Título original: The Book Thief
Años de publicación: 2005
Traducción: Laura Martín de Dios
Valoración: entre recomendable y está bien
No sé si este libro es el más adecuado para reseñar en una "Semana de best-seller"; al menos, no sé si se corresponde a la idea previa que yo tenía de este tipo de libros: novelas "tochas" pero fáciles de leer, que tratan temas atractivos y/o espectaculares, por medio de tramas intrigantes y personajes impactantes, de lo más adecuados para pasar las horas en la playa o al lado de la piscina (con la adecuada protección solar, por favor). Una cosa ligerita, vamos... pero, para empezar, esta novela comienza con la muerte de un niño, así en crudo. Para continuar, está narrada, además, por la mismísima Muerte, lo que no deja de conferirle cierto interés, aunque sea a título informativo. Y la historia que nos cuenta se desarrolla en la Alemania del III Reich, uno de los momentos más dados a situaciones trágicas, brutales y luctuosas, así que no sé yo si leerlo en la tumbona de la piscina... Pero, por otro lado, resulta que la la novela de Zusak sí que cumple algunos de los requisitos que se suelen señalar en un best-seller: capítulos cortos -luego, fáciles de leer-, párrafos cortos y de sintaxis no muy complicada -luego, fáciles de leer-; léxico nada rebuscado -luego... bueno, ya saben-... Y sobre todo, en las librerías ocupa un lugar junto a los best-sellers e incluso algunas ediciones tienen esas palabras mágicas en su cubierta... nada más que añadir al respecto, pues.
Bueno, al turrón de una vez: la "ladrona de libros" del título no es otra que una niña alemana llamada Liesel, hija de un comunista represaliado y una madre desesperada, que en 1939 es acogida por un matrimonio de clase humilde de una localidad cercana a Munich: los Hubermann; Rosa, de buen fondo pero mano muy suelta y lengua más suelta todavía y Hans, un pintor de brocha gorda y acordeonista, de buen fondo, forma y comportamiento, aunque algo tendente a la dispersión. La peculiar familia se completa -aunque los Hubermann ya han criado a sus propios hijos- con un añadido posterior algo peliagudo: Max, un judío luchador que lee -precisamente- el Mein Kampf y que es ocultado por los Hubermann para intentar sustraerle de las consecuencias del dichoso libro. El panorama se completa con un golfillo amigo de Liesel, Rudy Steiner, y otros peculiares personajes de la Himmelstrasse de Molching, donde viven todos.
Vale: niños, guerra, judíos, nazis... cualquier lector avispado ya se puede suponer por qué cauces va a discurrir esta novela. Con alguna particularidad, eso sí: una es, como ya he comentado, que está narrada por la propia Muerte (como personaje de ficción, algo sobrevalorada, pienso yo). En segundo lugar, que la narración no es exactamente lineal -léase "convencional"-, sino rota por algún que otro flash forward que le da cierta vidilla, amén de frecuentes paradas, a modo de "mojones miliarios", para insertar comentarios o anotaciones de la narradora-Muerte (tampoco nos volvamos locos: olvídense quien espere encontrar aquí un remedo de DFW; estas "paradas" se deben sobre todo a que el libro parece estar destinado, en un principio, al público juvenil, al que a menudo se le dan respiros de este tipo para que las narraciones largas como ésta no se les hagan bola). Por último está el elemento más importante (al menos para nosotros, los libroadictos) y que da título a la novela, como ya he explicado: la pequeña Liesel es una auténtica bibliófila y, dada su humilde condición social, no duda en hacerse con algún que otro libro de forma poco ortodoxa -además de los regalados, que alguno también hay-... Pero no pensemos que los roba en El Corte Inglés o la FNAC, como cualquier hijo de vecino (ni mucho menos se los descarga por la patilla, claro); no, las circunstancias con las que se hace con los ejemplares que conforman su pequeña biblioteca son mucho más complicadas y, en más de una ocasión, incluso trágicas. Lo interesante, además, es que esta pasión clepto-bibliófila es la que estructura, en cierto modo, toda la historia.
En suma, una novela más o menos entretenida -quizás la narración se vuelve un poco morosa en algún momento-, con un ambientación parece que bien documentada sobre la vida cotidiana en Alemania durante la II Guerra Mundial y con menos almíbar del que cabría esperar a priori. Ahora bien, quizás su estilo no acabe de satisfacer al lector acostumbrado a formas narrativas más complejas (sin pretender caer en esnobismos, que conste), aunque sí me parece adecuada como una manera de introducirse en la literatura más "adulta" para el público al que ya digo que, en principio, iba destinado el libro, los adolescentes (o young adults, como ahora prefiere denominarles la industria editorial): ¡de aquí al Tito Marcel, nenes y nenas!
(Por tal causa, esa valoración, por si a alguien le parece ambigua).
Bueno, al turrón de una vez: la "ladrona de libros" del título no es otra que una niña alemana llamada Liesel, hija de un comunista represaliado y una madre desesperada, que en 1939 es acogida por un matrimonio de clase humilde de una localidad cercana a Munich: los Hubermann; Rosa, de buen fondo pero mano muy suelta y lengua más suelta todavía y Hans, un pintor de brocha gorda y acordeonista, de buen fondo, forma y comportamiento, aunque algo tendente a la dispersión. La peculiar familia se completa -aunque los Hubermann ya han criado a sus propios hijos- con un añadido posterior algo peliagudo: Max, un judío luchador que lee -precisamente- el Mein Kampf y que es ocultado por los Hubermann para intentar sustraerle de las consecuencias del dichoso libro. El panorama se completa con un golfillo amigo de Liesel, Rudy Steiner, y otros peculiares personajes de la Himmelstrasse de Molching, donde viven todos.
Vale: niños, guerra, judíos, nazis... cualquier lector avispado ya se puede suponer por qué cauces va a discurrir esta novela. Con alguna particularidad, eso sí: una es, como ya he comentado, que está narrada por la propia Muerte (como personaje de ficción, algo sobrevalorada, pienso yo). En segundo lugar, que la narración no es exactamente lineal -léase "convencional"-, sino rota por algún que otro flash forward que le da cierta vidilla, amén de frecuentes paradas, a modo de "mojones miliarios", para insertar comentarios o anotaciones de la narradora-Muerte (tampoco nos volvamos locos: olvídense quien espere encontrar aquí un remedo de DFW; estas "paradas" se deben sobre todo a que el libro parece estar destinado, en un principio, al público juvenil, al que a menudo se le dan respiros de este tipo para que las narraciones largas como ésta no se les hagan bola). Por último está el elemento más importante (al menos para nosotros, los libroadictos) y que da título a la novela, como ya he explicado: la pequeña Liesel es una auténtica bibliófila y, dada su humilde condición social, no duda en hacerse con algún que otro libro de forma poco ortodoxa -además de los regalados, que alguno también hay-... Pero no pensemos que los roba en El Corte Inglés o la FNAC, como cualquier hijo de vecino (ni mucho menos se los descarga por la patilla, claro); no, las circunstancias con las que se hace con los ejemplares que conforman su pequeña biblioteca son mucho más complicadas y, en más de una ocasión, incluso trágicas. Lo interesante, además, es que esta pasión clepto-bibliófila es la que estructura, en cierto modo, toda la historia.
En suma, una novela más o menos entretenida -quizás la narración se vuelve un poco morosa en algún momento-, con un ambientación parece que bien documentada sobre la vida cotidiana en Alemania durante la II Guerra Mundial y con menos almíbar del que cabría esperar a priori. Ahora bien, quizás su estilo no acabe de satisfacer al lector acostumbrado a formas narrativas más complejas (sin pretender caer en esnobismos, que conste), aunque sí me parece adecuada como una manera de introducirse en la literatura más "adulta" para el público al que ya digo que, en principio, iba destinado el libro, los adolescentes (o young adults, como ahora prefiere denominarles la industria editorial): ¡de aquí al Tito Marcel, nenes y nenas!
(Por tal causa, esa valoración, por si a alguien le parece ambigua).
Lo leí por compartir lectura con mi hija adolescente. No me parece recomendable, no va al grano y le sobran páginas. El autor escribe de modo empalagoso. Lo de que la historia está narrada por “la muerte”, que parece gran idea innovadora, en realidad se aprecia sólo de pasada, en algún capítulo. Llegó a exasperarme que, siendo el libro en español (originariamente en inglés), de vez en cuando aparezcan, arbitrariamente y como quien no quiere la cosa, palabras en alemán. (Pero vamos a ver: todos los personajes son alemanes, la acción discurre en Alemania. Entonces, ¿para qué “salpicar” el libro con palabras en alemán? ¡Por Dios santo: que ya nos hemos enterado de que todo sucede en la Alemania nazi! Creo que el original en inglés adolece de la misma ocurrencia, e incluso esta tontería la han reproducido en la película basada en el libro. ¿Seré yo la única a quien ha exasperado?)
ResponderEliminar(Por cierto, a mi hija adolescente tampoco le gustó el libro.)
Hola, Zumo:
EliminarEs cierto, se me ha olvidado mencionar el asunto de laa palabras en alemán, que a mí también es algo que me chirrió bastante.
Por lo demás, estoy básicamente de acuerdo con tus observaciones (incluyendo lo de que la novela se hace algo larga)...solo que a mí, sin llegar a encantarme, no me ha disgustado tampoco. Será que me pilló con la guardia baja... ; )
Un saludo y muchas gracias por tu comentario.
Juan, en base a lo que has dicho de "novelas tochas, pero fáciles de leer" creo que puede ser interesante para esta semana del best-seller La verdad sobre el caso Harry Quebert, muy vendido y que hará las delicias de todo aquel aficionado al misterio. Como dato, yo leí sus 660 páginas (en mi edición) en menos de dos días.
ResponderEliminarHola Rafa:
EliminarGracias por tu sugerencia, pero ese libro ya lo tenemos reseñado. He de decir que tampoco nos hwmos puesto del todo de acuerdo sobre lo que es o no un best-seller; el que tú señalas es mi criterio, pero puede que no el de todos mis compañeros. Atentos al blog...; )
Un saludo y gracias por el comentario.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar¿Ya lo habéis reseñado? Lo he buscado y no aparece, no sé...
EliminarUn best seller es un libro que se vende mucho, lo que cada uno aporte a eso es cosa suya y no se puede ver quién tiene razón, los hay desde 50 sombras de grey hasta el Lazarillo (en su época, claro)
Un saludo.
Hola otra vez, Rafa:
EliminarSí que està reseñada, te lo aseguro. No te puedo poner el enlace porque estoy con el móvil, pero búscala en la ventanita blanca de la esquina superior izquierda del blog.
Un saludo, de nuevo.
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EliminarEs ésta, con montones de comentarios, por cierto:
ResponderEliminarhttp://unlibroaldia.blogspot.com/2013/07/joel-dicker-la-verdad-sobre-el-caso.html?m=1
También es posible que Rafa no haya encontrado la reseña, porque el buscador anda un poco atravesado últimamente. A mi también me ha costado encontrar una reseña que buscaba.
ResponderEliminarExactamente eso ha sido, Carlos. Solo la he visto cuando la he buscado en Google (y no me pondré a valorarla)
EliminarGracias.