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domingo, 12 de mayo de 2019

A. M. Homes: El fin de Alice

Resultado de imagen de el fin de aliceIdioma original: inglés
Título original: The End of Alice
Año de publicación: 1996
Valoración: Está bien


Me gustaría poder hablar bien de esta novela, tanto por el asunto que trata como por el título de bad girl americana ostentado (y probablemente perseguido con tesón) por su autora. Me gustaría pero no voy a tener esa suerte. Homes comenzó a publicar a finales de los 80. Ya era hora, en esa recta final del siglo XX, que las escritoras cultivasen todos los subgéneros, incluso aquellos que las obligaban a descender a terrenos pantanosos. Y pocos temas tan resbaladizos como los que llevan en el título la palabra Fin junto a un nombre de mujer. No hace falta añadir mucho más para que todos nos hagamos cargo.
A causa de una estructura más bien deshilvanada, tardamos mucho en conocer a esa Alice que debería ser la protagonista absoluta, tardamos tanto que cuando llega nos deja un poco indiferentes. Y es que durante doscientas páginas se nos han puesto tantas excusas, narrado tanto hecho irrelevante, presentado a tanto personaje secundario para no entrar en el meollo de la cuestión que cuando llega quizá nos encuentre un poco escépticos. Al menos en mi caso ha sido así, y este es uno de los lastres que me han impedido disfrutarla.
Imposible asegurarlo tratándose de una traducción, pero creo que el mayor mérito del El fin de Alice reside en la brillantez de algunos fragmentos. A destacar, los momentos de amarga introspección de Chappy y el paródico retrato de la madre de Matt representando un tipo social muy concreto.  
No era fácil, de todas formas, asumir las riendas de una trama cuyo personaje principal –la mente más tortuosa que podamos imaginar, sumida durante décadas en la degradación más absoluta– además de repulsivo hasta la nausea, es el depredador natural del grupo (en este caso sexo) al que representa quien escribe. Más aún si se pretende, como hace Homes, entrar en su conciencia desde la primera persona, justificarse, tergiversar hechos etc. Y si además no conoce bien el terreno que describe –una cárcel masculina de alta seguridad, por ejemplo– la cosa se complica. Para resolverlo ha recurrido a subterfugios, como una ambigüedad deliberada, aunque no demasiado bien resuelta, y un enfoque psicológico en el que tampoco se desenvuelve muy bien. Esto explica que, a pesar de lo seductor del planteamiento, se mueva demasiado a menudo por terrenos banales y tópicos.
Nos encontramos, pues, ante una trama secundaria que sirve para dilatar lo que la autora se propone contarnos. Para ello recurre a una curiosa técnica que podríamos denominar “de los espejos”. Me explico, el protagonista se comunica por carta con una de esas admiradoras que suelen aparecer en casos así. Lo original –y, en mi opinión, bastante inverosímil– es que ella pretenda imitar el historial delictivo del sujeto convirtiéndolo en su mentor de alguna forma. Habría hecho falta diseñar muy bien la personalidad de la chica en lugar de recurrir a lugares comunes y, desde luego, mostrar cómo evoluciona esa relación epistolar, y no perderse en inconcreciones poco o nada convincentes. Hablando de personajes, solo al protagonista se le dota de cierta entidad, no exenta de tópicos, el resto, o son meramente funcionales –como los compañeros de penal– o presentan comportamientos que rozan la parodia. Con unos mimbres tan básicos, lo explícito se vuelve desagradable, por gratuito, reiterativo y poco creíble.
Da la impresión de que Homes, más que construir un relato convincente desde una perspectiva sincera, se ha propuesto sorprender, impresionar y hasta escandalizar al lector, y eso produce una impresión de acartonamiento y falta de naturalidad que no beneficia a la novela. En definitiva, una lectura que me hubiese ahorrado con gusto pero, sobre  todo, otra ocasión desaprovechada para tratar con la altura de miras que merece un tema que levanta ampollas y admitiría abordajes muy diversos.


2 comentarios:

  1. Es probablemente la novela más desagradable que he leido.

    Homes escribe estupendamente pero está más preocupada en meterle el dedo en el ojo al lector que en contar la historia.

    Me he quedado con ganas de leer más cosas suyas pero esta novela me costó un mundo terminarla (y eso que es cortita)

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  2. Totalmente de acuerdo, incluido el último párrafo. Puede que "Ojalá nos perdonen" te guste más. Es bastante más larga pero también más madura, mejor llevada y, desde luego, menos desagradable.

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