Idioma original: inglés
Título original: Manhattan Transfer
Traductor: José Robles Piquer
Año de publicación: 1925
Valoración: Recomendable / Muy recomendable
1.- Cuando estudiábamos La colmena de Cela en el colegio, recuerdo que se nos decía que seguía el modelo de novela coral de Manhattan Transfer de John Dos Passos. Es una referencia que se me quedó grabada, y hace ya muchos años, me compré esta novela con intención de leerla inmediatamente. Como suele pasar, se metieron otras lecturas de por medio, y solo ahora me he decidido a leerla.
2.- Manhattan Transfer se publicó en 1925. Ese mismo año se publicaron El Gran Gatsby de Scott Fitzgerald, Mrs Dalloway de Virginia Woolf o La prisionera, quinto volumen de En busca del tiempo perdido. En 1922 se había publicado el Ulises de Joyce. No lo digo con intención de comparar o de decir que unas obras sean mejores de otras; simplemente me llama la atención la distancia estética que separa a obras y escritores coetáneos.
3.- Tal y como nos decían cuando estudiábamos a Cela, Manhattan Transfer es una novela coral: sigue a un grupo de personajes, más o menos interligados, que viven en el Nueva York de los años 10 y 20, inmediatamente antes y después de la Primera Guerra Mundial. Es una novela coral, sí, pero poco a poco se van destacando algunos personajes centrales: Ellen (o Elaine, o Helena), modelo de mujer irresistible y voluble que vuelve locos a los hombres y los hace infelices; Jimmy Herf, descendiente de buena familia que dilapida su fortuna y su felicidad; George Baldwin, un ambicioso abogado que aspira a ascender sin abandonar sus ideales (y a casarse con Ellen); Joe Harland, un exitoso broker de Wall Street arruinado y alcoholizado...
4.- La imagen que la novela transmite de Nueva York es ambigua: el innegable atractivo de sus edificios, sus atardeceres y su actividad incesante contrasta con la crueldad con que devora a sus hijos. Todos los personajes, incluso los que consiguen ascender, viven vidas difíciles, insatisfactorias, vacías. Muchos de ellos beben como cosacos, tienen affaires, malviven con unos pocos dólares, o incluso centavos, en los bolsillos. (Más o menos por estos años, García Lorca visitó la ciudad y escribió su famoso Poeta en Nueva York; su visión es todavía más oscura que la de Dos Passsos). Dos Passos, un autor con una aguda conciencia social y política, se preocupa particularmente por mostrar el destino de los que no forman parte del sueño americano; de los que no encuentran su oportunidad en la tierra de las oportunidades.
5.- La mayor originalidad de Manhattan Transfer, lo que lo diferencia de novelas realistas al estilo decimonónico, es precisamente su estructura fragmentaria y descentrada, una técnica que Dos Passos desarrolló después en su trilogía USA. No se encuentra aquí una gran experimentación estilística (desde luego, nada comparable a Joyce o Woolf), aunque sí se emplea el estilo indirecto libre y el stream of consciousness, con especial acierto cuando se retrata el pensamiento de personajes ansiosos o borrachos. También hay un esfuerzo por retratar el habla de los personajes de distintos orígenes y niveles sociales y educativos, esfuerzo que ha realizado igualmente el traductor, José Robles Piquer, con resultados más que dignos dada la dificultad de la tarea.
6.- Manhattan Transfer es un clásico, lo que es al mismo tiempo una bendición y un castigo. Es un libro que "hay que leer", lo que puede llevar a que dé pereza leerlo. Tiene indudables virtudes, una complejidad impropia de un autor que no tenía ni treinta años cuando la escribió. Las descripciones de la ciudad, quizás el aspecto más preciosista del texto, resultan algo anticuadas y hasta kitsch; en cambio, el retrato de la vida laboral, cultural y social del Nueva York de la época sigue resultando atractivo, aunque terrible (o porque es terrible, y terriblemente actual). Es una novela de cocción lenta, en la que puede costar entrar, precisamente por la pluralidad de historias, pero también una novela que deja poso, imágenes y personajes en la memoria. Un clásico, como decía, en el buen sentido del término.
Se me hizo pelín tedioso. Es un buen libro pero no engancha en absoluto.
ResponderEliminarSí, es verdad que tarda en enganchar, y no es una novela divertidísima (de hecho está casi completamente exenta de humor). Pero a partir de la segunda sección, cuando los personajes principales empiezan a estar más seleccionados y delineados, a mí sí que me enganchó. En todo caso, estamos de acuerdo en que es un (muy) buen libro.
ResponderEliminarEl nombre correcto del traductor es JOSE ROBLES PAZOS -no Piquer-, que fue amigo del autor y que desapareció en 1936 en una saca de la cárcel de Valencia realizada por los comunistas, sin que se sepa la acusación por la que le encarcelaron sus propios correligionarios republicanos cuando él ya disfrutaba del cargo de Teniente Coronel, por sus trabajos de traductor cerca del Gobierno de la República.
ResponderEliminarSi no me equivoco, es el mismo Robles del que habla Ignacio Martínez de Pisón en 'Enterrar a los muertos', que está reseñado en este blog. Es interesante la búsqueda que Dos Passos emprende para encontrar a su amigo, y las consecuencias que la cuestión tiene en la propia perspectiva política del escritor.
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