Año de publicación: 2017
Valoración: entre recomendable y está bien
La respiración cavernaria del título de esta novela corta o relato largo es la que sufre Lola, una anciana que se siente a punto de morir pero a la que no acaba de llegarle la muerte. Y como la muerte no llega, entretanto ella se dedica a prepararse siguiendo los pasos de una lista que siempre lleva consigo:
-Clasificarlo todo.
-Donar lo imprescindible.
-Embalar lo importante.
-Concentrarse en la muerte.
-Si él se entromete, ignorarlo.
ÉL es su marido, de quien no llegamos a saber el nombre, que es el que se ocupa del quehacer doméstico, en la casa y el jardín, así como las compras, mientras Lola se dedica sobre todo a clasificar y embalar sus enseres en unas cajas que van almacenando en el garaje. Esta rutina diaria y reiterativa se ve alterada cuando a la casa de al lado se traslada una madre con su hijo, un chico que parece hacer buenas migas con ÉL y se convierte en una nueva obsesión para Lola...
La novela o relato -más bien esto último- va avanzando en círculos, tejiendo un discurso claustrofóbico y paranoico que nos mete en la cabeza de una anciana con evidentes problemas de desmemoria, demencia... o quizás no sean tan evidentes y algo se le está ocultando a ella y a nosotros... Porque en la historia encontramos también un misterio, más de uno, en realidad, y de esta forma, va constituyéndose como una curiosa y poco convencional narración detectivesca.
Ahora bien, La respiración cavernaria es ante todo un relato sobre la vejez, qué duda cabe... pero también sobre el desmoronamiento de nuestro mundo, delpequeño mundo de cualquiera, por bien ordenado y rutinario que sea; basta una desgracia, un imprevisto, a veces un sólo elemento externo que altere en alguna medida esa burbuja de familiaridad y certidumbre. Supomgo que sí, en eso consiste hacerse viejo, en perder la seguridad sobre las cosas, el conocimiento y el control -o la ilusión de tenerlo- acerca del mundo que nos rodea, que adquiere una fragilidad revelador ay aterrdoramente especular. Eso es algo que Samanta Schweblin sabe reflejar a la perfección en esta historia, hasta el punto de que casi duele al leerla. Será porque nos podemos hacer una idea de lo que nos aguarda...
Nota: Este relato largo o novelita está incluido en el libro de la misma autora Siete casa vacías, publicado asimismo en España por la editorial Páginas de Espuma, que, como en otros casos (Oh gheto mi amor, de Halfon, por ejemplo), ha editado algunos relatos de forma independiente e ilustrados por diferentes artistas, en este caso, con las estupendas ilustraciones al óleo, de corte realista de la también argentina Duna Rolando
La novela o relato -más bien esto último- va avanzando en círculos, tejiendo un discurso claustrofóbico y paranoico que nos mete en la cabeza de una anciana con evidentes problemas de desmemoria, demencia... o quizás no sean tan evidentes y algo se le está ocultando a ella y a nosotros... Porque en la historia encontramos también un misterio, más de uno, en realidad, y de esta forma, va constituyéndose como una curiosa y poco convencional narración detectivesca.
Ahora bien, La respiración cavernaria es ante todo un relato sobre la vejez, qué duda cabe... pero también sobre el desmoronamiento de nuestro mundo, delpequeño mundo de cualquiera, por bien ordenado y rutinario que sea; basta una desgracia, un imprevisto, a veces un sólo elemento externo que altere en alguna medida esa burbuja de familiaridad y certidumbre. Supomgo que sí, en eso consiste hacerse viejo, en perder la seguridad sobre las cosas, el conocimiento y el control -o la ilusión de tenerlo- acerca del mundo que nos rodea, que adquiere una fragilidad revelador ay aterrdoramente especular. Eso es algo que Samanta Schweblin sabe reflejar a la perfección en esta historia, hasta el punto de que casi duele al leerla. Será porque nos podemos hacer una idea de lo que nos aguarda...
Nota: Este relato largo o novelita está incluido en el libro de la misma autora Siete casa vacías, publicado asimismo en España por la editorial Páginas de Espuma, que, como en otros casos (Oh gheto mi amor, de Halfon, por ejemplo), ha editado algunos relatos de forma independiente e ilustrados por diferentes artistas, en este caso, con las estupendas ilustraciones al óleo, de corte realista de la también argentina Duna Rolando
Otros títulos de Samanta Schweblin reseñados en Un Libro Al Día: Pájaros en la boca, Distancia de rescate, Kentukis
Hola Juan:
ResponderEliminarPensé que iba a gustarte más “La respiración cavernaria”. No te convenció el final?
Gracias por la reseña
Hola, Diego:
ResponderEliminarNo, sí que me ha gustado, aunque tampoco es que me parezca un cuento extraordinario. Pero desde luego, refleja muy bien los que es el proceso de envejecimiento y lo que se pierde en él; digamos que es un relato de terror en el que lo más pavoroso, el monstruo de la historia, es la vejez.
De todos modos, sospecho que es un cuento que ganará enmarcado en el libro del que procede, Siete casa vacías, pues todos los relatos que la componen parecen tener una cierta hilazón, hasta donde yo sé. Procuraré leerlo.
Un saludo y gracias por tu comentario.
Juan, es cierto que hay una suerte de afinidad en los relatos de "Siete casas vacías", pero te advierto de que la antología es algo irregular. Aún así, es una buena lectura. A mí me gustó bastante, igual que el cuento que tan bien reseñas.
ResponderEliminarTiene pinta de interesante. Kempes 19
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