Título
original: Les Mouches d’automne
Año
de publicación: 1931
Valoración: Muy recomendable
Conocí a la Irene Némirovsky escritora
leyendo El baile, una novela corta
tan encantadora como bien construida, en la que satiriza a la buena sociedad
del momento, profundicé más en ella gracias a la impresionante Suite francesa –de carácter coral– a pesar
de su condición de inacabada, en opinión de su autora, claro, porque yo la
encuentro perfecta. Aunque circunstancias históricas y personales la hayan
colocado en un segundo plano, su calidad es comparable a autores centroeuropeos
de primera fila en la época, como Josep Roth o Stefan Zweig. Pero la Irene que guardo en mi
recuerdo es esa mujer que, imagino, escribiendo contra viento y marea, con las
SS rondando su casa y su persona, para describir la guerra que se libraba en
ese momento, tal como la vivía y tal como debió impactar en personajes muy
parecidos a los que ella misma inventó. Algo de esa mujer voluntariosa,
dispuesta a no rendirse nunca, pero humana y por ello vulnerable, ha quedado
impreso en el carácter de Tatiana Ivanovna, la protagonista de Nieve en otoño.
La vieja aya de una antigua mansión
señorial, propiedad de la familia Karin, ha criado a dos generaciones y se
siente parte de la familia. Pero el mundo que conocía se desploma de repente
bajo las botas de los revolucionarios rusos, y queda sola, al cuidado de la
casa, rumiando recuerdos y atesorando esperanzas hasta que, cuando parecía que
había tocado fondo, las desgracias se multiplican y huye en busca de sus
señores, convertida en caja fuerte humana, ocultando valientemente en su cuerpo
esas joyas que les proporcionarán un pequeño respiro.
Aquí acaba su función, la edad no le permite
ser demasiado operativa, el amor y la lealtad no son valores en alza en ese tiempo
y lugar, y queda como un cero a la izquierda con poco que ofrecer, confinada en
sus nostalgias y tratando de salvaguardar sus valores morales. En menos de cien
páginas y con los detalles justos, Némirovsky compone un cuadro impresionista
dejando que el lector complete caracteres,
costumbres, hechos pasados, situación actual y cualquier otro dato relevante cercano
al foco principal: el aya. Ella y su decadencia, no solo física pues, aunque no
quiera, el desánimo va haciendo mella en su persona. Anhela ese frío, esas nieves
tempranas, que representan su tierra, su juventud y un pasado mucho más feliz.
Cuando somos capaces de identificarnos con
un personaje así, cualquiera que sea nuestra edad, o con un lugar muy concreto
aunque vivamos en la otra punta del planeta, no hay duda de que detrás hay
mucho trabajo unido a un talento excepcional. Irene Némirovsky ha sabido narrar
como nadie el exilio, la decadencia de toda una saga familiar, incluso de un
país, y partiendo de Rusia, de cualquier territorio que pase por circunstancias
convulsas, que son todos en algún momento. Es más, con gran economía de medios,
ha descrito el esplendor de los grandes y la tragedia de su caída. Ella, la
protagonista, es la personificación de ese imperio que se hunde, aunque las
glorias pasadas no sean más que modestos logros personales y nunca pasen a la
historia.
También de la autora: Suite francesa, El baile, Los perros y los lobos, El ardor de la sangre, El malentendido,
Grande escritora!
ResponderEliminarTú lo has dicho, nada que añadir.
ResponderEliminarLei el novio y me encantó... Kempes 19
ResponderEliminarPerdon el baile. Que me lo dejó el novio de mi hna. Hoy marido . Perdón montuenga. Kempes 19
ResponderEliminarJeje. Ya decía yo que no me sonaba ningún novio. El baile también está reseñado, si te gustó quizá te guste este, aunque es un poco más triste.
ResponderEliminarHola Montuenga:
ResponderEliminarLeí de Némirovsky “Suite Francesa” y “La presa” y me pareció una escritora de cierto clasicismo para narrar. Prolija. Me gustó mucho y coincido en lo que dices de ella.
Saludos
Pues sí, tenía ya bastantes títulos publicados y prestigio suficiente cuando los nazis se la llevaron a un campo de concentración (dónde murió, creo que de tifus) sin tiempo para acabar Suite francesa. Si tienes la misma edición que yo, habrás leído en el Anexo toda la historia.
ResponderEliminarUna pena que nos hayamos perdido el resto de su carrera literaria.
Casualmente, este es el único libro que he leído de Irene Nemirovski, y coincido totalmente con lo que expresas en tu reseña, Montuenga. Me pareció una pequeña joya. Tengo pendiente el resto de su obra, que por cierto es amplia, a pesar de la tragedia que precipitó su final.
ResponderEliminarCreo haber comentado que mis abuelos vinieron a la Argentina desde Rusia, por lo que estoy muy familiarizado con su cultura, sus creencias, sus inmensos logros en diversos planos (literatura, música, ciencia y tecnología) y sus inmensos fracasos, que no enumeraré pero que de un modo u otro confluyen en el autoritarismo, ya sea de los zares o del regimen soviético. Y Nemirovski lo retrata todo tan bien!
Gracias por traer esta novela a ULAD!
El Puma
Totalmente de acuerdo contigo en relación a esta novela. Y creo que disfrutarías Suite francesa, es un novelón.
ResponderEliminarEn cuanto al resto de su obra, llevo tiempo pensando en buscarla pero con tanto título pendiente no es fácil. Sobre todo porque no tengo ni idea de si están disponibles aquí en España. Y aprovecho para pedir información a los que me leéis para cuando se puedan visitar las librerías.
Saludos, Puma, y felicitaciones porque las tradiciones familiares son un tesoro a conservar que muchas veces queda en el olvido.