Título original: Freedom Is a Constant Struggle: Ferguson, Palestine, and the Foundations of a Movement
Año de publicación: 2015
Valoración: está bien
Personaje clave en el activismo mundial, Angela Davis ha luchado a lo largo de su vida en favor de muchas causas, todas ellas con un elemento común: la igualdad social y la defensa de las clases más desfavorecidas de la sociedad. La figura de la autora es ampliamente conocida en el mundo del activismo, y su pasado es una clara muestra de su compromiso; de ideas marxistas (lo cual supuso su expulsión como profesora de la Universidad de California en época macarthista), estuvo también implicada en el movimiento de las Panteras Negras e incluso fue acusada de asesinato en un altercado con la policía (del que acabó siendo absuelta), motivo por el cual se dio a la fuga, siendo perseguida por el FBI y causando que apareciera en la lista de las diez personas más buscadas del planeta por terrorismo. Por tanto, es evidente que, más allá de compartir (o no) sus teorías y su ideología, la vida llevada a cabo por la autora la sitúa como una voz a tener en cuenta por el activismo.
Con una estructura basada en diez capítulos cortos, correspondientes a conferencias impartidas por todo el mundo y entrevistas por diferentes medios de comunicación, el propósito del libro es exponer diferentes temas que deberían ser cuestionados por la sociedad, y establecer un marco donde plasmar las reflexiones ante ciertos aspectos que deberían ser tratados, para lograr con ello una sociedad más justa y equilibrada. De esta manera, a pesar de que cada capítulo es independiente y, por tanto, puede leerse de forma independiente, sí existe entre ellos una conexión respecto a los temas tratados, de manera que podemos encontrar el mismo tema en varios capítulos. Este aspecto ayuda a interiorizar los temas expuestos, pero también produce una gran sensación de repetición si uno lee el libro de manera continua. Por tanto, ahí mi primera recomendación: tratar el libro como libro de consulta, y leerlo en diferentes momentos alternándolo con otras lecturas. Otra recomendación que añadiría es tener cierta información previa sobre los temas tratados, para poder aprovechar los conocimientos que la autora expone (otra opción sería leer este libro para abrir la mente a los temas expuestos, y profundizar posteriormente).
El conjunto de conferencias y entrevistas publicado trata, en primer lugar, sobre la colectivización en los movimientos, la formación de los Black Panthers y qué pretendían conseguir, enlazando este tema con los altercados de Ferguson; ahí habla sobre la policía y su formación con técnicas propias de un ejército y echa una mirada atrás enlazando este tema con la colonización y la esclavitud vinculadas a la historia de los E.E.U.U. Manteniendo el discurso sobre estos ejes, aborda los problemas del racismo en la sociedad norteamericana a todos los niveles, especialmente el económico y social. Profundizando el discurso, habla de Martin Luther King, del movimiento Black Lives Matters, de Rosa Parks e incluso de Barack Obama, y enlaza el tema del racismo con el conflicto entre Israel y Palestina, explicando la importancia de las facciones colectivas en la lucha contra el racismo y la desigualdad. La lucha en comunidad es la única que puede hacer posible el éxito en su propósito, la comunidad es la que mantiene la esperanza y el optimismo, porque hay que afrontar el tema del racismo, no a través de casos individuales, sino de manera sistémica; la autora defiende la importancia de la difusión sobre la necesidad de la lucha, y vincularla al mayor número posible de países, exponiendo los temas con una mirada global, estableciendo paralelismos entre lo que ocurre en un territorio y lo que ocurre en otros, para que la población entienda que esos conflictos no pertenecen a un territorio concreto sino que se trata de problemas globales, pues afectan a los derechos humanos. En este aspecto, trata también la lucha por los derechos de las mujeres, y la necesaria involucración de los hombres con la causa, la importancia de su implicación en el feminismo, así como los derechos del colectivo LGTBI.
Adicionalmente, el libro también plantea interesantes cuestiones sobre las cárceles, su necesidad y su función en la sociedad; la autora es muy crítica con ellas por considerarlas un negocio que interesa al estado y por no estar orientada a la ayuda a los presos, sino a intereses económicos que incluso se expanden más allá de las propias cárceles, hasta llegar a las escuelas donde los profesores son formados en el uso de armas. Sus ideas van en el camino de que en lugar de tratar los orígenes de los delincuentes y las causas que les ha llevado a la cometer los delitos, simplemente se actúa sobre las consecuencias. Según su visión, se debería analizar el por qué una persona llega a cometer los crímenes, qué provoca que su manera de ser cambie para llegar a ser capaz a de cometer un crimen; haciendo especial hincapié en la falta de formación y de oportunidades, se deberían analizar las causas psicológicas que llevan a una persona en una sociedad a cometer actos delictivos y centrar el esfuerzo en corregir el comportamiento antes de que el suceso ocurra (cuestión largamente tratada a lo largo del tiempo, como hizo, por ejemplo, Victor Hugo hace doscientos años). La autora aprovecha la reflexión sobre el sistema penitenciario para criticar instituciones como el FBI o la CIA por su dificultad en adaptarse a la sociedad, afirmando que «la memoria individual es mucho menos duradera que la memoria de las instituciones, sobre todo de las instituciones represivas».
De esta manera, el libro plantea un conjunto de reflexiones interesantes y sitúa la lucha por las libertades en una lucha global, destacando que, para conseguir su resultado, es necesaria la interconexión entre luchas parecidas en distintos territorios, la internacionalización de la batalla en diferentes lugares estableciendo un marco común para conseguir empatía entre los diferentes pueblos y unir a la población de diferentes lugares en una misma lucha, por una misma causa: «La lucha contra los abusos atañe a todos, es global, estableciendo una solidaridad entre pueblos en una lucha común contra los abusos, en una batalla global a favor de la libertad». Interesante libro, a pesar de su excesiva reiteración de temas que lastra bastante su lectura, pues aporta una mirada crítica al mundo en el que vivimos, lo cual siempre es bueno.
Con una estructura basada en diez capítulos cortos, correspondientes a conferencias impartidas por todo el mundo y entrevistas por diferentes medios de comunicación, el propósito del libro es exponer diferentes temas que deberían ser cuestionados por la sociedad, y establecer un marco donde plasmar las reflexiones ante ciertos aspectos que deberían ser tratados, para lograr con ello una sociedad más justa y equilibrada. De esta manera, a pesar de que cada capítulo es independiente y, por tanto, puede leerse de forma independiente, sí existe entre ellos una conexión respecto a los temas tratados, de manera que podemos encontrar el mismo tema en varios capítulos. Este aspecto ayuda a interiorizar los temas expuestos, pero también produce una gran sensación de repetición si uno lee el libro de manera continua. Por tanto, ahí mi primera recomendación: tratar el libro como libro de consulta, y leerlo en diferentes momentos alternándolo con otras lecturas. Otra recomendación que añadiría es tener cierta información previa sobre los temas tratados, para poder aprovechar los conocimientos que la autora expone (otra opción sería leer este libro para abrir la mente a los temas expuestos, y profundizar posteriormente).
El conjunto de conferencias y entrevistas publicado trata, en primer lugar, sobre la colectivización en los movimientos, la formación de los Black Panthers y qué pretendían conseguir, enlazando este tema con los altercados de Ferguson; ahí habla sobre la policía y su formación con técnicas propias de un ejército y echa una mirada atrás enlazando este tema con la colonización y la esclavitud vinculadas a la historia de los E.E.U.U. Manteniendo el discurso sobre estos ejes, aborda los problemas del racismo en la sociedad norteamericana a todos los niveles, especialmente el económico y social. Profundizando el discurso, habla de Martin Luther King, del movimiento Black Lives Matters, de Rosa Parks e incluso de Barack Obama, y enlaza el tema del racismo con el conflicto entre Israel y Palestina, explicando la importancia de las facciones colectivas en la lucha contra el racismo y la desigualdad. La lucha en comunidad es la única que puede hacer posible el éxito en su propósito, la comunidad es la que mantiene la esperanza y el optimismo, porque hay que afrontar el tema del racismo, no a través de casos individuales, sino de manera sistémica; la autora defiende la importancia de la difusión sobre la necesidad de la lucha, y vincularla al mayor número posible de países, exponiendo los temas con una mirada global, estableciendo paralelismos entre lo que ocurre en un territorio y lo que ocurre en otros, para que la población entienda que esos conflictos no pertenecen a un territorio concreto sino que se trata de problemas globales, pues afectan a los derechos humanos. En este aspecto, trata también la lucha por los derechos de las mujeres, y la necesaria involucración de los hombres con la causa, la importancia de su implicación en el feminismo, así como los derechos del colectivo LGTBI.
Adicionalmente, el libro también plantea interesantes cuestiones sobre las cárceles, su necesidad y su función en la sociedad; la autora es muy crítica con ellas por considerarlas un negocio que interesa al estado y por no estar orientada a la ayuda a los presos, sino a intereses económicos que incluso se expanden más allá de las propias cárceles, hasta llegar a las escuelas donde los profesores son formados en el uso de armas. Sus ideas van en el camino de que en lugar de tratar los orígenes de los delincuentes y las causas que les ha llevado a la cometer los delitos, simplemente se actúa sobre las consecuencias. Según su visión, se debería analizar el por qué una persona llega a cometer los crímenes, qué provoca que su manera de ser cambie para llegar a ser capaz a de cometer un crimen; haciendo especial hincapié en la falta de formación y de oportunidades, se deberían analizar las causas psicológicas que llevan a una persona en una sociedad a cometer actos delictivos y centrar el esfuerzo en corregir el comportamiento antes de que el suceso ocurra (cuestión largamente tratada a lo largo del tiempo, como hizo, por ejemplo, Victor Hugo hace doscientos años). La autora aprovecha la reflexión sobre el sistema penitenciario para criticar instituciones como el FBI o la CIA por su dificultad en adaptarse a la sociedad, afirmando que «la memoria individual es mucho menos duradera que la memoria de las instituciones, sobre todo de las instituciones represivas».
De esta manera, el libro plantea un conjunto de reflexiones interesantes y sitúa la lucha por las libertades en una lucha global, destacando que, para conseguir su resultado, es necesaria la interconexión entre luchas parecidas en distintos territorios, la internacionalización de la batalla en diferentes lugares estableciendo un marco común para conseguir empatía entre los diferentes pueblos y unir a la población de diferentes lugares en una misma lucha, por una misma causa: «La lucha contra los abusos atañe a todos, es global, estableciendo una solidaridad entre pueblos en una lucha común contra los abusos, en una batalla global a favor de la libertad». Interesante libro, a pesar de su excesiva reiteración de temas que lastra bastante su lectura, pues aporta una mirada crítica al mundo en el que vivimos, lo cual siempre es bueno.
La editorial Capitan Swing puede llegar a cansar un poco. Tanto libro combativo, tanto texto llamando a la acción... 1 al año vale pero más puede empachar que no veas.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, Anónimo. A mi entender, la filosofía editorial de Capitán Swing es justamente editar libros relacionados con los conflictos sociales, temas políticos, etc., por lo que es habitual encontrar temas parecidos en su catálogo. Comparto tu punto de vista en la dosificación necesaria para este tipo de libros, tampoco yo haré de ellos los principales "huéspedes" de mi biblioteca. Aun así, de vez en cuando es bueno dejarse caer por su editorial, para ser conscientes de que sigue habiendo batallas por librar.
ResponderEliminarSaludos, y gracias por el comentario
Marc
Como bien dices, Marc. Creo que la obra adquiere valor a partir de su autora. La vida de esta mujer hace peso plomo a la hora de tener en cuenta lo que tenga para decir.
ResponderEliminarCreo que por esto mismo, la portada del libro no es acertada. Parece que apunta a un determinado público y obviamente descarta a otro mayor.
Puede parecer una tontería pero, considero que a esta altura de los tiempos, por el bien de las ideas que Davis defiende, es necesario mostrar que éstas no parten desde grafiteros, encapuchados o "maleantes" varios, sino, desde personas con cátedras y una preparación de muchísimo nivel.
Más allá de mi crítica en este pequeño aspecto para con la editorial, decir que comparto tu reseña de la obra y subrayo la necesidad del pensamiento sistemático que Davis defiende para afrontar nuestros problemas.
Por último, completamente en desacuerdo con anónimo, creo que nuestras sociedades están empachadas de otras cosas.
Un saludo y gracias por la reseña.
Hola, Interlunio. Coincido completamente con tu comentario: es cierto que la vida y experiencias de la autora dan un valor a la obra, más allá de lo que cuenta en ella; viniendo de quien viene, eso ya de por sí es un valor añadido. Y totalmente acertado tu comentario respecto a la portada: el activismo social no debe atribuirse únicamente a los grafiteros sino que va mucho más allá, y es extensivo a gran parte de la población en lo referente a ocupaciones, profesiones, edades, etc. La portada dirige el libro a un público muy determinado (a simple vista, claro está) y no tiene por qué. De hecho yo mismo no me hubiera fijado en él, de no haber tenido otras referencias. ¡Buen apunte! La lucha por combatir las desigualdades puede venir (y debería) de diferentes clases sociales y entornos.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar la reseña.
Saludos
Marc
Suscribo el comentario del primer anónimo. Esta editorial, asi como Alpha Decay, son típica literatura moderna, joven y subversiva. Cuando uno está un poco talludito es normal que se interese por otro tipo de literaturas.
ResponderEliminarHola, Anónimo. Yo no sé si describiría a la obra de Angela Davis como literatura moderna pero, contra gustos, ya se sabe ;-) En cualquier caso, los temas que expone afectan a toda la sociedad por lo que, aunque la portada parece dirigida a un cierto público, el contenido va más allá del público joven. Pero reitero, es cuestión de gustos, y la potencia y calado de su mensaje también va ligada a la experiencia de cada uno.
ResponderEliminarSaludos, y gracias por comentar la entrada.
Marc
Pues en cosa de gustos... la portada me ha gustado porque creo que refleja tanto el título del libro como el espíritu del mismo y.. de Angela. Si hablamos de esa libertad que hasta el día de hoy se defiende (y literalmente se batalla como en Palestina) en la calle, por el colectivo, desde la comunidad, especialmente (y ojala que jamás únicamente y ahí Davis da otra cátedra) por lxs jóvenes, me parece un acierto. Con Chomsky no iría, claramente, pero con Angela y lo que promueve y vive, totalmente. Cierto que debe estar interesada en sumar gente, pero intuyo que para ella es mas importarme la calidad y la coherencia que el número.
ResponderEliminarHola, Antonieta.
ResponderEliminarCiertamente, parece que hay discrepancia respecto a los gustos, lo cuál era de prever :-) Respecto a lo que comentas sobre la coherencia entre la portada y la autora, comparto tu razonamiento pues está basado en la experiencia de la autora, y una "lucha" con, principalmente, orígenes en la calle. Otro aspecto sería al público al que se pretende llegar. Me explico: si la autora (o la editorial) quiere llegar al público que empieza cualquier revolución, la portada tiene sentido al extremar la radicalidad visual. Si la intención es elevar la protesta y la lucha a otras esferas de la sociedad, entonces no sería la adecuada bajo mi punto de vista, pues la portada va dirigida de forma clara a un colectivo. Habiendo leído el libro, diría (aunque es una impresión) que la intención es que todas las clases de la sociedad, y todas las edades, sean conscientes que esa lucha es necesaria y se sumen a ella. Es por ese el motivo por el que creo que la portada no ayuda a la causa (aunque eso no quita que sea coherente con las ideas de la autora). Tema complejo y con difícil conclusión.
Interesante debate, en cualquier caso.
Saludos, y gracias por tu comentario.
Marc