ella pero sí sobre el feminismo (como he venido haciendo desde hace años).
Un saludo, y gracias por no abandonar la esperanza.
Marc